Crisis económica e inversiones en la región árabe

Transcripción

1 Crisis económica Crisis económica e inversiones en la región árabe Abdlatif Y. Al-Hamad Director general y presidente de la Junta Directiva Arab Fund for Economic and Social Development (AFESD), Kuwait La crisis financiera se inició en Estados Unidos, en el mercado subprime, durante el verano de Alcanzó a la economía real en el segundo trimestre de 2008, con el resultado de un drástico desplome de la producción, un gran número de quiebras y la pérdida de millones de puestos de trabajo. Y luego se extendió rápidamente a Europa, Asia y el resto del mundo. La crisis constituye el acontecimiento económico más devastador desde el crac de Wall Street en el llamado «Jueves Negro», el 24 de octubre de 1929, y la consiguiente Gran Depresión de Ninguna región del mundo ha podido protegerse de la actual crisis, incluyendo la euromediterránea y la árabe. En este artículo se tratará de la región árabe, tanto de sus partes mediterráneas como no mediterráneas, aunque serán los países árabes mediterráneos los que constituyan el centro de nuestra atención. El desarrollo de esta parte del mundo resulta, de hecho, esencial para la paz, la estabilidad y la prosperidad globales en todo el Mediterráneo, así como para la seguridad de Europa. Este es un hecho ampliamente reconocido, primero en el Proceso de Barcelona o el Partenariado Euromediterráneo, y luego en el proyecto de la Unión para el Mediterráneo. La inclusión de la parte restante del mundo árabe en nuestro análisis viene motivada por lo que algunos han denominado «el comienzo de un idilio» entre el Golfo y el Mediterráneo. Los inversores del Consejo de Cooperación de los Estados Árabes del Golfo (CCG) se han convertido en un importante actor en el Mediterráneo, incluso superando a veces a sus homólogos europeos. De hecho, todos los países árabes están implicados en el proyecto euromediterráneo, no sólo debido a su patrimonio histórico, cultural y religioso común, sino también por sus estrechos vínculos económicos a través de las inversiones de capital y las remesas de los trabajadores, y porque la Unión Europea es el principal socio comercial externo del mundo árabe. El mundo árabe constituye una vasta región que abarca un área de unos 13,9 millones de kilómetros cuadrados, con una población de alrededor de 334 millones de habitantes en 2009; está integrado por 22 países, incluyendo Somalia y la isla de Comores. Los países árabes se extienden por las orillas del Mediterráneo, África oriental y occidental, y Oriente Medio. Se estima que su PIB total era de unos 1,7 billones de dólares en Éste se halla distribuido de manera desigual entre los diversos países de la región, algunos de los cuales, como Arabia Saudí, son grandes productores de petróleo, mientras que otros, como Egipto y Túnez, son países bastante diversificados e industrializados, y otros más, como Mauritania y Somalia, tienen economías muy pobres y subdesarrolladas. Tradicionalmente, el mundo árabe se ha subdividido en tres grandes subregiones: el Magreb, que incluye Argelia, Libia, Mauritania, Marruecos y Túnez; el Mashrek, integrado por Egipto, Iraq, Jordania, Líbano, Palestina y Siria; y el Golfo, formado por Bahrein, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos (EAU). Una subregión adicional, de carácter heterogéneo, incluiría Djibouti, Somalia, Sudán, las Comores y Yemen. La subregión del Golfo es la más rica, con un PIB per cápita medio de dólares, mientras que la media global del mundo árabe es de unos En 2008 aportó al PIB del conjunto del mundo árabe cerca de millones de dólares, lo que equivale aproximadamente al 53% del total. Los países del Golfo son los que más participan en los mercados financieros del mundo, principalmente a través 41 Med.2010 Claves

2 TABLA 5 Integración de la región árabe en la economía mundial Región Petróleo (% de las exportaciones de productos) Manufacturas (% de las exportaciones de productos) Turismo (% de las exportaciones totales) Remesas de los trabajadores (% del PIB) Apertura Asia oriental & Pacífico 7,5 79,7 6,0 1,4 77,1 Latinoamérica y Caribe 17,5 55,4 6,4 1,7 44,6 África subsahariana 37,0 31,9 8,3 1,7 65,8 Región árabe 56,3 24,5 14,1 7,0 87,9 Fuente: Universidad de Naciones Unidas, Instituto Mundial de Investigaciones de Economía del Desarrollo (UNU-WIDER), junio de Med.2010 Claves de sus fondos soberanos. En consecuencia, fueron también los primeros en sentir los efectos de la crisis financiera y económica global, cuyo impacto difirió de un país a otro. Al principio se creía que el mundo árabe estaba relativamente aislado de los efectos adversos de la crisis financiera y económica global. De hecho, la crisis se transmitió con rapidez a la mayoría de los países árabes mediante mecanismos de transmisión que difirieron de un país a otro. Un examen de los efectos de la crisis, la respuesta política de los diversos países árabes y las lecciones que hemos aprendido servirá para situar en un contexto realista la evaluación de las futuras oportunidades de inversión árabes. Crisis en la región árabe: apuros transitorios y dura advertencia Antes de la crisis y tras lo que se ha llamado las «décadas perdidas» de 1980 y 1990, la región árabe disfrutaba de una recuperación económica caracterizada por una aceleración del crecimiento, una reducción del desempleo y una atenuación de la vulnerabilidad y la pobreza. A partir de 2003, la mayoría de los países de la región, especialmente los del CCG, han experimentado un rápido crecimiento. Entre 2003 y 2008, el crecimiento anual del PIB en términos reales alcanzó el 4,9% en toda la región, el 12% en Qatar, el 8% en Arabia Saudí y los EAU, el 7,5% en Kuwait, el 6,2% en Jordania, el 5,5% en Egipto, el 5,4% en Túnez y el 5% en Marruecos. En 2008, la suerte económica de la región, particularmente de los países productores de petróleo, cambió con rapidez. El precio del petróleo, el gas natural y otras mercancías subió con rapidez durante el primer semestre del año, llevando a una excepcional acumulación de recursos financieros y una aceleración de la inversión y el crecimiento. Pero esos precios se desplomaron en julio de 2008 como consecuencia de la crisis financiera y el creciente temor a una inminente depresión. Como resultado, los productores árabes de petróleo experimentaron un sustancial descenso en los ingresos de sus exportaciones, además de un grave deterioro de su balanza de pagos. Entre julio y diciembre, el precio del petróleo cayó un 70%, pasando de un máximo de 150 dólares por barril a menos de 40 dólares. En septiembre de 2008, tras el colapso de Lehman Brothers y la conmoción de Wall Street, cayeron las bolsas de todo el mundo, incluyendo las de los países del Golfo y de varios otros países árabes. En un período de doce meses, hasta febrero de 2009, la bolsa saudí cayó un 49%, la de Dubai un 72%, y la de Egipto un 61%. Las pérdidas de recursos financieros de los países del CCG impactaron en todo el mundo árabe a través de la reducción de los flujos de IDE y las remesas de los trabajadores. Dicha reducción vino a agravar el impacto directo de la crisis financiera global en los países mediterráneos árabes, además de reducir las exportaciones y la afluencia turística. De hecho, la elevada integración de la región árabe en la economía mundial, como se ilustra en la tabla 5, hace a la región extremadamente vulnerable a las perturbaciones externas. El grado de dependencia de los factores reseñados varía considerablemente de unos países árabes a otros, pero todos ellos sintieron sus efectos, bien directamente bajo la forma de depresión de la actividad y pérdida de empleo, o bien de manera indirecta a través de un descenso de los principales recursos de inversión. Los países del CCG sufrieron en gran medida por la caída de los precios y la reducción de sus exportaciones. Entre 2007 y 2008 sus ingresos del petróleo se vieron reducidos en dos tercios. Las bolsas de la región experimentaron una importante corrección, con un descenso de sus índices del 50% como media. El índice del Fondo Monetario Árabe para las bolsas del CCG en 2008 cayó hasta los

3 TABLA 6 Crecimiento económico en los países árabes Tasa de crecimiento anual País * Argelia 1,8 3,1 2,8 2,6 4,6 Bahrein 6,7 8,4 6,3 2,9 3,7 Djibouti 4,8 5,2 4,0 6,4 5,8 Egipto 6,8 7,1 7,2 4,7 5,4 Iraq 6,2 1,5 7,8 5,0 6,2 Jordania 8,0 6,6 5,6 3,1 3,0 Kuwait 5,2 4,4 8,5-1,7 3,7 Líbano 0,6 7,5 8,0 5,1 5,8 Libia 5,9 5,6 6,0 4,0 4,6 Mauritania 11,7 1,9 3,5 1,5 3,0 Marruecos 7,8 3,2 6,2 4,0 3,8 Omán 7,5 5,8 6,4 2,7 3,9 Qatar 12,2 17,3 13,4 9,5 23,5 Arabia Saudí 3,2 3,4 4,2-1,0 3,2 Sudán 11,3 10,2 6,6 3,8 4,7 Siria 5,2 6,3 5,1 1,9 4,1 Túnez 5,7 6,3 4,6 1,2 2,7 Emiratos Árabes Unidos 14,9 6,0 7,4-3,5 3,5 Yemen 3,2 3,5 3,2 3,8 5,0 Mundo árabe 6,5 5,4 6,2 1,5 5,2 Fuente: Economist Intelligence Unit, Country Reports, diciembre de 2009 * Los datos para 2010 son previsiones. 166,2 puntos, mientras que en 2007 se había situado en 328,7, y el valor de capitalización de los mercados descendió alrededor de un tercio, pasando de 1,137 a 0,769 billones de dólares. El peor resultado se registró en las bolsas que tenían una elevada proporción de bancos y empresas inmobiliarias en sus índices, como Dubai y los Emiratos Árabes Unidos. Sin embargo, la mayoría de los bancos del CCG tuvieron un rendimiento relativamente bueno durante la crisis, puesto que estaban bien capitalizados y tenían una exposición limitada a los productos financieros sofisticados. Pese a ello, un pequeño número de bancos y empresas de inversión sufrieron la crisis y experimentaron fuertes pérdidas. En cuanto a la economía real, en 2009 el efecto combinado de la menor demanda de petróleo, el incremento de los costes de la financiación y la crisis inmobiliaria vino a reducir el crecimiento económico al 3,5% en los Emiratos Árabes Unidos, el 1,2% en Kuwait y el 1% en Arabia Saudí. En el resto de los países del CCG el crecimiento se ralentizó, pasando del 13,4% en 2008 al 9,5% en Para la región del CCG en su conjunto, en 2009 el crecimiento fue negativo, con una tasa del 0,47%, aunque se espera que en 2010 y los años posteriores mejoren las perspectivas de los seis países 1. Durante el alza de los precios del petróleo en éstos habían acumulado recursos financieros lo bastante importantes como para asegurar una rápida recuperación, y con buenas perspectivas petrolíferas mantendrán su crecimiento. El sector financiero de los otros países árabes estaba menos expuesto a la conmoción financiera global que los países del CCG, dado que se trata de un sector relativamente aislado y estrictamente controlado. La deceleración económica de los países desarrollados afectó negativamente a las exportaciones de la mayoría de los países árabes, reduciendo el número de turistas y disminuyendo la inversión directa extranjera. De ahí que en 2009 el crecimiento económico de la región se viera también afectado, tal como se muestra en la tabla 6. En algunos países árabes, las exportaciones, el turismo y la afluencia de capitales desempeñan un importante papel en la economía. El turismo proporciona puestos de trabajo en Túnez, un millón y medio en Marruecos, tres millones en Egipto, en Jordania y en Siria. La afluen cia total de remesas alcanza los millones de dólares para el conjunto de Egipto, Líbano, Jordania, 43 Med.2010 Claves 1 Economist Intelligence Unit, The GCC in Outlook for the Gulf and the Global Economy, marzo de 2009.

4 44 Med.2010 Claves Túnez y Marruecos, y en Jordania, que es el país que más depende de las remesas de los expatriados, éstas representan alrededor del 15% del PIB. Todos estos países experimentaron una fuerte deceleración del crecimiento económico como consecuencia de la crisis global. Marruecos pudo moderar el impacto de la crisis económica mundial gracias a que en 2009 tuvo una cosecha excepcionalmente buena. Por su parte, en los países árabes exportadores de petróleo no pertenecientes al CCG, como Argelia, Libia, Sudán y Yemen, el crecimiento se ralentizó sobre todo debido a la bajada de los precios del petróleo y el gas natural, así como al endurecimiento de las condiciones crediticias. En general, no obstante, el impacto de la crisis global en el mundo árabe parece moderado en comparación con otras regiones, donde el crecimiento fue negativo, se perdieron millones de puestos de trabajo, y los ahorros de las familias perdieron casi todo su valor. Por otra parte, la región árabe es la que sufre un mayor desempleo crónico: durante las dos próximas décadas debería crear nada menos que 70 millones de nuevos empleos, muchos más de los que ha creado en las dos décadas pasadas. Así, la región no puede permitirse ni la más mínima desaceleración de su crecimiento económico. Los gobiernos árabes adoptaron diferentes planteamientos para mitigar los efectos adversos de la crisis global. Los países del CCG, que fueron los más negativamente afectados por la pérdida de valor de los activos extranjeros 2, la escasez de capital financiero en el sector bancario y la cancelación de numerosos proyectos de inversión, reaccionaron con tanta rapidez como energía. Relajaron sus políticas monetarias, optaron por unas políticas fiscales expansionistas a nivel nacional, y acordaron coordinar dichas políticas en el ámbito de todo el conjunto de la región, inyectando liquidez en el mercado financiero para aumentar la confianza de los inversores. La reacción de otros países árabes a la crisis fue más lenta, mucho menos coherente y menos coordinada, ya que cada país reaccionó a su situación económica y financiera concreta, constreñido por una serie de consideraciones institucionales, políticas y sociales. Egipto, por ejemplo, se centró en ayudar al sector inmobiliario y de la construcción, así como en mantener las inversiones públicas en infraestructuras. Marruecos dio prioridad al turismo, y a las industrias textil, del cuero y del automóvil para mantener su nivel de actividad. Túnez se concentró en apoyar a las PYMES e incrementar su competitividad para mitigar el impacto negativo de la crisis global en los principales sectores exportadores. Jordania, Líbano, Siria y Yemen, con limitados recursos financieros, grandes déficits presupuestarios, una gran dependencia de la ayuda exterior y una gran exposición a las economías del CCG, tuvieron menos margen de maniobra para definir políticas anticrisis apropiadas. Sin duda lograron evitarse graves daños a las economías nacionales en la mayoría de los países, pero las amenazas a la estabilidad financiera, el crecimiento económico y la creación de empleo siguen acechando. Las reacciones políticas en la mayoría de los países han sido sobre todo a corto plazo, pero una solución sostenible a la vulnerabilidad de la región a las conmociones externas requiere una visión a largo plazo y estrategias decididas. Los países de la región aprendieron algunas lecciones importantes de la crisis global. La primera de ellas es que ningún país puede nunca protegerse del todo de los problemas de los demás. Aunque los sectores bancario y financiero de la mayoría de los países árabes resultan estar relativamente aislados debido a su propia pequeñez y a los estrictos controles de sus gobiernos, las perturbaciones económicas graves pueden impactar en todos los países. En un mundo global no tiene objeto tratar de incrementar el aislamiento; al contrario, los países árabes deberían buscar una mayor apertura e integración en la economía y los sistemas financieros globales. Pero seguirá siendo una responsabilidad nacional diseñar mecanismos de protección a fin de evitar los efectos negativos de las crisis externas. La segunda lección es que las medidas para capear las crisis jamás pueden reemplazar a unos programas de reforma audaces y unas estrategias de desarrollo resueltas. Los países de la región han resistido el embate, manteniendo el crecimiento económico en cifras positivas y evitando grandes quiebras y desplomes, aunque es posible que les aguarden nuevos problemas. Los países árabes ricos han utilizado una gran tajada de las reservas financieras para superar la crisis global. Pero todavía tienen que afrontar el reto del empleo y la creciente competencia mundial con resultados reducidos. Aumentar la eficiencia es la única salida, sin embar- 2 El valor de los activos extranjeros de los gobiernos de los países del CCG se ha estimado en unos 1,8 billones de dólares. Los analistas calculan que alrededor del 40% de esa cifra es decir, más de millones de dólares puede haberse perdido debido a la crisis.

5 go esto requiere mayor transparencia, responsabilidad y buen gobierno tanto en el sector público como en el privado. La cooperación y la consulta en el ámbito regional resultan esenciales de cara a un genuino crecimiento económico y una estabilidad financiera duradera. Esta es la tercera lección de la crisis global, ningún país es lo bastante rico o independiente como para actuar solo. Ni siquiera las mayores economías del mundo pueden gestionar los problemas actuales por sí solas. Actuar en cooperación con sus vecinos y socios para mitigar los efectos de la crisis global redundará en beneficio de los países árabes. Perspectiva de inversión: retos y oportunidades TABLA 7 Tasa de crecimiento anual del PIB real (%) País Argelia 5,3 1,7 4,4 3,9 Bahrein -1,3 5,3 6,9 4,3 Djibouti - -1,1 4,3 0,6 Egipto 6,2 4,2 5,5 5,4 Iraq - 5,1 4,3 4,8 Jordania 10,6 3,5 6,2 6,2 Kuwait 1,0 6,8 7,5 3,8 Líbano - 4,9 3,8 4,6 Libia - -0,3 4,4 5,8 Mauritania 4,3 2,7 5,7 3,9 Marruecos 4,8 3,5 5,0 4,3 Omán 14,2 4,3 5,7 9,6 Qatar - 0,9 12,1 5,4 Arabia Saudí 7,8 2,7 5,1 5,2 Sudán 2,4 5,4 8,4 4,2 Siria 7,1 4,1 4,8 5,7 Túnez 6,0 4,1 5,4 5,2 Emiratos Árabes Unidos 7,5 4,1 8,7 6,0 Palestina - 1,5 4,5 2,7 Yemen - 5,4 3,7 4,8 Mundo árabe 4,6 2,7 5,3 4,0 Fuente: Bases de datos del Banco Mundial y del AFESD, diciembre de La región árabe suele percibirse como si estuviera bloqueada en el estancamiento, el conservadurismo y los conflictos, lo cual es totalmente falso. Ya antes de demostrar su resistencia a las conmociones violentas externas y su predisposición a implementar las políticas correctas y adecuadas, los países árabes han probado en el último medio siglo que están abiertos al cambio, que están dispuestos a adoptar nuevas estrategias de desarrollo, que son capaces de acelerar el crecimiento económico y el progreso social. Pese a las numerosas agresiones externas, las rigurosas condiciones climáticas y las tensas relaciones sociales internas, el rendimiento económico de la mayoría de los países árabes ha sido bastante razonable a largo plazo, tal como se ilustra en la tabla 7. Las modernas infraestructuras de transportes, comunicación, electricidad, agua y alcantarillado se han construido durante las tres ultimas décadas. También se han hecho grandes progresos en educación y sanidad en la mayoría de los países, mientras que la pobreza ha experimentado un marcado retroceso. Se han implementado numerosas reformas en los sectores bancario y financiero, y se han introducido reformas tributarias. El resultado más importante de dichas reformas es la mejora del entorno empresarial. La tabla 8 refleja este hecho en términos de clasificación mundial con respecto a diversos indicadores de negocios. Los países árabes han cambiado considerablemente durante las últimas décadas. Ahora son más capaces de gestionar las crisis, de establecer las prioridades correctas, de implementar reformas exhaustivas y de proporcionar mejores entornos institucionales para estimular la inversión y acelerar el crecimiento. Eso es una suerte, puesto que estamos en un momento en el que la región se enfrenta a enormes retos sociales y medioambientales, además de necesidades de inversión; ha de movilizar todas las energías y recursos disponibles para poder responder a las urgentes demandas de una población joven que se está acrecentando a un ritmo sin precedentes. Asimismo, tiene que impedir la ulterior degradación de un medio ambiente ya de por sí duro, dado que los recursos hídricos están menguando, las extensión de tierra cultivable disminuye, las franjas costeras se están envenenando y los recursos marinos se agotan. Debería invertir más en el proceso de modernización que inició en la década de El sector energético, sobre todo, ofrecerá en el próximo decenio excepcionales oportunidades de inversión. Sólo los países de la península arábiga necesitarán millones de dólares anuales para desarrollar sus nuevos campos petrolíferos, construir refinerías y generar electricidad. El resto del mundo árabe probablemente necesitará una cantidad de inversión equivalente para desarrollar su sector energético. Sólo Iraq puede llegar a necesitar hasta millones de dólares anuales para su sector energético. 45 Med.2010 Claves

6 TABLA 8 Clasificación mundial de los países árabes 46 Med.2010 Claves País Facilidad para hacer negocios Montar una empresa Tramitar permisos de construcción Emplear a trabajadores Registrar propiedades Obtener crédito Proteger a los inversores Pagar los impuestos Comerciar en el extranjero Aplicar los contratos Cerrar la empresa Arabia Saudí Bahrein Emiratos Árabes Unidos Qatar Kuwait Omán Túnez Yemen Jordania Egipto Líbano Marruecos Argelia Palestina Siria Iraq Sudán Djibouti Mauritania Fuente: Banco Mundial / Corporación Financiera Internacional, Doing Business Database. Esto da un total de millones de dólares, que los países árabes no pueden financiar con sus propios recursos. Hacen falta cantidades de un orden de magnitud similar para aeropuertos, puertos, carreteras, ferrocarriles y comunicaciones. Sólo el ferrocarril del CCG requerirá unos millones de dólares, y está previsto que entre en funcionamiento en Se calcula que la región debería invertir unos millones de dólares anuales durante la próxima década para mejorar y ampliar su sistema de carreteras. Todas estas necesidades ofrecerán oportunidades de inversión para el sector privado, tanto a escala regional como internacional. Sin embargo, se espera que los productores de petróleo, en especial los países del CCG, sigan acumulando recursos financieros superiores a lo que pueden invertir localmente. Una gran parte de dichos recursos probablemente irá a los mercados avanzados y emergentes; pero también la región mediterránea árabe atraerá importantes cantidades destinadas a financiar infraestructuras y otros proyectos de desarrollo. Ello redundará en beneficio del mundo árabe, en cuanto ampliará los mercados nacionales y atraerá una mayor afluencia de Inversión Extranjera Directa (IED). Y redundará asimismo en beneficio de Europa, que ahora sufre las oleadas de inmigrantes en busca de una vida mejor. Tanto más cuantas más oportunidades de empleo se creen en la orilla sur del Mediterráneo, abriendo mercados, transfiriendo tecnología, proporcionando formación y educación, lo que creará puestos de trabajo y llevará una mayor estabilidad y prosperidad al conjunto de la región. Los recursos vitales como el agua, la tierra cultivable y los recursos marinos aprovechables son limitados, y se están agotando con rapidez. Esto puede representar el preludio de futuras catástrofes a menos que se acelere el desarrollo económico y se fomente una gestión sólida. Puede que los países de la región hayan hecho algunos progresos notables en algunos de esos frentes; pero deberían consolidar los beneficios obtenidos y mejorar aún más su gobernanza pública y corporativa. Necesitan un gobierno progresista y una transformación social. Los países árabes son capaces de realizar un cambio acelerado si los países mediterráneos lo son de renovar sus esquemas de cooperación. Árabes y europeos pueden hacer mucho juntos para estabilizar la región, y para convertirla en una fuerza que impulse en entendimiento, la cooperación y el progreso.