En primer lugar quiero concretar algo más ambos términos: sistemas de gestión medioambiental y empresa forestal:

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1 PRIMER CONGRESO PROFESIONAL DE LOS INGENIEROS DE MONTES Sesión 6ª: El Ingeniero de Montes en la Empresa y en el ejercicio libre de la Profesión. Comunicación: La gestión medioambiental en la empresa. Autor: Pilar García Martín RESUMEN Se cuestiona el interés y validez de los sistemas de gestión medioambiental, en concreto ISO 14001, en las empresas de servicios forestales, planteando si existe algún beneficio real por el hecho de estar certificada, tanto a la empresa certificada como al cliente que le contrate sus servicios. Se mantiene la opción de la certificación por criterios de mercado y no técnicos o medioambientales. Por último, se propone al colectivo de Ingenieros de Montes la mayor presencia posible en los ámbitos de la consultoría en estos campos para dotarlos de más peso forestal. Quiero aprovechar la oportunidad que me ofrece la celebración de este primer Congreso de los Ingenieros de Montes para realizar una breve reflexión sobre los sistemas de gestión medio ambiental en las empresas forestales. En primer lugar quiero concretar algo más ambos términos: sistemas de gestión medioambiental y empresa forestal: Como sistemas de gestión medioambiental me refiero a todo aquel conjunto de procedimientos más o menos reglados que se adecuan a métodos estandarizados de gestión, 1

2 en concreto, y para entendernos al sistema de gestión medioambiental según la Norma ISO Con empresa forestal me refiero a la empresa de servicios forestales, cuyo cliente básico es la Administración Pública (representada mayoritariamente por las Consejerías de Medio Ambiente). Quiero recordar que los sistemas de calidad (ISO 9000) precedieron a los de gestión medioambiental, y proceden básicamente de procedimientos de la industria (de la industria del automóvil) que imponía a sus múltiples suministradores. La sistematización de los mecanismos internos de cualquier suministrador, aseguraba a la industria la compatibilidad de los productos adquiridos. Por otra parte, las empresas, al obtener el certificado correspondiente de calidad, adquirían la posibilidad de suministrar a las grandes industrias que así lo exigían. Con el tiempo, y no sé si gracias a las empresas consultoras y certificadoras, estos sistemas de gestión de la calidad se extendieron a todo el tejido empresarial, de forma que hoy en cualquier actividad nos encontramos con empresas con dicho certificado, que para el resto de la sociedad significa, o pretende significar, esa es la cuestión, que la empresa se rige y cumple unos requisitos de acuerdo con una Norma determinada, y todo ello está verificado por una entidad independiente: las empresas certificadoras. Al igual que el método se ha extendido a toda actividad, han aparecido nuevas normas que abarcan otras áreas y sistemas de certificación, entre ellos el de gestión medioambiental, pero hay muchos más (Madrid Excelente, EMAS, etc.). Mi interés en estas páginas, como ya he adelantado, se encuentra en el sistema de gestión medioambiental según la Norma ISO Todos estos sistemas son voluntarios, es decir la empresa toma la iniciativa para que su calidad, o su hecho diferencial, pueda ser reconocido por la sociedad, o su clientela. 2

3 En numerosos baremos de Pliegos de Condiciones se valora con una determinada puntuación la posesión de la citada certificación de gestión medioambiental. A veces, hasta un 20% de la puntuación total depende de aspectos relacionados con la gestión medioambiental o medidas ambientales. En el caso de la empresa forestal, la voluntariedad está inducida por esta circunstancia, aunque la certificación sólo asegure una cuarta parte del porcentaje antedicho, y el resto se pueda conseguir con compromisos tan etéreos como, por ejemplo, el uso de productos con etiqueta ecológica, productos reutilizables o reciclables. La gran dificultad que supone obtener obra, hace casi obligatorio a la empresa forestal certificarse en la ISO correspondiente, para por lo menos no perder oportunidades en la contratación. Ahora bien, existen verdaderas ventajas al elegir una empresa forestal certificada en vez de una que no lo esté?. Esta, creo, es la verdadera cuestión que se debe contestar. Personalmente, y con la experiencia personal vivida, lo dudo. La empresa una vez certificada de acuerdo con la Norma, no es una empresa mejor, ni creo que merezca más garantías a la sociedad. Es, creo, una empresa que se adapta a las circunstancias del mercado, y, eso sí, ha incrementado sus costes generales. El proceso de generalización de la aplicación de los sistemas de gestión medioambiental a todas las empresas, sea cual sea su actividad, lleva a dejar sin sentido el objetivo o el origen fundamental de estos sistemas, que son la gestión de residuos peligrosos y los posibles focos de contaminación. Las mayores dificultades para la obtención del certificado, habitualmente recaen sobre problemas de tipo administrativo, que en poco o nada había importado a la clientela hasta ahora, aunque se encuentren dentro de la amplia esfera de la legalidad vigente. Pongo algún ejemplo para aclararme: la falta de licencia de apertura (licencia municipal) de las oficinas impide la obtención del certificado de gestión medioambiental. No soy yo quien dice que no haya que tener dicha licencia, pero es una realidad que son 3

4 muchas las empresas que carecen de ella (nos sorprenderíamos de muchos nombres), muchas, habituales contratistas de la Administración. Hay empresas que han cambiado de domicilio por ello, pero la certificación no ha mejorado nada, quizá la dejadez municipal en cumplir y hacer cumplir la Ley y sus normas. En el ámbito técnico y profesional de la actividad forestal, los procedimientos que llevan implícito la implantación del sistema de gestión medioambiental, apenas han hecho variar los que se realizaban antes de dicha implantación. En cambio las dificultades en obtener la certificación residieron básicamente en hacer comprender a los consultores y auditores en qué consiste el trabajo forestal y cual es la realidad de esta actividad. Dos comentarios para volver a explicarme. Como ya he dicho, es la gestión de los residuos peligrosos una de las piezas claves de todo el sistema. La gestión del aceite utilizado en las motosierras fue objeto de estudio pormenorizado. Primera dificultad: Había que evitar el aporte de aceite al ambiente procedente de la cadena de la motosierra. Idear algún sistema para recogerlo. Segunda dificultad: para trasladar las latas vacías de aceite desde el monte a cualquier centro urbano se requería convertirse en transportista autorizado de residuos peligrosos, o concertar un servicio con empresas gestoras de residuos peligrosos Afortunadamente una comunicación del Ministerio de Medio Ambiente ha puesto fin a este problema al no considerar los envases de aceite residuos peligrosos, y por fin, los consultores y auditores han comprendido cómo funcionan las motosierras y permiten que el aceite que lubrica las cadenas quede en el ambiente, y que no sea necesario un gestor de residuos autorizado. Cuestión distinta es la de los residuos de envases que hayan contenido aceites usados y los propios aceites usados, que tienen la consideración de residuos peligrosos, y que en nuestro caso se generan en los cambios de aceites de maquinaria pesada que se utiliza para la ejecución de obra (apertura e pistas forestales, cortafuegos preparación de suelo para repoblaciones etc.) y que en muchos casos se realizan en el monte, situados en la mayoría de los casos en lugares que no entran en los 4

5 itinerarios propios de los gestores de residuos peligrosos. Tienen que ser las empresas forestales empresas gestoras de residuos? o transportistas autorizados?. Conozco empresarios, también de este ramo, que aún reconociendo cierta entelequia en todo el sistema, aboga por él, debido a la sistematización y orden que pone en todos los papeles de la empresa. Puede que tenga razón en lo del orden, pero eso no es gestión medioambiental. Creo que ha quedado patente mi gran escepticismo respecto todos estos sistemas. A la empresa le supone un nada despreciable coste, tanto en la implantación como en el mantenimiento periódico del sistema, mediante gasto directo en servicios externos como en la formación del personal propio, etc., pero la decisión empresarial, hoy por hoy, es la de la certificación, debido al mercado, y no por criterios técnicos o medioambientales. Por lo tanto, como la realidad es que existe y creo que la tendencia es hacia el aumento, (los sistemas de gestión forestal o los de seguridad en el trabajo ya son una realidad en el mercado), es por lo que, y a modo de conclusión, creo que se ha abierto una importante área de trabajo que necesita de técnicos que como los ingenieros de montes pueden dotar de sentido forestal a la implantación o certificación de estos sistemas de gestión. 5