(j) Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEPRI) Nuestra guerra sin nombre Ti'al'liforrnaciorzes del coriflícto en Colombia



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Transcripción:

Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEPRI) (j) Nuestra guerra sin nombre Ti'al'liforrnaciorzes del coriflícto en Colombia r:rancisc GUTlÉRREZ, Coordinador académico MAHÍA EJ'-'lMA WILlS y GNZAL SÁNCHEZ G6MEZ, coordinadores editoriales Grupo Editori1 Norma IV/VIII. 11 TII,el. (0/11 DootJ B...cel(ln.. Buenos Aires C:lr;lC3S GlJalcm.'\la lima México Panamá Quito San José San Juan S30 Salvador Santiago de Chile Santo Domingo

., '. '.?

'1 1 Estados Unidos y la guerra en Colombia DiaM Maree/a Rojas'. Investigado"," del (lltitulo de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEP1U), Ulúversidau Nacional de Colombia.

ReSlllnen Uno de los cambios centrales en la dinámica de la guerra en Colombia, c\11r.l11 te los lljti1ll0s diez aríos, h" sido Ja fllsióll entre la guerra contrjinsurgelltc y la guerra allti narcóticos. En este cambio, Estados U nido b.l dese Illpejhdo UIl papel fu ndlmcl1tal a través del diagnóstico del conricto, de las políticas implementadas para hacerle frente y de los resultados previstos e illlprevistos de wles l'0tític; s. De este lj1odo, este país se 111 constituido en uno de Jos actores celltrales de la guerra y en factor sustancial de l;j 'g.lobaliz<1ción' del conflicto cololllbiano. Palabras claves: reaciones Colombia-Estados Unidos, narcotráfico, gl.lerrílla, PI;ll1 Colombia, ayuda l1lilirjr. I Durante tlltl cho ti em po, el conf1.icto armado en ColollJbia fu e percibido y caracteriz,,1do como uno de carktcr fundamentalmellte 'endógeno'. puesto que se desarrollaba en territorio colombiano y con actores armados internos que no contaban CIl ayuda financjerj ni política proveniente del exterior y que, por el contraxio, te,úall agendas e intereses l1luy locales. Sin embargo, la tipificación dd caso c:ojombi;l1lo como c,,,!fi.ícto armado inlenw () Xl.lerra civil, teniendo como niterie el territorio en el que se ha des<ltrolhdo y la identidad de los actores involucrados, hizo que se dejaran de hijo otros aspectos esenciales de la naturaleza misma del conaicto, "sí como Sil conexión c;llrocesos originados en el desarrollo de la glebaliz..ación. Hoy en dfa sabemos que muchos de los f.1.nores que p$ibilit:m bs gucrr; s y las dinanllzall 110 son exdusiv1ll1ente internos o, por lo menos, no sq'n tija claramente distillglliblcs de los factores externos.., 'Lo anterior es es}letialmcnte patente en la consideración de los actores involucrados en la guerra. En el C1S0 colombiano, na sólo '1 " intervienen los grupos anhjdos ilegales illtemos frente al gobierno ad J;al. sino que otros actores están presentes desde sus propias,..,,1 '.: lógicas e intereses, Entre ellos, Estados Unidos puede cllsider:lrse (. 1tÓ'1 directo en la guerra. hoy. y no sólo nlera 'influencia' exterm.,ji'''''''., Éil "el momento en que el gobierno estadounidense declara que \(. i'l I... U" 11 ill conflicto armado colombiano afecta su segundad mclilaj, se d " có,llvierte en un actor directo. Este progresivo illvolucramiento de!l:»'i" ',ese p'aís se ha hecho más pa tente y decísiva en la últirna década. ',J,"" t.., "ir 11 l39j.fia :f.i

Dia,," Maceel" Roj.s En efecto, desde mediados de los años novenl.l es posible identificar un cal ubio suswllciaj en la dinállljc de la gucrra en Colombia. Desde entonces, el enfrcljtamiento armado no sólo se iutcnsiftcó y adquirió una notoriedad internacional $in precedentes, sino que, además, en relación con Jas motivjciones, las estrategias, los actores en contienda y los efectos, la guena ha adquirido otras cnactetístlcas que pennjten diferencwrh de 1:Is dinámicas dd conflicto de las dos décadas ante r iorcs. Durante los :nios od1cl1ta y hasta prillcipios de los alios noventa, para Eswdos Unidos el conaicto armado en Colombia estaba inscrito en h lógica de la lucha contra el comunislllo. Se trat; ba de grupos guerriueros que reivindicaball una ideologb comunista cn contra de un ESL.ldo democrático; sin embargo, los gobiernos cstadounidenses de h époc:l no consideraron que las guerrillas represent;lrn un l11cnazj SllSt:lllCi,ll a Sil propia seguridad nacional ni a b esubilidad e.conómica y política de Colombia, pese a las cifi-as sobre las víetil1js del cl1flicto. En general, Colombia aparecí; resaltada en el conjunto continental CIll b "democracia más estab1e de A mérica Iati na", por no h ber su (rido las iilterfli pciones institucionales ni los golpes milit:nes que caracteriz.lron a la mayoría de los países en los alias sesent 1 y setenta. El país también m05trabj UIlS índices de crecimiento económico y de confiabilijad para los jllversionist<l intern icionales que p<lra l1da reflejaban un país en guerra. Por otra parte, desde finales de los años setenta, Est.'\dos Unidos concentró su relación bilatera1en el tema de la lu cha contra las drogas ilícitas, Juego de que Colombia comenzó a aparecer como unos de los países más activos en términos de dicho comercio ilícito.así, parawashington, el conflicto con los gf\lpos guerrilleros era un asllnto distinto (y distante) del problema del tráfico de drogas. Si bien a mediados de la década de los Chenc,l se planteó IJ hipótesis de la 'narcoguerrilb', esta interpretación no prosperó, entre otras coss porque en ese momento no se podía eswblecer tllu partícíp:lción directa de 13s gtlerriuas en el negocio ilícito. Se afirmaba que el víncujo era más ciccu\jst.1ijcial e indirecl, a través dd cobro del impuesto de gramaje, la vígilanci; de los cultivos y laboratorios, o del illll'uesto del uso de pistas clandestinas en las zonas controladas por algunos de Jos frentes guernueros. No es éste el lugar para eswblecer qué tan cercana o alejada se encolltrjba esta [4 0J,-o Es/mIos Unidos)' /" guarn eh Colo/l/[,ia visión de la realidad; aqllí interesa seíialar que par; Estados Unidos b guerra contra las drogas y la lucha conttjinsurgente del Estado colombi:jno contra las guerrilbs eran percibidas como dos )foblemas distintos y con tan sólo algunos nexos. Esta percepción del conflicto en Colombia cambió sustancialmente en un proceo iniciado J mediados de los alias noventj y que se extiende hasta nuestros días. Nuestn hjpótesis fundament;1! sostiene que Estados Unidos ha descmpeliado un papel central en el cambio de b dilljmica del confucto armado colombiano a través de la confusión de la gtlerra antin; rcóticos y la lucha contrainsurgente.en tina sola estrategia, ahor; identificada como lucha antiterroristao Esto implica, a su vez, un,-cambio en la naturaleza misma de la guerr;l en Colombia, en la que Esr, dos Unidos se convierte en un actor directo por medio tanto de los resultados esperados CIll cie los efectos derivados. El objetivo ele este trabajo es tralar de d2r cuenta de ese proceso. En una primera parte, por medio de la caracterlz;lción del diagnóstico que hace Estados Unidos acerca de la situación en Colombia y de los factores que contribuyeron a la conformación de dicha visión. En un;l segullda parte se busca establecer cuál ha sido la estrategia eles; nolbdj ell concordjtlcía con dicho diagnóstico, así como identificar bs políticas adoptadas en este 1; rco, haciendo la distinción de tres etapas. Finalmente, en la tercera prte, se intenta avanzar con respecto a LJs consecuencias que tal estrategia ha tenido en la dinámica misma dd conflicto armado. Diagn6stíco El diagnóstico q\le tiene Estados Unidos sobre el conflicto arlljado en Colombia no es contundente ni unívoco. Pese a que en los ( himos tres aitos, sobre todo a r; lz de los atentados del II, de septiembre (u-s), se ha ido depurando, aún está lleno de :ullbi. güedades y d luar controversias tanto en el escen;>.rjo político. '.' est; dolllljele llse como en Colombia. En ese diagnóstico, el ele me llt central es el progresivo desdibluamiento de la tajante distinción f;,-entre luchj antinarcóticos y lucha contrainsurgente. La v:ljiedac! \ v, 1: " 'Hr',! Pese al papel cada vez más central que 105 paramilit;lrcs desempeñan en n;onfucro ;ltlll:ldo colombiano. por tollnes de extensión y porque UI\ pítulo de este libro está dedicado al tema, el presente ttolbajo se centl'll [4 1J )1,. -.' --Pll" ;'.

Diana Morecla R.oja, de pebtivos a los que se recurre en divenos reportes, documentos oficiles y artículos académicos así lo revdjn: la colombiana se ha calificado persistentemente CIll "guena alllbigua", "guerrj. tripai,tit; ","guetta asimétrica", "gilerra narcotenorista" (M;'In waring, 2003)- esde esta visión, se sostiene q ue el conflicto armado se ha nlantenjdo en buena medida gracias a los recursos provenientes del narcotráfico, y que los grupos guerrilleros, particularmente bs Fuer Z,;IS Armadas Revolucionarias de Colombi;c (FARC), han ido apropiándose de tales recursos ya no sólo de manera indirecta, a través de 'impuestos' a los cullivadores y a los carteles, síno directamente, involucrándose en todas las et,;lpas de esll actividad económíca, al punto de ser calificados como c1/el'ca umcl al lado de los gr;ll1des carteles de Medelllll y de Calí, De hecho, en la últíil\;l década, los grllpos a nlldos incre mentaron su presencia en casi todas las áreas de Cllltivo de coca en el país, al 11IoJ]opoli71.r el comercío de h pasta de coca en los tenitorios b;tjo su control ([nternational Crisis Group, 2005).2 Est; 'n; rcotización' cle 1<1 estrategia de los grupos guerrilleros les habríj permitido allegar los recursos necesarios para exp;lndire, aumentar el número de frentes y de efectivos, modernizar Sil arm;l1nento y mejot<\r sus condiciones logísticas. La ofensiva militar desarrollada por las FARC entre 1995 y 1997 habría demostrado dicha hipótesis e illc1inado la balan7.-<l a f:wor de la guerrilla y en clltra de las Fuerzas Armadas colombianas, El corola rio de este razonallliel] to consiste en afirmar que, (la do que la S guerül1as está II tan fll erteil,e IHe involucradas eu la economía de las drogas, sólo elinüllando el lrhico ilícito se Illlnará la principal fuente de recursos pra b guerra; hecho que las hará más vulnera bies a l\ Ila derrota mil it; r y las p rcsio n:111 a negociar con el Estado colombiano. en 1<1 lucha contrainsurgente en relación con los grupos gtlerriueros y se Ilace eseas,1 mención de la perccpción y la pojitica de Estados Unidos haci los grll pos paramilitares. > Se ojeuh que 65 de las 110 IlIli<bdcs operativas de las fajk est;ín direcu mente involucradas tallto ell el cultivo como en el comercio de dtg:ts. [4 2) I,.." Ej/ddos Unidos y I g,"rra el, Colombid En el diagnóstico estadounidense, el Esudo cojo nbino aparece como un "Estado e1l riesgo de colapsar",3 tanto por la falta de control sobre el territorio naóonal, la incap3cidad de brindar seguridad y garant;z; r la presencía de la fuerz<l públíca en todos los municipios del país y Jos índices alarmantes de impunidd, como por la cort"upción rjmp,lilte de lina clase política que entró en contubernio con los carteles de la droga. ',fl Factores para /'1 crl<is El cambio en la percepción yen la política de Estados Unidos hacía Colombia es el resultado de la convergencia de varios factores que se ciugall a lo largo de la décad3 de los noventa. Es preciso aclarar que respecto a los factores aquí considegldos, llljs que de 'causalidades', habl;iihos de resonancias, esto es, de runánúcas gue se van traslapando y cuya interacción genera un cambio sustancial, como el que intentamos analizu en relación con el conflicto ;nmado cololllbiano. C3be señala.r umbiéll q\le en varios de etos f.1ctores es dificil hacer una distiuóón cbra enrre lo propiamente interno y lo externo. De :lhí que referirse :l una 'internacionalización' de la guerra es ulla caracterización en la qlle se pierde el cambio de sentido que implica la globalizjci6n. Los factores que consideramos son los siguientes: El c:lmbio en el cojltexto internacional y la Inodific:lci ón de la política exterior de Estados Unidos después del (in de la Guerra Fría, Este hecho implica unj trjllsforlh<lción en las temáticas y las prioridades de la agenda de seguridad estadounidense, donde el narcotráfico adquiere un ugat preponderante. Muchos cl1llictos anmdos se desactivan y otros, que como el colombiano permanecen, empiezan a considej:ar>e 110 e11 relación con el eiifrelitanuento este-oeste, sino ell vi rtud de sus propias lógic;ls. El efecto que tuvo la crisis del gobierno de Erntsto SaJllper en todas las esferas de la vida nacional, a.sí CIII ell la percepción ;i'!i - l' i (i! < ínternjciord sobre el conflicto armado colombiano, Dicha crisis!lit 1', - 'Y\ permitió vislumbrar hasta qué punto el narcotráfico había permeado la vida nacíonal y CIlCCIlt\iÓ las alarmas en Washington ame la posibilidad de tener un Estado controlado por la criminahdad ", J?fa,1d ulia le etu ra de Colombia corno Ull Estado"en riesgo de colapsar", véase Demarest (2003). -;, [43] i t-'t.

Diana Muecl. Rojas r:...<lddos Unid"s )' {" )!'Iam eh Co/"",bia en el hemisferio. b crisis Ilusma gennó, a su vez, UlI proceso de desillsritliciona.iización y de deslegitilllacián qoe pmo en pe! gro la est:lbiüdad democrática del país. L:i trans(ornjkión del papel de Colombia en la cconon'ú:l de la cocaína: cn el lapso dc unos pocos úíos, el pús pasó (k ser procesador y clllcociallzador convenirse en el mayor productor de base de coc: Emre (938 y 1993 se prochljo lin boom de los cultivos de coca en los departalllt'.,tos del sur del pa ís, espeóal 1] lente Caqll et, GLI; vire y Putllll1ayo.5 Se calcula que hoy en db el país produce el 74% de la base de coca en el mundo. la clial t1tiliz:l P Il"J procesar la cocaína qll e exporta. 6 Asir nismo, se pmdl o \lila trallsforlllació n e n el ti po de org;liúz;lóll, el tallla'-1 y el modo de operar de los llarcotr:jfocantes. 7 De los gr:jnjes'carteles', como los de McdeUin y Cm,:;1:: ha pasado a una nueva genct"ción de nucroemprcsas más dificiles de detectar (Rojas y Atdlrtua, (). Estos cambios se gcllcrroll tanto por la alteración de las condiciones del Illerc"do como por la aplicación de las pohtlcas atltill3tcóticos en la región a"dina. La iljtellsif.ccióll de la participación de los grupos arm:ldos ilegj..ics en la ecollomía de la drog;. Adclll ís. entre 1!J96 y 1998 se 4 En marzo de 1997. el Departamento de Estado reportó que los cultivos de coc en Colombia se habían incrementado de 44.700 hectáreas a 67.200,, esto es, cerca del 50%, entre 1994 y 199Ó- Este aum ei1to Se atrilju ye pa rcialmente al éxito de Ia.polítlca,mtinatcóticos en Perú, donde del número dc cultivos de- CC;\ disnunuyó en un 18%. (enl N$I,\J)-98-óo Drug Control). Se debe también a la capacidad de daptacióll de los mreotrafic:mtes para contra rrestar las rnedld,ls a/lt] lljrcóti cos y el desarrollo de econjnías de cscah. (Vbsc Anexo 1) l P"l<l 199ó se calcula que en Colombia \ ::JY un tata] de 69.200 hectárcas de coca cultivada. La rll yor pnte conce ntrada en los departamentos de Guaviare, Caqllctá y PutllJ11ayo.Vbse también Rocha (2000) y Anexo 2. http://w\vw.usdoj.gov/dea/pubs/llltd/02oo(./index.html. 7 Pese a] dcsmmtclamíellto de Jos gr,mjes carteles. 010 se prescl1tó tina reducción si gni ficti va de bs actj vid"des de los m rcotrti.cllte-s. En junjo de 1996 la U. S. L1W Enforcemellt Agellcy reportó que lin:l lllleva generación de j óve nes na rcotr.1.ficantes había Illrgido en la costa narre. eil el norte ddv"lk y en el centro del país. Enjulio de J997 tambléll se reportó la ap'lric:ión de cicntos de nuev,i\ org;].uz"doncs crilllil1les. (GII!NS]AIJ 98-60 Drllg Control). Consúltese al respecto Rojas y Atehortú; (200))., Ya desde 1993, el gobiemo estadoui1jdense reportó CJlI e ta mo Is farc CIll el ElN est"i>ajl involucr.ldos en activitbdes de t fico de drogas y que [44.] presentaron disput:ls entre las guerrij)s y los grupos pt;lulilitares por el control del las zonas de cultivo, lo cual hizo que las ralle tjllaran el control total de la ecollornía ilegaj para evjtar las infoltraciones Da l<llllili ta res, primero e 11 Putu mayo y lllego en Caquetá (lnte rila t\ml Crisis e rou p, 2005). La presióll rjercida por el gobierjio estadounidcljse deterioró las relaciones bilatc",lcs y presionó una,lplic:lción a fondo de la estra regia antinarcóti cos_ Ello tuvo efectos 110 calculados en el Jllwcjo del cllflicto atll.ado, al restarle margen de 'maniobra al gobierno en la Implementación de lina política de negociación con los grupos atlllados; tlllbiéll exacerbó la:; contradicciones C'l los sectores soei a1es,di rectamente afectajo:; por las medidas anti narcóticos, no sólo los propios liafcotraficantes, sino las poblacilles afectadas por las funugaciones (Vargas Meza, 1999), y Je restó credibilid'lf! y poyo político internacional" la propuesta colol11bíjl1a de "correspollsabilidad interj1jciona)" para enfrentar el tri(,co ilícito.? Pt últi1l1 o, la presi ón de los países vecinos ante d agravamic 11 to de los efcctos del cll.ricto es \1" [actor que se debe tener en cucllta. La situ('ióll de ColoJllbi" generó una crisis de seguridad pa", los países vecillos, los cllajes presionaron de manera contradictotia Ulla respucsta tmto de Colombia como del propio Estados U nidos. Además, u 11 a exp;ms óll del conflicto colombiano y sus consccllejlcia en h región cuestiollab'l el hdcrngo estadollllidcllse 11'1'. en la arquitectur:'l hemisférica de seguridad. I/U l.'.,,t»t if ' r. :L.-a trategia ante la guerra ambigua,.!_a:]ja;;estrategi de Estados U nidos an te b gllerr; ambigua es jgtl1tlm:ente ambigua y se ha ido CIl[ormalldo en medio de CJltr6vefSi;as 2 lo brgo de los últimos diez afios. FlII\dJIlJellto del Plan?",J;.. ', -... r.j1h,:: cóhttóhban o te.úan influenció' el] vasts rcgionc'\ del país, p"hiclibrmcllte Cl?s'tetTitoriosdel sur. efllc Dn1 ; War. GN1!NStAD-93-J58, Ago. /0. rn3). J\s'iíhismo,:l partir de cst 'llism" época se scñala de IJlJlJer" reiterdda Cn 19s1ri[ifínes ofimlcs la prt cijjacióll creciente de los grupos pr.\lliiijtares ",;)\ l. el\ e 1negoc.o -1" lcjt. 9 'l'll'{ti'í anájisi \ de t:ll bdo dc la política estaciou n.ide Ilse haci a Cololll d7.atc la presidencia de S::ullper y sus c[ectos véase Russdl (2000 y 2 0.2),. [451

Diall' M a,cela Rojos Colombia y de la polí(ic de Seguridad DcmocrJ ica del pre$1dente Álv; ro Uribe,dicha estrategia se basa en la idea de que "el fm de las drogas significarj el fin del conflicto afinado, y el fiu del conflicto conducirá al fm del negocio de bs drogas" (PNUD, 200): 306). Ello implica dos p resupuestos fu IldallJ ent.l1cs: el primero sostiene q 11 e atacar la fuente del tráfico ilícito es la forma más eficaz de detener el flujo de drogas hacia Estados Uniclos; de ; hí la necesidad de acab:lr Cl) Jos cultivos ilícitos y el relieve puesto en 1:1 erpdicjción aérea. 10 El segundo presupuesto parte de la idej que, dado que los grupos armados ilegales est.án tan fuertemente involuct""ados con el tráfico de drogas, luchar)' eventualmente reducir el tdfico ilícito golpearía sus fuentes de financiación y facilitaría \lna denota m ]it; l o una negociación en condiciones de debilidad de tales grupos. En el proceso de conforlllacíón y consolidación de la ; ctllaj estr;jtegia estadounidense hacia el conricto afll1; do en el país podemos disfinguir tres etapas: Una primera, desarrollada entre 1995 y 19y8, que se cjr.lcteriza por tllla prolongación y profu ndiz.1ción de la lucha antillafcóticos con un apéndice luás bien subsidiario, en el que se planean operaciones CI1 tra la guerrilla. EstJdos U nidos hj observado, desde lejos, la negociación con algunos grupos guerrilleros y parece más preocupado por la extradición y la lucha contra el narcotr.ífico, que /la asocia WreCk1.lllellte con los aparatos guerriueros. En el fondo, prevalece b apucación de la estrategia antimrcóticos de los aíios ameriores. Un segulljo momento, entre 1999 y 200). en el que Estados Unidos adopta una posición pl1blica y abierta frente al conaicto armado, al respaldar el diálogo con las guerrillas, al tiempo que se ptepjra tl tlj estrategia de ca r5c ter militar fren te al conflictoo Algu II os sectores del Congreso estadounidense parecen alimentar esperanz; s claras frente :l la negociación y la erl-:ldicación manml por los mismos actores de la guerra. No obst.lnte, la ilusión dura poco. Se sigue oper;11100 formalmente desde b política J.ntinarcóticos, J través de la cual se constwye y consolida el Plan Colombia..0 Bureau for lnternationaj N;ll cotics and LlW Enforcemelll Aifairs, U. S. epattment o[ Statc. marzo de 2004. 2003 [mern; tional NncotJ(5 Control StrJ tegy Repon,W;lsl U"gtoll, htlp:11www.state,gov/g/in.l!rlsl nrcrpt/2003/voli IhtmI/29832. hljii. [4,J Es/aJo.' Unidos y la guara m CoIombi(/ U IlJ última etp; em pieza con lo tenlados del '1-5 Y Se prolonga hasta nuestros día, En esta fase, b luchj antinarcóticos y la guerra contraillsurgellte qllcd\ll completamente fusionadas y s\\bsumidas en la "1 \lch" globaleantr; el terrorismo". Estas tres et; p seibjan el progresivo involucranúellto de Etados Unidos en la gllet"t<l colombiana, el cambio en las percepciones y los imperativos del gobierno estadounidense, así como un intento por fijar lln il1terpretjóón de la naturalczj l11.ísma del cllflícto y su tr.ltam ien too A continujgíón veremos los clementos gl1e ca r cterizan cada uno de estos momentos: Primera elapa. 1995-.1998: evitar que CollJmvia se wnvierfa en una 'l1,;rwd,,/1io(fada' Al principio de la primera adm.inistración de Bill Clinton se planteó una reducción en la asistencia ;mtinarcóticos p; ra los paíes andinos a partir de una evaluación de los programas de interdicción y errjdicación de la drogas, los cuajes mostr; baj1 ser poco efectivos. Sin embargo, estj revisión de la política antinarcóticos dpidamell.te se' vio frenada cuando, en las elecciones legisbtivas de 1994, los republicanos se convirtieron en mayoría en ambas cámaras del Congteso. El tema ele la 1u(;l1" contra las drog<js se convirtió en campo de disputas polític<1s entre el gobierno y el sector mayoritario del Legislativo.!riAuyentes legisladores CIll Dellnis I-hstert (R-ILl.), Belamill Gilman (R-NV) y Dan Burton (R-IN.) emprendieron tiha campafij de reforzamiento de las políticas antinarcóticos, al t;l1if car la posición del gobierljo de Clinton en el tcma como demasiado 'blinda'. Los republicanos demalj(!jban un ;\l1mento en la asistencia otorgada al gobietllo colombiano; pero debido a la situación precaria en la que se encontraba el nuevo gobierno de Colombia a raíz " dd' escándalo por la fmanciación de la campaña presidencial con dinero provenientes de los carteles de las drogas, un incremento en,.' 1'o'J esfuerzos antidrugas significaba un apoyo directo al Cllestionado presidente. Para soslayar este inconveniente, el Congreso de Estados IS prefirió entenderse de [orm directa con la Policía Nacional rombianj, la ctl,ll era percibida como un aliado confljble en la,- I Jl'FP,J, ntinjrcóticos. Este endurecimiento de 13 política antinar 6ti.cos no sólo afectó la presidencia de Salllper, silla también a la [47J

Dj"l) M,1rccb Rojas noministtación de Clinton. ll P,lra mediados de los ails noventa, Washington considcmba que los principales obstáculos para la aplicación de la política antinarcóticos en Colombia eran:.,. la illeapacidad de algunas agcncias colombianas par.l planear e illlplemellt:l runa estratcgia amillarcóticos eficaz, el increllle lito de hs actividades de la insurgencia y el llarcocerrorisrno que Iin Jitan la capacidad de! Estado pa ra hacer presencia en las zonas de cultivo y procesamiento de Jrog<!s en el país. La expansión de las ope raciones de los carteles en la produ cóón y distribución de heraína, y la expandida conupción en el gobi etil colombiano_ (RusselJ, 2002:.w) Para ese momento se percibe que la amenaza de las clrogas proveniente de Colombia no sólo permanece, sino que incluso se ha increment:ldo.washington considera que el gobierno de Samper no ha hecho lo suficiente P;U-;l at:lclr a los carteles ele la droga y combati r la cort\lpción. Se registra, ade m;ís, que entre 1994 y 1996 se ha present;:ldo Ull aumento del 50% en lo cultivos de coca, y ya se luenciona el progresivo involucramiento de 10\ grupos insurgentes en las actividades del trhico ilícito (CI\., 1998: 3). En consecuencia, Samper se vio constantemente presionado por el gobierno estadounidense para aplicar a fondo las politicas antinarcóticos y demostrar su compromiso en la lucha contra el n:lrctáfico. Durante ese periodo, la guerra coutr;l las drog.l.s se convirtió en la prioridad número uuo para EstJJos Unidos. La certificación por interés nacionaj de 1995 y las descertificaciones de 1996 y 1997, así como el retiro de la ViS,1 estadounidense al presidente Samper 1ll0str:UIJ hasta dónde el gobierno de ese país había endurecido su posición y era illtoler<!.n te CIl un gobierno que consideraba corrupto y favorable a los intereses de Jos narcotraficantes. La ayuda otorg.lda a Colombia en este período est:í completamente inscrita en la política de lucha contr-a hs drogas, la cual apunta a tres objetivos principales: uno, destruir bs rrincipales l El temor de la auministración de Clinton era que los "halcones di:: bs drog; s" aprovecijar.l1l el tema de la guerra contra las drog,ls p'lra afectar políticamente 5\1 dminj,tracíón, lo cllaj es tambi n tina f,lróll importante que explica por qué el presidente Chnlon decidió ellvin UJl paquete de a,jstcncia antidrog;1 masiva a Colombia en el arl 2000. [4 8J Eslndos UtlÍdo-, y la guerra Cll Colombin organizaciolles de liarcotraficantes; dos, reducir la disponibilidad de drogas a tnlvés de Ja erradicaci6n de Jos cultivos ilícitos y los esfilerzos de interdicción,12 y, tres, fortalecer las instituciones colombianas capaces de brindar ap9yo a las medidas antinarcóticos (CA, 1998: 14). La Policía Nacional de Colombia se convierte en la principal organización responsable de las operaciones de erradicación c interdicción, mientra's las Fuerzas Armad:'!s se limitan a brindarle apoyo en las labores ; ntinarcótíc?s. Posteriormente, los fu ncianaríos est;ldllllidenses encargados de la politica antinarcóticm para CIlllbi" comienzan a h3cer hincapié en la dificultad representad;! por el fortalecimiento de Jos grupos insurgentes. En octubre de.--1.997, un amílisis del epart:lmcnto de Defensa concluye q";c los grupos armados han llegado a ser rruís sofisticados y que plantean el mayor desafío 3 Jos nulitares collnbianos (CA, t998: 60). De este moclo, en los ailos que consideramos de transformación de la política estadounidense hacia Colombia se canj ligan los el emel1 tos de la disputa política interna en Estados Unidos con la crisis política del gobierno de Samper y el accionar intrépido de una guerrilla que propinj fuertes golpes al Ejército nacional (Rojas, 2000). A partir de ese momento, si bien la agenda bilateral sigue gravitando en torno al problema de las drogas, se verá cada vez más atravesada por el conflicto armado interno. Segunda etapll. 1999-200/' "Una paz ne)!t>ciada o u/la.j(llcrra abierta" Al ilúciarse el proceso de negociaejón con las FARC, liderado por el presidente de ese entollce,' Andrés Pastralla, Estados Unidos se mostró proclive a apoyar dicha alternativa, aunque con ciert;l discreción. EJ Departalllcnto de Estado pensabj gue er<1 posible aplicar en Colombia el enfoque estratégico utiliz<1do en El Salvador a finales de los aiios ochenta. 13 En este enfoque se evitaba la intervención " A fin;ucs de 199!Í, el J3ureJu oflnternational Narcotics and bw En[orcement AlJairs del Dcpart<lmento de Estado decide alllphar el programa de err.ldicación aérea de los cultivos. PJf;l cuo incrementa el número I de aviones y la ca ntijad de persoll;u estadou n.ídense involu cr.ldos en e! : progr.li11 a. Dicho persollal va a participar directarnentc en la planeación,,' y conducci ón de las ope r.>.ciones aéreas.!j Es significativo que el grupo de funcionarios del Deparumento de :-, Estado. asi como la embajadora de Estados U nidos en Colombia, Anne [49J

Di,,,a Matcda Roja> esld".< Unidos y la gucrra C/l Colombia mj'libr directa y se favorecía una asistencia escalae!a en forma de egu ipos, entrenamiento y tecnología de inteligencia, con miras a debilitar los grupos guerrilleros y a crear bs condiciones para \Ina salida negociad;\. El limitado apoyo inicial a bs negoci::lciones fue ;)Úll 1)l<ÍS precario luego del asesinato de tres ciudadanos de Estados U ni dos a lli<lnos delas PARC, en 1113 rzo de ]999, Y Jnte b presió II política internj contr; el proceso, Aún en los primeros meses del proceso de paz, Estados Unidos aumentó los progr; rnas de ayuda militar para Colombia. En diciembre de 1998 se hizo llll cambio importante de política, al comenzar a apoyar a los militares colombianos. En una reunión de los m.inistros de Defensa de Latinoamérica, el secretario de Defensa, Willmn Cohen, y el nl.ínistro de Defensa de Colombia, Rodrigo Lloreda, ; cordaroll la creación del primer batallón antinarcóticos del Ejército de Colombia. 14 Para 1999, Colombia se!j;lbia convertido en el tercer pjís del mundo en recibir ms ayuda JHilibr de Estados Unidos. El Plan Colombia cristaliza esta nueva orien(:;.lción. [nicialmente, el plan fue presentado en 1998 por el recién electo presidente Pastra)]J, como un 'Plan MarshalJ' para d desarrollo económico y social, orientado a la reconstrucción dd país en Ull escenario de posconfhcto. Sin embargo, r5pidameme quedó convehido en b piedra de toque de la política estadounidense en el pjjs. En efecro, Washington ha considerado el Plan Colombia el programa clave en su estrategia antinarcóticos para la región andiua. En éste se combilljll las medid;}s antillarcóticos precedentes -[umig,lción de cultivos ilícitos, control de prec\lfsores químicos, destrucción de laboratorios, incautación de cargamentos- con un plan para retomar el control de las zonas donde se produce la droga. El sur es el escenario piloto para la aplicación de est.'l estrategia. Asi, la prime<.l fase del Plan se desarrolla en los departamentos de Putllmayo y Caguetá, bajo control de las FMe, y asumidos C0\110 los territorios donde se h;l!bba la rnil<... d del total de los cultivos de CG1 en el país. En una segunda Clse se planeó extender las operaciones antidrogas a las regiones del suroccidente y (;cntro del país, y finalmente al resto del territorio. Para ello se entrenarían y equiparían nuevos batallones antinan:óticos (Rabasa y Chalk, 2002). En adelante, la futllígación de cultivos ilicitos ya no ser;' sólo b column vertebral ele la estr<ltcgia antioaicóticos, ésta implicar un despliegue nulitar de envergadura que busca gar-.mtirla aplicación de tles medidas a trjvés de la conformación de batallones antinarcóticos y la gjf; otia de seguridad de los üpe<.ltivos, las aeronaves y el personal dedicados a ls labores antillarcóticos. Ese dispositivo rnilita,r se despliega ahora como parte de la est<.ltegü colltrainsurgente. Combatir el narcotráfico y combatir a las guerrillas se convierte en 1I na y la misma cosa. A su vez, cada uno de los ac tores redefine el conflicto en términos de sus propios intereses y hace hincapié en lino l\ otro aspecto. El Pbn implica, a su vez, 111) cambio sustancial en la estrategia militar colombiana frente ai conflicto armado. Ante las derrotas militares sufri&ls por el Ejército colombiano :1. manos de las fmc, en 1997 y 1998, fortalecer y modernizar a las Fuerzas Armadas colombianas se convierte en una prioridad. Como lo señalaba tjn informe de la llan Corporatiol1, la movilidad y la reacción rápida eran la dave de es;) transformación: "sólo siendo capaces de hacer llegar dpidamente reftl erws, los militares colombiallos podrán neutralizar bs ventajas tácticas y ope<.lcionaies oe las guerriuas" (Rabasa 'i Chalr, 2002:65) Con este objetivo se diseñó un programa que buscjba mejorar la recolecióll y el procesamiento de la información, así como el desarrollo de un sistema de comunicaciones integrado. Se crearon, entonces, brigadas de despliegue rápido y se buscó una mejor integración entre las luerz3s de tierra y aire para conducir operaciones Iloetlltms. La entrega de 16 helicópteros UH 60 B1ack Hawk y 3 UH-ll-l Huey para el transporte de tropas, así como la creación de otros dos batallones antimrcóticos,1, buscaban Ptterson. hayan ten.ido experiencia previa directa en el proceso de ne gocikiones con bs guerrilbs en El Salv;ldor. " 931 sol,boos colombjnos del Primer Bat,lllón Antinarcóticos reóbieron entrcj)am.iento de nliembros de las fuerzas Especiales de Estados Unidos, desde abril has!... diciembre de 1999, en Tolemald,l y Tres Esquinas.Vbse http://usemba5sy.statcgov!colombia!wwwsbao1..shmu. [So] '.! El Segu ndo Batallón Antin;orcóticos conformado por Ól4 soldado,. olombia nos 1\1 e entrenado por Illlembros de las fuerzas EspeCÍ;lles de EMados Unidos, desde agosto hsta diciembre de :lq. El Tercer Bt"Uón AntilJarcócjcos recibió entrenamiento entre enero y mayo ele 2001, ambos Ji I.aralldia (Caqu('t). [SIJ

Día". M.",da Rojos E..<I {os Unid"s y " g"c'rtt fii Colombia qtle las Fuerzas Annac1:ls colombianas pudieran utilizar sus ventjjas en número y en poder de combate, y de esta forma estuvieran en condiciones de C)uit<1rles a las guerrillas la iniciativa tctica y o»eracioaal 19t,ahnente, se indllyó un programa >;na proporcionar J. la Armada la c:lpacidad suficiente p:lra controbr el tráfico a lo largo de los 18.000 kilómetros de ríos naveg.!bles CQn los que cuenta el país, lo cual incluye una brigada con cinco batallones, así como ecj ui pos de navega cí ón y de cnjllllícaóóu.todos estos el ementos han tenido como objetivo (lltituo mejorar la capacidad del Estado colombiano para hacer presencia y lograr el control dd territorio naciona!. Aunque oficialrne nte los recursos entregados con el Plan Cololllbia estaban restringidos a las operaciones :mtinarcóticos, su uso rápidamente se extendió a operaciones contrainsurgeljtes. As), por ejemplo, después del at; que de bs PARe al puesto de Policía en Arholeda, en julio de 2000, la Emb<1jada de Estados Unidos en Bogotá se vjo oblig3da ;1 defender el lls de los helicópteros proporcionados por el gobierno estadounidense rji J.1egar Ú lugn del ataque, argumentando que estos podían ser usados para defender las fuerz:is gubernamentajes bjo atjque en un re;j donde hubiera operaciones antin,1rcóticos (New tí,rk Time:>, 3 de julio, 2000), hecho que potencialmente podia cobijar todo el territorio nacíonal. El fracaso del proceso de paz inclinó la babllza a favor dd des nouo de tlna estrategia militar ante el conaieto. Para Estados Unidos y los n1ílitares cololllbianos, la zona de despeje les sirvió a las MRC para consolidar su poder en b región y ampliar sus redes de su ministro y CJl1U lj.ica ciones: En adela nte, cualq uíer forma de negociación quedaba descartada y se legitimaba la opóóu de una lucha abierta con los grupos armados. Tercerll e/apll. 2002 hasta hv)': la Ircha colltra el '11(/T(otcrr(lrLwltJ' Para principios de 2001 era da ro que b vjsión de Estados Unidos con respecto al cona.icto artnajo habia cambiado sustancialmente, según se refleja en el incremento y la orientación de la ayuda otorgada a tr::wés del Plan Colombi:t. Sin embargo, persistía en los círculos de decisión estadounidenses el debate acerca de las implickiones de un nj;'!yor involucramiento en el confl..icto cololhbiano y la derivación hacia ulia situación similar a la devietnam o a (52) '. 1:1 experiencia IllS reciente de El Salv:tdor. En este contexto se habló de "guerra ambigua" o de "dos guenas", b primera ele las cl1;ues, la guerra contra bs drog;ls, era ampliamente aceptada; llúentr:ls la se.gl.lilda, la guerra contr;lirlsurgente, generjba teticencías e incluso tenía impedimentos legales (Lcogrande y Sharpe, 2001). R.( pida mente, las disquisiciones en tor11o a est;'! distillción mostr:non ser met<ls entelequias. Por una parte, Jos atentados del 1 J -$ rejefi ni eron la agencia de segu ri clad y 1as prioridades esta dounidenses; por otra, la ruptl11"j definitiva del proceso de pn con las g\lerriuas, a principios de 2002, fortaleció la tesis dd gobierno de Pastralla de que combatir el narcotlfjco implicaba derrotar a los glpos gl1enilleras <] ue se alimentaban de éste y lo pa troeinaha n. El presidente Pastr;lIla, a su vez, solicitó al gobierno estadounidense que l; ayuda alltinarcóricos elel Plan Colombia pudiera ser lltiliz::tda tambié 11 en la bores contraínsurg<: 11 tes. Los ataques del ll-s permitieron superar los obstáculos, y las ctíticas existentes implicaron un reforl11jlíejlto del diagnóstico de b actual estrategia estadounidense y la cl1s01idación de la fusión entre lucha alltill:\rcóticüs y guerra contrainsurgente. La inscripción del conflicto armado colombiano en la lucha global contra el terrorismo permitió al gobierno de George W. Bush extender de maner; formal y explícita la gtlcrra contra las drogas hacia los grupos armados, envueltos en el tr<ífico ilegal, bo b. denominación de combate al terrorismo. De hecho, al inicio de su mandato, el ijfeside nte Bush habia ma II iresta do la voluntad de conti ni13 r con l<l política de ;lijy hacia Colombia a través del pja n Colombia. Sólo que, ante las protestas de Jos países vecinos por la extensión de las consccllcncin de la campaña antinarcóticos a sus fromeras, el plan se hizo extensible a la región :lj\din;. con el nombre de lnicillliva Regional Andintl. Después del [J -s,washington no encontró oposición significativa para reconocer abiert; lljente el vínculo enn-e drogas y guerrilla,, ahora bajo l; denominación común de combate <11 terro,.isl/w. En agosto de 2002, el presidente B\1Sh autorizó el empleo de la ayl1da y Jos équipos entregados a través del Plan Colombia para combatir no sólo él;tráflco ilícito de drogas, sino también para adelantar operaciones antiterroristas o contraínsllrgentt:s (U. S. House o[ Rcpresentati ",es, 2002). Tanto el gobierno colombiano como los funcionarios. estadounidenses encargados del tema colombiano se apresuraron [53)

Diana M.rce!;t Rojas a 'inscribir el conflicto del pús en la amenaza terrorista global. Las farc, y posteriormente el Ejército de Libel<lción Nacional (UN) y las Autodefensas Ullidas de Colombia (AUC), fueron incluidos en la lista de grupos terroristas del Depart,1menro de Estado, y citados permanentemente por el secretario de Est<ldo, CoJin Powell, como ejemplo de que h camp:1i1a antiterrorista no se concentraba solamente en los grupos terroristas musulmanes (Semple, 2002). c este modo, por um extraila JlquimÍJ, el Plan Colombia pasó de ser UIl pijn anlínarcóticos, en su concepción, J IIn pljn contrainsurgente, en la. pr;íctica, y de allí J un plan antiterrorista, \ en su denominación. Aunque la ayuda aprobada para Colombia contenía restriccione5, en la realidad el Plan h;lbía sido concebido desde la idea de hacer frente al desafio de lo grupos guerrilleros. La ambigüedad entre guerra antinarcóticos y guerra contraínsurgente quedó resuelta (y disuelta) en la guerra contra el terrorismo. Varios elementos reafirman esta nueva orientaóón. La preocupación estadounidense ante el forwecill'l..iellt de los movimientos guerrilleros no sólo tiene que ver (:ll la creciellte partiópación ell el negocio de las drops, sino también, en el caso cid ELN, con los permanentes atentados a los oleoductos y h consecuentes ' pérdidas para las empresas estadounidenses que tienen inversiones en este sector. 16 En 2002, el gobierno de Estados Uludos soüntó a su Congreso un suplemento adicional de cerca de 100 núlloljes de dólares para la seguúdad del oleoducto Caño LimÓll-Coveiia5 (Estados Unidos, Departamento de Estado, 2002). Igualmente, ha " contribuído en la conforll1jción de varias tlniebdes militares y de policía no directameme re!aciomdas co 11 la 1\leh:l antinarcóticos: la creación de un comando de fuerz.1s especiales, cuyos objetivos 50n la Capllll'a de los principales líderes de la5 guerrillas y los grupos p;nam..ijúj res, la fotllución de tliudades móviles de Ca r; bi lleras desti najas 1 Se calcilla que el 43,75% del petróleq gue se tramporta por el oleoducto Calio Lllllóll-Coveñas pertenece <1 la el1lpresa estadounidense, CCldenta.! PcHolcum (Estados Unidos, Dep;ntamellto de Estado, 2002). El tema resulta sensible en las relaciones bilaterales, dado que el petróleo,. ha teernplnado, l cacé como el principal rubro de exportaciones del país: ' (;uyos ingresos anuales se C;l.klllall e11 3.700 lrollones de dólares. Jgllalme nte:. Estados Unidos considttl a Colombia li!la de bs rcservas estthégjcas para incrementar la exploración petrolen; de allí la atellción creciente de' Wshjngtoll freme a este grupo guerrillero y sus acciones. I (54] Ji '. Esl<f"s Uf/idos y In gllerra en C"lombin á Jumentar la presencia de la PoLcía en todo el país, el incremento en la ayuda a la5 unidades antisecuestro, así como un esfuerzo para mejorar los servicios de inteligencia (Gómez, 200]). La política de seguridad democrática del presidente Uribe no sólo se basa en estas premisas, sino que las refuerza y continúa Cll la política adoptada por el presidenoc PasITana a través del Plan Colom,:' bía. Esto es, la combinación de la política Jntjllarcóticos, cimentada :!. én la fumigación de cultivos y la moclerniución y fortalecimiento,j. de las Fuerus Arllladas colombianas con la ayuda y la orienución dada por Estados Unidos. La política del actual gobierno eolom Diano ha li1sistido de forma permanente en Ulla reínterpret.2cióll ( dl conflicto armado en términos de una amen.aza terrorista y no de un enfrentjttlícnto político, au nql1e, en los hechos, la prolongación del Plan Colombü revele el Illal)tenimiento de una estrategia fu'nchllllent.1imen te de gllerra y no sólo antiterrorista. j' Efectos de la fusión entre lucha antinarcóticos y luclj3 contrainsllrgcntc./;'!' L.a.intervención de Estados Unidos frente al conflicto colol11. bia110 no representa simpleljlente una contij1l1idad en la presencia 'inje{encia de ese país en b vida nacional. Se trata de un ínvojji1rarrúento cargado de profundas consecuencias para Colombia, "qe ha cjltribuido a cambiar la naturaleza de la guerra, tanto en tl diagnóstico como en su tratamiento. Como quiera que dichas e6n'secuencias apenas empiezan a ser vislumbrada5, nos limitaremos a;ñajar sólo algunas. En primer lugar, la fllsión entre lucha antinarcóticos y lucha '!l cdfítrainsurgente ha consolidado la inscripción del conjiícto colomb10 en las diná micas de la globalización y la adopeión de varjas de:las :características de las lb macias nuevas guerras (Kaldor, 2001; M'rChal y Mcssiant, 2003, y Münkler, 2004), p<1rticularmente en relió l con la dcidcologización del conflicto después de la caída?elomul1ismo, así C01110 en su identificación como una guerra ponrecursos económicos generados en los flujos transnaciona1es, Ello ha hecho que la guerra se desnacionalice y se recontextuajicc en un ámbito Il1JS global, lo cual a su vez modifu;a las condiciones " I(r,), J.oca es de su desarrollo. '.!J?t'Í adelante, el conflicto se hace más visible y más complejo, en 'f;j,;' la!! fdida eii que otros Jetores, j n terses y lógicas entrjn en juego [ss]

Di.". Marcela R-oja< -actores esmules, como Estados Unidos, los púses europeos y Jos países vecinos, y actores 110 cstat; )es, como organizaciones sociales, instituciones intergubernamentales, grupos polític$, etc.- Sin elllbargo, el cambio se ha dado no sólo en rclación con otros actores y lógicas'externas', smo que este diagnóstico ha generado llna fragmentación interna en el quc Jetares sociales de diversa índole tienen sus propias visiones y posiciones frente al conaicto y su s;jida, las Cllales en lllllchas ocasiones e tl tran en clltl';ldicción co 1) la política del gobierno colombijno. En segundo lugar, han cambijdo también la fonna y los meclios de la intervención de Estados Unidos en este conflicto. Se ha convertido en la 'ujción indis})ensablc', lo cual ha hecho que, en adelante, cualquier forma de tratamiento al conflicto, así como su solución, deba tener eu cuenta los intereses y las políticas en Washington. Baste señalar que Colombia se ha situado en los últimos afías entre los primeros países receptores de la ayuda cstadounidel1se. Es, además, el país que en el mundo recibe más entrenamiento de carácter militar por parte de Estados Unidos.1 7 En tercer luwu', se consolida el ahneanuento casi incondicional del país con la esfera estadounijense. El gobierno colombi;lilo ha asumido y, en parte, promovido el diagnóstico y la estrategia de Estados Unidos frente al crülicto armado. Asimismo, ha vincubdo los otros temas de la agenda bihtcral al tellla de la seguridad. Se trata de una espada de doble fdo, en la medida cn que si bien el respaldo de un aliado como Estados Unidos no es para nada desdeíiable, el Estado colombiano corre el riesgo de perder margen de maniobra y autonomía, t.1nto en el mancjo de los asuntos bilatcrales como en relación con otros actores intanacionales. Esto podda tener efectos t;ullbién en el margen de nlall iobra interno del gobierno colombiano. pues es scijcllio prever la aparición de contradicciones en la política antinan:óticos y los objetivos sociales y políticos en el tra tamiento del conaieto. Por ejemplo, en el cas de las poblaciones directa mente afectadas por b campaiia de fumigación de cultivos, y ante las dificultades para implementar los 17 Estados Unidos entrena Il1;lS personal milit:\r y de policía en Colombia qlle en clllql1ler otra parte del lllundo. Se cakltb que el] ).002, cerca de 6.4 00 efectivos cojombinos recibieron entrenamiento est:ldollnidetlsc. V ése lsacsoll (:1.004: 24Ó). [56] Estdos Unido.' y lo s"c.-ro Cl C/l1l/ i'i programas de desarrollo alternativo y de erradicación manual (CA, 2004), se corre el riesgo de mayor des1cgirj)j)ación del gobierno y del fortalecimiento del apoyo :1 las fare en estas regiones. En cuarto lug; r, el diagnóstico y la estrategia de E'itados Unidos sil11pj ficjn b visión de la lucha. Si bien la relación entre las FARC y el tráflco ilegal de c\rogjs es profunda y data de tiempo atrás, no es tan simple como para reducirla a meros carteles de la droga o a grupos criminales lljrcoterroristas. Es preciso también distinguir entre la participación de los grupos guerrilleros y los paramilitares (internacional Crísis Group. 200;». No se trata de justiflcar; unos y descali6car a otros, sino de tener un panorama realista de Jos actores armados. Lo que está en discj,lsión nuevamente es el carácter político del conflicl armado, y la estrategia estjdounidense contribuye a desdibujarlo. Un desconocimiento de las motivaciones de carácter ideológico y político de estos grupos puede conducir a errores en la estrategia y a procesos fa Hidos de negocí; ción. En quint lugar, es necesario establecer si bs PlítiCdS adoptadas han djdo hasta ; hora los resultados esperados de acuerdo con el diagnóstico hecho. Frellte JI primero de los presupuestos de la estrategia ; plicada (atacar las fuentes disminuye la disponibilidad de drogas en Estados U nidos), es preciso seíi.alar que si bíen ha habido una considerable reducción en los cultivos de coca, por la call1palia ijjtensiva de fu lljjgkión,1 euo ha traído efectos cantrap roducentes. Ull de ellos ha sido el Uamado efecto globo, en virtud del cual los cultivos de droga se han dispers<ldo a través del país y han revertido la tendencia de mediados de los años noventa.'? Aunque han..1{.\ _._-------------------------- 1. 'o El éxito del Plan CoJolllbi pra 105 funciollarios enwashington se ve ;. reflejado, sobre todo, en b notable dlslninución de los cultivos de eoc '1 r: como resultado de 1" intensiva campña de fumigación. No obstnte, ;lse presentan discrcpallcías en las cifras. Entre 2000)' 2001, los informes c (le. las agencias estdounjdenses calculan una disminución de [(\9.800 a. 144 400 hectáreas cultivdas; Jl-,jentr$ el informe de b NU proyectaba '1: la"reducción de 145.000 a 102.000 hectáreas. Para 2002 el gobierno estadounidense calcilla que los cultivos disminuyeron en UIl 15,1%; enu:e t;tnto, para 200), la reducción fue de un 21%: de 144.450 a ll). 850 'hectá res de coo. Véa1l5e datos en Estdos Unidos, De partame nto de "E,stado (2003). f-.ei sjtéllte de observjción de b UNüDC-SIMCl muestr;t que c1níll1lero IC depart:llllentos afectados pasó de 21, e Il Zl. a 23, en 200). Los 'ulüvos lícitos disminuyeron en l'utul1layo, pero se illcrelllelltnon en [57J

i\ia Marceb Rojas disminuido los cultivos Ilícitos en la región anjina 2il, hasta volver a la cifras de J989:... si1l embargo, bs 15.J. lq heccireas de cultivos 'lue permanecen en la región están aú 11 lejos de los JÚveles que permitínan illternllllpir la disponibilldad de b drog;t cn Estados Unjdos y Europa. Un incremento eu las 3reas de cultivo ha sido detectjdo en Bolivia (de l4.600 hectáreas en el año 2000 a aproxim.jdamente 25.000 para fmales de 004). (Intermtiollal Crisis Grollp, ;1005: 1-2). Conttriando las expectativ:ls de la estrategia, en informes recientes se seiiab que el precio de la cocaína <11 detal en las ciudades de Estados Unidos disminuyó en vez de aulllentar, clno se espera cliando hay escasez (NDCP, 2004). En un principio, en el Plan Clolllbia estaba previsto que los cultjvos estadan completamente erradicados para 2005, pem la tendencia actual esr:.í lejos de tales prevlslones. En este ll)bito, se trata de establecer si b reducción sígnific:ltiva de los cultivos ilícitos ea los últimos tres ailos, como resultado de la fillnig<lcióll, ha fecudo seriamente bs fiu:mz::\s de Jo grupos armados ilegales. El gobierno de Uribe ha insistido en gue bs FARC están sufriendo un; derrot; estratégica; otros analistas prefieren hjblar de un "repliegue estratégico" > y mencionan, incluso, el rendimiento de nuevos procesos de cristaliz;lcíón CIl Ulla reducida cantidad de hojas de coca (Fundación Seguridad y Democracia, 2004; Atehortúa, 2004, y Leal, 2004). Por otra parte, en UI1 estuclio prcsent:ldo por la Unidad de Información y An5lisis del Ministerio de HKienda de Colombia se asegura gue las FAllC controbn el 30'X, dclnegocio de las drogas en Colombia (Sel1/l1l1a, 2004). Asimismo, los grupos armados han demostrado que son capaces de diversificar sus frentes ele ingresos..en Ul\ estudio realizado por la MNI) Corpol.Jtion se sostiene gue: Las guerriuas tienen otl,s [tientes de financiación diferentes al tr:ífjeo j]cgal ele drugas y ha1\ deiiiostrod la C:1pacicbd para "daptarse y aj\i$tarse a Ids estrategias wúnarcóticos.tampoco, basados en experiencias históric<ls, las fuclltes alternativas de ingresos para los cllltiv:ldors Nrjl y Meta, e incluso en regiones donde antes 1\0 había cultivos hicieron su aparición, como en Chocó..0 Véase Anexo 3. [58} de \ B.clado.' UNido., y la gllcrra CM C"Illlbi" d,21 CC<l pueden ser oesanolhclas pron.to_ En estas circujlstancias, atacar bs áreas de producción de droga podria tener el efecto Je incrementar el apoyo de h.s g\lcrri.llas entre aquellos que pierjen la fuente de su sustento. (Rabasa y Chalk, 200Z: s. p.) En este caso, aunque las operaciones antillarcóticos logren reduór sustallci;jlmcnte la producción y afectar los ingresos de los grupos armados a cono plazo, las FARC siguen teniendo un margen de maniobra considerable en el lliedi;jj1o plazo. Por ( ltimo, es preciso consider;n la sostellibilidad de tal es trategía en el tiempo. Estados Unidos es prácticamente el único proveedor de asistencia milital" con q ue Cllen ta el pais. La ac tual estrategia requiere UII g;'an esfuerzo fiscal para la modernización de las Fuerzas Armadas, así ClU el fortalecimiento institucional y los programas ele de,arrojlo alternativo y de asistencia social. Dadas las cilji ciones actu;lles y b.s qt1 e se vislumbran en el fu tu ro próxilno, el país no está ell capacidad de Illantene -un esfuerzo de t=llmagniwd por largo tiempo, y lllt:110$ aún sin l ayuda de ESt.1dos Unidos en la fonu:i como se ha venido tbndo. Por otra parte, el pa nrjllu internacional tambiénjl1eg;l cont«l CoJombj;1. Pese al m:lntenimiento de la ayuda estadllllidellse par:! el próximo ario, la iljtervención njilir:lr de este p:lís en otras partes del mundo concentra gran parte del interés y de los recursos disponibles. ParJdójicdlllellte, la ayuda militar al país ha colltillllado crecienincluso con la pérdieb ele importancia de Colombia dentro de dicha política, dehido al compromiso de Estados Unidos en Afganistán, [rae y otros países. Ello puede encontrar explicación!l sólo en la dificultad del gobierno de Estados Unidos de 'dcsengnchare' ue la guerra en Colombi:!, sino, más recientemente, por la creciente preocupacíón en Washington del avance de los gobiertlos de izguierda en la regió 11, Y sobre todo el pa pe! de 1111 " Para el alio fisc112000, E,tados Unidos increjjlcmó de Imnera sustancial ía asistcncia antinarcótícos para Colombja. Entre os alios 2000 y 2004, Escados Unidos otorgó UIl t0[;11 de "prl0mddn ente de 3-300 millones,de dólares y convirtió a Colombia en el quinto mayor receptor de ayuda 'lt1llndi; J desd e 2002. L1 Ill:lyor parte de estos fo ndos han sido entre15ddos 3 través de la AndeJn Coullterdrug lnitiative. Para el ño fiscal 2005, la,d.miliisltación de Bush ha propuesto 571 millones de dóbres. (Véase Anexo 4.) [59J

i,n. Moree'. Rojas rágimen que como el ele Chávez. se dec!a(a opositor a su hegil1lú3 en la región. Conclusiones La percepción y la estrategia de Estados Unidos frente al confficto armado en Colombia han estado atraveqdas de arriba a abajo por el tema de bs drog2s. Sin emba,go, esa percepción no ha sido estáticj. De Ulla visión diferenciada entre el problema de las guenijhs y el de las drogas en la década de los ochenta, pas2mos a la gl.1en--a ambigua y la narcoguerrilh de fmales de los años noventa, y de allí al narco(errorismo, 11.1 ego de Jos ate litados del TJ -s. Esta lransfonnación está catg<!da de profundas consecuencias, sobre todo en relación con el futuro de la guerra en CoiolllbiJ. Por ello todavía queda por establecer h coherencia y la eficacia pr;ícüca del presupuesto que es(5 a la base de 1<1 estrategia de Estados Unidos frente al conflicto armado colombiano. Falta por demostrar que las políticas antínarcóticos sou efectivas pat"d ditrúllar el problema del narcotráfico en Collllbia y si ello va a conduci( al fm del conflicto armado. Hay razones pata pensar que ésta no es la panacea para la solución de los problemas del país. En primer lugar, porque si bien hoy en día hq un estrecho vínculo entre el conaicto armado yel tráfico de urogas, este último sólo puede ser visto CIll la "e;tusa eftdente' y m5s inlhediata del conaicto. La ecllonúa de las drogas, aunque puede explicar la prolongación en el tiempo y la agudización del conflicto, no puede se vista como la "causa inmanente', es decir, no por la existencia del narcotf5flco nacieron las guerrillas cn Colombia: la exclusión política, la desigualdad social, la pobreza, etc., sigucn siendo {actores que se deben considerar.y aun CU;Il1U esas causas profundas son todavía motivo de controversia, reducir el conflicto annado al problema del narcotráftco no hace más que generar mayor confusión e ilusiones n la población, que tarde o temprano se ver5n frustradas. En general, si bien las guerras necesitan recursos, y:t sean legales o ilega1cs, éstas no existen porque haya (ecursos para hacerlas. Ése es un error en el que incurren aquellos trabjjos que caracteriz<lil a bs llamadas nuev.ls guerr; s simplemente como guerras de depredación. Al menos, con respecto al caso colombiano, no estnj; mos hablando de una guerra sólo por el control de recmsos econótrúcos. [60] eslados Unidos r la SI/ara w Colombia Lm grupos arm; dos sigtlen teniendo motivaciones políticas, por muy polémicas e incol1lprensibjes que a veces resulten. Adelllás, la economía de la droga 110 es J; única que sustenta el conflicto ar maclo, como se señaló. En se :llndo lugar, el razqnall1iellto contr; rio resllha también igua] de nocivo. Asulrur que el m rcotrá[ co e),:iste en raz6n del conflicto armado, confunde el orden de las causas. Aunqlle el conflicto annado ha potencíado todavb más la economía jjeg;tl, los factores que explican la aparíción y la permanencia dd narcotóflco en Colombia son múltiples, como lo han señalado diversos alltores (Thoumi,2002). Así, el diagnóstico <)ue,sirve de base a la est(ategia de Est; dos Un.idos frente al conflicto ; mlado en Colombia 110 sólo es circular (acabar con las drog; s significa acabar con la guerra, la cual J Sil vez implica poner fill ;11 n; rcotráflc), sino que, además, distorsiona la extrema complejidad de la guerra que vive el p3.ís. Esta simplificación se ha hecho aún más extrema con la superposición del terrorismo a b conjll llción entre drogas e imurgencia, lo que hace ms rernota una solución real y de brgo plazo. Tr;: tar a los grupos armados ileg; lcs como carteles, como org;mizacioljes de traficjl1tes y, ahora, como grupos narcolerroristas es una poslción peligrosa, y no hay nada peor para ftnlldar una estrategi;;c coherente que tener una imagen distorsionada del enemigo. La comprensión de la naturaleza del conflicto colombiano, en toda Sll complejidad y sus contradicciones, es un illlperativo para el país y para el )Jwpio Estados Unidos. No se trala de negar b relación existente entre el tráfico de drogas y el conaicto armado. Esto es obvio y profundo. Pero e necesario esclarecer de qué tipo de relación se trata y salir de la confusión en la que est; mos. La apelación al ciliflcativo de terrorismo confunde aún más bs cosas. Se trata del nusmo tipo de i1l1plificación que sucedió durante al GUetld Fría, al interpret.3r todos los conffictos bajo la lógica de la confrolhaóón este-oeste. Esta nueva estrategia de Estados Unidos recoge y prolonga los,_ supuestos y limitaciones de la lucha antinarcóticos aplicada desde hace treinta años, cuya efectividad debe ser revlsada. La política de, '.Estados Unidos hacia Colombia sigue condicionada a considcra.<-'iones de su propia política interna y no a una respuesta acorde al (conflicto colombiano. Es preciso considerar el costo que h; tenido [61]

Diana Mort:ela Rojo, p,ara Colombia la luch Cllt,; las drogas, llq sólo en términos de vj'ds humanas y recll rsos, si no también eii téillúnos de est;lbildad p'olitica y democrkij. El narcotráfico ha sido sumahlcll te nocivo para el pús, tal CIll Jo den1ueslra la situación en la que nos ellcontrills hoy; sin embargo, también esta guerra contra las drog<l5 ha traído consecuencias nefastas que no podemos ocultar. En efecto, es preciso resolver el problema del trábea ilícito de drogas, pero no ljuede ser de cllalqllíer manera ni a cualquier costo. La imposición de políticas antinarcóticos "no negociables", por parte de Estados Unidos, implica la pérdida de margen de maniobra par:l que el gobierno de Colombia pueda fijar su propia ; gcnja política, iijclllida la negociación de reformas dllrante los diálogos de paz. En este sentido, Jos colol1lbi311os todavía no hemos vislumbrado Ji somos 10 su ftejen temen te conscie IJ tes de los costos de mantener esta gllcr r; narcoterrorista. [62J f.llados U"idos )' la gl/erra fil Col"mbia Biblj ogri\fia AtehortÍ13,AdoJfo. 2004. "La seguridad delljoer:ítica del gobjerno Uribe", en Consejo Nacional de Plane:lción, El wmino (JI Estado (Immital'io. 00'< a io,\ de gobierno, Bogotá. BlIreau for illternatioml Narcotics and Law Enfot(eIllent Affa irs, U. S. Department ofstate. 2004_.200] In(emalúmal NarClics Control Sll'ale!a Reporl, Washington. Disponible en http://www.state. govi g/in}!rjs/nrcrpt/200)ivoll /htmjlz98)2.htm. Demarcst, Geoffrey. 2003. "Mapping Colombia: The Correlation between Lall.d Data al1d Strategy", en Slrategic Sludics Instill (e, U. S. Army Wa r CoUege., Downes, Richard. 1999."Landpower and Ambiguous Warf; re:tlte Challenge of Colombia in the 21St Cenwry", en Cl'iference Report. DiS1'ol1 ible en 11 ttp: / / www.carlisle.artny.mil/ssi/pdffi Ies/ruB33.pdf. Consultado el L de marzo dc 1999. Estados Unidos, Departamento de Estado. 2003. Intemaliona/ Narcolies Control StmleNY Rcporl, Washington, Dep;utment ofstate. Disponible en http://w,"vw.state.gov/g/inllrls/nrcrpt/2003/, consulk1do en marzo de 2003. -. 2002. Reporl lo Corwress. Disponible en http://ciponline.org/ eolombi::l!o21200ol.htm, consult..1.do en diciembr.e de2002. Estados Unidos, I-Iouse ofrepresent..1.t1ves. 2002. Making S,. pp{emefl.. tal Appmpriati(lrl.sj>, mlrer Rew Jery.fr0ftl,md Response lo 1errorísl AUacks 0/1 the U S or Ihe Fiscal Year Ellding SeptemlJcr ]0, 2002, 'and IX olhe/' purposcs, Washington, I-lR 4775. Estados U rudos, GeneraJ AccülJ llting ffice (CA). 2004. Nonmililary 'Ji AssistallCC fa Colombia is Begillnillg lo S 'UJ Inl.ended Resulls, but PrQgral1ls are not Rendíly Suslaínab/e. Report to the honorable Charles E. GrassJey, Chairman, Caucns )) Internacional NaT '. cotíes Control, U.S. Senate. 1998. Rcporl lo Con,liressi<1nal Requesles. Dnlg Cl1lrvl. U. S...'\(; Counlernarwtics ljorts in Colombia Face c<mtimúng Challenges,....\! WashiJlgton. 'Fundación Seguridad y Democracia. 2004. El repliegue de las "ARe: dernlla o e.llralc..:ia, Bogot.'Í.. GA/NSLI\D-93-158. 1993. Y/u: Drug r1lar, agosto 10. G6tnez, Sergio. 2003. "Congreso de E. U. aprobó 532 millones de dólares para Colombia". en EfYienrpo, Bogotá, 14 de febrero. [63]

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i," M"rccl Roj<ls Anexo 2 Cultívos de coca calculados entre 1999 y 2003 por departamentos (hectáreas) M <=> <=> ';1... al al... :o 'll E o 00 u <:: <:: el! III u o u el! "'C o >. :;; u E.C:: "E'" u l.d u o'" "" ';2 1-1 I I o o o o o o 000000 q C! ci 000000 C() l "d" N - c:o... se :U!i!paH Ó <o Ó "" '<t '",.,.., '" N > '" v :::;: v; I.., <> ::>..,.. '".. '".2 '" " :i'í.., '" S e E '" a. '" I g N.E 3\,g " :5 v <3 '" '" I -;;..." e..5 e 4' 1(l ]: '"a: 8..; '2 i 2.ª - ; ro '" 8 VI {'S 'c: ::> e '0 <ti Z E '" c: ;;; '" c: 4' ::>..., "! L, epto. Marzo Agosto tov. Dic. Dic. % 1999 2000 2002 2002 2003 variadón Fué'rite: UNDC. 2004. Colombia Coca (ultiva(ion Survey 10( 2003. 2002 2003 Nariño 3959 9.343 7494 15.131 17.628 17% Guavlare 28.HS 17.619 25.553 27.381 16.163 41% Meta 11.384 11.123 11.425 9,222 12.814 39% PUlumayo 58.297 66.0n 47.120 13.7 25 7.559-45% 4Quetá 23.718 26.603 14.516 8.412 7.230 14% Norte de de Santander 15.039 6.280 9.145 8.041 4.471 44% Bollvar 5.897 5960 4.824 2.735 4.470 63% Antíoquía 1----_.- 3.644 2.547 ].171 3.030 4273 41% Vichada f---..... 4.935 9.166 4.910 38\8 22% (auca 6.29\ 4576 3.139 2.120 1.4H 32% Vilupés \.0\4 1493 1.918 1485 1.157-22% Córdoba 1.920 117 652 385 838 118% Guaia!a... 853 1318 749 716-3% santander... 2.826 415 463 632 37% _. Amazonas...... 532 784 625-20% I. 90yac... 322 245 118 594 403% Ar3uca... 978 2.749 2.214 '>39 76% l' M3gdalena 521 200 480 644 484-25% -,..chocó... 250 354... 453... : _Guaiir3... m 385 354 275-22%,, (undinammca... 56 22 57 57 _. o!--ci.das............ 54... I Valle 1'. del Cauca... 76 184 111 l7-67% --"--.,"'Total 160.119 163.289 144.807 102.071 86.340 15% l. TRIa Iaprox. 160.000 163.000 145.000 102.000 86.000 16% I Precisión 80% 90% ')0% 91% 89%, [66] [67J

Mil., de hectárea! 225 200 175 150 125 100 Fuente: UNDC, 2004. Colombia Coca Cultivation Survey lar 2003. 101)0 900 800 {! 700 ' : ".g 600 t:.. e 500.!l! -o 400." l,g 200 Anexo 3 Cultivo de coca en la región Andina 1994-2003 Plan Colombia _ Diana Mnrcela Rojas 75 S 2S 0.11 UJ 1.':1,1 "1,1 1,1 1,1 U 1,1 U I,H,I 1,1 U" 1, 1990 1991 1991 \993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2001 2(1)) Gl Bolivia [J Colombia Pe,,) Anexo 4 la ayuda estadounidense a Colombia desde 1997 Esrados Un Mos y la J!llCrra eh Colombia Agencia Tabla Montos de la asistencia entregada a Colombia en los años fiscales 2000-2004 (millones de dólares) Años FiS(ales 2000' 2001 2002 2003 1 2004 Total State-' 774,9 48,0 275,4 516,6 495,8 2.110,7 U. 5. AID' 123,5 104j 122.2 122,2 472.4 Defeose 128.5 190,2 1\9,\ 16S, 1n.0 724,8 Total 1.026,9 238,2 499.0 803,8 740,0 3.307,9.Fuente: Departamento de Estado y Departamento de Justicia, USAI yel (on9,esslonal Re ajcll Service. (GA 004726). I Induye los fondos asignados para el Phll Colombia a tr;lvés del EIllergency Supplelllelltal AppropiariollS Act, 2000 (Division B o[ PubJ c l.aw 10(i-Z' 'Ó)., Incluye Y3 millones de dólares de fondos del Foreigll Military Financing provenientes dd Foreign perati,olls Export Finandng, and Related Appropíations Act, 2003 (Division E, title 1lI oc P.L.; 34 millones de dólares prove nientes del Departamento de Estado y 34 Illillolles de dóla res provenientes del cpart:.1ji1cllto de Defensa e1l el Emergency Wartime Supplememal Appropiatiom Act (P.L l8-u); y 37.1 millones de dólares del Foreign Military Financing provenientes de las apropikiolles suplemelharias dd úio flscal 2003. l Incluye 88 uúllones de dólares de fondos transferidos del Departalllento de Estado al de Justicia pata la illlplementación. ele los programas de (ort:decim..iellto de la justicia. Entre los años fiscales 200 y 2003. el Departamento de Estado lraus(ltió 375 núuones de dólares a USAlD para desarrollo alternativo, democracia y fort.1..iecimiento de la justicia, y para los progralllas de desplazn je1\to interno. Para el all 2004, el Cllgteso asignó directantellte los fondos necesarios para los progrjlnas de U5AID. j1 " 100 o 1997 1998 1999 2000 1001 2002 2003 2004 100S Ayud. ",onómica y sodal Ayuda milll.' y pollclac. Fuente: www.ciponlll1e.org/colombia/ai<llable.htm. [68] [69]