Apuntes de Morfología y sintaxis. (Introducción a la enseñanza de lengua española)

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PARTE I: ANTECEDENTES

Transcripción:

Apuntes de Morfología y sintaxis (Introducción a la enseñanza de lengua española) 1

Tabla de contenidos Prólogo 1 El estudio morfológico Las palabras y otros medios gramaticales auxiliares: síntesis y análisis en la formación léxica Categorías gramaticales 2 La estructura de la palabra La base de la palabra Formas simples y formas compuestas Familias de palabras 3 Significación y palabra La estructura semántica de la palabra Homonimia y polisemia Sinonimia y antonimia Principios de terminología Fraseologismos Estratos lingüísticos del español Apéndice Breve noticia sobre la lengua española 2

Prólogo Históricamente, la reflexión sobre el lenguaje ampara el estudio de la morfología a las investigaciones gramaticales. Así en el siglo IV a.c., Pānini, teórico hindú, establece una caracterización respecto a las mínimas unidades significativas de la lengua (lo que hoy conocemos como morfema) aportando las nociones de raíz, desinencia, flexión y afijo. Un siglo más tarde el Cratilo de Platón abordará el carácter de la relación entre las palabras y las cosas definiendo las dos posturas que perdurarán hasta la Edad Media: el signo motivado o natural y el signo convencional. La tendencia naturalista apoyaba la correspondencia formal de la palabra con su significado, la onomatopeya era el mejor ejemplo. Ὄνομα y ρῆμα son las distinciones de contribución platónica, mismas que serán precisadas en los trabajos de Aristóteles (Categorías, Peri hermeneias): nombre y verbo, respectivamente. El primer esfuerzo formal por construir una gramática se atribuye a Dionisio de Tracia (s. II a I a. C.) denominado Tήχνε γραμματική, texto en el cual se señalan cinco categorías gramaticales en el nombre (palabra), género, número, tipo (primario o derivado), forma (simple o compuesta), número y caso y ocho en el verbo: modo, voz, tiempo, tipo, forma, número, persona y conjugación. En los romanos, grandes herederos de la cultura helena, destacan los trabajos de Varrón De lingua latina, quien delimita las categorías gramaticales en función de sus variaciones, así de variación casual están los nombres (rosa, para el sustantivo femenino singular y rosae para el genitivo singular), la expresión temporal en donde están los verbos y con variación casual y temporal, los participios; Donato Ars grammatica y Prisciano Institutiones Grammaticae. El fenómeno gramatical que corona la Edad Media es el interés de los intelectuales en la lengua vulgar, con el texto De vulgari eloquentia de Dante Alighieri lo cual crea espacio para hablar del sistema en su realización oral, a ello subyace el estudio de las palabras en lengua española que tiene su origen en la Gramática de la lengua castellana de Antonio de Nebrija publicada, con la venia de la reina católica, el 18 de agosto de 1492 en Salamanca. Si bien diversos tratados sobre el arte de trovar ya consignaban en sus páginas reflexiones sobre las principales categorías gramaticales (nombre, verbo, adverbio, artículo) la Gramática constituye el primer ejercicio sistemático del tema dividido en cinco libros: I, ortografía donde se incluyen reglas de pronunciación, II prosodia y sílaba, que también aborda problemas de métrica y 3

versificación, III, el libro de la morfología, aunque bajo la rúbrica etimológica haciendo especial énfasis en la derivación como proceso de creación calificó a los derivados resultantes como verbales, participiales y adverbiales, IV sintaxis y, V introducción a la lengua castellana para los que hablando otra quieran aprender aquélla. 1 Con lo cual, el texto de Nebrija constituye el primer compendio útil en la enseñanza del idioma español a extranjeros, exaltando la importancia del conocimiento léxico-morfológico para el desarrollo de la competencia lingüística. Es precisamente desde tal perspectiva que pretendemos exponer y analizar los mecanismos por los cuales se genera el léxico castellano. Para ello, lo que encontrará a continuación comporta los lineamientos generales que le permitirán aproximarse a un conocimiento más profundo de las entidades lingüísticas, como sigue: en el capítulo uno, identificará el objeto de estudio de la Morfología lingüística y su relación con la Sintaxis mediante el análisis de la estructura morfémica de la palabra y su funcionamiento en el sintagma; en el capítulo dos, atenderá a los mecanismos de creación léxica y el estudio de la integración de familias de palabras y, finalmente, en el último capítulo, se analizarán las relaciones semánticas de la palabra y su incidencia en la configuración del léxico hispano. Cabe mencionar, que hemos tenido a bien designar el último apartado de cada capítulo al estudio diacrónico de la lengua, haremos un poco de filología hispánica, pues si bien la intencionalidad final de la presente materia no estriba en la estricta formación de lingüistas, sí comporta el deseo de fungir como herramienta para el docente, a fin de que la enseñanza del español como segunda lengua, no derive en el ejercicio de la repetición de listados infinitos de vocabularios, sino en el favorecimiento de la creatividad léxica en el estudiante a partir de procesos analógicos, de allí el nombre de los temas (Análisis contrastivo entre el español y otras lenguas). Todo ello a la luz de una metodología estructuralista. 1 Para más información respecto a Nebrija y las gramáticas precedentes, ver Juan Clemente Zamora Munné. Nebrija y las gramáticas de lengua vulgar en Scripta philologica in honorem Juan M. Lope Blanch. A los 40 años de docencia en la UNAM y a los 65 de vida. Coord. Elizabeth Luna Traill. México, UNAM, 1991, pp. 481-493. 4

1796. 3 Extensamente, es posible aludir a la tarea morfológica como el estudio de las 1 El estudio morfológico A principios del siglo XIX, la base terminológica de las ciencias naturales fue utilizada en la construcción del paradigma de investigaciones cuyo interés era el fenómeno humano, esto es: las ciencias del espíritu, nomenclatura acuñada por Wilhem Dilthey, sin embargo, tales estudios poco a poco demandaron la institución de un método propio en razón de la variedad en el enfoque, pues si las ciencias naturales atienden a la demanda qué es el hombre?, las ciencias del espíritu responden a qué significa éste? 2. De tal manera, y, bajo la influencia del darwinismo, la palabra morfología, como observación de las formas, es introducida en el marco de los intereses lingüísticos, a partir de los trabajos del romántico alemán Goethe (formenlehre). Etimológicamente, el vocablo proviene del griego: μορφή forma y λόγος estudio, por lo que una morfología así referida atañe a grandes rubros, la morfología animal, la morfología del relato, etc., su uso en el repertorio lingüístico inglés data de 1860 en la entrada morphology del Oxford English dictionary. En lengua española, la noticia de la función de la Morfología es más antigua (1847-1920), pues si bien no aparece como disciplina autónoma, de manera incipiente, a partir de la Gramática, es aceptada como campo de estudio bajo las acepciones de Analogía y, la todavía más remota, Etimología desde formas lingüísticas, lo cual resulta todavía impreciso pues en ello podemos englobar, 2 Cfr. Algirdas Julien Greimas. Semántica estructural. Madrid, Gredos, 1987, pp. 13-16. 3 Ver P.H. Matthews. Morfología. Introducción a la teoría de la estructura de la palabra. Trad. Rafael Monroy Casas. Madrid, Paraninfo, 1980, pp. 14-15 y María Tadea Díaz Hormigo. Morfología. Cádiz, Universidad de Cádiz, 2003, pp. 15-17. 5

fonemas, palabras y sintagmas. Una definición más específica y, que en cierto modo deviene de las implicaciones hechas por la tradición española, la establece como el estudio de la estructura interna de las palabras y los procesos o las reglas que permiten generarlas, así como las variaciones que experimentan y su clasificación en distintos grupos. Así que de manera inmediata es preciso atender a qué es la palabra. De acuerdo con el Esbozo de una nueva gramática de la lengua española publicado por la Real Academia Española: Todo acto de elocución en una lengua dada es susceptible de ser analizado, por los que la hablan, en una o varias imágenes o secuencias acústicas mínimas, idénticas o diferentes entre sí, cada una de las cuales se corresponde con un contenido significativo. 3 Por lo que en una unidad discursiva como: Allá en otros tiempos (y eran muy buenos tiempos), había una vez una vaquita ( mu!) que iba por un caminito El encadenamiento de sintagmas deviene en la idea de temporalidad remota, mediante el adverbio allá y el modificador en otros, enfatizado por la clave de apertura, clásica del cuento maravilloso: había una vez, que, constituye una fórmula cuya presencia en el comportamiento lingüístico cotidiano (denotativo), amalgama el significado de cada una de las partes a uno mayor. Por sí solas, las palabras integrantes de este sintagma poseen autonomía significativa, lo que permite puedan ligarse a cualquier otro elemento del sistema lingüístico y, según sea el caso, desempeñar una función específica (había se escribe con b, una más y nos vamos, la primera vez que te vi). Utilizamos el vocablo palabra, lo mismo para había, que para mu! y caminito, en razón de que éstas son identificables en la cadena discursiva gracias a su separabilidad y permutabilidad. De manera primaria, la acepción de palabra está dada por el uso: el hablante promedio reconoce estos elementos en razón del espacio existente entre ellos (un silencio o pausa entre cada emisión sonora, un área blanca en la hoja, o un signo ortográfico) 4. La parābola latina hoy comporta, una entidad abstracta que posee propiedades contrastivas y combinatorias, es decir, en su relación con otras, adquiere una función y una jerarquía, una articulación con valor gramatical y 4 Los pronombre enclíticos son la excepción a estos límites de la palabra, pues aunque poseen significado en sí mismos, en el sintagma, se precisa su unión con el verbo: tómalo 6

sintáctico ( había es un verbo que puede fungir como auxiliar: había visto). Tales relaciones responden a los criterios de distribución, orden y dependencia. Por otro lado, en su Presentación de la lingüística Bernard Pottier define a la palabra como la unidad mínima construida 5 ; estructuralmente está formada por pequeñas unidades que poseen significado propio o morfemas, cada una de estas partes se realiza mediante grupos complejos de elementos de expresión que comportan sonidos particulares (unidades fonológicas), ello no influye en la realización gramatical de la palabra pues no necesariamente guardan correspondencia 6 (homonimia); tal es el caso de /cara/ y /cara/, siendo la primera la parte anterior de la cabeza, de barbilla a frente y, la segunda, el adjetivo que califica algo como costoso: La cara de la bella joven La cara pulsera de la joven Algunos morfemas son de carácter léxico, lo que aporta el significado conceptual y constituye la parte constante de la palabra (raíz) atendiendo a una realidad extralingüística o referencial. En la palabra caminito [camin-] da la idea del sendero por el cual se transita y es la parte constante, en tanto puede ser utilizado en sus variables como [camin-o] o [camin-ata], forma sustantiva que refiere la acción del caminar. Otros, se definen como gramaticales (gramema) y constituyen el aspecto variable de la palabra, remiten a la realidad interna del sistema pues pueden fungir como complemento del significado de base o bien, establecen relaciones entre los distintos elementos del sintagma; tal es el caso de los accidentes género y número, de los pronombres y de las desinencias verbales ([conej-o], [conej-ito-s] y [am-ar], [am-áis]). Los morfemas lexicales se clasifican en: libres al constituir unidades que pueden emplearse de manera independiente, también son llamados palabras monomorfemáticas (palabras simples) como los adverbios y pronombres (allá y tú), o bien, algunos otros sirven de base para la formación de nuevas estructuras, tal es el caso de [sol] para [sole-ado] y [pan] para [pan-es]; y trabados, al referir una relación de dependencia: se unen a otros morfemas para construir palabras polimorfemáticas (palabras complejas), son constitutivos radicales cuando la raíz de una palabra que por sí sola no transmite un significado completo como en pens-ar, pens-ado, son constitutivos flexivos los 5 Cfr. Bernard Pottier. Presentación de la lingüística. Fundamentos de una teoría. Trad. Antonio Quilis. Madrid, Ediciones Alcalá, 1968, pp.53-57. 6 Para más información ver John Lyons. Introducción en la lingüística teórica. Trad. Ramón Cerdá. Barcelona, Teide, 1971, pp. 69-70. 7

gramemas pues completan el significado de la palabra, es el caso de las desinencias que indican género y número para sustantivos y adjetivos, y persona, modo y tiempo para los verbos, así para [libr-os], plural masculino, [negr-a] singular femenino y [habl-aban], tercera persona plural, modo indicativo, copretérito 7. Al unir dos o más palabras simples, sin ningún nexo de por medio, formamos estructuras morfémicas yuxtapuestas, como en caso de [yerbabuena]. Esta tipología morfemática atiende a dos funciones primarias: la facultativa o de combinatoria, en la cual las partes se requieren mutuamente, mas este requerimiento puede o no ser necesario: la desinencia ado se encuentra, gramaticalmente, lo mismo en cant-ado que en sal-ado, y la obligatoria o determinante en la cual una de las partes requiere necesariamente a otra u otras; así por ejemplo en español, los verbos terminados en er, admiten ser sustantivados en miento y no en ción: el establecimiento y no la estableción. 8 Dentro de los morfemas trabados se encuentran los afijos, los cuales constituyen elementos de flexión o derivación en la forma de la palabra. Se clasifican de acuerdo a su posición respecto al lexema: Nombre Posición Ejemplo Prefijo que se antepone al radical, sin Antítesis (oposición) modificar la clase gramatical del lexema añade un matiz al significado de base Interfijo que se inserta entre el radical y el Polvareda sufijo; su función es enlazar estas partes y carece de significado Sufijo que sigue al radical y forma derivados, impone su clase gramatical al lexema y puede cambiar su género. Se clasifica en: adjetivizador, adverbializador, nominalizador y verbalizador Querible (adj) Bellamente (adv) Lavadora (nom) Palidecer (verb) 7 Cfr. Delmiro Antas. El análisis gramatical. Barcelona, Octaedro, 2007, pp. 26-27. 8 Cfr. Louis Hjelmslev. Ensayo de una teoría de los morfemas en Ensayos lingüísticos. Madrid, Gredos, 1981, pp. 202-208. 8

Las palabras y otros medios gramaticales auxiliares: síntesis y análisis en la formación léxica Palabra, es también un elemento cuya disposición en el sintagma atiende a las relaciones semánticas del dominio del hablante, quien pudiera no entender cabalmente cada uno de los términos en una oración y, sí comprender el significado global por contexto: El zaguán estaba cerrado cuando llegué, dejé mi coche afuera; sin duda el usuario promedio no reflexionará en torno a si zaguán es un sustantivo masculino y singular, comprenderá que se trata de un algo por donde se entra. Si quisiéramos reemplazar El zaguán por la La puerta, el mismo usuario tendría en cuenta la idea anterior, toda proporción guardada con la concordancia 1 : La puerta estaba cerrada. Las palabras se vuelven elementos mutables en razón de participar de esquemas vacíos, en nuestro ejemplo paradigmático la vaca que transita por el caminito puede ser sustituida por un perro. Llenar las estructuras sintácticas con estructuras menores supone la creación de relaciones de significado. De acuerdo a la gramática generativa, los criterios que regulan los mecanismos de formación léxica son tres: semántico, sintáctico y fónico. Así por ejemplo, el diminutivo -ito (pequeño) no puede ser añadido a bases nominales que ya contengan un sufijo aumentativo ( azo en osazo, cuya incongruencia deviene en *osacito; lo mismo para el diminutivo que se contrapone al sentido de la palabra como en inmenso, inmensito, lo cual no sólo mueve a risa sino que resulta incongruente), para el criterio sintáctico, la adición del -ble comporta la formación de la categoría adjetival (como en amable) y, ya en el tercer criterio, podríamos citar el ejemplo de la adición de -eza y -ez en razón del número de sílabas que comprende una expresión léxica (testarudo igual con testarudez y, grande con grandeza), es posible afirmar que las bases adjetivales con más de dos sílabas escogen el sufijo ez. 9 El mismo hablante promedio de nuestro ejemplo, en razón de su actuar dentro del sistema, posee el conocimiento de la estructura de las palabras y la relación formal que guardan entre ellas en la cadena discursiva; decimos, posee competencia léxica en tanto tales presupuestos le permiten generar nuevos elementos. En un primer momento, la ampliación del inventario léxico de una lengua atiende a las relaciones de orden morfológico; tal es el caso del fenómeno de yuxtaposición, el cual consiste en enlazar 9 Cfr. Soledad Varela Ortega. Fundamentos de morfología. Madrid, Síntesis, 1992, pp. 7-13. 9

sin mediación de nexos un léxico primario y un léxico secundario, siendo el primero la categoría de base a partir de la que se forman nuevas palabras: Léxico primario /Abre/ + /Latas/ /Radio/+/Terapia/ /Agua/+/Fiestas/ Léxico secundario (creación) Abrelatas Radioterapia Aguafiestas Como unidades separadas, autónomas, las palabras pierden su significación léxica, convirtiéndose en un elemento funcional de una estructura mayor, en una suerte de relación sintética, tal es el caso de los auxiliares, en: Voy a quedarme aquí sentado, semánticamente, el verbo Ir no implica la acción de desplazarse de un lugar a otro, pero sí da la idea de una continuidad en la acción de permanecer o quedarse. Consideramos analitismo a una suerte de función extensiva de la lengua, en un enunciado explicitar las diversas posibilidades de realización de un elemento en la cadena hablada, mientras que sintetismo comporta una función económica, condensar en una sola unidad todas las posibilidades de realización de la misma: basar y asentar algo sobre una base, fundar, apoyar. Ahora bien, se denominan lenguas analíticas aquellas que suman a las palabras elementos que expresen sus relaciones sintácticas (por ejemplo las preposiciones) mientras que en las lenguas sintéticas, la desinencia expresa las relaciones. Ello no quiere decir que las lenguas analíticas sean más económicas, sin pretensión de subyugar ninguna, la falta de economía que parecen tener las analíticas se solventa al caer menos en equívoco. Categorías gramaticales En la obra de Jean Piaget se explica que la actividad cognitiva, es decir, cómo logramos pensar, consiste en extraer del flujo de representaciones un cierto número de invariantes (nociones, conceptos, imágenes) que sean como la estructura misma de la inteligencia. Tales invariantes son de carácter individual, se construyen a partir de la experiencia y al mismo tiempo son colectivas pues todo ser humano es capaz de construir tales nociones. La capacidad de asociación que da pie a la formación de tales estructuras cognitivas aparece al año y medio en el niño, quien además de aprehender por sus experiencias físicas con el ambiente, lo hace por las interacciones sociales, la mayoría de los efectos de dicho aprendizaje social son mediados por el lenguaje, el cual hasta 10

este momento funge como actividad cognitiva, cuyo papel esencial es proveer al infante información sobre la realidad ausente. 10 El hecho de que el lenguaje discurra en un proceso de codificación y descodificación espacio-temporal, permite al niño identificar dos nuevos planos o procesos cognitivos diferentes y complementarios: el almacenamiento de los elementos y el uso de ellos en enunciaciones concretas. Desde el punto de vista cognitivo, la complejidad del sistema lingüístico que va formando el infante se debe entre otras cosas a los elementos de este tipo que almacena, los cuales son de naturaleza distinta y están estrechamente ligados al pensamiento. Ahora bien, las estructuras sintácticas no son constructos generativos de origen innato, sino elaboraciones de un conjunto de esquemas o patrones prototípicos adquiridos en la fase de aprendizaje de una lengua en particular. 11 En general, el proceso de categorización se fundamenta sobre la base de propiedades comunes, es decir, al interior de una clase se admiten elementos que comparten un cierto número de rasgos característicos. Así las palabras, como una parcelación deíctica de la realidad extralingüística, pueden ser clasificadas en virtud de su estructura formal y por sus relaciones discursivas, es decir; por la función que desempeñan en las construcciones gramaticales denominadas sintagmas. El término categoría designa las relaciones particulares de los elementos constitutivos de la lengua, un conjunto cuyos miembros comparten contextos sintácticos; se distinguen dos clases: sintácticas, por la función de la palabra en la oración y gramaticales, que refieren las modificaciones sufridas por dichos elementos, noción identificable por su morfema (el género, el número, la persona, el tiempo). Se trata de conjuntos en los cuales se señalan relaciones semánticas, mismas que no poseen alcance universal, sólo tienden a la clasificación de cada lengua. Pronombres: son morfemas libres que pueden desempeñar la misma función que el sustantivo, con la diferencia de que estos no tienen una significación plena (semánticamente). Laura me dijo la verdad Ella me dijo la verdad; Laura me dijo eso Artículos: Son modificadores y determinantes del sustantivo, por lo que funcionan como adjetivos. 10 Cfr. Jean Piaget, citado por Leland Swenson. Teoría del aprendizaje, perspectivas tradicionales y desarrollos contemporáneos. Barcelona, Paidós, 1991, pp. 385-389. 11 Ibidem. 11

Ayer compramos una manzana Verboides: son formas impersonales del verbo que gramaticalmente pertenecen a otra categoría. Infinitivo Sustantivo (pintar) Gerundio Adverbio (pintando) Participio Adjetivo (pintado) 12

2 La estructura de la palabra En el aprendizaje de lenguas, naturalmente, la imitación y el signo denotado comportan el primer nivel de acercamiento tanto para un hablante nativo, como para quien se aproxima, por elección, a otra lengua. Nacer en el seno social, implica nacer en la lengua. La madre dice al niño: sopa, come tu sopa, mientras sostiene aquella sustancia con la cuchara, esta situación deíctica permitirá al infante crear un concepto. A partir de entonces, todo alimento que refiera una consistencia semejante aparecerá en su repertorio lingüístico como sopa, será nombrado como tal. Con el tiempo, el significado dado por el uso le permitirá incluir la misma unidad lingüística en diferentes contextos, como en: estás hecho una sopa. Proceso semejante sigue el extranjero al descubrir otra lengua, pues, en gran medida, es en el habla en donde se adquieren los conceptos. Eso con respecto a la asimilación de vocabulario, sin embargo, conforme se amplía el conocimiento del entorno crecen las urgencias comunicativas. Qué hacer para transmitir eficazmente nuestra experiencia a otro, si no conozco una palabra específica para ello? Una respuesta tentativa es: crear por analogía. En la Poética, Aristóteles afirma que inherente a la esencia humana está la imitación; imitamos con 13

medios diversos y de modos diversos, con lo cual nuestras creaciones no son espontáneas, poseen cierto anclaje en lo ya conocido. El mismo niño del ejemplo anterior, ahora asiste a la escuela y un buen día, consternado, refiere a su madre: Mamá, hoy un niño le pegó a una niña, le dio un balonazo y le tiró los lentes, ella después, le dio un lapizazo en el ojo y el niño lloró. Dar un golpe con cierto objeto, implica la terminación azo (cubetazo, golpe con cubeta) añadida al sustantivo; dicho conocimiento en el ejemplo enfatiza una cierta intuición lingüística: formamos palabras, a partir de estructuras ya existentes. Sabemos, hasta aquí, que las palabras se separan entre sí por espacios en blanco, es decir por silencios en la oralidad pues éstas no pueden pronunciarse a un tiempo (relaciones sintagmáticas), sin embargo ello compete a la estructura externa de la palabra; como unidad se constituye por una serie de elementos (morfemas) dispuestos en un orden jerárquico; el modelo estructurador de forma es: prefijo + raíz + afijo + género/numero (libros y no *librso). Muchas veces, dichos elementos poseen significado propio, sin embargo, su función consiste en formar gramaticalmente a la palabra, sin necesariamente determinarla de manera semántica (interfijos). Así, el modelo de estructura para el género femenino en español está dado por el morfema a, como en mesa y silla, y -s para plural, como en mesas y libros, 12 aunque existen formas en las que el género es aludido por el artículo, como en estudiante o suicida. Conviene precisar algunas reglas del español para la construcción en plural: singular plural Vocal átona + -s Casa casas Vocal tónica á, -é, -ó + -s Café cafés Vocal tónica í + -es/-s jabalí jabalís/es Vocal tónica ú + -es Hindú hindúes Palabras agudas terminadas en s/x + -es autobús autobuses Consonante + -es (excepto s, x) cañón cañones 12 Es menester precisar que existen varias excepciones, como en el caso de azúcar blanca, fenómeno especial que reporta no sólo la ausencia del morfema a final, sino que, su género es aludido por el artículo El femenino. 14

Ahora bien, el léxico no comporta un bloque estático, se encuentra en constante movimiento, las entradas y salidas del vocabulario son manifestaciones de la puesta en práctica de reglas y estructuras, primero de manera intuitiva y, después, consciente, con el desarrollo de competencias lingüísticas. La existencia de la palabra como unidad distintiva que funge como modelo para la actualización léxica depende de la morfología particular de las lenguas; así, en español, las propiedades relativas a la forma de las palabras son las siguientes: 1) Autonomía: las palabras son unidades libres cuya emisión sonora no puede ser interrumpida por pausas en la conversación. 2) Estructura fija: la palabra admite distintas relaciones secuenciales en modo jerárquico. 3) Inseparabilidad de los morfemas integrantes de la palabra: el ejemplo paradigmático es cantarás, donde no es posible separar ras. 4) La palabra admite únicamente morfemas ligados, ejemplo: blanc-o y blancuzc-o 13 Sin duda, es posible encontrar irregularidades, o mejor, excepciones a la regla. Bosque, afirma que las condiciones mencionadas se cumplen de manera gradual en las diversas clases de palabras. Así por ejemplo, en el aprendizaje de lenguas, suele causar confusión la división entre unidades lingüísticas: en una transcripción fonética, es posible no hacer distinción entre cada palabra, pues la pronunciación refiere un enclítico; en el habla coloquial no es extraño pronunciar en una sola emisión un sintagma como: tú, qué estudias? [ késtudias?] Aunque, en el sistema se distinguen como unidades diferentes, en el habla resulta una sola. Los elementos clíticos, como los artículos, constituyen otro caso de satisfacción parcial a las reglas mencionadas pues no pueden ir en posición posnominal y, en prenominal, refieren una secuencia que resulta incompatible ante la presencia de posesivos (no se puede decir: los mis libros, ni los estos libros). 14 Cuando dichas propiedades se cumplen con mayor amplitud en una palabra, ésta se convierte en modelo para estructurar otras unidades que coinciden con ella en 13 Cfr. Gramática descriptiva de la lengua española. Vol. 3, Entre la oración y el discurso. Morfología (dirigida por Ignacio Bosque y Violeta Demonte). Madrid, Espasa Calpe, 2000, pp. 4113-4120. 14 Ibidem. 15

categoría gramatical. Un buen ejemplo que ilustra el caso es el paradigma verbal, que en castellano, siguiendo la conjugación latina, admite tres vocales temáticas: a, e, i (amar, temer y partir constituyen los verbos paradigmáticos). Se consideraran regulares aquellos que, admitiendo la conjugación en alguna de estas estructuras modélicas, preservan el lexema únicamente agregando desinencias. Es muy común que los niños al incorporar un verbo a su vocabulario, intenten la conjugación siguiendo estos modelos sin advertir posibles excepciones: yo corro (correr), yo cabo (caber). Las irregularidades presentes en los verbos son de índole diversa, los regulares admiten algunos cambios de orden ortográfico como sigue: Verbo Regla Ejemplo Terminación quir Permutan la -qu en c ante las Delinquir, delinco vocales a, o Terminación cer, -cir Permutan la -c por -z ante las vocales a, o Convencer, convenzo Esparcir, esparzo Terminación car Permutan -c en -qu ante la vocal e Tocar, toqué Terminación zar Permutan la z en -c ante vocal e Rezar, rece Terminación -ger, -gir Permutan la g en j en los Proteger, protejo gramemas cuya vocal inicial son a y o Terminación aer, -eer, -oer Permutan la i en y Corroer, corroyera Terminación gar Terminación guir Añaden una u, en presencia de una vocal e, conservando el sonido de la consonante Suprime la u, ante a y o, siguiendo con la norma fonética Litigar, litigue Distinguir, distingo Los verbos irregulares son aquellos que sufren alteraciones ya sea en el lexema, el gramema o ambos a un tiempo. Las características por las cuales un verbo suele considerarse irregular son tres: cambio, supresión o adición de un sonido (estos cambios en la estructura morfémica serán analizados más adelante). En general, podemos hablar de irregularidades tales como: diptongación (contar, cuento) y guturización (nacer, nazco). La base de la palabra Si bien para el análisis morfológico de la palabra es necesario atender a la segmentación de ésta en elementos menores, quizá podría resultar exhaustivo y hasta 16

equívoco el simple reducto en morfemas. En una palabra como sillas, s indica el plural, pero qué tal en: estudias, donde s, no comporta un significado por sí mismo, o en pus. Con ello no pretendemos decir que el significado global de la palabra sea un compuesto de la suma de los significados de sus partes, no de esa manera, no, necesariamente, existen unidades de orden indivisible, la segmentación no aplica de la misma manera para todas las palabras. En el análisis, existen segmentos mayores considerados un solo morfema y que comportan el significado elemental al que habrán de añadirse significados complementarios, al primero lo denominamos raíz y a los segundos, afijos. Cuando la raíz se une a una vocal temática se denomina tema (habl-amos), éste constituye un segmento estable que, adjunto a otros morfemas, señala la categoría gramatical de la palabra (-s, de plural; -a, e, i, vocal temática verbal;-a, género). La base de la palabra, aquella que experimenta variaciones ante los mecanismos de formación de palabras, puede ser un tema o una raíz, pues se define como un radical sin desinencia. Sea la palabra anticonstitucionalismo el ejemplo: [anti-+[ [ [constitu (ir) V +-ción] N +-al] ADJ +-ismo] N ] N Constitución Base sustantiva conformada por el verbo constituir + el sufijo ción, que sirve para formar nombres abstractos Constitucional Constitucionalismo Anticonstitucionalismo Unidad conformada por constitución, + el sufijo al, que indica Unidad conformada por constitucuional, + el sufijoismo, el cual Unidad mayor formada por constitucionalismo antecedido por el prefijo anti-, que aporta la significación de Los formantes clásicos, también son denominados temas. Su origen se remonta a las lenguas latina y griega, estos son lexemas que carecen de la posibilidad de realizarse de manera autónoma como palabras de la lengua, y poseen un significado básico, no relacional. En la formación de palabras, pueden acompañarse de afijos o de algún otro tema dando como resultado un elemento con sentido completo (compuesto), 17

lo cual no sucede con los afijos (re+ción, in+able, no producen palabra). Carecen de una posición fija en la estructura final: biología, logocentrismo, ecología, logopeda. 15 Formas simples y formas compuestas Llamamos palabras simples a las unidades monomorfémicas, pues constan de un solo lexema al cual se añaden morfemas de género y número, mientras que las palabras complejas suponen una composición polimorfémica. Son dos los tipos de compuestos, según el amalgamamiento que se produce: gráficos y sintagmáticos. Los compuestos gráficos pueden estar totalmente integrados o bien unidos por un guión (sacacorchos, anti-otan). Varela propone las siguientes formaciones gramaticales: Compuesto Formación Ejemplo Verbal Sustantivo Adjetivo Sustantivo + Verbo Adverbio + Verbo Verbo + Sustantivo Verbo + Verbo Sustantivo + Sustantivo Sustantivo + Adjetivo Adjetivo + Sustantivo Adjetivo + Adjetivo Sustantivo + Adjetivo Adverbio + Adjetivo maniatar malvivir limpiabotas duermevela hojalata guardiamarina librecambio claroscuro pelirrojo malsano Los compuestos sintagmáticos son agrupaciones de palabras que forman unidades solidarias y poseen significado único, a pesar de que sus componentes se realicen como paladas separadas. 16 Se debe aclarar que, aunque hay compuestos sintagmáticos que se sirven de un guión, la función de este es menos importante que en los compuestos ortográficos, ya que enlaza unidades pseudoindependientes. Se dividen en tres tipos: a) Compuestos preposicionales. Son aquellos en donde los elementos se relacionan por medio de una preposición, en un orden inalterable. Tienen un mayor grado de lexicalización. Por ejemplo ojo de Pancha. 15 Cfr. Soledad Varela Ortega. Morfología léxica: la formación de palabras. Madrid, Gredos, 2005, pp. 7-19. 16 Soledad Varela. Ibid., p.80. 18

b) Compuestos yuxtapuestos. Pueden ser apositivos, en donde el nombre remite a alguna de las características del conjunto que expresa (hombre rana, mono araña), o coordinados, en donde los constituyentes se relacionan en un mismo nivel de significación (músico-poeta) c) Compuestos de nombre y adjetivo. Los elementos mantienen una relación de núcleo y modificador, sin importar el orden en el que aparezcan (hoja santa, pieles rojas, mala leche) Algunos autores entienden como unidades compuestas, las palabras formadas por temas grecolatinos (hiperrealismo, metafísico). Los denominan pro-compuestos, unidades que forman compuestos entre sí, mas carecen de independencia fuera de su paradigma pues por sí solos no forman palabra. Familias de palabras La formación de palabras refiere la ampliación del léxico de una lengua dada, utilizando los recursos y procedimientos permitidos por sus características sistémicas, así en el español, los procesos más socorridos suelen ser la composición y la derivación. Ahora bien, es posible gestar el cambio siguiendo tres criterios: semántico, en el cual se crea una forma al tiempo que se incorpora un sentido (la muestra es: hifología que, dentro de la teoría literaria, a falta de un concepto específico para hablar de la ciencia del texto, se utiliza hifos, tejido, texto, y logos, estudio, tratado); sintáctico, cuando opera una síntesis de elementos, combinación y suma de los componentes formales (compuestos sintagmáticos, como mátalascallando) y, morfológico, donde los compontes internos de las mismas unidades léxicas sufren modificaciones (inconfesable, palabra formada por afijos y base). Según Almela, los tipos generales en los que se divide la formación de palabras son cuatro: Adición Modificación Combinación Sustracción Incremento en la base de la palabra Alteración de la base de la palabra Mezcla de sustracción y adición La base de la palabra pierde elementos Prefijación Sufijación Interfijación conversión sustitución supleción siglación acronímia regresión 19

Parasíntesis Composición repetición abreviación Dentro de los sufijos se encuentran los apreciativos, que añaden una variedad expresiva, cariñosa, despectiva, etc. Estos se dividen en diminutivos (niñito, chiquillo; en el español de México suele utilizarse este matiz en adverbios como en ahorita y tantito); aumentativos (grandote), despectivos (flacucho, calleja). Los mecanismos que operan en dichos grupos son: 1) Flexión, que consiste en el incremento de la base de la palabra a partir de la unión de uno o varios sufijos denominados desinencias o gramemas, de número y género para el sustantivo y tiempo, modo, persona para el verbo. 2) Composición, donde se unen dos o más lexemas, que poseen autonomía fuera del compuesto, es decir, son palabras de formación previa. Como se mencionó antes, existen dos tipos de compuestos: que fuera de esa composición funcionan como palabras sin necesidad de otros elementos. 3) Derivación, proceso mediante el cual se crean nuevas palabras, a partir de otras ya existentes, mediante la adición de un afijo, o bien por medios no afijales; 17 cuentan como tales la regresión, en donde a partir de una sustracción se simplifica la palabra como en reten/retener, y la conversión, en donde se añaden morfemas de distinta categoría gramatical como en azúcar/azucarar. Diversos autores concuerdan en que la parasíntesis es un proceso de derivación, pues consiste en la unión de un sufijo y un prefijo de manera simultánea (Varela, Almena). De acuerdo con Lang, en los compuestos, los enlaces entre lexemas y entre base y sufijo o prefijo y base, están condicionados por la estructura modélica del español que, de ordinario, es: vocal + consonante + vocal. Los sufijos españoles suelen comenzar con vocal, por lo que al unirse a la base, requieren la supresión de la vocal final átona de éstas. En la prefijación, dos vocales adyacentes permanecen; si se trata de la misma vocal se funden ortográficamente en función del grado de lexicalización atribuido por el hablante a tal palabra. 18 17 Cfr. Ibid., p. 31 18 Cfr. Mervyn Lang. Formación de palabras. Madrid, Cátedra, pp. 40-49. 20

La conversión consiste en relacionar palabras idénticas en cuanto a la forma, aunque de distinta categoría gramatical, dicho proceso bien podría aplicarse a la formación de familias lexicales, o familias de palabras, las cuales constituyen un conjunto de elementos que no son estrictamente entradas nuevas en el léxico, sino que comportan variaciones sobre un mismo morfema radical, es decir, constituyen diversas posibilidades de realizar un misma palabra, por ejemplo: leche, lechero, lechería. Según Moreno de Alba, la palabra derivada precisa mantener una relación fonológica y semántica con la voz primitiva, pues aunque, invariablemente, se explica que dentro de la familia de palabras la raíz no posee modificación, es menester ampliar la explicación a fin de dar cabida a los derivados que el hablante puede considerar dentro de una misma familia, a pesar de la modificación del lexema base. Afirma el lingüista que, conscientemente, se tiene como primitivo el verbo crear con sus realizaciones que alternan etimología: creador, palabra heredada del latín creatorem, y creativo cuyo origen ya no es latino, sino que sí procede del verbo crear. 19 Por otro lado, sustitución y supleción son modificaciones sobre la base, parcial y total; respectivamente, Almela propone: padre/ paterno y hermano/fraternal. 20 La repetición, menos común en la lengua castellana, consiste en la reproducción inmediata de la base o parte de esta para integrar un compuesto, supersuper, bullebulle. Además de los mecanismos morfológicos de formación de palabras existen otras vías por las cuales se logra la ampliación del léxico: Uno de ellos es la siglación, en donde la forma nueva se compone exclusivamente de la parte inicial de un sintagma (ya sea el fonema, o la sílaba inicial), eliminando todo cuerpo fónico intermedio (OTAN). Si los elementos unidos brindan una forma no admitida por la fonética del español, se pronuncian los nombres de cada grafema conformante, como en el caso de adn, que se pronuncia [a de ene]. Dentro de estos mecanismos también está la acronimia o cruce léxico, que, en un sintagma nominal o verbal, combina el segmento inicial de la primera unidad con el segmento final de la segunda unidad (teletón, de televisión +maratón). Hay otros casos 19 Cfr. José Moreno de Alba. Morfología derivativa nominal en español. México, UNAM, 1986, pp. 11-14. 20 Ramón Almela Pérez. Procedimientos de formación de palabras en español. Barcelona, Ariel, 1999, p.29. 21

en los que sólo se reduce una de las palabras; Varela refiere como ejemplo de ellos docudrama, de documental y drama. Otros procedimientos de esta índole son: Préstamo: entrada de palabras provenientes de lenguas extranjeras. Se divide en: extranjerismo, cuando el término ingresa sin modificación alguna (realityshow); adaptación, se modifica la palabra de acuerdo a la fonética y escritura de la lengua (son muy comunes estas expresiones en el norte del país, donde se está más en contacto con el habla inglesa, son adaptaciones troca de truck, y puche de push); calco semántico, éste consiste en una traducción casi de carácter literal (pregrabado, de play-back) Neologismo semántico: son creaciones que se dan por asociación de sentido (metáfora: bocacalle), asociación de nombres de objetos cuya relación es de proximidad (metonimia: un jerez, de Jerez), alteración formal de la palabra (etimología popular). En un sintagma formado por nombre + adjetivo se omite la parte primera trasladando todo el sentido hacia el componente restante ([anteojos] prismáticos) Terminología: para crear el lenguaje de las ciencias se utilizan dos vías; la referencia a la lengua que ha creado originalmente el concepto (big-bang) y, el recurso grecolatino. 21 Recurso literario: la innovación puede venir por la necesidad de un nuevo término al interior de la obra artística (cronopio de Julio Cortázar) 21 Estas definiciones son un extracto del tema La formación de palabras en Varela. Op. Cit. en n. 15., pp.8-13. 22

3 Significación y palabra En la raíz de la teoría lingüística estructuralista se encuentran los estudios realizados por el formalismo ruso, relevantes pues en la base de todo estudio lingüístico se encuentra la reflexión en torno al sistema como fenómeno comunicológico y, en su centro, el signo como el átomo de todo acto enunciativo. Es en la tesis número 29 del Círculo de Praga donde, concretamente, se expone que la lengua es un sistema de medios de expresión apropiados para un fin. En toda comunicación intervienen un emisor, quien genera los datos vía un medio físico, un receptor, quien los percibe, y el elemento comunicante mismo: un enunciado o mensaje, el cual se considera de carácter sígnico, pues de manera muy amplia, la primera acepción de signo, señala que éste es un elemento que sirve para transmitir informaciones advirtiendo la repetición (contenidos semejantes en situaciones semejantes dice Palmer en su Semántica). Una palabra suele considerarse signo, es decir, representación de un objeto o fenómeno extralingüístico (estrella= ), o bien, de alguna otra forma del sistema. Las definiciones del diccionario manifiestan la correspondencia de palabras con palabras, 23

según Peirce ello se fundamenta en un proceso denominado semiosis o proceso de producción sígnica; en razón de que el pensamiento es de orden discursivo todo pensamiento se realiza mediante signos, se sustenta en constelaciones, series infinitas de signos que encadenan signos, puesto que los concepto precisan explicaciones y las explicaciones son conducentes para nuevos datos e incluso nuevas explicaciones; por ejemplo, aquellas que aluden a creaciones culturales como los valores, estos son signos que se corresponden con otros signos y que fácilmente reconocemos en el afuera extralingüístico por ser definidos mediante un código común, así decimos: honradez para calificar la acción de entregar, a su legítimo dueño, algún objeto que se ha creído perdido). El signo lingüístico es la resultante de la relación de dos planos: el del contenido, el significado (concepto), es decir, la imagen psíquica de alguna cosa, no la cosa en sí, y el de la expresión, un significante (imagen acústica), una forma sonora, también un elemento mental pues se refiere a la articulación de sonidos no a su materialidad. El signo es ausencia y presencia a un tiempo, ya que es perceptible a los sentidos y evoca fenómenos u objetos. Dicha relación es de carácter inmotivado, pues es fruto de un acuerdo entre los miembros de una comunidad de usuarios de lengua, no es inmutable pues a lo largo del tiempo sufre diversas transformaciones, variantes de uso, también se considera arbitraria, en tanto no existe una correspondencia entre los componentes estructurales de la expresión sígnica y los objetos, las formas varían de lengua en lengua (esp. perro, fr. chien, ing. dog.) La unión de ambos planos compone el nivel de comunicación elemental: la significación denotativa, o bien el acto referencial, la deixis formadora de corpus léxicos. Diríamos, lo que establece la relación unívoca entre estas dos partes radica en la operación lógica de la definición, cuyo propósito es no confundir objetos de igual, parecida o semejante especie. El valor del signo está dado por su coexistencia con otros signos, así decimos que posee una naturaleza lineal en virtud de que su desarrollo en las coordenadas temporales, le permite aparecer en una cadena de sucesiones (relaciones sintagmáticas, no podemos pronunciar dos palabras a un tiempo). El proceso de connotación se manifiesta en virtud del tejido de relaciones entre signos, es decir, a partir del significado referencial se crean diversas asociaciones que permiten agregar un segundo significado, al construir unidades mayores se presenta la 24

posibilidad de crear signos con los signos. Según Hjelmslev tales relaciones generan signos mayores convirtiendo a una unidad en parte estructurante de una unidad mayor (enunciados, textos): el signo de un mensaje, el centro de la comunicación, se transforma en significante de un segundo mensaje. En el sistema se produce una obstrucción de la referencia directa del discurso ordinario, surgiendo otra dimensión de la relación con el elemento extralingüístico, los albures constituyen algunos de los elementos connotados del registro de habla popular. Distintos tipos de signos de acuerdo a su relación con el referente extralingüístico Iconos Su relación con lo designado se basa en la semejanza. Aluden con precisión a un solo referente Ejemplo: fotografía Índices Signos deícticos, que apuntan físicamente a su objeto o están afectados inmediatamente por él Ejemplo: yo, tú, él Símbolo La relación del signo con el referente es el resultado de una convención Ejemplo: las banderas, la balanza identificada con la justicia En el centro de la reflexión occidental, el signo lingüístico se ha asociado al término palabra entendiendo a ésta como un intermedio entre el morfema y las unidades mayores (sintagmas). Aristóteles consideraba a la palabra como la unidad significativa más pequeña, mas siglos después, Benveniste acotará a ello que dichas unidades cobran valor sólo en su función como elementos integrantes, y que la analítica del sentido no ha de reducirse al estudio de una dispositivo asilado, por el contrario, será preciso atender a un nivel superior, al sintagmático. Léxico es el conjunto de recursos del que disponen los hablantes para comunicarse, a dichos recursos se les denomina lexemas o unidades virtuales de la lengua, el signo lingüístico es la unidad léxica por excelencia. Por ser la parte sistemática, el léxico se opone al vocabulario que se define como el conjunto de entradas o usos discursivos en el habla, unidades actuales. 25

Siguiendo a Saussure, las palabras o mejor, las unidades léxicas mantienen relaciones de oposición o paradigmáticas y sintagmáticas o de solidaridad y combinatoria. Los campos semánticos constituyen claro ejemplo de las primeras, ya que se caracterizan por ser grupos de unidades léxicas que comparten un rasgo de significado, es decir, forman redes en torno a un lexema base, lexema cuyo contenido es idéntico al de todos los elementos del campo, a éste se le conoce como archilexema (el ejemplo paradigmático es el campo silla, banco, sillón, etc., en donde asiento es el archilexema) mas se oponen por rasgos distintivos, sea el ejemplo para el campo semántico de la vestimenta, los componentes: chamarra, pantalón, calcetín, blusa, falda. Ahora bien, el repertorio de palabras a disposición del hablante se encuentra clasificado bajo tres órdenes fundamentales en razón de las relaciones que guardan sus partes (significado/significante) estas son denominadas como estructuras del léxico: Estructura de la expresión: se establecen cuáles son las estructuras de los significantes léxicos propios y característicos de una lengua y su evolución a lo largo de la historia. Estructuración de la expresión y el contenido de manera simultánea. Es posible en la medida en que el léxico es materialmente regular. Constituyen clases formales gracias a las cuales podemos producir y comprender casi automáticamente u gran número de significados Estructura del contenido o estructuras conceptuales o semánticas. Pueden estar basadas en las relaciones semánticas sintagmáticas o en las relaciones semánticas paradigmáticas. 22 La estructura semántica de la palabra Una palabra puede considerarse como una expresión que posee forma 23 y significado, hablamos de una estructura semántica cuando nos referimos al significado. Lo que se 22 Christian Baylon y Paul Fabre. La semántica (con ejercicios prácticos y sus soluciones). Trad. Ma. Teresa Valbuena. Barcelona, Paidós, 1994, pp.207-209. 23 Lyons explica que las formas de las palabras pueden dividirse en dos clases: palabras llenas (plenas), como hombre y venir, éstas poseen significado por sí mismas, y palabras vacías, el, de que ostentan 26

intercambia o se comunica en la comunicación humana plantea el problema del significado. El signo tiene por función transmitir significado o significar. 24 De ordinario, los hablantes de una lengua saben lo que implica afirmar que una palabra significa algo, pues se piensa de manera automática en una señal, perro, significa animal mamífero, cuadrúpedo, o bien, familiarmente, el mejor amigo del hombre. Podemos entender entonces, al significado como un conjunto de rasgos (semas) que señalan las características del referente, reconocidas por el usuario del código lingüístico al cual alude, podemos agregar que implica la construcción del sentido. Hablamos de sentido en un primer nivel, para referirnos a la relación entre significado y significante en el signo lingüístico, mas en el nivel del discurso, sentido comporta el conjunto de relaciones paradigmáticas de significado que una unidad lingüística establece con otras basándose en distintos tipos de asociaciones. La parte de la lingüística que se encarga en general del estudio de las relaciones de sentido, de la descripción del significado es la semántica léxica. En su libro La semántica, Palmer refiere que resultaría razonable definir la labor de esta ciencia como el estudio de las relaciones referenciales del signo, es decir, la manera en la que relacionamos nuestro lenguaje con la experiencia, lo cual posibilitaría afirmar que las relaciones de sentido competen a la deixis, o correspondencia, por no decir reflejo, del significado con la realidad extralingüística. La referencialidad y la denotación se diferencian en que, mientras que la primera se caracteriza por ser variable y dependiente del enunciado, la denotación tiene un carácter de independencia con respecto al mismo. Por ejemplo, la palabra perro implica denotativamente un tipo específico de animal o, en algunos casos, una propiedad específica de éstos. Por otro lado el sintagma el perro de mi vecino implica una clase distinta de relación: no hay un referente específico para los lexemas, sin embargo, la construcción en sí permite múltiples interpretaciones, desde el canino que es propiedad de mi vecino, en donde la relación de sustantivo y complemento adnominal remite al sentido que ya habíamos expuesto; hasta el vecino, cuyo comportamiento es depreciable, donde se da una connotación de desigualdad entre el un significado es puramente gramatical; en donde el significado asociado a ellas sólo se obtiene en un valor contextual, es decir, a través del valor que aportan a unidades más amplias, como sintagmas, cláusulas, oraciones. Cfr. John Lyons. Semántica lingüística. Una introducción. Madrid, Alianza, 1989. 24 Concepción Otaola Olano. Lexicología y semántica léxica. Teoría y aplicación a la lengua española. s.l.e., Ediciones académicas, s.a., p. 169. 27