PROGRAMA DEL BUEN TRATO INFANTIL
Buen Trato Es Cualquier actitud abusiva de una persona contra otra, sea por omisión privar a la otra persona, en este caso el niño o la niña de algo a lo que tiene derecho o por comisión cualquier acto agresivo cometido contra el niño o la niña que atente contra su desarrollo integral y viole los derechos de la niñez, y que puede ser cometido por un adulto u otro niño o, niña, en los diversos ámbitos del convivir. La palabra maltrato por sí sola nos dice mucho: mal trato, un trato malo, habla de una relación negativa, sin justicia, que ofende, atropella los derechos, lastima y pisotea la dignidad; por lo que podemos decir que maltrato es: toda agresión que nos causa daño en el cuerpo, la mente y los sentimientos. También vale señalar que se considera maltrato todo comportamiento que niegue al niño o la niña en su condición de sujeto: dotado de palabra, capaz de pensar, decir y expresarse. Maltrato es... - En el Código de la Niñez y la Adolescencia el maltrato está definido como: Art.67.- Toda conducta de acción u omisión, que provoque o pueda provocar daño a la integridad o salud física, sicológica o sexual de un niño o niña; por parte de cualquier persona, incluidos los progenitores, otros parientes, educadores, y personas a cargo de su cuidado; cual quiera sea el medio utilizado para el efecto, sus consecuencias y tiempo necesario para la recuperación de la víctima. Se incluye en esta calificación el trato negligente o descuido grave o reiterado en el cumplimiento de las obligaciones para con los niños o niñas y adolescentes relativas a: la prestación de alimentos, alimentación, atención médica, educación, cuidados diarios; y su utilización en la mendicidad. Maltrato sicológico es el que ocasiona perturbación emocional, alteración sicológica o disminución de la autoestima en el niño o niña agredido. Se incluyen en esta modalidad las amenazas de causar un daño en su persona o bienes o en los de sus progenitores, otros parientes o personas encargadas de su cuidado...
Qué entendemos por un buen trato? El buen trato es una forma de relación. Entendido así, el buen trato incluye todos los estilos de relación y de comportamientos que promuevan el bienestar y aseguren una buena calidad de vida. Desde este enfoque, el punto de partida de los buenos tratos hacia la infancia consiste en responder correctamente a las necesidades infantiles de cuidado, protección, educación, respeto, empatía y apego, asegurando el cuidado, la protección y actualización de los niños y niñas. La responsabilidad de garantizar esto recae en quienes ocupan un lugar de jerarquía en relación a ellos: padres, educadores y adultos en general. El buen trato se define en cuanto a la posibilidad de acercarse al otro desde la empatía, la comprensión, el respeto, la tolerancia, para garantizar la igualdad legal, social, desde una costumbre y opción de vida y no desde una obligación o norma social. Para ello, se requieren formas de comunicación efectiva, así como también comprender y entender la niñez en todos los niveles de la sociedad, donde se rescate la importancia de lo cotidiano y de las esferas de acción cercanas a las niñas y a los niños. La construcción de este escenario es una tarea que demanda la transformación paulatina de la comunidad hacia una cultura del buen trato que se caracterice por tomar conciencia de las propias prácticas. Hay un dicho africano que nos inspira en esta tarea: "Se requiere de toda una tribu para criar un niño". Esto quiere decir que nuestra misión consiste en ofrecer ayuda a las familias que requieren de apoyo en la crianza de sus hijos e hijas para prevenir y evitar situaciones de abandono, negligencia o, incluso, de parricidio. Buen Trato Infantil Diferentes investigaciones realizadas en el campo de la neurología, la etología humana y las neurociencias entregan la información necesaria para que no quede ninguna duda que la maduración del cerebro y del sistema nervioso de los infantes, depende del cariño, la estimulación y los cuidados que reciben del mundo adulto, en especial de sus madres y padres. Cuando esto no ocurre existe un enorme riesgo de daños de las diferentes funciones mentales necesarias para asegurar el aprendizaje, una adaptación sana al entorno y la participación en relaciones interpersonales afectivas basadas en el respeto y la reciprocidad en la producción de cuidados. Por esta razón, insistiremos que los buenos tratos, sobre todo, antes de los tres años de edad, son fundamentales para promover una infancia y una adolescencia sana, así como una adultez constructiva y altruista Extraído de la conferencia del neurosiquiatra Dr. Jorge Barudy LOS BUENOS TRATOS Y LA RESILIENCIA INFANTIL EN LA PREVENCIÓN DE LOS TRASTORNOS DEL COMPORTAMIENTO.
El buen trato infantil implica proporcionar amor, respeto y los cuidados necesarios a los niños, promoviendo un sentimiento mutuo de reconocimiento y valoración, generando en ellos satisfacción y bienestar. El ser humano necesita ser amado, respetado y aceptado para desarrollarse y llegar a ser todo aquello que le permite su potencial. Principios del Buen Trato El Buen Trato menciona 5 principios básicos para lograrlo, lo cuales son: 1. Reconocimiento: Entendido como la necesidad de ser aceptado su individualidad, como seres diferentes y especiales que tienen derecho a ocupar un espacio físico, intelectual y afectivo en la vida de otros. Este se evidencia en las oportunidades de desarrollo que los padres brindan al niño desde la concepción, y la satisfacción sus necesidades físicas, materiales, emocionales y afectivas. El Reconocimiento conduce al fortalecimiento de la autoimagen y de la autoestima. Por esto es fundamental que el menor sea reconocido y aceptado, entendiendo que aún es pequeño y está en proceso de aprendizaje. 2. Empatía Es la habilidad para saber qué sienten; los niños y niñas no siempre expresan en palabras lo que sienten, con frecuencia existen otras señales, como cuando dejan de comer, lloran sin motivo aparente, se distraen con facilidad, etc. Así mismo existen canales no verbales como: los gestos, el tono muscular, el tono de la voz que los padres deben tener en cuenta para saber si el niño está pasando por alguna dificultad y requiere su ayuda. Esto se puede manifestar desde los primeros meses, Daniel Stern dice que hay intercambios entre padres e hijos (as) que son reconocidos por los bebés, que él denomina sintonía, es decir, que el niño o la niña sabe que sus emociones son recibidas con empatía, que son aceptadas y correspondidas. Sentir como siente, es preocuparse por él y su bienestar, así como tomar en cuenta cada una de sus necesidades sobre todo las afectivas. 3. Interacción Es la capacidad de relacionarse con el niño y la niña y responder adecuadamente a sus sentimientos y preocupaciones, nos permite establecer lazos afectivos sólidos que ayudaran a que el menor o la menor crezca sintiéndose seguro y amado por sus padres.
4. Comunicación Efectiva Lograr este tipo de comunicación con nuestros pequeños (as) implica que los escuchemos atentamente. Para ello debe existir un clima de confianza en el que el niño y la niña puedan expresar lo que quieren, sienten y desean, sin temores. Así mismo los padres deben enviarles mensajes claros, directos y asertivos, a fin de educarlos. Ser escuchado y poder escuchar construye la relación y es parte del sentirse bien tratado, para escuchar auténticamente es necesario tomarse el tiempo y también querer oír lo que nos tienen que decir, practicar la atención activa, dejando de lado nuestros intereses para escuchar realmente. 5. Negociación Ser capaces de resolver los problemas que se presentan en casa adecuadamente, es fundamental para mantener un clima de Buen Trato. Muchos tratamos de resolver los conflictos aferrándonos a la rabia o el enfado, que parecen darnos un poder especial para controlar la situación, pero esto solo esconde la impotencia, miedo e inseguridad que sentimos y nos puede llevar a cometer excesos y malos tratos. Negociar no significa ceder a las exigencias del niño o la niña, es ser inteligentes para establecer reglas y acuerdos haciendo participe al menor, no imponiéndole nuestros puntos de vista, lo que pudiera llevar a su rebeldía sino más bien haciéndole comprender nuestras razones y motivos. Para ello es necesario fortalecer la comunicación con nuestros hijos e hijas, escucharlos atentamente, ser empáticos con sus sentimientos y demostrarle todo nuestro afecto mediante palabras y caricias.