DEBATE SOBRE EL DOCUMENTO ALGUNAS IDEAS EN TORNO A LA REFORMA DEL SISTEMA DE SUBSIDIO DE DESEMPLEO PARA TRABAJADORES AGRARIOS A continuación se resumen las principales ideas expuestas en el debate que tuvo lugar el día 18 de junio de 2002 en relación con el documento presentado por el investigador de centra:, J. Ignacio García, Algunas ideas en torno a la reforma del sistema de subsidio de desempleo para trabajadores agrarios. 1.- Francisco Ferraro. Catedrático de Economía de la Universidad de Sevilla. El diferencial positivo en la tasa de paro en Andalucía respecto a la media nacional en el sector agrícola, superior al que existe en otros sectores de actividad refleja una disfunción artificial. El marco institucional existente en el campo andaluz conduce al desempleado a creer que existen posibilidades reales de empleo en el sector lo que le lleva a seguir manteniéndose como activo. Es la existencia de mecanismos institucionales de aseguramiento del desempleo diferenciados en el sector agrícola, lo que lleva a los desempleados a mantenerse vinculados al sector. En el objetivo de estas políticas ha primado la idea de equilibrio territorial mal entendido que ha dado lugar al mantenimiento de una estructura productiva en Andalucía y un freno a las necesarias transformaciones sociales y económicas en el medio rural. A pesar de los efectos positivos que se le atribuyen al sistema (aseguramiento de rentas, efectos inducidos sobre la actividad productiva, etc.) no cabe olvidar que también ha generado efectos negativos como es el freno a la modernización del medio rural y la contribución a la aparición de corruptelas políticas. Por otra parte, el régimen especial existente en el sector agrícola andaluz ha generado un mercado laboral segmentado que no funciona. El marco institucional ha frenado el desarrollo de un mercado de trabajo andaluz más abierto donde la movilidad funcional sea más intensa. La sectorialización del empleo y el paro ha generado una importante distorsión en los incentivos a buscar trabajo en otros sectores para los parados agrícolas. En definitiva, el tratamiento específico del paro en este sector, diferenciado del resto, conlleva un freno a las transformaciones productivas y sociales en el mercado.
En el campo andaluz existe un problema derivado de la falta de mano de obra con cierto nivel de cualificación. A las explotaciones de cierta dimensión les es muy difícil retener a personas con capacitación. Además los españoles que trabajan en el campo lo hacen en labores de clasificación y tratamiento de la cosecha no compitiendo por el empleo con los inmigrantes que responden a la figura del temporero en época de recolección. Esta segmentación del mercado laboral se plantea también en términos territoriales entre las zonas más dinámicas y menos. En las zonas más dinámicas la demanda de trabajo supera a la oferta y es satisfecha por trabajadores inmigrantes. 2.- Florentino Felgueroso. Profesor Titular de la Universidad de Oviedo. En los análisis del mercado de trabajo hay que ser cauto con la variable paro. La variable relevante es el empleo y no en vano es en estos términos que la UE ha establecido sus objetivos para 2010 (70% en tasa de empleo). Andalucía tiene la tasa de empleo más baja de España, 20 puntos inferior al objetivo de 2010. La tasa de paro es más arbitraria en cuanto que está condicionada por el entorno institucional. La existencia del subsidio de desempleo da lugar a que el trabajador que pierde el empleo pase a ser parado en todos los casos, mientras que en otras zonas de España, como puede ser el Norte, donde predominan los trabajadores autónomos, en momentos de crisis éstos han pasado a la situación de inactivos saliendo por tanto del mercado laboral (ni empleados ni parados). Por tanto el marco institucional distorsiona la visión del desempleo no así la del empleo, que es la variable de interés. Por otra parte y en relación con los datos aquí presentados parece detectarse que en realidad existe un problema de demanda laboral. La demanda de trabajo en el sector agrícola se mantiene estable con lo cual la reforma planteada, que exige un mayor número de jornadas cotizadas, dará lugar a una reducción del número de empleados. Si la reforma implica que el parado se verá obligado a aceptar más demandas y junto a esto no se prevén mecanismos de cualificación de la oferta la reforma no tendrá efecto. 3. Eduardo Rueda. Director Provincial del Instituto Nacional de Empleo. Sevilla.
La reforma planteada establece un marco que debe concretarse en el posterior desarrollo normativo de la misma. Entre sus objetivos está abrir la posibilidad de protección por desempleo para los trabajadores agrícolas no andaluces ni extremeños. Por otro lado busca que el parado agrícola pueda encontrar oportunidades en otros sectores de actividad, al computar todas las jornadas cotizadas para poder generar el derecho a la prestación. En los programas del PER de formación para la búsqueda de alternativas de empleo el nivel de inscripción de los trabajadores agrícolas es muy bajo. Esto es un indicativo de que no existe intención de buscar alternativas según el diseño del sistema hasta ahora vigente. La reforma, como se ha señalado, viene a incidir en este aspecto fomentando el trasvase de mano de obra parada a otras actividades. El objetivo final es no perpetuar un sistema de protección por desempleo distinto en el sector agrario que en otros sectores. La reforma se plantea como un paso en este sentido que deberá continuarse con una progresiva unificación de los regímenes para desembocar en un único sistema, salvo quizás alguna peculiaridad como es el caso de los autónomos. No ha sido la eliminación de bolsas de fraude el objeto de la reforma. 4. Carlos Usabiaga. Profesor Titular de la Universidad Pablo de Olavide. Sevilla El planteamiento de la reforma parte de una situación respecto a las oportunidades de empleo que no es en ningún modo similar a la que existía en los años 60. Ahora la emigración no es una vía de salida para el parado agrario ya que las oportunidades de empleo son muy inferiores. Parece claro que hay que deslindar entre los dos instrumentos que se mezclan en este sistema: por un lado un sistema de protección por desempleo y por otro una política de aseguramiento de renta mínima. 5. J.Manuel Cansino. Profesor Titular de la Universidad de Sevilla. El problema del sistema de subsidio agrario en el diseño que tenía anteriormente es que ha mezclado dos programas de intervención pública distintos en su naturaleza. Por un lado un programa de
complemento de rentas clásico destinado a los trabajadores que pierden su empleo y por otro, un programa de lucha contra la pobreza o salario social. Así los dos programas han funcionado dentro del mismo instrumento y que ha sido entendido en general como complemento del salario familiar y como tal ha sido utilizado. Sin embargo existe una utilización fraudulenta del sistema que ha dado lugar a una muy desfavorable opinión social, lo cual ha legitimado el rigor con que se ha llevado acabo la reforma. 6. Juan Manuel Blanco. Profesor de la Universidad de Valencia El sistema de subsidio agrario en su formulación anterior a la reforma no cabe duda que combinaba un seguro de desempleo con un sistema de mantenimiento de rentas. Ambos programas parece lógico que tendrían que estar separado. Sin embargo lo que no parece justificable es un sistema diseñado para sólo una parte del territorio español. El sistema de subsidio se aplica a una situación muy particular en el sector agrario y que es aquella en la que existe una separación entre la propiedad y el trabajo. Dado que la Política Agrario Común tiene como objetivo el mantenimiento de la renta de loa agricultores propietarios con el fin de fijar la población rural el subsidio se conformaría como un sistema con el mismo objetivo en aquellas zonas en las que la propiedad de la tierra y el trabajo están separados. Respecto a la reforma planteada parece claro que si el sistema genera ineficiencias económicas debe ser reformado. Sin embargo el planteamiento de la reforma sólo para los que acceden por primera vez y el mantenimiento del sistema anterior para los que ya eran preceptores del subsidio genera una dualidad no deseable. La reforma, si se realiza debe ser para todos. La reforma hace más proporcional la prestación al número de días trabajados lo que parece que supondría un incentivo al trabajo. Sin embargo, en su planteamiento debería ser más equilibrada para considerar la estacionalidad de las labores agrícolas. Dada la situación en el sector agrario, con una gran estacionalidad, el sistema de prestaciones por desempleo siempre sería deficitario con lo que habría que sopesar el diseño de una sistema de compensación de rentas con el objetivo de la familia dado que el nuevo sistema aunque generará un aumento de rentas para los que aumenten el número de jornadas trabajadas también generará una pérdida por las personas que saldrían de la población activa.
7. Javier Pérez. Investigador de centra. Para conseguir el objetivo deseable del mantenimiento de la población en las zonas rurales y apoyo en general a dichas zonas, hay alternativas a los incentivos a la actividad en el sector agrícola tradicional, para el cual no hay demanda de trabajo suficiente. Por ejemplo ofreciendo alternativas de empleo en los ámbitos en la conservación del entorno natural y arquitectónico, o en el desarrollo de cultivos alternativos de agricultura ecológica, a pesar de que no sean económicamente viables por el momento. El subsidio agrario como un mecanismo de suavización de las oscilaciones del ciclo económico en las zonas en las que se aplica, no debería verse como un fin en sí mismo, sino como un mecanismo de inmunización transitorio que debería haber permitido a las zonas receptoras una transición no abrupta a una situación productiva y laboral sostenible a medio plazo. El problema de incentivos que genera no le ha permitido cumplir estos objetivos.