LA INTEGRACIÓN DE LA SEGURIDAD E HIGIENE EN LA GESTIÓN DE LA CALIDAD TOTAL Paolo Priore Moreno José Parreño Fernández Alberto Gómez Gómez Universidad de Oviedo (España) RESUMEN En el presente trabajo se describe, en primer lugar, la evolución que ha seguido la función desempeñada por las autoridades con respecto a la seguridad e higiene y la importancia de ésta como factor estratégico dentro de la empresa. Posteriormente, se detalla el papel a jugar por la dirección en la seguridad de la empresa. Por último, se especifica un nuevo modelo de gestión de la seguridad e higiene en base a los principios de la gestión de la calidad total.
LA INTEGRACIÓN DE LA SEGURIDAD E HIGIENE EN LA GESTIÓN DE LA CALIDAD TOTAL Paolo Priore Moreno José Parreño Fernández Alberto Gómez Gómez Universidad de Oviedo (España) 1. INTRODUCCIÓN Desde el siglo pasado ha habido una fuerte tradición, en el ámbito industrial occidental, en la investigación, asesoramiento y aplicación de la seguridad por parte de las autoridades competentes de cada país. Esta tradición se ha basado fundamentalmente en el desarrollo de legislaciones que surgieron como reacción a los problemas de seguridad tan frecuentes en dichos tiempos. Este enfoque tuvo bastante éxito y continuó hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX, cuando las condiciones socioeconómicas obligaron a revisar los aspectos relacionados con la seguridad. Como resultado de ello, en la década de los 70, se impulsó la utilización de unas obligaciones más amplias como contrapartida a las hasta ahora detalladas legislaciones. A pesar de ello, en los años 80, las estadísticas de accidentes alcanzaban unos niveles alarmantes e industrias como la construcción continuaban presentando unos índices de accidentes muy elevados. Las razones para estos resultados tan pobres son difíciles de explicar, pero parece ser que la causa fundamental es la incapacidad por parte de la dirección para prevenir accidentes evitables. Esto hizo que la atención se concentrase lejos de las maneras tradicionales de pensar sobre la seguridad e higiene, así como identificar a los fallos de gestión como la causa principal de accidentes. Surgió entonces el concepto de autorregulación que sugiere que la seguridad no sólo consiste en la aplicación de las regulaciones impuestas desde fuera de la empresa, sino que implica la creación y mantenimiento de modo interno de estándares de trabajo y controles específicos adecuados. Asimismo, la tendencia por parte de los gobiernos occidentales era revisar, con vistas a simplificarla, la gran cantidad de legislación, en su mayor parte obsoleta y demasiado específica, existente relativa a
seguridad e higiene que la industria estaba obligada a cumplir. Uno de los motivos que impulsó esta revisión fue la gran confusión que origina en las empresas la antigua legislación. Por otra parte, la seguridad e higiene no debe ser considerada sólo como algo que es ética y legalmente exigible dentro de las empresas, sino que existen razones económicas que hacen que, si es eficaz, sea rentable y, por tanto, puede ser un factor estratégico dentro de la empresa. Entre estas razones cabe destacar: 1. Permite reducir costes provocados por los accidentes. 2. Estimula la participación y la mejora de las condiciones de trabajo. 3. Si se reducen los accidentes, disminuirán los incidentes que también provocan pérdidas. 4. Protege de las responsabilidades civiles y penales que podrían afectar a la empresa o a sus responsables. 5. Contribuye a mantener la buena imagen de la empresa entre sus clientes, aseguradores, etc. 2. EL PAPEL DE LA DIRECCIÓN EN LA SEGURIDAD E HIGIENE DE LA EMPRESA En numerosas ocasiones, se ha discutido que la seguridad ha sido reacia a ofrecer un asesoramiento más amplio a la dirección sobre como gestionar la seguridad, prefiriendo limitarse a temas más técnicos y de interpretación de la legislación. En este sentido, Amis y Booth (1992) indican en su estudio sobre el desarrollo y aplicación de la legislación sobre seguridad e higiene, que los legisladores, inspectores de fábrica y oficiales de seguridad han impedido a veces, y de forma consciente, que la dirección se involucrara en temas de seguridad e higiene. En otras palabras, los profesionales de la seguridad habrían arrebatado el control de los temas de seguridad e higiene a la dirección, a la que en teoría deberían haber ayudado. Se pensaba que un director de producción no debía involucrarse en asuntos concretos de seguridad cuando la empresa ya tenía contratado a un oficial de seguridad, ya que era éste, y no el director de producción quien era juzgado por el nivel de accidentes en la empresa. En la búsqueda de las causas que provocaban los accidentes, se propuso un catálogo de deberes a cumplir por la dirección para gestionar la seguridad e higiene dentro de la empresa: 1. Conocer los métodos de trabajo y asegurarse de que los procedimientos de trabajo son los más elevados.
2. Asegurarse de que sus instrucciones a los trabajadores sobre cómo tiene que hacerse el trabajo son claras y que están siendo obedecidas. 3. Comprobar que sus trabajadores están adecuadamente formados y que dicha formación es actualizada de forma continua. 4. Asegurarse de que los esfuerzos de los trabajadores son supervisados de forma adecuada de modo que la calidad del trabajo pueda ser mantenida dentro de unos niveles apropiados. Además del cumplimiento de estos cuatro puntos por parte de la dirección de la empresa es importante que ésta centre la atención en el reto más importante para llegar a conseguir mayores logros en seguridad e higiene: la implementación de técnicas de supervisión efectivas. Desmond Fennell (1988), en un informe posterior al accidente de King's Cross (Gran Bretaña), sugirió el uso de auditorías de seguridad como remedio al problema de la supervisión, señalando que si la auditoría interna había llegado a ser el medio más eficaz para medir el funcionamiento de la empresa a nivel financiero, entonces una auditoría de seguridad debería ser el medio mediante el cual se mida la seguridad en la empresa. Al mismo tiempo, Jenkins, Brearley y Stephens (1991) concluyen que para conseguir adecuados procedimientos de trabajo, los asuntos relativos a seguridad, higiene y protección medioambiental deben ser tratados de la misma manera que otros objetivos empresariales. Para ello, la dirección de la empresa debe: 1. Desarrollar y promover una adecuada cultura organizativa. 2. Formular, comunicar e implementar una política adecuada. 3. Supervisar la actuación de la empresa. Sin embargo, el problema continuaba siendo lo que en realidad se esperaba de la dirección en términos de actuaciones de seguridad e higiene y cómo actuar ante los resultados obtenidos de las auditorias. Una respuesta a dicho problema se basa en la aplicación, a la seguridad e higiene, de los principios de la gestión de la calidad total (TQM, Total Quality Management). 3. LA SEGURIDAD E HIGIENE EN LA EMPRESA Y LA GESTIÓN DE LA CALIDAD TOTAL En la actualidad es frecuente la implantación de sistemas de calidad total dentro de las empresas, con el objetivo de alcanzar una mayor eficiencia y competitividad. El concepto de calidad ha evolucionado
mucho en los últimos años, pasando de sistemas en los cuales se seguía un planteamiento de "control de la calidad", a uno nuevo de "calidad total", en el cual el concepto de calidad no sólo abarca al producto, sino al proceso, la organización, etc. La seguridad e higiene debería de seguir una evolución paralela a la gestión de la calidad, para lo cual se debería de pasar de un modelo en el cual se ejerce un control de las condiciones de seguridad en los puestos de trabajo, a un modelo organizativo basado en la unificación de la acción preventiva en las tareas productivas, y en el cual la seguridad e higiene se considere como algo intrínseco al propio proceso de trabajo. El TQM es una filosofía de gestión, así como un conjunto de prácticas empresariales que tratan de conseguir aunar los recursos humanos y materiales de una organización de la manera más efectiva para conseguir sus objetivos. Esta filosofía reconoce que la satisfacción del cliente, la seguridad e higiene, las consideraciones medioambientales y los objetivos empresariales son mutuamente dependientes. Esto es aplicable dentro de cualquier organización. El hecho de que la seguridad e higiene sean ahora vistas como parte integral de la gestión de la calidad total es de una importancia enorme, y marca una línea divisoria en el desarrollo histórico de la seguridad e higiene. Hoy en día, las organizaciones que quieran conseguir las certificaciones ISO 9001, 9002 y 9003 de calidad, tienen que perseguir como objetivo corporativo el TQM. En la figura 1, se puede observar la correspondencia entre el ciclo de la calidad de Deming y el ciclo que debería seguir la dirección en la gestión de la seguridad e higiene. Hasta el momento, este diagrama de elementos clave en la gestión satisfactoria de la seguridad e higiene es familiar para muchos profesionales de la seguridad e higiene, pero todavía no lo es tanto para aquellos que están en los altos niveles directivos dentro de las organizaciones, sin cuyo compromiso no se pueden alcanzar progresos. Las personas responsables de la seguridad e higiene dentro de la empresa tienen que llevar a cabo dos funciones primordiales: 1. Influir y convencer a los directivos de que una organización no puede proclamar haber conseguido el TQM si la seguridad no es una parte integral del programa. 2. Convencer a los directivos de todos los niveles de que este modelo es válido para todas las organizaciones, y que el hecho de no trabajar dentro de este modelo ocasiona un bajo nivel de seguridad.
Asimismo, debe tenerse en cuenta que la mayoría de los accidentes pueden ser explicados como un fallo organizativo. Los motivos principales por los que las empresas fracasan en cuanto a seguridad e higiene son los siguientes: 1. Fallos de la política empresarial: No existen unos objetivos claros en lo que a seguridad e higiene se refiere. Los objetivos existentes son inadecuados. La alta dirección no reconoce la importancia de la formulación de una política de seguridad e higiene. 2. Fallos de organización: No hay establecido un control de la seguridad. No se promueve cooperación con los trabajadores. No se comunica de manera efectiva la importancia de la seguridad e higiene. 3. Fallos de planificación e implementación: No existe un sistema de planificación para la seguridad e higiene, o bien el existente es inadecuado. Se valoran de forma inadecuada los riesgos. Las políticas, planes y procedimientos existentes no son utilizados. 4. Fallos de medición de las actuaciones: No se tienen sistemas efectivos de medida de las actuaciones para supervisarlas. Los sistemas reactivos existentes son inadecuados para visualizar accidentes, enfermedades e incidentes. 5. Fallos de auditoría y revisión de las actuaciones: No se tienen sistemas de auditorias y revisión, o bien los existentes son inadecuados. No se aprende de problemas y errores pasados. Estos fallos organizativos anteriormente expuestos no deben de ser simplemente vistos como algo teórico, ya que la experiencia demuestra que muchos accidentes graves ocurridos pueden tener sus causas en estos fallos. La aplicación de todos los principios anteriormente expuestos, además de reducir el riesgo de accidentes también disminuyen los costes reales de la empresa. Una vez integrada la seguridad dentro del TQM, la principal fuerza motivadora para conseguir mejoras sucesivas en lo relativo a la seguridad e higiene tiene que surgir del interior de la propia organización
mediante el desarrollo de una cultura en seguridad e higiene, antes que provenir de una amenaza exterior consistente en acciones legales contra la empresa. Hay que recordar que en el TQM la inspección es considerada como ineficiente además de una pérdida de tiempo, y se hace menos énfasis en la detección de fallos y más en hacer las cosas bien desde el principio: el control de calidad basado en la inspección es imperfecto. En términos de seguridad e higiene, la inspección también resulta ineficiente si es la única herramienta que se utiliza. A medida que la seguridad juega un papel más importante dentro del TQM, la auditoría de seguridad e higiene debería de desempeñar un papel fundamental, lo que requerirá inevitablemente, un cambio en la estrategia por parte de los responsables de la aplicación de la seguridad e higiene. Esto supondrá que la figura del inspector de seguridad e higiene sufrirá una metamorfosis de modo que su principal misión pase a ser la de un auditor. Aunque la seguridad se integre plenamente en el movimiento del TQM, existe sin duda, el riesgo de que en el futuro los resultados de la gestión de la calidad total no sean los esperados. En este sentido, Oakland (1990) propone varios remedios para evitar que las empresas no logren los resultados esperados con el TQM: 1. No sobrevalorar los beneficios del TQM. 2. No infravalorar el compromiso requerido. 3. Poner énfasis en el largo y lento recorrido que supone alcanzar el TQM. 4. Evitar crear la impresión de que la calidad es una tarea finita. 5. Prevenir que el TQM sea utilizado como una solución instantánea. 6. Enfatizar que la mejora de la calidad requiere un compromiso constante y continuo para recoger beneficios. 7. Por encima de todo, asegurarse de que se entiende bien que el TQM es una nueva filosofía operacional que resulta vital para asegurar la continuidad de la mayoría de las organizaciones en el mundo. Por último, hay que señalar que en la actualidad existen oportunidades muy reales para mejorar los resultados en seguridad e higiene dentro de la empresa, mediante una mejor gestión de los riesgos. Las herramientas que tiene a su disposición la dirección para llevar a cabo el TQM pueden ser utilizadas por los responsables de la seguridad e higiene para realizar los cambios que inevitablemente deberán de ocurrir en este campo.
4. CONCLUSIONES En el presente trabajo se ha puesto de manifiesto que la dirección debe de involucrarse en la gestión de la seguridad e higiene de la empresa, para lo cual es fundamental la implementación de técnicas de supervisión efectivas. El mejor modo de conseguirlo, sería la aplicación de los principios de la gestión de la calidad total a la seguridad e higiene de la empresa. Por otra parte, la principal fuerza motivadora para mejorar de forma continua en lo relativo a la seguridad e higiene tiene que surgir del interior de la propia organización, mediante el desarrollo de una cultura adecuada al respecto. Por último, cabe destacar que a medida que la seguridad juegue un papel más importante dentro del TQM, la auditoría de seguridad e higiene debería de desempeñar un papel fundamental, para lo cual se requería un cambio en la estrategia por parte de los responsables de su aplicación. 5. BIBLIOGRAFÍA Amis, R.H. and Booth, R.T. "Monitoring Health and Safety Management". The Safety and Health Practitioner. February, 1992. Ernst & Young. Calidad Total. TGP, Tecnologías de Gerencia y Producción, 1991. Fennell, D. "Investigation into the King's Cross Underground Fire". HMSO, 1988. Jenkins, A.M., Brearley, S.A. and Stephens, P. "Management at Risk". The SRD association, AEA Technology. December, 1991. Mizuno, S. La Calidad Total en la Empresa. TGP, Tecnologías de Gerencia y Producción, 1991. Oakland, J.S. Total Quality Management. Edit. Butterworth Heinemann, 1990. Vincoli, J. Total Quality Management and the Safety and Health Professional. Professional Safety, vol. 36, nº 6, 1991.
Política Empresarial Planificación Organización Ejecución Planificación e implementación Medición del funcionamiento Control Auditoria y Revisión del funcionamiento Acción Fig. 1. Correspondencia entre el Ciclo de gestión de Seguridad e higiene y el Ciclo de la calidad de Deming