EL SAHARA OCCIDENTAL (UN CASO ABIERTO)

Transcripción

1 EL SAHARA OCCIDENTAL (UN CASO ABIERTO) Arjona García-Borreguero, Javier

2 ÍNDICE. INTRODUCCIÓN. II III ANTECEDENTES HISTÓRICOS SITUACIÓN ACTUAL CONCLUSIONES. 8 BIBLIOGRAFÍA 11 2

3 INTRODUCCIÓN El Sahara Occidental lleva medio siglo cargado de tensiones, contradicciones y corrientes de opinión politizadas. Sobre la situación actual del pueblo saharaui, se pueden leer en los medios de comunicación todo tipo de opiniones, casi nunca procedentes de historiadores, con un corte politizado y muchas veces carentes de un mínimo conocimiento sobre el origen y raíces del problema. Sin adentrarse en los antecedentes históricos, en las causas de este colonialismo tardío y en el análisis de determinados aspectos clave asociados al contexto social y económico que rodea estos territorios, es difícil entender el problema y por tanto formarse una opinión consistente. El presente trabajo pretende hacer un breve recorrido histórico por la región del Sahara Occidental, para determinar el sustrato cultural y étnico existente a finales del siglo XIX, y las causas que llevaron a España a reclamar la región situada entre el cabo Bojador y el cabo Blanco en la Conferencia de Berlín de Por otro lado, una vez que los protectorados marroquíes lograron la independencia política de España y Francia a partir de 1956, el país alauita decidió reclamar el territorio saharaui como parte de un ideal anti-colonialista retomado por Hassan II y que fue denominado el Gran Marruecos. En este sentido, el trabajo de investigación analizará también la legitimidad de la reclamación de unos territorios que nunca habían formado parte de Marruecos, y que ha provocado la actual situación de indefinición política en la región. 3

4 ANTECEDENTES HISTÓRICOS La región del Sahara Occidental había formado parte entre los siglos XI y XII del Imperio Almorávide, el mismo que irrumpió en la Península Ibérica en el año 1086 llevando a cabo el primer proceso de unificación de las Taifas. De origen mayoritariamente bereber, los monjes-soldado 1 controlaron los territorios del noroeste de África en el periodo comprendido entre 1053 y Tras la caída de su capital, Marrakech, otros imperios se irían sucediendo en el dominio del Magreb, aunque los distintos sultanatos almohade ( ), benimerí ( ), wattásida ( ), saadí ( ) y alauí (desde 1631 hasta nuestros días), nunca llegarán tan al sur como los almorávides. Durante el periodo benimerí, los maqil, un grupo de tribus árabes de origen yemení acabó estableciéndose en el Sahara Occidental. Tras imponerse a los bereberes locales, acabaron dando lugar a la rama hassaní 2 entre los siglos XV y XVI, que será el sustrato étnico existente en la región a finales del siglo XIX cuando tenga lugar la Conferencia de Berlín. Así pues, las colonias españolas Saguia El Hamra y Río de Oro, que conformaron en la primera mitad del siglo XX el llamado Sahara español, nunca estuvieron bajo dominio de un imperio o nación, excepción hecha del siglo almorávide, hasta que fueron reclamadas por España en el año Fue a partir del viaje de exploración de Henry Stanley ( ) al corazón del río Congo, cuando el interés del rey Leopoldo II de Bélgica impulsó una cumbre de países europeos que llegarían a un acuerdo de reparto de los territorios africanos, con el fin de conseguir arbitrar el papel comercial de las distintas potencias. El peso específico de Bismarck y su búsqueda constante de un equilibrio de poderes en Europa 3, auspició que la reunión tuviera lugar en Berlín entre los años 1884 y VV.AA. Mauritania y España. Una historia común: los almorávides (unificadores del Magreb y Al- Andalus s XI - XII). Fundación El Legado Andalusí, Espina Barrio, A. Emigración e integración cultural: antropología en Castilla y León e Iberoamérica. Universidad de Salamanca, De Diego, Álvaro. Historia Universal Contemporánea. Ediciones CEF,

5 En dicho reparto, España además de lograr el control de Guinea ecuatorial, logró hacerse con una franja al norte de Marruecos, donde ya gozaba de una gran influencia por su presencia en ciudades como Ceuta, Melilla o Tetuán, y con el Sahara Occidental, donde tenía algunas factorías localizadas en la península de Dajla y otros puntos costeros. El resto del territorio del actual Marruecos quedó bajo tutela francesa tras la Conferencia de Berlín 4. Francia y España serán desde 1885 las potencias que controlarán la región del Magreb, y por tanto unos años después, en el Tratado de París (1900), establecerán los límites del Sahara Occidental. La influencia de ambos países se verá reforzada después de la 1ª crisis marroquí 5 que culmina con la Conferencia de Algeciras (1906). En 1912, y a partir del Tratado de Fez, se crea oficialmente el Protectorado Español de Marruecos, que otorgaba a España control tanto en la franja costera del norte del país como en el sur, en la región de Cabo Juby, entre el Sahara Occidental y el sur del río Draa. Será en el año 1920 cuando España divida el Sahara Occidental en las colonias de Río de Oro y Saguia El Hamra, que en 1958 se unirán para convertirse en provincia española a todos los efectos. 4 Pertierra de Rojas, José F. La expansión imperialista en el siglo XIX. Ediciones Akal, (extraído el 02/05/2015) 5

6 SITUACIÓN ACTUAL En la recta final del periodo franquista, despertó en la provincia del Sahara español un sentimiento nacionalista que culminó con la creación en 1973 del grupo armado denominado Frente Polisario 6 (Frente Popular para la Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro). Dos años más tarde, pocos días antes del fallecimiento del general Franco, tuvo lugar la denominada Marcha Verde 7, en la que ciudadanos y soldados marroquíes ocuparon la provincia española de manera pacífica, como parte de una estrategia organizada por el rey Hasán II de Marruecos, con cierto apoyo internacional. En los Acuerdos de Madrid 8 firmados ese mismo año, España se comprometió, sin consentimiento ni validación por parte de Naciones Unidas, a la transferencia de la administración de la región a una comisión formada por Marruecos, Mauritania y España. Al año siguiente, la administración española abandonó el Sahara Occidental y el Frente Polisario proclamó unilateralmente la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) 9, llevando a cabo acciones militares contra Mauritania y Marruecos, con el objetivo de lograr la independencia territorial. Tres años después, Mauritania firmará la paz quedando Marruecos como único país frente a las pretensiones independentistas del Frente Polisario. Desde el año 1991 se vienen produciendo conversaciones de paz entre Marruecos y el Frente Polisario auspiciadas por la ONU. El objetivo inicialmente pretendido desde Naciones Unidas fue el del establecimiento de un alto el fuego para la organización de un referéndum en el que pueblo saharaui pudiera determinar su futuro, apelando al Derecho de Autodeterminación. Para ello se definió que el censo sería el español de 1974, y que dicho referéndum tendría lugar en (Extraído el 02/05/2015) 7 (Extraído el 02/05/2015) 8 (Extraído el 02/05/2015) 9 (Extraído el 02/05/2015) 6

7 La oposición marroquí al proceso de autodeterminación ha ido retrasando sine die la fecha del referéndum, lo que obligó a Naciones Unidas a designar a James Baker como mediador para desbloquear la situación. En 1997 se lograron firmar los Acuerdos de Houston 10, pero al completarse en el año 2000 la identificación de los votantes autorizados en el referéndum, se presentaron apelaciones que volvieron a congelar el proceso. Posteriormente se llegó a proponer un plan de reparto del Sahara Occidental entre Marruecos y el Frente Polisario, pero fue rechazado por Marruecos. Un segundo intento de James Baker de impulsar el referéndum, avalado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, fue también desestimado por las autoridades marroquíes, que propusieron como alternativa conceder al Sahara Occidental una amplia autonomía, pero siempre bajo soberanía de Marruecos. La solución fue rechazada de plano por el Frente Polisario. En el año 2004 el holandés Peter Van Walsum sustituyó a James Baker como mediador en el conflicto, y cuatro años después un norteamericano, Christopher Ross, sucedió al anterior sin haberse logrado un desbloqueo de la situación. En la actualidad, el Sahara Occidental ha sido dividido de norte a sur por un muro de más de km de longitud. El oeste se halla la zona ocupada por Marruecos, mientras que al este queda la zona controlada por el Frente Polisario. Desde el punto de vista jurídico, Naciones Unidas no reconoció los Acuerdos de Madrid, por lo que España sigue figurando como administrador de la región. La realidad es que el estatus del territorio y su soberanía están sin resolver. Se trata de uno de los 17 territorios no autónomos bajo supervisión del Comité de Descolonización de la ONU, según la Resolución 1542 de la Asamblea General de Naciones Unidas (año 1960) (Extraído el 02/05/2015) 7

8 CONCLUSIONES El caso del Sahara Occidental es sin duda uno de esos problemas enquistados en el siglo XXI, donde no existen visos de solución dado que no existe ni la voluntad política interna, ni el necesario apoyo internacional para resolverlo. Puede recordar, salvando las distancias y considerando que se trata de contextos muy diferentes, a la situación política de Palestina. La descolonización africana, y con ella la del territorio saharaui, era una necesidad que debía resolver el anacronismo de mantenerse en el siglo XX con el objetivo decimonónico que hacía primar los intereses económicos de las potencias europeas por encima de la autodeterminación de los pueblos y naciones del continente negro. Por tanto, aunque no hay duda sobre la conveniencia e importancia de llevar a cabo tan complicado proceso, el problema estriba en dos factores; la negligente forma de llevarlo a cabo por parte de España y la intromisión de países como Marruecos y Mauritania, que han buscado en este proceso un beneficio que no les correspondía. En la revisión de los antecedentes históricos del Sahara Occidental, ha quedado patente que ni Mauritania ni Marruecos han tenido nunca control sobre este territorio. Las regiones de Saguia El Hamra y Río de Oro, jamás han pertenecido a un país diferente de España, por lo que es difícil justificar las pretensiones marroquíes sobre unos territorios que siempre han estado fuera de sus fronteras. Se observa en la actitud de Marruecos no pocas dosis de premeditación y alevosía. Premeditación, porque más allá de querer incorporar kilómetros cuadrados al reino alauita y así extender sus fronteras (la expansión territorial siempre ha sido un deseo de todos los pueblos a lo largo de la Historia), existe un claro motivo económico detrás de esta estrategia. En 1949, el geólogo español Manuel Alía Medina descubrió precisamente en el Sahara Occidental, en Bucraa (Saguia El Hamra), los mayores yacimientos de fosfatos a nivel mundial. Alevosía, porque el rey Hassan II de Marruecos, sabedor que no podía llevar a cabo una guerra contra España tanto por su déficit militar como por la falta de apoyo internacional 8

9 que podría encontrar, decidió hacer una ocupación pacífica con casi personas. La llamada Marcha Verde, tuvo lugar además coincidiendo con la situación de fragilidad política en España, pocos días antes del fallecimiento del General Franco. Se supo por tanto escoger la fórmula y el momento. En cualquier caso, la reacción de España ante la estrategia marroquí no pudo ser más tibia. Centrada en los pasos a dar para la restauración monárquica después de 40 años de dictadura, y con los propios miedos internos ante la situación que el país viviría al morir Franco, España decidió mirar hacia otro lado ante la ofensiva marroquí. Encomendándose a una insólita estrategia y sin el visto bueno de Naciones Unidas, en 1976 abandonó el Sahara Occidental dejando a su suerte a la población que se quedó allí. Si bien es cierto que el Frente Polisario buscaba la independencia del Sahara Español, y que por tanto España tenía el problema ya latente, ante la presión de Marruecos decidió resolver la situación abandonando el territorio, y sin mirar atrás. El objetivo del Frente Polisario no era en ningún caso la integración del Sahara Occidental en Marruecos, de modo que de la noche a la mañana cambió de enemigo, olvidándose de España y centrándose en neutralizar la política expansionista del reino alauita. La situación actual tiene por tanto difícil solución. Marruecos no dejará que el Sahara Español sea libre, porque ya ha mordido la presa y no la va a soltar. Todos estos años de negociaciones infructuosas eran predecibles, porque Marruecos ha desestimado desde el primer momento que se lleve a cabo un referéndum de autodeterminación que con toda seguridad llevará al territorio saharaui a la independencia. No existen lazos con Marruecos como para que pudiera ganar el No a la independencia, y esta es la razón por la que el reino alauita busca ganar tiempo, quizás lograr algo de arraigo y finalmente desactivar al Frente Polisario. Los campamentos de refugiados en el Sahara son el reflejo humano de esta situación de parálisis política. En esta tesitura, al hacerse la pregunta de qui prodest, enseguida se deduce que la gran beneficiada es Marruecos. Muchos años viviendo en campamentos bajos unas complicadas condiciones, no pueden hacer sino minar la moral de un pueblo. El objetivo de Marruecos es que los saharauis, poniendo en la balanza esta situación 9

10 miserable junto a la posibilidad de vivir más dignamente en una región con amplia autonomía, acaben claudicando. Pero la guinda del pastel la pone sin lugar a dudas la comunidad internacional, a la que el problema saharaui, como tantos y tantos otros problemas graves a lo largo y ancho del planeta, poco le importa. Naciones Unidas impulsa una serie de negociaciones y da apoyo a los campamentos de refugiados, pero todo ello sin demasiadas pretensiones. La realidad es que interesa poco lo que allí suceda. Cuando otros problemas a nivel internacional han sido realmente importantes, se han puesto los medios políticos, económicos e incluso militares, para resolverlos. Si hay voluntad, se convence y se vence, pero para ello hay que querer. Lamentablemente las sanciones económicas, los bloqueos y las presiones diplomáticas, solamente se llevan a cabo en aquellos casos en los que el mundo occidental puede sufrir alguna consecuencia. Lo que suceda en un territorio al sur del desierto del Sahara, carece de relevancia como para que la Unión Europea se enemiste con Marruecos o para que la Estados Unidos conmine bajo amenaza al reino alauita a resolver una grave situación humanitaria que ha provocado careciendo por completo de la necesaria legitimidad histórica. 10

11 BIBLIOGRAFÍA De Diego, Álvaro. Historia Universal Contemporánea. Ediciones CEF, 2015 Pertierra de Rojas, José F. La expansión imperialista en el siglo XIX. Ediciones Akal, 1987 Portillo, J. Historia de los saharauis y Crónica de la agresión colonial en el Sahara Occidental. Tesis Doctoral (Universidad Complutense de Madrid),