EL TRABAJO DE LA INTIMIDAD. La primera impresión que las personas tenemos con respecto a una relación

Transcripción

1 EL TRABAJO DE LA INTIMIDAD. Dra. Lourdes Quiroga Etienne. La primera impresión que las personas tenemos con respecto a una relación amorosa e íntima, sobretodo cuando se pasa por la adolescencia y la juventud temprana, es que las cosas son fáciles y que con un poco de voluntad y sentido común, se logrará entender al otro, amarlo y conformar una unión para el resto de la vida. Así mismo, se espera la comprensión de la pareja, se da por supuesto su enamoramiento permanente y su aceptación total, sin importar cuántos defectos, debilidades o conflictos pueda tener uno. Se da por hecho también, que será no sólo su deseo sino su obligación, permanecer infatigable ante todas las dificultades que sobrevengan a la pareja, no está por demás recordar que el otro cree exactamente lo mismo. Pero cuando el principio del placer y la fantasía (tan necesarias e indispensables para la vida, por cierto) van siendo sustituidas por el principio de realidad, las cosas cambian, es importante anotar que dije cambian, no quiere decir que forzosamente se hacen terribles y dramáticas, si en cambio, complejas y laboriosas. Ya Freud nos advirtió en su célebre trabajo El Malestar en la Cultura (1930) que es de tres fuentes de donde proviene el penar de los humanos: De la naturaleza que con sus accidentes nos produce angustia y que no podemos evitar; de la enfermedad y la muerte a la cual tememos porque esta significa la pérdida de lo más valioso que tenemos, la vida y de algo que parece insignificante, pero que si observamos con cuidado tiene enorme complejidad: Los vínculos humanos. Ya

2 para 1930 Freud había escrito su polémico trabajo Más allá del principio del placer (1920) por lo cual en 1930 explica la dificultad en los vínculos humanos con su idea de pulsión de muerte, de la cual proviene la pulsión destructiva. Quiere decir que aunque hay una parte de nuestra mente que efectivamente busca el placer y la felicidad, existe otra que nos lleva al dolor y al sufrimiento. Son partes masoquistas de la mente en las que un superyó sádico se empeña en atacar al yo que se declara culpable sin saber de qué, diría nuestro autor en su trabajo Duelo y Melancolía de También encontramos algo al respecto en El problema económico del masoquismo (1924) en el que plantea la idea del masoquismo erógeno originario. La parte destructiva que nos constituye y que es tan fuerte o más que la parte erógena, se encuentran en constante tensión, de ahí la tensión del aparato psíquico y no del pesimismo que se le atribuye a Freud desde una lectura errónea o pre juiciosa desde mi punto de vista. Lidiar con la parte destructiva no es fácil. La fuerza tiene como único fin la descarga y la postergación de la manifestación de la misma en aras de la cultura, la creatividad y el amor, implica un gran trabajo. Por ejemplo, existen muchos objetos de pulsión, con los cuales se podría descargar el impulso sexual, sin embargo, con el fin de cuidar al objeto de amor, detenemos la fuerza pulsional que exige descarga inmediata.

3 Efectivamente la cultura produce malestar, tal como lo dice Freud desde el título de su trabajo. Malestar porque tenemos que detener, por imposiciones culturales, lo que impele a ser descargado; pero solo así podemos construir cultura y vínculos. No somos seres de la naturaleza, somos seres de la cultura. Las personas van comprobando con el paso del tiempo y las experiencias, que las relaciones amorosas e íntimas requieren de desarrollo psíquico, integración, tolerancia, humildad, preocupación por el otro, sinceridad y agradecimiento, por lo menos. En una palabra diríamos que requieren de trabajo. Cuando se logra comprender que el otro no está ahí para ser objeto de uso o de ornato, objeto sexual o para exhibición, maltratado, controlado, manipulado o utilizado en cualquier forma, sino para ser amado y admirado, para sentir curiosidad por conocerle y saber quién es y qué quiere, para preocuparse por él y desearle como objeto amado, se puede empezar a comprender qué es el amor. Como todos sabemos, Klein postula en su teoría, el paso por dos posiciones durante el desarrollo de todo individuo. La posición más primitiva es la Esquizoparanoide con sus relaciones de objeto parcial, la predominancia de ansiedad persecutoria y el uso de mecanismos de defensa tales como la escisión, la proyección, la negación y la idealización entre otros (Klein, 1946).

4 La otra posición planteada es la Depresiva que se caracteriza por sus relaciones de objeto total, la ansiedad depresiva y mecanismos de defensa tales como la reparación (Klein, 1935). Klein difirió de Freud en el sentido de que habría en el desarrollo diferentes etapas que se superan y que inclusive se les pueden atribuir lapsos de tiempo determinados. Para ella, el individuo funciona en las dos posiciones permanentemente y lo importante es observar cuál es la predominante. (explicar) En el asunto del amor y la intimidad, tema que aquí nos ocupa, no hay posibilidad alguna de mantener vínculo afectivos profundos e íntimos que vayan más allá de lo contractual y lo casual tal como lo expresaría Meltzer, si no predomina en el individuo un funcionamiento mental propio de la posición depresiva. En dicha posición se da una lucha entre los sentimientos de amor y odio y la persona (el niño en principio), tiene que tolerar el dolor psíquico y la culpa que producen las fantasías agresivas dirigidas al objeto amado. En esta posición, la proyección es un mecanismo defensivo menos usado y así, el vínculo con el mundo externo es más realista, hay más discriminación entre la fantasía y la realidad, así como entre la realidad externa e interna. Con todas las posibilidades que se abren al acceder a la posición depresiva, es posible establecer vínculos cuyo significado emocional ayudará a tolerar y a solucionar las desavenencias inevitables que acontezcan en la relación. Quizá es

5 la preocupación por el objeto, la característica más importante que una persona tendrá que desarrollar para poder establecer este tipo de vínculos. Es importante no olvidar que a pesar de que el individuo haya logrado un desarrollo que lo mantenga predominantemente en la posición depresiva, siempre hay momentos de funcionamiento esquizo-paranoide que traerán tensiones y conflictos a la relación Con respecto a esto, Meltzer afirma en su trabajo sobre La sinceridad (1994) que la mente evoluciona a través de la dimensión del tiempo y nada de su experiencia se pierde. Las estructuras mentales pasadas no pierden su vitalidad ni su potencia de acción. Freud decía que lo primitivo permanece aun en lo porvenir. En la realidad psíquica, el tiempo no tiene la dirección lineal e irreversible del mundo exterior. La idea de tiempo en la mente está vinculada a secuencia, movimiento, distancia y envejecimiento, afirma nuestro autor, de una manera mucho más compleja que se presta a inversiones, oscilaciones, circularidad, discontinuidad y detención. En otras palabras diríamos que en la mente rige Kairos, el tiempo del deseo, y en el mundo externo, es Cronos, el tiempo de la realidad consensual, el que domina. Es así que independientemente del tiempo cronológico que nos ha pasado, el funcionamiento de la mente de un adulto puede ser tan primitivo como el de un bebé en sus primeros días de vida (con el agravante de que en el adulto este funcionamiento es patológico y en el niño no), o tan desarrollado como el de alguien que puede mantener auténticos

6 vínculos afectivos profundos. Es improbable, dice Meltzer, que una persona pueda verdaderamente ser privada de comportamientos mal integrados o enfermos. Para nuestro autor, la organización predominante del self oscila entre la organización narcisista y la dependencia a los objetos internos buenos. Ante esto, el analista puede poner al paciente en conocimiento de las distintas partes de la personalidad y tener una visión de sus variados objetos internos, expresados en la transferencia. La sexualidad adulta entonces se caracteriza por el predominio de la búsqueda de un objeto total y la relación humana con este. A pesar de que existan partes primitivas en la mente, las partes sanas deben predominar para cuidar al objeto. Humana en este caso quiere decir una relación alejada de la violencia y la cosificación del objeto, que es lo que distingue a una relación perversa. La sexualidad adulta se caracteriza por la humildad, que no es lo mismo que sentimiento de inferioridad y también por la modestia. Otro aspecto importante de esta sexualidad desarrollada es la privacidad. Privacidad, por cierto, no quiere decir secreto. El secreto a veces tiene un carácter ominoso o, en un discurso religioso, pecaminoso; la privacidad se refiere a la intimidad, a la no exhibición, la cual convertiría la sexualidad adulta en infantil. En otras palabras, la vida personal no es secreta, es privada. Meltzer expresa en su libro sobre Los estados sexuales de la mente, como el analista, poco sabe de la sexualidad adulta del paciente, en vista de que esta se caracteriza por la privacidad. La transferencia atrae casi exclusivamente asociaciones relacionadas con aspectos infantiles y perversos de

7 la sexualidad. Será importante respetar, afirma el autor, la intimidad de la sexualidad adulta del paciente. Otras características de la sexualidad adulta son el dominio de deseo de poder y exhibición, aspectos que forzosamente implican violencia. La creatividad por medio de la función de los objetos buenos, de los padres internos, será la consecuencia final de la sexualidad adulta, esta es fundamento del impulso al trabajo. La intimidad exige del individuo un trabajo mental que no se logra con facilidad. Para Wilfred Bion (1962) la vida mental se puede dividir en dos: protomental, que se caracteriza por la no simbolización y la vida mental propiamente dicha, que es simbólica y está orientada hacia el mundo interno. En la frontera entre lo proto-mental y lo mental Bion ubica la función alfa la cual quiso presentar como un concepto hipotético y vacío con el fin de que fuera llenado por el lector de acuerdo a su propio entendimiento. De cualquier modo, será necesario para esta exposición dar una idea de lo que quiso decir Bion con este concepto. Por medio de la función alfa se logra el proceso de la formación de símbolos. Cuando una experiencia emocional impresiona a la mente, los elementos sensoriales internos y externos que existen como elementos beta deben ser procesados por la función alfa para producir elementos alfa a partir de los cuales es posible crear símbolos. Si la transformación no se logra, los elementos beta quedarán como tales y estos no pueden ser utilizados, ni

8 almacenados como memoria, en otras palabras, a partir de elementos beta no se pueden crear símbolos. Los elementos beta están destinados a ser evacuados, proyectados en el exterior y después serán vividos como terroríficos y persecutorios. Sólo a partir de la función alfa será posible formar símbolos que serán usados para construir pensamientos oníricos y para ser llenados de significado emocional. El continente en el cual se depositan las identificaciones proyectivas que llevan elementos beta, será el que lleve a cabo la función alfa, que convertirá los elementos beta en alfa, los cuales serán utilizados para soñar y pensar. El continente es entonces un modelo para pensar. (La madre es el continente que ayuda al pensamiento) Gran parte de nuestra vida cotidiana como las relaciones casuales y contractuales y las conductas sociales se dan fuera del área simbólica. A esto le llama Bion, desmentalización. La zona de adaptación, casual/contractual, es protomental y opera con signos, no con símbolos formados por la función alfa. Las relaciones íntimas, las que tienen verdaderamente significación emocional, son las que requieren del trabajo del pensamiento y la simbolización. En la tolerancia al dolor que produce todo vínculo afectivo profundo, juega un papel fundamental la función alfa. O dicho en leguaje kleiniano, imposible

9 funcionar en la posición depresiva si el sujeto no es capaz de reconocer el daño causado al objeto y tolerar el dolor que esto produce para después reparar. El aparato proto-mental tiende a la acción. Diría Klein, a reparaciones maniacas. En cambio, el aparato mental restringe la acción en aras del pensamiento. En palabras de Klein, sólo así se puede dar la preocupación y el cuidado por el objeto, que como ya se dijo, son aspectos fundamentales para el establecimiento de un vínculo profundo e íntimo. Para Bion, la experiencia emocional hace la diferencia entre la actividad mental humana y la sub-humana, y propone distinguir la experiencia emocional, que a mi entender se caracteriza por el trabajo, la constancia y la tolerancia al dolor mental que producen estas relaciones, por ejemplo la tolerancia al dolor de las separaciones, del estado de excitación que entiendo como explosivo, pasajero y de urgente descarga, sin implicaciones emocionales y de compromiso. (Que se entienda que no se está valorando en forma negativa la excitación) Para Meltzer (1990), en una relación íntima se observa el deseo de saber sobre el objeto (vínculo K) más que de poseerlo, controlarlo y manipularlo, dice textualmente: El deseo hace posible, esencial incluso, dar al objeto su libertad (La aprehensión de la belleza, pág, 34) Toda relación es ambivalente (L, amor y H, odio) sin embargo, es la búsqueda de entendimiento (K) la que salva la relación de la ruptura.

10 Al iniciar este trabajo se planteó la convicción que tienen la mayoría de las personas, sobretodo en la juventud, pero no sólo en ésta forzosamente, de que las relaciones íntimas son accesibles a cualquiera, fáciles de llevar y posibles de lograr con un poco de voluntad. Al ir finalizando esta presentación, es difícil seguir convencido de lo mismo, a menos que definitivamente no se quiera ver, que por cierto, es finalmente mucho más fácil y menos angustiante, que reconocer la madurez y el trabajo que requiere la intimidad. Si tratamos de resumir lo que implica la intimidad, tendríamos que marcar al menos los siguientes puntos: reconocimiento de la dependencia, capacidad para tolerar el dolor mental que produce un vínculo afectivo profundo, por ejemplo ante las separaciones o ante el riesgo de la ruptura, siempre presente a pesar de todos nuestros esfuerzos; capacidad de compromiso, pensamiento y vida mental en lugar de acción y vida proto-mental, capacidad de controlar el deseo de poder y control para dar lugar a la libertad del otro, preocupación por el objeto y agradecimiento. El agradecimiento es trabajado por Melanie Klein en su obra Envidia y Gratitud en la cual habla de cómo la envidia es un sentimiento que a todos nos habita, primitivo, de alto nivel de malignidad y proveniente de la pulsión de muerte, con el que podemos atacar a nuestros objetos y vínculos. La envidia la plantea Klein como primaria, no secundaria a la frustración, y se caracteriza por el odio a lo que el otro tiene, porque recuerda de la propia carencia. Lo que quiere el envidioso es destruir lo que el otro posee; desea destruirlo aun en el caso de que él fuera el

11 beneficiario. Que la gratitud ascienda sobre la envidia tarea tan difícil como construir un vínculo amoroso; requiere de trabajo con el mundo interno y reflexión. Agradecer al otro que me de algo que yo no tengo, implica reconocer mi carencia, soportar la falta (la castración) y además reconocer mi dependencia. Por este motivo una excelente maestra algún día nos dijo en una clase que a los amigos se les conoce en las buenas y no forzosamente en las malas, ya que cuando a alguien le va mal es fácil verlo y acompañarlo pues estamos en una situación superior y hasta nos podemos atrever a aconsejarlo desde nuestro bien estar. En cambio estar con alguien a quien le va bien o mejor que a mí, implica moderar mi envidia y reconocer sus capacidades y mi propia imposibilidad, al menos hasta el momento, para obtener lo que el otro ya ha logrado adquirir, sea esto conocimiento, bienes, relaciones, amigos, familia, pareja o riqueza. Para terminar este trabajo expondré un fragmento de esta poesía de Munárriz, que dice de manera artística, mucho de lo expuesto de forma sólo teórica en este trabajo:... lo que me has dado tú, pese a quien pese, fue, es y será mío y lo que yo te di, caiga quien caiga, tú lo llevas contigo, y tiene un nombre, que es amor... J. Munárriz.

12 BIBLIOGRAFÍA Bion, W. (1962) Aprendiendo de la experiencia. México. Paidós Freud, S. (1930) El malestar en la cultura. Obras Completas. Tomo XXI. Buenos Aires. Amorrortu Editores. Klein, M. (1935) Una contribución a la psicogénesis de los estados maniacodepresivos. Obras Completas. Vol.2. Buenos Aires. Paidós Klein, M. (1946) Notas sobre algunos mecanismos esquizoides. Obras Completas. Vol.3. Buenos Aires. Paidós Meltzer, D. (1974) Los estados sexuales de la mente. Buenos Aires. Ediciones Kargieman. Meltzer, D. (1990) La aprehensión de la belleza. Buenos Aires. Patia Editorial. Meltzer, D. (1990) Metapsicología ampliada. Buenos Aires. Patia Editorial. Meltzer, D. (1994) Sinceridad y otros trabajos. Buenos Aires. Patia Editorial Meltzer, D. (1996) El proceso psicoanalítico. Buenos Aires. Lumen-Horme

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