(Restricción y otros movimientos de dominio) Martín Ahualli (U.B.A Conicet)

Transcripción

1 FORMA LÓGICA Y CONTENIDO IMPLÍCITO (Restricción y otros movimientos de dominio) Martín Ahualli (U.B.A Conicet) Hablamos y en buena medida comprendemos lo que decimos. Para ello utilizamos el lenguaje y el contexto. Reflexionando sobre esta extraordinaria capacidad que poseemos, podemos tratar de establecer con mayor exactitud cómo se articulan ambos en el proceso que culmina en la comprensión mutua del habla. Llamemos a este proceso interpretación, y restrinjamos por ahora el estudio a un tipo de actos de habla, las afirmaciones o aserciones. Recientemente un número de autores se dedicaron a responder algunos interrogantes suscitados por la pregunta general respecto del rol que cumple el contexto 1 en el proceso de interpretación 2. Estos interrogantes surgieron cuando se prestó debida atención a casos que desde la perspectiva clásica resultan peculiares o presentan cierto grado de anomalía. El desafío consiste en explicar adecuadamente estos casos, y aquello exige tanto reacomodar nociones y principios heredados como incorporar otros inéditos, con un resultado cuya revisión del enfoque clásico será más o menos drástica según la respuesta ofrecida. 1 A modo de guía podemos distinguir un primer rol del contexto que consiste en determinar o permitir que se determine cuál es la oración gramatical proferida dada una oración fonológica. Otro rol del contexto permite determinar cuál es la proposición expresada dada una oración gramatical. Un tercero permite determinar qué proposiciones se comunican dada una proposición expresada. Un cuarto rol del contexto está, como veremos, en el centro de la polémica. Permitiría determinar cuál es la proposición expresada a partir de una oración gramatical cuya interpretación semántica sólo ofrece una proposición incompleta, cuyas condiciones de verdad no están determinadas antes de que intervengan procesos pragmáticos que proveen contenido semántico no articulado previamente en la forma lógica. Esta clasificación ofrecida por Stanley (2007, 76-81) no carece de aspectos polémicos. En particular, cabe prestar atención al modo en que el contexto determina la ambigüedad o la indeterminación. A diferencia de lo que ocurre con los roles semántico y pragmático del contexto, donde son los hechos del contexto los que resuelven la indeterminación, en el rol gramatical son los intérpretes quienes recurren al contexto para determinar qué expresión fue expresada (Stanley, 2007, 140). Bach (2000, 271) hace una revisión crítica de algunos diferencias omitidas en esta clasificación, como por ejemplo aquella que el autor establece entre determinación epistémica y determinación constitutiva. 2 Es una cuestión disputada cuál es exactamente el objeto de interpretación semántica. Austin y sus adeptos, por ejemplo, consideran que son los enunciados, los actos de afirmar una oración, aquello que se interpreta. Aquí seguiremos a Jason Stanley, para quien el objeto de interpretación son expresiones relativas a contextos (Stanley, 2007, 33). 1

2 Un grupo paradigmático entre estos casos es el de aquellas aserciones que manifiestan una restricción en el dominio de cuantificación de alguna de sus expresiones. La consideración de este fenómeno puede representar una dificultad para el enfoque clásico. Imaginemos que Liza acaba de comprar algunas botellas para que Max las cargue con su cerveza artesanal. Max le pregunta si debe vaciar las botellas antes de llenarlas. Liza puede responder a la pregunta profiriendo una de las siguientes oraciones: (1) Todas las botellas están vacías. (10) Todas las botellas que acabo de comprar están vacías. La proferencia de (1) en este contexto ilustra el problema que suscita para la teoría clásica en fenómeno de la restricción del dominio de cuantificación, dado que si bien (1) y (10) parecen respuestas satisfactorias a la pregunta de Max, (1) resulta falsa desde la perspectiva de la teoría clásica. Esta perspectiva está compuesta por el análisis de las descripciones que ofrece B. Russell, más la distinción introducida por P. Grice entre proposición expresada y proposición comunicada por implicatura. La idea original de Russell (1905) es que las descripciones definidas son expresiones cuantificadas, expresiones del tipo El x: Φ(x) donde el pronombre el contiene una cláusula de exclusividad según la cual y (Φ(y) x=y). Para denotar un individuo, una descripción definida debe cumplir con la cláusula de existencia y la cláusula de exclusividad. A este aparato Grice (cfr. 1989, 24) agrega la noción de implicatura, para denotar aquella información que si bien no es semánticamente expresada en la proferencia de una oración, ni tampoco es lógicamente implicada por lo semánticamente expresado, es comunicada por ese acto a través de reglas convencionales y conversacionales 3. El análisis clásico de casos como (1) diagnostica que se trata de una proferencia que expresa una proposición falsa, aunque comunica por implicatura otra proposición, 3 Una característica esencial de las implicaturas es su cancelabilidad. Bach (2000, 269) considera que este rasgo, inadvertido en el análisis de Stanley, permite bloquearlo. 2

3 capturada en (10), que es verdadera. Lo dicho entonces es falso y lo comunicado es verdadero. La interpretación de elementos constitutivos del contexto, en este análisis, condiciona el pasaje de la proposición expresada a la proposición comunicada. En este trabajo vamos a evaluar críticamente y proponer una expansión a la respuesta que ofrece Jason Stanley a este problema, quien la denomina enfoque semántico por oposición a lo que considera enfoques sintácticos y pragmáticos 4. En la primera sección vamos a distinguir dos motivaciones contra el enfoque clásico. Por un lado se halla la intención de recoger como parte de lo dicho las intuiciones de los hablantes a propósito de las condiciones de verdad de sus afirmaciones. Por otro lado está la idea de que las condiciones de verdad de ciertas proferencias están mediadas por procesos de interpretación cuyo objeto no son expresiones explícitas en esas proferencias. En la segunda sección cuestionamos el rol que asigna Stanley a las intuiciones de los hablantes respecto de las condiciones de verdad de sus afirmaciones, indicando la dificultad para determinar cuál es el objeto de esas intuiciones, siendo los tres candidatos lo dicho, lo comunicado y lo semánticamente expresado. No obstante, rescatamos su compromiso con el principio según el cual lo dicho es epistémicamente accesible. En la tercera sección reconstruimos el argumento del ligamiento, con el cual Stanley objeta los enfoques pragmáticos y semánticos alternativos. El argumento está basado en el análisis de casos de restricción nominal con más de una expresión cuantificada. Quedará en evidencia que el núcleo del argumento depende de una presunta incompatibilidad entre la teorías estándar de la cuantificación y de la proposición estructurada. En la cuarta sección presentamos los lineamientos de la teoría de la restricción nominal, mostrando cómo operan las variables implícitas para avalar la idea de que la interpretación por la cual se determinan las condiciones de verdad de las oraciones no está mediada pragmáticamente. 4 Son polémicas las descripciones por parte de los autores de sus propias posiciones. Neale (2000), por ejemplo, considera que el enfoque de Stanley es una variante sintáctica del enfoque semántico explícito de W. Sellars. Stanley ubica la posición de Sellars y la de Neale entre los enfoques sintácticos. El desacuerdo responde en gran medida al significado con dan al término elipsis. 3

4 Finalmente, en la última sección proponemos un modo de modificar la teoría para que incorpore otros casos de movimientos del dominio de cuantificación. Sostenemos que no hacerlo resulta inconsistente con la decisión de incluir las restricciones de dominio como un fenómeno que se debe explicar al nivel de la proposición semánticamente expresada. I. DOS MOTIVACIONES CONTRA EL ENFOQUE CLÁSICO Hemos indicado que el fenómeno de la restricción nominal representa un obstáculo para la perspectiva clásica. El análisis clásico de casos como (1) diagnostica que se trata de una proferencia que expresa una proposición falsa, aunque comunica por implicatura otra proposición, capturada en (10), que es verdadera. Lo dicho entonces es falso y lo comunicado es verdadero. Este análisis ha sido objetado esencialmente por dos razones. Una de ellas es su presunta incapacidad para respaldar y explicar las intuiciones pre-teoréticas respecto del valor de verdad de las proferencias de los hablantes. Ésta es, como veremos, una de las falencias que procura corregir Stanley, quien reconoce la vigencia de algún principio de accesibilidad que regule la investigación respecto de lo dicho por los hablantes. No ocurre lo mismo en el caso de Bach, y en parte tampoco en el caso de Recanati. Otra motivación para revisar el enfoque clásico es la presunta incapacidad de la interpretación semántica de las expresiones explícitas de una oración para determinar las condiciones de verdad de las proferencias. El objeto de la interpretación semántica es el resultado de una teoría sintáctica, una oración sin ambigüedad léxica ni gramatical, en un contexto determinado. La idea es que para que una proferencia de una oración exprese una proposición completa, cuyas condiciones de verdad estén determinadas, deben intervenir procesos de interpretación de otros elementos, además de las expresiones explícitas que constituyen la oración. 4

5 El material aportado por estos procesos puede o no estar previamente articulado en la forma lógica de la oración. Esto es, el objeto de esta interpretación puede ser o bien un elemento presente en el contexto, o bien una expresión oculta en la estructura gramatical de la oración 5. Este último punto distancia a Stanley de Bach y de Recanati, aunque todos ello coinciden en esta observación crítica de la teoría clásica. Para Stanley ese material es producto de la interpretación semántica de expresiones ocultas pero articuladas en la forma lógica de la oración. El argumento detrás de esta tesis se construye a partir del análisis de casos de ligamiento. Recanati y Bach rechazan el argumento. La opción es considerar que ese material es producto de un enriquecimiento pragmático libre, enriquecimiento que no está determinado por la estructura sintáctica de la oración. Estas dos objeciones a la teoría clásica no carecen de contacto. Un ejemplo ampliamente discutido, debido a J. Perry (1986) es la oración llueve. La discusión es si esa oración proferida en Buenos Aires es o no verdadera simplemente cuando llueve en algún lugar, dado que ningún elemento explícito en ella denota Buenos Aires. Algunos autores (cfr. Stanley, 2007, 51) consideran que la oración en cuestión lleva estructuralmente implícita una variable de lugar, cuyo valor se determina contextualmente. La oración carecería de condiciones de verdad determinadas antes de que esta variable adquiera valor. Recanati (2004, 110) rechaza esta posición. La cuestión que ilustra este caso es si todo enriquecimiento necesario para determinar la proposición expresada por una oración en un contexto es un proceso de interpretación semántica cuyo objeto es la forma lógica de la oración o si es necesario apelar además a procesos pragmáticos de enriquecimiento que no estén regulados por la forma lógica. En este sentido, se ha sugerido que una oración como el libro de Juan es aburrido no posee condiciones de verdad determinadas, en virtud de la indeterminación de la relación entre Juan y el libro allí denotada, i.e. la relación escrito por. Son casos de lo que Neale (2000, 289) ha llamado expresiones genitivas. La idea es que esa oración no es verdadera simplemente cuando existe un libro que es aburrido y que está en alguna 5 En términos de Recanati (cfr. Recanati, 2004, ), el material aportado puede responder a un proceso de saturación o a un proceso de enriquecimiento libre. 5

6 relación con Juan, sino que sus condiciones de verdad involucran una relación específica que no posee un correlato fonológico explícito (cfr. Recanati, 2001, 85). Insistimos en que es importante distinguir en los ejemplos dos razones que motivan el rechazo de la teoría clásica. Por un lado, el rechazo puede fundarse en la intuición de que las condiciones de verdad de una oración difieren de las que le atribuiríamos como resultado de un proceso de interpretación semántica de sus constituyentes explícitos. Esta motivación no niega que ese proceso de interpretación semántica culmine en una proposición con condiciones de verdad determinadas, si bien enfatiza que ésas no son las condiciones de verdad que intuitivamente atribuimos a la oración. El acento está puesto en el principio según el cual en contenido semántico es accesible a los hablantes. Otra presunta razón para rechazar la teoría clásica depende de la idea según la cual, en algunos casos, la interpretación de las expresiones explícitas que constituyen una oración en un contexto, no llega a determinar sus condiciones de verdad, esto es, no hay una proposición asociada a la oración que resulte meramente de esta parte del proceso de interpretación. II. EL VALOR DE LAS INTUICIONES Hemos señalado que una de las objeciones contra el enfoque clásico se funda en el valor de nuestras intuiciones a propósito de la verdad o falsedad de lo que escuchamos. Esto ocurre con el argumento a favor del enfoque semántico según el cual, dado que intuitivamente atribuimos verdad a proposiciones como (1), y dado que la teoría semántica debe en principio explicar estas intuiciones, que operan como evidencia empírica, concluir que (1) expresa semánticamente una proposición falsa conlleva un gesto revisionista que deberíamos tratar de evitar. Este argumento no sólo afecta al enfoque clásico, sino también a los enfoques pragmáticos de Bach y Recanati y al enfoque de Cappelen & Lepore. El valor de nuestras intuiciones depende del principio según el cual lo dicho es epistémicamente accesible. Sin esta accesibilidad, las intuiciones de los hablantes no 6

7 serían relevantes, o más bien no serían intuiciones, sino meras conjeturas. Como evidencia de que el principio es correcto, notemos que decir y comunicar son acciones intencionales, y es plausible sostener que las acciones intencionales poseen un vínculo estrecho con el auto-conocimiento. El vínculo es tal que cuando alguien hace algo intencionalmente sabe que está haciendo eso. Si decir es una acción intencional, cuando decimos algo sabemos que lo decimos. Pero el argumento de Stanley depende de cómo caractericemos el objeto de nuestra atribución cuando juzgamos que (1) es verdadera. Imaginemos que alguien profiere (1). Podemos describir el mismo acto de diversas maneras: comunicar, decir, expresar semánticamente. Correlativamente distinguimos el contenido asociado como lo comunicado, lo dicho, lo expresado semánticamente. Para detener el argumento podemos desligar las intuiciones recabadas de la noción de lo semánticamente expresado. Podemos, por un lado, postular que las intuiciones se dirigen directamente a lo comunicado, o podemos postular que aluden a lo dicho pero no a lo semánticamente expresado. La primera es la respuesta que adoptan los enfoques pragmáticos. La segunda es la de Cappelen & Lepore. Stanley, en cambio, interpreta que atribuir verdad a (1) es evidencia de que la proposición expresada es verdadera y como equipara lo dicho a lo semánticamente expresado evidencia de que lo dicho es verdadero. Si esa atribución evalúa la proposición comunicada, en vez de la proposición expresada, no es atinado presentarla como evidencia contra el enfoque pragmático 6. Para considerar esta cuestión, evaluemos otro caso: (2) El sándwich de queso se fue sin pagar. (20) La persona que ordenó el sándwich de queso se fue sin pagar. Stanley asume que atribuir verdad a (1) es evidencia de que la proposición expresada es verdadera. Dado que también atribuimos verdad a (2), ello sería evidencia de que la proposición allí expresada es verdadera. Aquellos que no estén dispuestos a aceptar la 6 Bach (2000, 268) hace una observación similar. También agrega que la tarea de la teoría semántica no es explicar nuestras intuiciones respecto del valor de verdad de las oraciones, sino los hechos semánticos. 7

8 analogía, deberán matizar la idea de que las atribuciones de verdad intuitivamente evidencian el valor de verdad de las proposiciones expresadas. Otra estrategia para detener el argumento de Stanley consiste en distinguir entre lo semánticamente expresado y lo dicho, por un lado, y por el otro atribuir nuestras intuiciones a lo dicho sin que aquello aluda a lo semánticamente expresado. Los autores que adoptan esta estrategia consideran que lo semánticamente expresado no agota el contenido del acto de habla correspondiente, i.e. decir, asertar, etc. (cfr. Cappellen & Lepore, 2005, ). No tenemos demasiado que objetar a esta estrategia. La teoría del significado es útil para explicar lo que creemos y lo que hacemos. Es en el marco de una teoría general de la acción donde adquiere relevancia la investigación semántica. La preocupación mayor frente a este enfoque es que recorta de tal modo la noción de lo semánticamente expresado, que resulta difícil vislumbrar qué rol explicativo puede cumplir. Si bien nos mostramos escépticos a propósito del valor de las intuiciones para resolver la disputa entre enfoques pragmáticos y semánticos, cabe indicar que la relación que muestra la noción de lo dicho con nuestras intuiciones permite objetar un aspecto de la propuesta de Bach. Este autor mantiene el vínculo entre los semánticamente expresado y lo dicho, pero considera que ambos son relativamente inmunes a las intuiciones de los hablantes, esto es, que pueden resultar inaccesibles al hablante común. III. EL FENÓMENO DEL LIGAMIENTO Son aquellos casos que registran fenómenos de ligamiento los que podrían permitirnos dirimir la disputa entre los diversos enfoques. En estos casos una expresión cuantificada de la oración parece controlar el comportamiento del elemento elidido. Para explicar adecuadamente el fenómeno Stanley aplica la teoría de la restricción nominal. La conclusión extraída es que dado que el ligamiento es un fenómeno sintáctico, una explicación adecuada de estos casos debe postular una variable ligada en la segunda expresión cuantificada, cuyo dominio mantiene las restricciones correspondientes a la primera variable. 8

9 En primer lugar, Stanley procura mostrar la incapacidad de explicar el fenómeno postulando constituyentes en la proposición que no estén previamente articulados en la oración que la expresa, como lo hace el enfoque pragmático, o a través de una restricción del dominio no guiada por un elemento de la forma lógica, como proponen otros enfoques semánticos (cfr. Stanley & Williamson, 1995). Luego, montado sobre la idea de que el ligamiento es un fenómeno sintáctico, Stanley defiende la necesidad de postular variables implícitas que acompañan a los nominales, como condición para explicar este fenómeno de restricción. Cabe destacar que no son los casos simples de aserciones con restricción del dominio de cuantificación de una de sus expresiones, como (1), los que convocan a postular variables implícitas. Para explicar (1), donde la denotación de botellas está restringida por una propiedad del tipo comprado recientemente por Liza, el enfoque pragmático podría apelar a una regla como la siguiente: R: denotación de ( botella ) relativa a un contexto c = el conjunto de botellas que están en el dominio saliente en el contexto c. De esta manera el mismo nominal podría denotar conjuntos distintos en cada contexto, sin que la propiedad que restrinja la denotación sea el valor de un elemento articulado en la oración proferida. Algo similar había propuesto Stanley (cfr. Stanley & Williamson, 1995). La restricción se explicaría aquí a partir de una regla lingüística que gobierna el significado o la extensión de los nominales, en vez de explicarse en virtud del valor que adquieren en el contexto variables implícitas presentes en la estructura sintáctica de la oración. Pero estas estrategias resultan infructíferas para explicar casos de restricción donde el valor del material elidido está semánticamente ligado por una expresión cuantificada anterior. Los casos de ligamiento imponen un límite presuntamente infranqueable a la capacidad explicativa de los enfoques pragmáticos y de los enfoques semánticos alternativos. Si (1) y (10) expresan o comunican la misma proposición, lo mismo ocurre con (3) y (30): 9

10 (3) En todos los cursos de Max, él reprueba exactamente a tres franceses 7. (30) En todos los cursos de Max, él reprueba exactamente a tres franceses que asisten a sus cursos. Este caso de restricción no puede explicarse, según Stanley, apelando a una regla similar a R, como sería R : denotación de ( franceses ) relativa a un contexto c = el conjunto de franceses que están en el dominio saliente en el contexto de emisión c. puesto que obtendríamos algo como (31) En todos los cursos de Max, él reprueba exactamente a tres franceses del dominio saliente en el contexto de emisión c. Stanley considera que esta estrategia no permite ligar el dominio a cada curso de Max, que es lo que intuitivamente hacemos 8. Si este elemento fuera inarticulado, dice Stanley, no podría estar controlado de este modo (Stanley, 2007, 47). Para fundamentar la idea de que el material reconstruido mediante procesos pragmáticos no puede ser sensible a elementos presentes en la oración, Stanley indica que en las teorías estándar de cuantificación las variables son entidades lingüísticas. Dado que en las teorías estándar de la proposición estructurada éstas no poseen entidades lingüísticas, no hay modo de relacionar el material elidido con el explícito si no es a través de una variable implícita (cfr. Stanley & Szabó, 2000, 298). Es importante destacar que el núcleo del argumento se halla en esta observación a propósito de la compatibilidad de estas teorías 9. Si esta limitación actual de la teoría de la proposición y de la teoría de la cuantificación pudiera superarse, el argumento del ligamiento perdería todo fundamento. 7 El ejemplo de Stanley es muy similar al que ofrece von Fintel (1994, 31), aunque este autor atribuye la variable implícita al cuantificador-determinante, y no al nominal, como hace Stanley. 8 Cooper (1996, 13) también manifiesta dudas frente a la posibilidad de lograr esta restricción seleccionando algún conjunto determinado por el contexto. 9 Confrontar por ejemplo la idea de Bach (1994, 11) según la cual el material implícito no es ni lingüístico ni parte de lo dicho, sino que opera directamente a nivel conceptual. 10

11 La parte positiva del argumento está fundada sobre el presupuesto de que para expresiones de cuantificación explícitas, dentro de una cláusula, el ligamiento semántico y el ligamiento sintáctico coinciden. Esto es, lecturas ligadas dentro de una cláusula responden a la existencia de un operador que liga a una variable y que está en una cierta relación estructural con otra variable co-indexada en esa cláusula (Stanley, 2007, 48). Bajo esta óptica, la existencia de casos donde el material elidido contiene expresiones que estarían bajo el alcance de un cuantificador anterior, es evidencia de que la variable efectivamente está presente en la estructura sintáctica. El enfoque semántico explica el contenido semánticamente expresado por (3) postulando dos variables implícitas que acompañan estructuralmente a los nominales, y cuyo valor está determinado por el contexto. Éste es el núcleo de la teoría de la restricción nominal. Se fundamenta de este modo la idea de que una proposición no pueda contener constituyentes que no estén articulados en la estructura sintáctica de la oración que la expresa (cfr. Stanley 2007, 51-64). Si bien el enfoque semántico exige modificar el análisis del contenido expresado por las oraciones, la interpretación por la cual se accede a la proposición expresada es exclusivamente semántica. La determinación de las condiciones de verdad de las oraciones no está mediada pragmáticamente, en el sentido indicado. Cabe señalar que si bien son los casos ligados de restricción del dominio de cuantificación los que parecen exigir la presencia de variables implícitas, aquellos casos más simples de restricción, como (1), también pueden explicarse de este modo. En esos casos el valor de las variables implícitas no estará determinado ni controlado por el valor de una expresión cuantificada anterior presente en la cláusula 10. En resumen, según este esquema existen varios modos en que se determina la restricción del dominio de cuantificación. En casos como (1), el valor de la variable implícita queda determinado por el contexto como cualquier otro deíctico o así cree Stanley. En otros casos, el valor de la variable puede quedar determinado a partir de una 10 En el caso límite la restricción es vacua. Las variables implícitas del nominal, si bien requieren determinación contextual, no cumplen una función restrictiva. En la oración Todos los hombres son mortales, por ejemplo, el nominal hombre no exige restricción. Bach (2000, 274-5) presenta estos casos como un indicio de que la hipótesis de la restricción nominal es implausible. 11

12 relación anafórica con una expresión anterior. Por último, el ejemplo (3) ilustra la posibilidad de que ese valor quede determinado por una expresión cuantificada anterior que liga a la variable implícita. Son éstos los casos que se resistirían al enfoque pragmático. Obtenemos así ocurrencias deícticas, anafóricas y ligadas de la variable implícita (von Fintel, 1994, 31). Pero el argumento del ligamiento carece de fuerza frente a los enfoques pragmáticos, dado que sus adeptos no aceptan el tratamiento general de la restricción de dominio. Bach (2000, 279) rechaza el análisis de la proposición expresada en (3). Considera que (30) es una proferencia que expresa una proposición comunicada por (3) 11. Recanati (2004, 101) tampoco acepta en análisis. Para determinar si el material aportado por un proceso de enriquecimiento es libre o responde a la saturación de variables presentes en la forma lógica, este autor aplica el criterio de opcionalidad, según el cual el material aportado responde a la interpretación de la estructura sintáctica de la oración en un contexto sólo si no podemos imaginar otro contexto en el cual la oración expresa una proposición completa a pesar de no mediar ningún proceso de ese tipo. Si bien ese criterio no define el modo de tratar los casos de restricción de dominio, Recanati (2004, ) rechaza el criterio del ligamiento propuesto por Stanley. Cabe subrayar, sin embargo, que incluso si el argumento del ligamiento no es correcto, y los casos de ligamiento no son tales o no afectan a los enfoques pragmáticos, la explicación semántica de Stanley se mantiene todavía como una alternativa viable. La invocación de variables implícitas no respondería en este caso a la necesidad de explicar el contenido semántico, sino al propósito por mantener unidas las condiciones de verdad expresadas y la sintaxis. Este propósito en sí es loable, dado que mantiene a la teoría semántica próxima a la sintaxis y a la lógica. Exige sin duda, como objetan otras posiciones pragmáticas (cfr. Bach 2000), una mayor complejidad en la teoría sintáctica y semántica, pero esto no presenta una dificultad insuperable. IV. RESTRICCIÓN NOMINAL Y VARIABLES IMPLÍCITAS 11 Stanley & Szabó (2000, 282) indican que algunos de los análisis del propio Bach también postulan contenido implícito que está bajo el alcance de una expresión cuantificada anterior. 12

13 El pilar del enfoque semántico es el llamado argumento del ligamiento (Stanley, 2007, 92,185). Consideraciones relativas a este fenómeno abren camino a la teoría de la restricción nominal. Son aquellos casos de restricción del dominio de cuantificación que contienen expresiones elididas y ligadas los que conducen a Stanley a postular la existencia de variables implícitas que acompañan estructuralmente a los nominales. En el caso (3), el dominio de la expresión cuantificada tres franceses estaría restringido de algún modo por el dominio de la expresión cuantificada todas las clases de Max. No se trata de una restricción directa de la denotación del nominal por parte de un elemento presente en una expresión cuantificada anterior, ya que el conjunto determinado por la primera expresión está compuesto de cursos, no de estudiantes. La intersección del conjunto de individuos denotado por la variable ligada con el conjunto denotado por el nominal estudiantes es nula, dado que las propiedades estudiante y curso se excluyen mutuamente 12. Para lograr la restricción adecuada Stanley debe postular dos variables ocultas. Una de ellas es una variable de individuo 13, cuyo valor está determinado de algún modo por el contexto. La segunda es una variable de función, cuyos argumentos son objetos y sus valores son conjuntos. En el ejemplo anterior, la función asignada a la segunda variable toma como argumento a los cursos de Max y arroja como valor el conjunto de los estudiantes que asisten a esos cursos. La expresión cuantificada tres franceses en (3) denota el conjunto que resulta de la intersección del conjunto denotado por el componente explícito de esa proferencia con el conjunto denotado por el par de variables implícitas asociadas. Stanley representa ese nodo terminal del árbol sintáctico de la siguiente manera: <franceses, f(i)>. Otros ejemplos ofrecidos por Stanley son: (4) En todos los cuartos de la casa de Juan, todas las botellas están en el rincón. (5) No importa qué haga Juan, la mayor parte del curso se queda dormido. Stanley explica la restricción del dominio de cuantificación, en estos ejemplos, a través del valor que el contexto asigna a las variables implícitas en la estructura de los 12 No es relevante aquí qué concepción de las propiedades -si alguna en absoluto- se adopte. 13 En rigor pueden ser varias las variables de objeto (cfr. Von Fintel, 1994, 31), aunque no es esto lo que interesa aquí. 13

14 nominales, <botellas, f(i)> y <curso, f(i)>. La variable de individuo en (4) recibe como valor los cuartos de la casa de Juan, y la variable f adquiere esos cuartos como argumento y arroja como valor el conjunto de los individuos que están en esos cuartos. La variable de individuo en (5) recibe como valor las acciones de Juan, mientras que la variable f toma esas acciones como argumento y ofrece como valor el conjunto de individuos que las presencian. Una de las virtudes 14 del enfoque es avalar nuestras intuiciones pre-teóricas respecto del valor de verdad de oraciones como (1), tomándolas como guía precisa de su contenido semántico y su estructura sintáctica. Evaluemos entonces si no es posible expandir esta virtud. V. RESTRICCIONES Y OTRAS MODIFICACIONES DE DOMINIO El inmenso poder de las variables implícitas invocadas está dirigido a restringir el dominio del nominal. En ningún caso puede expandirlo o modificarlo de modo tal que ingresen a él individuos que no satisfacen la condición impuesta por el nominal explícito. Esto responde a que la teoría considera que la extensión queda determinada por la intersección de los conjuntos denotados por el elemento explícito, por un lado, y el elemento implícito, por el otro, i.e. <nominal, f(i)>. Como consecuencia la denotación siempre queda restringida por el nominal explícito. Esto impide que la teoría pueda explicar a través de este mecanismo la verdad que intuitivamente atribuimos a oraciones como (2) el sándwich de jamón y queso se fue sin pagar. que comunican la misma proposición que 14 Otros méritos que el autor le atribuye a la teoría son los siguientes: estar exenta del problema de la subdeterminación, explicar adecuadamente la semántica de los adjetivos comparativos, explicar adecuadamente la semántica de los términos de masa. 14

15 (20) la persona que ordenó el sándwich de jamón y queso se fue sin pagar. Pero que expresan, según la teoría, una proposición distinta, y falsa. La razón por la cual Stanley no puede aplicar, a casos como éste, el mecanismo que hemos venido elucidando es que la denotación de sándwich de jamón y queso nunca puede denotar un conjunto que incluya personas, dado que la intersección del conjunto denotado por el nominal explícito con el conjunto denotado por el valor de las variables implícitas, nunca puede admitir elementos que ya estén excluidos en cualquiera de los dos conjuntos involucrados en la intersección. Por esta razón el enfoque semántico, tal como lo presenta Stanley, debe considerar que la restricción del dominio de ciertas expresiones son fenómenos exige explicaciones fundamentalmente distintas a las de otros fenómenos de modificación del dominio. Aquellos que consideren que no se trata de dos tipos de fenómenos semánticos distintos, sino de movimientos que responden a un mismo fenómeno, objetarán esta consecuencia del enfoque propuesto por Stanley. Como alternativa podemos evaluar si conviene postular una variable de función cuyo argumento sea el valor del nominal explícito, de tal forma que el nodo terminal del árbol sintáctico sea <f(nominal)>, o si se quiere <g(nominal, f(i))>. Esto permitiría explicar la atribución intuitiva de verdad a una oración como (2) e incorporar los casos de modificación 15 de la denotación del material explícito. El contexto en este caso asigna a la variable de función g el valor persona que ordenó, cuyo argumento es el valor de f(i), i.e. sandwich de jamón y queso. Pero si este cambio resulta excesivo, preguntemos entonces por qué debemos modificar la estructura sintáctica para incorporar casos como (1) pero no casos como (2). Una vez que se han admitido expresiones ocultas, variables implícitas en la forma lógica de las oraciones, no parece haber razón para limitar su aplicación a los casos de restricción. 15 Lo que Bach considera como casos de expansión local (Cfr. Bach, 1994, 32). 15

16 BIBLIOGRAFÍA CITADA - BACH, K. (1994). Conversational Impliciture en Mind & Language, 9: BACH, K. (2000). Reply to Stanley and Szabó en Mind & Language, 15: CAPPELEN, H. & LEPORE, E. (2005). Insensitive Semantics (Oxford: Blackwell). - COOPER, R. (1996). The Role of Situations in Generalized Quantifiers, en Lappin, Sh. (Ed). The Handbook of Contemporary Semantic Theory. Oxford, Blackwell, Citado según numeración de versión digital. - GRICE, P. (1989). Studies in the Way of Words. (Massachusetts: Harvard University Press). - NEALE, S. (2000). Mind & Language, 15: PERRY, J. (1986). Thought without representation, en Supplementary Proceedings of the Aristotelian Society, 60: RECANATI, F. (2001). What is said, Synthese, 128: RECANATI, F. (2004). Literal Meaning (Massachusetts: Cambridge University Press). - RUSSELL, B. (1905). On Denoting, en Mind, vol. 14, No 16: STANLEY, J. & WILLIAMSON, T. (1995) Quantifiers and Context Dependence en Analysis, Vol 55, No. 4: STANLEY, J. & SZABÓ, Z. (2000). Reply to Bach and Neale en Mind & Language, 15: STANLEY, J. (2007). Language in Context (Oxford: Clarendon Press). - VON FINTEL, K. (1994). Restrictions on Quantifier Domains. PhD Dissertation. University of Massachusetts. 16