VII Sínodo de la Arquidiócesis de Concepción 2ª Sesión Plenaria 11 de octubre 2014.

Transcripción

1 VII Sínodo de la Arquidiócesis de Concepción 2ª Sesión Plenaria 11 de octubre 2014.

2 DIÁLOGO 1: IGLESIA SOMOS TODOS. 1- Somos conscientes de la elección y vocación al formar parte del Pueblo de Dios que es la Iglesia? Por qué y para qué fuimos bautizados? La mayoría de los bautizados lo ha sido por tradición familiar (como transmisión de la cultura religiosa de padres a hijos) y/o por el contexto socio cultural (como lo es la idea de proteger a los niños de enfermedades). En estas circunstancias, la consciencia acerca del sacramento recibido se centra en la purificación del pecado original; en cambio la idea pasar a formar parte del pueblo de Dios (de la Iglesia) es una idea relegada a un segundo plano o desconocida. La consciencia de la elección y vocación implica un proceso gradual en el que es determinante: a) la formación de la familia, y b) las vivencias de fe que a cada uno le toque. Este crecimiento gradual en la conciencia de formar parte del pueblo de Dios es proporcionalmente más intenso en los que ya están más comprometidos con la Iglesia (por ejemplo: los agentes pastorales); por el contrario, normalmente es menos intenso en los que no están comprometidos con alguna tarea pastoral (fieles en general). 2- Queremos vivir la santidad y la salvación como pueblo, o preferimos hacerlo aisladamente, sin conexión alguna de unos con otros? En qué se nota? En los que contestamos este instrumento de consulta, existe un anhelo general de vivir la santidad y la salvación como pueblo de Dios, ya que Dios nos llama justamente a esta vida santa en su Iglesia. Sin embargo, distinguimos una práctica mayoritaria (con excepciones) de vivir la fe aisladamente. Esto se nota particularmente en: a) Las prácticas religiosas tienden a ser individualistas, alejándose de lo comunitario (las siguientes expresiones dan cuenta de esto: voy a misa cuando lo necesito, lo importante es que yo esté bien con el Señor, y otras frases semejantes). b) Hay grupos pastorales o movimientos que tratan de vivir el ideal comunitario, pero que finalmente terminan aislándose. c) Es frecuente la segmentación, preocupándonos solo por los grupos a los que pertenecemos (por ejemplo: los jóvenes se preocupan solo por los jóvenes, los adultos se preocupan solo por los adultos, etc). d) Solo nos reunimos masivamente para grandes fiestas litúrgicas o devocionales (por ejemplo: Domingo de Ramos, Fiesta de San Sebastián, etc.). e) No nos damos el tiempo para dialogar la fe en familia, así como tampoco para hablar de la fe en nuestros grupos. 2

3 3- Los no católicos aprecian en nuestras comunidades que Cristo es la Cabeza de la Iglesia? En qué creemos que ellos (no) lo notan? Los no católicos, no perciben que Cristo sea la cabeza de la Iglesia, debido a que: Nos ven más como una organización de ayuda de beneficencia a otros (ONG). Nos vinculan más a la jerarquía que a Cristo mismo (por ejemplo: nos ven más vinculados y hablar más de los sacerdotes y del Papa, antes que de Dios). Por eso, sus críticas nunca van dirigidas a Cristo, sino que a la estructura de la Iglesia y al clero (a propósito de las conductas delictuales y/o contrarias al Evangelio). Hemos transmitido más la doctrina que el encuentro con Cristo. Ven que en nuestros templos le damos más importancia a las imágenes de la Virgen y de los santos que a la persona de Cristo. Nos ven poco austeros, incoherentes entre el actuar y el Evangelio que predicamos. 4- Cómo reconocemos y valoramos la acción santificadora del Espíritu en las fronteras, en los márgenes de la Iglesia? Reconocemos esta acción santificadora en la misma historia y misión de la Iglesia, porque el Espíritu Santo ha sostenido 2000 años de historia y nos mueve a hacer el bien a todos los hombres. Sin Él no habría obras ni personas dispuestas a realizar dichas acciones. También se valora su acción concretamente en el constante anhelo de paz, justicia y verdad que busca la Iglesia; en el testimonio de vida de las personas que se encuentran en estas fronteras; en los diversos carismas de la Iglesia; en las manifestaciones de piedad popular, en las procesiones y mandas; en el trabajo pastoral de grupos o movimientos al servicio de los marginados y postergados de nuestra sociedad; en las celebraciones ecuménicas con los hermanos separados. Distinguimos, sin embargo, fronteras y marginados que nos sobrepasan, mostrando ausencia de agentes pastorales en esas realidades de frontera. 5- Cómo estamos luchando contra los peligros de la hipocresía, los intentos de dominación y la manipulación del Evangelio a conveniencia que, desde el principio, amenazan nuestra Iglesia? Peligros Cómo estamos luchando? Hipocresía Con humildad y sencillez para responder a este desafío en el tiempo actual. Teniendo claro nuestro objetivo: el servicio a Dios y a los hombres. Tomando consciencia de que no somos tan buenos como creemos. 3

4 Intentos de dominación; autoritarismo Manipulación del Evangelio Escuchando al pueblo de Dios. Delegando funciones en los laicos. Aprendiendo a trabajar en equipo. Que los mismos laicos deleguen funciones en otros laicos. Participando de la formación arquidiocesana que se ofrece a través de la Escuela de la Fe. Otros peligros descubiertos Miedo a los cambios; poca transparencia Defensa del prestigio institucional v/s la verdad del Evangelio. Cerrar espacios para el diálogo eclesial Cómo estamos luchando? Tomando consciencia de la necesidad de conversión pastoral y comunitaria. Confiando en la misión de los laicos. Reconociéndonos como Iglesia pecadora y reconociéndolo abiertamente ante el mundo. Viviendo en la verdad. Participando de los diálogos sinodales. Sin embargo, vemos que estamos luchando aisladamente contra los peligros que amenazan a nuestra Iglesia, por eso mucha gente se ha alejado de ella. El Papa Francisco, con sus actitudes de escucha y de humildad, es un ejemplo claro de lucha contra estos peligros. DIÁLOGO 2: IGLESIA Y SOCIEDAD. 1- Qué aspectos distinguimos en el aquí y ahora de nuestro entorno que manifiestan una abierta distancia entre Iglesia y sociedad moderna? Teniendo en cuenta que todo se juega en el corazón de cada persona, porque es ahí donde crece y se desarrolla el Reino de Dios, distinguimos abiertas distancias y estrechas complicidades entre Iglesia y sociedad moderna. Aspectos que muestran una abierta distancia : La defensa de la vida, de la dignidad de las personas; el valor del matrimonio y la familia como propuesta a contracorriente de la cultura dominante. La especial dedicación que procuramos tener hacia los más pobres y desamparados de nuestra sociedad en confrontación a la competitividad y la avaricia como motor de la vida social. La vida comunitaria como ideal cristiano frente al excesivo individualismo que afecta por igual a las familias, a las organizaciones sociales y al país en general. 4

5 La tecnología que, si bien es un gran aporte en muchos ámbitos, actúa finalmente como un promotor del individualismo y la despersonalización especialmente entre los jóvenes. Aspectos que muestran una estrecha complicidad (por la práctica cristiana): Somos parte de los mismos signos de muerte, de egoísmo y consumismo que el común de la sociedad (no se distingue un cristiano de un no creyente). La crisis de autoridad que afecta a todas las instituciones, también está presente entre nosotros. Las ambiciones e intereses personales que priman sobre lo comunitario; la preponderancia de las necesidades mundanas por sobre los intereses de Cristo Jesús. 2- Qué respuesta estamos ofreciendo como Iglesia ante esta separación? Hay 2 tipos de respuesta: las que favorecen y las que no favorecen caminos de encuentro entre Iglesia y sociedad moderna en vistas a la evangelización. Respuestas que no favorecen el encuentro (podemos llamarlas también respuestas tibias, lentas, reactivas, no propositivas): Como cristianos no alzamos la voz para dar nuestra opinión ante los males que nos afectan, somos permisivos. La jerarquía eclesiástica es débil en denunciar los males que nos afectan (por ejemplo: las extensas jornadas laborales que afectan a muchos cristianos que no pueden alimentar su fe el domingo y deterioran gravemente la vida familiar). Actuamos diferente en el ámbito eclesial que en lo social (por ejemplo: participamos activamente en la parroquia, pero no votamos en las elecciones). Mediáticamente estamos haciendo cosas, pero en lo cotidiano no. Respuestas que sí favorecen el encuentro (podemos llamarlas también respuestas esperanzadoras y que intentan primerear ): La actitud y el magisterio del Papa Francisco: él ha tratado de sacarnos de la inercia dando luces especialmente a través de la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, instando a los católicos a anunciar el Evangelio en el mundo actual. También se valora el ejemplo de los obispos que actúan y enseñan en este mismo espíritu. El testimonio de vida de muchos cristianos en los diferentes ambientes (especialmente en el trabajo), viviendo como hijos de Dios y reconociéndonos como personas. Las obras sociales que desarrolla la Iglesia; la defensa de la vida. Los diálogos ecuménicos. El mismo sínodo es una respuesta, ya que por medio del diálogo en los encuentros sinodales escuchamos la voz de católicos y no católicos, ayudándonos a ver la realidad desde Jesús. La oración de los grupos. 5

6 El reconocimiento de lo malo al interior de la Iglesia, nuestro repudio abierto a ello y el pedir perdón a los afectados. Mayor consciencia de la importancia de la participación laical y de la mujer en particular. Mayor apertura de la educación católica a niños no católicos. 3- Qué ambiciones terrenas podrían darse (o ya se dan) en nuestras comunidades? En lo económico: el afán de dinero, el materialismo, el bienestar personal, el exitismo; mención especial sucede con el comportamiento de algunos sacerdotes que hacen carrera y se olvidan del espíritu de pobreza que debe animarlos. En el uso de la autoridad: el abuso y el afán de poder, el autoritarismo, el caudillismo pastoral y el afán de figurar. En este punto, se apunta el tema de la idolatría personal, especialmente de los laicos hacia el sacerdote y hacia el obispo a quienes ven como jefe y no como pastor (a veces se aprecia al mismo sacerdote promoviendo este culto a su persona). En las actitudes personales: la envidia, la poca humildad, la hipocresía, los prejuicios y la soberbia; la idolatría de la tecnología. En las actitudes comunitarias: la mediocridad, la falta de compromiso y la irresponsabilidad, el individualismo, la competitividad entre los grupos y personas, el sectarismo (por ejemplo: grupos y comunidades cerradas a nuevos integrantes), la discriminación. 4- Qué palabras y actitudes tenemos como Iglesia que dan testimonio de la verdad, que salvan y no juzgan a los que están lejos de Cristo, que son expresión del servicio a los más necesitados? Las palabras y actitudes que no discriminan a los creyentes contra los no creyentes. La vida de los misioneros que están en países en conflicto anunciando el Evangelio. Las obras de misericordia, especialmente las promovidas desde la Pastoral Social en toda la Iglesia (destacan la visita a las cárceles, la atención de comedores solidarios, los albergues de invierno y la atención a las personas en situación de calle). Mención especial se hace a obras como la nueva Lavandería 21 para jóvenes con síndrome de down. Las palabras y actitudes del Papa Francisco y el testimonio de los santos más cercanos, como San Alberto Hurtado y Santa Teresita de los Andes. La celebración del Mes de María, las peregrinaciones a diversos santuarios y la oración permanente de la Iglesia. El reconocimiento de errores por las conductas desviadas de los miembros de la Iglesia y la consecuente petición de perdón a la víctimas. 6

7 El anhelo de paz; la defensa firme de los derechos humanos, sobre todo del derecho a la vida; la defensa de la dignidad humana; la colaboración en la solución de los conflictos sociales. La acogida a las personas separadas y/o divorciadas y vueltas a casar, así como a los que viven en pareja, para que puedan ordenar y encaminar sus vidas hacia Cristo. DIÁLOGO 3: IGLESIA MISIONERA. 1- Somos comunidad en movimiento hacia las periferias, hacia los alejados, hacia los marginados? Nuestros hechos y palabras nos acercan a los hombres y mujeres de nuestro tiempo? Cuáles sí, cuáles no? Si bien existen en nuestra Iglesia expresiones o grupos que se acercan a los marginados por medio de diversas acciones sociales, esto no se percibe como una acción eclesial hacia "las periferias". La mayoría de los fieles están marginados de este compromiso. Sin embargo, se pueden distinguir: Hechos que nos acercan a los hombres de nuestro tiempo: Las acciones solidarias (visita de enfermos, consuelo a los que sufren, acompañamiento a las personas solas). La buena acogida a las personas que se acercan, la práctica de la bondad y la misericordia con todos. La coherencia entre el Evangelio que profesamos y la vida que tenemos. Los diálogos con los hermanos que profesan denominaciones diferentes. Hechos que nos alejan a los hombres de nuestro tiempo: El orgullo, el autoritarismo y la rivalidad entre grupos. La falta de compromiso y las justificaciones para no hacer lo que prometimos a hacer. El lenguaje que utilizamos en la Iglesia es muy elevado para las periferias, los discursos son muy moralizantes y nuestros actos inconsecuentes con lo que predicamos. La poca motivación para atraer a las nuevas generaciones; hay falta de iniciativa para ir en busca de los alejados y falta acogida a nuevas personas; somos cómodos y faltos de autocrítica ante nuestro poco compromiso misionero. La tristeza y la apatía entre los católicos. 2- Qué pasos hemos dado para entrar en un decidido proceso de renovación misionera? Qué pasos nos faltan? Qué inconvenientes existen para entrar en este proceso? 7

8 Pasos que hemos dado: La Misión Continental (especialmente con su dinamismo renovador en esta fase de Misión Territorial), porque supera el habitual reduccionismo del evento misionero para trascender a un estado permanente de apertura, acogida, integración, renovación y conversión. El VII Sínodo que nos ha permitido escucharnos, reflexionar, dialogar y mirar con ojos de fe lo que estamos haciendo. Se vislumbra como el inicio de una etapa misionera en nuestra Iglesia arquidiocesana. La Catequesis Familiar como proceso de acompañamiento de las familias en la vida de fe de sus hijos. Las acciones ecuménicas. La disponibilidad para servir entre los hermanos. Qué pasos nos faltan: Concretar lo que nos pide el Papa Francisco EG N 25 "avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están". Renovar los métodos de evangelización. Ejecutar el Plan Pastoral Parroquial, que no quede solo en el papel; hay que hacer proceso con él: planificar, ejecutar y evaluarlo. Entrar en la lógica de misión permanente (cambiando la lógica actual de evento misionero ), creando consciencia en el pueblo de Dios de esta actitud permanente y realizando un seguimiento misionero; acompañar y evaluar permanente de las actividades pastorales. Pasar de una pastoral de eventos a una pastoral basada en la persona de Jesús. La formación permanente de los laicos en todas las comunidades. Que los párrocos dejen trabajo administrativo (de oficina) para dar espacio al trabajo en terreno (visitar a su pueblo por las casas). Que se vea un mayor compromiso del obispo como pastor de la Arquidiócesis. Que los fieles nos demos tiempo para la confesión sacramental y para escuchar la Palabra de Dios, perseverando y superando la comodidad. Fomentar el diálogo permanente y el trabajo en comunidad. Preocuparnos y ocuparnos de las personas que, por una u otra razón, dejan de participar en la comunidad, dando una respuesta más valiente y radical al llamado misionero de Cristo. Preocuparnos por nuestros seminaristas, que son nuestros futuros sacerdotes. Inconvenientes para dar los pasos que nos faltan: La falta trabajo en conjunto, el individualismo y el egocentrismo. Los grupos autónomos que actúan como Iglesia paralela a la diócesis. Hemos perdido la centralidad en Cristo. La falta de liderazgo (una cabeza visible) que nos guíe a nivel arquidiocesano, decanal y parroquial; hace falta un liderazgo capaz de animar permanente la misión y de corregir, si es necesario, lo que está mal encaminado. En especial, las parroquias han ido perdiendo la capacidad de convocar y reunir por la debilidad en el liderazgo de sus sacerdotes. 8

9 Nuestra falta de fe, de compromiso, de perseverancia, de conversión personal (también entre religiosas, diáconos y sacerdotes) y la resistencia a los cambios expresada en la frase: siempre se ha hecho así. El miedo a una mayor apertura. Las distancias y problemas de conectividad desde y hacia parroquias y comunidades lejanas de nuestra arquidiócesis. La falta de asesores formados para acompañar procesos comunitarios. 3- Cuáles estructuras favorecen y cuáles impiden la transmisión de la fe? Estructuras que impiden la transmisión de la fe: El mal manejo de las comunicaciones, la falta de canales fluidos de información y la falta de apertura a las nuevas tecnologías. La estructura piramidal y jerárquica en el ejercicio de la autoridad, porque lleva al autoritarismo. Ejercer los cargos como poder y no como servicio (tanto en laicos como en sacerdotes, diáconos y religiosas). Toda estructura cerrada, rígida y poco participativa, las sobre-estructuras y las estructuras reiterativas. Los templos cerrados que impiden el acceso a los fieles. La burocracia eclesiástica de las oficinas parroquiales para la tramitación de los sacramentos. La falta de flexibilidad en algunos aspectos del desarrollo de las diversas catequesis (por ejemplo: la catequesis de dos años parece, en algunos casos, demasiado extensa). Una pastoral añeja, sin contenido de vida para enfrentar la realidad actual. Estructuras que favorecen la transmisión de la fe: Toda estructura participativa, donde laicos y consagrados compartan la vida comunitaria. Una curia arzobispal que privilegie la identidad comunitaria, de familia, tanto en los departamentos, las vicarías, así como los equipos pastorales. La pastoral orgánica que se intenta implementar. Las estructuras pastorales que tengan abundante presencia laical. La movilidad en los servicios pastorales encomendados a laicos o, al menos, la rotación en los cargos de responsabilidad (por ejemplo: que la duración de los Coordinadores CPP y CPAE sea hasta por 3 años). El uso de los medios de comunicación al servicio de la misión de la Iglesia. La existencia de los movimientos apostólicos y de grupos pastorales, ya que abren posibilidades de inclusión en la Iglesia. La celebración de la Eucaristía dominical. La formación sistemática (los planes de formación). Las jornadas, las asambleas y los encuentros entre grupos de una comunidad. 9

10 4- El buen funcionamiento de los consejos es determinante: Los Consejos Diocesanos y los Parroquiales de Pastoral y de Asuntos Económicos son espacios reales para la participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral? Respecto al Consejo Diocesano: no se advierte su funcionamiento. Los Consejos Parroquiales de Pastoral (CPP) y de Asuntos Económicos (CPAE) son considerados como estructuras fundamentales en las parroquias. Se distinguen dos modelos de consejos (sean CPP o CPAE): a) Aquellos que sí son espacios reales de participación (normalmente asociados a la existencia de un plan pastoral) y que no están sometidos al arbitrio del párroco. b) Los que no son espacios reales de participación, pero pueden llegar a serlo en la medida que los párrocos lo permitan, delegando funciones e integrando a laicos preparados y maduros que ayuden en la consulta, organización, planificación y gestión pastoral. Existe la duda de si todas las parroquias de la Arquidiócesis cuentan con el funcionamiento de su respectivo CPP y CPAE. Es necesario que los consejos sean: a) Transparentes, difundiendo las acciones que organizan y los dineros que administran. b) Eclesiales, priorizando las necesidades de las comunidades y parroquias. Hay que fomentar la corresponsabildad eclesial mediante la realización de Consejos Parroquiales ampliados. 5- Los agentes de pastoral y los fieles en general se sienten parte de la Iglesia, se identifican con ella y la acercan a los bautizados distantes y alejados? Los agentes pastorales: en general, sí se identifican con la Iglesia, aunque hay signos de inmadurez pastoral en muchos (por ejemplo: los caudillismos, los agentes pastorales que se van si el párroco los cambia de función, la poca preocupación por los miembros de la comunidad o de los grupos que desaparecen. Fieles en general: al revés del grupo anterior, entre estos no se detecta una identificación con la Iglesia, ni menos el sentido de pertenencia a ella (por ejemplo: se refieren a ella en tercera persona, solo participan de las celebraciones religiosas). Ven a la Iglesia como una organización religiosa integrada por personas consagradas, donde los laicos son externos. 10