Foro «De la promoción a la construcción de la paz con las ONG colaboradoras oficiales de la UNESCO» - Síntesis

Transcripción

1 Foro «De la promoción a la construcción de la paz con las ONG colaboradoras oficiales de la UNESCO» - Síntesis A. Qué educación para la paz? 1 I. Comprensión (pensamiento, costumbres, religiones) 1 II. Educación para la paz de la ciudadanía 2 B. La cultura de la paz como herramienta de diálogo 3 I. El rol del arte como actor y vector de paz. 3 II. El rol del deporte como vector de paz.. 3 III. La creatividad de la juventud.. 4 C. La expresión de los derechos humanos (los del Pacto Global).. 4 I. La violencia en la sociedad 4 II. Paz duradera e igualdad de género... 5 D. Desarrollo duradero y cultura de la paz.. 5 La ciencia al servicio de la paz y del desarrollo: la seguridad del agua... 5 A. Qué educación para la paz? La educación a lo largo de toda la vida, desde la educación primaria hasta la superior pasando por la secundaria, así como la educación informal, es la condición sine qua non para lograr una paz duradera por el bien de la humanidad. I. Comprensión (pensamiento, costumbres, religiones) El objetivo consiste en traer a los estudiantes al recorrido de la paz y en vivir juntos para que puedan escapar de las divisiones sociales agravadas por la economía y 1

2 para que no caigan en el extremismo. Por tanto, la educación tiene el deber de desarrollar unas herramientas intelectuales que protejan a los jóvenes de estos peligros pero que, ante todo, les conviertan en actores y en portadores de valores. Es preciso promover valores (paz, resolución de conflictos, vivir juntos) en los materiales escolares para inspirar a los niños durante su escolaridad. Valores como la paz y la vida en común deben incluirse en los libros y en otros materiales escolares, así como a través de la formación del profesorado. Estos valores deben dirigirse explícita y personalmente a los estudiantes. De esta manera, hay que rechazar todo libro y toda enseñanza portadores de odio, y hay que valorar la vida en común y la comprensión del otro. Es necesario enseñar a descifrar la mentira y la desinformación, para así otorgarles a las personas la fuerza necesaria para decir «no» a todo aquello que obstaculiza el camino hacia la paz. Ø Formación de los profesores para que puedan transmitir estos valores (paz, vida en común, aceptación del otro, etc.). Ciertamente, la educación no es la única solución que puede frenar el reclutamiento de los jóvenes en los movimientos extremistas (en la medida en que las condiciones económicas y sociales deben también mejorarse), si bien constituye la base de actuación. II. Ciudadanía educación para la paz La educación para la paz y para la ciudadanía mundial es una solución que hay que implementar desde una edad temprana para hacer frente a la expansión del extremismo en el mundo. Educar para la no-violencia es una voz que debemos que seguir, y permite desarrollar la autoafirmación mediante las capacidades de la escucha activa, la comunicación no-violenta, la ayuda mutua, la solidaridad y el trabajo en equipo, aunque también del respeto y del sentido de las normas y de las leyes. Además, también fomenta la capacidad de vivir y de manejar los conflictos de manera no-violenta, haciendo actores a la población para perpetuar una cultura de la paz global. Es importante facilitar la educación fuera de las clases, un proceso de educación informal que favorece el aprendizaje y la comprensión en torno a la integración cultural, animando a los jóvenes a que se conviertan en ciudadanos globales y a que se consideren una parte de la comunidad mundial. El aprendizaje y el dominio de los medios de comunicación puestos a nuestra disposición por los medios de comunicación social ofrecen la posibilidad de ensanchar el campo de acción, sea cual sea el estatuto local. Por tanto, es preciso que desde bien pronto 2

3 los niños adopten un comportamiento de reconocimiento del prójimo en un ambiente que va de lo local a lo global. B. La cultura de la paz como herramienta de diálogo Parece imposible promover una cultura de la paz y construir la paz sin que antes haya, por lo menos, un principio de desarrollo humano tranquilizador que vuelva a dar esperanza y confianza. Las desigualdades, los sentimientos de injusticia y de exclusión resultantes son un freno a la promoción de una cultura de la paz. I. El rol del arte como actor y vector de paz El arte es una herramienta de diálogo universal que tiene en cuenta su historia, su lugar, su libertad y la de los artistas. El rol del arte y de la cultura puede ayudar a que todas las personas conciban la singularidad del otro, su historia, sus raíces, lo que considera sagrado, pero también lo que, demostrando su humanidad, merece respecto. De esta manera, hay que fomentar la creatividad de los ciudadanos cuyos pensamientos pueden ser diferentes, a fin de resolver los problemas mediante la creatividad y, en consecuencia, las necesidades de la sociedad del siglo XXI por lo que respecta al conocimiento y a la información. La educación a través del arte proporciona a los estudiantes la ocasión de cuestionarse la idiosincrasia y los riesgos asumidos por los artistas. Se erige como una competencia esencial para desarrollar una cultura duradera de la paz. Hay que defender dos campos de trabajo frente al ascenso de «la iconofobia» y al rechazo del arte. Se debe luchar contra el odio y el miedo a las imágenes y a las obras, el miedo a su lectura binaria y primaria, el miedo del placer relacionados con las obras de arte y la práctica, luchar contra la negación del patrimonio cultural como testimonio de la historia universal. Por ello, hay que hacer comprender que la obra es una construcción mental, que suscita un «pensamiento», que es compleja, simbólica, metafórica, que es un artefacto y no la realidad, y que merece ser escuchada y observada, y no interpretada de manera falaz. II. El rol del deporte como vector de paz El deporte puede integrarse en las políticas nacionales o locales como un poderoso instrumento para contribuir a una paz duradera, permitiendo que los jóvenes se relacionen 3

4 en torno a reglas reconocidas a nivel universal. El deporte desarrolla la cultura de la escucha, del intercambio y de la cooperación, además de múltiples valores pedagógicos. Constituye un instrumento poderoso para la promoción de la cultura de la paz. El deporte permite crear las condiciones necesarias para el establecimiento de un diálogo, una condición previa indispensable para la construcción de la paz. En este sentido, el deporte tiene el poder de unir a comunidades separadas. III. La creatividad de la juventud La creatividad de la juventud es la mayor fuerza de puesta en marcha de los mercados, de los negocios y de las tecnologías. Cada año parece haber un incremento positivo en el desarrollo en la utilidad de la innovación para resolver los problemas establecidos, incluso aquellos que aún no conocemos. Todos estos progresos son el resultado de la creatividad de la juventud, que, cada día, hace retroceder los límites de las tecnologías existentes. Estas diversas evoluciones hacen retroceder los límites de las posibilidades y crean un mundo en el que cada joven puede encontrar la verdad, la expresión de la creación en las diversidades culturales y religiosas, y, de esta suerte, no limitarse a estas, por el bien común de la humanidad. Las sociedades pueden favorecer el surgimiento y la creación de la comprensión y del diálogo por la paz, y pueden enriquecerse gracias a la creatividad de la juventud. C. La expresión de los derechos humanos (los del Pacto Global) I. Las violencias en la sociedad La incitación a la violencia y al odio es una corriente a menudo más poderosa que la educación (impunidad, facilidad, impresión de poder, efecto de grupo y de pertenencia, designación del débil, del sumiso o del enemigo, convicción de tener legitimidad, de defender la verdad, etc.). Internet se convierte en un trampolín para adoctrinar e incitar al odio y al combate, y los mensajes que reciben los jóvenes en sus hogares se perciben como verdades que no dejan lugar a la crítica ni a la duda y que pueden memorizarse con facilidad. La permeabilidad a estas opiniones derivadas es tan peligrosa que permite refutar todo acceso al saber y opone las creencias a los conocimientos. Es importante mejorar la toma de conciencia frente a los discursos que incitan al odio en las comunidades locales a través de la educación informal y con los jóvenes, para 4

5 lo que se hace preciso emplear herramientas comunes tales como los medios de comunicación sociales. II. Paz duradera e igualdad de género La cultura de la paz propone con firmeza la igualdad entre mujeres y hombres, reafirma los derechos de las mujeres y de los niños, y reclama su inscripción en los textos legislativos, en las Constituciones y en la realidad. El desarrollo completo de un país, el bienestar del mundo y la causa de la paz requieren la máxima participación de las mujeres en la igualdad con los hombres en todos los sectores, a saber: social, económico y político. Para construir una paz duradera es necesario formar sociedades más justas, siendo necesario incluso luchar contra las discriminaciones basadas en el sexo. El empoderamiento de las niñas y de las jóvenes es un instrumento para una cultura de la paz, y lograr la igualdad de género continúa siendo uno de los grandes desafíos de la sociedad en la actualidad. En efecto, la paz duradera y la igualdad de género son indisociables. D. Desarrollo duradero y cultura de la paz La ciencia al servicio de la paz y del desarrollo: la seguridad del agua El acceso al agua potable o limpia para todas las personas debe acompañarse de una educación en el respeto del agua y también de aquellos que la utilizan. Esta visión del «derecho al agua» es una garantía del desarrollo duradero fundada sobre la ciudadanía y de la posibilidad de construir una paz duradera. De este modo, la educación a una ciudadanía participativa genera desarrollo, esperanza de una vida mejor, un sentimiento de seguridad y la construcción de la paz. La cultura de la paz en estas grandes cuestiones, al igual que en otras a nivel de las relaciones entre estados, es el camino necesario para evitar los conflictos, o incluso las guerras del agua, y todos sus efectos devastadores. El ecosistema asocia la responsabilidad económica, la gobernanza, el respeto de la igual dignidad de cada uno frente a los derechos humanos, y contribuye a la durabilidad de la diversidad cultural, ya que el respeto del prójimo induce también el respeto de la diversidad las culturas y puede conducir a la puesta en marcha de la cultura de la paz. 5