Ensayo 01. Renacimiento. Fagundes, Bruna - - Taller de Reflexión Artistica III. Manuel Carballo. Diseño de Interiores 03/09/2013

Transcripción

1 Ensayo 01 Renacimiento Fagundes, Bruna Taller de Reflexión Artistica III Manuel Carballo Diseño de Interiores 03/09/2013

2 Se denomina renacimiento el movimiento cultura que surge durante el siglo XIV, inicialmente en Flandes e Italia, que poseía como característica fundamental el resurgir o renacer de los principios clásicos de la antigüedad. Se inició de los esfuerzos por salir del llamado oscurantismo en relación al periodo de la Edad Media. Oscurantismo este criado por los italianos con el pensamiento de que el arte, la ciencia y la cultura que habían florecido en la época clásica, casi fueron destruido por las invasiones bárbaras. Se legitimaba así el proyecto de renacer buscando la recuperación de la grandeza romana. (Gombrich, 1992) En este movimiento, el naturalismo fue un elemento característico en las obras de arte y en la literatura. Sin embargo, la búsqueda de fidelidad a la naturaleza no surgió en el renacimiento, sino que fue la continuación del naturalismo del gótico pero con un nuevo enfoque en los rasgos científicos, metódicos e integrales del estudio de la naturaleza. Es decir que el interés por la exploración de las leyes naturales no era nuevo, pero si el volver de sus representaciones a una realidad empírica, consciente y coherente a la representación del mundo sensible. El artista pasa de observador y reproductor de la realidad a creador de una obra basada en los estudios de la naturaleza. En Italia, Giotto fue en primer maestro del naturalismo en un arte burgués simple, lógico y sobrio, representando una naturaleza de cualidad fieles a lo real, directa y más verdadera posible. (Hauser, 2002) Realidad empírica esta que llevó al ingeniero y arquitecto Filippo Brunelleschi a codificar a través de leyes matemáticas la solución de la problemática de los objetos que, al retroceder hacia el fondo, se disminuyen. Además de ser el iniciador de la arquitectura renacentista, cuando propuso una nueva modalidad de belleza y armonía al concluir el proyecto de la Cúpula de Santa María de las Flores, atribuimos a Brunelleschi uno de los principales aportes del renacimiento: la perspectiva matemática o lineal (Gombrich, 1992). Antes de Brunelleschi, la perspectiva era pintada en forma de escorzo o de efectos de ilusión de profundidad, pero este logró atribuir cualidades matemáticas y geométricas a la representación. Al darles a los artistas la posibilidad de calcular matemáticamente las proporciones de los objetos, Brunelleschi también proporciono la posibilidad de perfeccionamiento del realismo en las representaciones tridimensionales en planos bidimensionales.

3 En el círculo de Brunelleschi encontramos el escultor Donatello y el pintor Masaccio que también rompieron con el pasado e hicieron significativas contribuciones al renacimiento. Donatello, el escultor más importante de la primera mitad de siglo XV, reemplazó la delicadeza y el refinamiento de sus predecesores por una nueva y vigorosa observación de las formas reales del cuerpo humano. Demostrando conocimientos en anatomía humana y en la técnica del bronce, logró un trabajo más detallado y anguloso, con una imagen más rígida y llena de energía y expresión. Ya Mosaccio, utilizando el recurso técnico de la perspectiva pictórica y del naturalismo en la pintura mural, obtuvo mayor claridad en las relaciones espaciales y de proporciones y produzco pinturas macizas, con peso y solidas formas angulosas que en sus movimientos producían la sensación de un repentino caos. (Gombrich, 1992) Además del naturalismo científico y de la perspectiva matemática, el renacimiento, por medio de Jan Van Eyck, brindó el perfeccionismo de la técnica de pintura con la creación de la pintura al oleo. La pintura a base de aceite, que tarda más a secarse, permitió al artista trabajar más lentamente por medio de capa, la exactitud de los detalles hasta lograr una ilusión natural de realismo y profundidad. No obstante, Van Eyck con una de sus obras, se convirtió el artista por primera vez en la historia en un verdadero testigo ocular de un fragmento de la historia real, cuando al representar una pintura titulo su nombre como testigo de la escena. (Gombrich, 1992) El arte ciudadano burgués se llena de ciertas características cortesano-caballarescas y los artistas del Quattrocento anticipan los principios estilísticos del renacimiento pleno con su búsqueda por elevar el nivel de composición de la obra a su punto máximo. Según Hauser (2002), lo esencial en esta concepción artística es el principio de la unidad y la fuerza del efecto total, o, al menos, la tendencia a la unidad y la aspiración a despertar una impresión unitaria, aun con toda la plenitud de detalles y colores. Es convertir el arte Gótico de la Edad Media, en donde el espacio era concebido como algo compuesto y que se podía descomponer en sus elementos integrantes, a una nueva estética que establece la obra de arte como una unidad indivisible, en donde el espectador no es llevado de un detalle a otro, sino que este abarca de una sola mirada todo el campo del escenario de acuerdo a la perspectiva central, muestreándolo una visión panorámica de la realidad y obligándolo a comprender simultáneamente todas las partes de la obra. (Hauser, 2002)

4 Todo ese proceso corresponde a la racionalización de las leyes, de los valores y de los motivos artísticos que acompañan el cambio económico-social del medieval hacia el capitalismo. Según Hauser (2002), ahora se entiendo como bello la concordancia lógica entre las partes singulares de un todo, la armonía de las relaciones expresadas en un numero, el ritmo matemático en las relaciones entre las figuras y el espacio, y las partes del espacio entre sí. Y esa es la búsqueda incansable de los del Quattrocentro. Eso nos transporta a otro concepto del renacimiento, ligado también a la ideología del liberalismo y del capitalismo de una sociedad burguesa, la de irreligiosidad en sus obras. No es decir que poseía un carácter incrédulo, pero si anticlerical, antiescolástico y antiascético. El arte no solo podía servir para plasmar temas sagrados sino también reflejaba fragmento del mundo real. Hasta en siglo XV, en el Trecento, el arte sigue con su carácter preponderantemente eclesiástico sin cambiar su estilo y su espíritu. Posteriormente, empiezan a adoptar carácter profano siguiendo las nuevas pretensiones artísticas y la ordenación racionalista general. Pero no solo aparecen nuevos géneros múdanos, como la pintura de historia y el retrato; también los temas religiosos se llenan de motivos profano. (Hauser, 2002) Después del Quattrocento, seguimos al periodo más famoso del arte italiano denominado Cinquecento, en donde de destacaron los maestros Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel, Rafael, Ticiano, Correggio, Giorgione, Durero, Holbein. (Hauser, 2002) Muchos autores denominan esta etapa, como la etapa de los genios o del artista moderno, pues ellos no se dedicaban solamente a la pintura sino que también se dedicaban a la ciencia, la medicina, la filosofía, la literatura y en muchos casos a la arquitectura. Como por ejemplo Miguel Ángel Buonarottim que era músico, poeta, arquitecto, escultor y pintor. Durante el Renacimiento se cambió la posición del artista, que dejó de ser un mero artesano dentro de un gremio. Con sus capacidades tan ampliadas y múltiples, los artistas finalmente fueron considerados maestros por derecho proprio. Los principales artistas fueron amparados por la corte y surgió el concepto de artista en el sentido moderno, libre y consiente de actitudes personales y puntos de vista propios, no necesitando acomodarse al gusto de los clientes. Eso porque, para prestigiar y consolidar sus nombres, pequeñas cortes construían majestuosos edificios, se encargaban de grandes frescos o dedicaban cuadros al altar mayor de una iglesia famosa

5 y estas cortes requerían los mejores maestro para la execusion de la obra. (Gombrich, 1992) Así, los artistas empezaron a ser vistos, reconocidos y exaltados. Bibliografía - Hauser, Arnold. (2002). Historia social de la literatura y el arte: desde la Prehistoria hasta el barroco. Debate. Buenos Aires. (709 HAU) - Gombrich, Ernst. (1992). Historia del Arte. Alianza. Madrid. (709 GOM)