FERTILIZACIÓN IN VITRO (FIV), BAJO LA VISIÓN PSICOANALÍTICA

Transcripción

1 FERTILIZACIÓN IN VITRO (FIV), BAJO LA VISIÓN PSICOANALÍTICA Talita Azambuja Nacif Eje temático: Cuerpo en la clínica Descriptores: Cuerpo, mujeres, narcisismo, estado de mente, luto y melancolía. Resumen Pensando en el tema del congreso, Cuerpo, me quedé instigada en escribir sobre lo que sucede, no sólo en el cuerpo, pero también y primordialmente en la mente de las mujeres que no pueden embarazarse de modo natural. Según relatos médicos es cada vez más frecuente parejas que buscan ayuda por medio de la fertilización in vitro, FIV. Alrededor del treinta por ciento de las parejas brasileras encuentran esa dificultad en algún momento de sus vidas; sea en el primer intento del primer hijo o después de años, en el intento de tener otros hijos. Felizmente, con el avance de la medicina, las chances de embarazarse están cada vez mayores. Sin embargo, para eso, es necesario mucho esfuerzo físico y mental, principalmente por parte de la mujer, que es quien va a generar el niño. Dosis grandes de hormonas son inyectadas diariamente y los procedimientos varían mucho de caso para caso. Este trabajo tiene como meta enfocar el posible estado de mente de esas mujeres durante el arduo intento de embarazarse. Desarrollo En mi experiencia clínica, atiendo algunas mujeres con dificultad para embarazarse, me parece que la mayoría de ellas pasa por momentos de mayor introspección y desconexión del mundo a

2 su alrededor. Como si el cuerpo estuviese enfermo, y muchas veces está, ellas se resguardan de actividades rutineras de una vez, en lo que se espera y escucha de sus cuerpos y de El cuerpo de las mujeres en tratamiento de fertilización puede causarles sensaciones de extrañeza ante los múltiples cambios; como la casa raramente graciosa que Toquinho describe en una de sus canciones. La casa, representando simbólicamente sus cuerpos, parece precaria, destruida. Es así que mis pacientes describen sus cuerpos durante el proceso de FIV. Estudios recientes dirigen nuestra atención para una etapa del desarrollo de la libido, el autoerotismo y el amor objeto. Esta etapa recibió el nombre de narcisismo. Lo que sucede es lo siguiente: llega una ocasión, en el desarrollo del individuo, en que él reúne sus instintos sexuales (que hasta aquí habían sido empeñados en actividades auto eróticas), con el fin de conseguir un objeto amoroso, siendo apenas subsecuente que pasa de allí hacia una elección de alguna otra persona que no él mismo, como objeto. Esa fase equidistante entre el auto erotismo y el amor objetal puede, a lo mejor, ser indispensable normalmente; pero parece que muchas personas demoran un tiempo inusitadamente largo en ese estado y que muchas de sus características son por ellas trasportadas para las etapas posteriores de su desarrollo (Freud, 1911, p.68-69) En el autoerotismo las pulsiones son dispersas, existiendo apenas el placer del órgano. La diferencia entre la etapa del autoerotismo y el narcisismo es la constitución de un yo, que se torna el objeto de la inversión libidinal. Narcisismo entonces es un momento estructural que forma parte de la constitución del individuo y la noción de patología es siempre una cuestión cuantitativa, o sea, cuando hay un mayor desligamiento de la inversión libidinal de las representaciones de objeto. Es posible que en algunas mujeres sujetas a esos tratamiento de fertilización la libido sufra una introversión, término usado por Freud para referirse a los neuróticos en los cuales la libido permanece en la fantasía, dejando de dirigirse hacia los objetos externos y retornando para el yo de la persona en sufrimiento. Freud (1914) señala algunas causas para que ese

3 retorno suceda, entre ellas, situaciones de pérdida; la libido antes direccionada hacia el objeto se vuelve hacia el propio ego. Pensando en las mujeres que encuentran dificultades para generar un hijo, expresión de la potencia femenina, quisiera resaltar el modelo del estado de mente del enfermo orgánico que Freud utiliza para explicar el narcisismo. Esas mujeres pueden no conseguir dirigir la mirada con atención hacia los objetos a su alrededor.la enfermedad del cuerpo es una herida para el yo, es una herida al narcisismo. El barullo interno es mayor y dificulta el entendimiento del mundo externo. Debemos entonces decir: el hombre enfermo retira sus catexis libidinales de vuelta hacia su propio ego, y las pone para afuera nuevamente cuando se recupera (Freud, 1914, p.89). Esta citación, desde mi punto de vista, se encaja con la problemática discutida en el siguiente trabajo, en el cual el énfasis se da en la imposibilidad por vías normales de concebir un hijo.. La mujer que se encuentra fértil puede ser vista, bajo la visión de extraños, como egoísta y ajena a las cuestiones que se pasan en el medio. Es frecuente, en mi experiencia clínica, oír relatos de mujeres con esa cuestión. Ellas me cuentan que experimentaron una gran apatía por las cosas a su alrededor y muchas ganas de dormir durante el transcurso del tratamiento. Y para Freud ( 1914 ) el estado del sueño se equipara al estado de enfermedad, habiendo una regresión narcisista de la libido, que estaba invertida en los objetos, para el propio yo. El narcisismo, como período del desarrollo del individuo, se va diluyendo cuando éste comienza a depararse con las diferencias y con la castración. Siguiendo las ideas de Freud, la cuestión de la castración tiene que ver con el falo, que puede ser representado por la fuerza y por el poder. El hombre y la mujer tienen que lidiar con el falo, uno con la presencia, y la posibilidad de perderlo y otro con la falta. Las mujeres que presentan dificultades para embarazarse tienen que lidiar con la falta de un bebé, con la falta de capacidad de quedar

4 embarazada naturalmente. Esas mujeres se deparan con heridas narcisistas en el momento del tratamiento y la posibilidad de enfrentarse con esa problemática dependerá de los recursos psíquicos de cada una, el quantum de vida del ego es que determinará si la persona conseguirá elaborar el luto del bebé perdido, aunque nunca lo haya tenido, o caerá en un estado patológico de melancolía.+ Pude observar que hay un retorno a la etapa del narcisismo en la mayoría de esas mujeres. Este retorno varía de mujer para mujer. El retorno de la libido en fase posterior del desarrollo es llamado de narcisismo secundario. El individuo entonces, habiendo atravesado la fase del autoerotismo, la fase del narcisismo (marcada por la constitución de un yo que es invertido en libido por la propia persona), la fase de la elección objetal ( en la cual el individuo elije otra persona como objeto de amor) retorna para una etapa en que la libido es, nuevamente, dirigida para el yo; esta etapa es denominado como narcisismo secundario. Un egoísmo fuerte constituye una protección contra el enfermarse, pero en un último recurso, debemos comenzar a amar para no enfermar, y estamos destinados a enfermarnos si, como consecuencia de la frustración, fuésemos incapaces de amar ( Freud, 1914, p.92). Felizmente las chances de suceso de quedar embarazada por FIV son cada vez mayores. En el presente trabajo, resalto las salidas que son presentadas por las mujeres que no alcanzan el resultado deseado de generar un bebé. Algunas pueden enfermarse y perdurar en un estado narcisista de melancólicas y sin condiciones, de reinvertir la libido en otros objetos. Otras encuentran formas de amar que no es la gestación, pudiendo sublimar su deseo recurriendo a la o a algún trabajo con niños; entre otras salidas. El trabajo de luto implica, según Freud (1917 [1915]), una desinversión libidinal del objeto perdido, que primeramente vuelve para el yo y después es reinvertido en otro objeto.

5 En un primer momento hay una sobre inversión, o sea, una sobre catexis del objeto. La persona permanece acordándose del objeto perdido. En la situación de fracaso de un tratamiento de fertilización, la persona puede recordarse de planes no concretizados por la no realización de la gestación, quedarse viendo pertenencias ya compradas para el bebé soñado, entre otras cosas. Pero, después de ese tiempo de sobre inversión, el ego puede elegir entre morir con el objeto o aceptar la pérdida del mismo. Si la persona tiene recursos egoicos para elaborar el proceso de luto, ella va, por amor al ego, desinvertirse de ese objeto para reinvertir la energía que quedó libre en el psiquismo, en otro objeto, en otros planes, aunque sea un nuevo intento de embarazarse. El melancólico exhibe otra cosa que está ausente en el luto, una disminución extraordinaria de su autoestima, un empobrecimiento de su ego en gran escala. En el luto, es el mundo que se torna pobre y vacío; en la melancolía, es el propio ego. El paciente representa su ego para nosotros como siendo desproveído de valor, incapaz de cualquier realización y moralmente despreciable; él se reprende y se envilece, esperando ser expulso y punido. Se degrada ante todos, y siente conmiseración por sus propios parientes por estar ligados a una persona tan despreciable. (Freud, 1917[1915], p ). En la melancolía están presentes las características del luto, pero también está el carácter de auto depreciación y de auto tortura.. Como ya mencionado en este escrito, es posible observar regresiones narcisistas en mujeres que se someten al tratamiento de fertilización in vitro. El estado melancólico también puede suceder dependiendo de los recursos egoicos de cada una para buscar reinvertir sus acciones de vida en otros objetos. Las mujeres que no consiguen superar el proceso del luto se identifican con el objeto perdido y el yo de esas mujeres queda totalmente ocupado por este objeto. El estado melancólico sucede por la dificultad de entrar en contacto con la pérdida, no dando así espacio para el hueco y

6 para el vacío. L a agresión, contra el objeto perdido queda, en términos metapsicológicos, económicamente controlada. Freud (1917[1915]), dice que la instancia crítica va a atacar el yo, como el yo atacó el objeto antes del proceso de identificación narcisista. El conflicto intersubjetivo se transforma en un conflicto intra-subjetivo. Los ataques a sí mismas son por las ganas de destruir al otro, pudiendo ser el otro bebé que no vino, o el médico o incluso los medicamentos que no funcionaron y no trajeron buenos resultados. En vez de frustrarse con esos aspectos, las mujeres se vuelven contra ellas mismas como respuesta inconsciente a una ambivalencia difícil de ser tolerada. Entonces, pasan a auto castigarse, mostrando profundo desencantamiento por sí propias junto con la rabia proveniente de toda frustración. Siguiendo a Freud Existen, en un determinado momento, una elección objetal, una ligación de la libido a una persona particular; entonces, debido a una real desconsideración o decepción proveniente de la persona amada, la relación objetal fue destrozada. El resultado no fue normal, una retirada de la libido de ese objeto es un dislocamiento de la misma para uno nuevo, pero algo diferente, para cuya aparición, varias condiciones parecen ser necesarias. La catexis objetal probó tener poco poder de resistencia y fue liquidada. Pero la libido libre no fue dislocada para otro objeto; fue retirada para el ego. Allí, sin embargo, no fue empleada de manera no especificada, pero sirvió para establecer una identificación del ego con el objeto abandonado. Así la sombra del objeto cayó sobre el ego, y éste puede, de ahí en adelante, ser juzgado por un agente especial, como si fuese un objeto, el objeto abandonado. De esa manera, una pérdida objetal se transformó en una pérdida del ego, y el conflicto entre el ego y la persona amada, en una separación entre la actividad crítica del ego y el ego entretanto alterado por la identificación (Freud, 1917[1915], p ). Las mujeres se tornan melancólicas por la frustración de obtener buenos resultados en el proceso de fertilización, identificarse con el objeto transformando su relación con él en un trazo del

7 yo. En la melancolía el individuo se torna el objeto con el cual estaba unido por el amor y por el odio. De acuerdo con la propuesta de este trabajo, el odio puede ser ejemplificado con los momentos de rabia y tristeza por los dolores sufridos con los remedios, el tiempo destinado a las consultas y ecografías. Además de las diversas concesiones que las mujeres en tratamiento hacen, no pudiendo ejercitarse, trabajar de manera cotidiana y ni siquiera hacer muchos planes para un futuro próximo. Las relaciones de odio en lo melancólico se producen intra- psíquicamente. Al revés del (de la) melancólico(a) volverse contra el objeto perdido, la instancia crítica es la que juzga y maltrata el ego de la persona en sufrimiento. En este caso en cuestión, las mujeres infértiles y melancólicas pueden recalcar el odio por un bebé que no vino, por un remedio que no funcionó, por la pareja que presenta algún tipo de comprometimiento en el sistema reproductor y así ellas se auto deprecian con pensamientos reprobadores y de inutilidad. Busqué enfocar sobre todo el aspecto melancólico de mis pacientes, ya que las que elaboran el luto o se embarazan, consiguen seguir sus vidas con relativa comodidad y menos sufrimiento psíquico. Para finalizar, quiero enfatizar que es posible un trabajo analítico enfocado en la ampliación del arsenal psíquico para que las mujeres que se encuentran melancólicas puedan tener recursos egoicos y reinvertir su libido de nuevo en el mundo externo. Referencias Bibliográficas FREUD, S. Notas Psicoanalíticas sobre un relato autobiográfico de un caso de paranoia (Demencia Paranoides), 1911, Edición Standard Brasilera de las Obras Completas de Sigmund Freud, vol. XII, Imago, Rio de janeiro, FREUD, S. Sobre el narcisismo: una introducción, 1914, edición Standard Brasilera de las Obras Completas de Sigmund Freud, vol. XIV, Imago, Rio de janeiro, FREUD, S. Tres ensayos sobre la sexualidad, 1905, edición Standard Brasilera de las Obras Completas de Sigmund Freud, vol. VII, Imago, Rio de janeiro, 1969.

8 FREUD, S. Luto y Melancolía, 1917 [1915], edición Standard Brasilera de las Obras Completas de Sigmund Freud, vol. XIV, Imago, Rio de janeiro, Consideraciones sobre las charlas con médicos especializados en Fertilización in Vitro. Dr. Paulo César Serafini e Dr. Alfonso Massaguer.