INTERVENCIÓN COMISIÓN DDHH DEL SENADO DE LA REPÚBLICA DE CHILE

Transcripción

1 INTERVENCIÓN COMISIÓN DDHH DEL SENADO DE LA REPÚBLICA DE CHILE Honorables senadora y senadores de la comisión, Cualquier reflexión sobre el asunto que nos convoca debe ser pensada desde el enfoque de los Derechos Humanos. Éstos tienen origen en el reconocimiento de la dignidad única de las personas, desde la que surgen los principios de igualdad y no discriminación: todas las personas son iguales porque tienen la misma dignidad. En ese sentido, no existen personas superiores a otras, porque todas son poseedoras de una misma dignidad, compuesta de características de orígenes diversos. La identidad de la persona se construye dentro de estas características, entre las que se encuentra la identidad de género y cuya presencia es esencial para su dignidad. La identidad es a tal punto importante que regula y construye durante toda la vida- el quiénes somos. Desconocer la identidad de género es negar la identidad de las personas y, por lo tanto, mellar en su dignidad y en el reconocimiento de sus derechos. El proyecto de ley que aquí se discute se inserta en una perspectiva de DDHH, inmerso en un proceso mundial de reconocimiento y desarrollo progresivo de los derechos de todas las personas, especialmente de aquellas que han sido excluidas de los ritmos sociales en forma igualitaria. Se trata de un proyecto que se gesta desde el respeto a las diferencias y no desde la mera e insostenible tolerancia. Hasta ahora, las personas trans ven día a día cómo sus DDHH son vulnerados. Los artículos 7, 12, 22 y 23 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos relativos a la protección contra la discriminación, la protección de su intimidad y el acceso al trabajo y la seguridad social están restringidos para miles de personas en nuestro país. Solamente, en el quehacer cotidiano de una persona trans se puede evidenciar la discriminación y el estigma: solicitar documentación personal, ir a sacar un bono, postular a un puesto de trabajo o salir a la calle son desafíos que, en reiteradas oportunidades, no garantizan amparo ni protección. El respeto de la identidad de género es clave para el ejercicio pleno de las capacidades de una persona. El derecho, básico e inalienable, a la identidad es privilegio de algunos y algunas. Para entender la magnitud de esta realidad, les propongo el siguiente ejercicio. Imagínese cómo sería si yo me dirigiera a usted, honorable senadora, como honorable senador. Aunque usted tiene la íntima certeza y sentimientos de su identidad femenina, yo me empeñaría en abordarla con una identidad masculina, juzgando por lo que veo y lo que socialmente me hace sentido. Y que no solamente lo diga yo; sino que, a ojos de todos/as, usted fuese honorable senador, por ciertos

2 parámetros de consenso que son absolutamente independientes de su sentir y sus certezas internas. Sería, al menos, incómodo no le parece? Pues bien, esa misma sensación experimentan día a día las personas trans, quienes tienen que soportar innumerables episodios similares a lo largo de su vida. Obligados y obligadas a regir su dignidad por lo que dice un documento de identificación, lo que los demás consienten ver, más allá del sentir profundo. Inmediatamente, debemos descartar las voces que llaman a una situación patológica, porque la diversidad no es una enfermedad. Esto ha sido reafirmado por los cambios en el DSM y que reflejan cómo la comunidad de psicólogos han avanzado en ese reconocimiento, al trasladar la transexualidad desde la definición de trastorno a disforia. Este paso, aunque insuficiente, evidencia una progresiva concientización de la comunidad mundial en el entendimiento de las realidades desde dentro y no únicamente desde miradas externas y consensuadas, y nos recuerdan que la ciencia no es y nunca ha sido una disciplina monolítica y estática, sino dinámica y en constante evolución. Hoy es momento de avanzar. Así, no podemos seguir abordando la identidad de género desde el prisma de la normalización de los cuerpos hombre-mujer, porque la corporalidad no es la definición última del ser humano. Honorables senadora y senadores, hemos avanzado en la capacidad de abordar y discutir este tema, pero habrìa que preguntarse: Hemos avanzado lo suficiente para proteger la vida y la dignidad de las personas Trans? Es necesario un reconocimiento. Reconocer la identidad de género es un ejercicio de coherencia, enmarcado en el respeto integral de los DDHH de la diversidad sexual. Implica dejar de lado el paradigma de los sexos y avanzar en el entendimiento de que no hay nada en el sexo biológico que sea concluyente para determinar cómo las personas deben actuar, de que no hay ninguna actividad social que sea, en esencia, exclusiva para hombres o mujeres. Por ejemplo, la maternidad forma parte de la dimensión biológica de la mujer, pero no define su identidad. Las mujeres no son, en esencia, madres; solo algunas lo son. Creo que todos y todas en esta sala estamos de acuerdo que, aunque no pueda tener hijos, esa persona sigue siendo una mujer. Pues bien, desde ese conocimiento, también podemos entender que existen personas que su sexo biológico y su identidad de género no coinciden. El proyecto de Ley de Identidad de Género pretende actuar ante el vacío legal existente de garantías básicas. Es urgente que podamos establecer una regulación lo suficientemente eficaz y adecuada para acceder al cambio de la inscripción relativa al sexo y nombre de una persona en el Registro Civil e Identificación, cuando tal inscripción no se condice con la verdadera identidad de género del o la solicitante.

3 De esta manera, las personas trans podremos contar de un cuerpo legal que ponga fin al uso de normas que no son correctas, avanzando en el cumplimiento de estándares internacionales de Derechos Humanos y en conformidad a las disposiciones constitucionales sobre igualdad, no discriminación y protección de la dignidad humana. Honorables senadora y senadores, la identidad de género no es un tema valórico, no es un tema de patología psiquiátrica; es un tema de Derechos Humanos. Este proyecto de ley dirige su foco hacia el pleno reconocimiento del derecho de identidad de cada persona. Su entendimiento y avance representan un paso de coherencia hacia la re-significación de la diversidad como un valor inherente para el perfeccionamiento de la democracia, el desarrollo y la modernidad de nuestro país y, por sobre todo, de la seguridad e inclusión de sus personas. MUCHAS GRACIAS. Cris Córdova Durán Coordinadora Comisión Trans Fundación Iguales

4 ANEXOS * La identidad de género es la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente profundamente, la cual podría corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo (que podría involucrar la modificación de la apariencia o la función corporal a través de medios médicos, quirúrgicos o de otra índole, siempre que la misma sea libremente escogida) y otras expresiones de género, incluyendo la vestimenta, el modo de hablar y los modales (Principios de Yogyakarta). El transgenerismo (personas trans) es un término paragua que incluye la subcategoría transexualidad y el travestismo, así como otras variaciones- es utilizado para describir las diferentes variantes de la identidad de género, cuyo común denominador es la no conformidad entre el sexo biológico de la persona y la identidad de género que ha sido tradicionalmente asignada a éste. Una persona trans puede construir su identidad de género independientemente de intervenciones quirúrgicas o tratamientos médicos. Existe un cierto consenso para referirse o autoreferirse las personas transgénero, como mujeres trans cuando el sexo biológico es de hombre y la identidad de género es femenina; hombres trans cuando el sexo biológico es de mujer y la identidad de género es masculina; o persona trans o trans, cuando no existe una convicción de identificarse dentro de la categorización masculino-femenino. Por otra parte, las personas transexuales (transexualismo) se sienten y se conciben a sí mismas como pertenecientes al género opuesto que social y culturalmente se asigna a su sexo biológico y que optan por una intervención médica hormonal, quirúrgica o ambas para adecuar su apariencia física biológica a su realidad psíquica, espiritual y social. La intersexualidad se ha definido como todas aquellas situaciones en las que el cuerpo sexuado de un individuo varía respecto al standard de corporalidad femenina o masculina culturalmente vigente (Mauro Cabral, 2005) Históricamente la comprensión de esta identidad biológica específica se ha denominado a través de la figura mitológica del hermafrodita, la persona que nace con ambos sexos, es decir, literalmente, con pene y vagina (Mauro Cabral, 2005). En la actualidad, tanto en el movimiento social LGTBI, como en la literatura médica y jurídica se considera que el término intersex es técnicamente el más adecuado. ( citas sección Algunas precisiones y términos relevantes sitio web Comisión Interamericana de Derechos humanos, ) Las personas intersex son una claro ejemplo de que el sentir interno, es decir, la identidad de género, es independiente de las características genitales presentadas - en su caso, indefinidas. Aún así, hay que tener mucho cuidado con mezclar la intersexualidad con la transexualidad, pues no

5 son lo mismo, y la confusión puede llevar a grandes malentendidos. Debido a la ambigüedad genital de los sujetos intersex, su situación respecto al género no puede ser definida como escapada de la lógica socio binaria en la cual el pene corresponde a identidad de género masculina y la vagina a identidad de género femenina, puesto que pone de manifiesto la naturaleza biopsicosocial de la construcción de la identidad del ser humano.