PLA. Políticas de empleo para jóvenes. Un enfoque de desigualdad multidimensional POLÍTICAS Y LÍNEAS DE ACCIÓN - CLACSO.

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1 Agencia Sueca de Desarrollo Internacional JULIO 2016 PLA POLÍTICAS Y LÍNEAS DE ACCIÓN - CLACSO Políticas de empleo para jóvenes. Un enfoque de desigualdad multidimensional GONZALO ASSUSA Lic. en Sociología (UNVM). Doctorando en Ciencias Antropológicas (UNC). Becario de posgrado de CONICET en el Instituto de Humanidades. Presentación El presente documento surge en el marco de una investigación sobre estrategias laborales de jóvenes de clases populares en Córdoba, Argentina, desde la perspectiva analítica de la desigualdad multidimensional. El desempleo de jóvenes (que duplica o triplica en toda América Latina y el Caribe la tasa de desempleo de adultos) ha ingresado en gon_assusa@hotmail.com Este texto es resultado de la Escuela Internacional Juventud y desigualdad en América Latina y el Caribe, que se llevó a cabo de 22 al 26 de junio de 2015 en Tegucigalpa, Honduras, en el marco del Programa de Estudios sobre la Pobreza y la Desigualdad, por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).

2 PALABRAS CLAVE Juventud Desigualdad Empleabilidad Clases sociales Políticas de empleo la agenda pública hace ya algunas décadas y ha significado una de las principales preocupaciones para Estados y organismos internacionales en la región. El enfoque dominante en la intervención política sobre esta problemática se orienta por el paradigma de la empleabilidad. Esto implica que los más importantes dispositivos políticos en el área de empleo juvenil, diseñados, promovidos e implementados por los principales organismos internacionales en la materia, se basan en explicaciones que toman al individuo-joven como a) sujeto de intervención privilegiado de estas políticas, y b) depositario principal de las causas de dicho problema: falta de capacitación técnica, falta de competencias transversales, falta de experiencia, falta de capacidades de planificación y racionalización de las búsquedas laborales; en resumen, falta de empleabilidad. A raíz de esto, la investigación de referencia para este documento relevó datos, información y percepciones de jóvenes beneficiarios del dispositivo de mejora de la empleabilidad más importante de Argentina: el Programa Jóvenes con Más y Mejor Trabajo, dependiente del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación. Este programa se aplica a través de la Red de Oficinas de Empleo (producto de convenios entre el ministerio y municipios de todo el territorio nacional) y es puesto en funcionamiento a partir del trabajo de equipos técnicos contratados a tal fin. El conjunto de agentes que componen estos equipos (profesionales de distintas áreas e integrantes operativos de la burocracia estatal municipal) resultan de importancia vital para comprender las dificultades que surgen en la dinámica de estos programas. La multiplicidad de servicios y prestaciones que este programa ofrece, genera, a su vez, una red o circuito institucional más amplio en el cual los beneficiarios del programa realizan sus capacitaciones, actividades formativas, prácticas laborales y procesos de orientación. Este circuito incluye empresas de diversos tamaños, escuelas con modalidad para jóvenes y adultos e incluso varios miembros de las mismas

3 familias de los beneficiarios. El conjunto de agentes que participa de este circuito (aún sin tener vínculo formal con el programa) resulta también clave en las posibilidades y el desarrollo efectivo de estos dispositivos. Análisis político El análisis de las trayectorias y los formatos de inserción laboral de los beneficiarios de este programa permite señalar la carencia de una perspectiva estructural (la consideración del mercado de trabajo como un sistema de relaciones sociales) en el diagnóstico e intervención de los dispositivos de mejora de la empleabilidad. Aún luego de atravesar procesos de formación técnica, de inducción al mundo del trabajo y de entrenamientos laborales en el marco del programa, los beneficiarios continúan siendo víctimas de un conjunto de mecanismos estructurales que tienden a negarles el acceso a puestos de trabajo estables, calificados y registrados. Sus estrategias y lógicas de búsqueda laboral concentradas en redes informales y de interconocimiento personalizado continúan la mayor parte de las veces vigentes luego del trayecto por el programa; los métodos de selección excluyentes por parte de los agentes empresariales persisten aún habiendo tenido vínculos y experiencias con jóvenes beneficiarios de las políticas de empleo; y la inestabilidad estructural que caracteriza sus ingresos familiares y las condiciones en hogares numerosos con fuerte carga de trabajo doméstico continúan condicionando profundamente sus posibilidades de realizar apuestas alternativas (por ejemplo, las de formación a mediano plazo, que implican la postergación inmediata de tiempo dedicado a ingresos monetarios).

4 Por otra parte, el circuito institucional al que se hizo referencia en el apartado anterior, se encuentra atravesado por persistentes conflictos generacionales y morales, que si bien no imponen límites formales al acceso a los servicios formativos o de inserción, reproducen lógicas que dis-valoran y subalternizan la condición de los jóvenes beneficiarios. Su privación de los medios o recursos para apropiarse de los puestos laborales estables, calificados y mejor pagos del mercado (experiencia laboral certificada, credenciales educativas altas, etc.) es redoblada simbólicamente por las categorías sociales desacalificantes y culpabilizantes que les aplican tanto los organismos como los agentes en territorio: inactivos, desinteresados, ni-ni, carentes de cultura del trabajo, etc. A raíz de esto es necesario considerar cómo agentes organizacionales y empresariales, gestores de recursos humanos, docentes de las escuelas a las que acceden los beneficiarios del programa y demás adultos involucrados en el circuito institucional, son parte del conjunto de relaciones que definen y participan en la dinámica de la desigualdad multidimensional en la que estos jóvenes se encuentran insertos, y de la cual las problemáticas laborales constituyen sólo una dimensión. Las políticas de empleo como la aquí analizada, enfocadas en el joven como fuente del problema a resolver en tanto individuo-con-falta-de-empleabilidad, evidencian desarticulaciones en su diagnóstico e intervención a raíz del aislamiento con el que consideran los problemas formativos y laborales. Las múltiples condiciones familiares y relaciones intergeneracionales que constituyen el medio social de estos jóvenes los insertan, simultáneamente, en una red de dependencias y contrapesos funcionales domésticos por medio de los cuales ellos participan activamente y son responsables en el conjunto de prácticas a partir del cual sus familias producen sus inestables y escasos recursos económicos, resuelven

5 sus tareas domésticas en hogares numerosos y articulan temporalidades discontinuas de cuidado, educación y trabajo con ocupaciones precarias, sin horarios fijos, etc. Bajo ningún punto de vista la problemática del empleo y de las credenciales educativas puede analizarse de manera autónoma respecto de las configuraciones familiares y las necesidades de reproducción doméstica de las familias de clases populares. Propuestas El conjunto de líneas de acción propuesto para ser explorado en políticas de empleo orientadas a jóvenes vulnerables de América Latina y el Caribe se desprende de la investigación referenciada y de las reflexiones analíticas explicitadas. En el corto plazo, se proponen dos líneas de acción. La primera, en relación a la gestión, coordinación y administración de los agentes estatales encargados de llevar adelante estas políticas. La experiencia de investigación reseñada y buena parte de la bibliografía señalan que el carácter estratégico de estos sectores vuelve necesario generar puestos estables, técnicamente calificados y políticamente formados en la perspectiva de los programas y políticas de empleo para jóvenes. La alta rotación de estos agentes (a raíz de la precariedad de los puestos en los que se insertan en el empleo estatal) y la baja incidencia de procesos de capacitación en sus trayectos en los dispositivos, contribuye, sin lugar a dudas, a la vigencia en el uso de categorías sociales descalificantes y

6 subalternizantes aplicadas sobre estos jóvenes. La reproducción de estos estigmas contra las clases populares se realiza, así, en la práctica de aquellos mismos agentes con la función específica de romper la dinámica excluyente y el reforzamiento simbólico de la desigualdad laboral en la que se ven insertos los jóvenes. El diseño de estos dispositivos requiere pensar a los agentes técnicos como parte del proceso y campo de intervención, formando y a la vez poniendo en cuestión los diagnósticos teóricos de la empleabilidad en su propia práctica en territorio. Esto no implica desconocer la presión burocrática por resultados y la ajetreada dinámica cotidiana que pende sobre los agentes técnicos de estos programas, aunque la necesidad de dedicar recursos y tiempo humano a procesos de formación y discusión de los sentidos de la intervención se vuelve cada vez más vital para desentrañar las limitaciones objetivas y simbólicas de los dispositivos en pos de transformar las estructuras de desigualdad. La segunda línea, en relación a otorgarle mayor peso a los procesos de intermediación laboral en estas políticas. Por el influjo del paradigma de la empleabilidad, estos programas han centrado la mayor parte de sus recursos en los procesos de capacitación, formación y orientación laboral (solidarios con la definición del individuo-joven como causa-problemática y objeto de intervención). Sin embargo, la persistencia de los mecanismos estructurales que reproducen la exclusión de los jóvenes de clases populares de los mejores empleos del mercado hace pensar en la necesidad de profundizar y ampliar los denominados servicios de intermediación laboral en los dispositivos de mejora de la empleabilidad. Esto implica abandonar una perspectiva de trabajo exclusivamente centrada en los jóvenes mismos (es decir, en las condiciones y credenciales de los sujetos destinatarios de la política), para pasar a intervenir sobre la estructura de relaciones del mercado de trabajo, sobre los agentes decisores fundamentales (como los empresariales, escolares, etc.) y sobre los procesos de inserción laboral propiamente dichos.

7 En el largo plazo, se propone fundamentalmente una revisión íntegra del enfoque de los diagnósticos. Muchas de las investigaciones y de los documentos de los organismos internacionales con perspectiva más crítica en la región, recomiendan hace ya algunos años la adopción de la perspectiva intergeneracional y la transversalización inter-ministerial de las intervenciones para el abordaje de estas problemáticas. Si bien no es una novedad al respecto, el viraje del enfoque de estos diagnósticos desde la figura del joven-individuo a la familia como agente colectivo permite pensar la red de dependencias múltiples, de compromisos diversos y de inestabilidades estructurales que condicionan la posibilidad de los beneficiarios de estos programas para generar trayectos de acumulación que los lleven a mejorar definitivamente sus inserciones laborales a lo largo del tiempo. En este sentido, resulta fundamental la posibilidad de combinar y articular intervenciones políticas y ministeriales diversas que habiliten una resolución compleja a un problema multidimensional: el de la desigualdad y las dinámicas excluyentes sobre jóvenes de clases populares. Garantizar públicamente y des-mercantilizar las tareas de cuidado y reproducción domésticas (más aún en las familias de clases populares, estadísticamente asociadas a hogares numerosos) y continuar con políticas de transferencias y sostenimiento de ingresos a nivel familiar implica una estrategia vital para intervenir sobre la problemática de empleo que aqueja a estas poblaciones: tal como describimos anteriormente, la inestabilidad temporal y monetaria de sus realidades domésticas y las características de las formaciones familiares de los jóvenes beneficiarios de estos programas son parte constitutiva de la compleja problemática de empleo, y como tal deben ser abordadas en su intervención.

8 PLA Secretario Ejecutivo Pablo Gentili Directora Académica Fernanda Saforcada Editor Carlos Fidel Coordinador Editorial Lucas Sablich Coordinador de Arte Marcelo Giardino