La gestión etaria en los trastornos musculoesqueléticos

Transcripción

1 La gestión etaria en los trastornos musculoesqueléticos Plan General de Actividades Preventivas de la Seguridad Social 2015

2 Introducción Los trastornos musculoesqueléticos (de aquí en adelante TME) son las lesiones que afectan al aparato locomotor (músculos, tendones, huesos, nervios, ligamentos y otras estructuras próximas a las articulaciones), y se han incrementado de manera exponencial en los últimos años, afectando a trabajadores de diferentes sectores y ocupaciones. Su origen suele ser derivado de una exposición prolongada a unas determinadas actividades, más que a esfuerzos momentáneos y/o esporádicos y pueden darse en cualquier parte del cuerpo, aunque se localizan fundamentalmente en la espalda, cuello y extremidades superiores. Los TME son el problema de salud laboral más frecuente tanto en España como en la Unión Europea, constituyendo una de las principales causas de absentismo laboral y de pérdida de productividad de las empresas. Para controlar y reducir sus efectos sobre las personas, es necesario identificar todos los factores de riesgo existentes en el lugar de trabajo y adoptar una serie de medidas preventivas. Los factores de riesgo que favorecen la aparición de TME están relacionados con factores físicos del trabajo (movimientos repetitivos, aplicación de fuerzas, posturas forzadas, etc.), factores de la organización del trabajo (relacionados con el nivel de exigencia, control y autonomía sobre las tareas, y la insatisfacción laboral) y factores individuales de los trabajadores (el género, historial médico, edad y características físicas). Si bien, es en este último supuesto, y en concreto cuando gestionamos la edad de nuestros trabajadores, cuando la prevención de los riesgos adquiere mayor relevancia, pues el envejecimiento de la población activa requiere medidas innovadoras y proactivas. Desde Egarsat, conscientes de esta problemática, hemos querido reunir en este documento los puntos más importantes que deben tenerse en cuenta para prevenir los TME en relación al paso del tiempo, atendiendo a que las plantillas están integradas por personas de distinta edad, con diferentes necesidades que atender y cuya evolución es constante. 1. Factor de riesgo multiplicador: la gestión de la edad Con el paso del tiempo, las personas perdemos movilidad y flexibilidad, derivándose en un reto, el hecho de realizar movimientos a los que nuestro cuerpo no está habituado y/o capacitado. Normalmente, pueden aparecer lesiones musculoesqueléticas en las zonas más proclives a ello: la espalda, el cuello, los hombros y las extremidades superiores. Según varios estudios, los TME son el principal motivo por el que los trabajadores de más edad se ausentan del trabajo por incapacidad laboral, pues son ellos quienes se ven más expuestos a los cambios que ello implica para su cuerpo: el paso de los años disminuye la fuerza muscular y la capacidad de movilidad de las personas. 1

3 En concreto, los principales factores de riesgo físico se ven multiplicados al combinarse con el factor de riesgo individual de la edad. Por este motivo, a continuación exponemos aquellas situaciones que cobran mayor importancia con el transcurso del tiempo: La manipulación manual de cargas Una actividad que requiere de atención especial es la manipulación de cargas, pues las consecuencias no son las mismas en función de si tenemos 20, 30, 40 o 60 años. En concreto, cuando las levantamos, colocamos, empujamos, ejercemos una tracción o las transportamos. La manipulación manual de cargas supone un riesgo si las cargas a manipular tienen un peso superior a 3 kg, cuando las condiciones ergonómicas son desfavorables. También supone un riesgo, cuando las cargas tienen más de 25 kg, aunque las condiciones ergonómicas sean favorables. Debemos tener en cuenta que las tareas que implican la manipulación manual de cargas suelen asignarse a los trabajadores físicamente más capacitados, coincidiendo en la gran mayoría de los casos con los trabajadores más jóvenes. Sin embargo, los responsables de gestionar los sistemas de seguridad y salud de las empresas, se ven cada vez más obligados a buscar medidas moderadoras que les permitan seguir asignando estas tareas ante el envejecimiento de las plantillas, pues las tareas de manipulación manual de cargas a realizar, superan en número a los trabajadores con más capacidad física, es decir, los más jóvenes. En este sentido, han tenido que ir asignando progresivamente este tipo de tareas también a los trabajadores de más edad, aun teniendo en cuenta que el riesgo de sufrir problemas de espalda se incrementa irremediablemente con el paso de años y con el número de esfuerzos realizados. Las posturas de trabajo En cuanto a las posturas de trabajo, aquellas que pueden provocar TME son las que requieren mantener una misma postura durante un período prolongado de tiempo, puesto que son posturas en las que las partes del cuerpo se alejan de su posición natural, de equilibrio o de confort. Estas posturas vienen provocadas por el trabajo de pie (bipedestación) y/o sentado (sedestación prolongada). Existen una gran cantidad de tareas que pueden requerir la adopción de posturas forzadas como agacharse, permanecer en cuclillas, permanecer con el tronco inclinado o en torsión, etc. Las posturas forzadas en el trabajo comprenden las siguientes posiciones del cuerpo: 1. Posturas estáticas o de movimientos restringidos. 2. Posturas que sobrecargan los tendones y los músculos. 3. Posturas que cargan las articulaciones de forma asimétrica. 4. Posturas que producen carga estática en la musculatura. 2

4 Movimientos repetitivos Otro riesgo a tener en consideración en cuanto a la gestión de la edad en los TME, es el trabajo repetitivo, consistente en la realización continuada de trabajos en ciclos cortos, similares en tiempo, esfuerzos y movimientos aplicados. El trabajo se considera repetitivo cuando el ciclo de trabajo es menor a 1 minuto de duración o cuando se repiten los movimientos durante el 50 % del ciclo de trabajo. Las cargas de trabajo estáticas y dinámicas unidas a otros factores individuales del trabajador y sumados al ambiente y al entorno de trabajo, pueden configurar la fatiga muscular en algunos trabajadores, con más incidencia en los trabajadores de más edad. Es en el momento en que la fatiga se prolonga en el tiempo, cuando aparecen las lesiones y las contracturas, creándose una espiral de dolor. En concreto, pueden producir los siguientes trastornos: tendinitis, epicondilitis, síndrome del túnel carpiano, etc., localizados en los hombros, codos, manos y muñecas. Cuantos más años esté un trabajador desempeñando este tipo de tareas mayor será el riesgo que tendrá de contraer un TME. 2. Medidas preventivas Las medidas para prevenir los TME han de ir encaminadas a la mejora de los sistemas de trabajo teniendo en cuenta los siguientes aspectos: 1. Los aspectos organizativos del trabajo. 2. El diseño ergonómico del puesto de trabajo. 3. Los equipos de trabajo y las máquinas. 4. Las diferencias de género, edad y capacidad física. Estas cuatro medidas preventivas, y en especial la última, deben coordinarse prefeiblemente con la vigilancia de la salud de los trabajadores expuestos para poder realizar un control exhaustivo de su salud. En definitiva, es imprescindible la adaptación del trabajo a la persona, llegando al equilibrio entre la exigencia de las tareas y la capacidad del trabajador para llevarlas a cabo con solvencia. Es importante señalar que los posibles cambios en el tamaño corporal que se derivan del envejecimiento de los trabajadores, conllevan la continua observación del trabajo que llevan a cabo con el fin de detectar las posibles necesidades de actualización del puesto de trabajo: el posicionamiento de las pantallas, las distancias de alcance en la zona de trabajo, el mobiliario, las alturas de planos de trabajo, etc. Para ello de manera genérica, las empresas pueden desarrollar una serie de actividades preventivas destinadas a evitar la aparición de TME y dirigidas a todos los trabajadores, tales como: Establecer mecanismos para fomentar los buenos hábitos posturales en el puesto de trabajo y los ejercicios tanto físicos como mentales de autocuidado entre los trabajadores. 3

5 Implantar planes de formación dirigidos a los responsables del diseño de los puestos de trabajo y de la selección de los equipos de trabajo, incluidos los mandos intermedios (figura clave para integrar la gestión de la prevención en toda la estructura jerárquica de la empresa) para que el diseño y la elección de estos sea adecuada. Desarrollar planes de sensibilización para los trabajadores en materia de hábitos de vida saludables mediante campañas informativas (entrega de folletos, cursos, etc.). Diseñar métodos de trabajo, puestos de trabajo, herramientas y equipos ergonómicos y personalizados en la medida de lo posible, para reducir la carga de trabajo de los empleados. Diseñar una organización del trabajo: - Concediendo al trabajador toda la autonomía posible para organizar sus tareas, pausas y ritmo de trabajo, estableciendo unos objetivos de producción. - Estableciendo una alternancia de tareas, rotación de puestos de trabajo y ciclos de trabajo más amplios. Los turnos y el tiempo efectivo de trabajo deben ser adecuados para evitar la fatiga y el estrés laboral. Asimismo, hay que prestar especial atención a los trabajadores de más edad, ya que pueden estar menos capacitados para regular sus patrones de sueño y descanso, siendo este un factor individual clave para mantener su bienestar, evitando la aparición de TME. Por tanto será imprescindible organizar el trabajo para garantizar la recuperación de los trabajadores entre tareas o turnos. Garantizar la vigilancia de la salud teniendo en cuenta la particularidad de los trabajadores expuestos a riesgos ergonómicos. La manipulación manual de cargas Por otra parte, de manera específica, las empresas pueden desarrollar una serie de actividades preventivas destinadas a evitar la aparición de TME y dirigidas a todos los trabajadores cuando se manipulan cargas, tales como: Intentar eliminar la manipulación manual de cargas del proceso productivo. Si no es posible eliminarla, hay que evaluar con un método específico de manipulación manual de cargas (método G-INSHT) el riesgo existente, para luego poder tomar decisiones en forma de medidas de corrección, para reducir el riesgo. En este sentido, las medidas a tomar para reducir o eliminar la exposición a los factores de riesgo de la manipulación de cargas pueden ser: - Técnicas: utilizar ayudas mecánicas, cintas transportadoras, polipastos, mesas hidráulicas, carretillas, carros, etc. - Organizativas: rotación de los trabajadores, pausas adecuadas, intercalar actividades más pesadas con otras más livianas. - Informativas y organizativas: sobre los riesgos y las consecuencias, formación sobre el uso de los equipos y técnicas correctas de manipulación de cargas. 4

6 Llevar a cabo todas las investigaciones de los accidentes de trabajo por sobresfuerzos y de las enfermedades profesionales musculoesqueléticas e incidentes que ocurran en la empresa con motivo de la manipulación de cargas. En referencia a los trabajadores más maduros, hay que señalar que la normativa que regula la manipulación manual de cargas, establece especificaciones concretas según el género y la edad sobre el peso de la carga, y señala como indicación general que si la población expuesta son mujeres, trabajadores jóvenes, o mayores, se rebaja el peso máximo a desplazar de 25 Kg a 15 Kg y establece factores de corrección diferenciados en el método de evaluación G-INSHT para esta población trabajadora considerada como población protegida. Posturas forzadas Si atendemos a los medios relativos a la prevención de posturas forzadas, cuando estas se adoptan para llevar a cabo las tareas intrínsecas a un puesto de trabajo, las empresas pueden desarrollar una serie de actividades preventivas destinadas a evitar la aparición de TME en los trabajadores expuestos a este factor de riesgo. En concreto es preferible: Intentar eliminar la exposición a posturas forzadas y estáticas del proceso productivo. Si no es posible eliminarla, deberemos evaluar el riesgo existente con un método específico de análisis de posturas forzadas (por ejemplo los métodos OWAS o RULA) para posteriormente tomar decisiones en forma de medidas de corrección, dirigidas a reducir el riesgo. Las medidas a tomar para reducir o eliminar la exposición a los factores de riesgo de las posturas forzadas, pueden ser: - Adaptar el puesto de trabajo al trabajador y no a la inversa, mejorando la ubicación de este para evitar inclinaciones de la cabeza y del tronco; hacer giros o movimientos laterales, ubicando los planos de trabajo según las actividades a realizar para hacerlos más accesibles, mejorar las posturas y posibilitar sus cambios. - Intercalar diferentes tareas que requieran movimientos y posturas diferentes para no sobrecargar siempre los mismos músculos. - Formar e informar a los trabajadores sobre las posturas a evitar: posturas estáticas prolongadas, desviaciones de muñeca, uno o ambos brazos por encima de los hombros, giros de cabeza, espalda inclinada o girada, rodillas flexionadas y trabajo de rodillas. - Llevar a cabo todas las investigaciones de los accidentes de trabajo por sobresfuerzos y de las enfermedades profesionales musculoesqueléticas e incidentes que ocurran en la empresa con motivo de la adopción de posturas forzadas. Movimientos repetitivos Las principales actividades que puede implantar una organización para controlar y disminuir los trastornos musculoesqueléticos derivados de movimientos repetitivos son: Intentar eliminar los movimientos repetitivos del proceso productivo. 5

7 Si no es posible eliminarlos, deben evaluarse los riesgos con un método específico de movimientos repetitivos (método OCRA) para poder tomar a continuación decisiones en forma de medidas de corrección para reducir el riesgo. Las medidas a tomar para reducir o eliminar la exposición a los factores de riesgo de los movimientos repetitivos pueden ser: - Técnicas: Automatización de determinadas tareas. Mejorar la distribución del puesto de trabajo. Equipos y herramientas adecuados a la tarea y con diseño ergonómico. Utilización de herramientas que no transmitan vibraciones. Disminuir las exigencias físicas del trabajo. - Psicosociales-organizativas: Control de la tarea por parte del trabajador. Diseño de nuevos métodos de trabajo. Alargar los ciclos de trabajo y diversificar las tareas del puesto. Establecer un sistema de pausas adecuadas. Promover la rotación de puestos. Llevar a cabo todas las investigaciones de los accidentes de trabajo por sobresfuerzos y de las enfermedades profesionales musculoesqueléticas e incidentes que ocurran en la empresa con motivo de realizar movimientos repetitivos. En último lugar, es preciso destacar la importancia de establecer medidas y protocolos para los trabajadores que hayan sufrido TME, tanto a nivel de tratamiento como de rehabilitación y ello es aplicable tanto para los que se están recuperando como para los que ya lo están. 6

8 Mutua Colaboradora con la Seguridad Social Nº 276