INFORME ESPECIAL EL NIÑO QUE NO COME Los niños son seres vivientes que están en permanente cambio. Su organismo en constante crecimiento y desarrollo les impone permanentemente nuevos desafíos en el camino hacia la adultez. Uno de esos desafíos es la incorporación de nuevos alimentos, alimentos que nunca antes habían probado porque no estaban completamente maduros y desarrollados para ser capaces de procesarlos y digerirlos. Sin embargo, hay niños que no comen lo suficiente, o son muy selectivos en los alimentos que ingieren. En este informe especial, vamos a repasar por qué los niños no quieren comer, siendo que es un acto necesario para la supervivencia, y te voy a dar pautas concretas de lo que tenés que hacer para revertir ésta situación sin que pierdas la razón en el intento. EL NIÑO DE 6 A 24 MESES QUE NO COME Entre los 6 y los 24 meses los niños son expuestos progresiva y paulatinamente a nuevos alimentos. Ello implica la aceptación por parte de ellos a nuevos sabores, texturas, temperaturas, colores y sensaciones producidas por la ingesta.
En los niños de 6 meses y hasta los 7 meses se puede tener la falsa percepción de que el niño escupe los alimentos cuando se los damos, algo que no ocurre en todos los casos, pero que está relacinado con un hito fisiológico muy importante: el reflejo de protrusión, el cual se pierde entre los 6 y 7 meses de vida. El reflejo de protrusión consiste en expulsar de la boca cualquier sustancia u objeto que sea distinto del pecho materno; sería un refejo arcaico de protección y supervivencia, que se encarga de evitar que el niño consuma cualquier otra cosa que no sea la leche materna. Por otro lado, los niños de 6 meses sólo saben chupar el pecho materno (o el biberón) y succionar líquido (la leche), así que masticar y tragar suponen un nuevo desafío para el niño. Los movimientos de ascenso y descenso de la mandíbulo aparecen entre los 6 y 7 meses, los movimientos laterales de la mandíbula entre los 10 y los 12 meses y los movimientos circulares de la lengua recién a los 18 meses. Así que hay que tener mucha paciencia con la progresión de los alimentos que les damos. La clave: debemos comenzar lentamente hasta superar los 7 meses dónde se pierde totalmente el reflejo de protrusión. Luego, progresar lentamente los alimentos mes a mes (en el Cap. 5 del curso: alimentación complementaria del lactante). Entre los 7 y los 24 meses, la clave frente al rechazo de algunos alimentos será la repetición paciente de los alimentos en otro momento. Se esperará dos o tres días y se volverá a ofrecer aquel alimento que el niño rechazó anteriormente. Los niños deben recibir el mismo alimento unas 20 veces antes de que lo acepten naturalmente. Así que a insistir con periodicidad la misma comida. Nunca deberá enojarse ni castigar al niño por rechazar algún alimento. Todo lo contrario, deberá aceptar que el niño tiene gustos y placeres propios, y que los irá formando a medida que va creciendo. Más abajo te explico técnicas para hacer que esto cambie en edades mayores. EL NIÑO DE 2 A 6 AÑOS QUE NO COME Los niños de éstas edades están muy ocupados explorando el mundo que los rodea y le restan importancia a la alimentación. Los niños pasan muchas horas jugando y explorando sus alrededores, y la comida pasa a un segundo plano. Digamos que jugar y divertirse, es mucho más atractivo para los más pequeños que sentarse tranquilos a la mesa y comer. Además, su cuerpo disminuye su velocidad de crecimiento, el cerebro crece más lentamente a partir del primer año de vida, y por lo tanto, es común que a partir del primer y segundo año de vida los niños sientan menos apetito e ingieran menos cantidad de alimentos. Sin embargo, el balance diario se mantiene estable durante el seguimiento mensual. Asimismo, en éstas edades, los niños comienzan a tener independencia y a tomar sus propias decisiones, y también comienzan a desafiar nuestros límites que hemos establecido. Es por lo tanto, muy común escuchar frases como No, No quiero, No me gusta, No quiero más, etc. Debemos tener en claro que si aplicamos las técnicas correctas que te detallo a continuación, se trata de una etapa necesaria pero pasajera dentro del psico neuro desarrollo del niño.
Qué hacemos? No obligarle a comer: esto generará una situación de nerviosismo y disgusto por parte del niño y quien intenta alimentarlo, lo que conducirá a enojos y castigos. A no enojarse, poner buena cara, y dar el ejemplo. Es muy importante tener un horario organizado de comidas, pero a la vez flexible. Se comparte con la familia el almuerzo y la cena, y se puede ser flexible en los demás horarios, pero es fundamental establecer pautas de cómo, cuando y dónde se come. No poner la TV en el lugar dónde se come. Debe ser un momento de reflexión y diálogo con los más pequeños. Repetir, repetir, repetir. Si, repetir la misma comida 10, 15 y hasta 20 veces, en distintas oportunidades, hasta lograr la aceptación. Recordemos que para que un acto se transforme en un hábito se necesita un ciclo biológico de 21 días. Lo mismo ocurre con la exposición a las comidas. Si quiero que le guste un alimento que rechaza, hay que repetir en dias alternos hasta lograr la aceptación. Siempre con buena cara, sonriza feliz y demostrándole que la comida es rica tanto para el adulto como para el niño. Hay que dar el ejemplo. Muchas veces probar lo que queremos que el niño come es una buena estrategia, si a los adultos le gusta y lo demuestran con su lenguaje corporal y no sólo diciendo que rico, el niño es muy perceptivo del lenguaje corporal y lo notará, y estará más abierto a probar el nuevo alimento. Si no le gusta a pesar de varios intentos, no hay que insistir. Los niños van formando sus gustos y predilecciones en los primeros años de vida. Si a pesar de haber insistido lo suficiente el niño sigue sin gustarle un alimento determinado, debemos aceptar su decisión. Alimentos en trozos para que los tome con sus propias manos. La comida para los niños es y debe ser un juego, se deben ensuciar de pies a cabeza, ya que forma parte del aprendizame neuromotor y psicointelectual del niño. Los adultos no deben enojarse porque un niño de 1, 2 ó 3 años se ensucia todo mientras come. Es normal y necesario. Ofrecerle alimentos en trozos que pueda tomar con sus manos es una estrategia que aprovecha esta etapa de curiosidad que tiene el niño por el mundo que lo rodea y su necesidad de explorar y de sentir en su propio cuerpo nuevas sensaciones. Aquí el tacto a las distintas texturas, la visión de los colores, el olfato de nuevos olores, y los nuevos sabores juegan un rol fundamental en el aprendizaje y la aceptación de nuevos alimentos. No debemos rogarles para que coman. Si no quiere comer no come. No debemos sucumbir ante sus caprichos, llantos o berrinches. Nada de salir a altas horas de la noche a buscarle alguna comida que sea de su agrado porque no quisieron comer lo que se preparó para toda la familia. Simplemente se quedará sin comer o cederá y comerá. Aquí es fundamental nunca
enojarse, no gritar, no reaccionar desmesuradamente. Manejarse con calma y hablarle con total tranquilidad, explicándoles con total tranquilidad que es el único alimento disponible y que deberá probarlo al menos. Nunca se deberá utilizar la comida como premio, castigo o soborno. Es un error muy frecuente y muy grave, que genera conflictos psicológicos en la relación con la comida. La comida no es un premio que se gana, no es un castigo que deberá comer algo feo porque hizo algo indebido ni tampoco se deberá concentir con determinada comida a cambio de algo por parte del niño. La comida es alimento para nutrirse, crecer y desarrollarse, y eso es lo que debemos enseñarle a los niños. La técnica del niño mayor : consiste en que cuando un niño rechace un alimento diciendo no me gusta, los adultos le contestamos: es normal que no te guste, en cambio a los adultos nos gusta muchísimo porque a nuestra edad nuestro paladar cambia y le gusta recibir el sabor de éstos alimentos. Cómo tú eres pequeño, es normal que no te guste. Con ésta técnica, utilizamos la psicología del niño y su deseo de ser mayor. El diálogo debe ser con tono de voz tranquilo y seguro, convencido de lo que decimos, mientras damos el ejemplo comiendo ese alimento que ahora es rechazado. Cómo el niño desea naturalmente ser mayor, querrá comportarse como tal y probará aquellos alimentos, que sólo gustan a los mayores porque su paladar de adulto se los pide. Y si el niño no tiene interés en probar el alimento, igualmente debemos respetar su decisión. NIÑOS MAYORES DE 6 AÑOS Y ADOLESCENTES En estas edades los niños comienzan a sociabilizar con sus pares, asisten a la escuela y eventos sociales y deportivos de toda índole. Es muy comun que la presión publicitaria ejerza su efecto a través de la televisión y otros medios de comunicación, y en los adolescentes el grupo de pertenencia marcará la tendencia de consumo de alimentos. Es muy común que niños mayores de 6 años y adolescentes hoy día se preocupen por su imagen corporal, y ésto puede provocar que no consuman alimentos responsablemente, se someta a dietas muy hipocalóricas, carenciales y muy restrictivas con graves consecuencias
para la salud. Las niñas y adolescentes son más propensas a caer en éste tipo de conductas y en el consumo de alimentos de baja calidad nutricional como galletitas, tartas, quesos, yogures light, y todo tipo de productos de dieta que no reponen las pérdidas de hierro que se pierden con la sangre menstrual a partir de los 12 años en adelante en la mayoría de las niñas. En el caso de los varones, se deberá tener especial cuidado con los adolescentes y el consumo de productos para gimnasios inadecuados, el consumo de esteroides y productos para bajar de peso como son los quemadores y otro tipos de sustancias muy comunes en los gimnasios hoy día. Qué hacemos? Lo principal en éstas edades es hablar con los hijos y explicarles las bondades de una correcta nutrición. Una estrategia válida a partir de los 6 años es involucrarlos en la preparación de las comidas y que ellos aprendan a prepararlas. Es fundamental el rol del desayuno con lácteos, panes integrales y frutas. Se debe comenzar la mañana con energías para afrontar el resto del día. También es bueno que los niños y niñas tomen cursos de cocina con la doble finalidad de involucrarlos en la preparación de los alimentos, y de enseñarles algo muy útil para la vida. Actualmente existen cursos de comida light y comida saludable. Los niños mayores y adolescentes deben hacer 1 hora de actividad física todos los días, de intensidad moderada a intensa para ayudar al control de peso corporal, mantener un cuerpo fuerte y saludable, fortalecer las defensas del sistema inmune y aumentar el nivel de endorfinas, unas hormonas encargadas del buen humor y la vitalidad. Jonathan Ríos Carignano Médico pediatra