MARIANA I. AMARO C. DARLING J. SALCEDO G. MARIANNY K. URIS G. KAREN N. VALERO B. MARIANY T. VERGARA A.

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Transcripción:

MARIANA I. AMARO C. DARLING J. SALCEDO G. MARIANNY K. URIS G. KAREN N. VALERO B. MARIANY T. VERGARA A. PARASITOSIS INTESTINALES Y FACTORES DE RIESGO EN NIÑOS DE 1 A 12 AÑOS DE EDAD QUE ACUDEN AL AMBULATORIO URBANO TIPO II DR AGUSTÌN ZUBILLAGA. BARQUISIMETO-LARA. JULIO 2007 ENERO 2008. BARQUISIMETO, ENERO 2008

MARIANA I. AMARO C. DARLING J. SALCEDO G. MARIANNY K. URIS G. KAREN N. VALERO B. MARIANY T. VERGARA A. PARASITOSIS INTESTINALES Y FACTORES DE RIESGO EN NIÑOS DE 1 A 12 AÑOS DE EDAD QUE ACUDEN AL AMBULATORIO URBANO TIPO II DR AGUSTIN ZUBILLAGA. BARQUISIMETO-LARA. JULIO 2007 ENERO 2008. BARQUISIMETO, ENERO 2008.

UNIVERSIDAD CENTROCCIDENTAL LISANDRO ALVARADO DECANATO DE CIENCIAS DE LA SALUD DR. PABLO ACOSTA ORTIZ DEPARTAMENTO DE MEDICINA PREVENTIVA Y SOCIAL MEDICINA INTEGRAL DEL MEDIO URBANO PARASITOSIS INTESTINALES Y FACTORES DE RIESGO EN NIÑOS DE 1 A 12 AÑOS DE EDAD QUE ACUDEN AL AMBULATORIO URBANO TIPO II DR AGUSTIN ZUBILLAGA. BARQUISIMETO-LARA. JULIO 2007 ENERO 2008. AUTORES: MARIANA AMARO DARLING SALCEDO MARIANNY URIS KAREN VALERO MARIANY VERGARA TUTORA: DRA. JULIA SÁNCHEZ ASESOR: DR. ÁNGEL VIDAL

PARASITOSIS INTESTINALES Y FACTORES DE RIESGO EN NIÑOS DE 1 A 12 AÑOS DE EDAD QUE ACUDEN AL AMBULATORIO URBANO TIPO II DR AGUSTIN ZUBILLAGA. BARQUISIMETO-LARA. JULIO 2007 ENERO 2008. TUTORA DRA. JULIA SÁNCHEZ ASESOR DR. ÁNGEL VIDAL

PARASITOSIS INTESTINALES Y FACTORES DE RIESGO EN NIÑOS DE 1 A 12 AÑOS DE EDAD QUE ACUDEN AL AMBULATORIO URBANO TIPO II DR AGUSTIN ZUBILLAGA. BARQUISIMETO-LARA. JULIO 2007 ENERO 2008. AUTORES: MARIANA I. AMARO C. DARLING J. SALCEDO G. MARIANNY K. URIS G. KAREN N. VALERO B. MARIANY T. VERGARA A. TUTORA DRA. JULIA SÁNCHEZ JURADO JURADO BARQUISIMETO, ENERO 2008.

DEDICATORIA A Dios todopoderoso fuente de sabiduría por darnos la vida. A nuestros padres, ejemplo de dedicación, por todo el amor brindado incondicionalmente y por ayudarnos a superar cada uno de los obstáculos presentados a lo largo de nuestro recorrido.

AGRADECIMIENTO A Dios todopoderoso por darnos fuerza y ánimos para seguir en los momentos más difíciles y lograr las metas trazadas. A nuestros padres que nos dieron la vida, el apoyo y la confianza, hoy copartícipes de nuestros logros y éxitos. A la Doctora Julia Sánchez y al Doctor Ángel Vidal que con toda su paciencia y apoyo incondicional asumieron la responsabilidad de guiar nuestros pasos, pese a las dificultades presentadas, brindándonos sus conocimientos y experiencias. A la UCLA por ser centro de formación y excelencia académica A la Sección de Parasitología y su Laboratorio de Coprología por la ayuda suministrada, en especial a la Licenciada Elsy Cárdenas, al personal técnico, docente y administrativo. Al personal del Ambulatorio Urbano Tipo II Dr. Agustín Zubillaga, por apoyarnos y ayudarnos en la realización de nuestro trabajo de investigación. A las madres, representantes y pacientes por la colaboración prestada. A todas las personas que de una u otra forma participaron en el cumplimiento de esta meta. GRACIAS. viii

PARASITOSIS INTESTINALES Y FACTORES DE RIESGO EN NIÑOS DE 1 A 12 AÑOS DE EDAD QUE ACUDEN AL AMBULATORIO URBANO TIPO II DR AGUSTÌN ZUBILLAGA. BARQUISIMETO-LARA. JULIO 2007 ENERO 2008. Por: Mariana Amaro, Darling Salcedo, Marianny Uris, Karen Valero, Mariany Vergara RESUMEN Para conocer la frecuencia de parasitosis intestinales y factores de riesgo en niños de 1 a 12 años de edad procedentes del área de influencia del Ambulatorio Urbano Tipo II Dr. Agustín Zubillaga ubicado en Barquisimeto, Estado Lara, entre Julio 2007 y Enero 2008, se realizó un estudio de tipo descriptivo de corte transversal. Se tomó una muestra de 114 niños y, previo consentimiento informado, se realizó una entrevista para obtener información sobre datos de identificación, estado nutricional y antecedentes epidemiológicos; se tomaron muestras de heces y se practicó examen coproparasitológico directo y concentrado (Ritchie), demostrándose parasitosis en 28,9% de la muestra, predominando en preescolares (33,3%), sin diferencia según sexo. Los agentes causales encontrados fueron Blastocystis hominis (22,8%), Entamoeba histolytica (5,3%), Giardia lamblia (4,4%) y Ascaris lumbricoides (1,8%) este predominio de los protozoarios sobre los helmintos se puede deber al uso de antihelmínticos indicados por pediatras y por los mismos padres. Se encontró el comensal Endolimax nana en 11,4% de la muestra, lo que es un indicador de fecalismo. Se encontró asociación entre parasitosis intestinales y factores de riesgo tales como: hacinamiento (40,5%), disposición inadecuada de basura (30,4%) y presencia de vectores en el hogar (30,9%), no así con estado nutricional, calidad de agua para el consumo, lavado de manos, lavado de alimentos, disposición de excretas, lugar de cuidado, estrato socioeconómico, antecedentes de parasitosis intestinales en personas que convivieran con el niño y tratamiento antiparasitario previo en los últimos 6 meses. La no asociación con algunas variables consideradas importantes quizás se deba a la homogeneidad de los factores de riesgo en dicha comunidad. Los resultados obtenidos de la presente investigación servirán de fuente informativa para investigaciones futuras y creación de programas de prevención de las parasitosis intestinales y sus consecuencias. Palabras claves: parasitosis intestinales, factores de riesgo, Blastocystis hominis, Entamoeba histolytica, Giardia lamblia, Ascaris lumbricoides, Endolimax nana ix

ÍNDICE CAPÍTULO PÁG. AGRADECIMIENTO... viii RESUMEN.. ix I. INTRODUCCIÓN... 11 II. METODOLOGÍA........ 29 III. RESULTADOS...... 36 IV. DISCUSIÓN, CONCLUSIÓN, RECOMENDACIONES... 51 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS... 59 ANEXOS.. 63

I. INTRODUCCIÓN Desde tiempos inmemoriales los parásitos fueron reconocidos como causantes de enfermedad humana, probablemente por el gran tamaño de algunos, que permitía observarlos cuando eran eliminados espontáneamente. Entre las más antiguas publicaciones conocidas, como el papiro de Ebers, 1600 años A.C., se hace referencia a gusanos dañinos al hombre. La medicina de Persia y Grecia daban importancia a los parásitos e Hipócrates recomendaba métodos para su tratamiento. Desde la antigüedad las religiones restringían la comida de carnes de animales, al relacionarla con la posible transmisión de parásitos. 1 Las enfermedades parasitarias continúan ocasionando importantes problemas de salud pública en todo el mundo, de mayor intensidad en aquellos países donde las condiciones socio-económico-sanitarias son deficientes, con un incremento en los respectivos índices de morbi-mortalidad, tal como ocurre en Venezuela. Las manifestaciones clínicas varían desde cuadros asintomáticos a casos graves que en raras ocasiones causan la muerte. 2 El mecanismo de transmisión de un parásito es la manera como penetran en su huésped las formas infectantes, entre los que se encuentran: pasivo (vía oral), cuando la forma infectante es ingerida; activo (por penetración de formas larvarias); inoculación (cuando la forma infectante es inoculada por un vector). 3 Entre las infecciones parasitarias se encuentra las protozoosis y las helmintiasis. Los protozoos son organismos eucariotas unicelulares de dimensiones y formas variables en sus diversas etapas evolutivas, que realizan las funciones fisiológicas necesarias a través de organelas especializadas. En su etapa de desarrollo son móviles, conocidos con el nombre de trofozoitos o formas vegetativas; algunos se transforman en una forma de resistencia llamada quiste. Cada organismo está constituido por una membrana celular, el citoplasma, el núcleo, el retículo 11

12 endoplásmico, las mitocondrias, el aparato de Golgi y otras estructuras. Algunos poseen vacuolas alimentarias y/o contráctiles, cinetoplasto y cuerpos cromatoides, entre otros. 2 Las principales formas de reproducción son: asexual, que pueden ser por división binaria, esquizogonia, gemación o brotamiento externo, endogenia o multiplicación interna y reproducción sexual, que a su vez puede ser singamia o fecundación, esporogonia y conjugación. 1 Los ciclos de vida de los protozoos pueden ser: directo, cuando se transmiten directamente sin que sea necesario la intervención de otros hospedaderos, o indirecto, cuando utilizan hospedadores invertebrados, generalmente un insecto hematófago que actúa como transmisor o vector. 2 Entre las parasitosis intestinales más frecuentes por protozoarios se encuentran: la amibiasis, infección producida por Entamoeba histolytica, especie parásita del hombre que vive en el intestino grueso, puede invadir la mucosa intestinal produciendo ulceraciones y tener localizaciones extraintestinales. 1 Existen otras amibas no patógenas frecuentemente encontradas solas o en asociación con E. histolytica; desaparecen espontáneamente o durante algún tratamiento de una amibiasis, las principales son: Entamoeba coli, Entamoeba hartmanni, Endolimax nana, Iodamoeba butschlii, Dientamoeba fragilis, Trichomonas hominis y Chilomastix mesnili, entre otras. 2 La giardiasis es una infección intestinal conocida también como lambliasis, ocasionada por Giardia lamblia; afecta principalmente la porción superior del intestino delgado (duodeno y yeyuno). Es una parasitosis de distribución mundial con mayor incidencia en los países tropicales y algunos templados, es más frecuente en

13 niños, quienes se infectan más fácilmente. Suele ser asintomática o pueden presentarse algunas manifestaciones digestivas. 2 La balantidiasis es una enfermedad parasitaria producida por Balantidium coli que afecta principalmente a suinos y de forma esporádica al hombre, es el protozoario de mayor tamaño y el único ciliado que parasita al humano, habita en la luz del intestino grueso; su incidencia es baja, sin embargo, el contacto con cerdos infectados puede aumentar la tasa de infección en humanos. 2 La criptosporidiosis es la infección producida por Cryptosporidium parvum, que infecta a hombres y animales, habita todo el tracto digestivo, específicamente el yeyuno, produciendo síntomas y signos semejantes a los de una gastroenteritis, particularmente en individuos con deficiencias inmunológicas y nutricionales; es la tercera enfermedad ocasionada por protozoarios en frecuencia y severidad en pacientes con SIDA. 2 Cyclospora cayetanensis se considera un patógeno emergente en la enfermedad diarreica aguda, por lo cual es motivo de investigación en diferentes países, donde se considera como endémico en algunos de ellos, se localiza en el duodeno y yeyuno, el período de incubación oscila entre los 2 y 11 días. En pacientes infectados con el virus del VIH/SIDA se hace grave. 4 La blastocistosis es una enteroparasitosis cosmopolita ocasionada por Blastocystis hominis, el cual se localiza en el intestino grueso, no se ha demostrado que invada la mucosa intestinal y no tiene un ciclo evolutivo preciso en el hombre. Ha sido encontrado en personas de ambos sexos y de todos los grupos de edad, siendo considerado el protozoo intestinal más común en el mundo, con una prevalencia cercana al 50% en los países en vías de desarrollo. 2, 5

14 Los helmintos o vermes, comúnmente llamados gusanos, son seres multicelulares ampliamente distribuidos en la naturaleza. Muchos de ellos viven libremente y otros se han adaptado a llevar vida parasitaria en vegetales, animales o en el hombre. Estos organismos se clasifican en 2 grandes grupos, los nemathelmintos y los plathelmintos. 1 Los emathelmintos o nemátodos y los plathelmintos difieren morfológicamente en que los primeros poseen cuerpo cilíndrico, cavidad corporal y tubo digestivo completo, mientras que los segundos son aplanados, sin cavidad corporal y aparato digestivo muy rudimentario. Todos presentan el aparato reproductor muy desarrollado y la mayoría de los plathelmintos son hermafroditas, lo cual es una defensa de estos parásitos a las dificultades para mantener la especie. Muchos han adquirido órganos de fijación como ganchos o ventosas; otros han formado una cutícula resistente a los jugos digestivos del huésped y la mayoría han adquirido un aparato digestivo sencillo. Muchos helmintos en especial las formas larvarias, poseen glándulas que secretan sustancias líticas que son utilizadas para facilitar la penetración de los tejidos. 1 La ascariasis es la helmintiasis intestinal cosmopolita más frecuente en el hombre. Su agente causal es conocido desde la antiguedad, al cual se le comparaba con la lombriz de tierra, de allí su nombre, Ascaris lumbricoides. Es el nemátodo intestinal de mayor tamaño que parasita al hombre, más frecuente en países tropicales y subtropicales, donde las condiciones de temperatura y humedad son las ideales para el cumplimento de su ciclo vital. Habita en el intestino delgado del hombre. 6 La trichuriasis es una geohelmintiasis humana de elevada prevalencia en los países tropicales. Su agente causal es Trichuris trichiura, un nematelminto que habita en el colon del hombre y tiene forma de látigo. 6

15 La enterobiasis u oxiuriasis es una parasitosis intestinal muy frecuente. Su agente causal es Enterobius vermicularis; tiene una alta distribución geográfica e incide con mayor frecuencia en los países fríos que en los tropicales, lo que se atribuye al uso de mayor cantidad de ropa y a que las personas se bañan con menor frecuencia. Es pequeño y habita en la luz del ciego y del apéndice. 6 La anquilostomiasis llamada también uncinariasis o anemia tropical es una de las principales parasitosis intestinales. Las especies causantes de esta parasitosis son Necator americanus y Ancylostoma duodenale. Se localizan en el intestino delgado, principalmente el duodeno y yeyuno. 6 La estrongiloidiasis es la parasitosis producida por Strongyloides stercoralis, que habita en el duodeno y yeyuno, el parásito macho no existe y se ha comprobado que la hembra es partenogenética, es común en zonas tropicales y se manifiesta por un cuadro digestivo o generalizado de curso crónico y pronóstico variable. 1 La teniasis es una helmintiasis humana ocasionada por céstodos del Género Taenia, conocidos popularmente como solitarias porque el hombre es frecuentemente parasitado por un solo verme. Las especies son Taenia solium y Taenia saginata; se caracterizan porque su cuerpo se divide en cabeza o escólex, cuello y el cuerpo o estróbilo que está formado por una serie de anillos o proglótides. Su hábitat es en el intestino delgado del hombre. 6 La himenolepiasis es una parasitosis intestinal causada por tenias muy pequeñas. Sus agentes causales son Hymenolepis nana e Hymenolepis diminuta. Su hábitat es el intestino delgado. La infección por H. nana es la más frecuente, aunque nunca ha alcanzado la alta prevalencia de otras geohelmintiasis. H. diminuta se presenta esporádicamente en el hombre que haya ingerido accidentalmente insectos infectados. 1

16 Entre las manifestaciones clínicas generales de los pacientes con parasitosis intestinales se encuentran: dolor abdominal difuso, pujo y tenesmo, constipación, meteorismo, distensión abdominal, pérdida de peso, febrícula, malestar general, náuseas, vómitos, flatulencia, diarrea (en algunos casos con moco y sangre) y en casos muy particulares, prurito anal. 2, 6 Debido a que las parasitosis intestinales presentan una sintomatología inespecífica, no se puede realizar un diagnóstico sólo con la anamnesis y la exploración física. Es necesario confirmar el diagnóstico por medio del examen coprológico, el cual consta de un examen macroscópico y un examen microscópico, que en general comprende el examen directo y el concentrado. 1 El examen directo con lugol hace resaltar los núcleos de protozoos y da una coloración café a los huevos y larvas; además de las formas parasitarias, se deben observar elementos de origen vegetal o animal que son importantes de reconocer, o que pueden semejar parásitos, entre los cuales se encuentran: leucocitos, eritrocitos, cristales de Charcot-Leyden, levaduras, restos alimenticios de origen vegetal y animal. 1 Existen técnicas de concentración cuya finalidad es aumentar el número de parásitos en el volumen de materia fecal que se examina, mediante procedimientos de sedimentación o flotación. Entre las técnicas más utilizadas se encuentran: la técnica de Ritchie, la cual consiste en una reacción con formol-éter; la técnica de Faust que se fundamenta en diluir la materia fecal con un líquido de alta densidad (sulfato de zinc) para que los parásitos floten en la superficie; la técnica de Kato-Katz, la cual se basa en observar al microscopio un volumen conocido de heces; la técnica de Willis- Molloy, la cual consiste en diluir las heces con solución salina para que los huevos floten en la superficie. 1

17 Adicionales a éstas, se encuentran otras técnicas especiales para obtener el diagnóstico de algunas parasitosis intestinales, entre las cuales se tiene la técnica de Graham ó de la cinta adhesiva, para diagnosticar enterobiasis, y el método Baerman, que es empleado para el diagnóstico de estrongiloidiasis, éste se basa en concentrar larvas a partir de materias fecales, basado en el termotropismo e hidrotropismo positivo de estas larvas. 1 También se emplean métodos de conservación de las muestras, tales como el reactivo de MIF (merthiolate, iodo, formol) que además de fijar los parásitos los colorea; el reactivo de PVA (alcohol polivinílico) muy útil para fijar trofozoitos y quistes de protozoos, y la solución de Railley-Henry (ácido acético glacial, formol) de gran utilidad en la preservación de quistes y trofozoitos de protozoos, así como de huevos y larvas de helmintos; este método es de mayor uso por emplear pocos reactivos y eliminar el mal olor. 1, 7 Aunque no se utilizan coloraciones permanentes en el diagnóstico de rutina en las parasitosis intestinales, existen procedimientos útiles en caso especiales. Con estos se obtienen detalles morfológicos más exactos, que permiten efectuar con mayor seguridad el diagnóstico de los protozoos, tales como: la técnica con hematoxilina férrica de Heidenhain, la técnica de coloración tricrómica, coloración de Ziehl- Neelsen modificada y Quenzel, entre otras. 1 Cabe destacar que algunos helmintos se pueden reconocer y clasificar sin preparación especial, tal como sucede con los adultos de Ascaris, Trichuris y Enterobius; para otros casos es conveniente usar técnicas de aclaración, coloración y fijación. 1 Las enfermedades parasitarias son en su mayoría bien conocidas, si se comparan con otras enfermedades humanas. Se conocen bien las características biológicas de la mayoría de los parásitos, los mecanismos de invasión, localización en

18 el organismo, patología, tratamiento y medidas de prevención y control. A pesar de lo anterior, las infecciones parasitarias están ampliamente difundidas y su prevalencia es en la actualidad similar en muchas regiones del mundo, a la que existía hace 50 años o más. Las razones para ésto se derivan de la complejidad de los factores epidemiológicos que las condicionan y de la dificultad para controlar o eliminar estos factores, tales como: contaminación fecal, condiciones ambientales, deficiencia en higiene y educación, contaminación de alimentos y agua, desnutrición, la vivienda y el medio residencial. 1,8 Otro requisito fundamental para la salubridad del medio residencial es la disponibilidad de viviendas bien construidas y conservadas así como la superficie útil y cubicación suficientes, cuando estos requisitos no son cumplidos se habla de hacinamiento, el cual es considerado un factor de riesgo en la transmisión de enfermedades, especialmente las parasitosis intestinales. 1, 8 La contaminación fecal de la tierra o el agua, el factor más importante en la diseminación de las parasitosis intestinales, es frecuente en regiones pobres donde no existe adecuada disposición de basura y de excretas y la defecación se hace en el suelo, lo cual permite que los huevos y las larvas de helmintos eliminados en las heces, se desarrollen y lleguen a ser infectantes. Las protozoosis intestinales se trasmiten principalmente por contaminación fecal a través de las manos o alimentos, también se ha descrito que la ingestión de carnes crudas o mal cocidas permite la infección por algunos parásitos. 1 Las condiciones ambientales, tal como la presencia de suelos húmedos y con temperaturas apropiadas, son indispensables para la sobrevivencia de los parásitos. Las deficientes condiciones de las viviendas favorecen la entrada de algunos artrópodos vectores. La existencia de aguas aptas para la reproducción de estos vectores, condicionan su frecuencia alrededor de las casas y los lugares de trabajo. 1

19 La mala higiene personal, la ausencia de conocimiento sobre transmisión y prevención de las enfermedades parasitarias, los antecedentes de parasitosis en familiares son factores favorables para la presencia de éstas. Está bien establecido que los grupos de población que presentan las deficiencias antes descritas, tienen prevalencia más alta de parasitismo; estos grupos son los de nivel socioeconómico inferior que a la vez habitan zonas con deficiente saneamiento ambiental. 1 La malnutrición deprime las respuestas inmunocelulares de los huéspedes e influye en la evolución clínica, prevalece en áreas rurales o suburbanas, en donde existen deficiencias de agua potable y disposición de excretas inadecuadas, además, se ha descrito que las infecciones crónicas son causa de desnutrición y deficiencia en el desarrollo físico y cognitivo. 1 La prevalencia de las parasitosis intestinales como problema de salud pública y los altos costos que genera a los países en general, ha motivado a numerosas investigaciones internacionales, nacionales y regionales entre los que destacan: Rodríguez L. y colaboradores, 2000, en Veracruz, México, estudiaron a 224 niños entre 4 y 12 años que acompañaban a sus padres a una consulta ambulatoria. Se solicitó una muestra de materia fecal para su estudio parasitoscópico y se aplicó un cuestionario estructurado obteniéndose que la frecuencia global de parasitosis fue de 49,1%. El parásito que se encontró con mayor frecuencia fue G. lamblia (54,5%). Los factores asociados a la parasitosis fueron: escolaridad menor de secundaria en el padre, presencia de fauna doméstica y roedores a nivel peridomiciliario y la presencia de manos y uñas sucias del niño durante la entrevista. Llegando a la conclusión que la prevalencia de infección por parásitos intestinales en los niños es elevada y es necesario modificar algunas medidas preventivas de información y educación para la salud relacionadas con las mismas. 9

20 Núñez F. y colaboradores, 2003, realizaron un estudio sobre parasitismo intestinal en 401 niños ingresados en un Hospital de la Habana, Cuba. Por cada niño se recogieron 3 muestras de heces preservadas en formaldehído y procesadas por 3 métodos parasitológicos, encontrándose que la prevalencia de parasitismo intestinal fue de 15 % en el hospital, sin diferencias entre el estrato de niños ingresados en Gastroenterología con el resto de los servicios en cuanto a comensales y parásitos en general; sin embargo, prevalecieron los comensales en el segundo grupo. Los coccidios intestinales, C. parvum y Cyclospora cayetanensis predominaron en los servicios de Gastroenterología, el grupo de edad mayor de 4 años fue el más afectado tanto por protozoos como por comensales; por otro lado, en el grupo de los lactantes predominó C. parvum. El análisis de algunos antecedentes epidemiológicos demostró que aquellos niños que comían frutas y vegetales sin lavar y los que andaban descalzos, estaban más propensos a la infección; además, se demostró una mayor frecuencia de infección por parásitos intestinales entre los que vivían en zona rural, tomaban agua de pozos o ríos y defecaban en letrinas o a cielo abierto. 10 Marcos L. y colaboradores, 2003, realizaron un estudio en una población rural y otra urbana en Perú. Fueron recolectadas 72 muestras de heces, 35 de la población rural (Grupo A) y 37 de la urbana (Grupo B). Se realizaron cuatro exámenes parasitológicos: Examen Directo, Técnica de Kato, Técnica de Sedimentación Espontánea en tubo y Técnica de Baerman modificado en copa. La prevalencia global de parasitismo intestinal fue alta en ambos grupos (A: 88,58%; B: 67,57%). La prevalencia de parásitos intestinales fue: A. lumbricoides (A: 51,42%; B: 29,72%), E. coli (A: 48,57%; B: 18,91%), T. trichiura (A: 42,85%; B: 13,51%), B. hominis (A: 40%; B: 32,42%), E. nana (A: 37,14%; B: 16,66%), G. lamblia (A: 25,71%; B: 13,51%), H. nana (A: 0%; B: 5,4%), I. butschlii (A: 2,85%; B: 0%), E. histolytica / E. dispar (A: 2,85%; B: 0%), S. stercoralis (A: 2,85%; B: 0%) y A. duodenale/n. americanus (A: 0%; B: 2,7%). Este estudio concluyó que la parasitosis es más frecuente en la población rural que en la urbana, asociado a la pobreza, escaso saneamiento ambiental y falta de servicios higiénicos. 11

21 Barahona L. y colaboradores, 2003, Perú, realizaron un estudio de casos y controles sobre blastocistosis en personas entre los 5 y 80 años de edad; evaluaron 74 casos y 70 controles, pareados por edad y sexo. Se obtuvo una correlación estadística entre sujetos sintomáticos y presencia de B. hominis (91,9%). La sintomatología asociada a la infección por B. hominis por orden de significancia estadística fue: dolor abdominal, distensión abdominal y urticaria. El único factor de riesgo asociado a la infección por B. hominis fue el consumo de agua sin hervir. 12 Herrera J. y colaboradores, 2006, realizaron un estudio descriptivo con el objetivo de determinar los factores epidemiológicos y cuadro clínico asociados a la infección por S. stercoralis en el distrito de Chanchamayo, Perú. El grupo I (n=50) representaron a aquellos individuos con estrongiloidosis y el grupo II (n=50) aquellos sin estrongiloidosis. Las variables epidemiológicas asociadas significativamente al grupo I fueron: bañarse 3-4 veces por semana en ríos, beber agua no potable y hacer deposiciones en el campo; al grupo II: tomar agua hervida, usar zapatillas y tener vivienda con suelo de cemento. En menores de 20 años hubo mayor porcentaje de desnutrición según el índice peso edad en el grupo I. Concluyeron que la infección por S. stercoralis debe ser sospechada en personas procedentes de zonas tropicales, que tengan contacto frecuente con ríos o riachuelos o que vivan en lugares cercanos a éstos, con sintomatología gastrointestinal o dermatológica o que sean desnutridos, principalmente niños o adolescentes. 13 Ávila E. y colaboradores, 2007, realizaron un estudio transversal en 394 niños entre 6 a 36 meses de edad, todos ellos de familias urbanas y rurales, quienes acudieron a la consulta externa de un hospital en Durango, México. En cada muestra se hizo un estudio microscópico directo y otro por concentración, para lo cual se siguió el método de Faust. Encontraron 31,2% parasitados, la mayoría fueron por E. histolytica y G. lamblia. Los factores asociados a las parasitosis fueron: edad, ingreso económico familiar y tenencia de refrigerador; la amibiasis se asoció con la edad e ingreso familiar y la giardiasis con la edad y calidad de las paredes de su casa, confirmándose que la condición socioeconómica y las condiciones inadecuadas de la

22 vivienda se asocian a un mayor riesgo de parasitosis intestinal, principalmente por protozoarios. 14 En el ámbito nacional, Rivero Z. y colaboradores, 2001, determinó la prevalencia de parásitos intestinales en escolares de 5 a 10 años de edad de la E.B.N. Francisco Valera, Zulia, Venezuela; estudiaron las heces de 108 niños, las cuales fueron sometidas a examen en fresco con solución salina fisiológica y lugol, así como a la técnica de concentración con formol-éter. A los mismos individuos se les efectúo la técnica de Graham y/o el método de Markey. Se observó que 87% de los escolares presentaba enteroparásitos con un marcado predominio de poliparasitismo (75,53%); no se demostró diferencia significativa con la edad y sexo; sin embargo, se observó un ligero incremento en los niños de 7 y 8 años de edad. Los principales enteroparásitos patógenos encontrados fueron: B. hominis (44,4%), T. trichiura (41,7%), A. lumbricoides (34,3%), G. lamblia (25,9%), E. vermicularis (19,4%) y el complejo E. histolytica /dispar (15,7%). 15 Por otro lado, Al Rumhein F. y colaboradores, 2005, estudiaron la prevalencia de parásitos intestinales en las heces y en el lecho subungueal en escolares de la U.E. Teresa de la Parra, San Félix, Estado Bolívar. La muestra estuvo conformada por 344 niños entre 6 y 15 años. De cada uno fue obtenida una muestra de heces y analizada mediante la técnica de examen directo y los métodos de concentración de Willis y formol-éter. También fueron colectadas muestras de uñas y material subungueal siendo analizadas mediante la técnica de formol-éter. La prevalencia de parásitos en heces fue de 97,4%; no hubo predilección en cuanto a la edad o sexo; los protozoarios fueron más frecuentes, destacando B. hominis (76,2%). Entre los helmintos, el más común fue T. trichiura (74,1%). La prevalencia de estadios parasitarios en el depósito subungueal fue de 3,6% (11/307), siendo A. lumbricoides y E. coli los más comunes. No hubo relación entre la presencia de parásitos en el lecho subungueal y en las heces. 16

23 Un estudio realizado por Figuera L. y colaboradores, 2000, realizaron una evaluación parasitológica, nutricional y hematológica en 103 niños de ambos sexos, entre 4 y 12 años de una escuela rural en Santa Fe, Estado Sucre, Venezuela, las muestras de heces se analizaron mediante un examen al fresco, Willis-Molloy y Kato- Katz cuantitativo. Evidenciaron parasitosis en 93,2% de los escolares, presentando elevado poliparasitismo (83,3%). La prevalencia de helmintos intestinales fue de 82,5%, destacando la asociación de T. trichiura y A. lumbricoides (69,4%). De los individuos con desnutrición, 91,2% tenía helmintiasis. Entre los escolares infectados por helmintos se encontró 97,6% con eosinofilia. De los niños con algún tipo de anemia, 23,3% presentó helmintiasis y de los niños con helmintiasis intestinal, 88,8% pertenecía al estrato socioeconómico V. 17 Rincón W. y colaboradores, 2006, identificaron especies de enteroparásitos asociados a diarrea aguda en niños menores de 12 años de edad en Maracaibo, Zulia, Venezuela. Estudiaron 58 niños de ambos sexos atendidos en los servicios de emergencia y hospitalización del Hospital de Niños, los cuales se estratificaron en tres grupos de edad: menores de 1 año, de 1 a 4 años y de 5 a 12 años. A cada niño se le tomó una muestra fecal a la cual se le practicó los métodos coproparasitológicos con solución salina fisiológica, coloraciones temporales con lugol y azul de metileno amortiguado y coloraciones permanentes de Ziehl-Neelsen modificado y Ácido Rápido Tricrómica. Se presentó enteroparasitosis en 36,20 % de los individuos. Las especies parasitarias identificadas fueron B. hominis (17,24%), Complejo E. histolytica/e. dispar (10,34%), C. parvum (6,90%), G. lamblia (6,90%), E. coli (3,45%), C. mesnili, E. nana y Pentatrichomonas hominis (1,72% cada uno). 18 Devera R. y colaboradores, 2007, realizaron una investigación para determinar la prevalencia de parasitosis intestinales en niños, niñas y adolescentes de las siete dependencias del Instituto Nacional del Menor de Ciudad Bolívar. Demostraron una prevalencia 45,7% (48/105), sin diferencias de sexo. A menor edad mayor prevalencia de parasitosis. Los protozoarios fueron más comunes que los helmintos.

24 Se diagnosticaron 11 especies de enteroparásitos, siendo B. hominis (26,7%) y G. lamblia (13,3%) los más frecuentes. De los parasitados, 66,7% tenía un solo parasito y 33,3% más de uno. 19 En el estado Lara, Arias C. y colaboradores, 2001, estudiaron la prevalencia de parasitosis de acuerdo al sexo, tipo de parásitos, necesidades básicas insatisfechas y hábitos higiénicos en el hogar en preescolares y escolares de primer grado de la Unidad Educativa "Dr. Cecilio Acosta" ubicada en San Lorenzo, Barquisimeto, Se practicó una encuesta estructurada y un examen directo de heces, encontrándose una frecuencia de parasitosis de 57,48%, sin predilección por sexo, de los cuales el mayor porcentaje correspondía a los escolares (61,44%). El parásito más frecuente fue B. hominis (60,41%), seguido de G. lamblia (36,45%). La mayor cantidad de parasitados provenía de hogares con pobreza extrema (45,83 %) y con hábitos higiénicos regulares (80,20%). 20 En el mismo ámbito, Atacho Z. 2002, realizó un estudio cuyo objetivo fue determinar la frecuencia de desnutrición y parasitosis intestinal en niños que acudían a la Consulta de Atención Integral en el Ambulatorio Urbano Tipo I "Antonio María Sequera" (Tamaca, Lara). Se le realizó a cada niño una entrevista, se tomaron las medidas antropométricas y se llevaron a tablas de FUNDACREDESA para diagnosticar los distintos estados nutricionales. Las muestras de heces se estudiaron por método de Lugol y Kato, obteniéndose como resultado que el estado nutricional normal predominó con 70,58%, seguido de desnutrición con 22,35% y sobrepeso en 7,06%; la frecuencia de parasitosis intestinal fue 72,94%, siendo el parásito mas frecuente B. hominis con 53,2%. En el rango nutricional normal la edad predominante fue menores de tres años (41,6%), en el de desnutrición la mayor frecuencia correspondió a edades entre 4 y 7 años (52,6%). El síntoma gastrointestinal predominante fue el dolor abdominal con 59,67% y se demostró que en pacientes desnutridos la parasitosis se presentó en 52,6% siendo el parásito mas frecuente B. hominis (60%). 21

25 Oblitas G. y colaboradores, 2003, estudiaron la prevalencia de desnutrición y su asociación a parasitosis intestinal y condiciones de vida en preescolares del Municipio Palavecino del Estado Lara. La muestra estuvo conformada por 333 alumnos, a quienes se les realizó una entrevista guiada, se determinaron las medidas antropométricas y se les tomó muestra de heces para análisis coproparasitológico. Encontraron 33,03% de desnutrición, siendo las edades mas afectadas 3 y 4 años con 40,51% y 37,50%, respectivamente. Por otra parte se encontró una prevalencia de parasitosis intestinal de 22,82%, siendo los parásitos más frecuentes G. lamblia (52,62%) y B. hominis (44,74%). La parasitosis intestinal se presentó en 29,9% de los preescolares con desnutrición frente a 19,73% de los no desnutridos. De la población parasitada, 26,13% pertenecía a hogares pobres y 20,12% a hogares en condiciones de pobreza extrema. 22 Mendoza R. y colaboradores, 2005, determinaron la frecuencia de parasitosis intestinal y algunos factores de riesgo en 267 escolares de 4to grado de las Unidades Educativas Pedro Camejo, Miguel Romero Antoni y Don Bernabé Planas, ubicadas en sectores urbanos de la ciudad de Barquisimeto, obteniendo como resultados 9,7% de la muestra parasitada, sin predilección por género. El mayor porcentaje de parasitosis fue por protozoarios (80,8%) y el mayor porcentaje de parasitados se ubicó en el estrato social V. Con relación a los factores de riesgo, la mayoría de los casos positivos, consumía agua almacenada en recipientes (17,7%) y directa de tuberías (16,1%), no cumplían el lavado de las manos antes del consumo de alimentos (10,7%) y consumían alimentos de vendedores ambulantes (8,4%). 23 Otra investigación realizada por Fuentes M. y colaboradores, 2007, estudió la frecuencia de parasitosis intestinales y características epidemiológicas de niños que consultaron al Ambulatorio Urbano Tipo II Cerro Gordo, para lo cual trabajó con una muestra conformada por 106 niños entre 1 y 12 años. La frecuencia de parasitosis intestinales fue de 42,5%, predominando en escolares (48,9%) sin diferencia entre géneros. Los agentes causales encontrados fueron B. hominis (42,2%), G. lamblia

26 (37,8%) y E. histolytica (13,3%). Se encontró parasitado 41,7% de los niños con estado nutricional normal y 35,7% de malnutridos. De los niños parasitados, el mayor porcentaje pertenecía al estrato socioeconómico IV, disponía inadecuadamente la basura, afirmaban la existencia de vectores y consumían agua de calidad inadecuada. 24 Por otro lado, Briceño B. y col. en Palavecino, Lara, 2007, se realizó una investigación cuyo objetivo fue determinar la frecuencia de parasitosis intestinales en escolares de la Unidad Educativa Agua Viva y su relación con los factores de riesgo. La muestra estuvo conformada por 120 niños a quienes se les aplicó una entrevista dirigida, se les solicitó muestra de heces y suelo de la vivienda así como de la escuela. La muestra de heces se analizó a través de examen directo y Kato, mientras que las muestras de suelo fueron analizadas por el método de Faust. La frecuencia de parasitosis intestinal encontrada fue de 48%, siendo B. hominis (73%) y G. lamblia (12%) los únicos agentes patógenos. El análisis de los suelos reportó 0,83% de helmintos. El grupo de edad más afectado fue el de 6-8 años (53%) seguido del de 9-11 años (50%). 25 Las enfermedades parasitarias ocupan un lugar importante en los países en vías de desarrollo; son causa de enfermedades debilitantes, agudas y crónicas, en ocasiones mortales; pueden predisponer a otras enfermedades y contribuyen a la disminución de la capacidad física y mental del individuo, comprometiendo su productividad. Tiene por lo tanto importancia no solo desde el punto de vista médico, sino también social y económico y constituyen un factor importante en el subdesarrollo. Por lo anteriormente expuesto el equipo de investigación se propuso determinar la frecuencia de parasitosis intestinales en niños de 1 a 12 años de edad que acuden al Ambulatorio Urbano Tipo II Dr. Agustín Zubillaga Barquisimeto- Lara. Julio 2007 Enero 2008, según factores de riesgo, tales como, edad, sexo,

27 estado nutricional, lugar de cuidado, estrato socioeconómico, existencia de hacinamiento, calidad del agua, lavado de manos, lavado de alimentos, disposición de excretas, disposición de basura, presencia de vectores, antecedentes de parasitosis intestinales en persona que convivan con el niño, tratamiento antiparasitario previo, además de determinar la parasitosis intestinal mas frecuente en dicha muestra. Este estudio estuvo enmarcado en una investigación descriptiva de corte transversal, para lo cual se tomó como población a niños de 1 a 12 años pertenecientes al área de influencia del Ambulatorio Urbano Tipo II Dr. Agustín Zubillaga Barquisimeto-Lara, con una muestra de 114 niños, a cuyos padres o representantes se solicitó consentimiento informado para la participación de su representado en dicha investigación; se les realizó una entrevista estructurada con la finalidad de conocer los factores de riesgo de parasitosis intestinales presentes en dichos individuos, se les solicitó muestras de heces, las cuales fueron procesadas en el Laboratorio de Coprología de la Sección de Parasitología del Decanato de Ciencias de la Salud de la Universidad Centrooccidental Lisandro Alvarado. Los resultados se estudiaron y clasificaron de acuerdo a la presencia o ausencia de parasitosis intestinales. A los casos positivos se les indicó y se les facilitó tratamiento específico para cada parasitosis. 26 Debido a que en el estado Lara, las parasitosis intestinales constituyen una causa importante de morbilidad infantil y conlleva a un problema de salud pública, muchos de los pacientes cursan con cuadros asintomáticos y es difícil identificar la verdadera población afectada; aunado al déficit de datos epidemiológicos y de investigaciones anteriores sobre las frecuencias de parasitosis intestinales en la población infantil en general, surge la necesidad de realizar un estudio sobre parasitosis intestinales y factores de riesgo en niños de 1 a 12 años de edad en el área de influencia del Ambulatorio Urbano Tipo II Dr. Agustín Zubillaga, Parroquia Unión, comunidad El Carmen lo que llevó a la necesidad de indagar el comportamiento de estas parasitosis en esa población a fin de no solo conocer las

28 mismas, sino planificar y diseñar estrategias de control aplicables en dicha comunidad.

II. METODOLOGÍA El presente estudio fue de tipo descriptivo de corte transversal con la finalidad de determinar la frecuencia de parasitosis intestinales y factores de riesgo en niños de 1 a 12 años de edad que acuden al Ambulatorio Urbano Tipo II Dr. Agustín Zubillaga Barquisimeto-Lara.Julio 2007 Enero 2008. 26 La población estudiada fue la de niños de 1 a 12 años de edad procedentes del área de influencia del Ambulatorio Urbano Tipo II Dr. Agustín Zubillaga ubicado en Barquisimeto, Estado Lara. La muestra estuvo constituida por todos aquellos niños de 1 a 12 años que acudieron a dicho Ambulatorio en el periodo Septiembre 2007- Enero 2008. El tipo de muestreo fue no probabilístico por conveniencia o accidental. Para la ejecución de esta investigación se le informó y solicitó colaboración con la misma por medio de comunicados, a la coordinación del Ambulatorio y personal docente de la asignatura Medicina Integral del Medio Urbano, así como a la docente a quien se le solicitó la tutoría. (Anexos Nº 1, 2, 3 y 4) Se les notificó a todas las madres o representantes de dichos niños, la influencia significativa de las parasitosis intestinales en el crecimiento y desarrollo de los mismos, así como también la importancia del diagnóstico precoz para su oportuno tratamiento. Se les proporcionó información detallada sobre el objetivo principal de la investigación y se les solicitó su consentimiento para la participación de su representado en esta investigación. A todas aquellas madres y representantes que aceptaron dicha participación se les hizo firmar un consentimiento informado (Anexo Nº 5) y se les aplicó una entrevista estructurada (Anexo Nº 6) por parte de los investigadores con la finalidad recaudar información sobre datos de identificación de cada participante, estado nutricional de los mismos, antecedentes epidemiológicos como: lugar de cuidado, determinación del estrato socio-económico de cada familia mediante la aplicación del método Graffar Modificado por Méndez Castellano, 29

30 (Anexo Nº 7) existencia de hacinamiento en el hogar de cada participante, calidad del agua para el consumo, lavado de las manos antes de comer, lavado de los alimentos para el consumo, disposición de excretas, disposición de basura, presencia de vectores en el hogar, antecedentes de parasitosis intestinales en personas que convivan con el niño, así como también el tratamiento antiparasitario previo. 27 El estado nutricional de cada niño participante se determinó mediante un examen físico exhaustivo y evaluación del estado nutricional mediante la utilización de las tablas de FUNDACREDESA, (Anexo Nº 8) las cuales parten de la relación entre edad, peso y talla, ubicándolos en el percentil correspondiente, para así asociarlos con los indicadores Peso/Talla, Talla/Edad, Peso/Edad según sexo y así obtener el diagnóstico nutricional. Para efecto de ésta investigación dicho diagnóstico fue resumido en tres renglones: Sobre La Norma (abarcó las variantes: sobrepeso con talla normal, sobrepeso con talla alta, sobrepeso investigar talla baja y talla normal investigar sobrepeso); Dentro de la Norma (abarcó las variantes: normal, talla alta con peso adecuado para la talla, peso adecuado a la talla investigar talla baja, talla baja con peso adecuado para la talla); Bajo la Norma (el cual incluyó las variantes: talla normal investigar desnutrición actual, desnutrición actual con talla normal, desnutrición actual con talla alta, desnutrición actual investigar talla baja y desnutrición actual con talla baja). 28 Por otra parte, para obtener las medidas antropométricas de cada niño participante se procedió a pesar y medir a cada uno de la siguiente manera: En todo niño menor de 2 años se utilizó el infantómetro y en todos aquellos niños cuyas edades estén comprendidas entre 3 a 12 años se utilizó el estadiómetro (cuyas balanzas expresen el peso en kilogramos y décimas de gramos). Técnicas utilizadas para pesar a cada niño:

31 En todo niño menor de 2 años la técnica empleada fue la siguiente: Se procedió a calibrar la balanza. Se le indicó a la madre o representante que procediera a quitarle toda la vestimenta (ropa, zapatos, pañal, ropa interior) para pesar a cada niño completamente desnudo. Se colocó una manta sobre la plataforma del infantómetro, se procedió a anotar el peso de la misma. Se colocó al niño sobre la manta colocada en el centro de la plataforma del infantómetro en decúbito supino. El investigador se colocó de frente al infantómetro para la adecuada lectura del peso y anotó el peso del niño antes de retirarlo del infantómetro. Una vez obtenido el peso del niño se procedió a restarle el peso obtenido de la manta y el resultado fue el peso definitivo del niño. En todo niño de 3 a 12 años se procedió de la siguiente manera: Se le solicitó al niño que se quitara sus zapatos, ropa y ropa interior o se le indicó a su madre o representante, en caso de que el mismo no lo haga solo, para pesarlo completamente desnudo. Se le indicó al niño que se colocara sobre la balanza del estadiómetro, en el centro de la misma. El investigador se colocó de frente a la balanza. Se anotó el peso del niño antes de bajarlo de la balanza. Una vez finalizada ambas técnicas utilizadas para pesar a cada niño se procedió a verificar que la balanza quedara bien calibrada. Técnicas utilizadas para medir a cada niño:

32 En todo niño de 1 a 2 años la técnica empleada fue la siguiente: Se colocó al niño sobre la plataforma del infantómetro de decúbito supino. La cabeza del niño se colocó de tal forma que quedara en contacto directo con el tope del infantómetro y la misma debió sujetarse de tal manera que el ángulo externo del ojo quedara en línea recta con el vértice de la oreja, para tal fin se solicitó la ayuda de su madre o representante. El investigador colocó su mano izquierda sobre las rodillas del niño con la finalidad de evitar que este las flexione, y con la mano derecha debió llevar la tabla móvil del infantómetro hasta ponerla en contacto directo con ambos talones del niño, se tomó lectura de la medida. En todo niño de 3 a 12 años se procedió de la siguiente manera: Se adosó una cinta métrica a la pared. Se le solicitó al niño que se quitara sus zapatos y medias para que quedara completamente descalzo. Se procedió a colocar al niño en la posición adecuada: apoyando los talones, la espalda y el occipucio contra la pared, con los talones juntos y los brazos bajos con naturalidad. La cabeza debió permanecer de tal manera que el orificio auricular permanezca en un mismo plano con el borde orbitario inferior. Se aplicó una escuadra con ángulo recto firmemente sobre la cabeza, haciendo contacto con la cinta métrica adosada a la pared. Se procedió a la lectura en el punto donde la escuadra marca sobre la cinta métrica. El investigador anotó el valor obtenido en centímetros.

33 Una vez realizada la entrevista y examinado el niño se le entregó a la madre o representante de cada niño un envase de plástico estéril con tapa hermética el cual contenía 15mL de solución conservadora de Railley-Henry, compuesta por 2% de acido acético glacial, 5% de formol y 0,85% de cloruro de sodio, el envase tenía una línea con marcador indeleble, que indicaba el nivel que debería alcanzar el contenido una vez que se colocara la muestra de heces dentro del mismo. 7 Las muestras fueron procesadas en el Laboratorio de Coprología de la Sección de Parasitología del Decanato de Ciencias de la Salud de la Universidad Centrooccidental Lisandro Alvarado, donde se realizó el examen de heces directo y concentrado mediante el Método de Ritchie, los martes, miércoles y jueves en el horario de 8:00 a.m. 4:00 p.m. entre los meses de Diciembre y Enero. Se realizó un examen coprológico directo el cual constó de un examen macroscópico; en el cual se determinó la consistencia de las heces y se clasificó en líquidas, blandas o duras; se anotó el color, se observó si existía moco, sangre, restos alimenticios o helmintos. El examen microscópico fue con un portaobjetos en el que se colocó separadamente una gota de solución salina fisiológica (0,85%) y otra de lugol (yodo 1,5gm; ioduro de potasio 4gm y agua destilada 100mL). Con un palillo se tomó una pequeña porción de materias fecales y se hizo una suspensión en la gota de solución salina y luego se repitió el mismo procedimiento en la gota de lugol, se cubrió con portaobjetos de 22 x 22 mm y se observó al microscopio con objetivo 10X y luego con 40X. El grueso de las preparaciones se controló de tal modo que se pudo leer a través de ellas. Luego se procedió a realizar la técnica de Ritchie o centrifugación con formol-éter, el cual es el procedimiento más utilizado para concentrar quistes de protozoos, huevos y larvas de helmintos. Como la muestra estaban en la solución conservadora en estado líquido, se procedió a pasarla por una gasa doble y húmeda a un tubo de centrífuga de 15 ml, se centrifugó por 2 minutos, se desechó el

34 sobrenadante, el sedimento se diluyó con solución salina y se volvió a centrifugar. Al nuevo sedimento se le agregó aproximadamente 10 ml de formol al 10%, se dejó reposar por 5 minutos y se añadió 3 ml de éter, se mezcló durante 30 segundos y luego se centrifugó por 2 minutos. Al finalizar el procedimiento se formaron 4 capas distribuidas de la siguiente forma: un sedimento pequeño que contenía los huevos y quistes, una capa de formol, un anillo con restos de materias fecales y el éter en la superficie. Se conservó solo la capa de sedimento, la cual se mezcló con lugol para ver al microscopio. Los datos obtenidos fueron recolectados a través de una fuente primaria. Se realizó una entrevista estructurada, la cual incluyó un consentimiento informado, seguido de la entrevista que contenía preguntas cerradas ordenadas de la siguiente manera: I Parte: datos de identificación, II Parte: datos epidemiológicos en el cual se indagó sobre lugar de cuidado, determinación del estrato socioeconómico a través del método Graffar Modificado por Méndez Castellano, el cual toma en cuenta: profesión del jefe de la familia, grado de instrucción de la madre, principal fuente de ingreso de la familia y condiciones de alojamiento; otorga un puntaje del 1 al 5 para cada variable; de acuerdo a ello se clasificaron en estrato I (4-6 puntos), estrato II (7-9 puntos), estrato III (10-12 puntos), estrato IV (13-16 puntos) y estrato V (17-20 puntos), continuando con existencia de hacinamiento (3 o más personas), calidad del agua para el consumo (adecuada: hervida, ozonizada, filtrada; inadecuada: almacenada en recipientes, directa de tuberías), lavado de manos (adecuado: antes de las comidas y después de ir al baño; inadecuado: cuando no cumpliera con ambos), lavado de los alimentos (adecuado: si los lava antes de su consumo; inadecuado: que no lave los alimentos antes del consumo), disposición de excretas (adecuada: poceta, pozo séptico; inadecuado: letrina y en el suelo), disposición de basura (adecuada: tobos con tapa y bolsas, inadecuada: tobos sin tapas y en terreno cercano), presencia de vectores, antecedentes en los últimos 6 meses de parasitosis intestinales en personas que convivían con el niño, así como también tratamiento antiparasitario previo en el niño en los últimos 6 meses; III Parte: reporte del examen