Informe de Pasantía en Pausa En Psicoanálisis Freud I Titular: Osvaldo Delgado Responsables de la Pasantía: Lic. Mirta Waterman Lic. Susi Epsztein Alumna: Equipo de alumnos ayudantes Daniela Medina Fecha de entrega: Hasta 07/07/2011
Informe pasantía PAUSA Mi experiencia realizada en la pasantía fue sumamente enriquecedora. No solo me permitió entender ciertos aspectos teóricos, sino que también pude ubicarlos en la práctica, es decir, en la entrevista de admisión que pude presenciar. En primer lugar pude comprender qué es realmente una entrevista de admisión. Tal como explica Freud en Sobre la iniciación del tratamiento, el análisis se inicia con un período de prueba cuyo fin es tomar conocimiento del caso y decidir si es apto para el psicoanálisis. Si bien en un principio no lograba comprender completamente el significado de dicha frase, a partir de mi paso por las pasantías fui capaz de entender que no se trata de rechazar o no un caso según causas irrelevantes. Por el contrario, esto es indispensable para que el analista establezca un diagnóstico diferencial y, a partir de este, pueda decidir si el dispositivo psicoanalítico es adecuado para el tratamiento. Freud explica que son entrevistas previas, de ensayo, en donde el analista orienta, sitúa, discrimina hechos del discurso del paciente pero no interpreta. Este diagnóstico también es imprescindible dado que a partir del mismo la intervención del analista cambia profundamente, y si esta es inadecuada pueden ocurrir consecuencias desfavorables para las cuales, según Freud, es preciso estar preparado. Las entrevistas que tuvimos la oportunidad de presenciar fueron realizadas en Pausa, una institución de atención de urgencias subjetivas con orientación psicoanalítica. Por este motivo, comprendimos que el hecho de admitir o no a un paciente en dicha institución se establece a partir de las condiciones de posibilidad del dispositivo. Es decir, si este puede ayudar o no al paciente con su urgencia. Por lo cual, una vez que el admisor logra determinar el diagnóstico diferencial, puede establecer una derivación o una segunda entrevista para que en la misma se pueda definir el diagnóstico. Esto lo pude observar claramente en la insistencia del admisor en preguntar al paciente cuál era la causa por la que había ido. Su objetivo era encontrar el motivo de por qué decide ir a Pausa, qué es lo que conmovió al sujeto para que vaya en ese momento y no en otro. Es posible que incluso se supere el número de estas dos entrevistas, ya que el fin es establecer el diagnóstico diferencial, por lo tanto se realizan cuantas entrevistas sean necesarias para establecerlo y poder intervenir luego de manera adecuada. Esto no solo es posible durante las entrevistas de admisión. En efecto, Freud dice que: Si en el curso del análisis el paciente necesita pasajeramente de otra terapia, clínica o especializada, es mucho más adecuado acudir a un colega no analista que prestarle uno mismo esa
otra asistencia. Por lo cual, tanto en las entrevistas de admisión como en el análisis, se puede realizar una derivación a un psiquiatra para que, junto a un trabajo interdisciplinario se pueda determinar bien el diagnóstico. El paso por las pasantías también me permitió tener una concepción mucho más amplia acerca del trabajo entre el psicoanálisis y la psiquiatría a partir de la clase de psicofarmacología que dictó Daniel Furman. Tal como sostenía Freud en la 16 Conferencia, no se trata de una lucha de poder o de desestimar el trabajo de la psiquiatría. El autor dice: dejar que la concepción psicoanalítica coexista y crezca en paz junto a la popular o a la psiquiatrita, hasta que se presenten oportunidades en que ambas puedan influirse, cotejarse y conciliarse en una decisión final.. En efecto, pude observar cuan efectivo puede ser el trabajo en conjunto frente a determinados tipos de psicosis, por ejemplo. Entonces, es posible afirmar que ambos trabajos se complementan. La indicación de psicofármacos, según Furman, puede ser adecuada para acceder a la relación transferencial con el analista. Es decir, estos medicamentos pueden actuar como un auxiliar de la palabra para que luego el analista trabaje con el sujeto dado que los mismos no suponen la cura del paciente. En consecuencia, puede afirmarse que la indicación de medicamentos puede realizarse como un acompañamiento del tratamiento psicoanalítico, ya que ambos provocan distintos tipos de efectos. La medicación incide sobre el organismo del paciente, como en el caso de los anti-psicóticos que inhiben los receptores de la dopamina; mientras que la pulsión y la satisfacción quedan en relación al sujeto. Por este motivo, los psicofármacos actúan sobre cuestiones bioquímicas y no sobre el delirio, por ejemplo. Sobre este último actúan la transferencia y el tratamiento aplicado a la psicosis. Así pude observar las diferencias entre los distintos tipos de anti-psicóticos utilizados tanto para la esquizofrenia como la paranoia, la manía, melancolía, y los efectos que producen. Dado que en Pausa se tratan urgencias subjetivas, pude comprender la diferenciación que existe entre efectos analíticos y efectos terapéuticos. Así como Delgado explica en La subversión freudiana y sus consecuencias, los efectos terapéuticos hacen referencia a un alivio del padecimiento del cuerpo o del pensamiento, por lo cual los tratamientos tienen un período determinado. Es esto lo que se realiza en Pausa, se trabaja con la urgencia del paciente, caracterizada por su particularidad y subjetividad, que aparece en la vida del sujeto produciendo un antes y
un después, un quiebre en su homeostasis, por lo cual acude a dicha institución. Se trata de un tiempo preliminar al análisis, en donde se realiza un trabajo de apertura del inconsciente para sintomatizar al sujeto y que este pueda entrar en el dispositivo analítico. En consecuencia, una vez que finaliza dicho tratamiento se puede comenzar con un tratamiento psicoanalítico y, por lo tanto, obtener otro tipo de resultados. Estos son efectos analíticos e implican un cambio en la posición subjetiva del sujeto, ya que este se encuentra con su deseo y satisfacción pulsional. Así se modifica la relación del paciente con respecto a sus dichos, adquiere cierta responsabilidad y entra en juego la dimensión del deseo. Es en este dispositivo en donde se realiza el encuentro del paciente con el analista. Se establece una relación asimétrica en la cual el primero debe cumplir con la regla fundamental de asociación libre, es decir, apertura del inconsciente; mientras que el analista debe cumplir con la regla de la atención flotante y de la abstinencia a la sugestión, el cierre de su inconsciente. Es decir, el analista debe escuchar y no hacer caso de si se fija en algo, como lo explica Freud en Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico. A partir de los principios que Freud establece en los textos técnicos, fui capaz de ubicar la importancia que tiene la regla de la abstinencia. Este cierre del inconsciente por parte del analista implica que el mismo se ubique en un lugar inhumano, porque no escucha desde sus propias satisfacciones, deseos, juicios o convicciones. Por el contrario, debe despojarse de todo aquello mediante su propio análisis para permitir que haya transferencia, y por lo tanto se produzcan los efectos buscados. Esto le permitirá figurarse como un representante psíquico más en la cadena de representantes del paciente, y así este podrá realizar la transferencia, que es imprescindible para que haya psicoanálisis. Y es a partir de la experiencia de las entrevistas de admisión que pude comprender la dimensión que tiene este concepto y lo difícil que también es cumplir con esta regla. Es una regla ética, lo cual no significa que se busque el bien del paciente, dado que no existe un bien universal, sino un bien decir. Esto se entiende a partir de la comparación que Freud realiza respecto del trabajo del cirujano y el analista; en cierto punto son similares ya que hay una frialdad de sentimientos, no se ponen en juego las subjetividades acerca de lo que el analista considera que es mejor para el paciente, sino que debe abstenerse a cualquier tipo de especulación y/o sugestión para limitarse a escuchar libremente, con una atención flotante y la abstinencia ética. En suma, se requiere que la formación del analista, el trabajo de supervisión y su propio análisis para que realmente sea un tratamiento psicoanalítico eficaz.
Tal como expliqué al principio del informe, las pasantías me permitieron profundizar los conocimientos que trabajamos en la cursada, conectarlos con la clínica orientada al Psicoanálisis y tener una perspectiva distinta, más cercana y conectada con la experiencia práctica para comprender una parte de la lógica particular que este propone.
Bibliografía Freud, S.: Sobre la iniciación del tratamiento psicoanalítico, en Freud, S.: Obras completas. Tomo XII. Buenos Aires: Amorrortu, 1912. Freud, S.: Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico, en Freud, S.: Obras completas. Tomo XII. Buenos Aires: Amorrortu, 1912. Freud, S.: 16 a Conferencia. Psicoanálisis y Psiquiatría, en Freud, S.: Obras completas. Tomo XVI. Buenos Aires: Amorrortu, 1916. Delgado, O.: Efectos terapéuticos, efectos analíticos. Un debate ético., en Delgado, O.: La subversión freudiana y sus consecuencias. Buenos Aires: JVE Ediciones, 2005.