sumido en levantar vapor 6uml<10 por agua en litros agua cn Utr~ conductos Gravedad es- Peso pado por uua tar vapor. levantar vapor.

Transcripción

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3 FECBA de la experiencia. I -.. i Resultados de las experiencias comparativas de carbones verificadas el año de 1871 en el arsenal dt la Ca1'J'aca. : Carbón con- I I I I cantidad de I I Tiempo Inver- Carbón consumido en Carbón con- Canl-ldad de Estado de los.espacio ocutldo eu levan- NOMBRE sumido en levantar vapor 6uml<10 por agua en litros agua cn Utr~ conductos Gravedad es- Peso pado por uua tar vapor. levantar vapor. T or metro Peso de carbón hora y metro Cenizas. Escoria común. Pizarra. tomada Ii loo' tomada Ii 100' de humo al fin tonelada Fuerza de la mtns. cuaurado de cuadrado de vaporizada peclfica. del hectolitro. superficie Euperflcle por un kuogravaporizada po de la como combusd. "... l6n rn1 r conlumldo Me,. Dta. Horal mtns. Kllogram{J8. de parrlllas. por hora. de parrillas. mo de carbón. hora. experiencia. tibie. latlva Abril La Terrible, n.' ,18 94,98 9,22 831,24 1,219 '12 50 I 19 1dem tdem... 1,10 83,84 88,25 92,69 f17,57 11,43 1,25 0,66 8,03 151,31 1,283 '72 ó3. I Idem Idem... 8,60. 1,271 I I --- I prom<ldtu.. 1 1,10 83,S. 88,25 91,43 96,25 11,43 1,26 0,66 8, ,Z ,218 '72 1,388 51,6 I I I 14 La Terrible, n. los... 93,84. 98,78 9,17 857, ldem ídem... 1, , ,66 0,84 0,57 8, Idem ídem... n " 8,64 617, I Promedio... 1, ,84 96,~ 100,23 10,66 0,81 0,51 8, ,59 l.' 1,2":9 70 1,428 '1,5 13 " I Cabeza de Vaca... 0, ,42 107,81 8,14 833,91 1,322 71, ldem ídem ,40 ~ ,18 132,82 8,M 2,14 7,Z7 ~,36 1,488, Idem ídem... 0,58 81,42 86,71 81,10 Só,:n 10 7,84 636,29 l,m 28 ldem ídem...'.... 8,25. Promedio... 0,49 SO,47 92,5'7 103,23 IOS,b1 9,02 2,14 1,87 1OS,e ; 3.' 1,879 71,75 1, La Reuuión... 1, ,32 52,87 55,65 18,94 8,17 6,44 340,58 1,497 '12 b7,5 Z7 ldem , ,48 62,26 65,54 18,84 P,Z7 6, '12, I'nmedlo.... " 1, ,89 67,66 60,59 18, ,63 383,01 i 2. 1,497 72,25 1,384 67,75 " 29 Lo TerriLle y Cab!'za de Vaca ,21 72, n 22 Cardlff.... 1,24 94,76 99,7' ,48 11,34 (',87 0,66 6,f17 786,29 I 1,850 I 8,00 864,77 '12 ), I i I I 106,40 110,03 8,85 l,t3 1,50 7,51 '07,M I 1, , I 18 Newcastle... 0,46 N,óO 99,48 I I I. 11 I.. 1 I

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8 él (!arbóq éspaijol POR EL INTENDENTE DE MARINA JosÉ :J:G-N.A.O:J:C> PL.A. Obra aprobada por Real orden de 1Z de Febrero de ~vladrid TALLERES OEL MINISTEHIO OE MAIUN A 1904

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10 1L CAREaN sr AÑaL

11 Esta obra es propiedod del Hutor.

12 EL CAR BÓN ESP ~A. ÑOL POR JOSÉ IGNACIO PLA Intendente de Marina. ;\.ladrid TAI.LEHI ;S DI ;L '11l'>I"TEltlO DI ; ~1AlnN \ 1 ~ )( )-1

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14 AL EXCMO. SR. D. JOSB MARÍA DE BERÁNCER ilmipante de la tpmada, lenadop del _eino, Saballepo 'par. Gpuz de vapias ópdenes. /'_. _./1.. ji _ "/';A ' 71 j J L-UmQ t!i InItcrtU rq/uh 'f'u /lrrlj" a (..v. G. R(J' MttÍ rl!liitfu. CtJ1t la MM fantflttza, IíallfanttJ. COIt '1uim,/U"r lmaria, ty t!it~,, u.rmitanm C{) : '1ue la ~./!, tk!aralt 'JI/./!!tita - catoria It(J'MttÍ imjdratla /!It la pemtinenle erar 'luía 'lile o/u'nt!ltta I'It!'á naatfn, ni eh!tjtitj.::i ftj.::i /11/faid'o-::I trntt itj::i oficia!n 'JIU relútt!. fljjcf) d q( ~.) uá ItIIrtJ,jUlrt li./! (v. ~~ /!It s c:::> "?.). '2- ca..,\~

15 (i DEIlII ATI)\,I \ J..J' -,./' al/..j'_ fa!,jand.f 1'1'[('..1,/111' d/~!i'!i!/1111{r /'f!{j- i"t.l/}!o tlf'. / '..J' /1 {",.11.J' U;-11,1~'jI'Ii;- di' ul {J-ri)/lt.l../11'I'!/Ifí/tr{J-i'/J!L' f'1 f1':l1'!j.- '{' ~JiJ1i/'IJ.M d/ lit /fabl~ú ú,ú.1irúl, 1'11 to-d:u :11/;/.I/I7ÍJtl('Ú.J-;t/~1, Ij Jm~l tl/;/auf'.1;';:" if...f!l' / ú : mir,, I.. ' 1'.;1.;1.. ;1 m 1/ j/fuá!:;/.,/ul,/{j-ij.tlf., JI a 1:!(f!/~/I7{J-, J.{J- :JI/I/'IJ.- JiU!' 1'11 ( (J.-',/111',i t{j-b! 1cJ-~/l/V.IjI'dO:f {l/iill/' Iter, }, JÚflJl'.::.'llll/io :JI/lrmtl, tan 'l/ida;;'/; {'(JI/lO u f{j-/i.::;r d/,. 0)11/1/:1(1 ({) ll' t! t:/!:tlrló, /l }tllbnllld:j a.1/ 1(1b' m..{j-d/':!lo- o!/i.ll,,/11('!ú'1tf II /;~71 U k 0//1'('/:/";:" 1.1/1 all'/i!t" tlilt~f el.1f./11 /)[1l; }iltl.lj 1/ ;/.1', c-), 1 f~'. m. di [. L' C' J'oc)é p~c ncu:zc [jij/~i.

16 PROLOGO Mi distinguido amigo, el Intendente de la Armada n. José Ignacio Pla, hoy an la reserva, en su incansable celo en pr(í de los intereses del paú.;, oa á la estampa un importantísimo estuoio sobre los carbones espa- 1101es, de gran tl'aseendencia para la riqueza napional, y en 81 que consideraciones de amistad nos comprometen él terciar con estas líneas, á pesar de l1lwstra incompfltencia, tan grande como es la buena voluntad de llamar la atención 0(' toooh, para que apren (lan do las lflccioneh dp tan gran maestro en matflrias e('onómicah, ('omo es el autor oe ekte libro. El earhón eh hoy el pan de las naeionee, y no hay razón pm'a qufl flstar Sfl alm'men m;lh por la introdueeión de trigos flxtt'anjp-

17 ros, que por la venida de millones de toneladas de hulla, que se llevan muchos millones de nuestra moneda, casi siempre en progresión creciente Y si nos faltan tierras de pan llevar y beneficiosas lluvias que den drla l una parte de nuestl o suelo, en cam hio, en la profnnda obra que comentamos, se ve que nos sobran cuencas mineras del mejor carbón, no sólo origen de gran riqueza, sino una esperanza para nuestra espansión en el mundo y un porvenir seguro para nuestra marina mercante. De su notable estudio se deduce que, entre los productores importantes, solamente los EstadoR Unidos nos ganan en precios del carhón á boca mina, y que la gran traba para un inmediato crecimiento es la carestía de las comunicaciones; siendo los rails en esta inrlm~tria, como en otras tantas, más que eauce de rlesarrollo y rle riqunza, un freno de hierl'o puesto á nuestra prosperidad; y en Lo que el Estado tiene el deber de poner un límite y el dorecho de hacerlo, puesto que para la construcción de nuestras vías férreas subvoncionó con tal generosidad, que en al-

18 I'HOLOGO 9 gunas bien pudiera haber sido bastante para la construcción en otras condiciones. Los Estados Unidos de América se presentan hoy á la competencia en materia de carbones, especialmente en toda la cuenca del Mediterráneo, puer los fletes desde sus puertos al mar latino, no varían gran cosa del que se paga derde los de Inglaterra; y es en ese mar donde podemos hallar nosotros un porvenir, puesto que hasta hoy somos en él la única nación productora de hulla en cantidad importante, con la ventaja de la situación para un mercado del que se hallan tan alejadas las naciones que hoy lo tienen acaparado. Según el Intendente Sr. Pla. los Estados Unidos producen la hulla 6,86 francos á la boca de la mina y España á 9,66, mientras que en Inglaterra cuesta 13,41 francos; diferencia que compensa la distancia de las minas americanas y espa.ñolas al punto de embarque, y en lo que de conseguirse el acarreo á igual precio que el americano, lo que sobre Her fáeil sería muy ventajoso para las COlllpañías de ferrocarriles que asegurarían un

19 j() tráfico enorme, nos hallaríamos en las mejores condiciones de competencia en toda la cnenca occidental del estrecho de Gibraltar. El carbón español fué aceptado por la Marina de guerra después de prolijos ensayos; pero el consumo interior es tan grande, y ah sorbe de tal modo toda la producción nacional, que á pesar de que las pruebas se hacen sin coste alguno para el productor, Ron contadas las minas que han acudido en busca de una declaración oficial que tanta ventaja tendría para el crédito de nuestra producción. Desgraciadamente, y como dice el competentísimo autor del libro, en su larga y honrosa carrera administrativa, son muchas las veces que ha visto declarar ne Hiertos los coneursos, ya por falta de licita (lores, ya por disparatadas exigencias de precio, como por desgracia ocurre con fre (~uencia, tratándose de contratos con el Estado, Riendo injustísima la queja de que la Marina acuda algunas veces al carbón extranjero, como claman los (lue no pueden nmlbmr sus oxageradas exigencias. El importante trahajo que (~OllHmtalllo~

20 11 demuestra de unlllodo indiscutible que, respecto ü calidad, el carbón español es tan bueno como el mejor del mundo; que los yacimientos son inagotables, y que sólo es cuestión de extracción y de llegar con precios de competencia á los puntos de embarque. Hoy por hoy regula el precio de nuestro carbón el coste de el de agena procedencia, puesto en nuestros puertos, incluso fletes y derechos, con una pequel'ía rehaja para sostener la ventaja, lo que indica que aun estamos muy lejos de estar en los verdaderos precios de un sohrante de producción que obligue ü buscar en su coste verdadero el aumento del consumo y la salida en la exportación, lo que expresa el autor en términos claros, lamentündose de <,el deseo de mayor lucro» como una de las causas retarda trices de llegar al apogeo que tan fácilmente podríamos conseguir. Con hondo sentido patriótico expresa (~l Sr. Pla su temor de que v('ngan eompañías extranjeras <Í llevarse nuestl'as riquezas mineras, <Í eam bio de unos miserables jornales; PU(~S nuestra legislaci(ín de minas tieneahior-

21 12 ta la puerta á cualquier advenedizo extranjero, que con sólo una denuncia puede quedar propietario de,una de las más importantes riquezas nacionales. Desconozco la legislación de otros países, pero si no tienen medios de defensa ante tan injusta invasión, deberíamos ponerla nosotros suficiente, efteaz )T enérgica, cuando se trata de una cosa en que se abre sin duda un nuevo horizonte al país. El Intendente de la Armada Sr. Pla, al vulgarizar esos estudios, presta un servicio más sobre los muchos que honran su larga carrera, desde que en la expedición de Méjico se hizo conocer y por sus especiales condiciones fué l)..ombrado administrador de la aduana de Veracruz, donde se reunieron to- I dos los Oónsules en corporación para manifestarles su agradecimiento, siendo tan noble su gestión que nuestro gobierno le premió con el ascenso por elección á Oontador de navío (le primera clase. Después de desempeñar multitud de destinos en las Antillas y en Espmla, entre ellos la de árbitro de varios mmntosde la campaña

22 PHÚLOI U del Pacífico, dos veces jefe de estudios de la Academia de Administración, Vocal de la junta para el reglamento de arsenales y para la unificación de la Contabilidad, Intendente del Departamento de Oádiz, y por último, el muy importante de Intendente general del Ministerio de Marina, donde aun se conserva envidiable recuerdo; y habiendo trabajado constantemente en la prensa profesional, dejó el servicio al cumplir la edad reglamen- taria, después de una incansable labor de toda la vida, á la que añade hoy un nuevo título como de quien simnpre ha tenido por lema,<todo por la patria». Madrid 25 de Octubre de VÍCTOR 0.\.OOXCA:-:;.

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24 Al~ LECTOR Heredé de mi buen padre la afición al trabajo y adquirí en los dilatados años de mi carrera profesional el cariño y entusiasmo por los problemas económicos, Llegado el momento en que el Estado por imperio de la ley me destinó it la, situación de reserva, que es como decir, al descanso continuado, po ra mí hasta hoy desconocido, no me serí<1 posible vivir en la ociosidad ú, la L[ue siempre tuye horror, y me dedico 11/01" ]i/'()jjlo con más frecuencia que lo hacía anteriormente, á emitit' por medio de la prensa peri(",rlica, Lo das aquellas ideas ([ue tienen conexión Gun la economía pública, por ser la que está más á mi alcance y por b l{ue siento predilección, Pero tratálldose de la riqueza que puede propor (,ionar :'t nuestro país, sus cuencas carboníferas, á las que i'-1in dnda, por lo mucho que me preocupó la cuestión de combustible para la Marina, durante mis servicios en ella, le cobró afecto, me pareció conveniente prei'-1entar reunidos mis cstudioi'-1 en este libro, apor-

25 u Al. LE' "'roh tanda así mi moderta cooperación, á los que procuran el engrandecimiento de la Patria, con el aumento de RU riqueza, en los manantiales de su producción, sin la cual no es posible ({UO surja la alternativa de España entre lar nacioneh prepotentes, como sucederá, si los que nacimos en este suelo así lo queremos. y no puede dudarse que tratándose de la vida del país, debe fig~lrar la explotación de la hulla como uno de los principales elementes de nuestra hacienda nacional. España debe prometerse ser una nación de las (Iue cuente gran número de minas de carbón, por' que las que ya se explotan y lar y:ue están en estudio anuncian un porvenir tan lisonjero, y:ue no cederá en abundancia á la (Iue hoy \-emos en algunos países que pretenden Her ricos en este producto. La hulla española es cada día más excelente y más copiosa. Por otra parte, el desarrollo que adquirió en este último y próximo siglo, no puede menos de admirarnor y obligarnor ti pemlar, como una circunstancia geológica que sur:je en un momento determinado, hace cambiar por completo la suerte de una nación. lllf-lignificante sería la influencia internacional de Inglaterra, si al inyento de lar máquinas de vapor no HiguieHo la necoridad del empleo de la hulla, b'1se de HU importancia económica, y por coilrignicnte ele RU preponderancia política. La Iberia no llegó ti Rospe(\hal' la riqueza do esto combustible (IUO atesoraha hasta (file se la hicieroll eonoclor SIlS pl'imel'os i lvasores. :-Jo era pues desco-

26 AL Li':CTUH 17 nocido en la antigüedad, pero en cambio se desconoeía su eficacia, y por consecuencia nadie se dedicó á estudiar el sistema de su empleo. Sólo los chinos la empleaban en la fabricación de su porcelana, á la cual se ler ve dedicados desde tiempo remoto ó inmemorial. No le dieron importancia los romanos apesar de (!ue la conocieron, como no podía menos, siendo en su época declarados como los más entenelielor mineros. La usaron los griegos algo más en sus fundiciones, pero estimándola siempre, al parecer, como un artículo de escaso valor; y por último, nos causa hoy singular estrañeza y admiración considerar que en la Edad Media se tenía tal horror á la hulla, que ~u uso puede decirse que estaba proscripto, llegando despuér, en tiempo de Enrique JI de Prancia,.fallecido en 1559, á conminar con varias penas entre ellas lar de prisión, á los que conociendo su valor industrial f'le atrevían á hacer uso ele ella. Ya ;\ mediado del siglo XVII y en el siglo XVIII se empleó este combustible sin r.3paro alguno por todos los que aquilataron su utilidad y economía, siendo en España los precavidos asturianos, como diremos más adelante, IOR primeros que comprendieron la futura importancia de este género y los raudale~ de riqueza que había de reportar á su país, irradiando en el fomento de todas las indllstrias. Vino después, como d~iam()s dicho, el dm:;cuijrimiento y empleo de lar máquinah de vapor y el valor de la hulla tomó el fa ImlnRo increment.o que todos presenciamor como vel'-

27 IN.\ L u :, T()l: cladero prodigio, hast:1. el punto que en los Estados Unidos, que en 18;)0 produjerollsolamente 7 millones de toneladas, en 1901 a"lcendió á 267; Y la nación británica, en las mismas dos épocas, produjo respecti "amente, 6G y '225 milloner. De aquí nació el general anhelo ele poreerla como yehiculo ele prosperidad y hoy encanta y re.;ocqa al "isitar las comarcas hulleras y los grandes centros de la industria, contemplar ere movimiento incerante y ('se humo que se eleva á los espacios, como heraldo de la era expléndida de civilizacir)n y del progrero de España, sostenido por innumerabler y laboriosor obreros que empiezan á disfrutar de un bienestar á (lue son tan acreedores, reflejado principalmente en su creada familia, objeto de sus afanes. No se si me "oy separando, movido por Rentimiento del ánimo, de lo que me propuse decir, pero terminaré exponiendo, (fue el objeto de erte libro es tratar principalmente del brillante porvenir que le espera. al carbón español, Ri el Gobierno ({uiere ocuparse de este interesante asunto; y al público le ofrejlco mi trabajo, ercrito con un deseo que supera en mucho á su escaso mérito.

28 OBRAS CONSULTADAS.\unqne en la obra se consignan las fuentes de rlonde!'le han tomado algunos datos de IOH que conhtan en ella, se relacionará aquí las obras consultadas como muestra de consideración á sus autores, y por!'ii inadvertidamente deja de indicarse alguna cita. E.~dí.'itil'év,; nú1le ';v; de E~pal1a, publicadas por la Dirección general de Agricultura, Industria y Comel'cio. Jlem( üt.~ (1 nrol'/lwcúj!le.~ d plolfuítita~ y cun.~/(. 'iti'('.~, puhlicadas por el Ministerio ele Estado, y suscritah por fnnciollarioh dependienteh del mirmo, residentcr cn el extranjero. nccon()('iminnto!f ( 011.~C/,/:H( i( 1I de /n;úl'/' ales (j1/.e.-;e mnpll'ml en li! Jlal'ina, por el Contador de navío D. Salvarlor Hamirez y Sánchez Bueno. r:nmclel'í."lica.<; lii..wale;;, publicadar por el Contralmirante D. Antonio Terry y HiyaR. P/,/{!/lIltYIIL, Lpr/i."l;ditíll el ;u/./lúni.<;i/'; firíll de la J/; l' im'.

29 ;W OBR!\.S ('()~"UJ.TAll!\.S Elrrnentm; del IIw/'('aJo l/aval, por D. Jo~é de Pato y Heyef'itido, Contador de n<lvío de primera clase. D dililwl/.~o/;i (! (',) J'lJ()1I e~ e.sjjaiiole,~, del hoy General ele IngenieroR de la Armada, D. Benito de Alzola. na lel'íii Iliof//'iÍfica, por el Vicealmirante D. Francisco de Paula Pavía Leui.~hcir n oficiill. P /'(01/:-:11 de toda.~ cla.~e.~, nicciollal'io, de D. Balbino Cortéf'i. A.jJunte.~ adquirido,..; en la pl'áctica j)/'ofe,siollal Je{ alltol'.

30 CAPÍTULO 1 La exporiülon de carbones españoler "eriticada últimamente en Barcelona, primera población comercial é industrial de España, trae á mi memoria cuanto tenemor e8crito ohcial y particularmente 80bre la conveniencia de que, de este combustible, Re haga HRO en tod08 los centros fabriler del reino, en los al' - Renales del Estado, en 10R buquer mercantes y ele guerra, y donde Rea necesario para la industria; dejando de una vez para siempre de ser tributarios de las minas britániear, cuando 8e trate de commmir este género, ERta expmüción se verihcó por iniciativa de aquella Diputaciún provincial, haciendo!'mya una proposición prerentada por el miembro de la mi8ma don Andrés de Sard, encaminada ti. este objeto, uniendo Reguramente á SUR ideales, los deseos de la provincia interpretador por el peri{,dico ;;l l '; )mjn n ;1('':01/8 1,.

31 EXPOSICIÓN DE CAItBÚl\ E!>I'.~~OL que en varios de sus números del año anterior venía ocupándose de este importante asunto, tratado también por el Fomento del trabajo nacional, llevado, según aquél mismo decía, del patriótico anhelo de impulsar la explotación de nuestras cuencas carboníferas, dando facilidades para celebrar públicas conferencias y cuanto fuese conducente para que los capitales inactivos se decidiesen á buscar empleo en tan lucrativo negocio. Tal propósito, por ser acogido patrióticamente por aquella celosa Diputación, se hizo ésta digna del aplauso más entusiasta, lamentando tener que consignar aquí, que en nuestro concepto, no fué tan secundado por el Gobierno como debiera serlo, pero creemos firmemente que ha de producir útiles enseñanzas y resultados altamente benefioiosos para el país, debidos á la misma corporaoión, pues oon sus propios recursos supo dominar.todas las dificultades que se presentan en estos oasos, sin que haya reoibido ajenos auxilios, lo oual redunda en elogio de la misma. Esta exposioión, oomo todas las análogas donde se patentizan las inioiativas y energías de la industria. española, exige una detenida atención del Gobierno para fomentar su progreso, recompensando los esfuerzos de los que oonourrieron á este campo de gloria industrial, ante la publioidad y oompetenoia de los mantenedores del genio meroantil. No se me oculta que al oumplimiento de mi deseo

32 ~~ tropil\za. con contrariedades difíciles de vencer' porque difícil y en alto grado, hablando de uno de e8tn~ obstáculos, es destruir lo!'! errores ó preocupaciones que!'!e aclimatan en un país, y más si en cierto modo e~tor errores lar alimentan tamhién los gobiernos, como alguna yez sucedió en el nuestro, Yíctima. de e!'!tas creencias erróneas, aunque no L'n la e~ca1a que se padecía hace veinte años, es el me'l'cado de estos carbones espaüoles que nos ocupan en e!'!te momento, por la obstinación tan generalizada ele que no pueden tener la misma aplicación que lar bueno~ de Inglaterra, Riendo lo lamentable que erte error halle albergue como dejamor dicho en los mismos centro~ oliciajek. de cuyo aserto somo!'! testig:os ele mayor exeepción, tratándose del que se consume en la ~Iarina de guerra. No hay para que traer ayuí dato!'! estadi!'!ticor que ya consignaré más adelante para convencer elel inmenso número de toneladas que ln,daterra importa por los puertos de Barcelona, Bilbao, Coruña, Ferrol, Málaga, Cádiz, Cartagena y otros de consideración mercant.il, cuya importación hoy en totalidad podía ser reemplazada por las minas ele nuertro país. y al llegar aquí, no nos creernos elispensadoh de hacer constar que, Hirl embargo, de cuanto decimos y ele la ehcaha protección oficial, no Riempre las empt'esah de esk género acuden en demanda de consumo ni ofrecen ffinestr'as en concur!'!o anunciaelo JlOI' parte del 110hipI'no, porque!'!el!'ún ellas, siempre tro-

33 "14 EXI'OSI('IÚK HE C.\RBÓ:\ E:SPA:\OL piezan con ese error y preocupación que embarga el. todo el país; y seguiremos culpando al Gobierno de b. ercasa protección é iniciativa nacional. Nos parece conveniente antes de seguíl' razonando Robre asunto tan importante, dejar consignado en hreve capítulo lo que sucedió en Francia al ocupar~e su go~)ierno de sus cuencas hulleras, cuando allí reinaban las mismas ideas; ~iemplo que debemos tenm' en cuenta, no sólo por nuestra propensión al estudio, sino también por lo que ocurría en aquel país en époclí anterior, y lo que sucede actualmente, después ele haber desechado aquella ofuscación del ánimo originada por el error que tlueremos combatir En el transcurso de este trabajo ya manifestaremos el resultado que ofreció la exposición de Barcelona, con la noticia de las calificaciones dadas por el Jurado general de la misma respecto á los carbones minerales que acudieron á dicho campo, resultado que debe animar á que se acuerde otra exposición en la misma plaza mercantil ó en otra que se crea de oportunidad, pues el acto verificado debe considerane como una manifestación del caudal hullero con que contamos, por más que no haya estado representach toda la riqueza que ya se explota en nuertro suelo. ~\hora diremos lo sucedido en Francia.

34 CAPíTULO 11 El earbón frane"!ii En época no mny remota, padecía Francia la misma obstinación que nos embarga respecto á la importación del carbón inglé!'l, único que allí se consideraba servible. Aquel gobierno, preocupado de asunto tan importante, comisionó al ingeniero Mon.;:;ieur Burat para informar Robre este artículo de su país, y he aquí lo que después de detenido estudio técni~o y práctico dijo en una parte de su informe rp Iativo á este comburtible. "El servicio de la flota se ha hecho en los dos últimos añor con carbones franceses, con toda la seguridad y celeridad apetecibles, y en vista de este resultado, no puede menos de preguntarse:,por qué causa de error se ha Aostenido por tanto tiempo en nuestros puertor el monopolio de los carbones ingleses? _ Es bien na.tural que los constructorea ingleses, que fueron l1l1eatros primeror proveedore"l, nos hayan im-

35 portado sus ideas, sus hábitos y aun sus preocupacione);. Según ellos, no había en el mercado más que dos clases de carbón para la Marina de vapor: el de Cardiff y el de Newcastle. Estas preferencias se establecieron en nuertros puertos de manera que, á excepción de los de Cardiff y NewcaRtle, apenas se admitían lar carbones propios para los servicios marítimos. Era talla oonvicción sobre este punto, que la :\Iarina mercante, eloonsumo indw"itrial de lar puertos y los pueblos limítrofes, cstaban atacados de lo que podemos llamar la monomanía de los carboner inglerer (1).)) Si los anteriores renglones expresan lo lfue en Francia :-lucedió, bien puede aplicarse á España haciendo nuestro lo tan aoertadamente manifestado por dioho ingeniero, y oon ello, quedan oonsignadas las causas que indudablemente influyeron para que los carbones españoles no se hallen oolooados en el rango de importancia mercantill' industrial que HUR clases merecen, no Rólo en los mercados espailoles, sino en los extranjeros; bien podemos decirlo. Prancia, el paí!"l de las iniciativas, dió entonces un gran paso en favor de esta riqueza sin imitarla n08- otror, pues aul1liue también adelantamos en este sentido, no es más que lentamente como vamoh venciendo el camino que podemos llamar de obstáculos. (l) Copiado de un excelente informe sobre carbones españoles suscrito hace años por el ilustrado ingeniero de la Armada O. Benito de Alzola, hoy Heneral del Cuerpo, del cual tendremos ocasión de hablar. (Apéndice núm 1).

36 Porque hay (Iue adyertir <Iue IOR carbones de Feancia no ofreeen la Ruperior calidad que el nuestro; y por esto, apesar de SUR anhelor de hacerse independiente en erte conrumo, tienen que someterse al sirtema de agregar algún carbón extranjero al de su produceión nacional, menos cuando pueden usar sus briquetter, lo cual no nos Rucede á norotros, que podemos emplear sólo 10R de nuestra producción con los m~jores resultador, y por consiguiente pueden ser exportador con ventajas á otror paiser; y por que el carbón francés no puede igualarre al nuestro ni en calidad ni en cantidad, aciuella nación, que en la práctica es ardientemente proteccionista, se ye precisada i adquirirlo del extranjero, principalmente inglés, norteamericano, y hoy también de Alemania, pues no cuenta már que con lar dolo! terceras partes del carbón necesario para su industcia, lo!in embargo de que también exporta como otras naciones, en perjuicio ele la hulla británica. :\0 estando reglamentado, (Iue nosotros sepamos, In. proporción (le la agregación del carbón extranjero al de Francia result:-t naturalmente, variable la cantidad que He mezcla, no atribuyendo nosotros erta faha :í olvido, y sí más bien á consideraciones que obedecen al rendimiento momentáneo (le lar minas nacionales, si otrah CaUHal-l no influyen tambien en no ertar reglamentada dicha proporción. Como acabamor de Jecir, Francia ad<.{uiere en la actualidad carboner ele IOH ERtadoK 1 rnidor de Amé-

37 21:1 EL CARBÓN FRANCÉS rica, de Ingla.terra, y desde época reciente empieza en mayor escala á importar el carbón de Westfalia, particularmente en el Norte; pero bajo la condición impuesta por los comerciantes del Havre, de que los precios han de ser menores que 108 de los carbones mejores de Inglaterra. Alemania como los Estados Unidos, hace competencia al carbóll británico, hasta el punto que sociedades que hasta ahora venían consumiendo éste, ahora lo contratan alemán, siquiera sea bajo el concepto de ensayo, al cua] se someten sin dificultad los importadores. Lo que no adquieren del extranjero son los aglomerados, que fabrican con carbón medio oraso puro labrado y escogido ent! e ]os que dan más calorias y amalgamado oon, de un 8 á un 10 por 100 de brea. Francia pues, rehabilitó las clases de sus carbones, y si poseyese nuestras cuencas en calidad y cantidad, ya haría tiempo que hubiese realizado una revolución en los mercados en favor de su artículo. No son en Francia desconocidos nuestros carbones. Según el informe del Sr. Alzola, citado en este capítulo, en la época que lo escribió ya recibían hulla de La Terrible y de Cabeza de Vaca para mezclarlo con los suyos, dando resultados stlperiores á la mezcla 'del Cardiff y Newcastle, que ya entonces se les reconocía de alguna semejanza con ellos; aunque hoy, por efecto sin duda de haberse profundizado sus traba:jos, se les considera de calidad superior.

38 CAPITULO III '-rofee.. ión ni earbón 4"spañol Como acaban de ver nuestros lectores, Francia, tratándose de su riqueza hullera, supo desterrar la preocupación alimentada respecto á los carbones ingleses, y hoy sólo hace uso de ellos ó de otros países cuando las circunstancias lo exigen en interés del :-;ervicio. La protección de su gobierno dió este resultado, y tanto aumentú su producción, que siendo en 1850 de 4 milloner de toneladar, en J 901 lo fué de 31; aunque así no llega para el conrumo de su industria E:-;to mismo podemos decir, en cuanto al Ristema proteccionista refiriéndonos á los Estados Unidos de Am('rica, que usan en todos 10R caror el carbón de :-;u:-; cuencas; pero esta república nos da la norma de lo que allí influyen tales principios. En ella, si por algún funcionario ú centro Re propone la adquisición por cuenta elel Eqtado de UI1 gé-

39 nero extranjero, aunque no es muy aficionada á los expedientes, para este caso abre uno, con toda s() lel11nirlad, establece :1 modo de juicio contradictorio unas formalidajes y unas exigenciac; de averiguación (flle demuestran la importancia que concede á asuntos económicos ele esta clase; no se economizan datos ni (lictámenes que se consideren oportunos; y únicamente, cuando de la información resulta que el artículo es imprescindible y no lo hay en el país, ó el que tienen es muy malo ó muy caro, entonces es cuando se autoriza la compra. Sólo usan pues Sl1 carbón, aunque mucho no es de superior calidad, pero con él hacen grandes ejercicios y con él se baten cuando es necesario. Si en Espaüa observásemos igual procedimiento, no sucedería el caso siguiente. Pidió un centro oficial á la casa francesa de los Sres. Breguet, determinados artículos, y esta casa contestó que otra española, domieiliada en Madrid (que los fabricaba), los remitiría por cuenta de aquélla. Así sucedió y se pagó franco por peseta. Si se hubiese acudido ú nuestra indurtria, el pago se hubiese hecho en la moneda patria: es decir no hubiésemos pagado el cambio. Otro (lato debemos aportar y lo haremos más adelante, para procurar ir convenciendo de la necesidad de desterrar lapreocupación (In e aun subsiste respecto al carbón ingll>s, haciendo comprender á los centros oficiales y á otros que no lo son, que no es dicho artículo el único que puede emplearse para el servicio de

40 IlUe:'ltra marina, en espel'ialla ele guerra: la mercante ya lo usa mucho. Para la generalidad, tratándose del inglés, no E:i:l necesario, ni la discusión ni el reconocimiento, y ~ólo hacen éste aquéllos liue RU deber se ]0 dicta; pero frecuentemente van ya con el convencimiento favorable por ser británico. Todos sabemos también que este tiene en el n"!ercado distintas cotizaciones, pero acaso algunos ignoren qué mina existe, al decir de las gentes del oficio, que se gana un doble interés, cubriendo con su pabellón el carbón de la contigua, cotizada en bolsa la primera, con un precio menor que el del que consta en el certificado de origen, no siendo aquella de los declarador admisibles en la marina del Estado, sin <fue en m.lchos casos sea posible evitar este fingimiento. Para e:'lto ya Rabemos que está la comisión de reconocimiento, pero no siempre es dable la averiguación del fraude, por lo liue influye el certificado de orígen aun en el ánimo del oficial maquinista, que eh factor tan importante en erte acto, apesar del celo IIue esta clase tiene probado y su afecto á ]a riqueza del país, que desde luego le reconocemos sin la menor vacilaciún, puesto que nor consta todo lo manifehtado. Como demostración de ertar circunstancias que acabamos de rereñar, expündremos un caro, al que alndimoh anteriormente, ocurrido con el carbón de