Sartre, los intelectuales europeos y el sionismo

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1 Sartre, los intelectuales europeos y el sionismo Joseph Massad The Electronic Intifada 31 enero 2003 Traducción: Nadia Silhi Chahin para Hoja de Ruta Qué de la naturaleza del sionismo, de su racismo y sus políticas coloniales, sigue escapándose del entendimiento de muchos intelectuales europeos de izquierda? Por qué el pueblo palestino ha recibido tan poca simpatía de prominentes intelectuales de izquierda como Jean Paul Sartre y Michel Foucault o solo simpatía contingente de otros como Jacques Derrida, Pierre Bourdieu, Etienne Balibar, y Slavoj Zizek? Sobre el punto, Edward Said escribió alguna vez sobre sus encuentros con Sartre y Foucault (quienes eran anti palestinos) y con Gilles Deleuze (quien era anti sionista). Los compromisos intelectuales y políticos de Sartre con el sionismo observados por Said, permanecen emblemáticos ante el comportamiento de los intelectuales europeos de izquierda y liberales, hoy. Mientras varios de estos intelectuales han condenado públicamente el racismo y la supremacía blanca, se han opuesto al nazismo y al Apartheid en Suráfrica, y parecen oponerse al colonialismo antiguo y nuevo, muchos de ellos hacen parte del legado de Sartre, negándose a ver un cambio en el status de los judíos europeos, quienes hasta hoy están representados solo como sobrevivientes del Holocausto en Europa. El status del judío europeo como colonizador que ha usado la violencia racista colonial durante el último siglo en contra del pueblo palestino, es un status que se niegan a reconocer y que resisten con vehemencia. Aunque algunos de estos intelectuales claramente han reconocido la 1

2 violencia de los israelíes judíos y la ocupación de Gaza y Cisjordania, siguen sosteniendo la imagen prístina de un Estado judío formado por sobrevivientes del holocausto más que por colonos armados. En una entrevista con la Revue d etudes palestiniennes en el año 2000, Pierre Bourdieu sostuvo: Siempre dudé sobre tomar postura públicamente porque no me sentía suficientemente competente para ofrecer aclaraciones sobre ello. Lo que es indubitado, la más difícil y trágica pregunta de nuestros tiempos es cómo elegir entre las víctimas de la violencia racista por excelencia y las víctimas de estas víctimas? De acuerdo a esto, si Bordieu se refería al holocausto, eso significa que fue víctima de la propaganda sionista. No importa cuánto el sionismo lo resucite y lo enarbole como excusa para su violencia racista en contra de los palestinos, el holocausto no justifica la naturaleza racista de Israel. Si Bordieu aceptaba esto, entonces el dilema consistente en elegir entre Israel y sus víctimas estaría ya resuelto. Tomemos a Jacques Derrida como otro ejemplo, quien en su exposición en Jerusalén ocupada en 1986, manifestó su posición de la siguiente manera: quiero expresar mi solidaridad con todos aquellos, en esta tierra, que luchan por terminar la violencia, condenar los crímenes del terrorismo y de la represión tanto policial como militar, así como con aquellos que luchan por la retirada de las tropas israelíes de los territorios ocupados y por el reconocimiento del derecho de los palestinos a elegir a sus propios representantes para las negociaciones, ahora más indispensables que nunca. Derrida, de todas maneras, sintió necesario hacer presente que la existencia del Estado de Israel debía ser reconocida por todos de ahora en adelante. 2

3 A pesar de la oposición de Derrida a la supremacía blanca en la Suráfrica a mediados de los 80, él cree que Israel, un Estado judío racista, debe ser reconocido por todos. El rechazo de Derrida a ver que el colonialismo y el racismo israelí operan con la misma fuerza aunque con diferentes medios, al interior del Estado judío así como en los territorios ocupados, es una manifestación de su apego emocional a este Israel, que Derrida declara abiertamente como el motivo de su declaración: como es evidente por mi presencia aquí, esta declaración está inspirada no solo por mi preocupación por la justicia y por mi amistad hacia israelíes y palestinos. Es una expresión de respeto por cierta imagen de Israel y una expresión de esperanza en su futuro. Claramente, Derrida está vinculado a cierta imagen de Israel que es profanada por algunas de sus acciones, como la ocupación. En eso difícilmente disiente de los sionistas liberales a quienes nunca les importó la masacre y opresión de los palestinos bajo los gobiernos laboristas, pero estaban escandalizados cuando el Likud siguió un camino similar al invadir Israel el Líbano. Más tarde, en una entrevista que Derrida dio al periódico Al- Hayat en marzo del año 2000, cuando visitaba Egipto para dar una serie de conferencias, reafirmó su oposición a la ocupación israelí y su apoyo a la resistencia palestina en contra de ésta. De todos modos, añadió una advertencia no estoy del lado de las tendencias anti judías. Derrida jamás explicó qué vinculación veía entre la resistencia palestina a la violencia racista y las tendencias anti judías. La postura de Derrida en Israel, así como la de Bordieu, no es única en lo absoluto. El intelectual francés de izquierda Etienne Balibar recientemente envió una declaración a muchos de sus colegas justificando su visita a Israel para dar conferencias allí. Balibar, quien 3

4 debate los méritos y no del boicot académico a Israel que algunos de los académicos e instituciones francesas están adoptando, cae en el lado del anti boicot sin siquiera decirlo. Aunque dice apoyar el boicot, su visita y sus conferencias en Israel echan por tierra esa afirmación. Al justificarse, Balibar alega que su posición no es una contradicción sino una dificultad. Por una parte, no quiere aislar a aquellos académicos israelíes que se oponen a la ocupación de su gobierno, quienes justifican su visita a Israel; por la otra parte, admite que estos israelíes son muy pocos. Balibar no explica cómo dar conferencias en Israel ha ayudado a estos pocos israelíes a romper su aislamiento ni cómo su visita simplemente aumenta la legitimidad de Israel al ser visitado por prominentes intelectuales a nivel mundial quienes incluso lo critican estando allí (esto confirma la propaganda israelí, que publicita su imagen como la única democracia en Medio Oriente ). Aunque en su justificación Balibar nota el hecho de que Israel es un Estado judío racista, su oposición es solo a la ocupación de Gaza y Cisjordania. Balibar parece creer que por encontrarse con o incluir a académicos e instituciones académicas palestinas como parte de su audiencia, su visita estaría justificada. Balibar ciertamente no ignora la naturaleza de Israel y de sus políticas racistas. Sin embargo, no lo comparó con el Apartheid surafricano, por ejemplo. Habría él de todas maneras visitado el Apartheid en Suráfrica a mediados de los 80 y llamado a una retirada de las tropas sudafricanas de Angola y Namibia y pedido reunirse con académicos de Namibia mientras callaba sobre el racismo surafricano? Qué tipo de ética usa en esta justificación? Uno se pregunta si Balibar vería esto como una contradicción o como una dificultad. 4

5 En su reciente obra, Welcome to the Desert of the Real, el afamado intelectual socialista eslovenio, Slavoj Zizek, aborda la cuestión palestina de manera más original. Lo que más le preocupa no es el racismo fundacional del sionismo y su obra concreta, el Estado racista de Israel, o el contenido racista de los textos de enseñanza de las escuelas israelíes judías, o las representaciones racistas de los palestinos en los medios israelíes judíos, o las declaraciones racistas de los líderes israelíes judíos de derecha y de izquierda, o la supremacía de los derechos y privilegios judíos que guían al sionismo y a las leyes y políticas de Israel, todo lo que parece poco preocuparle. Lo que sí parece preocuparlo es el anti semitismo árabe el cual no debe ser tolerado. Zizek hace propaganda de inspiración sionista que no se sustenta en la realidad diciendo que Hitler es considerado un héroe en la mayoría de los países árabes o que Los Ancianos de los Protocolos de Sion y otros mitos anti semitas tienen fundamento en los textos árabes para la escuela primaria. Mientras él parece notar que las políticas discriminatorias en contra de los palestinos ciudadanos de Israel y el terror diario respecto de los palestinos en Gaza y Cisjordania, el conflicto, para Zizek, sería la competencia entre nacionalismos y puede ser resuelto por posible intervención de la OTAN. No es el colonialismo de los judíos sionistas y su compromiso europeo con la supremacía blanca aquello frente a lo cual los árabes reaccionan y resisten; por el contrario, es el rechazo del Islam a la modernidad del judaísmo cosmopolita lo que caracteriza a este conflicto. El que Israel represente el principio de la tolerancia liberal occidental se ve atenuado en su ensayo al notar el rol neocolonial de Israel, pero ello ciertamente no obstó a que Zizek visitara el Estado racista hace una semana dictando cuatro conferencias, en las que, según el Ha aretz, jamás mencionó a los palestinos o el terror o racismo israelíes. Éste es el legado de Jean Paul Sartre en los intelectuales europeos de izquierda. 5

6 Si Sartre falló a la hora de ver cómo es que los judíos europeos que dejaron Europa como refugiados del holocausto llegaron a Palestina como colonos armados, el acercamiento de Zizek es más insidioso. Mientras él insiste en que el holocausto no está conectado con el conflicto palestino-israelí, ve a los colonos judíos como refugiados del holocausto, posibles víctimas del llamado anti semitismo árabe. En ello recae su obsesión por oponerse al presunto anti semitismo del que estos judíos serían víctimas de quienes resisten su violencia racista. El propio anti semitismo de Zizek se manifiesta al reducir el judaísmo a la noción antisemita de noción judeo cristiana, que identifica a los judíos como cosmopolitas. Al establecer el status de los judíos europeos como sobrevivientes del holocausto, estos intelectuales europeos fallan y no ven que el colonialismo sionista empezó medio siglo antes del holocausto y que los colonos judíos eran parte de los escuadrones de la muerte ingleses que asesinaron a los revolucionarios palestinos entre 1936 y 1939, mientras Hitler hacía lo propio (kristallnacht) con los judíos alemanes. El proyecto sionista anti semita destruye la cultura y los idiomas judíos de la diáspora para reemplazarlos por un hebreo inventado que ninguno de ellos hablaba y el interés de sacarlos de Europa y transportarlos a Asia, donde ninguno de ellos vivía. Esto jamás es examinado por estos intelectuales. Ninguno de ellos examina la relación ideológica y práctica entre el sionismo y el anti semitismo desde los comienzos del movimiento. Zizek parece entender lo suficiente como para, en otro ensayo, notar que los judíos sionistas están aplicando nociones anti semitas para describir a los palestinos. Su conclusión de todas maneras no es que los sionistas siempre han predicado antisemitismo en su alianza entre los antisemitas imperialistas y el sionismo, sino que percibe la alianza entre 6

7 el sionismo y el antisemitismo como el precio a pagar para el establecimiento del Estado judío. Cuando estos intelectuales europeos se preocupan del antisemitismo que daña a los colonos israelíes, están ciegos frente al principal logro de Israel: la transformación de lo judío en lo anti semita y de lo palestino en lo judío. A menos que se opongan a las bases racistas del Estado judío, su apoyo a los palestinos siempre sonará hueco. Como el fallecido Gilles Deleuze alguna vez sostuvo, el clamor de los sionistas para justificar su violencia racista siempre ha sido no somos un pueblo como cualquier otro, mientras que para los palestinos el clamor de la resistencia siempre ha sido somos un pueblo como todos los demás. Los intelectuales europeos deben elegir a cuál de los dos prestar atención cuando aborden la cuestión palestina. El autor es profesor de ciencia política en la Universidad de Columbia, EEUU. Este artículo primero apareció en Al-Ahram Weekly. Es reproducido por EI con autorización de su autor. 7