América Latina y el Caribe en el contexto de la recesión estadounidense y la crisis global de alimentos

Transcripción

1 América Latina y el Caribe en el contexto de la recesión estadounidense y la crisis global de alimentos Discurso en el Desayuno organizado por SEGIB Buenos días Es un gran honor estar aquí con ustedes el día de hoy. Quisiera agradecerle a Enrique Iglesias por haberlos convocado para dialogar sobre América Latina y el Caribe en el contexto de un nuevo escenario regional y global. En particular, quisiera felicitar a Enrique, por su liderazgo en convertir a la SEGIB en un mecanismo vital de cooperación entre América Latina y el mundo ibérico. Pretendemos colaborar estrechamente en este esfuerzo y ya lo estamos haciendo en varias áreas. Hoy día quisiera comentarles cómo vemos la situación actual de la región de América Latina y el Caribe, sus avances y desafíos a corto y largo plazo. Al hablar de los desafíos, me detendré un poco para explicar con más detalle dos temas claves para la región: la crisis mundial en los precios de los alimentos y el efecto de la desaceleración de la economía estadounidense. En 2007, la región de América Latina y el Caribe registró su cuarto año consecutivo de crecimiento por sobre 5% la racha más saludable desde el decenio de Este crecimiento fue mucho mayor al de los países de la OCDE y superó levemente a los tigres del este asiático, aunque no así a China. Estas son las buenas noticias! El crecimiento registrado, es en parte el resultado de la puesta en práctica de sólidas políticas macroeconómicas por parte de los gobiernos en la región y el impulso generado por el precio récord de los productos básicos y la creciente demanda mundial. La productividad ha aumentado relativamente poco en promedio (con excepciones, como son Panamá y Perú) y refleja la incipiente capacidad de innovación y el relativo bajo nivel de capacitación de la fuerza laboral. Los gobiernos han sabido aprovechar las favorables circunstancias externas para reducir las debilidades macroeconómicas y financieras. La deuda pública se ha reducido considerablemente y las reservas monetarias equivalen en promedio a casi siete meses de importaciones. Se han fortalecido las posiciones en cuenta corriente y las entradas de divisas que las financian son cada vez más estables (especialmente, inversiones extranjeras directas y remesas). Durante 2007 las inversiones extranjeras directas superaron los cien mil millones de dólares. Los mercados financieros reconocen la mayor solidez de la posición económica y financiera de la región, con lo cual han reducido los márgenes por sobre el índice EMBI, que han llegado incluso a estar por debajo de los márgenes de los bonos de alto rendimiento de Estados Unidos. Sin embargo y hasta el momento, el crecimiento ha tenido un efecto limitado en la creación de empleos debido a los altos y permanentes niveles de informalidad (40% -casi el doble que en el este asiático y mucho más que en Europa y Asia central).

2 Las tasas de pobreza, el eterno talón de Aquiles de la región, han disminuido, pero sólo modestamente. Estas disminuciones se deben a la estabilidad del crecimiento económico de años recientes y al gasto público dirigido hacia los sectores más humildes, ejemplificado en los programas de transferencias en efectivo condicionadas. Las caídas más pronunciadas en la pobreza se han producido en México, Argentina, Colombia, Chile y Brasil. En la actualidad, la pobreza moderada (US$2 per cápita al día) afecta aproximadamente a un 20% de la población de la región; y el 8% de la población (47 millones de personas) vive en condiciones de pobreza extrema. La desigualdad promedio también ha disminuido algo en la región, revirtiendo el estancamiento de la última década, pero los avances son lentos y en todo caso resultan de las caídas en países grandes como Brasil y México. El 10% más rico de la población latinoamericana obtiene alrededor del 41% del ingreso total de la región, mientras que el 10% más pobre se queda con sólo 1%. (Gini: 51) La región ha dado pasos notables en pos de fortalecer la legitimidad de las instituciones públicas. Si bien queda camino por recorrer, las decisiones son ahora más transparentes que hace dos o tres décadas, y los parlamentos y los medios de comunicación están ejerciendo de manera más efectiva su rol fiscalizador de las políticas públicas y de gobierno. Asignaturas Pendientes El desafío que enfrenta Latinoamérica hoy es mantener el crecimiento y continuar reduciendo la pobreza y la desigualdad en un entorno mundial y regional mucho menos propicio. El aspecto más preocupante en el corto y mediano plazo es cómo manejar los efectos de la doble amenaza que implica la desaceleración económica de Estados Unidos y el aumento de precio de los combustibles y los alimentos. En paralelo, la región necesita continuar abordando de manera enérgica problemas estructurales de larga data. El impacto de la crisis estadounidense es menos intenso que en el pasado. Como se trata de la región con vínculos más directos con Estados Unidos en materia de comercio, corrientes financieras y remesas, históricamente se ha dicho que Latinoamérica se resfría cuando Estados Unidos estornuda. Sin embargo, esta vez la región está mostrando más capacidad de resistencia, aunque no es posible desestimar por completo el riesgo de contagio. Hasta la fecha, los márgenes de bonos soberanos se han mantenido relativamente estables. Se trata tal vez de una señal de que la región ha desarrollado mayor inmunidad ante crisis financieras externas pues posee, entre otras cosas, carteras de deuda menos riesgosas, mayor flexibilidad en los tipos de cambio y considerables ahorros en moneda extranjera. Actualmente, los países latinoamericanos tienen menos necesidad de endeudarse en el extranjero aunque el capital de inversionistas extranjeros sigue llegando a la región, atraído en parte por tasas de interés mas altas que en los Estados Unidos. 2

3 Por otro lado, la caída en la demanda estadounidense por exportaciones de la región se ve compensada en parte por el fuerte crecimiento de otras economías emergentes (China, India) y por la sostenida expansión de la demanda interna gracias a la baja inflación y a la sólida gestión fiscal en muchos países. Aquellos países que tienen vínculos directos con Estados Unidos (por ejemplo, México, América Central y el Caribe) o más indirectos, como Argentina y Brasil se verán impactados de forma diferente. En el caso del primer grupo, el impacto es inmediato. Estos países también se ven afectados por el estancamiento o disminución de la entrada de remesas como resultado del desempleo entre los inmigrantes latinoamericanos en EE.UU. Puesto que los ingresos por concepto de remesas equivalen entre 10% y 20% del PIB en muchos países pequeños del Caribe y América Central y entre 3% y 10% en algunos más grandes (México, Colombia, Ecuador), la desaceleración o disminución de las remesas podría afectar de manera adversa los niveles de pobreza, particularmente entre los hogares que reciben estas remesas. En el caso de los países con nexos indirectos con Estados Unidos, y debido al menor crecimiento de Asia y Europa, el impacto tardará algo en llegar. En Latinoamérica en general, se espera que las tasas de crecimiento disminuyan hasta alrededor de 4% en el mediano plazo. Paralelamente, el alza mundial del precio de los alimentos, los combustibles y otros productos básicos también tiene efectos diferentes en la región y aún dentro de un mismo país. En términos generales, el alza repentina en el precio de los productos básicos implica ganancias considerables en los términos de intercambio para América del Sur, pero pérdidas para América Central y el Caribe (sub-regiones que son importadoras netas de alimentos, petróleo y derivados) Pese a estas diferencias, la realidad es que en todos los países., los precios de alimentos y combustibles son especialmente sensibles y su creciente carestía está causando tensiones sociales y políticas. Dado el mayor peso que tienen los alimentos en la canasta de consumo de los hogares pobres, (mas del 50% de su presupuesto) éstos grupos se ven particularmente golpeados por la inflación de los alimentos, que afecta sus niveles de ingreso, nutrición y salud. Si los gobiernos, países donantes e instituciones multilaterales no actuamos ahora, la crisis afectará de manera negativa el potencial de toda una generación: según las Naciones Unidas, 10 millones de latinoamericanos son vulnerables a la desnutrición y la hambruna por esta crisis. Ante la crisis, Las familias pobres se ven obligadas a la venta de bienes productivos, retirar a sus hijos de la escuela o dejar de lado su atención médica, cuestión que a largo plazo causa pérdidas en la productividad, afecta negativamente la economía y aumenta las posibilidades de transmisión intergeneracional de la pobreza. 3

4 A fin de evitar este riesgo, los gobiernos latinoamericanos pueden concentrarse, y ya muchos lo están haciendo, en financiar y expandir programas públicos de protección social, para así garantizar un nivel mínimo de bienestar y proteger el progreso logrado en los últimos anos. El Banco Mundial recientemente aprobó un fondo de emergencia de US$ millones. De esto, $200 millones serán distribuidos entre los países en situación más crítica como donación. Haití ya recibió una donación de $10 millones de este fondo. Y se evalúan otros países de la región, tal los casos de Honduras, Jamaica, Bolivia. Los otros $1.000 millones estarán disponibles para: fertilizantes, semillas, infraestructura en las zonas rurales (caminos, irrigación), y apoyo presupuestario. A largo plazo, la región deberá abordar tres desafíos estructurales vinculados entre si, esenciales para mejorar la competitividad. Éstos son: Incrementar la productividad para hacerlo se debe invertir en la calidad de la educación secundaria y la capacitación especializada, más inversiones en infraestructura y a la innovación tanto en el sector publico como en el privado. En la región, la inversión en infraestructura suele equivaler a más o menos 2% a 3% del PIB, menos de la tercera parte de los niveles usuales en algunos países del Este asiático. Aumentar la inversión en infraestructura de transporte y energía es un aspecto fundamental para mantener el crecimiento y en especial para disminuir los costos del comercio asociados con la logística. En promedio, los costos logísticos absorben el 25% del valor de las exportaciones en América Latina, en comparación con 9% en los países industrializados. Hoy día, en Estados Unidos cuesta lo mismo un lavarropas producido en China que uno fabricado en México y ello a que los costos de transporte dentro de México son demasiado altos. Aumentar la inclusión reduciendo la brecha social para ello es critico invertir en el capital humano de los sectores mas humildes, mejorando la infraestructura en la zonas más pobres (generalmente rurales) e implementando o intensificando programas de asistencia social focalizados, como son las transferencias de efectivo condicionadas; y Mejorar el desempeño de las instituciones en términos de eficiencia como de los resultados de los servicios que ofrecen (incluyendo los servicios judiciales y de seguridad) y simplificar y hacer transparentes los procedimientos, regulaciones y ordenanzas. Al mismo tiempo, la región deberá abordar los riesgos emanados de los impactos del cambio climático. A pesar de que sólo contribuye el 6% del total de emisiones globales, América Latina sufre. Las consecuencias más graves del cambio climático identificadas a la fecha son el derretimiento de los glaciares en los países andinos; el blanqueamiento de los corales en 4

5 el Caribe; el aumento en la frecuencia e intensidad de los huracanes en países costeros; el colapso de los bosques húmedos tropicales en el Amazonas; y las inundaciones costeras, especialmente en los países insulares, pero también en otros países con líneas costeras. Los efectos ya son considerables en la salud humana, la infraestructura, la agricultura, los recursos naturales, la biodiversidad y las economías de los países afectados. Este año la publicación bandera de la oficina del economista jefe, Augusto de la Torre será justamente sobre el costo económico del cambio climático en la región. Para finalizar quisiera subrayar que Latinoamérica tiene hoy la oportunidad de encontrar un nuevo equilibrio, en el que crecimiento y equidad social vayan de la mano junto a una mejor inserción en el proceso de globalización. Hoy en día, en la región hay esperanza de que un futuro mejor sea posible. 5