TA L como pre di jo Niet z sche, el siglo



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Transcripción:

Pensar la libertad a la luz de las guerras y revoluciones del siglo XX: Raymond Aro n nicolas baverez* TA L como pre di jo Niet z sche, el siglo X X ha sido una época de «gra ndes g uerras en nom bre de las ide olog í as». El siglo X X ha s upues to ta m bién el suicidio de Eu ropa, que ha pasado de ser una civ il izaci ó n universal a ser un mero objeto de rivalidad entre las superpotencias de la guerra fría, para convertirse luego en una provincia del imperio americano. En el siglo X, Europa inventó la libertad moderna. En el siglo XX, i n ició conf l ictos mu ndi a les y tota l i ta ri s mos de los que fue ta m bién víct i ma y que provocaron una destrucción sin precedentes, anulando a la vez su p o der í o, su unidad y su ident idad. En cua nto al siglo X XI, Eu ropa lo enca ra con la tentación de salir def i n i t iva mente de la histori a, acu mula ndo un vacío demog r á f ico, ya que perderá 54 mil lones de habi ta ntes de aquí a 2050; un vacío estratégico, al debilitarse la garantía de seguridad americana y carecer de una defensa europea creíble; un vacío democrát ico, con la crisis del pro ceso con s t i tuciona l; un vacío econ ó m ico, bajo el fue go cruzado del lideraz go nueva mente ha l lado por los EE. U U. y la recup eración acelerada de Asia con Ch i na e India a la cab e za y, en un futuro, quizás de Rusia y de Brasil y, por último, un vacío científico y tec nol ó g ico. Como ya subra yaba Berna nos, «más que es tar so ca vada por fuerzas antagónicas, a Europa la aspira el vacío». Hoy en día, la historia del siglo X X se ha cu mpl ido: to do el mu ndo sabe que empezó con el entus i as mo infu ndado de la mov il izaci ó n general de 1914 y se cerró con el tri u nfo ambi g uo de 19 8 9, con la ca í da * Nicolas Baverez es abogado, economista e historiador. Su último libro publicado es La France qui tombe. cuadernos de pensamiento pol í tico [ núm. 2 ] 75

n i c o l a s b a v e r e z del mu ro de Berlín y el hu ndi m iento de la Unión Sov i é t ica. Pero aún no se ha esc ri to des de un pu nto de vista intelectual. Au nque el cic lo h i s t ó rico se ha ya cerrado, la interpretación pros i g ue más allá de la ru i na de las ide olog í as. Lejos de hab er conc l u ido el deb ate, la revol u- ción de ter ciop elo de 1989 perm i te entablar una ref lexión crítica sobre la lucha a muerte ent re la demo c racia liberal y las formas riva les, que, como objet ivo com ú n, se han propues to des t ru i rla, indep endientemente del imp erat ivo cate g ó rico de com b atir los tota l i ta ri s mos. P resa de la euforia provo cada por la ca í da pac í f ica del imp erio sov i é t ico, la última década del siglo X X, en Occidente, y esp eci a l mente en Eu ropa, se ha colo cado bajo el signo de las utop í as sobre el fina l de la histori a, de la pol í t ica, de la violenci a, de los cic los econ ó m icos y del trab ajo. En el momento mismo en que la historia acelerab a, cua n- do una nueva gran tra n sformación tras to caba la demo c raci a, el capi tal i s mo y el sistema ge op ol í t ico, los ci udada nos de las demo c raci as se d u rm ieron. Has ta el desp ertar brutal de pri ncipios de los años 2000, con el encadena rse de la ca í da de la bol sa, de los atentados terrori s tas del 11 de sept iem bre de 2001 y de los esc á nda los fina ncieros en cascada, des de Enron has ta Pa rma lat. De ahí la neces idad de ref lex ionar de nuevo sobre los ma r cos y las condiciones de la libertad pol í t ica, de la re g u lación econ ó m ica y so ci a l, de la guerra y de la paz. La violencia hip erb ó l ica del siglo X X, como la del nuevo cic lo de g uerras en cadena inici ado por los atentados del 11 de sept iem bre de 2 0 01, hace que un análisis o un ju icio sose gados res u l ten muy improb ables. A fa l ta de la verdad, se ha de aspi ra r, al menos, a la objet iv idad. En es te sent ido, es dif í cil ignorar el pen sa m iento y la obra de Ra y mond Aron, que resumía en es tos térm i nos la ambición y la forma de pro ce der del cono ci m iento histórico, tal como él los conceb í a: «No pretendo hab er alca nzado la objet iv idad, lo que pretendo es que la vía de la impa r ci a l idad pase por el méto do, cu yas fases son: relato, anális i s, interpretación y crítica». Hay por lo menos tres razones pa ra le g i t i mar el recu rso a Ra y mond Aron. La pri mera es que la historia del siglo X X ha serv ido de hilo cond uctor pa ra su pen sa m iento y su obra, que él definía de la s i g u iente ma nera: «Mient ras leía apas ionada mente a He gel, Ma rx y Max Web er a oril las del Ri n, concebí el proyecto que lue go hice mío, 76 cuadernos de pensamiento pol í tico [ núm. 2 ]

p e n s a r l a l i b e r t a d a l a l u z d e l a s g u e r r a s... p en sar en la Hi s toria mient ras se iba haciendo, asumir sus serv id u m- bres con to da la lucidez pos i ble, descifrar su signif icado sin olv ida r nu nca que ese signif icado ni está insc ri to en los hechos, ni está determ i nado de antema no». La se g u nda es que su ju icio se ha revelado con con s ta ncia excep ciona l mente se g u ro, has ta va lerle la ca l if icaci ó n, por pa rte de Claude Lévi-St rauss de «profesor de higiene intelectual». La ter cera es que el ent ra mado de su pen sa m iento, la cla ve ana l í t ica que le p ermitió desco dif icar el conf l icto ent re la demo c racia y los tota l i ta ri s- mos, y que ex puso en 19 3 8, en su tesis I nt r o d uc ción a la fil osofía de la histori a, sigue siendo no sólo un momento deci s ivo en la historia de la filosofía fra ncesa, como ha pues to de rel ieve Ge orges Ca ng u il hem, sino ta m bién una cla ve ef icaz pa ra entender el mu ndo del siglo X XI y pa ra actuar sobre él. Pa rece igua l mente op ortu no inspi ra rse en el méto do histórico de Ra y mond Aron pa ra ex plora r, a la luz de su pen sa m iento, el des t i no de la libertad en el siglo X X, pero ta m bién la historia de los pri meros años del siglo X XI. Pro ce deré, por con s i g u iente, en cuat ro fases: Relato, A n á l i s i s, Interpretación y Crítica. I. RE LAT O Para Aron, la historia era una dialéctica que enfrenta en un orden siempre aleatorio y recompuesto, la acción humana y la necesidad, el drama y el proceso histórico. Por un lado, la dinámica de la sociedad industrial y del mercado, de la democracia y de la igualdad; por otro, la acción de los héroes, ya sean hombres de acción o de pensamiento. De Gaulle no tenía razón al afirmar que «tras las victorias de Alejandro está siempre A ri s t ó teles». Siguiendo a To c quev il le en su interpretación de la Revolución Francesa, y a Elie Halév y, en su análisis de la aparición de las tiranías modernas a partir de la organización del entusiasmo generado por el primer conflicto mundial, Aron elabora una historia filosófica, que mezcla estrechamente la reflexión y la lucha política, en la que el acontecimiento se remite y confronta permanentemente con las representaciones colectivas que moldean las opiniones y subyacen a los movimientos populares. Entre estas, en el siglo XX el primer puesto lo cuadernos de pensamiento pol í tico [ núm. 2 ] 77

n i c o l a s b a v e r e z ocupa el marxismo y, en los comienzos del siglo XXI, domina la cobertura sombría del fundamentalismo religioso. A. L A D I N Á M I C A H I S T Ó R I C A: L A T R I N I D A D T R Á G I C A D E G U E R R A S, R E V O L U C I O N E S Y C R I S I S El destino del siglo XX se urde en torno a tres formas históricas que interactúan entre ellas: las guerras mundiales, las revoluciones, las crisis económicas. 1) La guerra es primordial en la historia del siglo XX en sus dos formas, de guerra entre estados y de guerra civil. En este sentido, el cataclismo de 1914-1918, como lo ha afirmado François Furet, sigue siendo la matriz del siglo. Ilustra la totalidad del ciclo histórico, que va desde 1914 hasta 1989, como un día siniestro y sangriento, hecho de combates, de trincheras y de bombardeos masivos, de columnas de refugiados y de cohortes de deportados, de cámaras de gas y de campos de concentración. Se ha ap ortado trágica mente la demos t ración del ca r á cter ambiva lente del desa rrol lo de la civ il ización mer ca nt il y del ava nce de los cono ci m ientos, que abren nuevos ca mp os del sab er y de los i nter ca m bios, al tiempo que des mu l t ipl ican las fuerzas de des t rucción de que di sp onen los hom bres. En el siglo X X, la última pa labra se le ha dejado por fin a la libertad, en un momento en que nadie se esp eraba ya ningún desen lace pa ra la lucha secu lar entablada ent re la demo c racia y el tota l i ta ri s mo. La so cie dad ind us t rial y las técnicas de pro d uc ción de masas conf i a ron a los tene dores de la Mach t p ol i t ik me dios de opres i ó n, de terror y de env ileci m iento sin prece dentes; pero las demo c raci as han demos t rado tener una res i s- tencia inesp erada, graci as al pap el cla ve de los Es tados Un idos, cu ya intervención se puso de ma n if ies to en las tres guerras mu n- di a les: en 1917, frente a los Imp erios cent ra les, en 1941 frente a las fuerzas del Eje y, más ta rde, des de 1945 has ta 19 8 9, frente la Un i ó n S ov i é t ica. 2) La guerra generó e inspiró ideologías revolucionarias, que volvieron su violencia en contra de las democracias, la civilización y la libertad burguesa, erigiendo la guerra interior y exterior en princi- 78 cuadernos de pensamiento pol í tico [ núm. 2 ]

p e n s a r l a l i b e r t a d a l a l u z d e l a s g u e r r a s... pio de gobierno. La revolución bolchevique de 1917, llevada a cabo en nombre de la igualdad y del internacionalismo, estalló al confluir la sucesión de derrotas militares sufridas por Rusia contra Japón y luego contra Alemania, el comienzo del despegue económico y el arcaísmo de las estructuras económicas y sociales. Las revoluciones fascistas y nazis, llevadas a cabo en nombre de la desigualdad de los hombres y de las razas, así como del nacionalismo a ultranza, nacieron al cruzarse el resentimiento de los pueblos vencidos tanto por el tratado de Versalles como por la miseria social que supuso la crisis de los años 1930. La única excep ción es la revol ución de 1989 de los pueblos de la Eu ropa cent ral y orienta l, que, ju nto con las de 1789 y 184 8, pertenece al ex i g uo número de revol uciones llevadas a cabo por y pa ra la libertad. Por ot ra pa rte, es instruct ivo y descorazonador, con s- tatar que las demo c raci as eu rop eas, cu ya resp on sabil idad en el desencadena m iento de las dos pri meras guerras mu ndi a les, as í como de las revol uciones que con s t i tu yen su corola rio, es gra ve y di recta, no han ten ido ningún pap el en el desen lace de la guerra fría ni de la liberación de los pueblos del imp erio sov i é t ico. Los que han di ri g ido la reu n if icación pol í t ica del cont i nente bajo la b a ndera de la OTAN con excep ción única mente de Alema n i a, de dicada a su propia reu n if icación han sido los Es tados Un idos; la Unión sólo se ha ampl i ado en un se g u ndo momento y no sin t remendas dif icu l tades, que siguen pendientes hoy en día, ya se t rate del pro ceso de deci s i ó n, de las pol í t icas comu nes o del pres upues to. 3 ) Por último, en to do el siglo X X ha pesado much í s i mo la inf l uenci a de tres gra ndes crisis econ ó m icas. La pri mera se pro d u jo al final de la guerra, en 1918-1920, con el hu ndi m iento de la re g u lación libera l del siglo XIX, bajo la presión de las secuelas fina ncieras del pri mer conf l icto mu ndi a l: la inf laci ó n, los déficits y las deudas públ icas han sido el telón de fondo de las so cie dades demo c r á t icas dura nte t res cua rtas pa rtes del siglo. La gran def lación de los años 1930, la c risis del con s u mo y de la pro d uc ción en masa deja ron sin trab ajo, en 19 31, a 16 mil lones de personas en los Es tados Un idos, en A lemania y en el Rei no Un ido; la situación sólo fina l izó con el cuadernos de pensamiento pol í tico [ núm. 2 ] 79

n i c ol a s b a v e r e z adven i m iento de la economía de guerra. La es ta nf lación causada p or los cho ques pet roleros de los años 1970, me z c la la aceleraci ó n de la inf lación con la ra lent ización del creci m iento, debido a una escasez de la oferta y de la inversión ligada a los cos tes sa la ri a les, lo que ocas iona unos 40 mil lones de pa rados en los pa í ses de la O C DE. Fi na l izará en los años 1990, con el des ma ntela m iento de las econom í as cerradas y ad m i n i s t radas y la apa rición de un nuevo pa radi g ma econ ó m ico, con s t i tu ido por la internaciona l izaci ó n, la des re g u laci ó n, la revol ución de las tec nolog í as de la información y de las biotec nolog í as y el res u rgir de un capi ta l i s mo empresa rial de t ipo schu mp eteri a no. B. E L H É R O E: E L E S P E C TA D O R C O M P R O M E T I D O La vida de Raymond Aron, nacido en 1905, en vísperas de la Gran Guerra, y muerto en 1983, en plena última crisis de la guerra fría, vinculada a la implantación de los euromisiles, se ciñe estrechamente a los contornos de ese siglo sacudido y entregado a las guerras, a las revoluciones y a las crisis. 1) Raymond Aron nació en una familia de origen judío, oriunda de Lorena, perfecta mente inte g rada, profu nda mente pat ri ó t ica y republicana. Se consolidó rápidamente como un producto ejemplar del sistema escolar y universitario de la III República, que le llevó del liceo Condorcet a la Escuela Normal Superior y más tarde a la cátedra de filosofía. No obstante, impregnado de la filosofía del Iluminismo, discípulo de Brunschvicg educado en el culto a Platón y a Kant, nada le predisponía a entender la caída de Europa y del mundo en la violencia y en el terror masivo. 2) La personalidad y el pensamiento de Aron se forjaron en el fuego de la historia a medida que esta se iba haciendo, bajo el choque de la agonía de la República de Weimar y de la irresistible conquista del poder por parte de Hitler. La doble ruptura de Aron con el socialismo y el pacifismo de su juventud se produjo entre 1930 y 1933, en Alemania, a donde se había trasladado para, por un lado, perfeccionar su vocación de filósofo y, por otro, protestar contra el naciona- 80 cuadernos de pensamiento pol í tico [ núm. 2 ]

p e n s a r l a l i b e r t a d a l a l u z d e l a s g u e r r a s... lismo estrecho que impregnaba Francia. La visión concreta de la ascensión del nazismo, pero también la revelación del pensamiento de Max Weber, en el que se inspirará para elaborar su concepción de la acción y del juicio, al tiempo que recusaba su visión de una «guerra de Dioses inexpiable», trastocó a Aron y contribuyó a transformar al brillante universitario y futuro profesor en uno de los pocos franceses que tenían la c ompetencia y la experiencia necesarias para entender el nuevo y siniestro panorama que se anunciaba en la Europa de los años 1930. 3 ) Con la Se g u nda Guerra Mu ndi a l, se pro d u jo una nueva serie de ruptu ras. Des t i nado en un pues to mete orol ó g ico situado en el eje de la brecha alema na de las Ardenas, Aron sufrió de lleno el choque de la derrota y del desas t re, au nque log ro sa lvar a sus hom bres de caer pri s ioneros. Tras hab er ten ido cono ci m iento del lla mam iento del 18 de ju n io a través de su mu jer, decidió unirse al general De Gau l le en Lond res, em b a r ca ndo el 24 de ju n io de 1940 con u na división polaca. Des t i tu ido por ser judío de su ca rgo en la Un ivers idad, vio cómo des t ruían sus libros, tras hab er sido inc l u i- do en la lista Ot to. Lle gado el día de la Liberaci ó n, descubri ó f i na l mente el horror de la sol ución fina l, a la que se ref iere en es tos térm i nos en el Spect ateur engag é: «Nadie que sea judío pue de decir de forma def i n i t iva que ha as u m ido, que ha aceptado. Lo ú n ico que pue do deci r, como tes t i mon io persona l, es que, des de entonces, me con s idero a mí mismo como un sup erv iv iente mimado por la suerte». 4) La guerra fría marcó una nueva quiebra en la vida de Raymond Aron quien, debido a su compromiso anticomunista, y, además, a su respaldo al RPF, se vio sometido a un auténtico exilio interior. Aron quedó totalmente marginado de la Uni versidad y de la intelectualidad, que se sumaron masivamente a la causa comunista. Las amistades o las complicidades con gente de la Escuela Normal, y la primera de todas la c omplicidad que mantenía con Sartre, no resistieron la prueba de la guerra fría. Tras el episodio del RPF, y más concretamente a partir de 1958, los g aullistas le pusieron en el índice, por ser demasiado crítico con la V República, y aún más con su fundador, sobre todo en c uanto al a specto diplomático. Su aislamiento cuadernos de pensamiento pol í tico [ núm. 2 ] 81

n i c o l a s b a v e r e z fue a la vez un sufrimiento y una suerte: sumado a su postura de espectador comprometido, le dio una libertad y una independencia de criterio únicas en la Francia de la posguerra. A través de estas rupturas y estas pruebas, se abre paso la fidelidad de Aron a una decisión existencial e intelectual tomada a orillas del Rhin: ir planteándose la política y la historia a medida que se van produciendo. Y ahora ha llegado el momento del análisis. II. ANÁLISIS El pensamiento de Aron se inscribe en la tradición francesa del liberalismo político, ilustrado por Montesquieu, Constant, Tocqueville, Elie Halévy. Es a la vez realista, probabilista, dialéctico. Realista porque rechaza todo principio trascendente o todo moralismo abstracto, intentando entender a los actores lo más cerca posible de sus decisiones. Probabilista porque recusa toda forma de determinismo y no estudia únicamente la historia que se ha cumplido, sino todo el abanico de lo posible. Dialéctico porque rechaza cualquier maniqueísmo para asumir la complejidad y la incertidumbre. A. L O S E L E M E N T O S D E L A C L AV E D E L E C T U R A D E A R O N Para actuar sobre la historia, hay que comprenderla. Y, para comprenderla, hay que pensar en ella partiendo de una clave conceptual. El sistema explicativo puesto en práctica por Raymond Aron, forjado durante el período entre las dos guerras, confirmado en Londres ante la prueba del comentario estratégico y político del segundo conflicto mundial, se despliega en tres dimensiones y c ubre dos antagonismos fundamentales: la democracia y el totalitarismo; la nación y el imperio. 1. E L S I S T E M A I N T E R N A C I O N A L, L O S E S TA D O S, L A S S O C I E D A D E S A ron se pla ntea el sistema ge op ol í t ico del siglo X X a pa rtir de las categor í as clásicas, es tablecidas en la Il us t raci ó n: op os ición ent re el es ta- 82 cuadernos de pensamiento pol í tico [ núm. 2 ]

p e n s a r l a l i b e r t a d a l a l u z d e l a s g u e r r a s... do civ il que preva lece dent ro de las naciones y el es tado natu ral que i mp era en la ju ng la de la vida internaciona l; fu nción eje del Es tado, que es a la vez ga ra nte de la paz civ il interior y de la se g u ridad exterior. Su pen sa m iento art icu la tres pla nos, que interactúan perma nentemente: el sistema internaciona l, ma r cado por el orden bi na rio de la g uerra fr í a, por un lado, blo queado por la relación nuc lear ent re las dos sup erp otenci as y, por ot ro, cruel mente div idido ent re las dos formas riva les de so cie dad ind us t rial forma liberal de las demo c raci as, forma tota l i ta ria del sov iet i s mo ; los Es tados, here deros de la histori a y cont i nuadores de cu l tu ras irre d uct i bles, compi t iendo perma nentemente pa ra extender su dom i n io terri torial y su inf l uencia pol í t ica; las so cie dades, at ri bu ladas por las ten s iones de la civ il ización ind us t ri a l ( a ntagon i s mo ent re libertades pol í t icas y des i g ua ldades so ci a les en las demo c raci as, fracasos de la pla n if icación cent ra l izada y de los mo delos alternat ivos en el mer cado en el es te y en el sur), pero ta m bién por la ema ncipación creciente de los actores econ ó m icos y so ci a les frente a sistemas públ icos de decisión que, en la última y deci s iva década del s i g lo, desem b o ca r á n, por un lado, en la descomp os ición del imp erio sov i é t ico y, por ot ro, en el res u rg i m iento de una re g u lación liberal de las so cie dades demo c r á t icas. 2. D E M O C R A C I A Y T O TA L I TA R I S M O Algunos han querido asimilar a Aron con los teóricos de la convergencia entre el este y el oeste, debido a sus trabajos comparativos sobre la sociedad industrial. Craso error, pues lo político no sólo conserva en su pensamiento una autonomía frente a lo económico y lo social, sino un carácter primario. La democracia y el totalitarismo configuran los términos de la alternativa abierta por el avance de la igualdad en las sociedades democráticas, cuyas dos caras han sido exploradas por Tocqueville y Marx. Estas dos formas políticas no responden a una esencia; remiten a un proceso histórico, al cruce de guerras, revoluciones y crisis del siglo XX. De ahí un enfo que crítico que no tiene intención de pla ntear a priori la natu ra le za filos ó f ica de los re g í menes suso dichos, al cont racuadernos de pensamiento pol í tico [ núm. 2 ] 83

n i c o l a s b a v e r e z rio que la ma nera de pro ce der de Ha n nah Arendt a prop ó s i to del total i ta ri s mo, sino, siguiendo a Montesqu ieu, de sepa rar sus pri ncipios p or lo demás heterog é ne os del es tudio compa rado de su formaci ó n, de su fu nciona m iento y de su evol uci ó n. Según Aron, el tota l i ta ri s mo no se def i ne «ni única mente por la supresión de las instituciones representat ivas, ni por el poder absol uto de un equ ipo o de un hom bre». De ahí el recu rso a conceptos múltiples, que con s t i tu yen ot ros ta ntos enfo ques y ot ros ta ntos ca m bios del fen ó meno tota l i ta rio, sobre to do al h ilo de la historia de la URSS: «tira n í as mo dernas» y «maqu i a vel i s- mos» dura nte los años 1930, insistiendo en la op os ición frontal a las demo c raci as; «rel i g iones secu la res» en los años 1940 y 1950, haciendo h i ncapié en la me z c la de fe y de terror que ga ra nt iza su cohes i ó n; «total i ta ri s mo», pa ra des i g nar su alteridad radical frente a las demo c raci as en la so ciología de las so cie dades ind us t ri a les; «ide o c racia» en el último cic lo de ex pansión del imp erio sov i é t ico, dura nte la se g u nda mitad de los años 197 0. La originalidad de Aron reside en combinar una visión clara de la lucha a muerte entre la democracia y el totalitarismo que estructura la historia del siglo con un análisis de sus distintas facetas y de sus evoluciones. Este reconocimiento de la complejidad histórica, incluso dentro del fenómeno totalitario, es indispensable para entender el desenlace del conflicto, en 1989, con el desmoronamiento político de la URSS. 3. N A C I O N E S E I M P E R I O S El tercer antagonismo fundamental en torno al cual se desarrolla la historia del siglo XX es la oposición entre las naciones y los imperios. Las tres guerras mundiales han terminado con tres grandes olas de descomposición de construcciones imperiales: desmembramiento de los imperios centrales en 1918; desmantelamiento del Reich hitleriano y de la esfera de coprosperidad japonesa en 1945, seguidos por los imperios coloniales europeos (inglés, francés, belga, holandés, etc.); desmoronamiento del imperio interior y exterior soviético a partir de 1989, acompañado por el de la ex-yugoslavia. Cada uno de estos choques se ha traducido en el florecimiento de nuevos Estados-naciones. 84 cuadernos de pensamiento pol í tico [ núm. 2 ]

p e n s a r l a l i b e r t a d a l a l u z d e l a s g u e r r a s... Sin embargo, el triunfo de la forma política del Estado-nación sigue siendo ambiguo: para empezar, subsisten imperios, a la cabeza de los cuales están China e India (donde vive cerca del 40% de la población mundial); luego, en los tres conflictos mundiales, la decisión ha sido cosa de los Estados Unidos, que constituyen el único ejemplo de democracia imperial; y, por último, la forma política del Estado-nación se ha vuelto a poner en tela de juicio por parte de la globalización y de las nuevas tecnologías, que favorecen su elusión por abajo (actores económicos y sociales, entidades locales) y por arriba (construcciones continentales, entre las cuales la Unión Europea nos ofrece el ejemplo más logrado, embrión de una sociedad internacional en la que se crea un derecho planetario en el campo penal Tribunales penales de La Haya y Arusha, Tribunal penal internacional, acciones entabladas contra el general Pinochet, en el ámbito humanitario derecho de ingerencia, en el campo medioambiental protocolos de Río y de Tokyo. El Es tado- nación ha sido, des de el siglo X V III, la forma pol í t ica en la que se han desa rrol lado el sent i m iento demo c r á t ico, la economía de mer cado y el víncu lo so cial. Se ha af i rmado ta m bién como eje de las relaciones internaciona les. Frente a éste, las con s t ruc ciones mu l t i naciona les se han orga n izado en torno a la ambición imp eri a l, indi so ci a- ble del ejer cicio de la coac ci ó n, cua ndo no del terror. To da la apues ta de la con s t ruc ción eu rop ea con s i s te en intentar imag i nar y poner en pr á ct ica instituciones le g í t i mas y ef icaces, pa ra log rar una con s t rucción mu l t i nacional a esca la de to do un cont i nente que se base en la l i b ertad de los indiv id uos, de los pueblos y de las naciones, y no en su enajenación o en su dom i n io. De ahí la perma nente y dif í cil yuxtap o- s ición de una lógica comu n i ta ria y de una lógica naciona l, de pol í t icas comu nes y de una comp etencia ent re los Es tados, así como ent re los s i s temas econ ó m icos y so ci a les. B. F I L O S O F Í A D E L A H I S T O R I A Y M O R A L D E L A A C C I Ó N La clave de lectura elaborada por Raymond Aron descansa sobre tres pilares: una filosofía del hombre en la historia, una definición liberal de la libertad, su apuesta a favor de la razón. cuadernos de pensamiento pol í tico [ núm. 2 ] 85

n i c ol a s b a v e r e z 1. U N A F I L O S O F Í A D E L H O M B R E E N L A H I S T O R I A La filosofía de la historia de Aron se pue de resumir con una fórmula, ext ra í da de su tes i s, I nt r o d uc ción a la fil osofía de la Hi stori a: «El hom bre está en la histori a, el hom bre es histórico; el hom bre es una h i s tori a». La primera consecuencia de este postulado es de índole epistemológica, con la crítica del positivismo. Aron abre la epistemología de la sospecha en las ciencias sociales, al afirmar que no hay ninguna verdad absoluta, sino verdades parciales. Al mismo tiempo, rehúsa ceder al relativismo a bsoluto, que, al disolver a su vez los valores y la historia, abre el camino al totalitarismo. La segunda conclusión es filosófica, con una concepción existencialista de la condición humana. Mediante la búsqueda del conocimiento y el compromiso, el hombre puede superar su historicidad; el ejercicio de su libertad le permite apartarse de la contingencia para acceder a una parte de universalidad. 2. U N A D E F I N I C I Ó N L I B E R A L D E L A L I B E R TA D Desde el momento en que Aron rechaza toda forma de Providencia, lo mismo si se encarna en los mitos que en las tradiciones, en la religión o en las ideologías, las raíces de la libertad hay que buscarlas en la política y en la historia. Pa ra Aron, la libertad es algo que nu nca se da, sino que hay que conqu i s tar siempre, fr á g il con s t ruc ción que se fu nda sobre to do en la vol u n- tad de los ci udada nos, au nque ta m bién en la sol idez de las instituciones. La libertad viene pri mero; pero es una pri macía histórica que exc l u ye to da trascendenci a. Es el pro d ucto sing u lar de la Eu ropa de las Luces, prog res iva mente reforzada por la prueba de los conf l ictos ent re las naciones y los imp erios, las demo c raci as y los tota l i ta ri s mos. Por con s i- g u iente, se desprende de la ac ción cont i ngente en la historia y no de una neces idad o de una ley por la que se ri ja el desa rrol lo de la hu ma n idad. La libertad moderna es, a la vez, plural y heterogénea: plural porque yuxtapone principios y derechos diferentes: derechos burgueses 86 cuadernos de pensamiento pol í tico [ núm. 2 ]

p e n s a r l a l i b e r t a d a l a l u z d e l a s g u e r r a s... nacidos de la Ilustración; derechos ciudadanos nacidos de los avances del sufragio universal; derechos sociales forjados, por un lado, al hilo de las crisis y de los cambios del capitalismo y, por otro, de los conflictos laborales y de la instauración de los Estados-providencia. De ahí la paradoja de una gran vulnerabilidad, que se deriva de la falta de un principio unitario y trascendente, y de una fuerza insospechada, que ha permitido a las democracias sustentarse en la divergencia de intereses y en las contradicciones de las pasiones que las atraviesan para poder sobrevivir, al final del siglo XX, a las guerras, a las revoluciones y a las crisis que no pudieron con ellas. De la primacía de la historia se deriva la primacía de la política. Aron se inscribe sin ambigüedad en la tradición del liberalismo político francés, distinto del utilitarismo. El mercado resulta del universo de los medios y no de los fines. Constituye uno de los componentes necesarios, pero no suficientes, de la libertad moderna y no debería constituirse en un principio organizativo. Así pues, Aron se une a Karl Popper en la voluntad de «proteger la libertad contra sus propios fanáticos», reservando un puesto eminente al Estado y a las instituciones, ante las críticas libertarias o marxistas que se les dirigen. 3. U N A A P U E S TA A FA V O R D E L A R A Z Ó N La última di mensión de la libertad es mora l, una apues ta pasca l i a na a fa vor de la ex i s tencia de una razón que le da un sent ido al comprom i- so en la historia y que fu nda menta el hecho de que to da la hu ma n i- dad, más allá de la divers idad de los pueblos, de sus cu l tu ras e histori as, compa rte alg u nos va lores comu nes. La ex i s tencia de es ta raz ó n ni se demues t ra ni se pos tu la, se descubre en el mov i m iento mismo de la ac ci ó n. Es te horizonte ma r ca los límites del sistema de pen sa m iento aron i a no, que recono ce, reserva, inc l uso ad m i ra la pos i bil idad de un acto de fe, esp eci a l mente rel i g ioso, sin ac ce der a él. En Aron hay huel la de una inquietud y de una expectativa metafísica, que se manifiesta sobre todo, como demues t ra Gas ton Fessa rd (1980), en su sol ida rie dad con el des t i no del pueblo judío y en su vínculo afectivo y moral con Israel. Es forzoso cuadernos de pensamiento pol í tico [ núm. 2 ] 87

n i c o l a s b a v e r e z recono cer, no obs ta nte, que la reiv i ndicación plena y total de su juda í s mo p or pa rte de Aron se insc ribía en dos pri ncipios firmemente es tablecidos: por un lado, el rechazo de cua l qu ier ad hesión de índole mística o de pertenencia a una historia sobrenatural; por otra, el rechazo de cualqu ier forma de doble naciona l idad, en virtud de la re g la republ ica na se g ú n la cual «cada uno de nosotros tiene una Patria y una religión, pero nadie puede tener dos Patrias». De esta forma, Aron no renuncia a la existencia de valores comunes en la humanidad, cuyo anclaje no está en la metafísica sino en la historia y cuyo fundamento reside en la política. III. INTERPRET A C I Ó N Qué ex pl icación pue de dársele a la preco cidad y a la jus te za de criterio de Aron con resp ecto a la historia del siglo X X? Las tomas de p os ición de la ma yoría de los intelectua les de su generación y de la generación anterior mues t ran ta m bién un rechazo del determ i n i s mo. A ron se definía como un hom bre compromet ido en un momento de la h i s toria de la filosof í a, de los intelectua les, de la nación fra ncesa. Su s i ng u la ridad da fe de la libertad y de lo radical de su des t i no intelectual y de la elec ción de sus comprom i sos. Y es jus ta mente ahí, conforme a las tesis por él desa rrol ladas en la Int ro d uc ción a la filosof í a de la histori a, donde su pen sa m iento trasciende las determ i naciones so ciol ó g icas y la cont i ngencia histórica de las ide olog í as de la época pa ra ac ce der a una pa rte de etern idad. A. U N A T R AY E C T O R I A O R I G I N A L E N U N A G E N E R A C I Ó N D E I N T E L E C T U A L E S El pensamiento de Aron rompe con la generación de sus maestros, Alain y Brunschvicg, como con la de sus contemporáneos, Malraux, Simone Weil o Sartre. A lain y Bru n sch v ic g, amigos y condi sc í pu los de Elie Ha l é vy en la Escuela Normal en los años 1890, ma r ca ron los dos polos de la filosofía fra ncesa de ent re g uerras. El ka nt i s mo de Bru n sch v icg dom i nab a 88 cuadernos de pensamiento pol í tico [ núm. 2 ]

p e n s a r l a l i b e r t a d a l a l u z d e l a s g u e r r a s... en la Sorb ona, mient ras que Alain ex ploraba las vías de un pen sam iento crítico del ci udada no cont ra to dos los poderes. Sus sistemas de pen sa m iento, sin em b a rgo, coi nciden en su incapacidad de toma r en cuenta la rea l idad del mu ndo y, en esp eci a l, el vuelco del sistema p ol í t ico de ent re g uerras. El cient if i s mo de Bru n sch v icg excluía del i- b erada mente la pol í t ica de su ca mp o, traza ndo una línea de div i s i ó n i nfra nqueable ent re el universo noble de la metaf í s ica, ámbi to de elec ción de la ref lexión sabia y de la raz ó n, y el ca r á cter prosa ico de la h i s tori a, donde se daba libre cu rso de forma anárqu ica a las pas iones hu ma nas. Ala i n, por el cont ra rio, se sentía un pen sador pol í t ico, que pri maba como objeto de sus inves t i gaciones los pri ncipios por los que habían de re g i rse las relaciones del ci udada no con el poder. Pero el i ntento de basar la libertad sobre una di s ta ncia y una desconf i a nza p erma nentes con resp ecto a cua l qu ier forma de instituci ó n, y sobre to do la mil i ta r, demostró ser un ca l lejón sin sa l ida: Alain elevaba al ra ngo de pri ncipios filos ó f icos las formas de fu nciona m iento de una Rep ú bl ica radica l, a fin de cuentas decadente; su crítica de las instituciones cont ri buía a alimentar el ant ipa rla menta ri s mo y la crisis del r é g i men que ponía como mo delo; sobre to do, su pacif i s mo representaba un cont rasent ido histórico absol uto frente a las crecientes amenazas tota l i ta ri as. Ma l raux, alejado del comu n i s mo, y Simone Weil, alejada del pacif i s- mo de Ala i n, entendieron que la ma yor baza del pen sa m iento en el siglo X X era de natu ra le za pol í t ica y que se jugaba en térm i nos de rechazo del tota l i ta ri s mo. Sus respues tas al terror y su res i s tencia se def i nen en térm i nos pu ra mente indiv id ua les. Pa ra Ma l raux, el hom bre conqu i s ta su l i b ertad me di a nte su reb elión sol i ta ria cont ra el des t i no y lue go sumándose a una ep op eya histórica que se enca rna en un hom bre, en es te caso el general De Gau l le, héroe de la causa de la libertad. Pa ra Simone Weil, la pol í t ica se vive como una pasión mística, bajo el signo del sac rif icio. Es tas formas de comprom i so, basadas en el liri s mo o en el acto de fe, no dejan de tener sus riesgos: Ma l raux se aventuró en la ca ma radería con el comu n i s mo antes de ir a pa rar en el gau l l i s mo, y Simone Weil se ext ravió en el pacif i s mo inte g ral antes de convert i rse al ant ih i t leri s mo. La op os ición más fuerte se pro d u jo ent re Aron y Sa rt re, cu yo ca ra a ca ra simbol iza el dra m á t ico enfrenta m iento ent re la demo c racia y el cuadernos de pensamiento pol í tico [ núm. 2 ] 89

n i c ol a s b a v e r e z tota l i ta ri s mo. Ambos son fil ó sofos de la libertad, basada en el comprom i so pol í t ico. Pero ese comprom i so en Aron se sitúa bajo el signo de la razón crítica, mient ras que en Sa rt re se ubica bajo el de la violenci a. El corazón de la concep ción sa rt ri a na de la libertad se ex p one en L ' E t re et le néant y, sobre to do, en La cri t i que de la ra i son di a lect i que, que se esfuerza por sup erar la ant i nomia ent re la ex i s tencia de una l i b ertad hu ma na y el pos tu lado ma rx i s ta de un sent ido de la histori a. La concienci a, libre por su esenci a, sólo pue de log rar su libertad atenta ndo cont ra la ajena, por con s i g u iente alien á ndose. Única mente la reb elión colect iva le perm i te libera rse de su serv id u m bre, insc ri bi é n- dose en un des t i no colect ivo ag l ut i nado por el ejer cicio del terror. La reb elión indiv id ual y la violencia colect iva son, por con s i g u iente, a un t iempo instru mento de la libertad y motor de la histori a. Es te fu ndamento terrori s ta que se le da a la libertad se acer ca al ana rqu i s mo, alej á ndose ta nto del ma rx i s mo como del libera l i s mo. Impl ica tres riesgos i mp orta ntes. Pa ra emp e za r, la libertad radical de la conciencia jus t if i- ca cua l qu ier elec ci ó n, inc l u idas las derivas tota l i ta ri as, como demuest ra el propio Sa rt re. Lue go, la frag mentación de la conciencia en una s ucesión de insta ntes indep endientes supri me to da forma de resp onsabil idad. Por último, la ap ología de la violencia se af i rma como un cont rasent ido histórico absol uto, en un siglo ca racterizado por su ca r á cter mort í fero. Al pos i t iv i s mo ka nt i a no, Aron op one el relat iv i s mo que ro dea la ac ción y la sabiduría de los hom bres; al pacif i s mo de Ala i n, el ca r á cter trág ico de la histori a; al mistici s mo de Simone Weil o de Ma l raux, así como a la te ología terrori s ta de Sa rt re, el trab ajo met ó dico de la razón crítica y la reforma paciente de las instituciones y de las so cie dades demo c r á t icas. B. U N A P O S T U R A I N T E L E C T U A L: E L C O M P R O M I S O C R Í T I C O C O N T R A L A R E B E L I Ó N Frente a las ideologías del siglo XX, que han mezclado la fe y el terror, la utopía y la exaltación de la rebelión, Aron permaneció fiel a la postura del compromiso crítico, cuyos fundamentos teóricos había definido en su tesis. También se distingue del utilitarismo, que postula una regulación espontánea de la economía y de la sociedad. 90 cuadernos de pensamiento pol í tico [ núm. 2 ]

p e n s a r l a l i b e r t a d a l a l u z d e l a s g u e r r a s... A las diferentes doctrinas que reclaman para sí un sentido o un fin de la historia, Aron opone la idea de un poder ciudadano, construido por los hombres que «hacen su historia, aunque no sepan qué historia están haciendo». La defensa de la libertad y la perennidad de la democracia nunca son algo adquirido, sino que los ciudadanos las asumen a partir, por un lado, de una historia y de una cultura que moldean las costumbres políticas y, por otro, de las instituciones de que se dotan. De el lo se desprende la autonomía de lo pol í t ico con resp ecto a las es t ructu ras econ ó m icas y so ci a les o a los ca m bios técnicos. Ta m bi é n se deriva de el lo una di so ci ación ent re el universo del poder y el del cono ci m iento, la búsque da de la verdad y el arte del gobierno de los hom bres: la libertad pol í t ica no pue de insta la rse de forma duradera sin hacer referencia a un ideal de virtud y de verdad; pero ese ideal se de g rada en tota l i ta ri s mo des de el momento que un pa rt ido, una facci ó n, un Es tado o un pueblo pretende enca rnar la verdad o la virtud. El pl u ra l i s mo pol í t ico es indi so ci able del recono ci m iento del ca r á c- ter limitado de la raz ó n, incompleto de los cono ci m ientos, compa rt i- do el poder. C. U N PAT R I O T I S M O A B I E RT O A L O U N I V E R S A L El cosmopolitismo de Aron, uno de los poquísimos intelectuales franceses que ha ten ido aut é nt ica inf l uencia internacional des de los Estados Unidos hasta las sociedades del imperio soviético tiene como corolario un profundo patriotismo, a través de una concepción abierta de la nacionalidad. Ella está anclada en la esperanza de una vocación común de la humanidad y en la existencia de una razón que transciende la diversidad de los sistemas políticos, de las culturas, de las civilizaciones y de las religiones. Raymond Aron respetaba la fe religiosa y le reconocía un lugar eminente en la historia de los hombres, aun sin acceder a ella. Por un lado, su apuesta a favor de la existencia de una razón común para la humanidad se apartaba de cualquier forma de Providencia o de reconocimiento de una historia sagrada. Por otro, Aron permaneció fiel tanto al patriotismo francés como a la solidaridad con el pueblo judío. cuadernos de pensamiento pol í tico [ núm. 2 ] 91

n i c o l a s b a v e r e z Naturalmente, el judaísmo está presente en la obra de Aron a través de su interés por la historia del pueblo judío y por Israel, nación por la cual admitía sentir un afecto especial, lo cual no le impide analizarla a partir de las categorías clásicas, filosóficas, políticas e históricas. La herencia del judaísmo, sin embargo, es más amplia y se expresa por lo menos de tres formas en la manera de ser y de pensar de Aron: por la existencia de una duda sistemática frente a sí mismo, de la que las Memorias proporcionan una ilustración abundante; por no hacerse ilusiones sobre el salvajismo de los hombres ni sobre la existencia de un límite al odio y la violencia que puedan llegar a sentir; por el rechazo a renunciar tanto a la existencia de valores universales cuanto a la esperanza en un mundo más pacífico, libre y próspero. I V. CRÍTICA Desde el momento que la libertad no es una esencia, sino una historia, no puede uno dejar de interrogarse sobre la perennidad del pensamiento de Aron, aunque el contexto geopolítico el que ha presidido su elaboración haya desaparecido. La libertad del siglo XXI no se puede definir en relación con las guerras, las revoluciones y las crisis del siglo XX. La violencia, las pasiones extremistas, los desequilibrios económicos y las tensiones sociales están muy lejos de haber desaparecido. Pero su naturaleza cambia, al compás de los cambios de la democracia, del capitalismo y del sistema internacional. Y las categorías conceptuales utilizadas o discutidas por Aron el Estado-nación y el imperio, la separación entre orden nacional e internacional, la disuasión nuclear, la sociedad industrial, las ideologías de la raza y de la clase se someten a un nuevo cuestionamiento, a veces radical, bajo la presión del caos geopolítico, de la globalización, de la diseminación y de la proliferación de los riesgos, de la revolución científica y tecnológica. Al elegir su planteamiento de la historia del siglo XX, se encontraría Aron en una situación inestable frente a un mundo post-ideológico, a una economía globalizada, a una sociedad postindustrial? Al elegir plantearse la sociedad industrial, se vería superado por la sociedad de la información? En realidad, no hay nada de eso. Ya que, si se ha clausu- 92 cuadernos de pensamiento pol í tico [ núm. 2 ]

p e n s a r l a l i b e r t a d a l a l u z d e l a s g u e r r a s... rado el contexto histórico del siglo XX, estructurado en el período de entre guerras, la exploración realizada por Aron de las antinomias de la libertad moderna y los principios por él propuestos para responder a ello siguen siendo perfectamente actuales. A. L A G R A N T R A N S F O R M A C I Ó N Cuat ro gra ndes fuerzas, que impl ican riesgos pa ra la libertad, moldean el mu ndo del siglo X XI, y ex i gen un comprom i so act ivo de las demo c raci as. La geopolítica del caos se inscribe en el cruce del desmoronamiento de las ideologías del siglo XX, que ha provocado un relanzamiento agresivo de las identidades étnicas, nacionales y sobre todo religiosas y de la aparición del terrorismo masivo como un actor autónomo. De ahí la combinación de amenazas que se derivan de las ambiciones de poder (China, India, Pakistán, Rusia ), de los conf l ictos lo ca les con un fuerte potencial de internaciona l izaci ó n (Oriente Próximo, Balcanes, Cáucaso, guerra civil argelina ), del terrorismo, de las armas de destrucción masiva. De ahí que el Estado ya no sea tan sólo una amenaza por su omnipotencia, como acaeció con el fenómeno totalitario del siglo XX, sino también por su decadencia, con la multiplicación de zonas grises controladas por los grupos terroristas, criminales y mafiosos, cuyo símbolo nos ha ofrecido el Afganistán de los talibanes. Se imponen dos observaciones: primero, que únicamente los Estados Unidos, y en menor medida el Reino Unido, han reestructurado su estrategia y su diplomacia esforzándose por responder a estos cambios radicales; segundo, que el espacio integrado de Schengen está más cerca de innumerables focos importantes de instabilidad que los Estados Unidos. La globalización no es un proceso lineal, sino dialéctico, en el que se cruzan las fuerzas de integración y las fuerzas centrífugas. La ampliación de los mercados, especialmente con la entrada acelerada en la producción y en el consumo masivo de China y de India, es decir, 1,3 y 1,1 millares de millones de personas, respectivamente, la rapidez y la complejidad crecientes de las operaciones económicas multiplican las posibilidades de desarrollo, pero también de cuadernos de pensamiento pol í tico [ núm. 2 ] 93

n i c o l a s b a v e r e z ajustes brutales, de las que ha sido una buena muestra la crisis asiática de 1997. La interdependencia de las economías y de las sociedades va al unísono con la vuelta del proteccionismo y la guerra monetaria, como han demostrado los Estados Unidos con el Farm Act (que ha previsto 190 mil millones de dólares de subvenciones adicionales para sus explotaciones agrícolas), la mejora de los derechos sobre el acero o sobre el textil asiático, la devaluación competitiva del dólar en un 40% contra el euro y en un 20% contra el yen desde 2002. El capitalismo desregulado implica un gran potencial de crecimiento, sólidamente anclado en las ventajas de productividad de la revolución de las tecnologías de la información, al tiempo que genera burbujas especulativas repetitivas (acciones, obligaciones, inmobiliario ) y que aumenta las posibilidades de choques regionales o globales, como se demostró al principio de los años 2000. Por consiguiente, la economía abierta puede sufrir dos tipos de crisis: choques locales, que sólo pueden gestionar los mercados, como sucedió con la bancarrota del fondo LTCM o con la violenta recesión en Asia de 1997, con el crack ruso de 1998 o el mini-choque petrolero de 2000; crisis globales que implican una dimensión sistémica e imponen la intervención de los poderes públicos, como sucedió a principios de los años 2000 con la secuencia de la mayor quiebra de los mercados de acciones de la historia del capitalismo (una caída del 65% durante tres años), de las consecuencias de los atentados del 11 de septiembre de 2001, y luego los escándalos financieros en cadena, desde Enron hasta Parmalat. La movilización por parte de los Estados Unidos de todo tipo de instrumentos de intervención de la política económica (paso de un excedente presupuestario del 2% a un déficit del 5% del PIB, reducción de los tipos de interés de un 6,5% a un 1%, devaluación del dólar, ayuda a los sectores en dificultades e inversiones públicas masivas en investigación, de unos 120 mil millones de dólares al año ) ha sido la que únicamente ha permitido poner a raya la amenaza de una nueva gran deflación mundial, comparable a la de los años 1930. El número, la complejidad, la imbricación y la velocidad de las actividades humanas exponen permanentemente a las sociedades contemporáneas a la amenaza de riesgos cuya característica es la de 94 cuadernos de pensamiento pol í tico [ núm. 2 ]

p e n s a r l a l i b e r t a d a l a l u z d e l a s g u e r r a s... rehuir las fronteras nacionales y ser difícilmente previsibles y reversibles. Así sucede, por ejemplo, desde el punto de vista demográfico, con el creciente aumento de la inmigración, en el aspecto estratégico, con el terrorismo masivo, en el sanitario (crisis de las vacas locas, SRAS, virus Ébola), en cuanto al medio ambiente y al clima (recuérdese las 15.000 víctimas de la canícula durante el verano de 2003 en Francia, la multiplicación de las inundaciones, de los seísmos y de las catástrofes naturales), en el aspecto industrial (Bhopal, Chernobil, AZF-Toulouse), en el social, con la marginación de ciertas regiones (como África o una parte del mundo arábigomusulmán) y la exclusión que se deriva de la presión conjunta de las exigencias de productividad de la economía de servicios con un alto valor añadido y de la llegada masiva de nuevos productores encabezados por China, que acabará imponiéndose como la manufactura del planeta en el horizonte del siglo XXI. Estos riesgos, por su naturaleza y por su amplitud, se les escapan por ahora a los mercados así como a los Estados, incluyendo a la hiperpotencia americana, que se limita a una acción puramente nacional en la lucha contra el terrorismo. La última transformación se debe a la revolución de las tecnologías de la información y de las ciencias de la vida. En el siglo XX, la ciencia dominante fue la física, que permitió al hombre la pretensión de ser dueño y señor de la naturaleza. El siglo XXI será el de la biología, que verá al hombre en condiciones de convertirse en amo y señor de su propia naturaleza. Con todos los daños o agresiones potenciales, que no serán menores para la naturaleza humana de lo que lo fueron para la naturaleza durante el siglo XX. De ahí la necesidad de elegir y dar se reglas éticas, que dependen necesariamente de la decisión política y que sólo tendrán un verdadero alcance si su dimensión llegase a ser internacional, es decir, planetaria. Contrariamente a las ilusiones de la década de 1990, la del 2000 permite subrayar que la libertad nunca está dada, sino que hay que construirla, que no es nada adquirido, sino que hay que conquistarla, a fuerza de voluntad y de imaginación, de trabajo y de convicción. Ahora bien, frente a la dinámica del caos, el retroceso de las instituciones y de las reglas comunes por ahora, como en los años 1930, va en paralelo con cuadernos de pensamiento pol í tico [ núm. 2 ] 95