Elvira Altés En los medios de comunicación es frecuente encontrar que las cuestiones que afectan al género se aborden negando que existen diferencias, es decir, desde el presupuesto de la igualdad, ya que es una postura más fácil de asumir. No obstante, vengo observando que va ganando terreno desde el periodismo de calidad plantear los temas desde una perspectiva que contempla una realidad más plural. De ahí que acostumbrar la mirada a observar los colectivos que quedan ocultos tras los focos mediáticos, buscar otros y otras protagonistas en escenarios menos habituales, puede llevarnos a mejorar nuestra profesión. El concepto de género En primer lugar, me gustaría explicar brevemente cómo interpreto el concepto de género. El género es una creación de la teoría feminista que permite hacer visible una de las estructuras de poder de la sociedad: las relaciones entre hombres y mujeres. El concepto nos permite diferenciar los elementos anatómicos que determinan el sexo de las personas de la interacción social que, a partir de la biología, nos construye como femeninas y masculinos. El género ilumina algunas dimensiones de la realidad que de otra forma sería difícil identificar y que ponen de manifiesto las estructuras de poder que subyacen en los comportamientos prescritos para cada sexo. El género, pues, hace referencia al proceso de identidad que tiene lugar durante el crecimiento y aprendizaje con el fin de convertir a un varón en un hombre masculino y a una hembra en una mujer femenina. Cómo se construyen hombres masculinos y mujeres femeninas? A partir de las prescripciones normativas, de la asignación de roles y de espacios sociales, y también y muy importante, de la coacción (a ellas: si juegas así al fútbol vas a parecer un marimacho, a ellos: fíjate que risa das con esa muñeca, pareces una nena) se va 1
configurando la identidad del individuo en un trayecto que dura toda la vida, que es histórico y universal. En todas las culturas y en todas las épocas se han diferenciado las actividades y los comportamientos de hombres y mujeres. Género y periodismo El enfoque de género en la actividad periodística es el criterio que pone de relieve las consecuencias de esta distinta socialización que reciben hombres y mujeres. Cuando dotamos de significación estas diferencias de género facilitamos una mejor comprensión de la información que queremos transmitir. No podemos olvidar que esta socialización distinta ha introducido variables de comportamiento, de actitudes, de valores, de formas de entender las situaciones de la vida, así como de las expectativas que nos llegan de nuestro entorno, ya que no se espera lo mismo de una mujer que de un hombre. Podríamos decir que el género es como un vestido que nos ponen al nacer, de momento muy sencillo, rosa o azul, pero que va complicándose con una serie de características diferenciadas para cada género. Por tanto, cualquier tema (o casi) permite un planteamiento periodístico desde esta perspectiva, ya que se trata de una categoría transversal. La pregunta que debemos hacernos al preparar la información es si el tema afecta a personas, y si es así, en qué distinta forma lo perciben los hombres y las mujeres. No se trata de hacer un periodismo feminista, ya que el concepto de género es relacional, es decir, no podemos hablar de mujeres sin tener como referencia la situación de los hombres y viceversa. Se trata de un abordaje que no excluye a nadie, pero que resalta la asimetría entre los sexos debida al sistema de valores de la sociedad en la que nos educamos. Una posible definición: La perspectiva de género es el abordaje informativo que tiene en cuenta las diferencias existentes entre hombres y mujeres. Por tanto, cuando la información dota de significado las diferencias de género, cuando se aportan términos comparativos (explícitos o implícitos) entre hombres y mujeres o bien cuando 2
nos centramos en aspectos que afectan de forma concreta a un sexo pero cotejando datos de ambos estaremos haciendo periodismo con perspectiva de género. Consecuencias del enfoque de género en la comunicación Preguntarse por las situaciones y vivencias de uno u otro sexo permite a) señalar las plurales y variadas formas de vivir de la ciudadanía b) aportar datos que profundizan y hacen más interesante la información c) abrir nuevos campos de información, ya que implica una nueva mirada hacia la realidad d) ofrecer nuevos abordajes a las clásicas noticias de agenda e) ayuda a romper las rutinas productivas o inercias profesionales Si los medios de comunicación deben esforzarse por interpretar la realidad, la perspectiva de género nos obliga a enfocar nuevas parcelas de la vida social y política, encontrar nuevos escenarios y enfocar de forma distinta los escenarios habituales, buscar fuentes más diversas y plurales, procurando que aparezcan otras visiones, en una palabra, la propuesta es interactuar con la realidad de una forma más adecuada y comprometida, también más profesional. La perspectiva de género desde la fuente Es curioso observar como los medios no tienen ningún problema en introducir la perspectiva de género, si ésta viene construida desde la fuente. Por ejemplo, en la información sobre salud es muy frecuente encontrar los datos desglosados por sexos e información pertinente sobre cómo afecta una determinada enfermedad a hombres y a mujeres. En ese caso se reproduce la información tal y como llega del dossier de prensa, preparada a menudo por los potentes laboratorios farmacéuticos interesados en lanzar un nuevo fármaco. 3
En cambio, cuando la fuente produce una información desde la perspectiva del universal neutro, que es la visión androcéntrica del mundo, que quiere decir que nos afecta a todos por igual, lo más frecuente es que nadie se preocupe por obtener los datos desglosados ni inquiera sobre las consecuencias que puedan derivarse, ya que esa es la perspectiva tradicional en periodismo. Otro elemento que puede jugar a favor de ofrecer puntos de vista distintos está en la ampliación de nuestra agenda, incorporar voces de mujeres como fuentes y como expertas introduce posiciones y puntos de vista más plurales y variados, favoreciendo también una imagen más democrática del medio de comunicación. Prácticas periodísticas A menudo se utiliza el recurso de plantear las diferencias a base de ofrecer bajo un intertítulo los datos del paro femenino, o la calificación que han obtenido en unos campeonatos de atletismo, pero ese recurso es pobre e insuficiente. Para aplicar la técnica de la perspectiva de género debemos abrir y ampliar la mirada, preguntarnos qué les pasa a las mujeres en esta situación (o a los hombres si la mayoría es femenina), elegir, además de las fuentes habituales, aquellas que puedan ofrecernos datos y argumentos que expliquen las diferencias. Una vez recogida la información podremos valorar si las diferencias son significativas desde el punto de vista periodístico y humano y, con las posibles respuestas, aparecerá el enfoque más adecuado para dar cuenta de las vivencias y circunstancias que afectan a uno y otro género. Podemos plantear que en los estudios, las chicas estudian más tiempo y sacan mejores notas, o explicar porqué los chicos son más proclives al fracaso escolar. Indefectiblemente, deberemos informar de ambas situaciones y ofrecer datos y argumentos que permitan comprender la situación. Hacernos preguntas del tipo: Por qué las mujeres políticas tienen carreras más cortas que los hombres? 4
Hay una diferencia de género en el uso de la tecnología?, y a qué es debida y qué efectos tiene? Otorgar valor a los temas blandos Se trata de un cambio profundo, de estructura de pensamiento, primero, para constatar que los medios se rigen por la perspectiva androcéntrica, bajo la pretensión de que es universal, y en segundo lugar, para poner de relieve (como efecto colateral) que la población es plural y tiene múltiples intereses, y se están produciendo cambios no sólo en el ámbito público, también en el privado se perciben tendencias que apuntan a variaciones en las relaciones entre los géneros. En este sentido, sería necesario que adjudicáramos valor periodístico a algunos temas que los medios consideran blandos, como la salud, la educación, el medio ambiente, las relaciones personales y familiares, temas que se destinan o se destierran a la sección de Sociedad, o bien se politizan y se presentan como munición electoral o como discusión parlamentaria. Todas estas cuestiones, cercanas a las mujeres, porque forman parte de la ética del cuidado, reciben una consideración periodística menor, de forma que se produce un bucle perverso. Como son temas femeninos no son importantes, y desde el punto de vista de la agenda se convierten en temas blandos que, mira tú por donde, interesan a las mujeres periodistas que se dedican así a un periodismo menos valorado y que ofrece menos posibilidades de promoción. 5
Una reflexión para concluir Asumir que los seres humanos pertenecemos a dos sexos socializados de forma distinta y que por tanto vivimos historias, trayectorias, estructuras y situaciones sociales diferentes es el primer paso, constatar que en los medios se aplica una mirada androcéntrica y no se tiene en cuenta la dimensión de género como un posible enfoque de la información, es el segundo, y aprender a dotar de significación informativa a las diferentes situaciones y experiencias que viven hombres y mujeres es el tercer paso que no puede redundar más que en un mayor rigor y profundidad en la interpretación de la realidad, o lo que es lo mismo, en un periodismo más efectivo y de mayor calidad. 6