PRINCIPIOS EDUCATIVOS de EMMI PIKLER Los comienzos profesionales de Emmi Pikler, fueron como pediatra de familia: Ayudaba a los padres a tener confianza en la capacidad de desarrollo del niño y en la creación de las condiciones materiales y emocionales adecuadas, para que las actividades del niño fueran más ricas, sin necesidad de que el adulto interviniera directamente, fomentando así la autonomía del niño. En 1970, el instituto LOZCY, fundado por Pikler, se convirtió en centro de educación e investigación, para la mejora del desarrollo de los niños.
El valor de la actividad autónoma: El pensamiento de Pikler, se basa en la confianza y el respeto del niño, considerándole como una persona y no un objeto, desde su nacimiento. Confía en la capacidad innata y social del aprendizaje de los bebés y en su desarrollo autónomo. Y busca favorecerlo, respetando su iniciativa en: La evolución de sus movimientos. Su desarrollo psíquico. Su juego. Su pensamiento. Su comunicación con los demás.
El niño que aprende a moverse y a andar por sus propios tanteos y experiencias, sin recibir soluciones pre-elaboradas y sin que el adulto interfiera directamente, progresa y adquiere conocimientos muchos más sólidos, que el niño protegido o enseñado a moverse, según los niveles de desarrollo que los adultos consideran adecuados
Importancia del movimiento autónomo durante el primer año Para el niño, la libertad de movimiento significa: descubrir, experimentar, perfeccionar y vivir cada fase de su desarrollo de forma participativa (y no pasiva). Después de la posición dorsal, el niño intentará empezar a girarse, después a gatear, posición sentada, levantarse de rodillas y después ponerse en pié Experimentando por sí mismo, está construyendo los preliminares de su motricidad acabada, lo que le llevará a sentarse y andar después, con facilidad.
El movimiento libre, basado en la actividad autónoma, favorece en el niño: El descubrimiento de sus propias capacidades La utilización de sus propias adquisiciones El aprendizaje a partir de sus propios fracasos y logros.
Pero todo esto que hemos descrito anteriormente, no sería posible sin el valor y la importancia que tiene una relación afectiva privilegiada. La no intervención directa del adulto en las iniciativas y exploraciones del niño, no significa un abandono de la relación personal del adulto con el pequeño, sino todo lo contrario. El niño necesita sentirse seguro. Para eso requiere que se establezca una relación sólida y estable con el adulto, a través de: Intercambios verbales Miradas significativas Presencia atenta y comprensiva por parte del adulto Una presencia próxima pero no abrumadora La comunicación verbal es una prioridad en la relación con el niño, a partir de ahí, el pequeño capta el interés por la comunicación, puede expresarse y siente que el adulto le respeta y valora.
El adulto debe estimular las actividades del niño de forma indirecta, creando condiciones de equilibrio del desarrollo emocional-afectivo y del desarrollo psicomotor e intelectual. Cómo? o Con la seguridad facilitada por la creación de un vínculo seguro y estable entre el adulto de referencia y el pequeño. o o o Valor afectivo del sentimiento de competencia (transmitiéndole el reconociendo por sus logros y capacidades del día a día). Riqueza y adaptación del entorno del niño: diversidad de material disponible, adecuado a la edad, medidas de seguridad en el entorno, que posibilite la experimentación, segura. Respeto hacia el ritmo de las adquisiciones motrices de cada niño.
El papel del adulto de referencia: Entre los elementos del entorno que estructuran la personalidad del niño, es fundamental la seguridad proporcionada por el vínculo y el interés del adulto. Un vínculo estable y continuado (proporcionado por un número reducido de personas) relación privilegiada, son condiciones indispensables, para la salud mental y el éxito de socialización primaria, en la etapa de 0-3 años. Es muy importante la labor que desempeña el adulto en el proceso de desarrollo del niño, en su primera etapa de vida. Según el pensamiento Pikler, si el niño vive en un entorno de desinterés hacia su persona, nunca podrá ser autónomo.
El adulto debería sentir y mostrar, respeto hacia el niño y su iniciativa. Nuestra actitud y nuestras acciones en relación a él, enriquecen la personalidad, la seguridad afectiva y la conciencia de la propia estima del niño. El adulto debe acompañar, proporcionar seguridad, atención, ayuda..etc., en el proceso de desarrollo del niño, pero procurando no interferir, no solucionar, para que esto no de lugar a un niño pasivo y dependiente. Tampoco tiene que crear expectativas y/o condicionamientos, que no corresponden al ritmo de desarrollo del niño y que posiblemente le harán fracasar una y otra vez, retrasando su proceso de aprendizaje y adquisición de sus capacidades. La responsabilidad del adulto de crear un vínculo seguro con el niño, le dará a éste último, la seguridad que necesita, para poder separarse del adulto y explorar, experimentar, tomando así conciencia del entorno que le rodea, así como de sí mismo. Lo cual le estará ayudando a forjar unas bases seguras sobre su futuro comportamiento y bienestar.
Texto ACTIVIDADES DE ATENCIÓN PERSONAL Las comidas Narra la evolución de los niños, según su maduración, así como el pasar de sujeto pasivo, niño al que le damos de comer, al activo-autónomo en el que el niño come él por si solo. (Pagina 50-53)
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PRINCIPIOS EDUCATIVOS EMMI PIKLER Conclusiones: El pensamiento Pikler, se basa en el respeto y la confianza en las capacidades innatas de aprendizaje del niño. Lo importante es la calidad y no la rapidez con el que el niño aprende. La relación afectiva el vínculo, entre el adulto y el niño, es principal para su seguridad y bienestar. La no intervención directa del adulto, no significa abandono de la relación personal. El niño necesita un espacio seguro, respeto de su ritmo de desarrollo y tiempo. Todo esto en su conjunto, hará que el niño consiga tomar conciencia de sí mismo y crezca como un ser autónomo, independiente y con buena salud física y psicológica.