LA EDUCACIÓN NEGADA
LA EDUCACIÓN NEGADA 1 Pensar las relaciones entre pobreza, escuela e infancia 3 2 Primero hay que combatir la privación de oportunidades y la segregación escolar 5 3 Empobrecer expectativas y generar decepciones 6 4 Construir serenidad a pesar de la falta de recursos 7 5 La heterogeneidad es una oportunidad educativa irrenunciable 8 6 Educabilidad comprometida 9 7 Construir educabilidad en escuelas inclusivas 10 8 Desarrollar los apoyos adecuados 11 9 La escuela, eje de la atención, zona de confort de las distintas infancias 12 2
Pararse a reflexionar sobre las relaciones entre la pobreza y la infancia supone detenerse en el colegio. Esta sigue siendo, aún hoy, la institución social con mayor poder conformador de buena parte de lo que es y puede llegar a ser la infancia. Es aún el contexto en el que las desigualdades que afectan a la infancia pueden poner gravemente en riesgo su función humanizadora, su capacidad de hacer posible que se conviertan en ciudadanos y ciudadanas competentes. Del mismo modo, sigue siendo el contexto donde más trabajo puede hacerse para evitar la agudización de las destrucciones, para compensar los efectos deterministas de nacer o vivir en entornos empobrecidos. Todo ello dependerá del freno que pueda ponerse a las destrucciones que crean otros (de las compensaciones paliativas que el colegio, con sus limitaciones, pueda desarrollar) y, especialmente, de su capacidad para adaptarse a las nuevas diversidades (desigualdades) que aparecen en el aula. Para pensar las relaciones entre pobreza, infancia y colegio hay que considerar: Las relaciones entre escuela y desigualdades sociales. Los cambios que la pobreza 1 Pensar las relaciones entre pobreza, escuela e infancia A veces, tenemos que hablar de colegios no solo con alumnado de familias pobres sino de colegios que están situados en medio de entornos en que todo es pobre. Colegios que, para ser útiles a sus niños y adolescentes, deben sumarse a las luchas y actuaciones compartidas del vecindario y entidades del barrio. Pero, también, de colegios que las crisis vuelven más rígidos, académicos, cumplidores formales de la legalidad del sistema, con poca voluntad de dar respuestas a nuevas necesidades. provoca en la propia escuela. La pobreza como realidad que compromete la educabilidad. El colegio como territorio de confort vital normalizador. La escuela (más aún si vive recortada) también puede empobrecerse (en discurso educativo y en recursos), también puede volverse aún más incompatible con las infancias pobres que con las infancias con dinero. Igualmente, es perfectamente posible que la nueva realidad social sea la nueva crisis que hace estallar las otras crisis en las que están inmersas hoy escuela y educación. 3
Al poner en relación escuela y pobreza, la mirada y la reflexión no pueden estar centradas de forma prioritaria en la lista de las posibles dificultades y problemas que la pobreza añade a la infancia. Considerar solo cómo complica su condición de alumno. Para pensar las relaciones entre pobreza, infancia y colegio creemos que hay que dar un apunte, al menos, sobre cuatro significativos aspectos: 1 Las relaciones entre escuela y desigualdades sociales. Considerar qué ocurre con esta correlación al aumentar el número de alumnos pobres y aumentar la longitud de la desigualdad entre unos y otros. Son reflexiones para no confundir los efectos con las causas. 2 Los cambios que provoca la pobreza en el propio colegio, especialmente en los de barrio. Pensar qué significa hacer escuela bajo condiciones de pobreza. Pensar los cambios y las pérdidas que va provocando en la condición de alumno, en la adquisición y mantenimiento del oficio de aprender que tienen que practicar todos los niños y niñas. 3 La pobreza como realidad que compromete la educabilidad. Pensar las respuestas que, desde la equidad, son necesarias para seguir haciendo posible la educación. 4 El colegio como territorio de confort vital normalizador, como territorio que hace posible que los niños sean niños. Pensar el colegio como zona (a veces única) de confort. A estos cuatro aspectos se hace referencia en este texto y en algunos otros, especialmente el que comenta las respuestas a la multiplicidad de diversidades que la escuela debe considerar para tener en cuenta las realidades de la pobreza. 4
2 Primero hay que combatir la privación de oportunidades y la segregación escolar Para evitar cualquier tentación de atribuir, de manera simple, a las nuevas realidades de la pobreza las desigualdades en los resultados escolares, tenemos que empezar recordando que el origen socioeconómico y la segregación escolar que derivada de la condición social (origen social y escuela a la que puedes ir en función de dicho origen) sigue siendo el principal componente de la diferenciación de resultados entre colegios. Igualmente, está perfectamente estudiado y comprobado que el origen socioeconómico tiene efectos sobre las oportunidades educativas, las competencias adquiridas, los éxitos y las expectativas a lo largo de todas las etapas de la vida. Efectos que se vuelven persistentes si no aparecen factores correctores y compensadores en etapas significativas de la infancia. Cualquier debate no puede dejar de lado una constatación evidente: la igualdad en el acceso a las oportunidades educativas sigue siendo el principal factor para reequilibrar los resultados educativos de un colegio que recibe el alumnado más afectado por la desigualdad. La igualdad en el acceso a las oportunidades educativas sigue siendo el principal factor para reequilibrar los resultados educativos de un colegio que recibe el alumnado más afectado por la desigualdad. En un efecto de reproducción ascendente y descendente, el riesgo de vivir en una situación de pobreza es cuatro veces superior en los hogares en que los padres no llegan más allá de primaria o un primer nivel de secundaria. Al revés, las competencias escolares y educativas dependen de la condición socioeconómica de los padres, sumada a la del nivel educativo al que han llegado. Las desventajas escolares de las familias con pocos recursos van incrementándose con los años. Reproducción semiautomática que mantiene activo el debate de qué parte de la desigualdad de origen será capaz de llegar a compensar el colegio. 5
3 Empobrecer expectativas y generar decepciones De forma reconocida u oculta, la escuela está pensada para el ideal de un alumno de clase media. Es este alumnado imaginario el que define las habilidades, competencias, valores que hay que tener. La suma del origen social y la pobreza conforman códigos educativos que quedan cada vez más lejos de la escuela. La pobreza solo confirma y agudiza las diferencias. Refuerza duramente, con más argumentos, la realidad de que el éxito escolar tiene que ver con los orígenes sociales (la clase social). Es un tipo de factor de naturalización de la realidad existente, que agudiza la crisis de los colegios que luchan para convertirse en factores de corrección de los efectos de la desigualdad. Por ello, la situación de pobreza actual, al impactar en la escuela, se carga la pretensión de aportar componentes a la igualdad. Hoy, la escuela que desea ser útil a los niños más afectados pasa a ser el espacio de la decepción. Pobreza y desigualdad generan un efecto aún más perverso: determinan las expectativas que la escuela y el profesorado tienen respecto a su alumnado. La institución escolar y sus profesionales acaban construyendo unas expectativas diferentes para los niños y adolescentes que forman parte de los grupos sociales desfavorecidos, empobrecidos o con características singulares (grupos migrantes, comunidades diferentes, etc.). Origen social y pobreza acaban por condicionar las expectativas docentes. No será complicado definir, a partir de la realidad que el profesorado vive todos los días, que el alumnado pobre arrastra falta de interés y problemas familiares, déficits y rémoras que lo conducen a no aprender. Pobreza y desigualdad generan un efecto aún más perverso: determinan las expectativas que la escuela y el profesorado tienen respecto a su alumnado. La institución escolar y sus profesionales acaban construyendo unas expectativas diferentes para los niños y adolescentes que forman parte de los grupos sociales desfavorecidos. Las expectativas de sus maestros llegan con facilidad a niños y adolescentes, especialmente a través de un trato diferenciado, que va desde cómo se transmite lo que se espera de cada alumno hasta la agrupación por niveles y grupos segregados. Acto seguido aparece el círculo vicioso de las diferencias de comportamiento y las respuestas reactivas. Fácilmente aparecerá el proceso de etiquetaje de los comportamientos, las diferentes etiquetas de mal comportamiento (desconexión, 6
desafección, dificultad para seguir las propuestas de aprendizaje) que harán naturales los efectos de la desigualdad. Justificarán que la escuela afirme no poder hacer nada más. No será necesario fijarse todos los días en la mochila que el alumno trae de su casa ni en la falta de funcionalidad vital de la mochila escolar que el alumno se lleva a su casa. Poco a poco las etiquetas irán marcando los itinerarios educativos. Del mismo modo que ocurre entre los profesionales de la salud mental, tampoco en el colegio se encuentra fácilmente la forma de considerar los aspectos sociales en la lógica de la comprensión educativa del alumno. La batalla prioritaria de la escuela ha pasado a ser luchar contra la agudización de las desigualdades 4 Construir serenidad a pesar de la falta de recursos Recortes y políticas educativas conservadoras han empobrecido singularmente la escuela. Han convertido algunos colegios en singularmente pobres. Los colegios de algunos barrios no tan solo deben educar a una población infantil mayoritariamente bajo el umbral de la pobreza, también tienen que hacerlo con unos recursos bajo mínimos. Muchos se sienten impotentes y, a menudo, señalados como culpables de no hacer todo lo que deberían hacer. educativas por culpa de la agudización de las desigualdades económicas. La situación de permanente recesión ha supuesto pérdida de recursos en la escuela y en los hogares del alumnado más pobres. Ambas instituciones, además, están inmersas en nuevas y complejas situaciones educativas. Los equipos docentes (en plena soledad hacia la administración educativa) se ven desbordados, dedicando esfuerzos a resolver las precariedades de la beca-comedor o la ausencia de libros, entestándose en no suprimir una salida escolar por falta de recursos en las familias, buscando dinero donde sea. Su batalla prioritaria ha pasado a ser luchar contra la agudización de las desigualdades educativas por culpa de la agudización de las desigualdades económicas. A menudo es el AMPA la que actúa de compensadora, organizando actividades, aportando recursos para que el colegio funcione. 7
En clave de complejidad, el empobrecimiento supone nuevos aspectos de la diversidad de la escuela y el aula a contemplar. Descubrir todos los días cómo poner cierta serenidad a las tensiones emocionales que vienen y van de la familia al colegio, del barrio al colegio. 5 La heterogeneidad es una oportunidad educativa irrenunciable Con todo, como hemos señalado, el peor de los efectos ha sido la agudización de la segregación escolar. La segregación escolar que deriva de la segregación social y territorial. Colegios pobres, con población más empobrecida, que tienen que educar en una interacción solo entre pobres. Escuelas etiquetadas que acogen niños bajo sospecha de problema. La pobreza ha supuesto un aumento de la segregación escolar y una hiperconcentración de las dificultades y complejidades educativas (derivadas de la precarización de sus infancias y las nuevas distancias del colegio hacia su mundo). Actuar contra los impactos de la pobreza y la desigualdad supone actuar para que los niños sean educados en un entorno suficientemente diversificado, evitar que el colegio refuerce la segregación del barrio, de la familia. Actuar contra los impactos de la pobreza y la desigualdad supone actuar para que los niños sean educados en un entorno suficientemente diversificado, evitar que el colegio refuerce la segregación del barrio, de la familia. Hemos destacado ya en otro texto cómo una de las primeras luchas contra el empobrecimiento de las vidas infantiles pasa por la matrícula o la definición de zonas escolares. También, y especialmente, sirve para la escuela el criterio de heterogeneidad que hemos destacado como condición positiva de cualquier respuesta. La heterogeneidad es una oportunidad educativa irrenunciable. Muchas escuelas de barrio están condenadas a tener plazas vacías, a acoger a una población en permanente movilidad, mientras que en colegios concertados colindantes, saturados, se abren nuevas líneas. Si la pobreza genera segregación, la escuela no puede reforzarla y aumentarla. La precariedad y estigma provoca 8
que muchos de estos colegios tengan una alta provisionalidad y movilidad en su profesorado. Que para muchos profesionales no sea el colegio elegido y deseado. 6 Educabilidad comprometida Quizá la dimensión que hay que destacar especialmente es la de la educabilidad. La pobreza compromete la educabilidad de buena parte de los niños y niñas que la sufren. Sin embargo, hay que ir con cuidado al definir este concepto. A menudo ha sido usado para referirse a las características singulares de cada niño ( con este chico no puede hacerse nada ), deduciendo que no todo niño es educable o no lo es en la misma proporción que otro. Así, el concepto vendría a significar que, con algunos niños y adolescentes, el colegio no tiene que esforzarse. Pero educabilidad significa que son necesarias determinadas condiciones para hacer posible el hecho de educar y que, al desaparecer estas, los niños, de forma diversa, verán cómo el desarrollo de sus competencias, adquisición de saberes, de los mecanismos para comprender el mundo, de las capacidades para moverse en una sociedad compleja, corren un alto riesgo de no ser adquiridas, de ser frágiles, de quedar mermadas. Educabilidad significa construir las condiciones, necesarias y diferentes, para que todo niño sea educable. Educabilidad significa construir las condiciones, necesarias y diferentes, para que todo niño sea educable. Los niños pobres no son menos educables, pero la pobreza ha ido suprimiendo buena parte de las condiciones necesarias para que la educación sea posible. Los niños pobres no son menos educables, pero la pobreza ha ido suprimiendo buena parte de las condiciones (de entorno, colegio, familia, maduración y desarrollo) necesarias para que la educación sea posible. Existen unas condiciones de entorno, oportunidades, estímulos, dinámicas de relación básicas sin las que educar se vuelve titánico y el resultado educativo será muy probablemente deficitario. Son estas las condiciones que la pobreza destruye, convirtiendo una característica del entorno en un condicionante del desarrollo y la educación. 9
7 Construir educabilidad en escuelas inclusivas No se trata solo de condiciones materiales o de disponibilidades de sus adultos o de potencialidades educativas del grupo familiar. La educabilidad también tiene que ver con dimensiones afectivas, con las serenidades o malestares que predominan en los distintos momentos. También tiene que ver con cómo imaginamos sus vidas, cómo van haciendo el relato de lo que viven, qué papel sienten que puede jugar el colegio en su forma de ser y en todo lo que desean ser. Como acabamos de decir, tiene que ver con las expectativas que ellos mismos se construyen y con las que el colegio, maestros, padres y compañeros tienen de ellos. Trabajar para preservar la educabilidad también significa encontrar las respuestas pedagógicas adecuadas que traten de garantizar la educabilidad a pesar de las situaciones de pobreza. Muchos colegios de primaria y secundaria han puesto en marcha proyectos de innovación inclusivos que intentan considerar las variables del entorno y superarlas. Colegios en los que sus profesionales asumen el compromiso de ser un factor de mejora de cada uno de sus alumnos. Equipos comprometidos con la realidad que les rodea que reformulan sus papeles docentes, sus funciones tutoriales. La escuela que educa a partir de la realidad de la pobreza necesita otras herramientas, necesita la colaboración de los diferentes profesionales del entorno con quien trabajar juntos las dificultades que sobrepasan las aulas. Como se destaca en el texto sobre las nuevas y viejas respuestas para educar en la multiplicidad de diversidades, le escuela que educa a partir de esta realidad necesita otras herramientas, necesita la colaboración de los diferentes profesionales del entorno con quien trabajar juntos las dificultades que sobrepasan las aulas. La pobreza es un factor más para repensar la escuela y las relaciones entre los profesionales que se ocupan de la infancia. Sin embargo, no debemos olvidar que siempre queda luchar por la equidad, para evitar que las circunstancias de origen, personales y sociales limiten el desarrollo y adquisición de las competencias básicas. Sabiendo que su escuela, además de una pedagogía, didáctica y acompañamiento adecuados, deberá contar con recursos para poder ofrecer muchas más oportunidades para aprender. 10
8 Desarrollar los apoyos adecuados Si uno de los principales objetivos de la escolarización es lograr unas competencias básicas y mínimas claves culturales que permitan el desarrollo de los niños como niños, como personas y como ciudadanos, el colegio debe poder desarrollar una oferta diversificada y de calidad. Tiene que poder demostrar que lo espera todo de su alumnado, a pesar de todos los condicionantes que la pobreza está poniendo en sus vidas. Cuando se habla de cómo mantener y construir la educabilidad a partir de las oportunidades educativas se insiste en tres aspectos o grupos de actuación: El enriquecimiento de las oportunidades en la etapa de 0 a 3 y los primeros años preescolares. El apoyo antes de que se consoliden las dificultades a lo largo de la escolarización primaria. La batalla preventiva contra las rupturas irrecuperables a lo largo de secundaria. A pesar del discurso social dominante que señala la secundaria como fuente del fracaso y de la crudeza de los desacuerdos y conflictos en sus cursos, la principal forma de reducir las desigualdades educativas que provoca la desigualdad social y económica es enriquecer las oportunidades en educación infantil y primaria, muy especialmente en la primera de dichas etapas. Como se indica en el documento sobre la pobreza y los primeros años de vida, no tan solo estamos hablando de los impactos que esta provoca sobre el desarrollo, también debemos considerar los primeros aprendizajes y los procesos de base que harán posible el aprendizaje a lo largo de toda la escolarización. Una buna educación infantil es, con mucho, una de las herramientas más potentes para no hacer pagar a los niños y niñas el coste en educabilidad que puede tener la pobreza de su hogar. La principal forma de reducir las desigualdades educativas que provoca la desigualdad social y económica es enriquecer las oportunidades en la educación infantil y primaria. Una buena educación infantil es una de las herramientas más potentes para no hacer pagar a los niños y niñas el coste en educabilidad que puede tener la pobreza de su hogar. 11
9 Le escuela, eje de la atención, zona de confort de las distintas infancias Pensar en la pobreza y los niños es pensar en una educación pública fuerte, un sistema educativo integrado con otros contextos educativos, una escuela que tiene que ver con la comunidad, una escuela que es un espacio de diversidad donde todo el mundo puede ser niño, aquellos que tienen familias con recursos y aquellos cuyo alrededor está empobrecido. La pobreza nos recuerda que la escuela debe salir de la escuela y que la educabilidad que ayuda a mantener comporta, por ejemplo, que los padres entren en la escuela o la mochila familiar pueda ser tenida en cuenta en el aula. En el texto Yo quiero ser normal hemos descrito cómo las respuestas deben evitar que el niño se sienta extraño y aportar experiencias, aprendizajes, vivencias que normalicen sus vidas, eviten el predominio de las experiencias negativas, compensen los vacíos educativos que pueden acumular. Insistimos de nuevo que el colegio puede ser (debe ser) el eje que normalice muchas respuestas que vienen dadas por recursos bastante ajenos a las vidas infantiles y adolescentes, que cuando son dadas en un contexto universal, compartido por todas las infancias, son sentidas como un elemento más de su condición de niños. Si tuviéramos que resumir solo en un concepto lo que debería de garantizar la escuela diríamos que necesitamos que sea fundamentalmente una zona de confort para todo su alumnado, especialmente para aquellos que difícilmente serán confortados en su casa. Asimismo, para que eso sea posible la propia escuela debe tener un funcionamiento normalizador, no segregador, que no agudiza las desigualdades, las vivencias de inferioridad o los problemas que los niños y niñas van acumulando. Trabajar contra los impactos de la pobreza en los niños significa garantizar que el colegio no se convertirá para ellos en un lugar especialmente conflictivo, que tendrá capacidad para no reaccionar con más conflicto a sus malestares. Pero los impactos (en recursos humanos, en ratios y en complejidad) están provocando que la escuela se repliegue, cierre el paraguas protector, pierda su capacidad de cobertura y acogida, piense su organización (desde los horarios hasta las formas de tutoría) de modo poco compensador. 12
Si tuviéramos que resumir solo en un concepto lo que debería de garantizar la escuela diríamos que necesitamos que sea fundamentalmente una zona de confort para todo su alumnado, especialmente para aquellos que difícilmente serán confortados en su casa. Confort significa que en el entorno emocional que los rodea cuando están en el colegio no predomina la tensión, el estrés, las faltas de afecto, las dudas sobre su propia valía, el aislamiento, etc., que, quizá, en el entorno familiar empobrecido representan el clima predominante. 13
El proyecto Reflexiones: La pobreza vista desde la infancia es una iniciativa del Palau Macaya y CaixaProinfancia Organización: Palau Macaya Dirección científica: Jaume Funes Redacción: Jaume Funes a partir de las reflexiones y debates de los seminarios La pobreza vista desde la infancia, coordinados por Anna-Bel Carbonell, Marta Comas, Josep Torrico y Jordi Bernabeu, que también han hecho aportaciones a las redacciones finales. Estos agrupan temática y libremente ideas aportadas por una sesentena de profesionales, a lo largo de veinticinco encuentros de debate. Igualmente resumen ideas de las investigaciones e informes sobre pobreza infantil aparecidos en los últimos dos años. 14