TEMA 4 EL GÉNERO DESDE EL ENFOQUE EDUCATIVO Expositor: Dr. Gilbert Oyarce Villanueva Especialista de DITOE Lima Perú 13 de setiembre 2012
DEFINICIÓN DE GÉNERO El término género indica las características sociales y el rol de género aprendido individualmente. Este rol se encuentra definido, en lo esencial, por la organización social, cultural y económica de una sociedad, así como por las normas y valores legales, religiosos y éticos vigentes. La asignación de este rol puede variar mucho entre las diferentes sociedades. Aun dentro de una misma sociedad, la diferencia de rol puede diferir considerablemente dependiendo de la edad, estado civil, situación económica, pertenencia a un determinado grupo étnico o a una religión.
GÉNERO Y EDUCACIÓN El sector educativo y la institución educativa como lugar de estudio tienen mucha influencia sobre el aprendizaje y brindan la posibilidad de cuestionar el rol de género asignado. Por lo tanto, mediante la aplicación del enfoque de género en el área de la educación podrán hacerse visibles las relaciones existentes entre los sexos a fin de contribuir a superar las desigualdades existentes. Por medio del enfoque de género se puede contribuir a la creación de una sociedad justa y con iguales derechos para todos, así como superar las prácticas de marginación, discriminación y estigma.
Para este fin es necesario sacar a la luz y definir las relaciones entre los sexos, analizar las diferencias y las formas de discriminación específicas, así como desarrollar y poner en práctica estrategias para superar las desigualdades y la marginación.
El enfoque de género corresponde a una concepción sociopolítica y sistémica del desarrollo. Dirige nuestra atención hacia los diferentes roles sociales asignados a las mujeres y a los hombres, diferencias que se reflejan, en la división del trabajo y las cargas laborales de acuerdo con el sexo, las diferentes posibilidades de acceder a los recursos y de controlarlos, así como las distintas opciones que tienen hombres y mujeres de influir en la política y en la sociedad.
Las diferencias de género son tan antiguas como la humanidad. Si bien hasta una vez entrado el siglo XX se les negó a las mujeres en gran parte el estatus como individuos con derechos, hoy en día se reconoce la igualdad formal entre los sexos en la mayoría de los países.
Las diferencias específicas entre los sexos constituyen una constante e importante característica estructural en las distintas sociedades, como indican los siguientes ejemplos: La mayor parte de los 1,2 miles de millones de personas indigentes y de los 850 millones de personas que pasan hambre en el mundo son mujeres y niñas.
La proporción de mujeres en cargos directivos, tanto en el campo económico como en el político, es aún sumamente baja. Solo 30% del trabajo de la mujer es remunerado, en comparación con el 75% del trabajo del varón. Las mujeres suelen recibir un ingreso claramente menor que el de los hombres, tanto en las relaciones laborales formales como en las informales. El 60% de los pobres que trabajan son mujeres.
Los mercados laborales se dividen de acuerdo con el sexo, lo cual significa que las profesiones u oficios típicamente femeninos muchas veces son peor remunerados y de menor prestigio, o de una reputación diferente. A nivel mundial, las niñas tienen menor acceso a la educación escolar que los niños.
El 60% de la población considerada analfabeta está formada por mujeres. Una altísima proporción de las víctimas de violencia en el hogar y de abuso sexual son mujeres.
ACUERDOS INTERNACIONALES Y CONFERENCIAS SOBRE GÈNERO A través de una serie de Conferencias Mundiales de la Mujer (1975 en México, 1985 en Nairobi, 1995 en Pekín, así como las sucesivas conferencias de Pekín + 5 y Pekín + 10), se trataron temas relativos a las diferencias de género existentes y se buscaron enfoques para alcanzar una mayor equidad entre los sexos. Fourth World Conference on Women Beijing, China - September 1995
La meta de la equidad entre los sexos se retoma también en los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Se recomienda que las mujeres y los niños deben alcanzar la educación primaria completa (objetivo 2)
De acuerdo con el derecho internacional, la no discriminación (de género) es un componente de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y de los convenios principales relacionados con estos derechos. La así llamada Convención sobre los Derechos de la Mujer (CEDAW), el acuerdo internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, entró en vigencia en 1981.Recomendando asegurar los mismos derechos para hombres y mujeres en la esfera de la educación (art. 10).
IMPORTANCIA DEL TEMA PARA EL SECTOR EDUCATIVO EN GENERAL Como el género es uno de los enfoques estructurales universales de la sociedad, al igual que los procesos educativos, no se produce en un espacio neutral o aislado, por lo tanto es decisivo el trabajo en las instituciones educativas como agente socializador en primera instancia. Los estereotipos de género y las relaciones entre los sexos, muchas veces jerárquicas, se reproducen en los ambientes educativos y en los procesos educativos, tanto dentro como fuera de las instituciones de enseñanza
La educación debe aportar de manera determinante al cuestionamiento de los modelos de pensamiento y a los roles estereotipados y discriminadores, y a romper con los patrones tradicionales y a superar los prejuicios. Para este fin, las instituciones de enseñanza deben organizarse de una forma que sea sensible al género. Una mirada al sistema educativo peruano demuestra que las relaciones entre los sexos son dinámicas y cambiantes.
Para emprender intervenciones y prácticas educativas sensibles al género, se cuenta con diferentes áreas de aplicación: paralelamente a las características y a los indicadores cuantitativos sobre las diferencias entre los sexos (acceso a la educación, éxito escolar, conclusión de estudios, composición del personal directivo y de enseñanza, así como autoridades escolares)
Existe también un enfoque basado en factores cualitativos, como la implementación de la acción tutorial y la educación sexual integral con enfoque de género, interacción entre los miembros de la comunidad educativa en la institución educativa.
En el aula clases, el rol que desempeñan los materiales didácticos (sobre todo los libros de texto), la generación de clima institucional democrático en las instituciones educativas, el Programa Tengo Derecho al Buen Trato, así como, en los contenidos temáticos desarrollados en las diferentes áreas curriculares del Diseño Curricular Nacional.
Por otro lado, en los Lineamientos educativos y Orientaciones Pedagógicas para la Educación Sexual Integral, instrumento legal que permite implementar la Educación Sexual Integral en las instituciones educativas, aprobado por el Sector Educación en el año 2008, se establece que la esta educación debe ser impartida en las escuelas desde la primera infancia, teniendo en cuenta cuatro enfoques que sustentan el desarrollo de la acción pedagógica, entre ellos: El desarrollo humano, los derechos humanos, la interculturalidad y el género.
El enfoque de género se refiere a la construcción sociocultural basada en las diferencias sexuales, que define valoraciones, comportamientos, funciones, oportunidades y cuotas de poder en un grupo humano, en un contexto cultural y época determinada
La implementación del tema género, como eje transversal en el área de la educación, puede realizarse en diferentes niveles, que se condicionan mutuamente: el nivel estructural e institucional, el nivel personal, el nivel de contenido técnicoprofesional y el nivel metodológico.
El enfoque de género debe contribuir a ofrecer una visión cabal de los roles de género y la discriminación específica por sexos, y aportar a su superación.
Cuando se utiliza la palabra género únicamente como sinónimo de la situación de niñas y mujeres, puede perderse la visión de que existen otras víctimas de discriminación, y que otras categorías de exclusiones pueden reforzar las desventajas específicas de género. Las relaciones y los roles de género son sensibles a la influencia positiva de la educación y, por lo tanto, pueden transformarse mediante los procesos educativos. Una política educativa y actividades pedagógicas comprometidas con un enfoque de equidad de género y no discriminación contribuyen a acercarnos un paso más hacia el logro de los Objetivos Educativos de formación integral de la persona.
MUCHAS GRACIAS