Marco de referencia. Homofobia y transfobia como base de la diferencia.

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1 Marco de referencia. Homofobia y transfobia como base de la diferencia. Isidro García Nieto Cuando se reflexiona sobre las dificultades que tienen: lesbianas, gais, transexuales y bisexuales (LGTB), es imprescindible definir un marco axiológico del que provienen dichos obstáculos. Hay que partir del hecho de que ser LGTB no es la causa de la exclusión social, lo es la homofobia/transfobia y las consecuencias de ésta en las personas que la sufren. Este hándicap va a impedir que los LGTB partan con igualdad de condiciones respecto a los que no lo son en el entorno social, concretándose en: dificultades formativas, de acceso a los derechos de ciudadanía, riesgos psicosociales, inexistencia de itinerarios de acceso al mundo laboral específicos, falta de profesionales que conozcan sus dificultades específicas, riesgos para su salud, etc. Por tanto es importante hacer en primer lugar esta diferencia. El problema no es ser lesbiana, gay, bisexual o transexual. El problema es que vivimos en una sociedad donde existe la homofobia/transfobia, que modela y dificulta la vida de los LGTB, sus familias y parejas, dificultando la igualdad de oportunidades para éstos. Nuestra sociedad, patriarcal, machista y heterosexista, establece a través de sus discursos y las estructuras que emanan de estos un reparto diferente del prestigio y por tanto de lo adecuado o inadecuado en el comportamiento social. Por tanto las obligaciones y derechos no son igualitarios, sino que benefician a aquellos que cumplen con las características que el discurso social establece como óptimas. Según este discurso, el máximo exponente del prestigio sería: un hombre blanco y heterosexual. Cuanto más se aleje una persona de lo que este arquetipo representa será beneficiario de un prestigio social menor. El ejemplo sería evidente: mujeres, personas de otras etnias, homosexuales, transexuales Nuestra sociedad se basa en una serie de ideas que ayudan a mantener este arquetipo como el deseable: - El sexismo. Un sistema ideológico que establece una desigualdad en función de la división rígida entre los géneros, en cuanto a roles, comportamientos y actitudes. Establece un modelo imperante de lo masculino frente a todo lo femenino, concretándose tanto en el plano psicológico, económico, social y político. - El heterosexismo. Que establece que la heterosexualidad es la norma, lo natural, incluso el proyecto de Dios, y que por tanto clasifica todo lo que no sea heterosexualidad como: algo inexistente, una desviación/inversión de la norma, antinatural y menos deseable. Como consecuencia de todo esto y con el fin de seguir manteniendo unas estructuras sociales asimétricas, la homofobia y la transfobia se configuran como una metodología 1

2 social que permite que estas estructuras obsoletas permanezcan con mayor valor que otras. Homo/transfobia es cualquier manifestación arbitraria que consiste en señalar al transexual como contrario, inferior o anormal. Hay que tener en cuenta que dicha transfobia es un miedo irracional basado únicamente en creencias y valores que apoyan estereotipos negativos sobre las personas transexuales que se concreta en una aversión por este tipo de individuos ante los que reaccionan con odio, represión, o marginación. Por tanto son estas manifestaciones sociales que afectan de forma transversal y durante toda su vida a los LGTB las que potencian la posibilidad de sufrir exclusión social. En ese sentido a continuación se analizan que situaciones relacionadas con la homofobia/transfobia que se materializan en dificultades sociales para los LGTB en los siguientes ámbitos: Dificultades sociolaborales de los LGTB: Para analizar la situación y dificultades sociales que viven los LGTB en la sociedad actual hay que partir de la observación de la realidad actual en nuestro país. En cuanto a nuestro entorno social, hay que tener en cuenta que se trata de una sociedad de tipo occidental y gran tradición judeocristiana donde la pareja heterosexualmonógama aparece como un ideal para la mayoría de hombres y mujeres. La obtención del placer y el goce sexual se contempla únicamente cuando va unido a la posibilidad de establecer unas relaciones afectivas estables entre personas de diferente sexo. La heterosexualidad, así entendida, se convierte en un imperativo de conducta a seguir por la totalidad de personas. Por eso mismo la heterosexualidad se vuelve algo imprescindible en el reconocimiento y legitimización social. En contrapartida la homosexualidad es convertida en práctica de segunda categoría (hasta hace relativamente poco ha sido considerada como enfermedad mental y delito) convirtiendo a su vez a los LGTB en ciudadanios de segunda categoría. Observando los últimos años es palpable el importante avance realizado en la cultura occidental en el reconocimiento social de la homosexualidad y la transexualidad, y concretamente en nuestro país con leyes como: la reforma del código civil en materia de matrimonio 13/2005 que equiparó los derechos civiles de los homosexuales a los de la población heterosexual, permitiendo el matrimonio y adopción de hijos a parejas del mismo sexo. U otras como la aprobación en el Parlamento del primer Código Penal de la historia que penalizaba los delitos de homofobia en 1996, la Ley 3/2007 reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas, etc. Respecto a estos cambios, el pulso de la opinión pública fue tomado por el CIS (Centro de investigaciones Sociológicas) 1 un mes antes de la reforma de esta ley de 1 Barómetro de Junio. Estudio nº Junio

3 matrimonios entre personas del mismo sexo. Ante la pregunta: a las parejas homosexuales estables (con preferencia sexual entre personas del mismo sexo), se les den reconocer o no los mismos derechos y obligaciones que a las parejas heterosexuales (con preferencia sexual entre personas de distinto sexo)? Un 67.7% contestó que sí, frente al 27.3% que contestó no. Estos datos nos hablan de una evolución en la sociedad española ante la visión de la homosexualidad, pues una amplia mayoría de la sociedad se muestra favorable al reconocimiento de derechos. Indudablemente, estos datos reflejan una mejoría del estatus y la convivencia de los homosexuales y transexuales en la sociedad. La realidad que hoy en día vive dicha población no tiene nada que ver con la que se vivía hacer dos décadas, ahora, es claramente más favorable. Y esta evolución es digna de ser celebrada con orgullo y alegría por la sociedad española, pero estaríamos equivocados si pensáramos que hoy día el ser gay, lesbiana o transexual en nuestra sociedad está libre de dificultades. Si bien la sociedad ha adoptado una actitud más benévola y tolerante hacia los LGTB, los conflictos con la homosexualidad están todavía muy lejos de solucionarse. Haber alcanzado la igualdad legal entre homosexuales y heterosexuales es un logro que evidencia un cambio en la sociedad, pero todavía está muy alejado del logro de una equiparación social. Recordemos que la igualdad legal entre hombres y mujeres fue alcanzada hace décadas en nuestro país aunque en la actualidad la paridad social todavía tiene un largo camino que recorrer. Siguiendo esta misma comparativa, la opinión reflejada anteriormente sobre la aprobación de los matrimonios entre personas del mismo sexo era favorable para la gran mayoría de las personas encuestadas. Por tanto realizando un análisis superficial de estos datos podría llegarse a la conclusión de que la sociedad española en su gran mayoría se muestra muy tolerante ante la homosexualidad. Pero, Qué pasa cuando comparamos este dato con otros obtenidos en ese mismo número de estudio del CIS? 2 : - Ante la pregunta 5 que dice así: Cree Ud. que los españoles son tolerantes en relación a la homosexualidad?, a lo que un 40.9% eligió poco tolerantes y un 6.6% nada tolerantes. - En la pregunta 8 se interroga sobre si sería un problema grave que un hijo o hija tuviera relaciones sexuales con alguien de su mismo sexo (utilizan esta expresión y no la de ser homosexual). Los resultados son que un 30% contesta que sí sería un problema grave en el caso de un hijo varón, y un 30.3% en el caso de una hija. Estos datos revelan que para alcanzar la igualdad social entre gais, lesbianas y transexuales en la sociedad española todavía queda un largo camino que recorrer. Muchas personas siguen viviendo con muchos miedos y angustias su propia 2 Barómetro de Junio. Estudio nº Junio Página 9 y 10 3

4 homosexualidad, y muchas otras siguen viviendo con recelos y extrañeza la homosexualidad de quienes tienen a su lado. Gais y lesbianas continúan siendo un sector de la población que tiene que afrontar muchas barreras al vivir continuamente experiencias de ruptura con los imperativos de la heterosexualidad. El estigma social que recae sobre las personas homosexuales conforma en estas una vivencia subjetiva que va a implicar a menudo la interiorización del rechazo del que son objeto y la consecuente angustia vital sobre su situación. La sociedad se sigue moviendo con multitud de prejuicios hacia gais, lesbianas y transexuales. Prejuicios que deshumanizan y que al ser introyectados, distorsionan la realidad y originan numerosos miedos en las personas heterosexuales, que impiden el acercamiento y la comunicación hacia los que consideran gais, lesbianas o transexuales. Si se tienen en cuenta las conclusiones a las que llegó Kinsey (1978), en las que estimaba que la población homosexual conforma entre un 8% y un 10% de la total, estaríamos enfrentándonos a un número importante de ciudadanos españoles homosexuales que se encuentran con gran cantidad de dificultades sociales, únicamente porque la orientación de su deseo se dirige hacia personas de su mismo sexo. Pero, Cuáles son los aspectos que los LGTB ven afectados principalmente por la homofobia y transfobia en su interrelación social? -Dificultades para la aceptación de la orientación sexual/identidad de género. La educación que los LGTB han recibido no se diferencia de la del resto de personas. Es por tanto una educación plagada de valores tránsfobos que penalizan, infravaloran y consideran indeseable la homosexualidad y transexualidad. Estos valores provocan que cuando una persona sospecha que puede ser homosexual o transexual tenga que comenzar un proceso de autoaceptación de su realidad, es decir, tenga que luchar contra su interiorización de la homofobia. A esto se une que hasta hace muy poco la posibilidad de encontrar referentes positivos sobre homo/transexualidad en los medios de comunicación o cualquier otro vehículo de transmisión de la cultura y los valores era muy reducida. Por tanto cuando alguien se plantea la posibilidad de que su orientación sexual o identidad de género no sea la mayoritaria, tiende a compararse con la imagen que dichos referentes negativos han creado en su mente. Estos arquetipos homo/transexuales la mayoría de veces son erróneos y estigmatizantes, ya que parten de un estereotipo social basado en la homo/transfobia y no de la realidad de la diversidad de los colectivos LGTB. La imposibilidad por tanto de seguir el patrón social normativo y las dificultades para autoaceptar la propia realidad pueden llevar a quienes lo sufren a situaciones de aislamiento y a sentimientos vitales de soledad. Si estas dificultades no son abordadas pueden afectar de forma transversal la vida de los LGTB. Por eso es tan importante que los propios LGTB puedan detectar que la están sufriendo y pidan ayuda, o que las personas de su alrededor estén concienciadas con su realidad y las apoyen en la búsqueda de recursos. 4

5 -Dificultades relacionadas con la aceptación del entorno familiar. Desde el momento de la revelación a los padres de la orientación sexual o la identidad de género de su hijo/a, éstos van a comenzar un proceso de aceptación de su realidad como padres y madres de una persona homosexual o transexual muy parecido al que pasan los propios LGTB. Al igual que sus hijos e hijas muchos de ellos juzgarán la situación desde los prejuicios y valores que emanan de su educación. Esa educación en la mayoría de los casos no contiene gran cantidad de información sobre diversidad sexual, y está repleta de clichés y estereotipos sobre lo que creen que es la homo/transexualidad. Esos estereotipos están basados en su mayoría en el completo desconocimiento del tema, y en la creación de prejuicios basados en la información que han recibido. La homo/transexualidad en muchos casos en su mente se configura como una especie de trastorno mental, que provocará la inmediata marginación de sus hijos/as empujándolos a profesiones como la prostitución u otro tipo de conductas poco saludables, y por tanto de una forma u otra a la más completa infelicidad. A la hora de comparar lo que ese arquetipo de la homo/transexualidad representa en su mente y enfrentarlo con su hijo o hija real, llegan a la conclusión de que su vástago está confundido y necesita del apoyo y consejo de algún profesional que confirme si el relato es verdadero o fruto de la confusión típica del descubrimiento de la sexualidad. Sea como fuere esta primera reacción tan sólo evidencia los prejuicios sociales que existen sobre la homosexualidad y la transexualidad, y cómo tener que enfrentar esta realidad de una forma cercana en el seno de la propia familia se vivencia como algo no deseable. En ese sentido hay que tener en cuenta que cuando a unos padres le es revelado la homosexualidad/transexualidad de su hijo va a comenzar todo un proceso de aceptación de esa nueva realidad, con el consiguiente duelo respecto al cambio en las expectativas y planes que habían imaginado para él o ella, que en algún sentido incluso puede llegar a implicar para ellos la muerte simbólica de ese hijo para dar lugar a otro diferente. Pero además de este proceso comienza otro personal, que es el de tener que asumir una nueva etiqueta social que es la de padre o madre de una persona LGTB. Y esta realidad también tiene consecuencias respecto a trastoque de la posición social que muchos de ellos pueden sentir que conlleva. Es decir, las dificultades y marginaciones sociales que significa respecto a su propio entorno el que su hijo sea de forma visible una persona LGTB, tener que salir del armario socialmente con su nueva realidad, etc. Por eso hay diversas formas de enfrentar dicha revelación. Al igual que no todos los padres, afortunadamente, reaccionan como se ha descrito anteriormente, los procesos que se describen ni son generalizables, ni significan un proceso lineal, ni que aquellos que los sientan lo hagan con la misma intensidad que otro, etc. La realidad es que sí existen personas que sienten que son incapaces de enfrentar esta realidad y se sienten completamente perdidos. 5

6 Los padres que entendiendo mejor o peor la situación de sus hijos busquen un consejo profesional adecuado, llegarán canalizados a: servicios de atención a homosexuales y transexuales propios de los servicios sociales o servicios de los diversos colectivos LGTB existentes a lo largo de la geografía española. La realidad es que dependiendo de la situación geográfica y de los recursos de la Comunidad Autónoma en cuestión el proceso resultará más o menos sencillo. Pero una vez llegado a uno de estos recursos, las diferentes dificultades que pueden experimentar y el trabajo psicosocial necesario con la familia podrá ser abordado. El problema es que no todo el mundo decide recurrir a un profesional, ni en todo caso a los profesionales adecuados. Se han identificado casos en los que los padres que han recurrido a métodos tan diversos como: obligarlos a acudir a charlas con sacerdotes con el fin de convencerles de lo erróneo y antinatural de su forma de pensar; hasta psiquiatras y psicólogos tránsfobos que intentaban convencerlos de lo transitorio de su situación y de la necesidad de un deseo de cambio por parte de los propios LGTB para su curación. En ese sentido, en el caso de los adolescentes que son menores de edad son obligados a recibir terapias por parte de los profesionales que eligen sus padres. Y en algunos casos se vulnera su salud mental con intervenciones que están basadas en conceptos tránsfobos que son nocivos para el menor. Ser menor transexual tiene como consecuencia no poder elegir y opinar sobre los tratamientos que están recibiendo. Es cierto que legalmente esto podría ser cuestionado, pero la realidad es que en la mayoría de los casos ni los menores lo saben ni quieren hacerlo. Además hay padres que todavía hoy en día a la hora de enfrentarse a la homosexualidad/transexualidad de sus hijos les ponen en la encrucijada de tener que elegir entre ser lo que son o ser expulsados del hogar familiar. Estas dinámicas y la forma de resolverlas de cada familia pueden tener consecuencias directas respecto a la salud mental del LGTB, su futura autonomía, la transición al mercado laboral y su capacidad para participar en la sociedad. -Dificultades de aceptación y relación en los entornos educativos. Hay que tener en cuenta que en el imaginario social existe la creencia de que las generaciones más jóvenes son más tolerantes con la diversidad sexual. Según esta afirmación los adolescentes deberían mostrarse más abiertos y tendrían menos conductas discriminatorias que aquellas personas de más edad que han sido educadas según modelos más tradicionales. Por tanto podríamos creer que en los entornos de los jóvenes la presencia de la homofobia y la transfobia es menos acusada que en el resto de la sociedad. La realidad no podría estar más alejada de esta afirmación. En los centros educativos la homofobia y la transfobia campa a sus anchas. Uno de los estudios más recientes realizados en España sobre este tema Homofobia en el Sistema Educativo realizado por COGAM, ofrece datos interesantes sobre las actitudes homófobas de nuestros jóvenes. 6

7 Los jóvenes sujetos a dicho estudio rellenaron una serie de cuestionarios donde se les preguntaba sobre sus pensamientos, sentimientos y conductas sobre la homosexualidad. Estos son algunos ejemplos de los resultados que se obtuvieron ante las diferentes preguntas: - Te sentirías cómodo(a) en la relación personal con los gais y lesbianas? El 11,9% de los adolescentes encuestados manifestó encontrarse muy poco cómodo en la relación personal con homosexuales y transexuales y un 9% poco cómodo. - Crees que los gais y lesbianas deben expresar sus sentimientos (besos, abrazos, etc.) en público de la misma manera que las parejas de hombre y mujer? Más de un 34% de los jóvenes encuestados contestó no estar de acuerdo con estas expresiones de sentimientos, incluso un 18% están en completo y manifiesto desacuerdo con la expresión de estos sentimientos en público. - Crees que es correcto tratar de forma despreciativa a personas a las que les gustan las personas de su mismo sexo? Aunque la mayoría de los encuestados responden que no es correcto tratar con desprecio a los homosexuales, hay que remarcar que un 15% lo vería correcto o totalmente correcto. - Cómo crees que se trata a los gais y a las lesbianas en el instituto? Un 74,5% de los alumnos/as cree que a los gais y lesbianas se les trata en el instituto de forma más injusta que al resto de los compañeros/as. Por tanto en resumen, casi el 21% de los jóvenes no se siente cómodo a la hora de relacionarse con otros adolescentes LGTB; entorno al 34% no está de acuerdo con la expresión de sentimientos en público por parte de estos; el 15% cree que es correcto tratar de forma despreciativa a una persona homosexual; y finalmente cerca del 75% cree que los LGTB son discriminados en el instituto. Estos datos hablan de una alta tasa de homofobia cognitiva, emocional y conductual en los centros de estudios a los que acuden nuestros jóvenes hoy en día, además del reconocimiento por parte de ellos mismo de que la gran mayoría de los LGTB son discriminados. Ante un panorama como éste la diversidad sexual difícilmente será aceptada, existiendo una alta probabilidad de que los pertenecientes a alguna minoría sexual sean discriminados y maltratados en un entorno donde los adolescentes pasan la mayor parte de sus jornadas, sus centros de estudios. Muchos adolescentes LGTB manifiestan sufrir maltrato, aislamiento y acoso por parte de sus compañeros, ya sea por que son visiblemente gais o lesbianas en el caso de los homosexuales o por lo atípico de sus roles de género antes de comenzar el proceso transexualizador en las personas transexuales o por la evidencia del proceso transexualizador en el momento en el que éste se pone en marcha. Hay que tener en cuenta que en la adolescencia los roles de género se vivencian de una forma inflexible, hay cosas de chicos y de chicas. Cualquiera que no esté claramente situado en esta realidad dicotómica será objetivo de una discriminación social por el grupo de iguales. 7

8 El género se convierte en algo crucial a la hora de construir la identidad para los adolescentes y sobre todo para los hombres. La masculinidad se construye desde la perspectiva de género que diferencia de forma inflexible lo que es masculino de lo que no lo es, de lo femenino. Y desde esos conceptos machistas, sexistas y heterosexistas los chicos actúan sobre los LGTB de una manera más discriminatoria que las chicas. La evidencia la volvemos a encontrar en el estudio citado anteriormente 3, entre sus conclusiones encontramos la siguiente: Hay que subrayar que parece haber diferencias claras en las respuestas según el sexo del alumnado, siendo las chicas mucho más abiertas y tolerantes ante la homosexualidad. Las consecuencias sobre las personas LGTB son claras. Muchos de ellos se sienten aislados de su grupo de iguales y carecen de redes sociales. Para los adolescentes la homosexualidad es algo difícil de entender y la transexualidad puede parecer algo bajado casi de otro planeta, por eso en muchas ocasiones la injuria, la burla, el aislamiento y el acoso son prácticas habituales. Unido a todo esto estaría la pasividad de los educadores y de los centros de estudios, que aunque progresivamente comienzan a estar más concienciados con esta realidad, en una amplia proporción carecen de la formación específica y de las herramientas necesarias para afrontar la homofobia/transfobia en sus aulas. Los/as LGTB están por tanto completamente desprotegidos ante lo que sucede entre las paredes de sus centros de estudio. La tortuosa vivencia que para muchas personas LGTB significa su proceso formativo les lleva habitualmente a un abandono prematuro de sus estudios como forma de huir del acoso diario que suelen sufrir. Estos abandonos prematuros tendrán graves consecuencias para ellos a la hora de insertarse laboralmente a medio/largo plazo y conformarán un grave factor de exclusión. Pero no será lo único que se lleven consigo de esta etapa: la desconfianza, el miedo a ser discriminados y la experiencia de la exclusión son experiencias que quedarán firmemente tatuadas en su psicología y modelarán en muchos casos su forma de relacionarse. La carencia de apoyo y de redes sociales para muchos adolescentes LGTB es el precio a pagar por ser como realmente son. Muchos de ellos logran superar esta situación y convertirse en auténticos resilientes, pero otros muchos sin embargo quedaran afectados para siempre por esta experiencia. -Dificultades de aceptación y relación en los entornos laborales. Las personas pasamos la mayor parte de nuestro tiempo rodeados de aquellas personas con las que compartimos actividad laboral, incluso en ocasiones mucho más que con nuestras personas queridas y familiares. En ese sentido el clima laboral y la posibilidad de sentirse integrado en éste entorno es fundamental tanto para el desarrollo de la propia actividad laboral como para el bienestar del propio trabajador. 3 Homofobia en el sistema educativo, Pag.83, COGAM,

9 A las dificultades propias a la que la población general se puede enfrentar y que pueden dificultar esta tarea, a los LGTB se suman otras específicas derivadas de la experiencia personal y social de la transfobia. Hay que partir del hecho de que dependiendo de lo integrada que tengan su orientación sexual en el caso de gais y lesbianas, serán en mayor o menor medida capaces de visibilizarse de forma positiva como homosexual y defender sus derechos en el caso de que estos sean vulnerados. No todos los gais y lesbianas aceptan su orientación sexual y la han integrado de una forma positiva. Por tanto a la hora de visibilizarse como tal, pueden experimentarlo como algo vergonzoso o doloroso y optar por mantenerse escondidos. Esto puede tener graves consecuencias tanto desde la perspectiva individual: sentimiento de soledad, incomprensión, de no pertenencia al grupo, etc; como en su relación laboral con sus empresas ya que tareas sencillas como pueden ser la solicitud de permisos por enfermedad del cónyuge, vacaciones por celebración del matrimonio o permisos de maternidad/paternidad entre otras pueden ser experimentadas como tareas imposibles de asumir. En ese sentido el entorno laboral y la cantidad de homofobia existente en él puede venir a complicar aún más este proceso. Si un gay, lesbiana o bisexual aun no ha salido del armario en su trabajo porque no ha terminado de integrar satisfactoriamente su orientación sexual, y experimenta diariamente comentarios o conductas homófobas, sentirá un intenso miedo a ser visible reforzándolo en la conducta de ocultarse. Por tanto la homofobia en los entornos laborales tiene que ser considerada como un riesgo laboral específico para los LGTB ya que mediatiza su salud laboral y personal. En otros casos las dificultades que pueden existir en el trabajo están relacionadas con algo completamente diferente, enfrentar la existencia de la homosexualidad. También hay muchos LGTB que deciden vivir libremente su orientación sexual y visibilizarla como forma de normalizar su realidad. Esta vivencia de la diversidad sexual en los entornos laborales puede suscitar diferentes reacciones. Para aquellos que son homófobos o tránsfobos tener que compartir su tiempo y espacio de trabajo con lesbianas, gais, bisexuales o transexuales es algo no deseable, e incluso humillante. En ese sentido estas personas se encargarán de hacer saber y sentir sus opiniones a los LGTB a través de burlas, injurias e incluso acoso. En casos donde dicha homofobia/transfobia parte de los propios empleadores la visibilidad puede llegar a costarle al trabajador su despido. En cuanto a las personas transexuales en muchos casos hay que sumar a todo lo referido anteriormente que tienen carencias de formación o incluso pueden haber abandonado prematuramente sus estudios debido a la transfobia directa experimentada en sus centros de estudios. Por tanto, los pocos trabajos que puedan encontrar serán empleos de baja cualificación profesional que implican por lo general salarios y condiciones precarias. Estas circunstancias laborales serán insuficientes para lograr ser ciudadanos/as independientes e integradas. 9

10 Teniendo en cuenta dicha formación la mayoría buscarán empleo en el sector servicios. En este sector la selección del personal está basada en criterios principalmente estéticos y de imagen. Constantemente oímos cómo personas son descartadas para estos puestos de empleo porque su físico no se ajusta a los cánones estéticos actuales. Para aquellas personas que hayan comenzado su proceso transexualizador, la prueba de los cambios a los que se está enfrentando son evidentes. Al contrario que los homosexuales que pueden ocultar su orientación sexual con el fin de minimizar los efectos de la homofobia a la hora de integrarse sociolaboralmente; las personas transexuales y más aquellas en la que los cambios son más evidentes son el objetivo perfecto para los efectos de la transfobia empresarial ya que les es imposible ocultar que son lo que son. Si por ejemplo, las candidatas a dependientas que no sean delgadas o físicamente agraciadas tienen pocas posibilidades de encontrar un empleo en este sector, cuál será el futuro de una persona transexual? Realmente complicado. Lo cierto es que no para todas las personas transexuales su proceso de reasignación de género es evidente, muchas y muchos pasan completamente desapercibidos por su físico. La dificultad puede aparecer entonces en el momento de entregar la documentación para realizar las entrevistas o los contratos de trabajo. Para muchas personas transexuales el tener que enseñar un DNI en el que su aspecto físico no concuerda con el nombre y el sexo mencionados en el documento es una experiencia traumática por la que tienen que pasar constantemente. Según la Ley de Identidad de Género promulgada el 17 de Marzo de 2007 cualquier persona transexual que tenga un certificado psiquiátrico que atestigüe que tiene un Trastorno de Identidad de Género (TIG) y un certificado endocrinológico que avale que lleva al menos dos años de hormonación; puede acceder a la modificación registral de su nombre y la mención al sexo en el DNI sin necesidad tener que haber llevado a cabo una cirugía de reasignación genital. Esta ley es pionera en el mundo, y tiene como fin superar las posibles barreras sociales que muchas personas transexuales sufren a la hora de integrarse sociolaboralmente. El problema es que no todos los jóvenes pueden acceder a Unidades de Trastornos de Identidad de Género en los hospitales de sus Comunidades Autónomas, quedando muchos de ellos en manos de la buena fe de los profesionales que decidan o no atenderles desde la sanidad pública, y por tanto teniendo problemas para acreditar que están siendo tratados médicamente. Por otro lado la experiencia de intervención con la población transexual revela que para las mujeres transexuales las dificultades de integración sociolaboral son mucho más importantes que para los hombres transexuales. Las cirugías y tratamientos hormonales tienen habitualmente un efecto modificador de las estructuras corporales más impecable en el caso de los hombres transexuales que en el caso de las mujeres. El fenotipo femenino tras una hormonación masculina se desarrolla de tal forma que para muchas personas sería imposible detectar a simple vista que el hombre que tienen delante en algún momento de su vida tenía unos genitales 10

11 femeninos. Sin embargo para muchas mujeres transexuales, modificar una estructura corporal masculina a otra femenina, normalmente más pequeña y fina, suele ser una tarea titánica. Hacer desaparecer vello de donde antes lo había abundantemente, afinar una voz grave, moldear un cuerpo grande y en ocasiones musculoso sólo se consigue con ayuda de tratamientos quirúrgicos y hormonales, pero el resultado no es tan perfecto como lo es en el caso de los hombres transexuales. Y esa visibilización involuntaria de su disforia de género a través de las formas de su cuerpo dejan completamente desprotegidas y vulnerables a la transfobia a las mujeres transexuales. Siendo víctimas en mayor número de injusticias laborales y de la incapacidad en muchos casos de encontrar un empleo que no sea el ejercicio de trabajo sexual. De ahí que en el imaginario popular siempre que se haga referencia a la transexualidad nos refiera a una mujer transexual prostituta. Primero porque son más visibles con respecto a su transexualidad, y segundo porque la falta de oportunidades laborales las llevan al ejercicio de profesiones estigmatizantes como la prostitución. Lo curioso es que desde el ministerio de igualdad, la consejería de empleo y mujer, y las oficinas regionales y municipales de empleo no se desarrollen itinerarios específicos que vengan a proteger la realidad de un colectivo de mujeres en grave riesgo de exclusión social. Por qué sí existen itinerarios específicos de inserción sociolaboral e incluso bonificaciones fiscales por la contratación de mujeres pertenecientes a grupos vulnerables de exclusión como las mayores de 40 años y las víctimas de violencia doméstica, y no para las mujeres transexuales? No parten de una situación de desventaja que hay que intentar paliar con itinerarios de inserción específicos? La respuesta es claramente afirmativa, pero la transfobia en este caso institucional y social invisibiliza los handicaps propios de estas mujeres dándoles menos importancia que a las de otros grupos vulnerables. Situación mundial de las lesbianas, gais, bisexuales y transexuales. Desgraciadamente no todos los países tienen leyes que aseguran la igualdad legal de los LGTB frente a la población general. 11

12 El mapa que se presenta sobre estas líneas elaborado por la ILGA Liga internacional de asociaciones LGTG en mayo de 2009 se expone la situación legal de gais y lesbianas en el mundo. En él se puede observar claramente que aún existen 7 países que condenan con la pena de muerte a aquellos que son homosexuales, reseñados en color rojo. En amarillo, marrón y visón aparecen los 72 países que condenan con prisión las conductas homosexuales. Las penas varían entre 11 años de cárcel y cadena perpetua los coloreados de marrón; desde 10 años a un mes en los países amarillos, y con una pena indeterminada en aquellos color visón. En contraposición a estos encontraremos aquellos 52 países que han establecido leyes que prohíben la discriminación debido a la orientación sexual. La protección que han establecido varía desde: el reconocimiento del matrimonio entre personas del mismo sexo (países de color verde), al establecimiento de un sustituto al matrimonio en forma de uniones civiles con derechos parecido al heterosexual (países de color azul) y países que han establecido unas uniones civiles para personas del mismo sexo que sustituye al matrimonio pero que recoge condiciones claramente inferiores a éste (países de color azul verdoso). En general se puede observar que existen grandes diferencias en cuanto la situación legal de los gais y lesbianas dependiendo del continente en el que residan. La mayoría de los países que penalizan con cárcel o muerte a los homosexuales y transexuales están englobados en el continente africano. En cambio la mayoría de las legislaciones más beneficiosas para éstos estás concentradas básicamente en Europa y también en Norte América. Por último apuntar que en la mayoría de estos países cuando se habla de homosexualidad y de las penas con que se castigan se refieren en muchos casos de forma exclusiva a las prácticas sexuales entre hombres. En estos países la 12

13 invisibilización y discriminación de la mujer es absoluta, y por tanto su vida sexual es ignorada en su totalidad. La posibilidad de que una mujer tenga vida sexual activa y que la quiera compartir con otra es tan inverosímil que ni siquiera está recogida en las leyes contra las prácticas homosexuales. Por tanto es importante tener en cuenta que factores como el desarrollo económico, cultural y de derechos propios de la sociedad global capitalista en la que vivimos también tiene claros efectos en la posibilidad e vivir libremente la orientación sexual. Son estas diferencias abismales en la aceptación social de la homosexualidad entre los distintos países las que han provocado el fenómeno migratorio por cuestión de orientación o identidad de género. Es importante tener en cuenta que las leyes que en los últimos años se han promulgado en nuestro país y que vienen a proteger los derechos de los LGTB son un claro reclamo para otros países en los que no tienen la suerte de haber alcanzado muchos de los derechos civiles que tenemos en España. La inmigración por cuestión de identidad de género llega proveniente de todos los continentes, pero especialmente de América Latina, donde las personas huyen de países donde la aceptación social de la transexualidad es escasa. Las personas transexuales que deciden acudir a nuestro país con el objetivo de vivir abiertamente su orientación sexual/identidad de género lo hacen por muchos motivos: la ventaja que ofrece poder emigrar a un país con el que se comparte idioma, la posibilidad de adquirir una serie de derechos civiles en una sociedad que además se percibe tolerante y abierta debido a estos cambios, el hecho de que la sanidad sea universal en nuestro país y por tanto el acceso generalizado tanto a tratamientos médicos como a intervenciones quirúrgicas, y la posibilidad de prosperar económicamente y tener un espacio en la sociedad, etc. Muchos de ellos cuentan experiencias terroríficas en países donde supuestamente no hay ninguna persecución legal de la homosexualidad/transexualidad, pero donde la aceptación social de su realidad es más que lamentable. En muchos casos llegan a España desconociendo la imposibilidad de conseguir un permiso de trabajo y residencia, y creyendo que podrán encontrar un empleo con el que subsistir hasta poder establecerse de forma más estable. Encontrándose de frente con una realidad que les impide trabajar e integrarse como ciudadanos irregulares. La complicada relación que existe en este momento entre el empleo y la inmigración irregular va a hacer un especial efecto en los LGTB. Si ya es difícil sustentarse para cualquier persona inmigrante sin papeles, más difícil será por ejemplo en el caso de una mujer transexual. La imposibilidad de encontrar un empleo normalizado es la causa de que casi el 80% de las filas de la prostitución estén nutridas de personas extranjeras que ejercen trabajo sexual como forma de subsistencia. Por tanto para muchos/as inmigrantes por cuestión de su orientación o identidad de género la prostitución es casi la única forma posible de subsistencia en este momento en nuestra sociedad. 13

14 Siendo una persona extranjera y en ocasiones sumado al desconocimiento del idioma, muchos LGTB inmigrantes desconocen por completo la red de recursos sociosanitarios existentes a su disposición, o aun teniendo conocimiento de ellos no los utilizan por miedo a ser identificadas y deportados/as a su país. A todo esto se suma que el desconocimiento de la posibilidad de solicitar el estatuto de asilo político por cuestión de orientación sexual o identidad de género es generalizado y las pocas que lo solicitan en rara ocasión lo consiguen ya que España es uno de los países que menos estatutos de asilo concede de Europa. Muchos además llegan completamente solos tras rupturas biográficas que conllevan un cambio de ciudad, país o continente y al llegar aquí comienzan a intentar sobrevivir. Lo único que poseen en nuestro país es el deseo de acceder a un empleo, y desgraciadamente esto les estará vetado multifactorialmente. 14