Mendoza Cnel. Rodríguez 273 Código Postal 5500 Localidad Mendoza Mendoza Teléfono

Transcripción

1 Huella de Carbono de la producción de vino en el oasis norte de la provincia de Mendoza. Silvia Curadelli 1, Bárbara M. Civit 1,2, Alejandro P. Arena 1,2 y Analía Morales 1 silvia.curadelli@frm.utn.edu.ar bcivit@frm.utn.edu.ar 1 Grupo CLIOPE, Universidad Tecnológica Nacional Facultad Regional Mendoza Cnel. Rodríguez 273 Código Postal 5500 Localidad Mendoza Mendoza Teléfono Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas CCT Mendoza Avenida Ruiz Leal s/n Código Postal 5500 Localidad Mendoza Mendoza Teléfono Resumen Argentina es el quinto productor mundial de vino y más del 70 % de los vinos proceden de la región de Mendoza. Este desarrollo permite a los enólogos locales conquistar mercados de exigentes consumidores para quienes la sostenibilidad es cada vez más relevante. Por eso es importante que las bodegas cuenten con el cálculo de indicadores de sostenibilidad ambiental como la huella de carbono, no sólo para aumentar las ventas, sino para mantener las que ya existen. Esta situación ha puesto de manifiesto la necesidad de evaluar desde el punto de vista ambiental los procesos de producción con indicadores apropiados. En la industria del vino los impactos ambientales están asociados fundamentalmente a la etapa agrícola, pero también al proceso mismo de fabricación, al uso de electricidad, al envasado y al transporte, entre otros. En este trabajo se exponen los reusltados preliminares que se han obtenido en la determinación de la Huella de Carbono de una botella de vino tinto elaborada a partir de uva proveniente de viñedos locales y con tecnología típica empleada en la provincia de Mendoza. Los resultados obtenidos contribuirán a identificar los puntos críticos en que se puede disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero como aquellas provenientes del consumo de energía en el proceso de obtención de vino. 1 Introducción El propósito de alcanzar la sostenibilidad ambiental que se ha manifestado en los sectores industriales tradicionales, se ha extendido en los últimos años a las industrias de base agrícola, entre las que se encuentran aquellas que elaboran alimentos y bebidas. Esta tendencia se vio muy marcada en los países más industrializados, los que cuentan con una vasta trayectoria en la implementación de sistemas de gestión de calidad, de evaluación de impacto ambiental, de certificación buenas prácticas agrícolas, entre otras. Actualmente, existe una gran demanda por parte de las empresas abocadas a la industria de alientos y bebidas por incorporar indicadores de sostenibilidad de sus procesos de elaboración de productos. Esta situación se hace evidente también en Argentina, y de manera muy marcada en la industria vitivinícola, que abarca prácticamente

2 toda la región oeste del país, con establecimientos vitivinícolas desde Salta hasta la Patagonia. Argentina actualmente es el quinto productor mundial de vino y más del 70 % de los vinos proceden de la región centro oeste, en particular de la provincia de Mendoza. Este desarrollo ha permitido a los enólogos locales conquistar mercados de exigentes consumidores para quienes la sostenibilidad es cada vez más relevante. Habitualmente, la gestión medioambiental a nivel corporativo está vinculada al control de los impactos directos, prestando atención solamente al consumo de recursos o la generación de emisiones y residuos. Sin embargo, existen en la actualidad otros indicadores de sostenibilidad ligados a problemas ambientales específicos, cuyo impacto puede ser global o local, y que derivan del tipo de emisiones que se liberan o del modo en que se consumen los recursos. El cambio climático es uno de los problemas ambientales que se encuentran en la cima de las prioridades a la hora de discutir, evaluar e implementar medidas de control y mitigación de sus efectos que se han extendido globalmente desde la firma del Protocolo de Kyoto, en 2005 a esta parte. Es muy amplia la evidencia de las regulaciones que existen para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), que es clave en la lucha contra el cambio climático y lograr el desarrollo sostenible. Numerosas empresas han anunciado planes para etiquetar los productos de acuerdo a su calificación de carbono". Precisamente en este contexto se puede situar a las bodegas mendocinas, muchas de ellas sostenidas por capitales extranjeros, que para poder entrar y mantenerse en el mercado internacional -sin perder competitividad-, es necesario que cumplan con esquemas de reducción de emisiones que afectarán no sólo el proceso de elaboración sino toda la cadena de suministros. Países productores y exportadores de vino como Chile, Australia, Estados Unidos o Nueva Zelanda, han sido pioneros en implementar pautas de sostenibilidad en la producción de sus vinos, y de certificar Carbono Neutral, con el cual el productor de vino ha comprometido un presupuesto de carbono para su funcionamiento, y al hacerlo, ha cuantificado las emisiones y el secuestro de GEI en el proceso de elaboración de vino. Argentina ha sufrido un cierto retraso en este tema, principalmente como consecuencia del destino de los vinos producidos en el país. Hasta hace relativamente poco tiempo, el mercado interno era muy superior a la exportación. En la última década, se ha notado un crecimiento constante en el volumen de las exportaciones, alcanzando en 2010 un 33% (INV, 2010). A partir de este incremento, para algunas bodegas, cuantificar las emisiones de GEI que se emiten durante el ciclo de vida de una botella de vino se está convirtiendo en algo primordial, y para algunos consumidores, conocer la cantidad de carbono que emitió el vino que van a comprar es tan importante como saber su precio y, sin duda, es parte de su valor. Esta información se sintetiza con un indicador conocido como Huella de Carbono, que es un recuento de las emisiones de GEI liberadas a la atmósfera como consecuencia de las actividades productivas y/o la comercialización de un producto y se expresa en kg de dióxido de carbono equivalente. El propósito de este trabajo es calcular de manera preliminar la huella de carbono de una botella de vino tinto producido en una bodega mendocina, a partir de uva cultivada en una finca del centro oeste argentino con tecnología típica empleada en la zona. Ello permite, de acuerdo a la cuantificación de la cantidad de dióxido de carbono equivalente emitida a la atmósfera durante el

3 ciclo de vida de la botella de vino, definir metas de reducción de emisiones y planes de acción para concretar las mismas. 2 Huella de carbono El cálculo de la huella de carbono (HC) se realizó siguiendo un Análisis de Ciclo de Vida (ACV) 1 simplificado evaluándose una única categoría de impacto: el Potencial de Calentamiento Global. Se tuvo en cuenta el método IPCC a V1.01, utilizando como herramienta el software SimaPro 7.1 (Pré Consultants). La huella de carbono es una herramienta eficaz para la gestión energética y ambiental de la empresa mediante el adecuado manejo de sus emisiones de CO 2. En este sentido, constituye una herramienta para identificar y cuantificar las fuentes de emisiones de GEI en el proceso productivo y de comercialización del producto, y en función de ello permite definir políticas de reducción de emisiones costo efectivas y eficientes. La Norma ISO y la británica PAS 2050 (basada en la anterior) (BSI, 2008), se encuentran entre los estándares más usados como guías para el cálculo de la Huella de Carbono de un producto. Ambas toman en cuenta el enfoque de ciclo de vida. En los últimos años el término Huella de Carbono está tomando cada vez más relevancia. El tema se está imponiendo con más fuerza a nivel comercial o a nivel de organizaciones no gubernamentales que a nivel científico. A nivel empresarial y a nivel de cadenas de ventas minoristas, especialmente en Europa y América del Norte, se pretende brindar al consumidor información ambiental específica sobre los productos que adquieren. 3 Materiales y métodos 3.1 Caso de estudio El sistema analizado comprende la etapa agrícola y la etapa industrial para la obtención de una botella de vino tinto. La primera hace referencia a la producción de uva que será la materia prima del vino, y la segunda, contempla el proceso de elaboración de vino en bodega. En este estudio se considera la obtención de una botella de 750 ml de vino Cabernet Sauvignon, que es la unidad funcional (UF) seleccionada. Para ello se toma como dato previo otorgado por el enólogo de la bodega considerada, que 1 kilo de uva equivale después de todo el proceso a 630 ml de vino, por lo tanto, para obtener 750 ml que es la UF, se necesitan 1,19 kg de uva. 1 Análisis de Ciclo de Vida (ACV) se define como: Un procedimiento objetivo de evaluación de cargas energéticas y ambientales correspondientes a un proceso o a una actividad, que se efectúa identificando los materiales y la energía utilizada y descartes liberados en el ambiente natural. La evaluación se realiza en el ciclo de vida completo del proceso o actividad, incluyendo la extracción y tratamiento de materia prima, la fabricación, el transporte, la distribución, el uso, el reciclado, la reutilización y el despacho final. (Cónsoli et al, 1993)

4 La figura 1 muestra las etapas consideradas. Figura 1: Etapas consideradas en elaboración del vino Etapa agrícola El cultivo de la uva para vinificar se llevó a cabo en una finca ubicada en el departamento de Luján de Cuyo, en el este de la provincia de Mendoza durante la campaña de 12 Ha. La producción media es de 9 tn/ha. La etapa agrícola comprende el cultivo y recolección de las uvas. No se tiene en cuenta la implantación de las vides porque la uva proviene de un viñedo que tiene más de 10 años. Abarca las operaciones de: laboreo y mantenimiento del terreno, riego por goteo, aplicación de agroquímicos y cosecha de los frutos. Etapa de elaboración Se considera una bodega con capacidad de fraccionamiento de litros de vino, de los cuales el 20% es Cabernet Sauvignon, ubicada en el departamento de Godoy Cruz, Mendoza. En la etapa industrial, no se ha considerado el proceso de packaging. En ninguna de las dos etapas analizadas se han incluido los residuos orgánicos que se generan en todos los procesos, como los sarmientos, orujos, otros, ya que la mayor parte se emplean como materias primas de otros. En el proceso de vinificación se considera: el transporte de la uva a la bodega proceso de elaboración producción y transporte de las botellas de vidrio. Por otra parte, los bienes de capital como camiones, tractores, maquinarias agrícolas e industriales y edificios se han excluido en este análisis. En el cálculo del consumo eléctrico se tomó como base el mix energético argentino, que considera la totalidad de fuentes de generación eléctrica en Argentina, incluyendo la construcción y operación de las plantas generadoras.

5 En todos los casos se considera como regla de corte la exclusión de los componentes cuyo peso sea menor al 1% del peso final total del producto, y por ello, levaduras, etiquetas, cola y corchos no se han incluido. No se han incluido las emisiones y extracción de CO 2 generados por los cambios de carbono en la biomasa y en el suelo porque resulta muy dificultoso obtener una estimación concreta espacial sin haber realizado una campaña de muestreo. Las emisiones de CO 2 biogénicas tampoco se han tenido en consideración. Los datos provienen de los responsables de cada etapa: ingeniero agrónomo de la finca, ingeniero de proceso y enólogo de la bodega. 4 Resultados y discusión La Huella de carbono obtenida en el presente trabajo para la elaboración de una botella de vino Cabernet Sauvignon fue de 1,4 Kg eq de CO 2 total. Ese valor total está compuesto por las huellas relativas a cada etapa considerada: la etapa agrícola presentó una huella de carbono de 0,8679 Kg eq de CO 2, mientras que la etapa de elaboración tiene una huella de 0,531 Kg eq de CO 2 (Figura 2). Figura 2: Huella de carbono según etapa (Kg. CO 2 eq.) Para poder determinar cuál es la actividad que contribuye en mayor medida a las emisiones de gases de efecto invernadero en cada una de las etapas consideradas, se las desagregó de acuerdo a las actividades principales que las componen. En el caso de la etapa de producción de la uva, la actividad que mayor contribución presenta es el riego. Esto es así como consecuencia del uso de energía eléctrica para accionar las bombas utilizadas en el sistema de irrigación por goteo. En segundo lugar se encuentran la aplicación de agroquímicos y la cosecha, en las cuales, las mayores cantidades de emisiones de GEI están asociadas al uso de combustible fósil que utiliza el tractor que opera en la finca. Por último, las operaciones de laboreo y mantenimiento del terreno fueron las que menor contribución presentaron en la etapa de cultivo, impactando solamente con un 6% del total de las emisiones liberadas (Figura 3).

6 Figura 3: Contribuciones de la Etapa Agrícola Realizando un análisis similar al de la etapa de cultivo para la elaboración de vino, se encuentra que la mayor contribución de emisiones de GEI está dada por la elaboración del vidrio de las botellas, que es un proceso con un alto consumo de energía. Las otras actividades mostraron un aporte significativamente menor que las botellas, y las emisiones de gases de efecto invernadero en el proceso y en el transporte, tanto de la uva como de las botellas, están asociadas al uso de energía eléctrica y de combustible fósil respectivamente. Figuran 4: Contribuciones de la Etapa de Bodega La etapa de embotellado en la elaboración del vino es la etapa más crítica porque tiene asociada la producción y transporte de las botellas. Esta es una situación que se presenta en la mayoría de las industrias de bebidas. Se proponen distintas alternativas que permitirían reducir el aporte de emisiones de GEI de esta actividad, entre las que se encuentran el uso de botellas más livianas, la comercialización del vino sin embotellar (a granel), el uso de botellas de vidrio reciclado en distintos grados, entre otras (Point, 2008; Aranda et al,

7 inédito; Ardente et al, 2006). En el caso de estudio, el vino se envasa en botellas livianas, y la distancia desde la fábrica hasta la bodega es relativamente corta por lo que la mayor parte de las emisiones están asociadas a la elaboración misma de las botellas. Con el propósito de poder evaluar alternativas que permitan reducir el impacto causado por esta actividad, se podrían considerar escenarios alternativos suponiendo distintos grados de reciclaje de vidrio, por ejemplo con 20%, 30% y 50% de vidrio reciclado. Los resultados se comparan con el caso de referencia que emplea botellas de vidrio virgen (sin reciclado) (Figura 5). Figura 5. Contribución del reciclado de vidrio a la disminución de la huella de la etapa de elaboración de vino. Los resultados obtenidos muestran claramente que mientras mayor es el porcentaje de reciclo en la elaboración de la botella de vino, menor es la contribución de esa actividad a la huella de carbono de la etapa de elaboración de vino. Figura 6. Huella total de la botella de 750 ml para cada escenario considerado.

8 Por otra parte, al conseguir una disminución en la huella de carbono de la etapa industrial, se produce lógicamente una reducción de la huella total de la botella de vino de 750 ml. La figura 6 muestra una comparación de la huella total de la botella de vino teniendo la situación actual, sin reciclado de vidrio (referencia) y los tres escenarios considerados. 5 Conclusiones Como se ha mostrado, la Huella de Carbono es un concepto simple y sencillo de comprender, y sus resultados son de fácil interpretación para el público en general. Si bien la información que brinda este indicador es parcial ya que, por ejemplo, no dice nada del impacto sobre la toxicidad humana causada por la aplicación de agroquímicos o la eutrofización terrestre y acuática por el uso de fertilizantes, constituye un elemento muy importante para la gestión ambiental en las industrias, como elemento de diferenciación de productos y como disparador para crear conciencia ambiental en los consumidores. Su uso debe realizarse seriamente y teniendo siempre presente que es un indicador parcial de sostenibilidad. El estudio de esta herramienta en el ámbito local debe ser profundizado y difundido en todos los sectores, industrial, comercial, académico y social. Por otra parte, el gran impacto del riego en la etapa agrícola genera un interrogante en cuanto a la tecnología de riego aplicada. En Mendoza, más del 70% de los viñedos se riega por gravedad, mientras que aproximadamente un 27% de las fincas vitícolas han incorporado riego presurizado. Se debe profundizar entonces el estudio sobre este aspecto, para poder recomendar un sistema de riego que sea eficiente desde el punto de vista del cnsumo energético, y así contribuir a la disminución de las emisiones de GEI, pero que al mismo tiempo tiene que ser eficiente en el uso del agua, recurso también escaso en esta región. En la etapa industrial, fomentar la incorporación de hábitos de reciclado de vidrio sería importante para mejorar los impactos. Por último, se destaca que en trabajos futuros se deberá completar el análisis incluyendo los aspectos que no han sido tenidos en cuenta en este trabajo, además de la inclusión de etapas que pueden ser también críticas como el empaquetado y transporte de las botellas de vino hasta los puestos de venta, y la disposición de las botellas una vez que el producto ha sido consumido. Referencias Instituto Nacional de Vitivinicultura. Exportaciones Argentinas de Vinos y Mostos - Enero / Diciembre - Año BSI, PAS 2050: Specification for the assessment of the life cycle greenhouse gas emissions of goods and services. British Standards Ed., London, UK. Cónsoli et al. A Conceptual Framework for Life-Cycle Assessment Impact Assessment. Held in Sandestin, Florida, February 1 6, Published in 1993.

9 Point E.V., Life cycle environmental impacts of wine production and consumption in Nova Scotia. Degree Diss., Dalhousie University, Halifax, Nova Scotia, Canada. Aranda A. et al. Análisis de ciclo de vida de la elaboración del vino. Reflexiones y propuestas para lograr un producto ecoeficiente. Inédito. Ardente, et al. POEMS: a case study of an italian wine-producing firm. Environmental Management Vol. 38, N o 3, pp Petti L., Ardente F., Bosco S., C. De Camillis C., P. Masotti P., Pattara P., Raggi A., Tassielli G., State of the art of Life Cycle Assessment (LCA) in the wine industry. pp in Proc. 7th Int. Conf. on Life Cycle Assessment in the agri-food sector, Bari, Italy. Price Waterhouse & Co. Asesores de Empresas S.R.L. (2009) Efectos del cambio climático sobre la industria vitivinícola de Argentina y Chile Estudio sobre los impactos y las medidas de adaptación en un escenario de calentamiento global hacia el año Agradecimientos Los autores agradecen la colaboración de los ingenieros Gaspar Roby, Osvaldo Llamas y Ricardo Gattoni de la bodega y finca de la cual se tomaron los datos para la realización de este estudio.