APOSTAR POR LA EDUCACIÓN COMO ESTRATEGIA PARA EL DESARROLLO ECONÓMICO

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1 PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA ARGENTINA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y ECONÓMICAS LICENCIATURA EN ECONOMÍA APOSTAR POR LA EDUCACIÓN COMO ESTRATEGIA PARA EL DESARROLLO ECONÓMICO PUEDE ASIA SERVIR DE EJEMPLO A AMÉRICA LATINA? ALUMNA: Delfina María Daglio Benegas Nº DE REGISTRO: TUTORA: Dra. Beatriz Balian de Tagtachian DICIEMBRE DE 2005

2 ÍNDICE INTRODUCCIÓN Y OBJETIVOS... 2 CAPÍTULO I CAPITAL HUMANO Y DESARROLLO BREVE INTRODUCCIÓN AL CONCEPTO DE CAPITAL HUMANO EDUCACIÓN Y DESARROLLO: LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO DE LA ONU PARA EL MILENIO Acceso a la universalidad de la educación básica Educación: Igualdad entre los sexos Educación: Diferencias entre sectores socioeconómicos Indicadores de la calidad educativa: Gasto en educación Comparación de los gastos en educación EL ÍNDICE DE DESARROLLO HUMANO DESARROLLO Y LIBERTAD: LAS IDEAS DE AMARTYA SEN LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA Y EL CAPITAL HUMANO CAPÍTULO II LA EDUCACIÓN COMO BASE DEL CRECIMIENTO EN ASIA POLÍTICAS PÚBLICAS Y CRECIMIENTO ESTABILIDAD MACROECONÓMICA Y MODELO EXPORTADOR ACUMULACIÓN DE CAPITAL HUMANO CAMBIOS EN EL SISTEMA EDUCATIVO MEDIDAS DE LA CALIDAD DE LA EDUCACIÓN: GASTO Y PRUEBAS DE CONOCIMIENTO FACTORES QUE PROPICIARON LA FORMACIÓN DE CAPITAL HUMANO POLÍTICAS PÚBLICAS Y FORMACIÓN DE CAPITAL HUMANO ALGUNAS RAZONES DEL ÉXITO DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS RELATIVAS A LA FORMACIÓN DE CAPITAL HUMANO LA INFLUENCIA DE FACTORES CULTURALES CRECIMIENTO CON EQUIDAD EN JAPÓN EL SISTEMA EDUCATIVO EN JAPÓN POLÍTICAS DE DESARROLLO EN OTROS PAÍSES ASIÁTICOS República de Corea Filipinas Hong Kong Indonesia Malasia 33 Singapur Tailandia Taiwán COMENTARIOS FINALES SOBRE LA SITUACIÓN EN LAS HPAE CAPÍTULO III LOS OBSTÁCULOS A SUPERAR POR AMÉRICA LATINA LA EDUCACIÓN PRE-ESCOLAR, UN BUEN PUNTO DE PARTIDA HACIA LA UNIVERSALIZACIÓN DE LA EDUCACIÓN BÁSICA OTRO DESAFÍO: REDUCIR LA INEQUIDAD RELEVANCIA DEL GASTO CORRIENTE DENTRO DEL GASTO EN EDUCACIÓN CANTIDAD DE ALUMNOS POR MAESTRO COMENTARIOS FINALES SOBRE LA SITUACIÓN EN AMÉRICA LATINA CAPÍTULO IV CONCLUSIONES ANEXO 1 DESIGUAL DISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA MUNDIAL ANEXO 2 LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO PARA EL MILENIO (MDG) ANEXO 3 ESTADÍSTICAS EDUCATIVAS ANEXO 4 ÍNDICE DE DESARROLLO HUMANO REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

3 INTRODUCCIÓN Y OBJETIVOS Uno de los indicadores más difundidos para medir el nivel de riqueza de una nación es el producto bruto interno (PBI) per cápita, es decir, la proporción entre el total de bienes y servicios producidos dentro de las fronteras de un país en el período de un año y el número de habitantes del mismo. Y al analizar las estadísticas, salta a la vista la desigual distribución de la riqueza mundial. Hay, por un lado, un puñado de países sumamente ricos, cuyos ciudadanos gozan de una renta anual per cápita superior a los US$ y, por el otro, un gran número de naciones cuyos habitantes sobreviven con menos de US$ 1 2 al día. La Declaración Universal de Derechos Humanos, proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, afirma que Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos (United Nations [1948]). Sin embargo, la realidad es que no todos los hombres y mujeres del mundo cuentan con las mismas oportunidades. Diferentes autores señalan que la educación es un factor clave para reducir la brecha entre países ricos y países pobres, y de esta manera romper con el círculo vicioso en que estos últimos se hallan inmersos. Al respecto, cabe destacar que la educación sin duda ofrece mayores oportunidades a quien puede acceder a ella, que se traducen en mayor libertad, entre otros aspectos. Por ello, la pregunta a la que buscaré dar respuesta en las páginas sucesivas es la siguiente: Existe una relación de causalidad entre la inversión en educación y el desarrollo económico? A pesar de los esfuerzos hechos en las últimas décadas por promover la universalización de la educación, más de 800 millones de adultos en países en desarrollo son analfabetos funcionales, y más de 104 millones de niños (de los cuales 1 Estados Unidos, Dinamarca, Guinea Ecuatorial, Irlanda, Luxemburgo, Noruega, Suiza, según datos de 2002 (PNUD [2004]) (Ver Anexo 1). 2 En Bangladesh, Burkina Faso, Burundi, Camboya, Gambia, El Salvador, India, Ghana, Lesotho, Madagascar, Malawi, Malí, Mozambique, Namibia, Nepal, Nicaragua, Nigeria, Níger, República Central Africana, Rwanda, Sierra Leone, Zambia, Zimbabwe, entre otros, más de un 30% de la población se encontraba en esta situación en el período comprendido entre 1990 y 2002 (PNUD [2004]) (Ver Anexo 1). 2

4 un 75% vive en el África subsahariana y en el sur y el oeste de Asia) jamás han entrado a una escuela 3. Ciertamente, estas estadísticas son alarmantes. Si bien la teoría del capital humano suele analizar la inversión en educación superior y su relación con el crecimiento económico, he decidido en este trabajo focalizarme en la educación básica, dado que creo que sobre ésta se basan los conocimientos adquiridos por los miembros de una sociedad. En efecto, una comunidad con deficiencias en la calidad de educación que ofrece a los niños y adolescentes no puede esperar producir hombres y mujeres capacitados para introducir las innovaciones que le permitirán alcanzar un mayor nivel de desarrollo y erradicar la pobreza. Asimismo, la educación básica puede ser una herramienta eficaz para reducir la pobreza, prevenir enfermedades y conflictos. El mero hecho de saber leer y escribir otorga a una persona la posibilidad de llevar una vida más digna, y le abre las puertas a muchas posibilidades, con lo cual también contribuye a elevar su autoestima, al permitirle sentirse más útil en su comunidad. En resumen, la educación básica ayuda a los individuos a alcanzar su máximo potencial como miembros productivos de la sociedad. Para responder a la pregunta planteada anteriormente, basaré mi análisis en la situación actual de los ocho países del sudeste asiático que el Banco Mundial ha denominado HPAE (high productivity Asian economies) Corea, Indonesia, Hong Kong, Japón, Malasia, Singapur, Tailandia y Taiwán, la cual buscaré comparar con la de ciertas economías latinoamericanas (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela). En particular, uno de los objetivos del presente trabajo es estudiar las políticas educativas implementadas en las HPAE para analizar el rol que éstas cumplieron en el espectacular crecimiento que experimentaron dichas economías en las últimas décadas. Para llevar a cabo esta tarea, me basaré fundamentalmente en un extenso estudio del Banco Mundial, denominado The East Asian Miracle (The World Bank [1993]). 3 Según datos publicados por la Agencia Canadiense de Desarrollo Internacional (CIDA, por sus siglas en inglés) en su página de Internet, 3

5 Asimismo, intentaré examinar también las políticas educativas vigentes en América Latina. Además de bibliografía general de la región y específica de cada país, me basaré en una serie de estudios publicados por el Instituto Internacional de Políticas Educativas, que depende de la UNESCO, denominados Equidad Social y Educación en los Años 90, sobre datos de Argentina, Colombia, Chile y Perú. El propósito de este análisis es determinar si América Latina puede tomar la experiencia asiática como ejemplo, basando su crecimiento económico en mejoras en la calidad de la educación ofrecida a sus niños y jóvenes, como medio para erradicar la pobreza y lograr una distribución más equitativa del ingreso. Datos comparativos de Asia y América Latina A pesar de que hace más de cuatro décadas los habitantes de América Latina disfrutaban, en promedio, de un nivel de calidad de vida superior al de sus pares en el sudeste asiático, hoy la situación es exactamente la inversa. Los avances logrados en el campo social en las HPAE han sido extraordinarios, y actualmente son sólo superados por los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Como puede apreciarse en el cuadro que se presenta a continuación, en 1960 la situación en cuanto a penetración de la educación y el alfabetismo era superior en nuestro país con respecto a las HPAE: 4

6 Cuadro 1. Situación educativa en Asia y América Latina, 1960 Matrícula Primaria Matrícula Secundaria Analfabetis mo (%) (%) (%) América Latina Argentina México Brasil Chile Colombia Perú PROMEDIO HPAE Singapur Corea Hong Kong Tailandia Malasia Indonesia PROMEDIO Fuente: Rey de Marulanda y Guzmán (2003) Tan sólo tres décadas más tarde, la situación se había revertido, y el panorama educativo era considerablemente más favorable en Asia oriental que en los países latinoamericanos. Mientras que la tasa de matriculación en escuelas primarias se incrementó en un 5% en los países latinoamericanos incluidos en ambas muestras, el aumento en las HPAE fue del 8%. En cuanto a la matriculación en establecimientos de enseñanza secundaria, la variación fue de 56% y 69%, respectivamente. Finalmente, mientras que las economías asiáticas lograron reducir el analfabetismo en un 65%, en América Latina esta mejora fue del 47%. 5

7 Cuadro 2. Situación educativa en Asia y América Latina, 1990 (%) (%) (%) América Latina Argentina ,3 Bolivia ,9 Brasil Chile Colombia ,6 Costa Rica ,1 Cuba ,9 Ecuador ,4 El Salvador ,6 Guatemala Haití ,3 Honduras ,9 Jamaica ,8 México ,7 Nicaragua ,3 Panamá Paraguay ,7 Perú ,5 República Dominicana ,6 Trinidad y Tobago ,2 Uruguay ,5 Venezuela ,1 PROMEDIO 82,8 40,9 17,5 HPAE Corea ,1 Filipinas ,3 Hong Kong ,5 Indonesia ,5 Japón Malasia 95 11,3 Singapur ,2 Tailandia ,6 PROMEDIO 94,8 74 9,6 Fuente: PNUD Matrícula Primaria Matrícula Secundaria Analfabetis mo En los capítulos siguientes buscaré ahondar en las causas que llevaron a los países asiáticos seleccionados a alcanzar un crecimiento rápido y sostenido, en tanto que las economías latinoamericanas se enfrentaron a una situación menos favorable. 6

8 Estructura del trabajo El trabajo consta de cuatro capítulos. En el primero se presentan las ideas generales sobre lo que se denomina capital humano, haciendo especial hincapié en el desarrollo humano (teoría desarrollada por la ONU) y en el desarrollo como libertad (siguiendo el pensamiento de Amartya Sen). En el segundo capítulo se analiza la situación de los llamados tigres asiáticos, cuyo crecimiento se basó fundamentalmente en la inversión en educación. En el tercer capítulo, en tanto, se presenta la situación en materia educativa de un grupo de países seleccionados de América Latina. Finalmente, en el cuarto capítulo se presentan las conclusiones a las que he arribado luego del estudio. 7

9 CAPÍTULO I CAPITAL HUMANO Y DESARROLLO 1. BREVE INTRODUCCIÓN AL CONCEPTO DE CAPITAL HUMANO El concepto de capital humano es utilizado para referirse a las habilidades y conocimiento de la fuerza de trabajo de una economía, que son esencialmente adquiridos a través de educación formal y entrenamiento. La relevancia de la acumulación de capital humano en el proceso de desarrollo económico radica en su impacto potencial en la productividad macroeconómica y en la distribución del ingreso a largo plazo. El término capital humano se refiere a las habilidades, educación, salud y entrenamiento de los individuos. Es un capital porque estos conocimientos o educación son parte integral de las personas que son duraderos, en el sentido que una máquina, planta o industria duran (Becker [2003]). Este concepto no es nuevo, si bien en los últimos 30 años ha adquirido un lugar cada vez más relevante en la literatura económica. Suele atribuirse al inglés William Petty la primera aplicación del término, cuando en 1676 comparó la pérdida de armamentos, maquinaria y otros instrumentos bélicos con la pérdida de vidas humanas (Rosen [1987], página 682). Los economistas clásicos mantenían una distinción tripartita entre los factores de producción: tierra (t), trabajo (l) y capital (k). Desde la perspectiva de la oferta, estos factores productivos pueden ser incrementados o mejorados. Al respecto, merece considerarse al economista escocés Adam Smith, quien distinguía dentro del capital fijo al capital humano, es decir, el valor de los hábitos adquiridos y útiles de todos los miembros de la sociedad (Blaug [1996], página 52). Estas habilidades adquiridas eran parte del capital mismo de una nación, y contribuían a incrementar sus ingresos futuros. En La Riqueza de las Naciones, obra publicada en 1776 y donde el autor deja claro desde la introducción que el tema principal de la misma es el desarrollo económico, identificaba las mejoras en las destrezas de los trabajadores como una fuente fundamental de progreso económico y de mayor bienestar general, y presentaba asimismo la primera demostración de cómo la inversión en capital humano y el mercado de trabajo afecta los ingresos personales y la estructura salarial. 8

10 Asimismo, John Stuart Mill afirmaba en Principios de Economía Política que el trabajo productivo era fuente de riqueza, y que ésta consistía básicamente en herramientas, maquinaria y las habilidades de la fuerza de trabajo, siendo esto último lo que hoy llamamos capital humano. Sostenía sin embargo que a los habitantes de un país no debía considerárseles como una riqueza, porque la riqueza existía únicamente para beneficio del pueblo. A esto responde Theodore Schultz que realizando una inversión en sí misma, la gente puede disponer de mayores capacidades que le permitirán acrecentar su bienestar (Schultz [1968], página 134). Alfred Marshall, en tanto, era de la opinión que, si bien las personas constituyen, indudablemente, un capital desde un punto de vista abstracto y matemático, estaría en desacuerdo con las normas del mercado el considerarlos como un capital en el análisis práctico. Schultz se opone también a esta afirmación, sosteniendo que precisamente el no considerar explícitamente los recursos humanos como una forma de capital, como un medio creado de producción, como el producto de una inversión, ha fomentado la conservación del concepto clásico del trabajo como una capacidad para realizar una labor manual que requiere pocos conocimientos y destrezas, una capacidad con la cual, según este concepto, los trabajadores se encuentran igualmente dotados (Schultz [1968], página 135). De acuerdo con los defensores de la teoría del capital humano, entre los que merece mencionarse a Theodore Schultz, Jacob Mincer, Milton Friedman, Gary Becker y Sherwin Rosen, una inversión en sí mismos permite a los estudiantes acceder a un más amplio abanico de posibilidades laborales y a mayores ingresos futuros. Los trabajadores se convierten así en capitalistas, dado que han adquirido conocimientos y técnicas que poseen valor económico. Esto no significa desmerecer las posiciones de Mill y Marshall, quienes acentúan la dimensión ética del hombre y sostienen que no debe considerarse al trabajo humano simplemente como una forma de capital. Sin embargo, es cierto que el hombre, al adquirir ciertos conocimientos y habilidades, incrementa sus posibilidades de percibir mayores ingresos en el futuro. La inversión en educación se convierte así en una dimensión del capital humano, y es justamente éste el tema de este trabajo de investigación. 9

11 2. EDUCACIÓN Y DESARROLLO: LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO DE LA ONU PARA EL MILENIO En el artículo 26 de la Declaración Universal de Derechos Humanos proclamada en 1948, que atañe a todas las personas de todas las naciones, la Asamblea General de la ONU afirma que todos los habitantes del mundo tienen derecho a acceder a educación, y que ésta debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos, y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz (UN [1948]). Asimismo, los países miembros de la ONU, preocupados por la situación de millones de personas que viven en el llamado Tercer Mundo, firmaron en el año 2000 un acuerdo por el cual se comprometieron a alcanzar, en 2015, ocho objetivos de desarrollo, más conocidos como Millenium Development Goals (MDG), que se presentan en el Anexo 2. De estos objetivos, dos se refieren al tema que nos ocupa: el objetivo 2 y, en menor medida, el objetivo 3. El primero busca universalizar el acceso a la educación básica, en tanto que el segundo intenta promover la igualdad entre los sexos, ya que aún en el siglo XXI en muchos países del mundo la mujer es considerada inferior al hombre. Acceso a la universalidad de la educación básica En un extenso estudio realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sobre las inversiones, los incentivos y las instituciones para alcanzar la universalidad de la educación primaria, se afirma que la educación es el principal instrumento con que cuenta una sociedad para reproducirse a sí misma y puede ser un ingrediente clave para el cambio social (UNDP [2005], página 24). Este documento analiza la situación de las políticas educativas en los países en vías de desarrollo, buscando puntos en común y, sobre todo, analizando las estrategias que llevaron a algunas comunidades a elevar la tasa de matriculación y la calidad de la educación brindada, como así también otras experiencias menos exitosas, a fin de que puedan ser imitadas o evitadas por otras sociedades. 10

12 Uno de los puntos en que más insisten los autores de esta obra es en la necesidad de que todos los miembros de la sociedad (padres, maestros, autoridades, alumnos) interactúen en el planeamiento de mejoras y en la evaluación de los resultados obtenidos, ya que la educación es la base de las sociedades democráticas, además de ser una eficaz herramienta para reducir la pobreza y la inequidad, incrementar la productividad, permitir el uso de nuevas tecnologías, y crear y expandir el conocimiento (The World Bank [2004]). Educación: Igualdad entre los sexos Asimismo, otro punto clave es la posibilidad de las mujeres de acceder a las mismas oportunidades que los hombres. Varios estudios han comprobado que una mayor tasa de alfabetización entre las mujeres reduce las tasas de mortalidad infantil y además incrementa la tasa de matriculación en escuelas primarias, ya que la educación de los padres es vital en su decisión de enviar a sus hijos a la escuela. Educación: Diferencias entre sectores socioeconómicos Un grave problema que se plantea es que, si bien la educación puede ser un instrumento para reducir la inequidad entre miembros de una sociedad, a menos que se apliquen políticas específicas, los sistemas educativos actualmente en vigencia en países en vías de desarrollo tienden a reforzar más que compensar las inequidades existentes: los niños y jóvenes de los sectores más acomodados adquieren más educación y de mejor calidad que los niños y jóvenes de los sectores menos pudientes. Dado que la inversión en capital humano tiene algo que la distingue de otro tipo de inversiones (no puede ser expropiada, los conocimientos adquiridos por un individuo a través de la educación le pertenecen a él y a nadie más), para que la educación pueda ser realmente un instrumento de cambio es necesario implementar profundas reformas institucionales, para lo cual se requiere un gobierno dispuesto a invertir más en educación, a fin de lograr una sociedad más equitativa, no solamente en términos de riqueza sino también en cuanto a la participación en la sociedad en todo nivel (cultural, político, social, económico). La educación es un potencial catalizador para un cambio más amplio, pero su poder está condicionado por el contexto político, social y económico. Las escuelas y los sistemas educativos por sí solos no pueden garantizar un crecimiento económico más rápido ni mayor equidad. 11

13 Indicadores de la calidad educativa: Gasto en educación Aunque no sea una medida precisa de la calidad de los sistemas educativos en diferentes países, suele utilizarse el gasto público en educación como porcentaje del PBI (o aún sobre el gasto público total) como parámetro de la importancia que dan los gobiernos a la educación de su población. El gasto en educación es una inversión mediante la cual se fomenta el crecimiento económico, se realza la productividad, se contribuye al desarrollo social y personal y se reduce la inequidad social. La proporción del total de recursos financieros dedicados a la educación es una de las elecciones clave que en cada nación realizan autoridades, empresas y estudiantes individuales y sus familias por igual. Según datos del año 2001, los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) gastaron, en promedio, un 5,6% de su PBI en educación (tanto de recursos públicos como privados), en un rango que va desde el 3,5% de Turquía hasta el 7,3% de Estados Unidos (OECD [2005], página 158). En el Anexo 3 se presenta una tabla con algunos indicadores relacionados con la educación publicados por el PNUD, incluyendo: el gasto público en educación (como porcentaje del PBI y como porcentaje del gasto público total), la tasa de matriculación en establecimientos donde se imparte educación primaria, la tasa de alfabetización de la población adulta (considerando como tal a toda persona mayor de 15 años) y el porcentaje de niños que llegan al 5 grado. Cabe aclarar que el gasto público en educación incluye tanto los gastos de capital (en construcción, renovación, obras y adquisición de maquinaria pesada y vehículos) como los gastos corrientes (gasto en bienes y servicios que se consumen dentro del año de adquiridos y que deberán ser renovados al año siguiente). Cubre los gastos en salarios y beneficios de los empleados, servicios contractuales o adquiridos, libros y materiales de enseñanza, servicios de bienestar, muebles y equipos, reparaciones menores, combustible, seguros, alquileres, telecomunicaciones y viáticos. En cuanto a la tasa neta de matriculación primaria, ésta releva el número de niños inscritos en establecimientos educativos de enseñanza básica que tienen la edad oficial para dicho nivel, como porcentaje de la población total de esa edad. 12

14 La tasa de alfabetización adulta, en tanto, mide la proporción de personas mayores de 15 años que pueden leer y escribir una pequeña descripción de su vida cotidiana. Finalmente, el porcentaje de niños que llegan al 5 grado muestra qué porcentaje de los niños que comienzan la educación primaria eventualmente llega al 5 grado, considerado el último de educación básica (PNUD [2004]). Comparación de los gastos en educación En cuanto a las regiones en las cuales se focaliza este trabajo, es decir, América Latina y Asia oriental, cabría esperar grandes diferencias en los niveles de inversión en educación siguiendo la hipótesis de que la educación es uno de los pilares del crecimiento económico. Sin embargo, al analizar las estadísticas puede observarse que esto no es así, y que incluso, en promedio, los países de América Latina destinan una mayor proporción de su PBI a educación que las economías asiáticas. Tampoco son sustanciales las diferencias cuando se considera el gasto público en educación como porcentaje del gasto público total. La proporción del PBI destinada a educación estuvo en torno al 4% en toda la década del 90, tanto en América Latina como en las HPAE, según datos del Instituto de Estadísticas de la UNESCO (UIS, por sus siglas en inglés), que se presentan también en el Anexo 3 del presente trabajo. Cabría preguntarse entonces por qué una región creció tanto mientras que la otra permaneció estancada. Es cierto que el gasto en educación en sí no puede explicar el crecimiento de una economía, ya que no mide la calidad de la educación prestada, pero aún así suele tomárselo como una medida del nivel de educación de un país, ya que es fácilmente cuantificable y permite hacer comparaciones internacionales e intertemporales. En los próximos capítulos se presenta un análisis más profundo de la situación en ambas regiones para intentar dar una respuesta a este interrogante. 13

15 3. EL ÍNDICE DE DESARROLLO HUMANO La verdadera riqueza de una nación no está en sus recursos naturales, que lógicamente son importantes, sino en su gente. Y sin duda el objetivo primordial del desarrollo es aumentar las libertades humanas en un proceso que pueda expandir las capacidades personales toda vez que amplía las alternativas disponibles para que la gente viva una vida plena y creativa. De este modo, las personas se constituyen en beneficiarias del desarrollo y a la vez en agentes del progreso y del cambio que éste genera en un proceso que debe favorecer a todos los individuos por igual y sustentarse en la participación de cada uno de ellos. Con este enfoque, desde 1990 el PNUD desarrolla un informe del desarrollo humano. Éste se centra en las capacidades que considera de mayor importancia: vivir una vida larga y saludable, disponer de educación y tener acceso a los recursos necesarios para disfrutar de un nivel de vida digno. El concepto de desarrollo humano engloba mucho más que el incremento o la caída del ingreso nacional. Tiene que ver más bien con la creación de un ambiente propicio en el cual las personas puedan desarrollar completamente su potencial y vivir vidas productivas y creativas de acuerdo con sus necesidades e intereses. Dado que las personas son la verdadera riqueza de los países, el desarrollo debe enfocarse en expandir las opciones que tienen los individuos en vivir las vidas que valoran. Y es por esto que el crecimiento económico es un medio (si bien primordial) para acrecentar las elecciones de la gente más que en un fin en sí mismo. Para cumplir este fin es fundamental construir lo que varios autores (entre los que se destaca Amartya Sen, cuyas ideas se presentan en la próxima sección) han denominado capacidades humanas (human capabilities), esto es, el abanico de cosas que la gente puede hacer o ser en su vida. Para la elaboración el índice de desarrollo humano (IDH) se consideran las tres capacidades básicas necesarias para el desarrollo humano, que se presentan a continuación, con sus correspondientes indicadores: 14

16 DIMENSIÓN Una vida larga y saludable Conocimiento Un nivel de vida decente INDICADOR Esperanza de vida al nacer Tasa de alfabetización adulta Tasa bruta de matriculación (TBM) PBI per cápita ÍNDICE DE Índice de esperanza de vida Índice de alfabetización adulta Índice de TBM Índice de PBI DIMENSIÓN Índice de Educación Índice de Desarrollo Humano (IDH) En el Anexo 4 se presentan algunos de los datos utilizados por el PNUD en la elaboración del Índice de Desarrollo Humano para las regiones de Asia del Este y Pacífico, América Latina y el Caribe y países miembro de la OCDE. En cuanto a los tres índices presentados (de educación, de PBI y de esperanza de vida), cabe aclarar que valores próximos a la unidad reflejan un alto nivel de desarrollo y bienestar (PNUD [2004]). 4. DESARROLLO Y LIBERTAD: LAS IDEAS DE AMARTYA SEN El economista y filósofo indio Amartya Sen, ganador del Premio Nobel en Economía en 1998, dedicado al estudio de la erradicación de la pobreza, presenta en su libro Development as Freedom algunas ideas interesantes. En concordancia con los lineamientos de la ONU expuestos precedentemente, sostiene que el proceso de desarrollo puede considerarse como una ampliación de la libertad humana. En primer lugar, señala que la oportunidad de recibir educación básica o atención médica se encuentra entre los componentes constitutivos del desarrollo (Sen [1999], página 5). Estos elementos dan a los individuos mayor libertad para alcanzar un mejor nivel de vida, más semejante a la vida que valoran, a la vez que permiten a los individuos 15

17 percibir mayores ingresos. En línea con esta afirmación, en una conferencia brindada en marzo de 1999 en la asamblea anual del Banco Interamericano de Desarrollo, sostuvo que puesto que las personas aprecian el tener control sobre sus propias vidas, la calidad de la vida tiene que ser juzgada no solamente por la forma en que terminan viviendo, sino también por las alternativas substanciales que tienen. Y éstas dependen no solamente del crecimiento del PBI o de la tecnología, sino también de otros factores condicionantes, tales como las instituciones sociales y económicas (escuelas y hospitales, por ejemplo) y los derechos políticos y civiles. En cuanto a la relación entre la inversión en capital humano y el crecimiento, el autor afirma que Japón es un pionero en alcanzar altas tasas de crecimiento económico a través de oportunidades sociales, especialmente en educación básica. Las economías de Asia oriental, comenzando con Japón, llegaron a la expansión masiva de la educación relativamente temprano, y luego hicieron lo propio con la atención médica, y en muchos casos realizaron esto incluso antes de erradicar la pobreza general (Sen [1999], página 41). El tema de la inversión en educación básica por parte de los gobiernos de los países del este asiático será tratado en mayor detalle en el capítulo 2. Sen sostiene que factores sociales y económicos tales como educación básica, atención médica elemental y empleo seguro son importantes no solamente en sí mismos, sino también por el rol que juegan en dar a la gente la oportunidad de enfrentarse al mundo con coraje y libertad (Sen [1999], página 63). La creación de oportunidades sociales contribuye directamente a la expansión de las capacidades humanas y a mejorar la calidad de vida de las personas. Aún con ingresos relativamente bajos, un país que garantiza atención médica y educación a todos sus habitantes puede alcanzar resultados sorprendentes en términos de longitud y calidad de vida de la población en conjunto. Dado que la atención médica y la educación básica son por naturaleza actividades intensivas en mano de obra, en las primeras etapas del desarrollo económico, cuando los costos del trabajo son bajos, la inversión en éstas es relativamente barata (Sen [1999], página 144). El autor concluye afirmando que un niño privado de la oportunidad de acceder a educación básica se verá afectado toda su vida, ya que no contará con las herramientas básicas como leer y escribir, necesarias para desenvolverse normalmente en su vida cotidiana. A través de la educación, el aprendizaje y la 16

18 formación de capacidades, las personas pueden ser mucho más productivas, y esto contribuye enormemente al proceso de expansión económica. La experiencia y la calidad de la niñez tienen un efecto profundo sobre las capacidades de los adultos para vivir en forma exitosa en la sociedad (Sen [1999], páginas 292/293). 5. LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA Y EL CAPITAL HUMANO La dimensión de todo el hombre y de todos los hombres en su actividad es un núcleo central de la Iglesia Católica. Con referencia a las actividades económicas, en el capítulo IV de la Encíclica Centesimus Annus el Papa Juan Pablo II se refiere a una nueva forma de propiedad, propia de la actualidad: la propiedad del conocimiento, de la técnica y del saber, sobre la cual se basa la riqueza de los países desarrollados (número 32). Si bien no utiliza la expresión capital humano, podría decirse que el Papa se está refiriendo a este tema en particular. Asimismo, afirma que, en la actualidad, el factor productivo más decisivo es el hombre mismo, quien posee aptitudes y conocimientos que le permiten desenvolverse en la sociedad y ayudar a incrementar el bienestar general de la misma. Sin embargo, señala también que no todos los hombres cuentan con los medios para acceder a la educación que les permitirá desarrollar sus habilidades y convertirse en el activo más importante de la economía. Al respecto, menciona la situación en la que viven millones de hombres en el Tercer Mundo, que, al verse privados no solamente de bienes materiales sino de la propiedad del conocimiento, se ven sumidos en una dependencia total de quienes sí la poseen (número 33). 17

19 CAPÍTULO II LA EDUCACIÓN COMO BASE DEL CRECIMIENTO EN ASIA El éxito alcanzado por los países de Asia oriental en materia de desarrollo no tiene precedentes. Ningún otro grupo de economías emergentes ha logrado tan rápido crecimiento, reducir la pobreza, integrarse a los mercados mundiales y aumentar significativamente los niveles de vida. En las últimas cuatro décadas, el ingreso per cápita en los países del sudeste asiático ha crecido más de un 400%, en tanto que la pobreza absoluta descendió en promedio dos tercios y la salud y la educación mejoraron sustancialmente. Destacados autores, tales como Gary Becker, Fred Jaspersen, Marcelo Lascano, Guy Pfeffermann, Debraj Ray, Amartya Sen, entre otros, se han dedicado a estudiar el espectacular crecimiento que experimentaron los países de Asia oriental. En 1993, el Banco Mundial publicó un extenso trabajo, titulado El Milagro Asiático (The World Bank [1993]), donde analiza las bases sobre las que se asentó el crecimiento sostenido registrado entre 1960 y 1990 en los ocho países que denominó economías asiáticas de alto desempeño (HPAE, por sus siglas en inglés), a saber: Japón, Malasia, Tailandia, Corea, Taiwán, Singapur, Hong Kong e Indonesia. El estudio comienza enumerando algunos elementos comunes que caracterizan a los países mencionados precedentemente. En primer lugar, señala que el rápido crecimiento experimentado de manera sostenida durante tres décadas fue combinado con una distribución equitativa del ingreso. Asimismo, se advierten una rápida transición demográfica, sectores agrícolas fuertes y dinámicos, y un crecimiento exportador inusualmente rápido (The World Bank [1993], página 8). Las HPAE también se distinguen de otros países en desarrollo por tres factores que los economistas tradicionalmente han relacionado con crecimiento económico: altas tasas de inversión (superiores en promedio al 20% del PBI durante el período señalado), incluyendo en particular tasas inusualmente altas de inversión privada, combinadas con altas y crecientes dotaciones de capital humano debidas a la universalización de la educación primaria y secundaria. Los analistas del Banco Mundial calculan que estos factores explican aproximadamente dos tercios del crecimiento de las HPAE, en tanto que el resto puede atribuirse al incremento en la productividad (The World Bank [1993], página 8). 18

20 1. POLÍTICAS PÚBLICAS Y CRECIMIENTO Es importante analizar el rol que ocuparon las políticas públicas en la rápida acumulación de capital físico y humano y en la asignación de estos recursos a inversiones de alto rendimiento, que permitieron a las economías asiáticas incrementar su productividad. El estudio del Banco Mundial destaca dos posiciones: la neoclásica y la revisionista. Quienes adhieren a la primera sostienen que algunos de los factores clave del éxito de las HPAE fueron la existencia de un ambiente macroeconómico estable y un marco legal confiable que promovieron la competencia interna y externa, la orientación de las economías al comercio internacional, la ausencia de controles de precios y otras políticas distorsivas, y la inversión en capital humano a través de mejoras en educación y salud. La corriente revisionista, por su parte, afirma que los gobiernos asiáticos de alguna forma guiaron las inversiones hacia aquellos proyectos que generarían mayor crecimiento para la economía en su conjunto, tomando parte activa en el proceso de desarrollo compartido. Los autores de esta publicación presentan una tercera alternativa: la posición marketfriendly, es decir, que simpatiza con el mercado. Según esta estrategia, el rol adecuado de los gobiernos es asegurar que se realicen inversiones adecuadas en capital humano, proveer un clima competitivo para la actividad privada, conservar la economía abierta al comercio internacional y mantener una macroeconomía estable (The World Bank [1993], página 10). La intervención del Estado en la economía debe limitarse a estos parámetros, ya que de lo contrario corre el riesgo de ser contraproducente. Si bien todas las economías analizadas en esta obra tuvieron éxito en términos de crecimiento económico, las políticas aplicadas por sus gobiernos fueron diversas; mientras que Japón, Corea y Taiwán intervinieron para guiar la asignación de recursos en el sector privado, Hong Kong, Malasia, Indonesia y Tailandia siguieron caminos más liberales. La clave del éxito de las HPAE fue una distribución relativamente equitativa de los activos privados y públicos, es decir, dichas economías se concentraron en redistribuir 19