Conócete a ti mismo Conócete a ti mismo

Transcripción

1 Conócete a ti mismo El tiempo pasa inexorablemente. Esta ineludible realidad puede tener una doble consecuencia, favorable o negativa, según cada quien aproveche las coyunturas que el tiempo le brinda. José Ortega y Gasset solía decir: Yo soy yo y mi circunstancia. N la época actual estamos viviendo un tiempo histórico en la historia y las circunstancias están cambiando continuamente alrededor de nosotros. Los antiguos griegos, sobre cuya premisas culturales descansan todavía los fundamentos del mundo occidental, inscribieron en la entrada del templo de Delfos una simple frase que nunca ha dejado de tener absoluta vigencia entre los hombres: Conócete a ti mismo. No ha sido fácil para el individuo, ni para los pueblos. Gran parte de los biografías y la historia misma, nos dan cuenta de las equivocaciones, los errores, las enmiendas tardías u oportunas y la dificultad de conocer la realidad y lo que podemos hacer ante ella. Sin duda los más importante de esta nueva situación son los cambios inesperados y múltiples que han transformado el panorama del mundo, de un modo vertiginoso para todos los hombres. Con súbita rapidez se ha cerrado un tiempo histórico en sus dimensiones y contenidos, para abrirse, casi sin transición, a diferente y contrario en sus características, que apenas empezamos a percibir con dificultad. Nada igual había ocurrido en todo el pasado. Los grandes cambios que la historia ha experimentado a través del tiempo han sido difíciles, cruentos: El apogeo del mundo romano, el fin del mundo antiguo, el surgimiento de la Europa medieval y cristiana, las grandes guerras de religión, la expansión del mundo europeo. Las grandes guerras ideológicas de nuestro siglo, todo se ha caracterizado por muchas formas de violencia y destrucción. Ahora, casi sin transición, hemos pasado de un mundo bipolar, amenazado por el equilibrio del terror nuclear, de una situación de enfrenamiento por el equilibrio del terror nuclear, de una situación de enfrentamiento universal, de l angustia de un posible holocausto final de la especie humana, y hasta de la vida misma sobre la tierra, a una situación absolutamente diferente en todos los sentidos. En un sorprendente y breve lapso han ocurrido gran cambios políticos: Terminó la guerra fría que condicionaba toda forma de relación entre los países. La gran estructura de poder político y militar que se constituyó en torno a la Unión Soviética, pareció desintegrarse. La doctrina y la organización que mantenía unidos en forma amenazante, a los países del bloque soviético, se desintegró espontáneamente. Toda una filosofía política, que había servido de soporte a media humanidad, comenzó a ser negada y repudiada por sus propios sostenedores. Las alianzas políticas y militares de occidente quedaron repentinamente, sin objeto y sin contenido. Un vasto proceso de cambio y rectificación se ha puesto en marcha en todos los países y parece sonar el comienzo de un nuevo tiempo en el que las convicciones y los temas dominantes hasta hoy, ya no pueden tener validez.

2 El rápido y sorprendente desenlace de la guerra del Golfo Pérsico es la más evidente y significativa muestra de esta nueva realidad que caracteriza al mundo de hoy. Muchas cosas revela la crisis del Golfo. La más significativa de todas es que los Estados Unidos se erigen no sólo como la primera potencia militar del mundo, sino, sin duda, como la única superpotencia mundial con base nacional, al menos por algún tiempo más. Aparte de estos cambios, en el orden del poder y sus formas también han cambiado y continúan cambiando, la ciencia, la economía, de un mundo dominado por el dinero y la fuerza bruta, entramos en otro en el cual los factores dominantes son la rapidez y el volumen de información, la utilización masiva de la electrónica, la despersonalización de las decisiones y la desnacionalización de los poderes. Una buena imagen de la magnitud de este cambio nos lo proporciona el último libro del famoso futurólogo norteamericano: Alvin Toffler, que se titula El Cambio del poder. Obra que es la culminación de un esfuerzo de veinticinco años que se propuso dar sentido a los asombrosos cambios con los que vamos a traspasar el umbral del siglo XXI. Es decir, dentro de apenas nueve años. Toffler, autor de El shock del futuro, La empresa flexible y La Tercera Ola, libro este en que descubrió las formas y los grandes alcances de las novedades de todo género del presente, que dejan casi obsoletas las dos grandes primeras olas que había conocido el hombre en su ascenso hacia la civilización, la agricultura y la industrialización. En trabajos recientes este investigador del futuro, nos anuncia que imperceptiblemente, ya hemos pasado de un mundo de cosas a uno de símbolos, en el que el dinero y la riqueza ya no están representados por la tierra, ni por los inmuebles, ni por las fábricas, ni si quiera por la cuentas bancarias, sino por una anónima, inmensa y continua red de relaciones casi impersonales que, por medios electrónicos, efectúa inmensas transferencias de riqueza., hora tras hora, sin que aparentemente nada material sufra. No solo ha cambiado la forma de propiedad, sino también la del dinero. Estamos ahora en el sistema del súper símbolo electrónico, y en la sociedad global se hacen por menos signos de computadora toda clase de operaciones, sin que materialmente ocurra nada visible fuera de un signo pantalla. Esta realidad implica, por una parte, como lo señalaba recientemente Arturo Uslar Pietri, que jugando un poco con una frase de Toffler, nos dice que el mundo se va a dividir no entre socialismo y capitalismo o entre la tradicional división de países ricos y pobres; sino entre lentos y rápidos. No es una cuestión de simple metáfora, es una realidad que puede ser trágica para quien no esté en capacidad de comprender la realidad mundial y actuar adecuadamente. Y conlleva, por otra parte, la necesidad de revisar a fondo los viejos conceptos de la economía nacional y transnacional, porque se va rápidamente a formas de vida económica cada vez más independientes del marco nacional, en una tendencia irrefrenable hacia la globalización en todas las formas imaginables. Todo este conjunto de cambios que signan el mundo actual constituye un desafío para la humanidad entera, la aparición de todo un horizonte de nuevas

3 oportunidades, la necesidad de transformación ilimitada que afectan todas las formas de la actividad y del pensamiento, que obligará a las personas a repensar su situación y su destino y que constituyen ciertamente, la más fabulosa oportunidad que se ha ofrecido a la juventud. Es una oportunidad que hay que aprovecharla mediante la forma más expedita que tiene el hombre: el conocimiento, el estudio constante. Wolfang Goethe, gran poeta y pensador, cuando en una oportunidad alguien le preguntó qué quería, respondió: Luz! Más Luz! eh! ahí! Un gran programa. La obsesión de saber más debe ser una actitud definitoria de quien quiere hacer cosas que valgan la pena. La educación y la moral fueron patrones que orientaron la vida de nuestro Libertador Simón Bolívar. Hoy deben constituir la prioridad fundamental para la conducción de un país como el nuestro, sobre todo en estos momentos cuando la nación acusa alarmantes síntomas de descomposición moral, de una nación que habla a través de sus jóvenes, principales representantes del ideal bolivariano. Los jóvenes deben seguir siempre esta orientación bolivariana y tener presente como un valor fundamental esa constante preocupación de nuestro Libertador Simón Bolívar por la honradez y la moral, y hacer suyo como lema de vida esa frase de Bolívar que recoge una recomendación del Libertador a su sobrino Fernando Bolívar: Te recomiendo el Estudio y la Buena Moral para ser útil a la Patria. Einstein: mensaje a la juventud Albert Einstein, ese gigante de la ciencia, este hombre de la paz, en su infinita sensibilidad y paciencia dejó este Mensaje a la Juventud. Recuerda que las cosas que aprendes en las aulas y en los libros son el producto del trabajo de muchas generaciones y fueron creados por los esfuerzos entusiastas y afanes infinitos, en cada país del mundo. Llegan a tus manos como una herencia, para que las recibas, las honres, las acrecientes y un día las entregues fielmente a tus hijos. Nos es dado a los mortales alcanzar la inmortalidad a través de las cosas permanentes que creamos en común. Si no olvidas esto, te será posible encontrar sentido para tu vida y será la tuya una actitud justa hacia otros pueblos y otras éṕocas. Frente a la panorámica y a las perspectivas del mundo de hoy es un privilegio casi único y una responsabilidad. Hay que ofrecer respuestas nuevas a esta hora tan promisoria, tan llena de posibilidades y nadie más que los jóvenes, son los llamados a darse cuenta de una gran ocasión. En la vida nada se logra con esfuerzo constante y firme. Abundan en la historia ejemplos de que quienes han triunfado son los que han luchado sin desmayo hasta alcanzar sus propósitos, sus ideales. Bolívar en Pativilca en 1824, ante infinitas dificultades políticas, militares y hasta de su salud física, que le impedían llevar a feliz término la empresa emancipadora de Perú, y cuando Joaquín Mosquera le preguntó que pensaba hacer ante los problemas, respondió sin vacilar: Triunfar! Triunfar! Esa debe ser definitivamente la actitud que se debe asumir. Frente a circunstancias que traten de impedirles el logro de sus propósitos sanos, de sus metas, luchar hasta triunfar. Triunfar siempre.

4 Sobre la juventud De la juventud se dicen muchas cosas. Mas en estos años que corren, para decir de la juventud o para hablar como joven, es posible decir de todas las cosas. Depende de la perspectiva con que se le mire. Así tenemos opiniones de filósofos, de poetas, de novelistas o simplemente sociológicos. De esta variedad de expresiones, la más conocida de todas, es la del gran poeta nicaragüense, creador del modernismo. Rubén Dario: Juventud divino tesoro te vas para no volver. Juventud divino tesoro quien te volviera a vivir. Y otras menos conocidas, pero en esta misma orientación como la Petrarca El dulce tiempo de la edad primaveral y la de Lord Byron Los días de juventud son los días de la gloria. No todos piensan así, Jonathan Switt, el sarcástico autor de los viajes de Gulliver, sostenía Nadie sensato desea nunca ser más joven. El célebre novelista Honorato de Balzac decía: Los jóvenes no tienen indulgencia porque no saben nada de la vida de sus dificultades, otros por el contrario, expresan bastante confianza en los jóvenes. Así por ejemplo el novelista derechista Maurice Barres solía decir: Negar muchas cosas a los veinte años es signo de fecundidad, y bien poca simpatía me inspira los jóvenes que no principian la carrera de la vida renegando del pasado. En esta misma línea de pensamiento, el escritor Fenelon sostenía, La juventud experimenta un placer increíble cuando ve que empieza a fiarse de ella y a dejarla participar en las cosas serias. A mí me gusta creer en esta última aseveración, la de Fenelon. Y viene a mi memoria la afirmación de que la juventud y la esperanza están indisolublemente ligadas y siendo así, el espíritu goloso de realizaciones y de generoso amor sobrevive al invierno, a las penas, al gris y al blanco de las sienes, a la muerte incluso, cuando deja volando en el ambiente un anhelo solidario, una bandera erguida, un quehacer realizado, una razón para que otros sigan viviendo, soñando esperando ventura; por eso sigue siendo joven en nuestro recuerdo la acción y participación decidida y entusiasta de la Juventud Venezolana en la magna gesta de la Independencia. Si eran jóvenes los que participaban desde el mismo momento de las primeras jornadas y a todo lo largo de su combatiente trayectoria que duró veinte años de lucha bélica. Simón Bolívar, la más alta expresión de aquella lucha, tenía veintidós años cuando hizo el compromiso solemne de luchar incansablemente por la libertad de nuestro país. Los más prominentes colaboradores de Bolívar en la lucha independentista que lograron alcanzar el grado de Generale en jefe y otros altos grados, por sus méritos y capacidad, fueron insignes exponentes de conducta juvenil; ardiente y magníficos ejemplos de heroísmo guerrero a la hora que se forjaba, con el concurso de su ayuda el destino liberatorio de la Patria y surgía la República para arropar con sus instituciones la dignidad de la Nación. Algunos nombres nos permiten corroborar estas verdades. El general Páez, comenzó a los 20 años a la altura de 1810 sus servicios

5 patrióticos; el general Santiago Mariño, tenía 25 años en 1813 cuando realizó la liberación de Oriente; el general Rafael Urdaneta tenía 24 años cuando se incorporó como oficial en la Campaña Admirable; el general Carlos Soublette, tenía 21 años cuando entró al ejército patriota; el general José Antonio Anzoátegui tenía 21 años cuando entró a luchar por la Independencia en 1810; el General Manuel Manrique, tenía 15 años cuando comenzó a prestar servicios por la patria en 1810; el general Antonio José de Sucre, tenía 15 años cuando inició su carrera en las armas republicanas en su región oriental. Obligante es recordar en esta parte al niño héroe Gabriel Picón. A los 14 años se alistó en las filas del Ejército Patriota en su nativa Mérida en A esta edad fue uno de los combatientes más sobresalientes de la Campaña Admirable. Tuvo actuaciones brillantes en las batallas de Niquitao y la batalla de los Horcones. Esta última, tuvo el joven Gabriel una sobresaliente y arriesgada actuación que por poco le cuesta la vida. Asaltó las piezas artilladas del enemigo, lo cual fue factor decisivo en la victoria patriota, tan audaz acto le acarreó una gran herida. Afortunadamente pudo sanar. Al saberlo, el Libertador escribió a su padre una hermosa carta donde le dice: El joven héroe que tan gloriosamente ha derramado su sangre en el campo de batalla no ha muerto ni se teme que muera; pero si dejare de existir, vivirá siempre en el corazón de sus reconocidos compatriotas y será eterno en los fastos de Venezuela, cubriendo de honor el nombre de Picón. El más ejemplar y hermoso episodio de participación de la juventud venezolana como fuerza combatiente al servicio de la independencia se produjo el 12 de feberero de 1814, en la Batalla de La Victoria. Cerca de 200 estudiantes llevó José Félix Ribas, para reforzar las filas del ejército patriota. La Batalla de La Victoria, terminó con el triunfo de las armas republicanas. En homenaje a aquel episodio ha quedado en nuestra historia como el Día de la Juventud y como bien lo expresó un joven historiador: fue la oportunidad que un puñado de jóvenes tuvieron la suerte de justificar su paso por la tierra y en una sola mañana y una sola tarde eternizar la juventud. (Elías López Latorre) En verdad, se experimenta un sentimiento extraño y placentero cuando leen y releen las crónicas de la Batalla de La Victoria para siempre en el recuerdo más hermoso y heroísmo más admirado, la condición de joven, la autenticidad, el idealismo, la fuerza y la vivencia honesta. Qué más significa ser joven? Estas referencias épicas, en realidad me conmueven y me llevan a querer ahondar en otras profundidades. Me sugieren que debo expresar algo más para decir de la juventud. Debo no obstante, convocar a mi memoria y traer nuevamente el recuerdo de algunas reflexiones derivadas de ciertas lecturas. Así pues, de la lectura del Retrato de Dorian Gray y llevado de la fina pluma de Oscar Wilde, en el diálogo profundo de Lord Henry, uno devela misterios, dudas y se interroga de las razones que sirven para distinguir la juventud de la vejez y en la imágenes que afloran del drama personal del principal personaje de la novela,

6 se alcanza a divisar un joven corriendo detrás de una pelota, o también, el amor silente, escondido, comprimido en el alma de aquella muchacha de ojos negros y en fin, uno cree comprender que ser joven supone algo más que el rostro lozano de Dorian Gray, que ser joven no puede simplemente traducirse en la frívola visión de los semejantes un viernes en la tarde, que tampoco se puede mantener la juventud apostando a la suerte o a la inimputabilidad; que ser joven puede tanto como constituir un estado espiritual, en el que se cultiven razones y motivos para existir y así, viene a mi memoria Jorge Luis Borges y su Historia de la Eternidad, y pienso en el tiempo circular y sus ficciones y en ese pasado que no es sino un recuerdo y ese futuro que no es sino esperanza y ese presente que se nos agota. Y finalizo la remembranza de estas lecturas trayendo a Albert Camus y su magnífica enseñanza; una razón para vivir puede ser el mismo tiempo, una excelente justificación para morir, y vuelvo a Ribas y a la Batalla de La Victoria y a los que murieron siendo jóvenes para siempre, porque lograron que otros vivieran en libertad... Podemos entonces deducir que la juventud contiene audacia, pero igualmente finalidad y sobre todo esperanza. Ser jóvenes o no, dependiendo del compromiso de asumir ante la vida, de su renovación, de sus conquistas, de la ambición de mejorar y superar la historia que muchos reducen a secuencias del pasado. Viene a espíritu una frase genial que pronunció en un discurso de orden con motivo del día de la juventud, mi amigo y poeta Elías López Latorre: A veces he pensado que después que uno muere, son tantos los años que dura la muerte que los años de vida son todos de juventud. La juventud y la vejez Y es que debe ser difícil ser viejo en esos tiempos, porque es como si el ayer lo hubiéramos empujado hacia el pasado, que hace cuarenta años, es como si fuera un siglo. Debe ser difícil ser viejo en estos tiempos, en donde en el espacio de dos o tres decenios -un simple parpadeo en el reloj de la historia- El mundo ha experimentado un vertiginoso cambio por la aparición de altas tecnologías, la difusión de grandes sistemas artificiales. Debe ser difícil ser viejo en este contexto que implica ir a lo esencial. A lo largo verdadero. A lo permanente. A lo fundamental. Todos sabemos lo difícil que es en la vida saber que es lo fundamental. Si nos asomamos a la ventana del tiempo y preguntamos a la historia acerca de la realidad de la juventud nos diría que en el pasado la juventud había sido inexistente, aprendiz de ciudadano esperanzada, precoz, romántica, atormentada, frustrada o exasperada, entusiasmada. Todo esto por acciones o actitudes de los adultos o como reflejos de ellos. Pero eso fue en el pasado. En esta época signada por la modernidad, en estos días de creación, de búsqueda Qué es lo fundamental? Para algunos, creo yo, deben pensar que es el odio, la mentira, la drogadicción. Para otros lo fundamental, sería recuperar el sentido de las palabras: virtud, valores, deber. Ética y responsabilidad. Suena mejor esto último. Un mensaje con destino Ojala que para todos los jóvenes de hoy, los del año 2000, se conviertan en

7 protagonistas de una historia por hacer, en un país como nuestro que a pesar de la profunda crisis que vive actualmente (1994), tiene gente y condiciones para ser optimista. Ojala que asuman plenamente el mensaje profundo que contiene la expresión de que hoy no se puede envejecer. Aún cuando pasen muchos años, hay que ser joven y pensar también que no todo lo antiguo es viejo. Ni todo lo nuevo es juventud, hay que ser joven en el compromiso del estudio permanente, la búsqueda de lo fundamental, de la verdad, de lo permanente y lo trascendente. Alguien ha dicho que el siglo XXI ya lo vivimos y que nos ofrece la oportunidad única de cambiar, mejorar y progresar, ser más verticales y en fin mejores y más felices y responsables. Creo que así será. Algunos pensarán que idealizo simplemente. Pienso en Benard Shaw y en aquella frase que dice: Tu ves cosas y dices por qué, pero yo sueño cosas que nunca existieron y digo por qué no? Es fácil observar que a estas generaciones les toca enfrentar situaciones y conflictos aún más sofisticados y complejos que los que vivieron anteriores generaciones. Es necesario asumir ese reto, mediante nuevos horizontes mentales. Creo que si a esta exigencia incorporáramos en forma verdadera,l con paso cierto, la noción de responsabilidad a cada uno de nuestros actos, al balance de nuestro trabajo al resumen de nuestra vida misma. El drama de nuestro tiempo en Venezuela consiste en escurrir el bulto, en evadir el camino, en huir de nuestra propia conciencia en desactivar el mecanismo de responsabilidad, de la contricción y de la búsqueda de lo que realmente queremos. Dejemos la terminación de esas reflexiones a la exquisita pluma de don Miguel de Unamuno: Te consume, mi pobre amigo, una fiebre incesante, una sed de océanos insondables y sin riveras, un hambre del universo y la morriña, sufres de la razón y no sabes lo que quieres... Ponte en marcha, solo todos los demás solitarios irán a tu lado, aunque no los veas. Preguntas generadoras: Qué tema se plantea en la lectura? Qué conclusiones da a conocer el autor del ensayo?