texturasnúmero DIECISIETE MAYO 2012 PVP 15 EUROS

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1 TRAMA & Sobre edición y libros, sus hechos y algunas ideas texturasnúmero DIECISIETE MAYO 2012 PVP 15 EUROS El fin de los libros OCTAVE UZANNE P. ARANCIBIA / J. BALMES E. BUSTAMANTE / S. CLEMARES L. COLLADO / J. COSTA R. DARNTON / M. DÁVILA R. DENYS / S. DUBEC A. MELLADO / L. PARAMIO G. REY / N. RITA SARG. MARGARET / L. SOCCAVO R. TRANTER / J. TRIVIÑO I. VÁZQUEZ / A. VITALE La guerra del libro Hacia una muerte programada del libro? La r-evolución digital Nuevas profesiones para jóvenes (y viejos) editores Para qué sirve una revista cultural?

2 COLECCIÓN TIPOS MÓVILES NOVEDAD la cara oculta de la Edición Martine Prosper Trama editorial LA CARA OCULTA DE LA EDICIÓN MARTINE PROSPER TRADUCCIÓN DE GABRIELA TORREGROSA SBN: PÁGINAS. PVP: 16 EUROS Una larga trayectoria en el mundo de la edición, y su labor al frente de la principal organización sindical del sector en Francia, colocan a Martine Prosper en una posición privilegiada desde la que dar cuenta de las entrecajas de una actividad editorial que, en demasiadas ocasiones, se complace en su propio mito. Consciente de la imperiosa necesidad de abrir espacios de reflexión, análisis y debate en un ámbito en continua transformación, la autora aborda de manera contundente y lúcida algunos de los males endémicos que no por ocultos dejan de formar parte de esa actividad cultural y empresarial: la precariedad laboral, una lógica financiera implacable, el horizonte siempre en el corto plazo La cara oculta de la edición, cual recto verso, lleva a cabo una necesaria, y por eso mismo a veces incómoda, tarea de despojar cierto glamour atribuido a los oficios del libro, haciendo hincapié en la brecha entre el mito y su realidad social subyacente. Editores, libreros, escritores, traductores y correctores se reconocerán, sin duda, en estas páginas. * * * Martine Prosper ha trabajado en el mundo editorial desde el año 1981, en Gallimard Jeunesse, Bordas y, actualmente, en la editorial Casterman del grupo Flammarion. Su labor como secretaria general de la CFDT Livre-Édition, principal sindicato en el sector editorial francés, le ha permitido seguir muy de cerca su evolución económica, social y laboral en los últimos años. En 2008, a raíz de la compra de Editis por el grupo español Planeta, publicó en Le Monde un artículo de amplia repercusión titulado «Édition, l envers amer du décor». Más tarde vería la luz el libro homónimo. C/ Blanca de Navarra, Madrid

3 EHMCKE-FRAKTUR INITIALEN Dieter Steffmann, 2002.

4 texturas Consejo Editorial: Ramón Álvarez Minder, José Mª Barandiarán, Juliana Boersner, Enrique Bustamante, Heriberto Cairo, Íñigo García Ureta, Manuel Gil, Esteban Hernández, Paula Izquierdo, Fco. Javier Jiménez, Roger Michelena, Jordi Nadal, Manuel Ortuño, Antonio Rivero, Roberto San Salvador Editores: José María Barandiarán, Manuel Gil y Manuel Ortuño Diseño gráfico: Miguel San José Romano Administración y suscripciones: Trama editorial C/ Blanca de Navarra, Madrid Tel.: trama@tramaeditorial.es ISSN: Depósito Legal: m arce ASOCIACIÓN DE REVISTAS CULTURALES DE ESPAÑA Esta revista es miembro de la Asociación de Revistas Culturales de España revistatexturas.blogspot.com Edición electrónica:

5 01_Chifla El fin de los libros Octave Uzanne _Intonso La República Digital del Conocimiento. Entrevista a Robert Darnton Rhys Tranter ~a la inglesa Convergencias y divergencias entre libros (en papel y digital) Luis Collado Grandes oportunidades, enormes desafíos Patricia Arancibia Apuntes sobre la r-evolución digital en el mercado editorial Silvia Clemares Literatura infantil y juvenil digital. Un extenso reino creativo para nativos digitales Noemí Pes Escofet La evolución de las especies (editoriales) Arantxa Mellado Bataller Hacia una muerte programada del libro? Entrevista a Lorenzo Soccavo Sophie Dubec & Raphaël Denys Contenidos web: nuevas profesiones para jóvenes (y viejos) editores Nuria Rita Sebastián

6 COLECCIÓN TIPOS MÓVILES del libro, no es una tarea fácil. Aún así, este trabajo tiene la virtud de identificar algunos elementos estructurales del cambio que, independientemente de las tecnologías que luego se utilicen, serán ya irreversibles. EL PARADIGMA DIGITAL Y SOSTENIBLE DEL LIBRO MANUEL GIL & JOAQUÍN RODRÍGUEZ ISBN: PÁGINAS. PVP: 20 EUROS El libro que tiene en sus manos es un texto arriesgado. La enorme volatilidad y ritmo que la revolución digital y la extensión y penetración de Internet imprimen al mundo del libro, solamente pueden conducirnos a un texto necesariamente polémico, voluntariamente controvertible e inevitablemente provisional. Intentar definir cuál pueda ser el nuevo paradigma digital del libro y trazar una topografía de ese nuevo ecosistema sostenible En este libro los autores analizan, desde su importante y dilatada experiencia en el ámbito editorial, el impacto que el nuevo paradigma digital del libro tendrá sobre la arquitectura del sector y los agentes implicados en la actual cadena de valor. Las nuevas formas de crear, consumir y compartir contenidos llevan al mundo del libro a buscar formas sostenibles de reconfiguración de una industria que no ha visto cambios tan profundos desde su nacimiento, hace ya más de 500 años. El texto invita a una reflexión profunda del sector a abrazar y aceptar los cambios que ya se vislumbran en el horizonte. Se proyectan ideas y reflexiones que, aun reconociendo dudas razonables sobre muchas de ellas, constituyen un toque de atención muy serio acerca de la necesidad de reflexionar críticamente sobre un sector impelido a una reconversión muy profunda. Ustedes juzgarán la importancia de este libro y la pertinencia de asumir sus cambios y propuestas C/ Blanca de Navarra, Madrid

7 Gato por liebre. Cómo hemos perdido dos años en la edición digital Jaume Balmes Problemática del libro digital Juan Triviño Viaje fugaz por una industria peculiar Manuel Dávila Galindo Olivares El mercado del libro digital como excusa Iñaki Vázquez Álvarez La tecnología digital: un factor de liberación. Entrevista a Alberto Vitale Joana Costa Knufinke ~a la holandesa Para qué sirve una revista cultural? Ludolfo Paramio Las revistas culturales en la transición digital Enrique Bustamante Las revistas culturales: encuentro, modernidad e intercambio Germán Rey ~a pasaperro La guerra del libro La sargento Margaret _Encañonar Libros y blogs

8 01_Chifla Cuchilla ancha y casi cuadrada, de acero, de corte curvo y mango de madera colocado en el dorso, con que los encuadernadores raspan y adelgazan las pieles.

9 El fin de los libros Octave Uzanne ( ) La cuestión del fin de los libros y su completa transformación fue tratada hace aproximadamente dos años en Londres por un pequeño grupo de bibliófilos y eruditos, en el transcurso de una velada memorable cuyo recuerdo quedará sin duda grabado en la memoria de cada uno de los asistentes. Nos habíamos encontrado aquella noche que resultó ser uno de los viernes científicos de la Royal Institution en la conferencia de sir William Thompson, el eminente físico inglés, profesor de la Universidad de Glasgow, cuyo nombre es conocido en el viejo como en el nuevo mundo desde que participara en la instalación del primer cable transatlántico. Ante una brillante audiencia de sabios y de gentes de mundo, sir William Thompson había anunciado que, matemáticamente, el fin del globo terrestre y de la raza humana debía producirse exactamente en diez millones de años. Se basaba en la teoría de Helmholtz según la cual el sol es una gran esfera en proceso de enfriamiento, es decir, de contracción de la masa por efecto de la gravedad a medida que se produce ese enfriamiento. Sir William, después de haber valorado la energía solar y la energía necesaria para desarrollar una fuerza de millones de caballos-vapor por metro cuadrado de superficie de su fotosfera, había llegado a la conclusión de que el radio de la fotosfera se reduce aproximadamente un centímetro cada años y que se podía determinar la hora exacta en la que la temperatura sería insuficiente para mantener la vida en nuestro planeta. El catedrático en Física nos había sorprendido igualmente al abordar la cuestión de la antigüedad de la Tierra, en la que basaba su tesis, como un problema de mecánica pura; no le atribuía un pasado superior a una veintena de millones de años, a pesar de los geólogos y de los naturalistas, y afir- CHIFLA 9

10 maba la existencia de vida en la Tierra desde la aparición del sol, independientemente del origen de este fecundante astro, ya fuera el resultado de la explosión de un mundo preexistente o bien el de la condensación de nebulosas anteriormente dispersas. Salimos de la Royal Institution muy conmocionados por los grandes problemas que el sabio profesor de Glasgow se había esforzado en resolver científicamente ante su audiencia, y con el espíritu dolorido, casi aplastado por la enormidad de las cifras que sir William Thompson había manejado. Regresábamos silenciosos formando un grupo de ocho personajes diferentes filósofos, historiadores, periodistas, estadistas y simples curiosos caminando de dos en dos a lo largo de Albemarle street y de Picadilly. Uno de ellos, Edward Lembroke, nos llevó a cenar al Junior Athenaeum Club y, una vez que el champán hubo despabilado nuestros pensativos cerebros, comenzamos a hablar sobre la conferencia de William Thompson y el destino de la humanidad. James Wittmore habló largamente acerca de la predominancia intelectual y moral de los continentes jóvenes sobre los antiguos hacia finales del próximo siglo. Dio a entender que el viejo mundo abdicaría poco a poco de su omnipotencia y que América tomaría la delantera del movimiento en la senda del progreso, mientras que Oceanía, apenas nacida ayer, se desarrollaría enormemente, revelaría sus ambiciones y ocuparía uno de los primeros puestos en el concierto universal de los pueblos. África, añadió, esa África tan explorada y siempre misteriosa, de la que se descubren a cada paso parajes de miles de millas cuadradas, conquistada de forma cruel para la civilización, no parece estar llamada a jugar un papel prominente a pesar de su inmensa reserva de hombres; será el abundante granero del resto de los continentes; sobre su suelo invadido sucesivamente por diferentes pueblos se jugarán partidas poco decisivas. Las masas humanas, en su violento deseo por poseer esta tierra virgen, se enfrentarán, lucharán y morirán en ella, pero la civilización y el progreso sólo se instalarán allí miles de años más tarde, cuando la prosperidad de Estados Unidos haya declinado y nuevas y fatales evoluciones asignen un nuevo hábitat para el cultivo del genio humano. Julius Pollok, un agradable vegetariano y erudito naturalista, quiso imaginar lo que ocurrirá con las costumbres humanas cuando, gracias a la química y a la consecución de las investigaciones actuales, el estado de nuestra vida social cambiará y nuestra alimentación, dosificada en forma de polvos, jarabes, pastillas y galletas, consistirá en pequeñas cantidades. Entonces adiós a los panaderos, los carniceros, comerciantes de vinos, restaurantes, ultramarinos, sólo algunos drogueros, y así cada uno será libre, feliz, susceptible de satisfacer sus necesidades a cambio de unas monedas; el hambre borrada 10 OCTAVE UZANNE

11 del registro de nuestras miserias, la naturaleza rendida a sí misma, toda la superficie de nuestro planeta reverdeciente, así como un inmenso jardín lleno de zonas de sombra, de flores y de césped en medio del cual los océanos serán comparables a vastas superficies de agua de recreo surcadas por enormes barcos de vapor dotados de ruedas y hélices a una velocidad de cincuenta o sesenta nudos sin peligro de balancearse o escorarse. Nuestro querido soñador, poeta a su manera, nos anunciaba una vuelta a la edad de oro y a las costumbres primitivas, la resurrección universal del antiguo valle de Tempe a finales del siglo XX o comienzos del XXI. Según él, las ideas acariciadas por Lady Tennyson triunfarían en breve, el mundo dejaría de ser un inmundo matadero de bestias aletargadas, un espantoso osario creado por nuestra glotonería, y se convertiría en un jardín delicioso consagrado a la higiene y a los placeres visuales. La vida de los seres y las plantas sería respetada, y en este nuevo paraíso encontrado, como si de un Museo de las Creaciones de Dios se tratara, se podría recordar por todas partes al visitante: Por favor, no tocar. La predicción idealista de nuestro amigo Julius Pollok no obtuvo más que un éxito relativo; a su programa se le criticó un poco de monotonía y un exceso de religiosidad panteísta; a algunos les pareció que en su Edén reconstruido se aburrirían enormemente en beneficio del capital social de todo el Universo, y agotamos algunas copas de champán de más para disipar la visión de aquel futuro lacteado rendido a las pastorales, las Geórgicas y a todos los horrores de la vida inactiva y sin lucha. Qué utopía! exclamó el humorista John Pool. Los animales, querido Pollok, no seguirán su progreso de químico sino que continuarán devorándose entre ellos de acuerdo a las misteriosas leyes de la creación; la mosca será siempre el buitre del microbio, al igual que el pájaro más inofensivo es el águila de la mosca; el lobo seguirá regalándose piernas de cordero, y la tranquila oveja continuará como en el pasado siendo la pantera de los prados. Sigamos la ley común que rige la evolución del mundo y mientras esperamos a ser devorados, devoremos. A Arthur Blackcross, pintor y crítico de arte místico, esotérico y simbolista, de espíritu refinado y fundador de la ya célebre Escuela de los Estetas del Mañana, le pedimos que nos explicara lo que pensaba que ocurriría con la pintura de aquí a un siglo o más. Creo que en las líneas que siguen puedo resumir con exactitud su pequeño discurso: Lo que llamamos Arte moderno, es realmente un arte? Y el número de artistas que lo ejercen de forma mediocre con aires de talento, no demuestra ya que se trata más bien de un oficio carente de alma creadora y de visión? Podemos llamar obras de arte a los miles de cuadros y esculturas que CHIFLA 11

12 atestan los salones cada año? Y contamos realmente con muchos pintores o escultores que sean creadores originales?»no se ven más que copias de todo tipo: copias de antiguos maestros adaptadas al gusto moderno, reconstrucciones siempre falsas de épocas ya pasadas, copias banales de la naturaleza vistas por el ojo de un fotógrafo, copias meticulosas y troceadas que han inspirado el horrible estilo de Meissonier, nada nuevo, nada que nos abstraiga de nuestra humanidad! El deber del arte, sin embargo, ya sea a través de la música, la poesía o la pintura, es el de abstraernos de él a cualquier precio y hacer que planeemos un instante en esferas irreales donde podamos hacer como una cura de aeroterapia idealista.»por lo tanto, creo continuó Blackcross que pronto llegará la hora en la que el Universo entero se verá saturado de cuadros, paisajes monótonos, figuras mitológicas, episodios históricos, naturalezas muertas y cualquier otro tipo de obras que ni siquiera querrán los negros; será el bendito momento en el que la pintura morirá de hambre; quizá los gobiernos comprenderán por fin la gran estupidez que han cometido al no desalentar sistemáticamente las artes, que es la única forma práctica de protegerlas y exaltarlas.»en algunos países en los que se llevará a cabo una reforma general, prevalecerán las ideas iconoclastas; se quemarán los museos para no influenciar a los genios emergentes, se proscribirá la banalidad bajo cualquier forma, es decir la reproducción de todo aquello que nos toca, de todo lo que vemos, de todo lo que la ilustración, la fotografía o el teatro pueden transmitirnos en cantidad suficiente, y llevaremos el arte, al fin reducido a su propia esencia, hacia las regiones elevadas donde nuestras ensoñaciones buscan siempre las vías, las figuras y los símbolos.»el arte será llamado a expresar las cosas que parecen intraducibles, a despertar en nosotros, a través de la gama cromática, sensaciones musicales, a alcanzar todas las sensibilidades de nuestro cerebro, incluso las menos accesibles, a envolver nuestras voluptuosidades estéticas multiformes en una atmósfera exquisita, a hacer cantar en un acorde racional todas las sensaciones de nuestros órganos más delicados; forzará el mecanismo de nuestro pensamiento e intentará derribar algunas de las barreras materiales que encarcelan nuestra inteligencia, esclava de los sentidos que la hacen vivir.»el arte será entonces una aristocracia cerrada; la producción será escasa, mística, devota, superiormente personal. Este arte contará con diez o doce apóstoles por generación y, quién sabe, como mucho una centena de fervientes discípulos.»aparte de eso, la fotografía en color, el fotograbado y la ilustración documentada bastarán para satisfacer al pueblo. Pero al estar las ferias prohibi- 12 OCTAVE UZANNE

13 das, los paisajistas arruinados por la fotopintura, los temas históricos desde ese momento planteados por modelos sugestionados, expresando según la voluntad del operador el dolor, la sorpresa, el abatimiento, el terror o la muerte, es decir, al convertirse la pinturografía en una cuestión de procedimientos mecánicos diversos y muy precisos, como una nueva delegación comercial, en el siglo XXI ya no habrá pintores, sólo habrá algunos hombres santos, auténticos faquires de la idea y de la belleza que, ante el silencio y la incomprensión de las masas, producirán obras maestras dignas de tal nombre. Arthur Blackcross desarrolló lenta y minuciosamente su visión del futuro con gran éxito, pues nuestra visita a la Royal Academy no había sido aquel año más reconfortante que las realizadas en París a nuestros dos grandes bazares nacionales de pintura, uno en los Campos de Marte y el otro en los Campos Elíseos. Comentamos durante un rato las ideas generales que nuestro comensal simbolista había expuesto, y fue el propio fundador de la Escuela de los Estetas del Mañana quien dio un giro a la conversación apostrofándome bruscamente: Y bien, mi querido bibliófilo, no toma usted la palabra? Nos contará lo que ocurrirá con las letras, los literatos y los libros de aquí a cien años? Ya que esta noche reconstruimos la sociedad futura a nuestra guisa aportando cada uno un haz de luz sobre la oscura noche de los siglos venideros, alúmbrenos con su propio faro giratorio, proyecte su resplandor hacia el horizonte. Se escucharon los «Sí, sí...!» de las súplicas apremiantes y cordiales, y como nos encontrábamos entre amigos y es bueno escucharse pensar, y el ambiente del rincón del club era cálido, simpático y agradable, no dudé en improvisar mi intervención. Y fue la siguiente: He aquí lo que pienso acerca del destino de los libros, queridos amigos. El tema es interesante y me apasiona tanto más cuanto que nunca había pensado en ello hasta este preciso momento de nuestra reunión.»si por libros se entienden los innumerables cuadernos de papel impreso, plegado, cosido, encuadernado bajo una cubierta que anuncia el título de la obra, les confieso francamente que no creo en absoluto, los progresos de la electricidad y de la mecánica moderna me impiden creer, que el invento de Gutenberg pueda no caer en desuso en tanto que intérprete de nuestras producciones intelectuales.»la imprenta que Rivarol llamaba con tanta razón la artillería del pensamiento y a la que Lutero se refería como el último y supremo don a través del cual Dios difunde el Evangelio; la Imprenta que ha cambiado el rumbo de Europa y que, sobre todo desde hace dos siglos, gobierna sobre la opinión, por medio de los libros, los folletos y los periódicos; la imprenta que a partir del año 1436 reinó de forma tan despótica sobre nuestros espíritus, diría que CHIFLA 13

14 está amenazada de muerte, según mi opinión, por las diferentes grabadoras de sonido que se han descubierto recientemente y que poco a poco se perfeccionarán.»a pesar de los enormes progresos que se han dado sucesivamente en la ciencia de la prensa, a pesar de las máquinas de composición fácilmente manejables y que proporcionan caracteres nuevos recién moldeados en matrices móviles, creo que el arte en el que destacaron sucesivamente Fuster, Schoeffer, Estienne y Vascosan, Aldo Manucio y Nicolas Jenson ha alcanzado su apogeo de perfección, y que nuestros sobrinos-nietos ya no confiarán sus obras a este procedimiento bastante anticuado y en realidad fácilmente reemplazable por la fonografía que no ha hecho más que nacer.» Se escuchó un clamor de interrupciones y de interpelaciones por parte de mis amigos y audiencia: ohs! de sorpresa, ahs! irónicos, ehhhs! llenos de dudas, y en medio de todo eso furiosas denegaciones: «Pero es imposible! Qué pretende decir?». Me costó un poco volver a tomar la palabra para expresarme con mayor claridad. Déjenme decirles, mi impetuosa audiencia, que las ideas que voy a exponerles son tanto menos afirmativas cuanto que no han sido maduradas y que se las ofrezco tal y como me llegan, con una apariencia paradójica; sin embargo, sólo las paradojas contienen verdades, y las más descabelladas profecías de los filósofos del siglo XVIII se han hecho en parte realidad ahora.»me baso en la constatación innegable de que el hombre ocioso rechaza cada vez más el cansancio y busca ávidamente lo que él considera cómodo, es decir todas las ocasiones para reducir en la medida de lo posible el gasto y el movimiento por parte de sus órganos. Coincidirán conmigo en que la lectura, tal y como la practicamos hoy, conlleva una gran lasitud, ya que no sólo exige a nuestro cerebro una atención continua que consume gran parte de nuestros fosfatos cerebrales, sino que además somete a nuestro cuerpo a cierto número de actitudes de postración. Nos fuerza, si leemos uno de vuestros periódicos de gran formato, del Times por ejemplo, a desarrollar cierta habilidad en el arte de pasar y doblar las páginas, y nos carga los músculos si lo mantenemos durante mucho tiempo abierto. Si por el contrario se trata de un libro, la necesidad de cortar las hojas, de separarlas una a una por medio de pequeños cortes sucesivos, lo que produce a la larga es una irritación muy penosa.»sin embargo, el arte de dejarse empapar por el espíritu, la alegría y las ideas de otro requeriría mayor pasividad; tanto es así que en una conversación nuestro cerebro mantiene más elasticidad, mayor claridad de percepción, más tranquilidad y reposo que en el caso de la lectura, pues las palabras que se nos transmiten a través del conducto auditivo hacen que nuestras células 14 OCTAVE UZANNE

15 vibren de una forma especial que, gracias a un efecto contrastado por todos los médicos de hoy y de ayer, estimula nuestros propios pensamientos.»creo, pues, en el éxito de todo aquello que halagará y fomentará la pereza y el egoísmo del hombre; el elevador ha terminado con las ascensiones a las viviendas; el fonógrafo destruirá probablemente la imprenta. Nuestros ojos están hechos para ver y reflejar las bellezas de la naturaleza, y no para leer textos. Hace mucho tiempo que abusamos de ellos, y no hay que ser un experto oftalmólogo para conocer la serie de enfermedades que padece nuestra vista y que nos obligan a hacer uso de los artificios de la ciencia óptica.»en cambio, nuestras orejas no requieren tanto esfuerzo; están abiertas a todos los ruidos de la vida, pero nuestros tímpanos se irritan menos. No practicamos una excesiva hospitalidad en esos golfos abiertos a las esferas de nuestra inteligencia, y me complace imaginar que pronto descubriremos la necesidad de descargar nuestros ojos para cargar más nuestras orejas. Será una compensación equitativa para beneficio de nuestra economía física general.» Muy bien, muy bien! exclamaban mis atentos camaradas. Pero la puesta en práctica, querido amigo, qué dice a eso? Cómo piensa usted que podemos llegar a construir fonógrafos que sean a la vez lo suficientemente portátiles, ligeros y resistentes para grabar sin escacharrarse largas novelas que actualmente cuentan cuatrocientas o quinientas páginas? Sobre qué cilindros de cera endurecida reproducirá usted los artículos y las noticias de los periódicos? Y por último, con la ayuda de qué baterías accionará los motores eléctricos de esos futuros fonógrafos? Falta una explicación a todo eso y no nos parece que sea fácil de llevar a cabo. Sin embargo, todo eso se hará continué. Habrá cilindros inscriptores ligeros como portaplumas de celuloide, que contendrán quinientas o seiscientas palabras y que funcionarán por medio de ejes muy firmes que llevarán en su interior. Reproducirán todas las vibraciones de la voz. La perfección de estos aparatos se alcanzará como se alcanza la precisión de los relojes más pequeños y de las joyas más finas. En cuanto a la electricidad, provendrá del propio individuo y cada uno accionará con facilidad por medio de su corriente de fluidos, captada y canalizada de forma ingeniosa, los aparatos de bolsillo, colgantes o de bandolera que llevará en un simple tubo similar a un estuche de prismáticos.»en el caso del libro, o mejor dicho, puesto que los libros habrán desaparecido, en el caso del novel o del historiógrafo, el autor se convertirá en su propio editor con el fin de evitar imitaciones y falsificaciones; deberá primero acudir a la Oficina de Patentes para depositar su voz y registrar las notas bajas y las altas, haciendo las audiciones que sean necesarias para garantizar las duplicaciones de su consigna. CHIFLA 15

16 »Una vez en conformidad con la ley, el autor recitará su obra, la reproducirá en los rollos grabadores y él mismo pondrá a la venta sus cilindros patentados, que serán expedidos en un sobre para el consumo de sus oyentes.»en esta época cercana, los hombres de letras ya no se llamarán escritores, sino más bien narradores; el gusto por el estilo y las frases pomposamente construidas se perderá poco a poco, pero el arte de la dicción alcanzará proporciones increíbles; habrá narradores muy preciados por su habilidad, simpatía comunicativa, cálida vibración, perfecta corrección y entonación de sus voces.»al referirse a un autor de éxito, las señoras ya no dirán: Me gusta tanto cómo escribe!. Suspirarán temblorosas: Oh, este hablante tiene una voz penetrante, que encandila, que emociona! Sus notas graves son exquisitas, sus expresiones de amor, desgarradoras; te deja completamente exhausta de emoción después de escuchar su obra; es un encantador de orejas incomparable.» Nuestro amigo James Wittmore me interrumpió: Y las bibliotecas, qué será de ellas, querido amigo? Las bibliotecas se convertirán en fonografotecas o en clicheotecas. Éstas contendrán los cilindros bien etiquetados de las obras de los genios de la humanidad ordenados en pisos de pequeños casilleros sucesivos. Las ediciones más buscadas serán aquellas que habrán sido autofonografiadas por los artistas de moda: nos pelearemos, por ejemplo, por el Molière de Coquelin, el Shakespeare de Irving, el Dante de Salvini, el Dumas hijo de Eleonora Duce, el Hugo de Sarah Bernhardt, el Balzac de Mounet Sully, mientras que Goethe, Byron, Dickens, Emerson, Tennyson, Musset y otros habrán sido vibrados sobre cilindros por hablantes selectos.»los bibliófilos, convertidos ahora en fonografófilos, se rodearán también de obras raras; como antes, llevarán sus cilindros a encuadernar en estuches de marroquinería decorados con finas doraduras y motivos simbólicos. Los títulos se leerán en la circunferencia de la caja y las piezas más raras consistirán en cilindros en los que se haya grabado en un único ejemplar la voz de un maestro del teatro, de la poesía o de la música, o versiones imprevistas e inéditas de una obra famosa.»los narradores, autores entusiastas, contarán aspectos cómicos de la vida corriente, se esforzarán por transmitir los ruidos que a veces acompañan y amenizan, como en una orquestación de la naturaleza, los intercambios de conversaciones banales, los sobresaltos entusiasmados de una multitud reunida, los dialectos extranjeros, etc. Las imitaciones del acento de Marsella o de la región de Auvergne divertirán a los franceses tanto como la jerga de los irlandeses o la de los westernmen provocará la risa de los americanos del este. 16 OCTAVE UZANNE

17 »Los autores carentes del sentimiento de la armonía de la voz y de las inflexiones necesarias para una bella dicción pedirán ayuda a acreedores, actores o cantantes para comercializar su obra a través de los complacientes cilindros. Ahora contamos con secretarias y copistas; en el futuro habrá fonistas y clamistas que interpretarán las frases que les serán dictadas por los creadores literarios.»los oyentes no echarán de menos la época en la que eran llamados lectores; su vista descansada, sus rostros despejados, su feliz indolencia serán indicadores de todos los beneficios de una vida contemplativa.»tendidos en sofás o mecidos por mecedoras disfrutarán en silencio de maravillosas aventuras que tubos flexibles harán llegar a sus orejas dilatadas por la curiosidad.»ya sea en casa, o bien de paseo, recorriendo a pie los lugares más notables o pintorescos, los felices oyentes experimentarán el placer inefable de conciliar la higiene y la instrucción, de ejercitar al mismo tiempo sus músculos y de alimentar su inteligencia, puesto que se fabricarán fono-operágrafos de bolsillo, útiles para una excursión a las montañas de los Alpes o a los Cañones del Colorado.» Su sueño es muy aristocrático insinuó el humanitario Julius Pollok. El futuro será sin duda más democrático. Confieso que me gustaría ver al pueblo más favorecido. Lo será, mi querido poeta y continué retomando con entusiasmo el desarrollo de mi visión del futuro. Al pueblo no le faltará de nada en ese aspecto. Podrá embriagarse de literatura como de agua clara, sin duda, porque tendrá sus distribuidores literarios urbanos al igual que dispone ahora de fuentes.»en todos los cruces de las ciudades se elevarán pequeños edificios alrededor de los cuales colgarán, para uso de los pasantes estudiosos, tubos de audición correspondientes a obras fácilmente accionables a través de la simple presión de un botón indicador. Por otra parte, una especie de bibliotecas automáticas, accionadas por la puesta en marcha operada por el peso de un penique introducido en una rendija, proporcionarán por esa nimia suma las obras de Dickens, de Dumas padre o de Longfellow contenidas en largos rollos concebidos para ser accionados a domicilio.»y digo más: el autor que desee explotar personalmente sus obras a la manera de los trovadores de la Edad Media, y que guste de llevarlas de casa en casa, podrá sacar un beneficio moderado y siempre remunerador alquilando a todos los vecinos de un inmueble un sinfín de tubos que saldrán de su establecimiento de audición, una especie de órgano transportado al cuello para llegar, a través de las ventanas, a las orejas de los inquilinos deseosos de distraerse o de amenizar su soledad por un instante. CHIFLA 17

18 »Por cuatro o cinco céntimos la hora, las economías discretas, reconózcanlo, no se verán arruinadas y el autor errante cobrará unos derechos relativamente importantes por la multiplicidad de las audiciones suministradas a cada casa de un mismo barrio.» Eso es todo? No, aún hay más... El fonografismo futuro estará presente en todas las circunstancias de la vida de nuestros nietos. Las mesas de los restaurantes estarán dotadas de su repertorio de obras fonografiadas, así como los medios de transporte públicos, las salas de espera, los camarotes de los barcos, las recepciones y las habitaciones de hotel, que poseerán sus fonografotecas para uso de sus clientes. Los trenes sustituirán sus vagones-salón por una especie de bibliotecas Pullman que harán que los viajeros olviden las distancias recorridas, ofreciéndoles la posibilidad de que sus miradas admiren los paisajes de las tierras que atraviesen.»no sabría explicar los detalles técnicos del funcionamiento de los nuevos intérpretes del pensamiento humano instalados en estos multiplicadores de la palabra, pero tengan la seguridad de que el libro será abandonado por todos los habitantes del globo y que la imprenta dejará de funcionar por completo, excepto por los servicios que pueda aún proporcionar en el ámbito comercial o de las relaciones privadas, y quién sabe si la máquina de escribir, que para entonces estará muy desarrollada, no cubrirá todas las necesidades.» Y el periódico?, me preguntarán. La prensa, tan importante en Inglaterra, qué ocurrirá con ella?»no teman, seguirá la tónica general, pues la curiosidad del público se irá acrecentando y no se conformará con las entrevistas impresas y transmitidas más o menos con exactitud; querrán escuchar al entrevistado, oír el discurso del orador de moda, conocer la cantinela actual, apreciar la voz de las divas que debutaron la noche anterior, etc.» Quién si no contará mejor todo eso que el futuro gran periódico fonográfico?»voces del mundo entero se encontrarán centralizadas en rollos de celuloide que la oficina de Correos entregará cada mañana a los oyentes abonados; los ayudas de cámara y las sirvientas tendrán la costumbre de colocarlos sobre su eje en las dos repisas de la máquina motriz, y llevarán las noticias a su señor o señora a la hora en que despierten: telegramas del extranjero, el estado de la Bolsa, artículos fantasiosos, noticias del día anterior, se podrá escuchar de todo mientras uno sueña todavía al calor de su almohada.»naturalmente, el periodismo sufrirá una transformación, los asuntos importantes estarán reservados a jóvenes tenaces de voz firme, con un timbre cálido, cuyo arte de contar se encontrará más bien en la pronunciación que en la búsqueda de palabras o en la construcción de las frases. El mandari- 18 OCTAVE UZANNE

19 nismo literario desaparecerá, las letras no interesarán más que a un número ínfimo de oyentes; lo importante será ser informado rápidamente con algunas palabras sin comentarios.»en todas las redacciones de los periódicos habrá enormes vestíbulos, speaking-halls donde los redactores grabarán en voz alta las noticias recibidas; los comunicados llegados por vía telefónica se inscribirán inmediatamente por medio de un ingenioso aparato instalado en el receptor acústico. Los cilindros obtenidos se copiarán en gran número y se enviarán a Correos en pequeñas cajas antes de las tres de la mañana, a menos que, tras un acuerdo con la compañía telefónica, la audición del diario pueda ser enviada a domicilio por las líneas particulares de los abonados, como ocurre ya con los teatrófonos.» William Blackcross, el amable crítico y esteta que hasta ese momento había escuchado atentamente mi charla fantasiosa sin interrumpirme, consideró que aquel era el momento oportuno para preguntarme: Permítame preguntarle dijo, cómo sustituirá usted las ilustraciones de los libros? El hombre, que es el eterno niño grande, reclamará siempre imágenes y le gustará ver la representación de las cosas que imagina o que le cuentan. Su objeción no me desanima respondí. La ilustración será abundante y realista; satisfará a los más exigentes. Quizá usted no conozca el gran descubrimiento del futuro, el que nos dejará estupefactos. Me refiero al kinetógrafo de Thomas Edison, del que he podido ver los primeros ensayos en Orange- Park en una reciente visita que hice al gran electricista cerca de Nueva Jersey.»El kinetógrafo registrará el movimiento del hombre y lo reproducirá exactamente tal y como el fonógrafo registra y reproduce su voz. De aquí a cinco o seis años podrá admirar esta maravilla basada en la composición de los gestos a través de la fotografía instantánea; el kinetógrafo será, pues, el ilustrador de la vida cotidiana. No sólo lo veremos funcionar en su caja, sino que a través de un sistema de espejos y de reflectores todas las figuras activas que representará por medio de foto-cromías podrán ser proyectadas en nuestras casas sobre grandes superficies blancas. Las escenas de las obras de ficción y de las novelas de aventuras serán imitadas por figurantes con el vestuario adecuado y reproducidas de inmediato. Como complemento al periódico fonográfico, también contaremos con las ilustraciones de cada día; retazos de vida activa, como decimos hoy, recién extraídos de la actualidad. Veremos las nuevas piezas, el teatro y a los actores tan fácilmente como los escuchamos ya desde nuestras casas; tendremos el retrato y, lo que es más, la fisionomía en movimiento de hombres célebres, criminales, mujeres bellas...; no se tratará de arte, es cierto, pero por lo menos será la vida misma natural, sin maquillaje, clara, precisa, y a menudo incluso cruel. CHIFLA 19

20 »Les repito, amigos míos, que no les expongo aquí más que posibilidades inciertas. Quién de entre los más agudos de nosotros puede jactarse de profetizar con prudencia? Los escritores de nuestro tiempo, decía ya nuestro querido Balzac, son los peones de un futuro oculto tras una cortina de plomo. Cuando Voltaire y Rousseau se imaginaban la Francia actual no sospechaban en absoluto los doce años, de 1789 a 1800, que fueron los inicios de Napoleón.»Es, pues, evidente dije para terminar esta vaga impresión sobre la vida intelectual del futuro que en el resultado de mi fantasía habrá zonas oscuras aún imprevisibles. Al igual que se han multiplicado los oculistas desde la invención del periodismo, con la fonografía del mañana abundarán los médicos de la audición. Se dará con la forma de detectar todas las sensibilidades de la oreja y se descubrirán más nombres de enfermedades auriculares de las que realmente existirán, pero ningún progreso se ha conseguido sin dar lugar a algunos de nuestros males. La medicina ya no avanza, especula con modos e ideas nuevos que condena una vez que por su causa han muerto generaciones amantes del cambio. En cualquier caso, para volver al tema que nos ocupa, creo que si los libros tienen un final, ese final, más que nunca, está a punto de llegar: el libro impreso va a desaparecer. No sienten que sus excesos lo condenan ya? Después de nosotros, el fin de los libros!» Esta broma hecha con la intención de amenizar nuestra cena tuvo cierto efecto entre mi indulgente audiencia. Los más escépticos pensaban que podía haber algo de cierto en esta predicción espontánea, y John Pool arrancó un «hurra!» de alegría y aprobación cuando, en el momento de separarnos, expresó: Es necesario que los libros desaparezcan o que nos engullan; he calculado que en el mundo aparecen de ochenta mil a cien mil obras al año que, con tiradas de mil ejemplares de media, suman más de cien millones de ejemplares, de los cuales la mayor parte no contienen más que las mayores extravagancias y las quimeras más absurdas, y no difunden más que prejuicios y errores. Debido a nuestro estado social, estamos obligados a escuchar todos los días un montón de estupideces; unos cuantos más o menos no supondrán un gran excedente de sufrimiento, pero qué felicidad si no tuviésemos que leer ninguno más y pudiésemos por fin cerrar los ojos ante la nada de los impresos! Como bien dijo el Hamlet de nuestro gran William: Words! Words! Words!, palabras... que pasan y que ya no leeremos más. [1894] traducción de sonia berger 20 OCTAVE UZANNE