Trabajos y ensayos Número 4 (julio de 2006)

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1 Trabajos y ensayos Número 4 (julio de 2006) Publicación de los alumnos del programa de doctorado Cooperación, Integración y Conflicto en la Sociedad Internacional Contemporánea Enguia Mahyub Mohamed Nafe 1. INTRODUCCIÓN Las Relaciones Internacionales, a pesar de su juventud, han ido ganando legitimidad dentro del ámbito de las ciencias sociales. Esta disciplina ha dedicado gran parte de su tiempo al análisis de las relaciones entre Estados, con especial referencia a los conceptos de poder, conflicto y seguridad, sin hacer ninguna referencia a las mujeres; una omisión reiterada incluso cuando se incorporaron al objeto de estudio de la disciplina otras cuestiones 1. La teoría feminista ha experimentado un notable crecimiento en las Relaciones Internacionales desde finales de primera guerra mundial. Tanto la mujer como todas aquellas cuestiones que el feminismo suscita y, en particular, el género, se han ido incorporando gracias a los esfuerzos de la investigación femenina. Sin duda, la presencia de autoras feministas en las Relaciones Internacionales ha contribuido a una sensibilización general hacia la cuestión femenina. El feminismo forma parte del legado de la Ilustración, incluyendo en dicho legado el compromiso de la emancipación. La tardanza en la incorporación de la investigación y el análisis feminista a las Relaciones Internacionales ha tenido que ver con la contracción del estudio de la disciplina a las relaciones entre Estados (análisis de poder, conflicto y seguridad). Según Grant y Newland esto se debe a que la disciplina ha sido construida en su abrumadora mayoría por hombres 2. También tiene que ver con la dificultad para erradicar la percepción de que la política internacional no es para mujeres 3. 1 K. A. Feste, Behavioural Theories The science of politics and Women, en D Amico, F. y Beckman, P. R. (Eds.), Women, Gender and World politics. Perspectives, policies and prospect, Bergin and Garvey, Westport, 1994, pp R. Grant y K. Newland, Gender and International Relations, Pandora Publishers, London, 1991, p K. Sodupe, La Teoría de la Relaciones Internacionales a comienzos del Siglo XXI, Universidad del País Vasco, Bilbao, 2003, p

2 Las ideas y la investigación feminista han conocido una significativa expansión y evolución 4, ganando legitimidad en las Relaciones Internacionales. En este trabajo hacemos un breve análisis de las principales teorías feministas en las Relaciones Internacionales con el objetivo de esbozar la construcción de las relaciones de género, las principales criticas de la teoría feminista al realismo, el pluralismo y el positivismo, y la critica de la teoría feminista a las Relaciones Internacionales. Todo ello, teniendo en cuenta que la teoría feminista reconstruye, en sus distintas corrientes, el paradigma político tradicional en dos aspectos fundamentales. Por un lado, considera políticas las categorías de sexo, género y sexualidad entendiéndolas como principios estructurantes del orden social; por otro, define a la mujer como sujeto político. 2. LA CONSTRUCCIÓN DE LAS RELACIONES DE GÉNERO Desde la incorporación del análisis y la investigación feminista en las Relaciones Internacionales, el debate se centra en si debe ser la mujer o el género el eje central de análisis. Los que abogan por la primera, parten con frecuencia en sus reflexiones de la tradicional preocupación de la disciplina por las relaciones entre los Estados, que excluye a las mujeres, privilegiando las ideas y análisis de los hombres como los únicos capaces de explicar esas relaciones 5 ; Cabe recordar que el conocimiento de las mujeres ha sido a menudo olvidado o subsumido por el discurso dominante 6. Las feministas rechazan la identificación de la esfera pública -incluyendo las Relaciones Internacionales- como un dominio masculino y rechazan también la reducción de las actividades desempeñadas por las mujeres a la esfera privada, ya esta esfera se representa como despolitizada, lo que supone la subordinación de la mujer; Además, esta premisa esconde la ubicación de lo político exclusivamente en lo público 7. Esta dicotomía hace invisible la presencia de agentes femeninos e ignora el carácter estructural del género en la 4 J. Petman, Gendering International Relations, en Australian Journal of International Affairs, vol. 17, nº 1, 1993, pp K. N. Waltz, Man, the state and war. A Theoretical analysis, Columbia University Press, New York, 1959, pp K. Sodupe, op. cit. 7 I. López Menéndez,. La dimensión de género de los Derechos Humanos y la Cooperación Internacional, en López Menéndez, I y Alcalde, A. R. (Coords.), Relaciones de género y desarrollo. Hacia la equidad de la cooperación, Los Libros de la Catarata, Madrid, 1999, p

3 vida internacional. Las feministas quieren poner de relieve el papel activo de las mujeres en tanto agentes sociales y, especialmente, en las transformaciones de las estructuras sociales de dominio patriarcal. Tratando de romper con esta distinción, Cinthia Enloe afirma que "lo político (y lo internacional) es personal" 8. Esta consigna nos hace contemplar la vida social en términos personales, donde las circunstancias personales están estructuradas por factores públicos; por lo tanto, los problemas personales sólo pueden resolverse a través de medios y acciones políticas. La incorporación del género a la investigación femenina rompe con la usual descripción entre la mujer y el hombre (biológica). Los que abogan por esta tesis definen el sexo como rasgo central en la consideración de la mujer en las Relaciones Internacionales, mientras que para los partidarios del concepto de género, este ha constituido una categoría analítica que ayuda a comprender gran parte de las construcciones simbólicas que los hombres han elaborado a lo largo de la historia del pensamiento. También nos permite distinguir dos niveles de análisis: género como relación social y género como categoría constructiva, lo cuál, permite examinar la masculinidad y la feminidad como identidades fundamentales, pero no dadas. Son aprehendidas y, por lo tanto, modificables en función del tiempo y el lugar. Las relaciones de género nos permiten distinguir entre dos niveles de análisis. Por un lado, el género como relación social y, por otro, como categoría construida a través de aquellas relaciones sociales que nos ayudan a dar sentido a historias y mundos sociales particulares 9. Abogando por el género como categoría constructiva, Scout considera como elemento constitutivo de las relaciones sociales las diferencias percibidas entre el hombre y la mujer, y su manera de expresar las relaciones de poder, que son a su juicio, dos definiciones vinculadas, pero analíticamente distintas. Esta feminista incorpora dos maneras de reflexionar sobre el género: género como diferencia y género como poder. La consideración del género como diferencia destaca que el motivo de la desigualdad real entre el hombre y la mujer proviene tanto de la clásica y patriarcal caracterízación de la mujer, como de los esfuerzos feministas por igualar, a través de distintas estrategias, a hombres y mujeres con la excusa de un tolerante igualitarismo formal. La consideración del género como poder, sin embargo, es 8 K. Sodupe, op. cit., p J. Flax, Postmodernism and Gender Relations in Feminist Theory, Nicholson, L. (Ed.), Feminism/Posmodernism, Routledge, New York, 1990, p

4 visible en las oposiciones binarias con que la cultura occidental afirma el significado de lo masculino y lo femenino, legitimando con ello un conjunto de relaciones desiguales 10. Desde la concepción de género como diferencia, esas oposiciones binarias, construidas socialmente, reducen el significado de lo masculino y lo femenino, y de las características contenidas en esas distinciones 11, que ofrecen una visión esteriotipada y supuestamente universal de las cualidades que definen al hombre y a la mujer, negando lo que realmente es un ser humano 12. En definitiva, el género como diferencia no es más que la institucionalización de las diferencias entre sexos, y el género como poder conduce a las feministas a desafiar y desplazar su construcción jerárquica. Estas dos concepciones de género -género como diferencia y género como podersintetizan una doble creencia. Por un lado, la idea de que las diferencias entre hombres y mujeres han desempeñado un papel importante en la estructuración de las desigualdades sociales. Por otro, la certidumbre de que el resultado de esas diferencias no es otro que la emergencia de relaciones de poder injustificadas. Otorgar centralidad a las cuestiones de género en las Relaciones Internacionales ha hecho visible una seria dinámica que, en conjunto, evidencia las desigualdades globales entre hombres y mujeres. Evidencia también la identidad de estas últimas como un grupo afectado por grandes desventajas globales. Las feministas señalan que se debe valorar la división del trabajo entre los sexos -las mujeres efectúan la mayor parte del trabajo invisible y no renumerado-, y el papel subordinado y la explotación a la que están sometidas en la economía global. También resultan afectadas de manera diferente a los hombres por los procesos de reconstrucción económica global, ya que no se reconoce el papel de la mujer en el desarrollo económico y social J. W. Scout, Gender and the Politics of History, Columbia University Press, New York, 1998, p Distinciones como racional/emocional, firme/inconsciente y competitivo/cooperativo. 12 K. A. Feste, op. cit., p K. Sodupe, op. cit., pp

5 3. EPISTEMOLOGÍA Y GÉNERO Las teóricas que dentro del feminismo han usado el término epistemologías feministas lo han hecho para referirse a una "forma de conocimiento femenino", a "experiencias femeninas" o simplemente a "conocimientos femeninos". A continuación se describen las principales críticas de las teorías feministas La crítica de la teoría feminista al realismo La teoría feminista crítica el realismo porque éste considera a los Estados y a la lucha por el poder como los elementos que definen la realidad internacional, privilegiando las cuestiones que emergen de la experiencia de los hombres e ignorando la experiencia y el análisis de las mujeres. Esta invisibilidad de género es consecuencia del individualismo metodológico que se desprende del alto nivel de abstracción que incorpora al discurso realista la concepción del Estado como actor central, con lo que, necesariamente, se excluye a la mujer del discurso 14. La exclusión de la mujer de la concepción realista del hombre de Estado la relega también de esa lucha por el poder, reforzando la idea de que la actividad política esta dominada por hombres La crítica de la teoría feminista al positivismo La teoría feminista contribuye a la crítica del positivismo mostrando su rechazo a criterios trascendentales y descontextualizados para valorar epistemológicamente el conocimiento. El feminismo comprende la ciencia como una actividad humana históricamente situada. Para muchas feministas, el conocimiento objetivo de la ciencia social positivista tiene un claro sesgo de género. Tal conocimiento esta encalado en la experiencia masculina y tiende a perpetuar las jerarquías de género. El feminismo destaca en su crítica que esas jerarquías no son meramente coincidentes sino que, en su sentido significativo, son constitutivas de la metafísica occidental basada en oposiciones binarias Los conceptos sobre los que descansa el realismo son difíciles de mantener coherentemente juntos si no es eliminando a las mujeres de las definiciones predominantes del hombre como actor politico: R. Grant y K. Newland, op. cit., p K. Sodupe, op. cit., p

6 3.3. La crítica de la teoría feminista al pluralismo Aunque la teoría feminista contribuye a la crítica del pluralismo, no se puede ignorar su carácter plural, revindicado por las feministas que desafían la visión universalista que, basándose en una categoría homogénea y abstracta de mujer, no toma en consideración las diferencias entre las mujeres. Obviar las diferencias entre las mujeres es una convención básica de las feministas posmodernistas, cuestión que abordaremos mas adelante. 4. TEORIA FEMINISTA Y RELACIONES INTERNACIONALES El movimiento feminista surgió por una escisión en los partidos de izquierdas entre mujeres y hombres porque las mujeres, incluso dentro de su propio partido, se sentían desplazadas y sin ningún poder. Este impulso feminista dio lugar a tres perspectivas: el feminismo liberal, el feminismo radical y el feminismo socialista. Tienen en común la idea de una ampliación de derechos, la plena igualdad y la reivindicación de una libre sexualidad; aunque cada feminismo establece un enfoque diferenciado y una reflexión propia, abordaremos estas cuestiones más adelante. Por ende, la incorporación de las aportaciones feministas en las Relaciones Internacionales responde a la necesidad de añadir a la agenda internacional cuestiones que estaban ausentes en la misma. A raíz de los cambios que se han producido en el escenario internacional, en especial en los años ochenta, se vio la posibilidad de incluir nuevos temas, como la incorporación de la mujer en las Relaciones Internacionales 16. Se pueden distinguir diferentes abordajes teóricos en lo que respecta a las relaciones entre el hombre y la mujer. Mientras unos se concentran en la epistemología, criticando la visión paternalista de la ciencia, otros concuerdan con la epistemología y la ontología del mainstream. Una de las críticas de la teoría feminista a las Relaciones Internacionales es el estatocentrismo y sus consecuencias, que perpetúan la dominación de género. El mainstream de las Relaciones Internacionales se ha caracterizado por la primacía de la visión estatocéntrica, lo que ha dejado fuera de la discusión las relaciones sociales que acontecen dentro del Estado, así como el papel de la política internacional en las relaciones de género. 16 Ibidem, p

7 Aunque el discurso dominante está basado en el estatocentrismo, existen diferentes formas de cuestionar esta visión, según se enfaticen las implicaciones políticas de las distintas aportaciones. Se puede dividir la literatura en tres tipos de feminismo diferentes: feminismo liberal, feminismo radical y feminismo posmoderno. El feminismo empirista, que reconoce la desigualdad entre el hombre y la mujer considera que la ciencia tiene un rol en la división sexual. Por lo tanto, considera que la ciencia puede detectar y corregir la división arbitraria. Asimismo, la postura del feminismo empírico es la de una revolución en la historia social. Sin embargo se limitan a ser escuchadas y respetadas, ya que forman parte de la ciencia, y se resisten al mainstream a través de la invención de nuevas formas de pensamiento que permitan a la mujer tener mayor control y autonomía sobre su vida 17. En el feminismo empirista se puede distinguir el feminismo liberal y el feminismo radical Feminismo liberal El feminismo liberal surge en la época de la Ilustración con el movimiento sufragista en EE.UU., por el cual las mujeres demandaban el derecho al voto y que las leyes les reconocieran. Su mayor preocupación era crear mayor igualdad de oportunidades y procurar que los hallazgos de desigualdad encontrados por medio de la ciencia se aplicasen, buscando la igualdad de la mujer por medios políticos. Buscaba la igualdad de derechos entrando en un terreno que estaba reservado a los hombres, y la representación de la mujer en los planos nacional e internacional. Este feminismo revindica el acceso de las mujeres al mundo laboral pero sin abandonar el mundo privado -las tareas del hogar- lo que hace que las mujeres se sientan culpables al no poder cumplir con todas sus obligaciones. La mujer se incorpora al espacio público sin abandonar el espacio privado, es decir, el rol de ama de casa, un espacio de sujeción, que no tiene valor social y se encuentra devaluado y silenciado. La pretensión de incorporar a la mujer al campo público es la razón por la que conceden una mayor importancia en su discurso a la distinción entre lo público y lo privado y, al mismo tiempo la causa por la que es criticado por los demás feminismos, ya que el feminismo liberal no discute la dicotomía de las dos esferas, ni el hecho de que las mujeres pertenezcan a la esfera privada. Su problemática parte de la crítica de la ciencia en su fundamento epistemológico. 7

8 Respecto a la subordinación de la mujer, según las feministas liberales, la razón fundamental es la injusta discriminación legal y de otros tipos como, por ejemplo, la privatización de su derecho de autorrealización y de búsqueda de su propio interés. Sin embargo, muchas autoras consideran que no basta con una igualdad formal. De ahí que sostengan que la igualdad autentica sólo se podrá conseguir con la reestructuración de la sociedad. El feminismo liberal concibe el liberalismo como una forma de activismo. Buscan leyes humanas, no femeninas o masculinas, reprochando la ausencia de representación de la mujer en estas últimas. A diferencia del feminismo radical, busca una transformación del sistema. Su principal crítica reside en el papel del Estado y sus instituciones que, al igual que el sistema internacional y la ciencia, se basan en un modelo estatocéntrico. Su postura crítica acepta que la ciencia no puede estar libre de valores; de esta manera, las feministas liberales parten del punto de vista femenino, de las experiencias de exclusión y subordinación vividas por las mujeres 18. Esta corriente, por lo tanto es esencialista. El feminismo liberal está estructurado tanto por relaciones patriarcales como por relaciones de clase, y la dicotomía entre lo público y lo privado oculta la sujeción de la mujer al hombre dentro del orden aparentemente universal, igualitario e individualista El feminismo radical El surgimiento del feminismo radical está vinculado con los movimientos por los derechos humanos en EE.UU., en los años setenta y ochenta. Su crítica se centra en el patriarcado y en el sistema que hace posible el dominio de la mujer por el hombre. Centra su atención en la omisión de la vida y la experiencia de las mujeres del objeto de estudio de las Relaciones Internacionales; exclusión sexista, distorsionada y parcial del mundo académico, en el que se afirma que la teoría dominante puede explicar la realidad universal de este mundo. La conclusión a la que llega el feminismo radical es que es la concreción de esa visión distorsionada y parcial la que provoca aquella omisión. Este feminismo centra su atención en la percepción del mundo como un espacio dividido jerárquicamente en el que el hombre ejerce el control y sus valores predominan, mientras la mujer y sus cualidades siempre ocupan posiciones subordinadas. En este sentido, y a diferencia del feminismo 17 C. Silvestre, Feminist Theory and International relations in a Postmodern Era, Cambridge University Press, Cambridge, 1994, pp K. Sodupe. op. cit., p

9 liberal, exige sobre todo a la mujer ajustarse al patrón masculino para integrarse plenamente en las Relaciones Internacionales. El feminismo radical considera que la opresión de la mujer no puede erradicarse reformando las leyes y haciendo que hombres y mujeres compartan por igual las responsabilidades que antes se adjudicaban en función del sexo -como postulan las feministas liberales-, sino mediante una reconstrucción radical de la sexualidad. Considera que la causa de la subordinación de la mujer es el patriarcado, el conflicto sexual transhistórico que los hombres han resuelto a su favor, controlando los cuerpos, la sexualidad y los procesos reproductivos de las mujeres. La teoría feminista radical se distingue por poner constantemente el acento en el compromiso feminista y por primar los aspectos prácticos, el activismo, frente a la reflexión teórica El feminismo posmoderno El feminismo posmoderno rechaza categóricamente la afirmación humanista de que mujeres y hombres tienen una naturaleza esencial. Insiste en la construcción social del género a través del discurso, que incluye el deseo y la vida emocional consciente e inconsciente y busca la reconstrucción de la autoridad y de la idea del hombre soberano. En respuesta a la falta de certeza del mundo ve una oportunidad de analizar una de las convenciones culturales de la sociedad: las relaciones de género. Su objetivo fundamental consiste, en desarrollar una previa labor deconstructiva de la gran teoría política ilustrada y liberal. Esta labor se proyecta en dos vertientes 19 : En la primera, renuncia a las pretensiones fundamentales de universalización y totalización teórica y a las consiguientes pretensiones racionales autoritativas ilustradas y liberales a favor de los múltiples factores determinantes de la diversidad, la pluralidad y la indeterminación. La segunda vertiente conceptual característicamente ilustrada y liberal a la que el feminismo posmoderno se enfrenta es a su concepción humanista o de autonomía y suficiencia racional individual. En este caso, pretende destacar la fragilidad de la subjetividad. El postmodernismo feminista parte del punto de vista de la mujer, considerando el escepticismo posmoderno y la idea de la construcción social del individuo. Busca la manera de poner a la mujer en el centro de la investigación y, a su vez, eliminar todos los centros de 19 M. L. Suárez Llanos, Teoría Feminista. Política y Derecho, Dykinson, Madrid, 2002, pp

10 poder. Teniendo en cuenta que la mujer podría convertirse en uno, intenta evitarlo. Desde la perspectiva femenina se descubre la verdad detrás de la dominación patriarcal. Sin embargo, censura el aspecto moral de las acciones. El postmodernismo feminista estudia las fuerzas y las limitaciones de una identidad heredada, con la finalidad de habilitar a la mujer con las mismas capacidades que el hombre. La principal diferencia entre el feminismo posmoderno y el postmodernismo feminista es su punto de partida. El primero busca la deconstrucción de la identidad -no es esencialista-; el segundo parte del punto de vista femenino -es esencialista 20 -). Ambos enfoques buscan la deconstrucción de una identidad derivada de las relaciones de género, ya que ésta no es única. Por lo tanto, hacen una crítica a la visión totalizadora de la modernidad. Por ejemplo, cuando se aplican los mismos estándares cualitativos en el mundo desarrollado. 5. LA CRÍTICA DE LA TEORÍA FEMINISTA A LAS RELACIONES INTERNACIONALES La crítica principal de las teorías feministas a las Relaciones Internacionales es el estatocentrismo y sus consecuencias. Al cuestionar cómo la jerarquía de género se construye y se legitima podemos criticar el concepto de soberanía, de Estado y de anarquía. Es así como las dicotomías entre masculino/femenino y público/privado condicionan el sistema actual de Estado-nación, perpetuando así la dominación de género. El mainstream de la disciplina de Relaciones Internacionales se ha caracterizado por la primacía de la visión estatocéntrica, lo cual ha dejado fuera de discusión las relaciones sociales que acontecen dentro del Estado, así como el papel del género en relación con la política internacional. Cinthia Enloe en Bananas, Beaches & Bases -una de las obras internacional-feministas más citadas- se propuso demostrar que el papel de las mujeres en la política mundial es más importante del que los análisis suelen asignarle. Para ello, examinó el papel de las mujeres en la política internacional desde una perspectiva feminista a partir de la idea de que "lo político (y lo internacional) es personal". Así, por ejemplo, consideró el papel de las esposas de los líderes políticos o diplomáticos en 20 El esencialismo es un discurso feminista que presupone o defiende una esencia común a las mujeres. 10

11 las decisiones tomadas por éstos, el papel de las mujeres vinculadas de alguna manera a las bases militares estadounidenses (empleadas, prostitutas, manifestantes antimilitaristas...) en el funcionamiento de las alianzas militares o el de las modas y los hábitos alimentarios en las relaciones entre países desarrollados y países en desarrollo. El carácter patriarcal de las Relaciones Internacionales, por lo tanto, se ve fundamentado en el estatocentrismo. Sin embargo existen diferentes formas de oponerse a esta forma de entender las Relaciones Internacionales. Por un lado, tenemos el feminismo empirista, que reconoce la desigualdad entre el hombre y la mujer. Considera que la ciencia tiene un rol fundamental en la división sexual. Argumenta la existencia de una mala ciencia en donde hay una falta de representación de la mujer y de los temas referentes a ella. A pesar de ello, esta corriente explica que, si hubiese una buena ciencia, ésta se representaría en un grupo crítico de las ciencias sociales que expusiese los intereses, valores y supuestos que funcionan como una evidencia de tipo material, exponiendo los fallos, de la misma forma en que se realizaría en las ciencias naturales. Por lo tanto, consideran que la ciencia podría detectar y corregir la división arbitraria. Asimismo, la postura del feminismo empirista es la de una revolución en la historia social. Sin embargo se limitan a ser escuchadas y respetadas, ya que forman parte de la ciencia, resistiendo el mainstream a través de la invención de nuevas formas de pensamiento que permitan a la mujer tener mayor control sobre su vida. Del feminismo empirista se puede distinguir el feminismo liberal. Esta corriente procura que los hallazgos de desigualdad encontrados por medio de la ciencia deben ser aplicados, buscando la igualdad de la mujer por medios políticos. 11

12 6. CONCLUSIONES Las teorías feministas, tienen en común la idea de una ampliación de derechos, la plena igualdad y la reivindicación de una libre sexualidad. Sin embargo, cada feminismo establece, en profundidad, un enfoque diferenciado y una reflexión propia. Como hemos visto, la teoría feminista es vital en las Relaciones Internacionales para adquirir un conocimiento global de la realidad internacional. Ha de ser un instrumento sistematizado de análisis e investigación de sus teóricos y, como enfoque reflectivista, busca dar a conocer su impacto ontológico y epistemológico, así como el reparto sexista de poder en la disciplina. Lo que sí ha logrado es la progresiva renovación radical de la disciplina que exige el contexto social, político, económico y cultural actual. Como hemos señalado, algunos de los mejores modelos de partida para inspirar dichos procesos podemos encontrarlos en los mecanismos de promoción de la igualdad de sexos, la transversalidad de género y el papel de la mujer en el desarrollo o en la resolución de conflictos, temas de la disciplina que han recibido más atención que en el pasado. 12

13 BIBLIOGRAFÍA ENLOE, CINTHIA, Bananas, Beaches & Bases. Making Feminist Sense of International Politics, Pandora Press, FESTE, K. A, Behavioural Theories The science of politics and Women, en D Amico, F. y Beckman, P. R. (Eds.), Women, Gender and World politics. Perspectives, policies and prospect, Bergin and Garvey, Westport, FLAX, JANE, Postmodernism and Gender Relations in Feminist Theory, Nicholson, L. (Ed.), Feminism/Posmodernism, Routledge, New York, 1990, pp GRANT, R. y NEWLAND, K, Gender and International Relations, Pandora Publishers, London, LOPEZ MENENDEZ, I. La dimensión de género de los Derechos Humanos y la Cooperación Internacional, en López Menéndez, I y Alcalde, A. R. (Coords.), Relaciones de género y desarrollo. Hacia la equidad de la cooperación, Los Libros de la Catarata, Madrid, PETMAN, J., Gendering International Relations, en Australian Journal of International Affairs, vol. 17, nº 1, SCOUT, J. W., Gender and the Politics of History, Columbia University Press, New York, SILVESTRE, C., Feminist Theory and International relations in a Postmodern Era, Cambridge University Press, Cambridge, SODUPE, KEPA, La Teoría de la Relaciones Internacionales a comienzos del Siglo XXI, Universidad del País Vasco, Bilbao, SUÁREZ LLANOS, MARIA LEONOR, Teoría Feminista. Política y Derecho, Dykinson, Madrid, TRUE, J., Feminism, en Burshill, S. et al., Theories of International Relations. New York: Palgrave, WALTZ, K. N., Man, the state and war. A Theoretical analysis, Columbia University Press, New York,