Homenaje al profesor Mariano López Alarcón

Transcripción

1 Homenaje al profesor Mariano López Alarcón Rafael Navarro-Valls (*) 1. Justicia de un homenaje El conjunto de los trabajos incluidos en este volumen nace por impulso indirecto del profesor Mariano López Alarcón yaéldeseamos dedicarlo. Aparte de una antigua sugerencia suya sobre la necesidad de hacer un estudio sistemático de la Ley Orgánica de Libertad Religiosa, existen otras razones para hacer especial mención de su figura en este volumen. Me referiré aquí a unas pocas, comenzando por la personalidad humana del propio catedrático emérito de Derecho Canónico y Derecho Eclesiástico del Estado. Perdóneseme si uno estas valoraciones a mi propia trayectoria académica y científica. La razón estriba en que, hace años, con motivo de la jubilación del profesor López Alarcón, tuve el honor de prologar el volumen que un nutrido grupo de colegas y discípulos le ofrecimos en su homenaje. En dicho prólogo glosaba in extenso la vertiente científica y académica de su obra. Ha llegado el momento de explayarme en esta ocasión sobre otros aspectos más personales del maestro López Alarcón. 2. Profesor y alumno Aún recuerdo cuando tuve el honor de conocerlo. Tenía yo 19 años (era el año 1959) y cursaba el segundo curso de la licenciatura en Derecho en la Universidad de Murcia. El profesor encargado de la disciplina era el juez D. Mariano López Alarcón. Su despacho lo tenía en el Departamento de Derecho Privado de la vieja Facultad de Derecho, hoy muy remozada. Sorprendía la facilidad con que manejaba la vertiente interdisciplinar de la asignatura. Sus explicaciones estaban salpicadas de constantes referencias a las repercusiones civiles de las instituciones canónicas, que conocía con notable profundidad. Atraía el acento que ponía en resaltar el carácter jurídico del Derecho canónico, sin confundir sus implicaciones teológicas con un empobre- (*) Catedrático de Derecho Eclesiástico del Estado de la Universidad Complutense de Madrid.

2 16 RAFAEL NAVARRO-VALLS cimiento de la vertiente jurídica de la disciplina. Enseguida disipaba en los alumnos cualquier duda que pudiéramos tener sobre la inclusión del Derecho canónico en los planes de estudio. Unía elegantemente su familiaridad con las claves del Derecho estatal, por su condición de juez en ejercicio, y su enciclopédico conocimiento del Derecho canónico. Las naturales vicisitudes de la biografía de un joven estudiante no me permitieron otros contactos, aparte de algunas conversaciones tutoriales propias de la relación fluida entre profesor y alumno. Sin embargo, su recuerdo como excelente profesor, riguroso jurista y estupenda persona persistió en mi memoria. 3. Maestro y discípulo Pasaron los años y el siguiente encuentro fue en Madrid en el año Había obtenido Mariano López Alarcón brillantemente la plaza de profesor agregado de Derecho Canónico de la Universidad Complutense; por mi parte dirigía yo un Colegio Mayor en la misma Universidad. Habiendo tenido conocimiento de mi condición de doctor por la Universidad de Navarra, con una tesis sobre Derecho Eclesiástico del Estado dirigida por el también catedrático profesor Reina, me propuso que colaborara con él en la docencia del Derecho canónico. Acepté encantado, reanudando una relación académica y científica que se demostraría fundamental en el nuevo sesgo que, a partir de ese momento, tomaría mi vida académica. El curso siguiente, el profesor López Alarcón accedió a la cátedra de la Universidad de Santiago de Compostela, debiendo yo permanecer en Madrid por mis obligaciones como director del Colegio Mayor Moncloa. En aquella Universidad donde permaneció un año, hasta obtener, por traslado, la cátedra de la Universidad de Murcia dejó un gratísimo recuerdo, confirmando como catedrático lo que en sus anteriores puestos docentes era manifiesto: un profundo amor al Derecho, un cordial trato con sus colegas de claustro y una incisiva visión científica de la asignatura, que lo convirtieron en uno de los referentes más cualificados en el aún incipiente Derecho Eclesiástico del Estado. Al consolidar su destino académico en la Universidad de Murcia, tuvo la generosidad de ofrecerme un puesto docente de Adjunto interino dentro del Departamento de Derecho privado, adscrito a la docencia del Derecho canónico. Acepté muy honrado, reafirmándome en el deseo de orientar definitivamente mi vocación universitaria hacia la carrera docente. Desde 1971 a 1975 permanecí, pues, a su lado en la Universidad de Murcia, preparando mis oposiciones a cátedra. Cuáles son mis recuerdos y mis

3 HOMENAJE AL PROFESOR MARIANO LÓPEZ ALARCÓN 17 débitos durante ese casi medio lustro trabajando codo a codo con mi maestro López Alarcón? 4. Generosidad y disponibilidad El primero, su notable generosidad. Es sabido que la tendencia de bastantes profesores veteranos, y ya consagrados, en las relaciones con sus profesores colaboradores es la de una cierta «explotación» académica. Bastantes de las clases se comienza con las «prácticas» y se acaba con las «teóricas» son descargadas sobre el sufrido ayudante, que si se «foguea» en lo académico resta demasiado tiempo a su tarea investigadora que, a la postre, es la que acaba contando en las temibles oposiciones. En el caso de López Alarcón su prioridad fue darme todo el tiempo del mundo para mis trabajos científicos y «oposicionales» que en aquellos tiempos abarcaban seis duros ejercicios en los que había que dar lo mejor de sí reservándose para sí la no siempre grata tarea de una carga docente notable, corrección de exámenes, etc. Eso me permitió preparar pausadamente la Memoria de cátedra, el cuarto ejercicio (la formidable «encerrona») y los restantes trabajos de preparación. El segundo rasgo que deseo subrayar es su disponibilidad sin límites en la orientación de mi labor investigadora. El profesor López Alarcón, además de generoso, es sabio. Pero no con la sabiduría de la alta cima inasequible, sino con la sabiduría del que tiene la virtud de saber compartirla. Esto se manifiesta, entre otras, en dos cualidades. La primera es el acierto de los temas que sugiere a sus discípulos. Aún recuerdo es una anécdota, pero de ellas hay muchas un trabajo que publiqué en 1972 sobre el estatuto personal de los nacionales del Sahara español en relación con el matrimonio. Una sorprendente (para entonces) resolución de la DGRN decretaba la validez de un matrimonio celebrado en territorio nacional entre saharaui divorciado y una española metropolitana. Fue D. Mariano quien me sugirió su comentario, abriendo así en España una vía de trabajo sobre los efectos indirectos o reflejos de la sentencias de divorcio que, a la postre, concluyó en un libro sobre el juego del orden público en el matrimonio (civil y canónico) en nuestro país. Algo similar ocurrió con toda una serie de trabajos que, bajo su dirección, inicié sobre los efectos civiles del matrimonio canónico en España. Los ejemplos serían interminables. Pero la disponibilidad del maestro no solamente se manifestaba en temas científicos, sino también en los que rodean las mil peripecias de las oposiciones a cátedras y a titularidades (entonces adjuntías). Todos los que de él dependíamos éramos conscientes de que cuando D. Mariano entendía que uno de sus discípulos estaba preparado para afrontar dignamente un compromiso,

4 18 RAFAEL NAVARRO-VALLS luchaba hasta el final para que lograra ese justo objetivo. Así sucedió conmigo y así sucedió también con otros colegas que habían puesto en sus manos el futuro académico. Y todos somos conscientes del tiempo y, a veces, sinsabores que esa lucha conlleva. 5. Hombría de bien Pocas personas del escalafón docente son tan queridas por sus colegas como Mariano López Alarcón. Compañeros de todas las tendencias, de unas escuelas y otras, respetan y estiman al maestro de la Universidad de Murcia. La razón de este fenómeno tan poco frecuente en un estamento como es el docente variopinto y complejo, se debe a su hombría de bien. López Alarcón es persona de síntesis y no disgregadora, receptiva y no arrogante, de convicciones firmes pero abiertas, hombre de encuentro y no de desencuentro. En una palabra, con las cualidades que se han predicado de los juristas de raza: firme como una roca en sus convicciones, pero flexible como un junco en sus aplicaciones. 6. Una vida dedicada al Derecho El profesor López Alarcón está a punto de cumplir 92 años. Una edad estupenda para «volver a empezar», que es precisamente lo que todos los días hace nuestro homenajeado. Sorprende que día tras día en activo, como emérito contratado y como emérito sin contrato López Alarcón acceda sonriente a su despacho de la Facultad de Derecho para seguir viviendo la aventura de la investigación. Pocos colegas mantienen su envidiable capacidad de trabajo y su buen humor. Ni los naturales altibajos de salud, ni «la tribulación de este siglo» han hecho mella en el ánimo, batallador y alegre, del maestro. Por eso, su familiar figura inclinada sobre los libros y atenta a las necesidades académicas de los colegas más jóvenes es contemplada con respeto, admiración y afecto por los compañeros de la Facultad y del escalafón docente. Repárese que, solamente hace unos años, el profesor López Alarcón organizó una serie de «encuentros» científicos entre las Universidades del sur y sureste de España. De modo que colegas de las Universidades de Granada, Almería, Jaén, Alicante y la propia Murcia se reunieron, bajo la égida de López Alarcón y durante varios cursos académicos, en una serie de reuniones en las que se desarrollaban temas monográficos y debates de alto nivel científico.

5 HOMENAJE AL PROFESOR MARIANO LÓPEZ ALARCÓN La LOLR como tema muy caro al maestro A nadie puede extrañar pues que, con motivo de esta efeméride, discípulos y no discípulos de los diversos comités científicos de la Revista General de Derecho Canónico y Eclesiástico del Estado, decidamos recordar aquí al maestro, al amigo y al colega. En realidad, este conjunto de estudios como dije al principio pone por obra un viejo proyecto de Mariano López Alarcón que, desde hace algún tiempo, venía insistiendo en la necesidad de abordar un análisis riguroso del articulado, temáticas y reforma de una Ley que él había estudiado con especial atención. Incluso llegó a capitanear un proyecto de estudio global que no llegó a llevarse a efecto por causas ajenas a su voluntad. Al acabar estas líneas, deseo cumplir un deber de justicia: agradecer especialmente al profesor Joaquín Mantecón, catedrático de la Universidad de Cantabria, su abnegada labor de impulso de este volumen. Su experiencia y familiaridad con la Ley Orgánica de Libertad Religiosa ha sido utilísima, también, para facilitar la tarea de los otros dos coordinadores que con él hemos colaborado. No puede olvidarse que el profesor Mantecón fue un alto cargo de la Dirección de Asuntos Religiosos durante bastantes años y con Administraciones diversas. Su extraordinaria labor en esos años, sus relaciones con grupos religiosos muy diversos y su buen hacer han sido elogiados universalmente. En fin, quiero hacer notar que la publicación de este libro se encuadra y ha sido posible gracias a la financiación aportada por varios Proyectos de investigación: en concreto, el Proyecto P2007/HUM-0403, de la Comunidad de Madrid; el Proyecto DER , del Ministerio de Ciencia e Innovación; y el Grupo de Investigación de la Universidad Complutense de Madrid (financiación de la Convocatoria GR58/08, Banco Santander). A las entidades patrocinadoras de esos proyectos expreso aquí gustosamente mi agradecimiento. * * * * * Prácticamente impreso este libro recibimos la infausta noticia de la muerte de D. Mariano López Alarcón. Este volumen, que quería ser un homenaje a su vida profesional, se convierte así en un in memoriam de quien fue un gran caballero y maestro. Descanse en paz.