TRANSFORMACIONES NEOLIBERALES EN LA ECONOMÍA Y EN EL MUNDO DEL TRABAJO. cipstra@gmail.com. Documento de Trabajo N 2

Transcripción

1 Centro de Investigación Político Social del Trabajo Documento de Trabajo N 2 TRANSFORMACIONES NEOLIBERALES EN LA ECONOMÍA Y EN EL MUNDO DEL TRABAJO Fernando Baeza Marzo 2013

2 RESUMEN El presente documento tiene por objetivo presentar la reflexión teórica que se ha originado tanto en el marxismo como en otras corrientes de la izquierda sobre las transformaciones neoliberales en el mundo del trabajo. La idea es poder sentar las bases para, en una segunda minuta, abordar el tema de la explotación en el período del neoliberalismo maduro propio de los años de gobierno democrático. El texto se divide en cuatro partes: en primer lugar, se realiza un breve balance sobre el giro de la economía mundial a partir de la crisis de 1973 y el cambio en el modelo de desarrollo en las economías periféricas. En segundo lugar, se analiza el giro ideológico que representó el neoliberalismo. Las dos últimas partes se refieren concretamente a las transformaciones estructurales, tanto en la economía en general (tercera parte), como específicamente en el mundo del trabajo (cuarta parte), centrando la atención en el debilitamiento de la clase obrera como sujeto político y la flexibilización laboral. CIPSTRA - Centro de Investigación Político Social del Trabajo Es una organización interdisciplinaria de profesionales jóvenes de las ciencias sociales y las humanidades, que pone como centro de sus actividades la reflexión asociada al mundo del trabajo, en tanto nodo central de la constitución de la sociedad actual. En los fundamentos del CIPSTRA se encuentra el horizonte de superar el capitalismo, avanzando hacia un modelo de sociedad más humano, solidario y justo. Consideramos que en el ámbito del trabajo descansan las contradicciones más radicales del mundo en que nos tocó vivir, y es por tanto en la clase trabajadora (la clase que vive del trabajo) donde se encuentra su principal sujeto transformador. Buscamos fomentar y apoyar las discusiones sobre la situación actual y el devenir de los trabajadores y sus organizaciones en el país, así como de sus respectivos cursos de acción en el contexto de los sindicatos y las organizaciones políticas y sociales vinculadas a ellos. Para lograr nuestro objetivo contemplamos una labor investigativa permanente para generar nuevos conocimientos con perspectiva de totalidad, pero también el desarrollo de actividades vinculadas a la difusión de los hallazgos en diversos espacios, la realización de talleres con trabajadores(as) y dirigentes(as), la articulación de espacios de discusión en torno a la problemáticas del trabajo, la coordinación de actividades formativas, etc. Nuestra página web es y nos pueden contactar en cipstra@gmail.com 1

3 Documento de Trabajo N 2 TRANSFORMACIONES NEOLIBERALES EN LA ECONOMÍA Y EN EL MUNDO DEL TRABAJO Fernando Baeza. Marzo El presente documento tiene por objetivo presentar la reflexión teórica que se ha originado tanto en el marxismo como en otras corrientes de la izquierda sobre las transformaciones neoliberales en el mundo del trabajo. La idea es poder sentar las bases para, en una segunda minuta, abordar el tema de la explotación en el período del neoliberalismo maduro propio de los años de gobierno democrático. El texto se divide en cuatro partes: en primer lugar, se realiza un breve balance sobre el giro de la economía mundial a partir de la crisis de 1973 y el cambio en el modelo de desarrollo en las economías periféricas. En segundo lugar, se analiza el giro ideológico que representó el neoliberalismo. Las dos últimas partes se refieren concretamente a las transformaciones estructurales, tanto en la economía en general (tercera parte), como específicamente en el mundo del trabajo (cuarta parte), centrando la atención en el debilitamiento de la clase obrera como sujeto político y la flexibilización laboral. 1. Fin del período desarrollista: nueva alianza de clases en la conducción del modelo El año 1973 marca un punto de inflexión para la economía mundial: la crisis del petróleo va ser el principio del fin para las políticas keynesianas. Con esto, el desarrollismo latinoamericano sustentado en el modelo de industrialización por sustitución de importaciones, también tendría los días contados, ya que la nueva tendencia liberal condenaba radicalmente los niveles de participación estatal que se registraban en la mayoría de los países de América Latina en la industria y otras áreas de la economía. Dada la ausencia histórica de una auténtica burguesía privada, en Chile nunca una sola clase ha sido capaz de comandar un proyecto de desarrollo, sino que siempre se ha debido recurrir a la alianza de clases (que incluye a los grandes poderes económicos trasnacionales) para poder imponer un modelo. Durante el período desarrollista, caracterizado por los gobiernos del Frente Popular, la alianza de clases que copaba el poder estatal y por tanto la conducción del proyecto de desarrollo estaba constituida por la incipiente burguesía nacional y la clase trabajadora de las ciudades. Como se trataba de dos clases intrínsecamente contradictorias, el Estado se denominó de compromiso, pues los conflictos se posponían en la medida que el proyecto industrializador beneficiaba a ambas partes como nunca antes. Con el fin de las políticas keynesianas, el compromiso de clases perdía su sustento, y de no haber el golpe de Estado adelantado el quiebre, 2

4 la conflictividad probablemente hubiera aumentado exponencialmente, sobre todo a partir de la crisis de la deuda de 1982, que impactó seriamente a la región durante toda la década. Toda alianza de clases supone una repartición de las ganancias más o menos proporcional a cada clase o fracción de clase según su capacidad de dominación sobre el modelo. Dado que la crisis de 1973 fue una crisis de acumulación de capital, las clases que conformaron la nueva alianza para la conducción del modelo de desarrollo dejaron fuera a la clase trabajadora, limitándose a la burguesía nacional y extranjera: capitalistas industriales y comerciales bajo la dirección de la fracción capitalista financiera o bancaria. Esta nueva fracción de la clase dominante (capitalistas financieros) es la que los franceses Duménil y Lévy denominan finanzas, que incluye al sector superior de la clase capitalista y sus instituciones financieras (Duménil & Lévy, 2007). El ascenso de estos sectores capitalistas se explica porque en el capitalismo moderno las funciones de propiedad y gestión tradicionalmente unidas, se separan, de modo tal que los capitalistas pasan a cumplir sólo la primera función, descansando la segunda en un cuerpo de directores con altas remuneraciones, que sin ser los capitalistas, también se integran a la alianza de clases dominante (específicamente, los sectores altos de las clases de servicios). La función de propiedad se ejerce ahora mediante las acciones, títulos que acreditan el poder jurídico sobre las empresas, pero que son fácilmente transables y transferibles, especialmente considerando el nivel de desregulación que llegan a tener los mercados de acciones. Es por esto que no se trata de una industria particular, como la banca. En el capitalismo moderno, la clase de los grandes propietarios de capital está relativamente unificada y posee partes de todos los sectores de la economía (por sus títulos) y las controla (mediante sus instituciones financieras) (Duménil & Lévy, 2007). Ante el importante ascenso de esta fracción de los capitalistas, no han sido pocos los que han caído en la ilusión de pensar que el capitalismo rentista es el que realmente jalona la actividad económica. Sin embargo, al ver las cifras de crecimiento durante el período neoliberal en la mayoría de los países, se observa cómo el golpe de timón de la política económica no logró restituir la situación a los niveles previos a la crisis de 1973, en parte por la pérdida de importancia del desarrollo industrial y de la producción de bienes (la economía real ). Esta deuda del neoliberalismo con el crecimiento es compensada, para los sectores dominantes, con el descenso de la inflación y el aumento de la tasa de ganancia, del desempleo y de la desigualdad en los ingresos (Anderson, 1999), fenómenos que ya son parte del paisaje económico y social de las últimas décadas. 2. La ideología neoliberal El proceso de neoliberalización ha acarreado un acusado proceso de destrucción creativa no sólo de los marcos y de los poderes institucionales previamente existentes (desafiando incluso las formas tradicionales de soberanía estatal) sino también de las divisiones del trabajo, de las relaciones sociales, de las áreas de protección social, de las combinaciones tecnológicas, de las formas de vida y de pensamiento, de las actividades de reproducción, de los vínculos con la 3

5 tierra y de los hábitos del corazón. En tanto que el neoliberalismo valora el intercambio del mercado como una ética en sí misma, capaz de actuar como una guía para toda la acción humana y sustituir todas las creencias éticas anteriormente mantenidas (Harvey, 2007, pág. 9) A diferencia de lo que sucede con el análisis de las transformaciones económicas, respecto a los fundamentos ideológicos del neoliberalismo existe una gran dispersión de enfoques. De todas formas, considerando las definiciones más genéricas que se han dado, es la idea del neoliberalismo como destrucción creativa, acuñada por Harvey la que sintetiza de mejor forma a esta ideología neoliberal (Harvey, 2007). Harvey plantea algo bastante similar a lo que señala Polanyi al referirse a la tendencia de los mercados a su institucionalización en una sociedad de mercado, específicamente a través de la ficción de las mercancías. La destrucción creativa corresponde a la sustitución de todas las éticas motivadoras de la acción por la ética del mercado, y en ese sentido otras lógicas de acción quedan destruidas y reemplazadas por esta nueva lógica fetichista y homogeneizante de las relaciones humanas. La forma concreta que ha adoptado el ideal neoliberal en la constitución de nuevos sujetos sociales es, sin duda, la ideología del emprendimiento. En la centralidad de la figura del emprendedor, aun por sobre el homo economicus, es donde se observa una de las principales diferencias entre el neoliberalismo y el liberalismo clásico. Según Puello-Socarrás, este giro se genera como respuesta a una exigencia epistemológica ideológica y política que genera una comprensión mucho más funcional/ajustada sobre la fase del capitalismo avanzado y, sobre todo, sintetiza las categorías necesarias para la ideología neoliberal que permiten absorber y enfrentar analíticamente la mayor complejidad sistémica, la articulación inestable y la interdependencia entre las realidades económicas, políticas y sociales contemporáneas, inexistentes en el pasado (Puello Socarrás, 2008, pág. 86). En consecuencia, el emprendedor, a diferencia del homo economicus puro del liberalismo clásico, presenta una constitución mucho más compleja porque debe manejar no sólo las dinámicas económicas del mercado, sino que también de las otras esferas de la vida social. En la escuela austriaca neoclásica de economía con intelectuales como Hayek y Mises se puede encontrar una teoría del emprendimiento que se sintetiza en que el emprendedor es quien tiene las capacidades para tomar las mejores decisiones respecto al futuro, pero sin contar con demasiada información. Esa especie de talento que representa la capacidad de pronóstico (innovación) es lo que legitima las ganancias, a veces excesivas, de estos emprendedores. Además, pasa a ser el emprendedor quien guía la producción social, asumiendo la función de coordinar la división del trabajo (Íbid, pág. 91), porque tiene la capacidad de combinar creativamente, de formas novedosas y más productivas, el capital y el trabajo, de modo que el emprendedor es una especie de tercera fuerza, fundamental para el desarrollo de la sociedad de mercado neoliberal: eliminar al emprendedor es eiliminar la fuerza motriz de todo el sistema de mercado (von Mises en Puello Socarrás, 2008, pág. 92). 4

6 Sin duda que esta figura del emprendedor es la que exige el neoliberalismo de parte de los sujetos, ya sean estos trabajadores asalariados, por cuenta propia, pequeños productores o grandes empresarios. Probablemente la masificación de la figura del emprendedor ha sido uno de los mayores logros del neoliberalismo, porque apelando a estos principios logran tanto premiar por un cierto talento que les genera una mejor disposición al cambio y al riesgo a aquellos que se amoldan de mejor modo a las estructuras económicas inciertas, como también castigar a aquellos que no tienen las condiciones para insertarse de mejor modo en el exigente e impredecible mercado, los flojos o menos capaces (Weber, 1992; Bourdieu, 2001). 3. Las transformaciones neoliberales en la economía Estela Grassi, en un estudio destinado al análisis de las políticas sociales en el neoliberalismo latinoamericano, señala que si bien no existen consensos acabados respecto a la comprensión del neoliberalismo, sí se ha difundido una serie de diagnósticos y presupuestos que han operado como base de las determinaciones en materia de política económica seguidas por los gobiernos de la región. A ese argumento basal de las decisiones económicas tomadas por los gobiernos, Grassi lo denomina como el corpus neoliberal, que comienza con un diagnóstico en el cual se responsabiliza al excesivo intervencionismo del Estado de la crisis de la deuda que se desatara en 1982 y se extendiera por toda la década pérdida de los 80. Es por eso que cuando asumen los nuevos gobiernos durante los 90 pensando en el resto de Latinoamérica, vienen con un discurso liberal que busca implementar las políticas opuestas a las que supuestamente llevaron a la crisis. En concreto, las políticas de ajuste estructural tienden a configurar, desde el estado dominado por los sectores financieros de la clase capitalista, una economía que permite el restablecimiento del poder de clase: el corpus comprende un conjunto de medidas para la restabilización del funcionamiento de los mercados, adaptando las economías nacionales a la economía mundial (Grassi, 2003, pág. 51). Esa restabilización significa desregulación, de modo tal que las medidas que se van a tomar tienen por objetivo quitar todos los obstáculos que el Estado pudiera haber puesto al desarrollo del mercado, básicamente en tres sectores de la economía: el financiero, donde el objetivo era equilibrar la balanza de pagos; el microeconómico, donde se esperaba desregular la estructura de los precios relativos, incluyendo el salario, el tipo de cambio y las tasas de interés; y un tercer sector que es el de la macroeconomía, donde lo fundamental es el restablecimiento del equilibrio fiscal. La fuerza con que finalmente se aplicaron estas medidas difiere en cada país, pero en general fueron aplicadas con gran disciplina por los gobiernos latinoamericanos y periféricos en general, especialmente tras la recomendación imperativa de las instituciones supranacionales de los capitalistas financieros (Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial, principalmente) que obligaban a la adopción de estas políticas al condicionar la entrega de créditos y préstamos necesarios para solucionar el ya estructural problema de la deuda externa (Grassi, 2003). 5

7 Perry Anderson (1999) sintetiza las principales determinaciones de la política económica neoliberal que se registraron en Chile, que se decidieron en el Consenso de Washington, que promovieron los gobiernos de Thatcher y Reagan, que se impuso en el resto de Latinoamérica, en Irak tras la invasión norteamericana y hoy, con claridad, en Grecia: reducción de la emisión de masa monetaria, elevación de la tasa de interés, reducción drástica de los impuestos sobre los ingresos más altos, abolición de los controles sobre los flujos financieros, elevación del desempleo, fuerte represión a huelgas, legislación antisindical, recortes de los gastos sociales y un fuerte programa de privatizaciones que va desde las propiedades más secundarias del Estado hasta los recursos energéticos y el sistema de protección social. Chile, probablemente el país que más al pie de la letra aplicó estas recomendaciones, emprendió las siguientes transformaciones al modelo: Eliminación de los controles de precios; apertura indiscriminada de las importaciones; liberalización del mercado financiero, seguida de una amplia liberalización de los flujos internacionales de capitales; reducción del tamaño del sector público y restricciones del accionar de empresas del sector; devolución a sus antiguos propietarios de empresas y tierras expropiadas; privatización de empresas públicas tradicionales; supresión de la mayoría de los derechos sindicales existentes al inicio del régimen; y una reforma tributaria que redujo fuertemente la participación de los tributos directos y de mayor progresividad (Ffrench-Davis, 2001, pág. 71). 4. Las transformaciones neoliberales en el mundo del trabajo En este último apartado, sobre las transformaciones específicas en el mundo del trabajo, lo primero que es necesario aclarar es que todas ellas se inscriben en el proceso general de aumento de la tasa de explotación, o de desvalorización del factor trabajo en el proceso productivo. El tema de la explotación será abordado ampliamente en una segunda minuta, razón por la cual aquí se describirán muy superficialmente sólo los fenómenos más característicos de esta agudizada tendencia a la pauperización de los trabajadores. Por otra parte, cabe rescatar lo que ya diversos estudios sobre el trabajo en Chile y Latinoamérica han observado: las categorías clásicas con que se interpretaba la realidad laboral, ya no operan. Específicamente, la categoría de trabajador asalariado ya no tiene las connotaciones tradicionales del desarrollismo, relativas a seguridad y estabilidad. A contramano, la idea de informalidad o precariedad ya no puede limitarse a las situaciones marginales de la economía, sino que se han difundido por toda la estructura laboral, aun entre los asalariados con empleo más o menos seguro. Antes de pasar al análisis de la flexibilización laboral, es necesario resaltar el proceso social y político que ocurre como consecuencia de las transformaciones neoliberales en el mundo del trabajo. Al respecto, Agacino señala que la contrarrevolución neoliberal implicó la desaparición de segmentos completos de la clase obrera y del campesinado, de las capas medias y la emergencia de nuevos sectores de trabajadores, incluida en este proceso las mutaciones propia de la burguesía (Agacino, 2006, pág. 5). Además, producto de la flexibilización, del aumento del trabajo informal y subcontratado, y, sobretodo, de la represión legal e ilegal a la organización sindical, este período ha estado marcado por la negación de los derechos generales de los 6

8 trabajadores y de los movimientos populares. A éstos se los reduce a individuos afectos a las reglas del mercado, y en el mejor de los casos, reconociéndoseles derechos económicos individuales; sólo individuales, nunca colectivos o sociales, con lo cual la clase obrera se ha deconstituido desde sujeto político ( ) a mera categoría estadística: conjunto de personas que comparte una característica, la venta de su fuerza de trabajo, pero sin generar ningún sentido de identidad mayor ni, mucho menos, una visión más o menos unitaria de proyecto de sociedad (Agacino, 2006). El fenómeno más general que se observa en el mundo del trabajo a propósito de las transformaciones estructurales del neoliberalismo es la flexibilización laboral. Podría decirse que la flexibilización es una forma renovada y distinta de explotación, expresada en modos de existencia diferentes, y que es producto de las propias leyes intrínsecas del capital, en sus clásicos procesos de ampliación y reproducción (Cornejo, 2011). En términos generales, la flexibilización ha desdibujado los marcos legales y fácticos entre los que se movía el trabajo asalariado. En este sentido, flexibilidad laboral se asemeja a informalidad y precariedad, todos conceptos por momentos bastante poco diferenciados, pero que podrían resumirse en la oposición al trabajo típico del período desarrollista, caracterizado por su rol en la inclusión y seguridad social: la primera, a través del empleo pleno, estable y con protección para cubrir los riesgos en la vida laboral (desempleo, accidentes y enfermedades) y con posterioridad, en la vejez. La segunda, mediante un desarrollo institucional de la protección social basado en dos componentes fundamentales: una legislación laboral que trata de reducir las diferencias en los poderes de negociación protegiendo a los trabajadores, y un sistema de protección que compensa las vulnerabilidades que se deriven de una inserción imperfecta (Tokman, 2007, pág. 7). Dado que la flexibilización laboral es un resultado de las diversas estrategias capitalistas por aumentar los niveles de explotación, y considerando el contexto de las transformaciones estructurales, cuya principal característica es la desregulación, es difícil determinar una sola estrategia de la clase patronal mediante la cual aumentaran sus ganancias a costa de la disminución del valor de la fuerza de trabajo. En un intento de sintetizar las diferentes causas que se han esgrimido para la flexibilización y darle un ordenamiento histórico aproximado, podría decirse que todo comenzó con la ya mencionada crisis de acumulación de los 70, que lógicamente castigó al factor trabajo con tal de mantener las tasas de ganancia. Luego vinieron los cambios en la matriz productiva que se explicaron fundamentalmente por la fragmentación empresarial a escala regional y global, los adelantos en la tecnología, la desregulación del mercado laboral y la crisis del fordismo que dio pasó a la tercera automatización, caracterizada esta vez por una inversión en la relación entre la producción y la demanda, tal que se produce lo que ya se ha vendido (Coriat, 2000) y, por lo tanto, lo que no se venda en un momento específico no motivará a la producción y al empleo. En fin, en una investigación específica para Chile, Henríquez y Riquelme concluyeron como causas más generales de la flexibilización y precarización laboral: a) la incapacidad del Estado nación para dirigir la economía manteniendo el equilibro social, b) el debilitamiento de las instancias de regulación colectiva, además del hecho de que, a partir de la 7

9 crisis asiática, las crisis económicas han impactado mayormente sobre los salarios que sobre las ganancias (Henríquez & Riquelme, 2006) 1. Consecuentemente, la flexibilidad se puede apreciar en múltiples formas: flexibilidad salarial, numérica, funcional, del tiempo de trabajo y sus correlativas realidades contractuales, trabajo eventual, temporal, de medio tiempo, a domicilio, la subcontratación o las diversas formas de externalización, el trabajo informal (Aguiar, 2007). Probablemente, la realidad de la subcontratación sea la más agudizada de todas y merecerá mención aparte en la próxima minuta sobre explotación. Finalmente, es importante destacar la gravedad de la situación actual del trabajo en Chile, cuya crisis es tan honda que permite hablar de una nueva cuestión social o la existencia de una vulnerabilidad de masas respecto al trabajo (Fundación Sol, 2011). Bibliografía Agacino, R. (2006). Hegemonía y contra hegemonía en una contrarrevolución neoliberal madura. Grupo de trabajo Hegemonías y Emancipaciones. Caracas: CLACSO. Aguiar, S. (2007). Observaciones sobre las Transformaciones del Trabajo. Tendencias a la Precarización y Categorías Teóricas. Santiago de Chile: Estudios del Trabajo. Anderson, P. (1999). Historia y Lecciones del neoliberalismo. Los Ángeles: Universidad de California. Bourdieu, P. (2001). La reproducción: elementos para una teoría del sistema de enseñanza. Madrid: Popular. Cornejo, M. (2011). Acumulación de capital en Chile. Últimos 40 años. Santiago de Chile. Duménil, G., & Lévy, D. Una teoría marxista del Neoliberalismo. Ffrench-Davis, R. (2001). Entre el Neoliberalismo y el Crecimiento con Equidad: Tres Décadas de Política Económica en Chile. Santiago de Chile: Dolmen. Fundación Sol. (2011). Precariedad laboral y modelo productivo en Chile. Santiago de Chile: Serie "Ideas para el buen vivir", Área Tendencias del trabajo. Fundación Sol. Grassi, E. (2003). Políticas y problemas sociales en la sociedad neoliberarl. La otra década infame (I). Buenos Aires: Espacio Editorial. Henríquez, H., & Riquelme, V. (2006). Lejos del Trabajo Decente. Santiago de Chile: Departamento de Estudios. Dirección del Trabajo. 1 Una buena síntesis bibliográfica de diversos estudios sobre las causas del aumento en el empleo flexible, se encuentra en (Aguiar, 2007) 8

10 Puello Socarrás, J. (2008). Nueva gramática del neo-liberalismo: itinerarios teóricos, trayectorias intelectuales, claves ideológicas. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales. Tokman, V. (2007). Informalidad, inseguridad y cohesión social en América Latina. Santiago de Chile: CEPAL. Weber, M. (1992). Economía y Sociedad. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica. 9

11 10