2. Qué son los terrores nocturnos?

Transcripción

1 Introducción Durante el mes de Septiembre nuestros niños vuelven al cole, una vuelta que supone un gran cambio en sus vidas, pero también en la de padres y profesores. Ya terminó la flexibilidad de horarios para levantarse e irse a la cama, para salir y jugar, la flexibilidad en los horarios de las comidas...y comienza una mayor disciplina y orden. Se trata de una vuelta a la rutina a la que a todos nos va costar adaptarnos. Muchos colegios comienzan sus clases de septiembre con un horario de entrada y salida mucho más "suave", dejando las tardes libres para luego pasar a tener un horario completo en el mes de octubre, e incluso para los niños que comienza su vida escolar, en la etapa infantil, estos también poseen un periodo de adaptación muy conveniente y necesario, según algunos pedagogos y psicólogos. Esto, sin duda, nos va a ser de gran ayuda para irnos acostumbrando a nuestro nuevo ritmo de vida, Durante las primeras tardes de septiembre será cuando se tengan que ir reduciendo, de manera progresiva, las actividades lúdicas y juegos de los niños, para pasar a dedicar parte de su tiempo a otras que les vaya a exigir un mayor esfuerzo y concentración. Éstas podrán estar relacionadas, o no, con el colegio; lo que importa es que los niños se acostumbren a un trabajo o estudio diario que será fundamental, a partir de ahora, para un buen rendimiento escolar. Tanto en este rendimiento escolar como en su crecimiento en general, van a influir otros factores que padres y profesores debemos cuidar: las horas de sueño y la alimentación. Tanto las horas de sueño como la alimentación van a variar dependiendo de la edad del niño, de las actividades que realice, etc., sin embargo será necesario que ya, desde el comienzo, les inculquemos unos hábitos adecuados en relación con las mismas. Algunos de estos hábitos son: Acostumbrar al niño a comer de todo y en un determinado horario: el que su alimentación sea variada no sólo supondrá el crecimiento equilibrado del mismo, así como un mayor rendimiento y concentración durante el curso; también 1

2 supondrá una mayor tranquilidad para padres cuando éste, por el motivo que sea, tenga que comer fuera de casa (comedor del colegio, campamentos, etc.) y no pueda ser vigilado. Siguiendo en esta misma línea, un desayuno abundante que incluya leche, cereales y fruta, será una garantía de un rendimiento pleno a lo largo de la mañana escolar. Establecer una hora fija para levantarse, para irse a la cama. Tras un tranquilo verano, seguramente no será fácil adaptarse a los ritmos más estrictos que trae el invierno, sin embargo cuanto antes se haga mejor, ya que será fundamental para un crecimiento y un exitoso año académico. Todo lo nuevo nos ocasiona estrés, no es para menos que a un niño que comienza un nuevo curso este cambio de las vacaciones a la rutina y normas del colegio le produzcan igualmente un cuadro de estrés. Es sin duda, durante el comienzo del curso cuando se pueden dar casos de terrores nocturnos. 2. Qué son los terrores nocturnos? Un terror nocturno es un trastorno del sueño que se parece a una pesadilla, con la salvedad de que es mucho más espectacular. Aunque los terrores nocturnos pueden asustar bastante a los padres que los presencian, no suelen ser un motivo de preocupación ni el signo de un problema médico subyacente. Durante una noche típica, el sueño pasa por una serie de fases. Cada una de ellas se asocia a una actividad cerebral particular, y la fase de movimientos oculares rápidos (MOR o REM en inglés) es cuando tienen lugar la mayoría de sueños. Los terrores nocturnos ocurren durante el sueño no REM. A diferencia de las pesadillas (que ocurren durante el sueño REM), un terror nocturno no es un sueño desde el punto de vista técnico, sino más probablemente una súbita reacción de miedo que tiene lugar durante la transición de una fase de sueño a otra. Los terrores nocturnos suelen ocurrir de dos a tres horas después de que el niño concilie el sueño, cuando tiene lugar la transición desde la fase de sueño más profunda no REM a la más superficial de sueño REM, la etapa en que se producen los sueños. Por lo general, esta transición sucede con suavidad. Pero en ocasiones el niño se agita y se asusta y esa reacción de miedo es el terror nocturno. Durante un terror nocturno, un niño puede incorporarse y sentarse en la cama súbitamente y ponerse a chillar o gritar como si estuviera sumamente 2

3 angustiado. La respiración y el ritmo cardíaco se le pueden acelerar, puede empezar a sudar, a agitarse y a comportarse como si estuviera sumamente alterado y asustado. Al cabo de unos minutos o algo más, el niño se calma y se vuelve a dormir plácidamente. A diferencia de las pesadillas, que se suelen recordar, al día siguiente los niños no tienen ningún recuerdo del terror nocturno porque estaban dormidos mientras ocurrió y no tienen imágenes mentales que evocar. 3. Cuál es su causa? Los terrores nocturnos están provocados por una hiperactivación del sistema nervioso central (SNC) durante el sueño. Esto puede ocurrir porque el SNC (que regula la actividad cerebral durante el sueño y la vigilia) todavía está madurando. Algunos niños heredan una tendencia a esta hiperactivación; aproximadamente el 80% de los niños que tienen terrores nocturnos tienen un pariente que también los experimentó o bien que sufrió de sonambulismo (un tipo similar de trastorno del sueño) durante la infancia. Los terrores nocturnos se han descrito en niños que: Estaban muy cansados, estresados o fatigados, de ahí la importancia de comenzar cuanto antes con la nueva rutina para irnos adaptando al nuevo horario escolar Estaban enfermos o tomando un medicamento nuevo Dormían en un entorno nuevo o lejos de su casa. Los terrores nocturnos son relativamente poco frecuentes solamente afectan a entre el 3 y el 6% de los niños, mientras que prácticamente todos los niños tienen alguna pesadilla de vez en cuando. Los terrores nocturnos se suelen dar en niños de entre cuatro y doce años, pero se han descrito en niños de solo 18 meses. Parecen ser un poco más frecuentes en los niños que en las niñas. Un niño puede tener un episodio de terror nocturno aislado o varios antes de que este tipo de episodios desparezcan por completo. La mayoría de las veces los terrores nocturnos desaparecen solos conforme va madurando el sistema nervioso. 4. Cómo reaccionar ante un terror nocturno? 3

4 Los terrores nocturnos pueden alarmar bastante a los padres, que suelen sentirse impotentes al no poder consolar a sus hijos. La mejor forma de reaccionar ante un terror nocturno es esperar pacientemente a que pase y asegurarse de que el niño no se hace daño al agitarse. Generalmente los/as niños/as se tranquilizan y vuelven a la placidez del sueño al cabo de pocos minutos. Es mejor no intentar despertar al niño/a durante un terror nocturno. Esos intentos no suelen funcionar y, en el caso de que funcionen, lo más probable es que, al despertarse, el niño se sienta desorientado y confundido, por lo que probablemente le costará más tranquilizarse y volver a conciliar el sueño. Los terrores nocturnos no tienen tratamiento, pero podemos favorecer a que no sucedan, de la siguiente manera: Paliaremos el estrés a que está sometido el niño, teniendo una actuación conjunta con el docente Establecer y mantener una rutina para antes de acostar al niño que sea simple y relajante, así como un recibimiento, por parte del docente de la misma manera, cercana relajante y quitando importancia. Asegurarse de que el niño descansa lo suficiente. No permitir que se canse demasiado estando levantado hasta tarde. 5.- Cuánto sueño es suficiente? Las tablas que enumeran las horas de sueño que suelen requerirse para un infante o para un niño de 2 años puede que causen preocupaciones cuando no se toman en cuenta las diferencias individuales. Estos números son simplemente promedios reportados por grupos numerosos de niños de cierta edad. No existe un número mágico de horas requeridas por todos los niños en un determinado grupo de edad. El comportamiento de los niños puede reflejar directamente su falta de sueño de formas que no sean obvias o inmediatas. Cuando los adultos están cansados, pueden reaccionar de forma molesta o tener poca energía. Pero un niño puede volverse hiperactivo, desagradable y demostrar extremos en su comportamiento. La mayoría de los requerimientos de sueño están situados dentro de un rango deducible de horas según la edad de cada niño. Sin embargo, hay que tener muy en cuenta que cada niño es una persona única con sus propias necesidades 4

5 de sueño. A continuación se detallan algunas cifras aproximadas basadas en edades, acompañadas con tácticas para potenciar el sueño. Los primeros seis meses No existe una fórmula para el sueño para los recién nacidos porque sus relojes internos aun no están desarrollados. En generalmente duermen o dormitan de 16 a 20 horas al día, divididas igualmente entre la noche y el día. Los recién nacidos deben ser despertados cada 3 o 4 horas hasta que su subida de peso se establezca, algo que generalmente suele ocurrir durante el primer par de semanas. Los períodos más largos de sueño de los recién nacidos duran generalmente de 4 a 5 horas - justamente el tiempo en el que sus pequeños estómagos pueden aguantar la falta de alimento entre comidas. A los 3 meses, el promedio de horas de sueño de un bebé son cinco horas de sueño durante el día y diez horas durante la noche, generalmente con una interrupción o dos. Aproximadamente el 90% de los bebés de esta edad duermen seguido durante la noche, aproximadamente de 6 a 8 horas sin interrupción. Si un bebé de menos de seis meses continúa llorando después de algunos minutos, puede ser que el bebé esté realmente incómodo: hambriento, mojado, frío o incluso enfermo. Es importante que los levantamientos rutinarios durante la noche para cambiarle de ropa o alimentarle sean rápidos y silenciosos. No le proporcione ningún estímulo adicional como hablar, jugar o encender las luces. Hay fomentar la idea de que la noche es para dormir. Hay que tener en cuenta esta disciplina para que al bebé no le importe la hora que sea mientras sus necesidades estén satisfechas. Este período no es demasiado pronto para establecer una rutina de cuándo irse a la cama. Cualquier actividad relajante llevada a cabo con consistencia y siguiendo el mismo orden cada noche, puede establecer la rutina. El bebé asociará estas actividades con la hora de dormir y le ayudará a calmarse. Idealmente, el bebé deberá ser colocado en la cuna antes de que se quede dormido. Esta rutina debe relajar al pequeño, pero aun así, debemos procurar que se quede dormido por sí mismo. Esta rutina también motivará al infante a volverse a dormir si llega a despertarse durante la noche. De 6 a 12 meses A los 6 meses, un infante puede tomar siestas de 3 horas durante el día y dormir aproximadamente 11 horas durante la noche. A esta edad, se puede comenzar a cambiar la respuesta ante un infante que se despierta y llora durante la noche. 5

6 Podemos darles a los bebés de esta edad 5 minutos para que se calmen por sí solos y vuelvan a quedarse dormidos. Si no lo hacen, podemos calmarlos hablándoles suavemente, acariciándole la espalda, para posteriormente salir de la habitación, a menos que el bebé parezca enfermo. Los bebés enfermos necesitan que los cojan en brazos y los hagan sentir mejor. Si el bebé no parece enfermo y continúa llorando, podemos esperar un poco más de 5 minutos, y luego volver a visitarlo estando al lado de la cuna. Después de varios días, puede que encuentre más fácil volver a quedarse dormido por sí solo. No es normal que un bebé de seis meses continúa despertándose cinco o seis veces cada noche. Entre los 6 y los 12 meses, la separación por ansiedad puede que se convierta en un asunto importante para su bebé y puede hacer que él o ella comiencen a despertarse de nuevo. Pero las reglas de cómo reaccionar cuando el bebé se despierta durante la noche continúan siendo las mismas durante el primer cumpleaños del bebé: No coger en brazos al Bebé, ni encender las luces, cantar, hablar, jugar o alimentar al bebé. Este tipo de actividades hace repita su hábito de despertarse. De 1 a 3 años Entre las edades de 1 y 3 años, la mayoría de los niños duermen un promedio de 10 a 13 horas. La separación por ansiedad, o simplemente el deseo de estar despierto con papá y mamá (y no perderse de nada), puede motivar a un niño a permanecer despierto. Igualmente, la naturaleza de llevar la contraria de los niños motiva este comportamiento. Debemos fijarnos en la hora de la noche en la que comienza a tener síntomas de sueño e intentar establecer este momento como su hora normal de irse a la cama. Intentaremos no forzar a un niño de 2 o 3 años a que tome siestas durante el día, salvo que esté malhumorado y extremamente cansado. Los padres también pueden cometer el error de pensar que si mantienen a su hijo despierto, estará más cansado a la hora de dormir. De hecho, los niños pueden tener más dificultad en quedarse dormidos cuando están muy cansados. Establecer una rutina para irse a la cama ayuda a que el niño se relaje y se prepare para irse a dormir. Para un infante, la rutina puede que dure de 15 a 30 minutos e incluya actividades como leer un cuento, bañarse o escuchar música relajante. Independientemente del ritual nocturno que se elija, el niño puede que insista en que utilicen el mismo ritual cada noche. Simplemente no se debe permitir que los rituales tomen demasiado tiempo o sean muy complicados. En la medida en que 6

7 sea posible, hacer posible que el niño escoja entre las alternativas de la rutina: qué pijamas ponerse, qué muñeco de peluche llevar a la cama, que música escuchar. Estas decisiones le darán al pequeño un sentido de control sobre su rutina. Pero incluso los niños que mejor duermen pueden dar a sus padres una llamada de atención ocasionalmente. La aparición de los primeros dientes puede despertar a un niño, los sueños pueden hacerlo de igual manera. Soñar activamente comienza a esta edad, y para los niños muy jóvenes, los sueños pueden ser alarmantes. Las pesadillas en particular generan mucho miedo en los infantes, quienes no pueden distinguir entre la imaginación y la realidad. (Por ello, hay que tener cuidado al seleccionar los programas de televisión que el niño ve antes de irse a la cama). De 3 a 6 años Los niños en edad de cursar la etapa de infantil necesitan aproximadamente de 10 a 12 horas de sueño por noche, pero no hay razón para seguir esta regla con rigidez sobre qué horas del día deben ser. Si un niño de 5 años descansa lo suficientemente durante la noche, puede que no necesite tomar una siesta durante el día. En vez, puede sustituirlo por un momento de tranquilidad. La mayoría de las Escuelas infantiles donde se da la primera etapa de educación infantil propiamente dicha tienen períodos cortos de tranquilidad cuando los niños están en las colchonetas o simplemente descansando. Los niños de estas edades entre 3-6 años pueden tener todavía pesadillas, y habrá noches que tenga problemas para dormir. Lo recomendable es preparar un "equipo para pesadillas" que incluya actividades para pasar el tiempo y relajar al niño. Este equipo puede incluir una linterna, un libro o un aparato para escuchar casetes o CDs, sus muñecos o peluches preferidos, un dibujo que haya elaborado él/ella y colocarlo en la habitación donde pueda ser visto por la noche, adornar la habitación para dormir, etc..., es decir, cualquier actividad motivadora que lleve al niño a dormir con seguridad y tranquilidad. Niños en edad escolar y antes de la adolescencia Los niños en edades entre los 6 y 9 años necesitan aproximadamente 10 horas de sueño durante la noche. Una fuente adicional de dificultades a la hora de irse a dormir resulta de la necesidad del niño a tener momentos en privado con sus padres sin que estén sus hermanos alrededor. Un buen momento es conversar un poco antes de que él o ella se vayan a la cama. Este momento especial también puede ser propicio para compartir secretos y pequeñas discusiones que también pueden prepararlo para el sueño. 7

8 Los niños en edades de 10 a 12 años necesitan un poco más de 9 horas de sueño durante la noche. Pero todo depende de las necesidades personales de sueño de cada niño. La falta de sueño en los niños puede causar comportamientos irritables, hiperactivos, o empeorar condiciones como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad. 8

9 Adolescentes Los adolescentes necesitan de 8 a 9.5 horas de sueño cada noche, pero muchos no obtienen la cantidad de sueño que necesitan. Y en la medida en la que avanzan hacia la pubertad, los adolescentes suelen necesitar más horas de sueño. Debido a los horarios que los adolescentes tienen con la escuela y las actividades, suelen estar carentes de sueño crónicamente (o suelen tener carencia de una cantidad de sueño recomendada para la salud). En la medida en la que la carencia de sueño se acumula con el tiempo, una hora menos de sueño por noche equivale a una noche completa sin dormir al final de la semana. Entre otras repercusiones, la falta de sueño puede llevar a: Disminución de la atención Disminución de la memoria a corto plazo Ejecución inconsistente Retrasos en los períodos de respuesta Estas repercusiones generalmente pueden causar malos temperamentos, problemas en la escuela, uso de estimulantes y accidentes de tráfico. Los adolescentes también experimentan cambios en sus patrones de sueño debido a que sus cuerpos quieren permanecer despiertos en la noche y despertarse más tarde al día siguiente, lo que generalmente conlleva a que quieran recuperar el sueño perdido durante el fin de semana. Estas irregularidades en el patrón de sus horas de sueño puede empeorar los problemas y puede hacer que acostarse a una hora razonable durante la semana sea aún más difícil. Idealmente, un adolescente se irá a la cama y se levantará a la misma hora todos los días, permitiendo como mínimo tener de 8 a 9 horas de sueño. 6. Estableciendo una rutina para acostarse A continuación se detalla un resumen de algunas medidas que pueden ayudar a contribuir a una buena noche de sueño: Incluir un período para relajarse en la rutina establecida Cumplir con la hora para irse a la cama, anunciándole la cercanía del momento 9

10 Permitir que participe en las actividades motivadores que ayudarán a que el niño acepte con mayor seguridad y tranquilidad la hora de irse a la cama, por ejemlo, permitiéndole que escoja los pijamas que se pondrá para dormir, el muñeco de peluche que lo acompañará en la cama, etc. Considere escuchar música suave y tranquilizante No dar bebida que contenga azúcar para ayudar a que se quede dormido. Esto puede ocasionarle un problema dental serio llamado "la caries del biberón," debido a que el líquido azucarado tiende a permanecer en la boca Proporcionarla suficiente comodidad en la cama de tal manera que el niño obtenga sensación de seguridad. Motivar a niños mayores o adolescente a que se vaya a acostar a las horas apropiadas que le permitirán obtener el sueño reparador que necesita de forma regular. 7. Conclusión En definitiva, el sueño también es educable, de tal manera que se comenzará en casa desde los primeros días del bebe para continuar con la rutina hasta la adolescencia, así conseguiremos tener niños: Más seguros en sí mismos, ya que le proporcionamos recursos suficientes como para superar problemas. Mayor descanso físico y mental Con lo cual el rendimiento escolar será mayor Mejor relaciones sociales, al no estar irritados por el cansancio Mejor crecimiento corporal, ya que la rutina en la alimentación está íntimamente relacionada con la del sueño 8. Bibliografía Cabezuelo, Gloria.(2009). Crece bien mi hijo?.bilbao: Ediciones mensajero Estivill, Eduard.(2002). Duérmete niño. Barcelona: Nuevas ediciones de bolsillo 10

11 Gonzalez, Carlos.(2006).Bésame mucho: como criar a tus hijos con amor. Madrid: Ediciones temas de hoy. Echeburua Odriozola, Enrique y Corral, Paz de(2009).trastornos de ansiedad en la infancia y adolescencia. Madrid: Pirámide. Soutullo Esperon, César.(2008). Convivir con niños y adolescentes con trastorno por déficit de atención i hiperactividad (TDHA). Madrid: Editorial medica panamericana Maroni, Lesley.(2008). Comprendiendo a tú hijo de 4-5 años.barcelona: Paidos ibérica 11