2do FORO. El Qué-hacer y el Cómo-hacer del Trabajo Social. Hacia una revisión de las prácticas pre-profesionales

Transcripción

1 Carrera de Trabajo Social UBA Proceso de reformulación del Plan de Estudios 2do FORO El Qué-hacer y el Cómo-hacer del Trabajo Social. Hacia una revisión de las prácticas pre-profesionales El 1º de diciembre de 2011 se realizó un segundo foro de discusión en la Facultad de Ciencias Sociales, organizado por la Carrera de Trabajo Social para aportar a una revisión de las prácticas pre-profesionales. Participaron 82 personas entre estudiantes, docentes del área de talleres y de otras cátedras, autoridades y referentes de los centros de prácticas. Tuvimos el aporte de 4 panelistas y de más de 30 participantes del foro. Para orientar el intercambio en esta instancia de consulta se difundió previamente un documento elaborado por el Área de Talleres en articulación con el Equipo Técnico de Reforma del Plan de Estudios, el cual se encuentra actualmente disponible en Asimismo se encuentra online la desgrabación completa y textual de lo expresado en el mencionado foro en El siguiente es un resumen de las principales ideas que se plantearon en el encuentro. No nos proponemos aquí analizar o interpretar dichos aportes, sino sistematizarlos, ordenarlos en base a algunos ejes centrales que nos permitan avanzar en el proceso de reformulación del Plan de Estudios. Del sentido de las prácticas y la oportunidad de la revisión Se valorizó y profundizó sobre la necesaria participación de todos los claustros e incluso otros actores sociales vinculados (por ejemplo los colegios profesionales, otras unidades académicas, etc.) en cualquier revisión de los planes de estudios, buscando la pluralidad de voces y la democratización de las decisiones. Se hicieron diversas referencias a la vastedad y variedad de formas en que se ha trabajado democratizando los debates y recogiendo las diversas opiniones y posturas. Se reflexionó sobre la necesidad de continuar, creativamente, convocando a todas y todos a participar de este proceso que no cesa, siquiera al día siguiente de haber realizado una propuesta concreta de reforma. Se expresó 1

2 repetidas veces durante el foro que pensar un proyecto de prácticas implica pensar un proyecto político. La dimensión socioeducativa del trabajo social está presente en esta intencionalidad política en forma permanente, no impartiendo conocimiento a otro, sino promoviendo actitudes críticas para el análisis de la realidad, para cuestionarla y así proponerse cambios y transformaciones en la misma. La reflexión y propuesta de cambios no sólo deberemos darla al interior de nuestra carrera y en relación a las prácticas en particular y al Plan de Estudios en general sino también hacia la Facultad, la Universidad y el sistema de carrera docente, académica y de certificaciones implementado en la educación superior que nos es contrario a este concepto de que una parte importante del aprendizaje debe pasar por salir de las aulas hacia lo que llamamos realidad. La estructura y concreción de cómo llevamos adelante el trayecto de prácticas preprofesionales, a diferencia de las materias teóricas, presentan una cantidad de variables que nos exceden y que justamente tienen que ver con las dinámicas de las organizaciones sociales, de los centros de práctica, de las instituciones, de los movimientos sociales y con cuestiones de la propia realidad por lo cual no siempre podemos presentarlas desde la clave de lo proyectado y son esas cuestiones que muchas veces tensan cuestiones de las prácticas. Por eso nos genera tanto compromiso, debate, interrogantes, y la permanente necesidad de revisarnos, y adecuarlas a las necesidades de nuestro pueblo en primer lugar y de los procesos de aprendizaje del trabajo social en ese mismo escenario de intervención. Es necesario también que los estudiantes vean que los trabajadores sociales somos trabajadores asalariados y que esa situación dialoga, y a veces tensa, el quehacer profesional. Por otra parte, es necesario reconocer el ejercicio de cuestionamiento, repregunta y lectura crítica que aportan los estudiantes a la práctica profesional y al hacer institucional en forma cotidiana. Se generó un debate, inconcluso por cierto, acerca de lo pertinente de estructurar talleres temáticos, para la profundización, pero sabiendo también que puede aportar a la fragmentación de la intervención. En este sentido se advirtió sobre la necesidad de no estructurar un plan de estudios - resultado de la propuesta de modificación demasiado normativo ya que podría cercenar las posibilidades de 2

3 lecturas de una realidad social que por definición es cambiante, es dinámica. De todas formas se marcó la necesidad de que en el trabajo de aula es necesario profundizar en temáticas complejas que requieren tratamientos particulares. Hubo aportes en torno a la necesidad e incorporar pensadores nacionales y latinoamericanos que aporten a la comprensión de una integralidad de nuestra realidad como latinoamericanos, como también incorporar material que sistematice la experiencia más reciente. En este sentido se marcó que la cuestión del Estado se relaciona con el grado de ejercicio de los derechos sociales, y con la existencia de mecanismos que los hagan efectivos. Se aportó sobre lo rico que resultaría el estudio del peronismo como movimiento político, cultural, económico, social que marcó nuestra historia, nuestra concepción de Estado y políticas sociales y que marca nuestra carrera desde el cambio que se da del paradigma de la asistencia a la concepción de las personas como sujetos de derechos. En relación a los ejes planteados en el documento disparador surgieron los siguientes aportes: No fragmentar la realidad Los centros de prácticas, más allá que ofrezcan una institución de base, se constituyen en tal en el interjuego que se construye a partir de la presencia activa de la comunidad con sus dinámicas, el equipo de trabajo expresando un proyecto claro institucional, y el Estado que desde sus acciones y omisiones moldea de determinadas formas ese contexto. Un aspecto a resaltar además del institucional, lo constituye el Estado. En ese sentido se marcó que plantear el territorio como ámbito privilegiado puede invisibilizar o dejar incompleta la lectura de lo estatal, cuidando lo público como elemento articulador, tanto en Centros de Práctica estatales como no gubernamentales - actualmente muchos estudiantes están haciendo prácticas en organizaciones comunitarias, en movimientos sociales, en asociaciones gremiales 3

4 y sindicales y no solamente en instituciones públicas. Es necesario definir con que recursos ya incorporados llega el estudiante a cada año de práctica, pero también es necesario definir con que perfil debe salir de cada momento. En la búsqueda de miradas e intervenciones tendientes a ganar en integralidad, se marcó que un primer aspecto se relaciona con entender que las prácticas pre - profesionales son un aspecto más de todo el plan de estudios donde deben estructurarse formas de mutua alimentación en lo que constituye una totalidad atravesada por aspectos epistemológicos, teóricos, en tanto caja de herramientas, teórico metodológicos, técnico instrumentales y ético políticos. Tendiente a continuar con los aportes hacia una práctica integral, se visualizó la necesidad de pensar situaciones problemáticas como expresión de la cuestión social que estos sujetos manifiestan en su singularidad. En este sentido se puede entender al sujeto como un entrecruzamiento de lo que serían los aspectos universales (o generales), particulares y singulares. Lo universal como expresión de condición de seres humanos con derechos y capacidades, en tanto horizonte de sentido y el deber ser; lo particular, que comprende al sujeto en sus condiciones sociales de existencia; y lo singular en tanto el aspecto que da cuenta de la individuación del sujeto como ser único e irrepetible. Esta perspectiva también se aportó como mirada complementaria a la idea de macro mezo micro. El plan de correlatividades y la estrecha relación entre contenidos de las materias teóricas y la práctica es imprescindible ya que es necesario garantizar saberes que cualifiquen la inserción desde el espacio pre-profesional. Los sujetos con los que trabajamos, las instituciones que abren sus puertas, deberían recibir cuestiones que les sean útiles y que les interese recibir. Por ejemplo, en el Plan actual se visualiza una cierta escisión entre metodologías de planificación y metodologías de investigación y no se reflejan en las cursadas los paradigmas teóricos y metodológicos comunes que se encuentran presentes en ambas. Además se separa lo metodológico de los niveles de intervención, corriendo el riesgo de escindir el planteo metodológico del teórico que le da sustento. Estas formas también impactan en como se conciben y se recorren las prácticas. 4

5 Proceso de intervención como eje vertebrador La práctica pre-profesional debe garantizar el proceso y la ecuación indagaciónconocimiento- diagnóstico y planificación, mientras se conoce se interviene. Simultáneamente se pondrán en juego en este proceso las teorías, los métodos y las técnicas. Las técnicas estarían en este caso definidas por componentes procedimentales que vinculan aprendizaje e intervención. Si bien se entiende que el abordaje es integral, debemos reconocer en este proceso, diversos niveles de gradualidad, profundización y fases. En la misma orientación de integralidad se propuso aportar diversos marcos teóricos que hacen a la cuestión metodológica y se planteó como ejemplo concreto que los momentos de la inserción, el diagnóstico y la planificación, pueden concebirse y recorrerse como explicativo, normativo, estratégico y táctico profesional. Se revalorizó la experiencia que se desarrolló durante el 2011 de prácticas integradas entre el taller II y el III sabiendo que es un proceso que se irá construyendo y al que se aportará también desde la selección de los centros de práctica y la perspectiva de la intervención, superando así el peso de la generación de productos o sea cómo pensar más en trayectorias que en productos, para no quedarse en lo nominal de los cambios sino en su instalación y recorridos fácticos. La práctica es un área fuertemente operativa, es el área donde se aprende el hacer y donde se tiene que desplegar el saber-cómo. Se desarrollan aptitudes y actitudes en los estudiantes y esto tiene que tener algún parámetro de evaluación, como exige la formalidad de esta institución llamada universidad. Grados crecientes de complejidad Las prácticas son escenarios propicios para la inserción de estudiantes. A partir de esa inserción, es ineludible la necesidad de avanzar en procesos de profundización recorriendo un camino de conocimiento y reflexión desde el tema de inserción - y las características que ofrece la institución - a la visualización de la política pública sectorial, para entonces ampliar la lectura hacia comprender como impactan y se entrelazan desde ese territorio, en esa trama de actores, la experiencia singular y colectiva de la población, sus entrecruzamientos e 5

6 interrelaciones que se dan históricamente situados, y que hoy deberían involucrarnos también con la cuestión social latinoamericana. En un primer momento será necesario conocer mientras se interviene, para esto es necesario tener en claro que en la práctica cotidiana se expresan la agenda social, las representaciones sociales de un fenómeno que genera demanda de intervención, las políticas hacia diferentes prácticas y los diferentes atravesamientos institucionales. Identificar otras políticas existentes en ese territorio. Conocer y clasificar actores sociales, construir trayectorias, historias, etc. Se parte de identificar categorías centrales, reconstruir su historia de significación, las diferentes corrientes teóricas que le fueron otorgando sentido. 6