E N p En busca del primer emple: el preci de la experiencia Alfns Alba Ramírez Universidad Carls 111 de Madrid 14 1. Intrducción La falta de experiencia es un bstácul que ls trabajadres que ingresan pr primera vez en la pblación activa tienen que superar para integrarse en el mund del trabaj. Cuand el desemple es alt, ls jóvenes sin experiencia labral tienen que cmpetir cn trs trabajadres parads que pr haber trabajad antes tienen ventaja en la búsqueda de emple. Entre tras raznes, la ventaja se deriva del hech de cncer mejr el mercad de trabaj y de que ls empleadres tienen preferencias pr cntratar trabajadres que pseen experiencia labral. La plítica de emple, cnsciente de la desigualdad de prtunidades según se psea n experiencia labral, está llamada a intervenir abaratand el cste labral y de cntratación de trabajadres recién llegads a la pblación activa. Además, esa plítica de emple suele prprcinar incentivs para que la primera experiencia labral lleve aparejada una frmación que supla la carencia de cualificacines cmplemente ls estudis adquirids en el sistema educativ. El grad en que la plítica de emple es eficaz en su prpósit de hacer más atractivs a ls trabajadres jóvenes en general y a ls que n tienen experiencia en particular, sigue siend un asunt altamente debatid dnde uns países han tenid más éxit que trs. Además de la plítica de emple, tra frma de facilitar el pas del sistema educativ al mercad de trabaj cnsiste en fmentar la crdinación entre ambs. En est el cas de Alemania sbresale cm ejempl de l que muchs países desean imitar. Al cmbinar el estudi cn la práctica en la empresa, el sistema dual alemán permite que el trabajadr adquiera cierta experiencia labral antes de estar bligad a buscar un primer emple prpiamente. Aunque el sistema alemán es difícilmente transplantable, la enseñanza que se puede extraer del mism es que un ciert slapamient entre las actividades educativas y labrales repercute psitivamente en la transición de ls estudis al trabaj. De esta manera, se da una verdadera transición que, pr hacerse más lenta, debe ser más eficaz. En este artícul se estudia, en primer lugar, la evlución reciente del par juvenil en España y las medidas dirigidas a mejrar el emple de ls jóvenes. Psterirmente se analizan alguns hechs relativs a la inserción labral. Al bservarse que la prprción de parads que n han trabajad nunca se ha incrementad en ls añs 1994 y 1995, se cnsideran psibles explicacines de este hech....
E N p GRAFICO 1 TASAS DE PARO DE JOVENES (16 A 24 AÑOS) Y RAZON ENTRE DICHAS TASAS Y LAS DE LOS TRABAJADORES ADULTOS 60... 16-19, varnes -+- 20-24, varnes 60... 16-19, mujeres -+- 20-24, mujeres 50 '" > U 40 '" c::: ' '0 30 : '" 20 a. 10 50 '" > U40 '" c::: 3O : 20 10 O 6... 16-19/25-54, varnes 5 c::: 4 'O N a: '" 3 -+- 20-24/25-54, varnes O 6... 16-19/25-54, mujeres -+- 20-24/25-54, mujeres 5 c::: 4 ' ;j a: 3 2 2 Fuente: EPA (segund trimestre). Cn tal fin se discuten cierts cambis legislativs en la plítica de fment del emple, y se frecen alguns resultads btenids al estudiar la duración del par y las prbabilidades de salida del mism entre ls jóvenes de 16 a 29 añs. 2. Evlución reciente del desemple juvenil en España Cm se puede apreciar en el gráfic 1, las tasas de desemple de ls jóvenes de 16 a 19 y de 20 a 24 añs han aumentad sustancialmente en la reciente crisis ecnómica, alcanzand niveles similares a ls de mediads de ls chenta. T ambién se puede cmprbar que las tasas de desemple de ls jóvenes cn edades de 16 a 19 añs, tant varnes cm mujeres, se han incrementad relativamente más que las de ls que tienen entre 20 y 24 añs. Asimism, el gráfic 1 también permite bservar cóm han evlucinad las tasas de desemple de ambs grups de jóvenes cmparadas cn las tasas de par de ls adults de 25 a 54 añs, pr sexs, en el períd 1977-1995. Se puede apreciar una leve caída de la tasa de desemple relativa. La mejra relativa del par juvenil es más prnunciada entre las mujeres y en las edades de 16 a 19 añs. Sin embarg, en ls últims tres añs del períd cnsiderad hay un agtamient de dicha mejra relativa, e inclus se vislumbra un cambi de tendencia. Para entender mejr la evlución de las tasas relativas de desemple de ls más jóvenes, hay que tener en cuenta que el pes de la pblación activa juvenil ha caíd sustancialmente en ls últims diez añs, en parte debid a la reducción de la tasa de natalidad, per, sbre td, pr el retras prgresiv de la edad de incrpración al mercad de trabaj. Ls jóvenes pasan ahra más tiemp en el 15
E N p CUADRO 1 TASAS DE PARO SEGUN SE TENGAN O NO ESTUDIOS SUPERIORES (Jóvenes de 20 a 29 añs) (1 ) Tds (2) (1 ) Varnes Mujeres (2) (1 ) (2) 1987 33,3 1991 25,3 1995 33,7 34,1 24,9 36,9 28,9 19,8 28,3 26,2 40,2 40,2 19,7 33,6 28,3 31,7 41,3 40,0 (1) Estudis secundaris mens. (2) Estudis universitaris y trs superires. Fuente: EPA (segund trimestre). sistema educativ, aprtand en cnsecuencia un mayr capital human a la ecnmía. El que así haya sid debería haber reducid las dificultades de ls jóvenes para encntrar trabaj, cn el efect favrable de una decreciente presión de la ferta de trabaj juvenil. El hech de que en 1994 la tasa de desemple juvenil sea tan alta cm diez añs antes hace pensar que el mercad de trabaj se ha endurecid para ese grup de la pblación activa. Al ser ambs mments del tiemp fases bajas del cicl, la cmparación es raznable. La incrpración al mercad de trabaj más tardía y cn mejr equipamient educativ de ls jóvenes es un hech. Ha absrbid el mercad ese aument de capital human, sin emperar la situación labral de ls jóvenes cn más estudis frente a ls que tienen mens per más experiencia? El cuadr 1 muestra las tasas de desemple de ls jóvenes de 20 a 29 añs según sex y según que tengan n estudis superires, para ls añs 1987, 1991 Y 1995. N se bservan grandes diferencias entre la tasa de par de ls que tienen estudis superires y la de ls que n han alcanzad ese nivel educativ, salv entre ls varnes en 1995. En general, a crt plaz el nivel de estudis n parece dar ventaja en el mercad de trabaj. Se sabe que las tasas de par pr niveles educativs muestran las diferencias que cabrían esperar para trabajadres cn edades pr encima de ls 30 añs, más marcadas entre las mujeres que entre ls varnes. 3. Del sistema educativ al mund del trabaj: qué puede hacer la plítica de emple? En parte, el alt desemple de ls jóvenes se debe a las dificultades para incrprarse pr primera vez al mercad de trabaj. Si encntrar un primer emple es una tarea difícil en general, l es más cuand la tasa de par de la ecnmía al- 16 canza niveles tan alts cm en España. La dificultad principal estriba en la falta de experiencia. La experiencia labral permite al individu frmarse en el mund del trabaj en un sentid ampli, adquiriend destrezas en las tareas de la prducción, disciplina en el cumplimient de las bligacines labrales, espíritu de cperación para el trabaj en equip, etc. La existencia de un capital human inicial debería aumentar las prbabilidades de encntrar un emple, en el que el trabajadr pueda ejercitar y aumentar sus cncimients y habilidades. Es un hech cmprbad que hay una relación estrecha entre el capital human cn el que el trabajadr entra al mercad de trabaj y sus psibilidades de avance prfesinal en términs de salaris y trs aspects de la relación labral. Cuand se psee un menr nivel de estudis y de capital human en general, se endurecen las cndicines para cnseguir un primer emple. Frente a una vacante, el empleadr cuenta cn mens elements para hacerse una idea de la prductividad del candidat cn mens estudis. A igualdad de estudis, cabe esperar que en la mayría de ls cass el empresari tienda a cntratar trabajadres cn experiencia. Las empresas valran la experiencia cm garantía de que el trabajadr psee una cierta familiaridad cn el mund del trabaj, y en alguns cass, ha realizad ya tareas que pueden ser útiles para el nuev emple. Además, el trabaj anterir puede servir al empresari cm referencia para hacerse una idea de la prductividad ptencial de un individu, reduciend así incertidumbres. En cuant al trabajadr, el haber desempeñad ya alguna actividad labral le ha permitid precisar sus preferencias y tmar cnciencia de sus psibilidades reales en el mercad de trabaj, ajustand el salari de reserva en cnsecuencia. En cualquier cas, las dificultades para encntrar el primer emple se deben a menud al des-,. -
_.. E N p fase entre la prductividad ptencial y el cste labral en que tiene que incurrir la empresa. Una plítica de emple que pretenda fmentar el emple juvenil tendrá que tmar medidas para reducir ese cste. Ls incentivs fiscales a la cntratación de jóvenes supnen recncer que hay rigideces en el mercad de trabaj que impiden que el salari de ls jóvenes baje l suficiente para hacer más atractiva su cntratación. Si se acepta, pues, que ls más jóvenes tienen más dificultades en ser cntratads prque al salari vigente la empresa n está dispuesta a asumir el cste adicinal que implica la falta de experiencia, la intervención del Estad se hace acnsejable. Mediante subsidis y subvencines a la cntratación de jóvenes, la plítica de emple cnsigue reducir el cste labral asciad a esa fase crítica de la inserción labral. A veces, ls incentivs fiscales van acmpañads de tras medidas que pretenden reducir las psibles rigideces del mercad de trabaj. En España, las medidas generales de flexibilización del mercad de trabaj han pretendid también favrecer la cntratación de jóvenes pr parte del sectr privad de la ecnmía. Dentr de ls cntrats de fment del emple regulads en el Real Decret 1.992/1984, de 31 de ctubre, hay que destacar aquí el cntrat para la frmación y el cntrat en prácticas. Ambs diseñads en parte para ls jóvenes que buscan el primer emple, cntemplaban -hasta abril de 1992- reduccines en las cutas de la seguridad scial y subvencines para las tareas frmativas encmendadas a la empresa. El cntrat de frmación fue ablid pr Real Decret en diciembre de 1993. Ese mism Decret di un nuev impuls al cntrat de aprendizaje. Al n cntener incentivs fiscales, el cntrat de aprendizaje es mens gravs para el presupuest del Estad de l que l era el cntrat de frmación. En parte, el cntrat de aprendizaje se prpne reducir el cste labral mediante la reducción de las prestacines de la seguridad scial, l que cnlleva ctizacines más bajas. 4. Tendencias recientes en la inserción labral en España Un indicadr de las dificultades de inserción labral de ls jóvenes se puede btener calculand la prprción de ls que están parads y n han trabajad nunca. Además, el tiemp de búsqueda de trabaj y la tasa de salida del par sn medidas del ritm de incrpración al emple. Lógicamente, más tiemp en el par significa mayr cste, tant para el trabajadr cm para la sciedad. Distinguiend entre trabajadres que n han trabajad nunca y trabajadres cn experiencia, se pueden estudiar las diferencias de incrpración al emple entre uns y trs, habida cuenta de que encntrar un emple para ls primers cnsiste en incrprarse pr primera vez al mund del trabaj. Aunque habría varias frmas de estudiar ls flujs del sistema educativ al mercad de trabaj, aquí se pta pr la que cnsiste en tmar a ls trabajadres parads en un trimestre según la Encuesta de Pblación Activa (EPA) y hacer la distinción indicada entre parads cn y sin experiencia. Se cnsideran las edades de 16 a 29, que sería un grup más ampli de jóvenes dnde es más cmún incluir slamente a ls que tienen de 16 a 24 añs. 4. 1. El prcentaje de parads sin experiencia El gráfic 2 muestra el prcentaje de parads que buscan el primer emple, según la Encuesta de Pblación Activa, pr un lad, y la estadística de par registrad, pr tr. Ambas fuentes muestran tendencias muy similares desde mediads de ls añs chenta. Según la EPA, a partir de 1987, el prcentaje de buscadres del primer emple disminuye desde un nivel próxim al 40 % hasta alcanzar la mitad de dich prcentaje en 1993. Esta tendencia se trunca en ls añs 1994 y 1995, aumentand en trn a cinc punts prcentuales la prprción de parads que n han trabajad nunca. Este cambi de tendencia l recge también la estadística de par registrad. El pes relativ de ls parads que buscan su primer emple es un indicadr del mercad de trabaj españl que merece la pena tener en cuenta. Tant su disminución rápida en la segunda mitad de ls chenta y principi de ls nventa, cm su aument en ls añs 1994 y 1995 n se explican exclusivamente pr cambis demgráfics. En cualquier cas, la tendencia de reducción de la pblación juvenil y de su tasa de actividad ha cntinuad en ls ds últims añs del períd mencinad, razón pr la cual el cambi de tendencia bservad en el gráfic 2 resulta más chcante. El aument del pes de ls buscadres del primer emple pdría deberse a un emperamient de las cndicines de inserción labral de ls trabajadres más jóvenes. Es interesante resaltar que ese emperamient parece prducirse en ls añs de salida de la última crisis que, pr muy débil que haya sid, ha supuest una recuperación de la actividad ecnómica. Aunque la reciente crisis del 17
E N p GRAFICO 2 PORCENTAJE DE PARADOS QUE NO HAN TRABAJADO NUNCA, SEGÚN LA ENCUESTA DE POBLACION ACTIVA y EL INSTITUTO NACIONAL DE EMPLEO 40 35 v Ll)... eh en 'O 30 25 20 al a. #- 15 10 5 Parads que buscan primer emple, EPA 40 35 'O.c, tí 30 25 e 20 al a. :.-!? 15 10 5 Parads que buscan primer emple, INEM emple haya pdid influir en la per suerte labral de ls que n han trabajad nunca, el desfase tempral entre dicha crisis y el hech bservad hace pensar que n es la única causa. Un está tentad de establecer algún paralelism entre el hech indicad y el reciente cambi en la legislación reguladra de ls cntrats de trabaj temprales, en particular la mdificación de ls 18 cntrats de frmación y en prácticas (Real Decret 1/1992, de 3 de abril). La supresión de ls incentivs ecnómics ligads a tales cntrats eliminó su atractiv para las empresas. El gráfic 3 muestra el númer de cntrats de frmación y en prácticas registrads en el Institut Nacinal de Emple cada mes. Se bserva un aument rápid del númer de dichs cntrats hasta finales de ls...
E N p chenta, se mantiene en niveles alts durante el cambi de década y disminuyen vertiginsamente en ls primers meses de 1992, cincidiend cn el Decret de abril. Puest que el cntrat de frmación se acabó suprimiend en diciembre de 1993, l que se recge a partir de esa fecha en el gráfic superir es el númer de ls nuevs cntrats de aprendizaje registrads. Cnviene tener en cuenta que l que aparece en el gráfic 3 es el númer de cntrats registrads sin incluir las psibles renvacines. La cincidencia tempral de la reducción del númer de cntrats en prácticas y para la frmación cn el aument de la prprción de parads sin experiencia n es casual. El nuev cntrat de aprendizaje n parece haber tenid el éxit que tuv el cntrat para la frmación. El cntrat de aprendizaje es mens atractiv para el trabajadr puest que elimina prestacines de la seguridad scial y el salari puede resultar muy baj. Para la empresa, el cntrat de aprendizaje parece dejar mens margen de manibra. Pr tra parte, mientras el cntrat para la frmación estaba restringid a las edades de 16 a 19 añs, el cntrat de aprendizaje puede realizarse cn trabajadres de hasta 25 añs. Pr esta razón parece mens dirigid a ls parads que buscan el primer emple de l que l estaba el cntrat para la frmación. Habrá que esperar para ver qué pasa cn el prcentaje de parads que buscan su primer emple. Si sigue aumentand será un dat precupante, dadas las tendencias demgráficas y el fluj decreciente de jóvenes que entran en la pblación activa. Quizá debería dedicarse más esfuerz a cntrastar ls efects de la plítica de emple. En España se han tmad imprtantes medidas en el camin de la flexibilización labral sin que se tengan evaluacines precisas de sus efects reales sbre el funcinamient del mercad de trabaj. La supresión, más mens justificada, de una medida que ha estad vigente durante un períd de tiemp suficientemente prlngad frece una prtunidad única para cntrastar sus efects. Pr tra parte, la plítica de fment del emple cuenta cn una tradición que debería permitir cmprbar l que ha funcinad y l que n, teniend en cuenta ls bjetivs perseguids. 4.2. La duración del par juvenil El cuadr 2 cntiene las duracines medias en añs del tiemp de permanencia en el par de ls jóvenes de 16 a 29 añs según tengan experiencia n y clasificads atendiend a ciertas características persnales y demgráficas. Hay que tener en CUADRO 2 DURACION MEDIA (INCOMPLETA) DEL PARO ENTRE JOVENES DE 16 A 29 AÑOS, CON Y SIN EXPERIENCIA LABORAL Media (añs) D.t. Pblac. ObseN. Tds Sin 2,05 1,97 671.695 3.224 Cn 1,34 1,46 1.125.573 5.517 N cursa Sin 2,17 2,08 446.065 2.085 Cn 1,31 1,46 962.129 4.655 Cursa Sin 1,80 1,69 225.629 1.139 Cn 1,52 1,45 163.443 862 Varón Sin 1,87 1,95 272.862 1.288 Cn 1,20 1,37 573.116 2.829 Mujer Sin 2,16 1,97 398.832 1.936 Cn 1,49 1,54 552.456 2.688 16-19 añs Sin 1,07 0,88 208.886 993 Cn 0,67 0,68 123.902 630 20-24 añs Sin 2,13 1,78 301.743 1.429 Cn 1,28 1,31 477.507 2.300 25-29 añs Sin 3,16 2,59 161.064 802 Cn 1,56 1,67 524.163 2.587 < Primaria Sin 3,18 2,77 12.723 66 Cn 1,40 1,71 23.471 124 Primaria Sin 2,26 2,16 69.475 337 Cn 1,36 1,55 201.467 1.032 Secundaria Sin 1,98 1,97 318.266 1.496 Cn 1,35 1,47 611.782 2.936 FP Sin 2,06 1,85 137.522 676 Cn 1,29 1,37 204.638 992 Universidad Sin 1,97 1,82 133.706 649 Cn 1,34 1,39 84.213 433 Fuente: EPA. 1995 (segund trimestre). cuenta que las duracines sn incmpletas en el sentid de que se miden cuand el trabajadr está tdavía en par. La EPA n prprcina el dat para una vez que el trabajadr ha encntrad emple, dad que a ls que están empleads n se les pregunta sbre situacines de desemple en el pasad. El cuadr 2 muestra que la duración del par de las persnas que buscan el primer emple está en trn a 2 añs, muy pr encima de ls 1,3 añs crrespndientes a ls parads que ya han trabajad alguna vez en su vida. El estar n cursand estudis, el sex, la edad y el nivel de estudis sn 19
E N p GRAFICO 3 NUMERO DE CONTRATOS PARA LA FORMACION y EN PRACTICAS REGISTRADOS MENSUALMENTE EN EL INEM DESDE 1985 A 1995 35.000 30.000 <J) 25.000 E Ql "O e 20.000 Ql 15.000 E ':::l Z 10.000 fu 5.000 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 Cntrats de frmación registrads 35.000 30.000.s <J) 25.000 E Ql "O e 20.000 Ql 15.000 E ':::l Z 10.000 5.000 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 Cntrats en prácticas registrads características sbre las que se mantiene la diferencia de duración del par según se tenga n experiencia labral. Dicha diferencia aumenta cn la edad y, aunque mens significativamente, se reduce cn el nivel educativ. La distinción entre cursar n estudis es especialmente interesante prque se pdría pensar que muchs jóvenes manifiestan estar parads per en realidad están cursand estudis; en cuy cas su cste de estar parad es baj y la duración pdría aparecer muy larga. Cm se ve en el cuadr 2, en trn a un 28 % de ls jóvenes parads han seguid algún tip de estudis en la semana de referencia. Lógicamente, esta prprción es mayr entre ls que n han trabajad nunca. Sin embarg, dentr de este últim grup, 20
- E N p la duración del par es mayr entre ls que n cursan estudis que entre ls que cursan. En parte est es así prque ls que cursan estudis sn más jóvenes. Otra frma de cnsiderar la duración del par es fijándse en la tasa de salida del mism, tant hacia el emple cm hacia la inactividad. Est es l que se recge en el cuadr 3. Se puede cmprbar cóm la tasa de salida hacia el emple es más del dble entre ls parads cn experiencia que entre ls que buscan el primer emple. Pr su parte, la tasa de salida del par hacia la inactividad es más elevada entre ls parads sin experiencia. El cntar cn varis añs para medir estas tasas de salida permite apreciar ls efects del cicl ecnómic. Hay ds resultads interesantes que cnviene destacar: 1) la recuperación de la tasa de salida del par hacia el emple entre 1993 y 1995 es mayr entre ls parads cn experiencia que en el tr grup; y 2) la tasa de salida hacia el inactividad de ls parads sin experiencia aumenta ntablemente en 1994 y 1995. La causa de este súbit aument está prbablemente relacinada cn las mayres dificultades para encntrar el primer emple, según parece deducirse de ls dats examinads anterirmente. Hay que tener en cuenta que alguns de ls parads que dicen tener experiencia pdrían estar en un períd de desemple tempral y l que se bserva de un trimestre a tr de la EPA es la reincrpración a su cupación habitual. Este hech pdría cntribuir a la mayr tasa de salida que se bserva entre ls parads que han trabajad antes. Evidentemente, es más fácil salir del par si se tiene la psibilidad de reanudar una relación labral anterir que si se ha de cnseguir un emple nuev. Aun sin reincrprarse a la misma empresa, el haber tenid cntact cn una determinada rama de la prducción enriquece la infrmación dispnible para encntrar un nuev emple que permita aprvechar la psible frmación adquirida. L que está clar, en cualquier cas, es que el pseer experiencia abre puertas en la búsqueda de emple y reduce ntablemente el cste privad y scial del par. Si, cm indican ls cuadrs 2 y 3, la psesión de experiencia dbla la prbabilidad de salir del par, td gast que se haga para facilitar la adquisición de experiencia cnstituye una inversión cn rentabilidad psitiva. Si, además, se tienen en cuenta ls riesgs de exclusión que se derivan de las dificultades para encntrar el primer emple, está clar que la plítica de emple debe prestar una atención preferente a la inserción labral de ls jóvenes. Pr descntad, el prpi CUADRO 3 TASAS DE SALIDA DEL PARO HACIA EL EMPLEO Y LA INACTIVIDAD (Jóvenes de 16 a 29 añs) (del 2. al 3. trimestre de cada añ) Hacia el emple Hacia la inactividad N % N % 1. Parads sin experiencia 1987 2.769 2.889 416 13,06 296 9,29 1989 2.375 2.559 389 14,07 205 7,42 1991 1.658 1.788 263 13,69 133 6,92 1993 1.888 1.806 165 8,04 247 12,03 1995 2.223 2.149 222 9,08 296 12,11 2. Parads cn experiencia 1987 2.152 2.764 766 26,25 154 5,28 1989 2.062 2.772 842 28,99 132 4,55 1991 2.295 2.916 772 25,17 151 4,92 1993 3.652 4.165 790 17,78 277 6,24 1995 3.163 3.796 910 22,34 277 6,80 Fuente: EPA de Flujs. 1987 1995. sistema educativ ha de pner el máxim empeñ en suministrar a la ecnmía una pblación activa que antes de pasar a serl (pr necesidad) se haya familiarizad cn las principales exigencias del mund del trabaj. 5. Cnclusión Encntrar el primer emple es una de las pruebas más difíciles pr las que tiene que pasar una persna. Est es así casi siempre, per ls prblemas se agravan cuand la ecnmía padece un desemple extremadamente alt; a las dificultades específicas se unen las del mercad de trabaj en general. La plítica de emple puede cntribuir a mejrar la inserción labral de ls jóvenes; fundamentalmente mediante el abaratamient de ls cstes labrales y de cntratación. Asimism, una cierta cherencia entre ls bjetivs de la plítica de emple y la cncepción del sistema educativ es fundamental. 21
E N p En España, ls cntrats temprales, y en especial ls de prácticas y para la frmación, parecen haber tenid bastante interés para las empresas. Cuand se mdificarn pr el Gbiern, suprimiend ls incentivs ecnómics, dejarn prácticamente de utilizarse. La cuestión que se plantea es si el esfuerz que ls incentivs fiscales representaba para el presupuest públic se justificaba cn ls beneficis para el funcinamient del mercad de trabaj y la inserción labral de ls jóvenes. Para justificar la supresión del cntrat de frmación se ha alegad que era una frma de cnseguir trabaj barat sin que se cumplieran las bligacines frmativas pr parte de las empresas. Cm se ha argumentad en este artícul, l que interesa a las empresas es el abaratamient del cste labral. Si se piensa que ell facilita el que ls trabajadres jóvenes adquieran experiencia, quizá ése deba ser el bjetiv primrdial de la plítica de emple juvenil. La mejr frmación es la que se adquiere desempeñand las tareas prductivas, al mens en esa primera fase de la inserción labral. N bstante, al haber maneras alternativas de cnseguir el bjetiv de facilitar la adquisición de experiencia, es crucial preguntarse cuál es más efectiva en términs de cste presupuestari/resultads. En este artícul se han presentad hechs e ideas que pdrían cntribuir a respnder a algunas de las preguntas planteadas. Aunque se han presentad alguns hechs que tienen su imprtancia para entender el funcinamient del mercad de trabaj españl, a la hra de explicar tales hechs se ha sid deliberadamente superficial. Un análisis más cncienzud de ls dats debería aprtar más luz sbre el trascendental asunt de la inserción labral de ls jóvenes españles. Pr l demás, una prfunda evaluación de las medidas de plítica de emple, midiend cuidadsamente sus cstes y sus beneficis, debería guiar a aquells que tman decisines. La cherencia es el verdader ret al que se enfrenta la plítica de emple. D,. - 22