COMO TRABAJAR LA LECTURA Y LA ESCRITURA A PARTIR DE LOS CUENTOS DESDE UNA PERSPECTIVA CONSTRUCTIVISTA 1. INTRODUCCIÓN Los niños y niñas tienen diferentes niveles de maduración, diferentes estilos cognitivos, distintas relaciones afectivas y características personales, diferentes contextos culturales, etc., por tanto, no todos aprenden a le vez las mismas cosas. Es necesario respetar los ritmos y características personales de cada uno. El conocimiento siempre va junto a lo afectivo, por lo que lo importante es crear un deseo por el mundo de las palabras. Este deseo no es provocado por las letras sino que se produce de detrás de ellas, en su significado. El deseo brota cuando lo que leemos o escribimos simboliza algo importante para nosotros. No se trata de motivar, sino de que el alumnado descubra que la lectura es una llave que abre muchos tesoros. Nuestras actividades serán globales y significativas. No realizaremos actividades previas a la lectura y la escritura, sino que desde el principio realizaremos lecturas funcionales y significativas. Los aprendizajes de la lectura y la escritura son unas técnicas necesarias que debemos aprender pero subordinadas a la vida. Los valores, los sentimientos, el pensamiento, lo educativo., se deben convertir en el eje central de las programaciones, y las instrumentales, pasar a ser transversales, técnicas para dominar el mundo, para expresarnos y comunicarnos. Todo esto lo vamos a trabajar a partir de los cuentos, ya que estos son una actividad motivadora en sí misma, por el placer que produce la lectura y escucha de un cuento clásico y la importancia de proporcionar al alumno abundantes experiencias de contacto con la literatura, mostrándole la existencia de diferentes versiones que puede haber en un mismo relato dependiendo de los autores que las escriban. 2. ACTIVIDADES QUE VAMOS A REALIZAR Las actividades las vamos a agrupar según los contenidos a trabajar: Función: 1. Ya leemos cuentos. Cogemos un cuento habitual de la biblioteca, lo presentamos y comentamos las características. Después le pedimos a un niño/a que señale: por dónde empezamos, dónde se acaba, que lo ponga derecho, qué pasa si lo ponemos al revés,. 2. Dramatización de un cuento conocido transformando el texto literario en teatral, plástico, musical.
Soporte. 1. Clasificamos los libros de la biblioteca en cuentos y no cuentos. 2. Analizamos qué datos aparecen en el soporte del cuento: tapas duras y blandas, portada, tamaño del libro, contraportada. 3. Discutimos qué tipo de portada llevará el libro de cuentos que elaboremos entre todos. 4. Organizar y clasificar los libros de la biblioteca del aula. 5. Visitar una librería y consultar acerca de los cuentos que tienen. Si es posible, elegir y comprar uno para el aula. Formato / Fórmulas fijas / Estructura / Relación imagen-texto. 1. Leer un cuento a los niños hasta un punto determinado, interrumpirlo y proponer a los niños que planteen cómo podría continuar. Anotar las propuestas, y luego leer la continuación y desenlace del cuento escrito por el autor. 2. Analizar por dónde se empieza a leer los cuentos, dónde se acaba, señalar el autor y el título. 3. Estructura de un cuento: inicio, nudo y desenlace. 4. Buscar diferentes formas de comenzar y finalizar los cuentos. 5. Interpretación de imágenes secuenciadas para ordenarlas posteriormente. 6. Escribir un cuento a partir de las imágenes ordenadas. 7. Reconstrucción de un cuento conocido. El texto del cuento se entrega a los niños fragmentado en unidades completas, con sentido y desordenados. Título / Contenido / Temática. 1. Reconocer palabras del título, contarlas; contar las letras de cada palabra del título. 2. Hacer un fichero con los títulos de los cuentos que leemos. 3. Hacer un listado de títulos propuestos y analizar: cuál es el más largo, más corto, palabras conocidas 4. Mostrar algún objeto característico de un cuento y adivinar de que cuento se trata. 5. Preparar imágenes representativas de varios cuentos, elegir una y buscar el cartel del título. 6. Escribir un título incompleto en la pizarra y adivinar qué letra falta.
7. Colocar en la pizarra tarjetas de los cuentos que hemos leído y cada niño marcará con un rayita el que más le guste. El título más votado lo dibujaremos. 8. Inventar títulos después de leer un cuento. 9. Contarles un cuento varias veces hasta que se lo aprendan. Después se lo dictarán a la profesora para que lo escriba en la pizarra. 10. Cada niño escribe en la pizarra el título de un cuento. Deberemos atender a la separación de las palabras. 11. Inventar cuentos: la profesora comienza un cuento y los niños deben continuarlo. 12. Inventamos finales a los cuentos. 13. Título incompleto: la maestra cuenta un cuento, se comenta entre todos y después pone el título en la pizarra. Cada niño pone el título en una hoja y lo dibuja. A continuación la maestra pone el título esta vez incompleto en la pizarra y los niños dirán que letras faltan. 14. Anticipar a partir del título de un cuento cuál será el contenido. Léxico y categorías gramaticales. 1. Producir cuentos en el aula escritos por los niños (con la transcripción realizada por la profesora cuando sea necesaria). 2. Completar el texto de un cuento con lagunas. 3. Leer un mismo párrafo en dos versiones del mismo cuento y analizamos cual es el más bello léxicamente, es decir cuál es más literario. 4. Discutir que palabras de un fragmento podrían parecer más propias de un cuento. 5. Hacer listas de palabras típicas de los cuentos y hacer ficheros con las mismas. 6. Escribir cada niño en un folio el título del cuento que más le gusta. Personajes. 1. Elaboramos un fichero con los nombres de los personajes de los cuentos que ya conocemos para ir agregando los que conoceremos durante este periodo. Con ese material organizaremos múltiples situaciones: clasificamos las tarjetas en base a diferentes criterios, recordamos las principales características de los personajes, mencionamos alguna intervención decisiva que hayan tenido en los respectivos cuentos, comentamos qué sentimos respecto de cada uno. 2. Dibujamos personajes de cuentos de todas las formas en que nos los imaginamos.
3. Después de leído un cuento proponer a los niños que escriban en un folio una lista de los personajes que le han gustado y una lista de los que no les han gustado. Comentar luego las características de las listas e intentar justificarlas. 4. Titulo y personaje: la profesora empieza a contar algún cuento y si algún niño se lo sabe y quiere, seguirá contándolo. Cuando acabe escribiremos en la pizarra el título y los personajes. 5. Inventamos un cuento a partir de varios personajes y objetos. 6. Un niño describirá algún personaje de un cuento y deberemos adivinar de quién se trata. 7. Relacionar una lista de personajes o cuentos conocidos con sus imágenes. 8. Hacemos listas de los personajes de varios cuentos (tanto publicados como escritos por los niños) y analizamos en cuáles hay más personajes y en cuáles menos, en cuáles hay personajes que son animales, niños o niñas, personajes fantásticos 9. Elaborar listas de personajes por orden de importancia. De esta forma trabajamos los personajes principales y los secundarios. 10. Organizamos dramatizaciones en las que, haciendo lo mínimo posible (sólo con gestos o muy pocas intervenciones verbales) representamos un personaje para que los demás adivinen de qué personaje se trata. Autor / Autores. 1. Decimos a los niños el nombre del autor o autores y algunos datos de su biografía. 2. Buscar datos biográficos de los autores de los cuentos que tienen en el centro. 3. Organizamos un fichero de cuentos por autor. 4. Escribir en la pizarra el nombre del autor, analizamos si hay algún niño en la clase que se llame igual, y buscamos nombres parecidos. 5. Buscamos similitudes entre los cuentos escritos por un mismo autor. 6. Analizamos la importancia de poner el nombre de los niños cuando escriben sus propios cuentos, para que aparezca en cada caso el nombre del autor respectivo. 3. PAPEL DEL PROFESOR El profesor es el protagonista activo del aprendizaje de sus alumnos/as. En primer lugar, es quien decide qué es lo que hay que enseñar, los contenidos, los materiales,
la organización del aula, la organización del trabajo y de la actividad, la evaluación, etc. El oficio de profesor requiere, para dominarlo, mucho conocimiento. Una gran cantidad de ideas, una gran habilidad en los procedimientos y estrategias de enseñar y lidiar con los alumnos, y unas excelentes actitudes, valores, hábitos y condiciones personales para la enseñanza. Una concepción moderna de la tarea del profesor, tal como se plantea en las nuevas propuestas educativas, requiere no solo aplicar unas formulas pre-cocinadas, sino el ejercicio profesional competente, que incluye autonomía, capacidad de decisión y creatividad. Para que los alumnos aprendan reflexivamente, el profesor tiene que: - Tener claro qué es lo que deben aprender: decide y organiza contenidos. - Decidir y organizar actividades con sentido, que permitan la reflexión, abiertas, que puedan ser realizadas por todos los alumnos, pese a su diversidad, ya que admiten respuestas personales diversas. - Ofrecerles los materiales (físicos y mentales) que necesitan para resolver con éxito un problema. - Darles la ayuda que necesitan: ni más ni menos. - Comprender su pensamiento y partir de él para avanzar. - Estimular, apoyar, y darles confianza en sí mismos, valorar con justicia su esfuerzo. El profesor debe saber mucho y estar al día, acerca de los temas de su oficio: qué es aprender, qué es enseñar, qué es el lenguaje escrito, qué es escribir y leer, etc. Pero, por encima de todo, es preciso aprender mucho. Aprender de la teoría, pero también reflexionar, discutir, analizar lo que sucede cada día en el aula. Y experimentar, innovar. Es muy importante que el profesor conozca bien a sus alumnos. Más allá del conocimiento de los niños de la clase, es importante conocer como se mueve cada uno de ellos, en su papel de alumno. Qué ideas tiene, cuales debe cambiar, que procedimientos y estrategias utiliza para aprender, para escribir, para leer y cuáles debe aprender para avanzar. Qué valores y actitudes le mueven y cómo orientarlas de forma que le ayuden a desarrollarse. Es decir, como evaluar a sus alumnos de forma de que se haga claro lo que hay que enseñarles a continuación. Además el profesor tiene que organizar la clase, no sólo para que los alumnos le escuchen a él, sino también para que él pueda escuchar lo que los alumnos aportan; para que lo alumnos discutan entre sí y cooperen en la resolución de problemas; para que tengan mayor autonomía en su quehacer. Y para que aprovechen al máximo las posibilidades del material, de la actividad. Organizar las actividades de modo que tengan pleno sentido para el niño. Procurar que las pueda conectar en una red amplia de relaciones, entre la actividad concreta y el tema que les da sentido. Favorecer la funcionalidad y la relación del lenguaje de la escuela con el mundo social. Además, el profesor que quiere trabajar constructivamente con sus alumnos, evalúa sus características y sus necesidades concretas. Se preocupa de escuchar lo que los alumnos aportan. Su pensamiento, sus ideas previas, sus hipótesis más o menos avanzadas. En cada situación concreta, considera lo que el niño es capaz de hacer por su cuenta y lo que es capaz de hacer con ayuda. Eso le permite decidir con
seguridad qué le va a exigir y en qué va a ayudarle. A partir de los resultados obtenidos decide el próximo paso, la próxima actividad y las formas concretas de organizarlas. Y también considera sus intereses, motivaciones, curiosidades, etc., eso le lleva a negociar la programación partiendo de sus objetivos educativos y de la realidad de sus alumnos concretos, y no de lo que otros han elaborado. De modo que no sólo evalúa a sus alumnos. También analiza la actividad propuesta, si ha tenido sentido claro para los alumnos, si les ha motivado, si les ha estimulado a pensar, si ha permitido interacción y contraste, si se ha ajustado a las necesidades concretas de los alumnos, si ha respondido a los objetivos y contenidos previstos. Y actúa en consecuencia. Para llevar a cabo todo esto es muy importante el trabajo en equipo. Una persona sola puede aprender. Pero se aprende mejor en grupo, es más rentable. Un profesor aislado puede innovar, pero los límites son más estrechos y es esfuerzo mucho mayor para un rendimiento menor. En la escuela, todo es grupal: los alumnos en las aulas; los profesores en los niveles, ciclos y claustros. Trabajar en grupo es una condición. Y no es fácil. Pero el aprendizaje compartido, el trabajo cooperativo resulta más eficiente para asegurar mayor calidad y mayor solidez en los resultados. La carga de mejorar la enseñanza requiere muchos hombros arrimados. 4. BIBLIOGRAFÍA - Maruny Curto, L. y otros (1.995). Escribir y leer. Vol. I,II y III. Edelvives. - Nemerousky, M. (1.999). Sobre la enseñanza del lenguaje escrito y temas aledaños. Barcelona: Paidós. - Nemerousky, M. Lectura y escritura desde un enfoque constructivista. Seminario permanente de educación infantil y primaria. Cursos 1.999-2.000 y 2.000-2.001. C.P.R. de Navalmoral de la Mata. Cáceres.