La acción humana transformadora y el observador que somos: valores, concepto y jerarquización López Lira, P. & Sarmiento, R. Apunte Docente Semana 7
El ser humano está formado por pensamientos, sentimientos y acciones; entre este conjunto, son las acciones de cada individuo lo que nos aporta información relevante respecto de sus valores y principios, sobre qué considera importante para su vida, las cosas que le otorgan sentido a su existencia y las que le generan frustración. Nos expresan también su sentir respecto a algo y cómo clasifica de modo particular sus necesidades, junto a qué elementos le entregan bienestar. Ahora bien, para hablar sobre la naturaleza humana es necesario comprender que todas las decisiones tendrán ciertas consecuencias que formarán parte significativa del aprendizaje del individuo. Si partimos de la base que el ser humano ha sido dotado con inteligencia, capacidad de razonamiento y voluntad, podemos deducir que cada individuo percibe la información desde una perspectiva diferente y particular. Por tanto cada cual observa y percibe un fenómeno desde puntos diferentes y únicos. Al respecto es importante considerar que la noción del observador es variable; hay veces que puede existir un consenso en relación a lo que varios individuos logran percibir, y si esto es así, si es efectivo o real. Desde esta perspectiva, podemos decir que existe un relativismo en cuanto a cómo algo es apreciado, siendo un fenómeno distinto según sus diversos observadores. Para comprender con mayor claridad el comportamiento de los individuos en sociedad es necesario retomar la idea de la noción del observador. Tal como se mencionó, todos percibimos las cosas de manera distinta, donde una parte de esa percepción que nos aporta información objetiva está dada por el uso de los sentidos; pero lo que marca una diferencia sustancial en la percepción de la información tiene que ver con las experiencias vividas y los valores reconocidos como válidos para cada sujeto. Los valores son entonces el punto de partida que reafirma las creencias de un individuo, pero qué son los valores y cuál es su importancia en la vida de los miembros de una sociedad organizada? La palabra valor proviene del latín valere, cuyo significado es ser fuerte. Ya la Real Academia lo define en una de sus acepciones como el grado de utilidad o aptitud de las cosas para satisfacer las necesidades o proporcionar bienestar o deleite. Desde una mirada axiológica corresponde a la estimación positiva o negativa que se atribuye a personas, circunstancias o cosas. Se considera a todo lo que permita al ser humano desarrollarse y creer en su dignidad como persona, conduciéndolo hacia el bien moral.
Para que los valores sean internalizados por un individuo se requiere la confluencia de tres aspectos: la afectividad, la voluntad y el contexto. La afectividad es la susceptibilidad que el ser humano experimenta ante determinadas alteraciones que se producen en su entorno, es decir la aplicación de emociones y sentimientos a una acción determinada. En el caso de la voluntad, es entendida como la facultad de decidir y ordenar la propia conducta, propiedad que se expresa de forma consciente en el ser humano y en otros animales para realizar algo con intención de un resultado (acción). Y finalmente, por contexto entenderemos a un conjunto de circunstancias que se producen alrededor de un hecho, o evento dado, que se encuentran fiablemente comprobadas; es decir, todo lo que rodea al sujeto. Por tanto si hablamos de valores en general, es posible advertir que presentan características de universalidad, ya que no dependen de una cultura o religión. Son objetivos, existen por sí mismos y no requieren un consenso y, finalmente, son inalterables y permanentes, estables e independientes de los cambios sociales. Ahora bien, si hablamos de una clasificación de valores, podemos mencionar los de tipo religioso, morales, estéticos, intelectuales, afectivos, sociales, físicos y económicos. Para comprender mejor los valores resulta interesante conocer la teoría de los valores planteada por el filósofo alemán Max Scheler, quien establece los valores como independientes de las cosas y de sus estructuras reales, intentando mostrar la diferencia del valor respecto al objeto concreto. El autor realiza una diferenciación entre los valores y los bienes y los fines, ya que para él los valores constituirían una esfera especial de las esencias. Por tanto, no hay valores porque existan bienes y fines, ni existe el valor porque haya normas, sino que los valores son independientes de las cosas. Lo propio de las cosas es ser, pero lo propio o natural de los valores es valer. Por tanto, los valores son descubiertos por el ser humano mediante la experiencia fenomenológica: son simple, tal cual y como se muestran y como se ofrecen a la conciencia. Los valores no pertenecen al dominio de lo pensado, ni son captados por intuición racional, sino que la experiencia de los valores se adquiere por una percepción afectiva de los mismos, que sería el sentimiento, conocida como intuición emocional de las esencias. Dentro de esta teoría es posible apreciar una clasificación de los valores unos más altos o nobles y otros más bajos, categorizándolos según los siguientes criterios:
Duración, los valores parecen ser superiores en cuanto mayor sea su duración. Divisibilidad, los valores son más altos mientras menor sea su división. Satisfacción, los valores son más elevados si aportan una satisfacción mayor. Fundamentación y relatividad, los valores que se fundamentan en otros son inferiores, porque dependen de ellos y son relativos a otro valor. Considerando estos criterios le fue posible jerarquizar los valores: Lo agradable o lo desagradable. Aquí se encuentran los sentimientos sensoriales de placer y dolor sensible. Valores vitales, de los bienes y males físicos que acompañan la vida, como la salud y la enfermedad. Valores espirituales, que son captados por un percibir afectivo-espiritual. En esta categoría se encuentran los valores estéticos, lo justo y lo injusto, los valores del conocimiento, la ciencia y la cultura. Valores de lo santo y lo profano, es decir amor dirigido a las personas, en incredulidad, adoración y veneración. relación con la fe, la El ordenamiento más relevante de la teoría de Scheler sitúa al individuo como portador de valores individuales y colectivo, destacando en la estructura jerárquica las relaciones esenciales entre estos, negando tácitamente que sea posible obtener esta jerarquización sea posible de por experiencia empírica o por deducción lógica racional. Es preciso indicar que esta teoría no contempla los valores éticos. Enfatiza que son los valores propios del individuo los que se deben realizar de acuerdo a la preferencia y elección de los valores superiores en cada caso. Esta teoría se sustenta en los valores y su clasificación, pero es interesante plantearse la otra mirada, que nos lleva a pensar que los individuos en sociedad tienden a replicar valores, plasmados en conductas, en relación con las necesidades inherentes al ser humano que pretenden satisfacer.
Ya en el caso de la teoría de las necesidades humanas pretende clarificar y defender aquellos intereses humanos universales que motivan o inciden en todos los sujetos y que organizó estructuralmente como una pirámide. Plantea que el individuo tiene necesidades distintas de acuerdo a la etapa de vida en que se encuentra; tal como el autor anterior jerarquiza los valores, es posible también jerarquizar las necesidades del ser humano. El psicólogo estadounidense Abraham Maslow las ordena en torno a lo físico, psicológico y espiritual. Dentro de este orden, Maslow indica que mientras más elevada sea la necesidad, esta es menos imprescindible para la supervivencia del ser humano y a medida que se alcanzan las necesidades superiores existe un mayor nivel de existencia en el individuo. Al satisfacer las necesidades superiores hay más posibilidades que el hombre alcance la felicidad, aunque esto dependerá necesariamente de lo que el individuo considere más valioso para sí mismo (al respecto, ver figura Pirámide Maslow Teoría de Max Neef). Es necesario aclarar que la satisfacción de estas necesidades no es un proceso irreversible. Durante toda nuestra vida o la mayor parte de ella, nos movemos entre varios niveles según cuál sea nuestra realidad exterior e interior. Es recomendable evaluar qué necesidades aún no tenemos cubiertas de los niveles inferiores para poder dedicar más tiempo a nuestro desarrollo personal, identificando cuáles valores son más importantes; es decir, el individuo debe realizar una escala de valores personales, establecer sus prioridades y reconocer que considera más valioso para sí mismo y para replicarlo en sociedad.
Teoría de Maslow: la pirámide: Teoría de Max Neef: Ser Tener Hacer Estar Subsistencia Toma de iniciativas Capacidad de concreción Edificar Superior Amparán Escuela Fidela Conciencia de los recursos naturales y humanos Protección Personalidad Respeto por el núcleo familiar Conscientizar Afecto Solidaridad Entrega mutua Criticar constructivamente Entendimiento Participación Ocio Armonía, conciencia Iniciativa, humanidad, crítica, diálogo. Predisposición, originalidad Integración Espacios de encuentro Perseverancia Valorar virtudes Comunicación sin discriminación: familia, escuela y comunidad Respeto de los Dialogar Fábricas y universidades derechos humanos Imaginación Recrearse Lugares de encuentro Creación Imaginación Originalidad Trabajar Ámbitos de producción Identidad Autenticidad Personalidad Asumir Participar en el medio integrada social Libertad Respeto Responsabilidad Tomar conciencia Disponer de ámbitos propicios
Si lo miramos desde la perspectiva de Manfred Max Neef, las necesidades son transversales a todas las culturas: lo que cambia en el transcurso del tiempo son los medios para satisfacerlas. Plantea solo dos categorías de necesidades, las existenciales (ser, tener, hacer y estar) y las de tipo axiológicas (subsistencia, protección, afecto, entendimiento, participación, ocio, creación, identidad y libertad); y con su combinación en una matriz, permiten las satisfacción de múltiples necesidades valoradas por el ser humano de forma personal.