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Miguel Muñoz Domínguez
hace 8 años
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2 ha convenido, erróneamente, que la afectividad, al igual que el mando, también se puede ejercer a distancia, se propicia una paternidad en feble y devaluada frente a la maternidad en fuerte de las mujeres. De alguna manera, ahora se trata de recuperar esa paternidad, pero sorprende que se intente hacer a través de la devaluación de la maternidad en lugar de una revalorización de lo feble. Por ello, el «permiso de paternidad» también se convierte en solicitud y reclamación que reivindican la figura de los hombres como padres. Sin embargo, esta petición por parte de quien ostenta el poder en realidad está vinculada a la estrategia desarrollada por los hombres para mantenerse en una posición de referencia. El conocimiento y el análisis de este vínculo pueden revelar las claves para entender qué es

Por ello, el «permiso de paternidad» también se convierte en solicitud y reclamación que reivindican la figura de los hombres como padres.

3 lo que sucede en el momento actual. Escribió Giuseppe Tomasi di Lampedusa en El gatopardo (1958), en palabras de don Fabrizio, que para que todo siga como está es necesario que todo cambie. «Cambiar para seguir igual»: ése ha sido el compromiso de los hombres para adaptarse a los tiempos, a las modas y a las circunstancias sin renunciar a su posición de poder, y sin que ninguno de los cambios deteriorara su sólida posición en la estructura social; como también han conseguido que no se modificaran las referencias para interpretar la realidad a partir de los valores defendidos por el orden establecido. El libro analiza estas circunstancias en un nuevo contexto que, por primera vez, exige una actuación más directa y, por tanto,

«Cambiar para seguir igual»: ése ha sido el compromiso de los hombres para adaptarse a los tiempos, a las modas y a las circunstancias sin renunciar a su posición de poder, y sin que

4 también nuevos argumentos para justificar las conductas y actitudes hasta ahora apuntadas. Es lo que hemos denominado como «posmachismo», por haber nacido en el contexto de la posmodernidad, y por haber mantenido desde su aparición una cierta distancia respecto a las posiciones clásicas del machismo o del patriarcado en cuanto a la defensa explícita de los valores masculinos entendidos como generales. Las nuevas estrategias de esta «retromasculinidad» se caracterizan por un distanciamiento de los planteamientos tradicionales y por implicarse aparentemente en el contexto favorable a la igualdad. Sin embargo, luego, ante los conflictos surgidos por los nuevos roles de las mujeres, en lugar de apoyarlos y tratar de integrarse en las nuevas referencias que dan sentido a esa realidad, desarrollan toda una serie de

del machismo o del patriarcado en cuanto a la defensa explícita de los valores masculinos entendidos como generales.

5 críticas puntuales para alcanzar dos objetivos: por una parte, responsabilizar a las mujeres de los nuevos problemas aparecidos; y por otra, mediante esas críticas, intentar hacer prevalecer la costumbre y la tradición como garantía de convivencia pacífica. Y para ello, recurren a nuevas estrategias de ataque en las que suelen estar presentes tres elementos: En primer lugar, el cientificismo. Sus propuestas y críticas se basan en supuestos estudios científicos o en interpretaciones con frecuencia interesadas que corroboran la realidad que ellos quieren mostrar. El segundo elemento sería la neutralidad. En ningún caso cuestionan a las mujeres, sólo a quienes no hacen las cosas como dicen los estudios científicos que han de hacerse. Y

Y para ello, recurren a nuevas estrategias de ataque en las que suelen estar presentes tres elementos: En primer lugar, el cientificismo.

6 éstas, curiosamente, en la práctica, son las mujeres. Y, en tercer lugar, se halla el interés común. Ellos aseguran no reivindicar nada para los hombres a diferencia de las mujeres, que sí lo hacen para ellas, sino para mejorar la situación de los hijos o de la propia sociedad. Toda esta nueva forma de actuar produce un cambio de significados a la hora de interpretar los acontecimientos del día a día, sobre todo en lo concerniente a las raíces culturales de las conductas basadas en la desigualdad. Éstas pasan a ser consideradas como conflictos originados por las «nuevas circunstancias» sociales y como casos aislados. En este supuesto, las conductas que se desarrollan en el seno del conflicto son valoradas al margen de la motivación y de los objetivos que pretenden quienes recurren a

Toda esta nueva forma de actuar produce un cambio de significados a la hora de interpretar los acontecimientos del día a día, sobre todo en lo concerniente a las raíces culturales de las conductas

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