Sección VI. Capítulo 28 Evaluación y tendencias del Bienestar Humano en España. Evaluación y tendencias del Bienestar Humano

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1 Sección VI Evaluación y tendencias del Bienestar Humano Capítulo 28 Evaluación y tendencias del Bienestar Humano en España Universidad Autónoma de Madrid, Departamento de Ecología Autores: Mateo Aguado y Carlos Montes 1499

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3 ÍNDICE DE CONTENIDOS 1. INTRODUCCIÓN EL CONCEPTO DE BIENESTAR HUMANO QUÉ SE ENTIENDE POR BIENESTAR HUMANO? BIENESTAR HUMANO NO ES EQUIVALENTE A NIVEL DE VIDA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CONCEPTO DE BIENESTAR HUMANO La saturación económica del bienestar humano Consecuencias socio-ecológicas de la idolatría y defensa del nivel de vida LAS DIMENSIONES DEL BIENESTAR HUMANO Y SU MEDIDA MATERIALES BÁSICOS PARA UNA VIDA BUENA LIBERTAD DE ACCIÓN Y ELECCIÓN SALUD BUENAS RELACIONES SOCIALES SEGURIDAD AGREGACIONES SOBRE LAS MEDIDAS DEL BIENESTAR HUMANO LA EVALUACIÓN DEL BIENESTAR HUMANO EN EME MATERIALES BÁSICOS PARA UNA VIDA BUENA LIBERTAD DE ACCIÓN Y ELECCIÓN SALUD BUENAS RELACIONES SOCIALES SEGURIDAD NIVEL DE VIDA PATRONES Y TENDENCIAS DEL BIENESTAR HUMANO EN ESPAÑA MATERIALES BÁSICOS PARA UNA VIDA BUENA LIBERTAD DE ACCIÓN Y ELECCIÓN SALUD BUENAS RELACIONES SOCIALES SEGURIDAD COMPILACIÓN DE LAS CINCO DIMENSIONES DEL BIENESTAR HUMANO ALTERNATIVAS A LA INSOSTENIBILIDAD: LA APROXIMACIÓN SOCIO-ECOLÓGICA DEL BIENESTAR HUMANO EL NIVEL DE VIDA COMO BIENESTAR INSOSTENIBLE La deuda ecológica como sustento del nivel de vida en España REDIBUJANDO LOS VÍNCULOS ENTRE EL BIENESTAR HUMANO Y LOS SERVICIOS DE LOS ECOSISTEMAS

4 EVALUACIÓN DE LOS ECOSISTEMAS DEL MILENIO DE ESPAÑA 6.3. LA DIMENSIÓN SUBJETIVA Y ECOLÓGICA DEL BIENESTAR HUMANO (EL HAPPY PLANET INDEX): HACIA UNA VIDA BUENA DENTRO DE LOS LÍMITES BIOFÍSICOS DE LOS ECOSISTEMAS EL BIENESTAR HUMANO COMO UN CONSTRUCTO CULTURAL. NIVEL DE VIDA BÁSICO Y BIENESTAR HUMANO SOSTENIBLE REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

5 ÍNDICE DE TABLAS Tabla Indicadores utilizados para la evaluación del bienestar humano en España en sus diferentes dimensiones y sub-dimensiones. Se indica la fuente de los datos y el rango temporal al que se ha logrado tener acceso Tabla Tendencias de los indicadores seleccionados para la evaluación del bienestar humano en España, agrupados por dimensiones y sub-dimensiones Tabla Resumen de las tendencias de cada sub-dimensión y dimensión del bienestar humano en España realizado a partir de la tendencia de los indicadores de la Tabla Tabla Análisis comparativo de las dos concepciones no antagónicas de Estilo de vida (Calidad de vida y Nivel de vida) que abordan los mismos campos desde diferentes enfoques de un mismo gradiente ÍNDICE DE FIGURAS Figura Diferentes palabras que coloquialmente se asocian al bienestar y que encierran conceptos que suelen generar confusión. Sin presentarse como antagónicas, sino como extremos de un mismo gradiente (el Estilo de vida), su aplicación tiene serias repercusiones sobre la conservación de los ecosistemas y la biodiversidad Figura Representación gráfica, para muchos países del mundo, de la relación ingresos-bienestar subjetivo. Se distinguen 3 zonas básicas en la gráfica: la Nº 1 (flecha azul) donde se localizan las naciones más pobres y donde pequeños incrementos en la renta parece conllevar grandes aumentos en el bienestar; la Nº 2 (flecha roja) donde se orientan los países más ricos y donde la relación ingresos-bienestar desaparece, pudiéndose incrementar enormemente el primero sin que ello conlleve respuesta alguna sobre la satisfacción con la vida; y la Nº 3 (círculo verde) donde se localizan países que logran altos niveles de bienestar subjetivo con ingresos sencillos que no superan los US $. Tomado de Costanza et al., Figura Relación para los diferentes países del IDH con el ratio entre la huella ecológica per cápita y la biocapacidad global per cápita (que proporciona idea del número de planetas que serían necesarios si la huella ecológica de esas naciones fuese la norma mundial). Los puntos indican los valores para el año Las líneas en gris muestran las tendencias de 1975 a La casilla sombreada representa un dominio donde se cumplen los dos condicionantes que los autores sugirieron como criterio de sostenibilidad (IDH 0,8 y Ratio Huella ecológica-biocapacidad 1,0). Tomado de Moran et al., Figura Evolución temporal de cuatro indicadores seleccionados para la dimensión Libertad de acción y elección. Mientras que los indicadores relacionados con las sub-dimensiones de educación y paridad han mejorado claramente durante los últimos años, los relacionados con las subdimensiones como el uso del tiempo o la igualdad han empeorado Figura Evolución temporal de cuatro indicadores de Salud. Mientras que los dos indicadores de salud física muestran tendencias claramente positivas para el bienestar humano, la tasa de suicidios y los tratamientos por dependencia de hipnosedantes (salud psicológica) parecen estar incrementándose en los últimos años en España Figura Evolución temporal de cuatro indicadores de Relaciones sociales. Como se aprecia, los cuatro indicadores aumentan, con el consiguiente efecto negativo sobre las buenas relaciones sociales y sobre el bienestar humano Figura Evolución temporal de las muertes de tráfico y los casos de gripe, dos indicadores con efectos positivos sobre el bienestar humano, al incrementarse la seguridad vial y la sanitaria respectivamente Figura Evolución temporal de los delitos, la edad de maternidad y los desastres naturales, tres indicadores de la dimensión Seguridad que, a diferencia de los dos anteriores (Figura7) tienen un efecto negativo sobre el bienestar humano a través de pérdidas en la seguridad ciudadana, la seguridad existencial y la seguridad frente al Cambio Global

6 EVALUACIÓN DE LOS ECOSISTEMAS DEL MILENIO DE ESPAÑA Figura Diagrama en flor para las cinco dimensiones del bienestar humano en España, donde se aprecia bien de forma gráfica el ascenso/descenso de cada una de ellas Figura Las diferentes sub-dimensiones del bienestar humano muestran variadas tendencias al alza y a la baja que hacen que su interpretación conjunta se considere neutra. Las líneas de tendencia aquí representadas son iconos ilustrativos; en ningún caso su evolución o pendiente son fidedignas.1535 Figura Incremento prácticamente exponencial de cuatro indicadores directamente relacionados con el consumo que resumen claramente la idolatría hacia el nivel de vida que el modelo económico convencional ha venido ensalzando hasta ahora Figura Evolución desde 1961 de la huella ecológica española así como de la biocapacidad nacional. Se aprecia cómo, mientras la biocapacidad prácticamente no ha sufrido grandes cambios, la huella ecológica sí, pasando de 2,7 hectáreas globales per cápita en 1961 a las 5,7 de Tomado de Global Footprint Network ( Figura Evolución del IDH durante los últimos 30 años para España (línea roja) y, a modo de contraste, Noruega (azul) y Portugal (verde). Se aprecia como los tres países han experimentado un importante incremento en los últimos 40 años. Elaboración propia a partir de los datos del PNUD ( Figura La paradoja del ambientalista. Solo aceptando una disminución del bienestar humano podremos mantenernos dentro del argumento de la dependencia del bienestar humano de los servicios de los ecosistemas Figura Evolución desde 1961 hasta 2005 del HPI para España, así como de sus tres componentes. El descenso que se aprecia a partir de 1985 (flecha roja) responde casi exclusivamente al aumento de la huella ecológica, ya que tanto satisfacción como esperanza de vida han mantenido una ascensión bastante estables desde Figura bienestar humano frente al nivel de vida y al bienestar humano sostenible Figura Representación esquemática del umbral o zona óptima (círculo verde) donde se logran altos niveles de bienestar humano a partir de un nivel de vida bajo y básico que no sobrepasa los límites biofísicos de los ecosistemas para proporcionar servicios a la sociedad. El punto rojo representa la posición aproximada de España

7 MENSAJES CLAVE El bienestar humano ha pasado de ser un concepto mayoritariamente tratado desde el ámbito de la filosofía a trascender en los últimos años al terreno público, social e incluso político. La mayor parte de los países del Norte, haciéndose eco del creciente interés social al respecto, han comenzado a incorporar en sus agendas políticas iniciativas que tratan de explorar alternativas al PIB a la hora de evaluar el bienestar humano y el progreso social de sus naciones. El bienestar humano en España, al igual que ocurre para el resto de países del planeta, depende directa o indirectamente de los ecosistemas, a través de su capacidad para generar diferentes tipos de servicios. La conservación de los ecosistemas y en especial la de la biodiversidad que estos albergan se presenta así no como un lujo o pretensión elitista de unas minorías conservacionistas sino como una necesidad crucial para el bienestar de todos los españoles. El bienestar humano en EME ha sido evaluado a través de las cinco dimensiones identificadas en el marco conceptual de la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio a escala global (MA): materiales básicos para una vida buena, libertad de acción y elección, salud, buenas relaciones sociales y seguridad. Estas cinco dimensiones fueron evaluadas por EME a través de una batería de 77 indicadores ordenados en 18 sub-dimensiones diferentes. El bienestar humano en España no ha mejorado durante las últimas décadas. De las cinco dimensiones, la libertad de acción y elección es la única que ha mejorado en España durante los últimos lustros, mientras que las buenas relaciones sociales y la seguridad han disminuido. Con todo ello, el análisis de tendencias llevado a cabo para el bienestar humano en España no permite afirmar que este se haya incrementado en su conjunto durante las últimas décadas. Algunas sub-dimensiones del bienestar humano como la educación, la salud física o la seguridad sanitaria han mejorado notablemente, mientras que otras como la igualdad, la libertad respecto al tiempo o las relaciones sociales han empeorado. Mientras que la evolución del bienestar humano no ha reportado en su conjunto variaciones sustanciales, de su análisis disgregado sí que se aprecian tendencias marcadas al alza y a la baja. Las sub-dimensiones del bienestar humano que se han visto más favorecidas en los últimos años han sido aquellas cuyo comportamiento ha seguido la estela de los resultados económicos del país ligados al crecimiento del PIB. De esta forma, las mejorías en la salud física, las libertades civiles, la libertad ciudadana, la educación, la paridad de género y la seguridad sanitaria, vial y laboral, han tenido lugar bajo el rebufo del incremento en el nivel de vida de los ciudadanos españoles. El bienestar humano de la sociedad española depende fuertemente de dimensiones que no son negociables mercantilmente. A costa de estas dimensiones se han incrementado los aspectos más monetarizables del bienestar humano. El afán por incrementar los ingresos y aumentar el consumo perjudica seriamente las sub-dimensiones más intangibles del bienestar humano, como el tiempo de disfrute o las relaciones sociales. La degradación contrastada en los servicios de los ecosistemas no se traduce para el caso de España en una disminución clara y proporcional del bienestar humano. Si bien esta disminución sí que puede ser contrastada para algunas dimensiones del bienestar humano, para otras no sucede así. El nivel de vida como aproximación económica del bienestar ha experimentado un acelerado incremento en España como resultado del crecimiento económico y las conductas de consumo. Fruto de la exaltación material que el modelo económico ha venido defendiendo durante los últimos 50 años, la sociedad española ha ensalzado el nivel de vida frente a la calidad de vida, olvidando el verdadero significado del bienestar humano. Esta frecuente confusión entre nivel y calidad de vida genera en la sociedad mensajes contradictorios que tienen una importante incidencia en la justificación de políticas sociales con incidencia en la conservación de los ecosistemas y la biodiversidad. 1505

8 EVALUACIÓN DE LOS ECOSISTEMAS DEL MILENIO DE ESPAÑA Defender el nivel de vida como un fin en sí mismo ha traído consigo una contrastada degradación de los ecosistemas españoles, siendo la verdadera fuente de insostenibilidad en España. Más allá de unos mínimos vitales ampliamente alcanzados por la media española continuar ensalzando un modelo de bienestar basado en las aspiraciones materiales y en el crecimiento (nivel de vida) que ignora los límites biofísicos de los ecosistemas para proveer servicios nos está adentrando en un alarmante panorama de desigualdades sociales crecientes y degradación ambiental que, lejos de incrementar el bienestar humano medio nacional, comienza a degradarlo. Alcanzar determinadas cotas de bienestar humano no tiene un coste en términos de destrucción de ecosistemas y pérdida de biodiversidad. A pesar de que MA defiende la idea de que el bienestar humano se ha incrementado a escala global mientras que los servicios de los ecosistemas se han ido degradando, EME pone de manifiesto al menos para el caso español como el bienestar humano no puede mejorar ante un panorama de degradación de los ecosistemas, pues depende del buen funcionamiento de estos para generar servicios a la sociedad. No es pues el incremento del bienestar humano lo que está degradando los servicios de los ecosistemas en España, sino la concepción capitalista del bienestar, entendida como nivel de vida. Nivel de vida y Calidad de vida no son conceptos enfrentados, sino extremos diferentes de un mismo pilar (el Estilo de vida) cuyo enfoque determina las diferentes opciones de comportamiento humano en armonía con los valores y esquemas de sentir, pensar y obrar de cada persona. En este sentido se hace necesario promover estilos de vida más próximos a la concepción multidimensional de calidad de vida desde una aproximación socio-ecológica. Más allá de la idiosincrasia de cada individuo, España debe ser capaz de esculpir un modelo que desde la filosofía del Nivel de vida básico pueda garantizar las expectativas que en condición de bienestar humano satisfagan las variadas vocaciones de sus ciudadanos. La tendencia neutra mostrada por el bienestar humano en España durante los últimos 25 años se transforma en una fuerte degradación cuando incorporamos al análisis la sensibilidad ecológica. Contemplando indicadores sensibles con los ecosistemas a la hora de evaluar una vida larga y satisfactoria se aprecia como este bienestar humano sostenible desciende claramente, en consonancia con la pérdida de servicios de los ecosistemas originada por el proceso de Cambio Global. Serían necesarios tres planetas Tierra para satisfacer las demandas de consumo global si el ciudadano medio del planeta aspirase a vivir como vive hoy el español medio. Así, España necesita los servicios de abastecimiento que suministran ecosistemas localizados fuera de su territorio nacional para mantener su nivel de vida. El aumento de la huella ecológica española (en casi un 70% desde 1985) solo ha podido ser sostenida gracias al aporte de servicios de ecosistemas localizados fuera del territorio nacional español. Mientras tanto, este comportamiento insensato no se traduce en incrementos reales del bienestar humano. El bienestar humano es un constructo cultural que, desde EME, ha sido definido como vida buena dentro de los límites biofísicos que imponen los ecosistemas. Mientras que desde el concepto de nivel de vida los límites del crecimiento económico lo imponen las ecotecnologías, desde la concepción del bienestar humano o calidad de vida el consumo de materiales, agua y energía para construir la civilización en un planeta finito es determinado por sus límites biofísicos. 1506

9 1. Introducción El presente capítulo analiza los principales patrones y tendencias del bienestar humano en España, así como la relación existente entre el bienestar humano de la población española y los ecosistemas que el país alberga. Para ello, se comienza por abordar el concepto de bienestar humano con sus diferentes acepciones y confusiones terminológicas desde la antigua Grecia hasta nuestros días, para, posteriormente, plantear las diferentes dimensiones del bienestar humano tal y como la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio a escala global (MA) las ha definido profundizando en la casuística española mediante la evaluación de sus patrones y tendencias a través de una batería de indicadores propuestos. Es a partir de 2003 cuando por vez primera, con la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio, surge la preocupación desde el ámbito de las ciencias socio-ecológicas por el concepto del bienestar humano y sus vínculos con el estado de conservación de los ecosistemas a través de sus servicios (MA, 2005). De esta manera se conceptúan los ecosistemas como base de la subsistencia humana, así como del desarrollo social y económico y, en definitiva, como la base de nuestro propio bienestar (Gómez- Baggethun y De Groot 2007). Sin embargo, a pesar de haber sido identificado el bienestar humano desde el MA como objetivo último y piedra angular del proyecto, lo cierto es que no se llega a abordar en profundidad su evaluación (Levy et al., 2005), un aspecto que, como se verá más adelante, ha sido criticado recientemente por Raudsepp- Hearne et al. (2010). El Milenio mundial se centró mayormente en la evaluación de los servicios de los ecosistemas, dejando el bienestar humano en un segundo plano. Es decir, los servicios de los ecosistemas son interpretados como el fin de la investigación, en lugar de ser conceptualizados cómo la herramienta para la evaluación del bienestar (Calvo, 2010). En este sentido, EME acepta el desafío de evaluar el bienestar humano en España a través de toda una serie de indicadores que, medidos temporalmente, permiten obtener tendencias en cada una de las dimensiones de las que consta el bienestar humano. Posteriormente, en el capítulo de integración, se estudia la vinculación existente entre dichas tendencias y las mostradas por los tipos operativos de ecosistemas seleccionados que han sido analizadas en los anteriores capítulos para obtener información que permita avanzar hacia nuevos objetivos en la transición a la sostenibilidad socio-ecológica de la civilización de los albores del siglo XXI. Todo esto hace que el tratamiento y evaluación del bienestar humano se dibujen cruciales en el presente capítulo, al adentrarse en el estudio de las ciencias de la sostenibilidad y en la interpretación de los vínculos naturaleza-sociedad. De esta forma, y como más adelante se verá, el presente capítulo adquiere una vinculación directa con los capítulos 29 (Impulsores económicos) y 34 (Impulsores culturales) al ser conceptualizado el bienestar humano tanto desde su dimensión material (o económica) como desde su dimensión más intangible (o cultural), convirtiéndose así este capítulo en un capítulo de integración respecto al resto dentro del marco conceptual del proyecto. 1507

10 EVALUACIÓN DE LOS ECOSISTEMAS DEL MILENIO DE ESPAÑA 2. El Concepto de Bienestar Humano El bienestar humano ha pasado de ser un concepto mayoritariamente tratado desde el ámbito de la filosofía a trascender en los últimos años al terreno público, social e incluso político. Ejemplos dispares de ello los encontramos en todo el mundo. Desde la Comisión especial que Nicolas Sarkozy, Presidente de la República Francesa, solicitó en 2008 al prestigioso economista Joseph Stiglitz para tratar de avanzar en la ardua tarea de medir el progreso social, hasta la iniciativa llevada a cabo por el gobierno de Bután al desarrollar la denominada Felicidad Interna Bruta, que trata de percibir el bienestar de sus habitantes mediante la medición de diversos indicadores agrupados en nueve dimensiones que combinan los valores subjetivos del bienestar con los valores objetivos. Cabe destacar en este sentido el proyecto mundial de la OCDE Measuring the progress of Societies en el que participa España, y que tiene por objetivo desarrollar medidas del progreso que vayan más allá del PIB y de los indicadores más frecuentes de protagonismo económico. Paralelamente, el número de publicaciones que incluyen el término bienestar humano no ha dejado de aumentar año tras año durante las dos últimas décadas (Calvo, 2010), mostrándose así el creciente interés científico internacional sobre este área de conocimiento Qué se entiende por bienestar humano? Bienestar humano no es equivalente a nivel de vida El bienestar humano es un concepto de difícil interpretación (McGillivray y Clarke, 2006). Su noción, a pesar de haber recibido juicios variables a lo largo de la historia, se ha considerado siempre como meta común del ser humano. Sin embargo, la vorágine de información en la que nos encontramos en el complejo comienzo del siglo XXI, exige hacer una pausa antes de nada para aclarar su comprensión así como las frecuentes confusiones terminológicas que suelen aparecer en la lengua española cada vez con más frecuencia en torno a términos como calidad de vida, nivel de vida o bienestar social, entre otros. En la Real Academia Española (RAE) no aparece definido como tal el concepto de bienestar humano, a pesar de lo cual podemos dar por bueno el que aparece en su definición de bienestar (de bien y estar) que presenta tres entradas. La primera de ellas como el conjunto de las cosas necesarias para vivir bien. La segunda, como una vida holgada o abastecida de cuanto conduce a pasarlo bien y con tranquilidad. La tercera y última se refiere al estado de la persona en el que se le hace sensible el buen funcionamiento de su actividad somática y psíquica. A la vista de estas tres entradas nos podemos hacer una idea de bienestar humano que tiene que ver con el abastecimiento de cosas necesarias para vivir bien, proporcionándonos una vida entretenida, tranquila y saludable. Con todo ello, y de ahora en adelante, se utilizará el concepto de bienestar humano como el de vida buena, vida decente o vida lograda (es decir, la eudaimonía griega, que erróneamente suele traducirse por felicidad sin más). Cuadro 1: Definición de Bienestar humano según el ecomilenio mundial, MA (2005) Basándose en cada una de las cinco dimensiones que lo componen, el bienestar humano es definido como el estado en el que se tienen cubiertas las necesidades materiales básicas para una vida digna, libertad y capacidad de elección, salud, seguridad, buenas relaciones sociales y paz de mente y espíritu. En esta misma línea calidad de vida aparece definido en la RAE como el conjunto de condiciones que contribuyen a hacer agradable y valiosa la vida. Junto a esta definición cabe citar la que emitiera Gildenberger en 1978: Es la capacidad que posee el grupo social ocupante de satisfacer sus necesidades con los recursos disponibles en un espacio natural dado. Abarca los elementos necesarios para alcanzar una vida humana decente. Frente a estos conceptos hermanados (bienestar humano y calidad de vida), y con la intención antes mencionada de solventar las habituales confusiones terminológicas, conviene contraponer los conceptos de nivel de vida y bienestar social. Nuevamente según la RAE, se define nivel de vida como el grado de 1508

11 bienestar, principalmente material, alcanzado por la generalidad de los habitantes de un país, los componentes de una clase social, los individuos que ejercen una misma profesión, etc. Es decir, nivel de vida hace alusión a un tipo de bienestar centrado en las aspiraciones materiales y que tan solo es contemplado a una escala general de grupos humanos, haciéndose insensible a las desigualdades internas. Esta crematística y mercantilizada forma de entender el vivir bien se conoce también como bienestar social. Esta visión materialista y reduccionista del bienestar humano ya fue argumentada y criticada hace más de años por Aristóteles, cuando desarrolló la noción de crematística para describir el estado de ánimo de aquel que acumula capital por el solo gusto de hacerlo. Aristóteles concibe así la crematística como un conjunto de tretas de obtención de riquezas encaminadas a facilitar el crecimiento del poder político (Aristóteles, Ética a Nicómaco). Junto a estas definiciones contrapuestas, para terminar de encuadrar el marco terminológico mediante el cual EME aborda el bienestar humano, conviene recordar las dos acepciones que la RAE proporciona para la palabra valor : (1) grado de utilidad o aptitud de las cosas para satisfacer las necesidades o proporcionar bienestar, y (2) cualidad de las cosas en virtud de la cual se da por poseerlas cierta suma de dinero o algo equivalente. La primera es lo que se conoce como valor de uso, y la segunda correspondería al valor de cambio. Una vez sentadas estas bases terminológicas en torno a la concepción del bienestar de las personas, parece clara la existencia de dos bloques bien diferenciados (Figura 18.1): uno de marcada connotación monetaria y otro más ligado a la esencia primigenia del vivir bien que ensalza desde la igualdad los méritos más espirituales y emocionales del ser humano. Sin embargo, ambos bloques conceptuales no deben ser concebidos como antagónicos, pues ambos descienden de una misma raíz: el estilo de vida. ESTILO DE VIDA Basado en el arte de acumular y comerciar con bienes y servicios vivir bien Bienestar social Nivel de vida Valor de cambio Bienestar humano Calidad de vida Valor de uso Figura Diferentes palabras que coloquialmente se asocian al bienestar y que encierran conceptos que suelen generar confusión. Sin presentarse como antagónicas, sino como extremos de un mismo gradiente (el Estilo de vida), su aplicación tiene serias repercusiones sobre la conservación de los ecosistemas y la biodiversidad. Estilo de vida (modo de vida, hábito de vida o forma de vida) podría definirse en consonancia con sus homólogos ingleses lifestyle y way of life como el conjunto de comportamientos, valores o actitudes que desarrollan las personas en función de la forma que tienen de entender la vida y sus paticulares esquemas de obrar, pensar, y sentir. Se aplica fundamentalmente para referirse a las costumbres o a la vida cotidiana, pero también tiene connotaciones que van más allá, desde la relación con los objetos y la posesión de bienes hasta la relación con el ambiente y las relaciones sociales. Es, a fin de cuentas, la visión del mundo que un individuo tiene desde su particular idiosincrasia o manera de ser. De esta forma, una "forma de vida específica" implica una opción voluntaria o inconsciente entre un sistema de comportamientos. Es el individuo al fin y al cabo, de forma consciente o refleja, el que opta diariamente por guiar sus decisiones cotidianas en una u otra dirección, desplazando así su cosmovisión de bienestar humano hacia lo que se ha definido como nivel de vida, o bien hacia la calidad de vida. 1509

12 EVALUACIÓN DE LOS ECOSISTEMAS DEL MILENIO DE ESPAÑA 2.2. Evolución histórica del concepto de bienestar humano Como ya se ha adelantado, el bienestar humano ha sido un término de concepción cambiante a lo largo de la historia. A pesar de haber sido siempre identificado como el mayor de los objetivos de toda forma de vida humana (lo más importante en la vida es, por encima de cualquier otra cosa, vivir una vida buena, lograda y plena), su comprensión social se ha visto sobre todo en los últimos 50 años fuertemente distorsionada. De esta forma, la manera de cómo alcanzar la meta humana del bienestar ha cambiado mucho desde los orígenes de la civilización. Durante la Antigüedad, el bienestar humano se entendía como una forma de vivir la vida que mereciese la pena; con la visión aristotélica del libre florecimiento de los poderes y las capacidades personales (Eagleton 2008). Lejos de lo que hoy se suele entender por vida buena, la filosofía clásica abogaba por un bienestar basado en la adecuación y la autosuficiencia; un bienestar donde, como defiende Manuel Sacristán (2005), prevalezca la austeridad epicúrea, cuando, una vez cubiertos los requerimientos materiales más esenciales (bajo el prisma de la igualdad), el lujo y la ostentosidad sean orientados más bien hacia las necesidades espirituales. Sin embargo, en la actualidad, los bienes materiales se han convertido en la piedra angular sobre la cual gira este concepto, pasando del bienestar humano como objetivo vital, al nivel de vida como meta socioeconómica. Así, el acelerado estilo de vida que el modelo de economía convencional predominante en occidente nos ha traído (articulada alrededor de un crecimiento económico basado en el consumo de bienes materiales como un fin en sí mismo) nos ha hecho confundir la auténtica esencia del concepto de bienestar o vivir bien. Afortunadamente, en los últimos años, el incremento de la conciencia y el compromiso socio-ecológico han permitido poner en entredicho el estilo de vida del modelo occidental. Las desigualdades sociales, la pobreza y la degradación de la naturaleza no dejan de crecer año tras año configurando un peligroso escenario geopolítico (Aguado y González, 2011) cuya solución no parece ser la huida hacia adelante en la carrera ciega por el crecimiento económico. Así, la validez y la efectividad de este modelo de desarrollo y bienestar que desde las naciones más prósperas se ha venido promocionando durante las últimas décadas, comienza a ser cuestionado más que nunca La saturación económica del bienestar humano Ante la supremacía del nivel de vida frente a la calidad de vida que el actual modelo socioeconómico nos ha impuesto, cabe preguntarse si, al menos, defender estos patrones de comportamiento enmarcados en el crecimiento continuo y la consumomanía llevan consigo asociado un incremento sustancial del bienestar humano. La respuesta es, a la luz de las investigaciones existentes al respecto, no. Como más adelante veremos en el capítulo destinado a los impulsores económicos (Capítulo 29), una vez que han sido cubiertas las necesidades más básicas, continuar escalando posiciones en la carrera del consumo y el crecimiento económico suele resultar contraproducente (Inglehart y Klingemann, 2000; Easterlin, 2003; Engelbrecht, 2009; Costanza et al., 2009; Aguado y González, 2011), al descuidar otras dimensiones fundamentales para el bienestar humano como las relaciones sociales. Como lo expresan Bäckstrand y Ingelstam (2006), a partir de cierto nivel de ingresos no parece existir correlación alguna - ni positiva ni negativa- entre nivel económico, por un lado, e indicadores de bienestar, por otro. La Figura 18.2 resume magníficamente de forma gráfica esta saturación económica del bienestar humano a la que estamos haciendo alusión. Como en ella se puede apreciar, una vez que se alcanzan unos ingresos determinados (necesarios y suficientes para garantizar el acceso a los materiales básicos para la vida) continuar escalando posiciones en la codiciosa carrera económica ya no lleva consigo incrementos sustanciales del bienestar humano. 1510

13 Porcentaje de personas muy/bastante satisfechas PIB per cápita (Dólares USA de 2004) Figura Representación gráfica, para muchos países del mundo, de la relación ingresos-bienestar subjetivo. Se distinguen 3 zonas básicas en la gráfica: la Nº 1 (flecha azul) donde se localizan las naciones más pobres y donde pequeños incrementos en la renta parece conllevar grandes aumentos en el bienestar; la Nº 2 (flecha roja) donde se orientan los países más ricos y donde la relación ingresos-bienestar desaparece, pudiéndose incrementar enormemente el primero sin que ello conlleve respuesta alguna sobre la satisfacción con la vida; y la Nº 3 (círculo verde) donde se localizan países que logran altos niveles de bienestar subjetivo con ingresos sencillos que no superan los US $. Tomado de Costanza et al., Más allá de las necesidades básicas resulta muy difícil sostener la relación consumo-bienestar humano. El sobreconsumo no contribuye pues al aumento del bienestar, al no ser ni un síntoma, ni una actividad que pueda asegurarnos su consecución (Riechmann, Capítulo 13). Sin embargo, la realidad es que el sistema económico tal y como hoy se concibe en occidente no funcionaría sin un bienestar conceptualmente asociado a los comportamientos consumistas (González Faus, 2010) Consecuencias socio-ecológicas de la idolatría y defensa del nivel de vida Los comportamientos consumistas de los que depende el modelo de la economía convencional, lejos de aumentar el bienestar humano, están contribuyendo de manera crucial al emergente proceso de Cambio Global que amenaza con alterar gravemente el funcionamiento de nuestro planeta y deteriorar seriamente los servicios de sus ecosistemas, así como la biodiversidad que albergan (Duarte et al., 2009). Como se ha puesto de manifiesto en anteriores capítulos, los impulsores directos de cambio tanto a nivel nacional como a escala de los diferentes ecosistemas han descrito unas tendencias muy alejadas de resultar halagüeñas. Debemos aceptar cuanto antes que la defensa de un modelo económico basado en el crecimiento ilimitado de agua, materiales y energía, y fundamentado en el consumo desenfrenado no pueden garantizar ni la sostenibilidad ecológica ni la cohesión social a largo plazo, convirtiéndose así y a escala general en la principal amenaza del bienestar humano. Como argumenta Marks et al., (2006), el consumo excesivo en los países ricos es uno de los principales obstáculos para la ordenación sostenible del bienestar en todo el mundo. 1511

14 EVALUACIÓN DE LOS ECOSISTEMAS DEL MILENIO DE ESPAÑA A pesar de los importantísimos avances que en diversas materias ha experimentado el ser humano durante el último siglo, la oprobiosa brecha de las desigualdades entre ricos y pobres continúa aumentando año tras año. En un mundo en el que más de diez mil millones de personas sufren hambre crónica y casi millones sobreviven con menos de 1$ al día (FAO, 2011; PNUD, 2006); en el que el 1% de los habitantes más ricos del planeta gana tanto dinero como el 57% más pobre (PNUD, 2006); en el que por cada dos seres humanos que nacen se construye un coche (Toledo, 2009), mientras que el 80% de la población mundial vive sin él (UNESCO, 2010); y en el que el 94% de las personas jamás ha viajado en avión y el 50% nunca ha hecho una llamada telefónica (UNESCO, 2010), las aspiraciones de cada país deberían estar limitadas en la medida que amenacen los equilibrios biofísicos de la naturaleza y la equidad mundial en el reparto de oportunidades (Aguado, 2010). 3. Las dimensiones del Bienestar Humano y su medida Esta sección repasa las diferentes dimensiones del bienestar humano que son reconocidas en el MA: materiales básicos para una vida buena, libertad de acción y elección, salud, buenas relaciones sociales, y seguridad (MA, 2003) Materiales básicos para una vida buena Para que los seres humanos sobrevivan, nos recuerda Watson (1994), deben satisfacerse ciertas necesidades físicas mínimas, tales como agua, alimento, cobijo y similares. Según el MA (2005), dentro de esta dimensión del bienestar humano se deberían incluir unos ingresos adecuados, los activos en los hogares, la alimentación, el agua y un techo bajo el cual cobijarse. Para poder medir estas subdimensiones, el MA sugiere recurrir en primera instancia a indicadores tales como el PIB per cápita o el suministro de energía alimentaria per cápita (o, como alternativa, indicadores de vitamina A, yodo o hierro). El PIB per cápita, a pesar de ser el indicador mejor cuantificado de todos los relacionados con esta dimensión del bienestar humano, resulta por lo general altamente engañoso al ignorar los aspectos referentes a las actividades de subsistencia, que son las más importantes entre la población más vulnerable a sufrir un deterioro de los servicios de los ecosistemas. En este sentido, indicadores frecuentemente utilizados como los relacionados con el concepto de pobreza, encierran nuevamente el problema de estar siempre establecidos estrictamente en términos de ingresos, obviando así el resto de aspectos que, dentro de la dimensión de los materiales básicos, determinan una vida buena y decente. Respecto al agua, indicadores como el porcentaje de población sin acceso a fuentes de agua mejorada (tanto para consumo directo como para saneamiento) son altamente recomendables, aunque las fuentes de datos existentes son menos precisas que para el caso de los ingresos y la alimentación. Por último, los datos relativos a la tenencia de una vivienda y sus activos más fundamentales (como presencia de cocina, aseos o calefacción) son los peor calibrados. Cada vez es más frecuente recurrir a las encuestas para evaluar este tipo de componentes relacionadas con los materiales básicos. Estas encuestas suelen proporcionar información acerca de la nutrición, el tipo de vivienda, los bienes de los hogares, y el acceso al agua y al saneamiento Libertad de acción y elección La libertad se define como la gama de opciones que una persona tiene para decidir sobre qué tipo de vida desea llevar y su realización (MA, 2005). A pesar de lo complejo y problemático que resulta su medición, el MA propone utilizar indicadores relacionados con la participación de las instituciones políticas, las libertades civiles, la participación ciudadana en la toma de decisiones, o la educación; dentro de la cual se sugieren como más significativos aquellos relacionados con la alfabetización, el porcentaje de población matriculada en la escuela y la tasa de terminación de estudios. 1512

15 3.3. Salud La salud se define como el estado en el que un ser ejerce normalmente todas sus funciones (RAE). Según la OMS, se trata de un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de infecciones o enfermedades. Los indicadores de salud más básicos y mejor estandarizados a nivel mundial son, sin duda, la esperanza de vida y la tasa de mortalidad infantil, medidos anualmente con gran eficacia entre otras instituciones por la OMS y en Banco Mundial. Otros indicadores más específicos, como la afección de determinadas enfermedades, son también igualmente recomendables para evaluar esta dimensión del bienestar humano Buenas relaciones sociales Debido a su complejidad y las dificultades que entraña, las relaciones sociales son una dimensión del bienestar humano que no ha sido frecuentemente medida. Sin embargo, el interés por tratar de evaluar esta dimensión está experimentando un rápido incremento, y las encuestas que contemplan este aspecto se han desarrollado mucho en la última década. Existen estudios que han contrastado vínculos entre las buenas relaciones sociales y el buen estado de los ecosistemas (MA, 2005), así como entre altos niveles de desarrollo económico y relaciones sociales pobres (Jungeilges y Kirchgässner, 2002) que, entre otras cosas, parecen estar disparando las tasas de suicidios y divorcios en occidente Seguridad La seguridad podría definirse como aquel estado en el que la ausencia de riesgos, amenazas o violencia permite y asegura el buen funcionamiento del entorno para garantizar un desarrollo personal adecuado y, por tanto, el bienestar humano. Aspectos ya tratados en otras dimensiones como la pobreza, las enfermedades o la desnutrición son aspectos básicos para garantizar la seguridad de un individuo. Las guerras (tanto civiles como internacionales),la violencia organizada, la delincuencia, las crisis económicas o los desastres naturales constituyen otros agentes altamente relacionados con la seguridad Agregaciones sobre las medidas del bienestar humano Desde el Siglo XIX la humanidad ha evolucionado en su manera de percibir y evaluar las preocupaciones sociales, pasando de un enfoque exclusivamente monetario (con el Producto Interior Bruto (PIB) como único actor del bienestar de una nación) a otros no tan monetarios que incorporaban otros componentes de bienestar humano, como el Índice de Desarrollo Humano (IDH) (McGillivray y Clarke, 2006; Aguado, 2010). Durante las últimas décadas han sido muchos los autores que han tratado de poner en entredicho la sesgada visión materialista del nivel de vida, criticando duramente el uso del PIB como principal vía comparativa del bienestar de las naciones; el cual, recordemos, no es un indicador de bienestar sino más bien del éxito de la economía monetaria de un país (Inglehart y Klingemann, 2000; Easterlin, 2003), entendido coloquialmente como hemos visto como nivel de vida. No podemos concebir al PIB como una medida de bienestar humano; no fue creado para ello. El PIB básicamente mide transacciones mercantiles y presenta muchas limitaciones. Ignora importantes bienes y servicios que no son intercambiables en el mercado, a pesar de lo cual sí contribuyen al bienestar social. El PIB no diferencia aquellas actividades económicas que generan beneficio de las que generan perjuicio. La industria armamentística y todos los gastos defensivos, por ejemplo, son tratados como bienes por la economía convencional, lo que hace que intervengan en la dinámica del PIB. Pero dado que su uso principal es la destrucción de otros bienes y servicios (cuando no la vida misma), o bien 1513

16 EVALUACIÓN DE LOS ECOSISTEMAS DEL MILENIO DE ESPAÑA mantener o restaurar una situación inicial mediante la eliminación de una amenaza, no generan bienestar adicional. Mientras que productos de no mercado como la defensa y la sanidad están incluidos en el PIB, otras importantes actividades económicas no lo están, como el trabajo voluntario, los crímenes, la degradación de los ecosistemas, el trabajo de las amas de casa, las operaciones financieras, las prestaciones sociales (como las pensiones) y las actividades ilegales como la prostitución o el tráfico de drogas (Costanza et al., 2009). Así, todo ensancha la economía cuando grandes cantidades de dinero público son normalmente gastadas en la mitigación de los daños resultantes. No hay más que ver las guerras para darse cuenta: una guerra es la manera más rápida que tiene una nación de aumentar su PIB. A pesar de todo ello, durante los últimos 70 años el crecimiento económico, medido por el PIB, ha sido utilizado como elemento comparativo de la calidad de vida para los diferentes países (Costanza et al., 2009), confundiendo, una vez más, calidad de vida con nivel de vida. Elaborado en 1990 por el programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el IDH supuso un importante hito al abrir la puerta por primera vez a las dimensiones no crematísticas del bienestar humano, yendo más allá del PIB e incluyendo las dimensiones de salud y educación (UN, 1990). Con todo ello, el IDH trata de reflejar cómo el crecimiento económico y el desarrollo humano se traducen en una mejora del bienestar de las naciones (Costanza et al., 2009). Sin embargo, y a pesar del importante paso que este indicador supuso, el IDH no deja de ser incompleto a la hora de evaluar el bienestar de las personas, pues ignora, entre otros, los aspectos culturales y sociales del bienestar (MA, 2005), obviando importantes dimensiones como la equidad o las relaciones sociales y con la naturaleza, las cuales han sido detectadas por numerosos autores como fundamentales a la hora de generar bienestar humano (Easterlin, 2003; Engelbrecht, 2009). Además considera las dimensiones de seguridad sólo en la medida en que se reflejan en los resultados económicos y de salud (MA, 2005). Por todo ello, el IDH realmente no logra medir el bienestar humano sino que más bien evalúa el efecto del crecimiento económico sobre ese bienestar (England, 1998). Con la intención de ir más allá del IDH de la ONU, en los últimos años se ha experimentado un grandísimo aumento en la preocupación social por indicadores alternativos capaces de evaluar el bienestar de las personas a la vez que la sostenibilidad. Así, por ejemplo, tenemos interesantes iniciativas como el Barilla Center for Food and Nutrition Index (BCFN Index), el Sustainable Society Index (SSI), el Environmental Sustainability Index (ESI), el Environmental Performance Index (EPI), el Wellbeing Index (Prescott-Allen, 2001; Esty, 2005; Esty et al., 2008; Van de Kerk y Manuel, 2008; Buchner et al., 2010) o la ya mencionada Felicidad Interna Bruta (FIB), por citar tan solo algunas. Todos estos índices tratan de evaluar el bienestar humano de los países a través de la cuantificación de numerosos indicadores que se enmarcan bajo diferentes dimensiones tales como la salud, la equidad, el desarrollo, la sostenibilidad, la educación, el buen gobierno, etc. Otros indicadores como el Índice de Progreso Genuino o el Índice de Bienestar Económico Sostenible (GPI e ISEW respectivamente por sus siglas en inglés) han ido en la misma línea, considerando factores ignorados por el PIB como los sociales y medioambientales, así como valorando el tiempo libre, la educación, la salud, la seguridad, la equidad y los trabajos no asalariados como el de las amas de casa o el trabajo voluntario. (Para una revisión más amplia sobre indicadores consultar el Cuadro 2). 1514

17 Cuadro 2: Indicadores de bienestar humano según su origen conceptual y criterio de sostenibilidad (elaboración propia a partir de Calvo, 2010) La sostenibilidad débil se relaciona con aquellos indicadores centrados en el desarrollo humano que mantienen la percepción de que el bienestar humano no depende de los ecosistemas y de que los productos manufacturados pueden sustituir los servicios realizados por ellos. La sostenibilidad fuerte se utiliza para aquellos indicadores que son sensibles a los límites biofísicos del planeta y receptivos a los estrechos y delicados vínculos existentes entre el bienestar humano y los servicios de los ecosistemas. A pesar de esta dirección alternativa a la medición del PIB en la que apuntan todas estas iniciativas, aún queda mucho camino por recorrer. Conseguir resumir algo tan complejo y multidimensional como el bienestar humano en un solo indicador numérico tal vez sea una tarea inalcanzable por la próxima naturaleza del concepto (England, 1998). Como varios autores destacan, quizás sea más eficiente establecer umbrales de satisfacción que incorporen flexibilidad a la hora de mediar con la ardua misión de evaluar el bienestar humano (Max-Neef, 1993), así como no tratar de ceñirse a un solo indicador sintético para determinar el bienestar humano por muy polifacético que este sea sino utilizar un conjunto de ellos, combinando los cuantitativos y los cualitativos así como los objetivos y los subjetivos (Doyal y Gough, 1994; Sachs, 1998). 1515

18 EVALUACIÓN DE LOS ECOSISTEMAS DEL MILENIO DE ESPAÑA 4. La evaluación del Bienestar Humano en EME Bajo el paraguas metodológico de las dimensiones del bienestar humano del MA (detallado en la sección anterior), se ha realizado una revisión en múltiples bases de datos para encontrar los indicadores más robustos para evaluar el bienestar humano de los habitantes de España a través de las cinco dimensiones ya conocidas, mediante los indicadores que aparecen en la Tabla Cabe destacar, tal y como se aprecia en la Tabla 28.1, la utilización en algunos casos de subdimensiones dentro de cada una de las cinco dimensiones principales del bienestar humano establecidas. Estas nuevas categorías han permitido afinar notablemente la mira del análisis de tendencias que se aborda en la siguiente sección. Así mismo, se decidió abrir un nuevo bloque de indicadores que, al margen de las cinco dimensiones ya conocidas del bienestar, permitiese analizar lo que en el apartado 2.1 del presente capítulo se definió como nivel de vida. Con este bloque, a través de diversos indicadores de consumo de marcada tendencia crematística, se espera poder contrastar el bienestar humano en su concepción de calidad de vida, con la concepción más monetaria y socialmente extendida del término en la actualidad (nivel de vida). Con todo ello se pretenderá argumentar la necesidad de un cambio de prisma respecto a la percepción social de lo que hoy se entiende por bienestar humano Materiales básicos para una vida buena Como ya se expuso en el apartado 3.1 del presente capítulo, el MA recomienda evaluar esta dimensión del bienestar a través de unos ingresos adecuados, los activos en los hogares, la alimentación, el agua y el acceso a un techo, hogar o cobijo. Sin embargo, esta clase de materiales básicos para poder acceder a una vida buena, están, por lo general, ampliamente logrados en los país del Norte occidentalizado. Indicadores como el acceso a fuentes mejoradas de agua, resultan difíciles de conseguir para un país del Norte como España. Por lo general, este tipo de indicadores son medidos en países del Sur donde esta clase de aspectos son cruciales para el bienestar de sus habitantes. Por el contrario, estas necesidades mínimas necesarias para una vida buena, en países del Norte como España se consideran ya resueltas y son muy pocas las alternativas existentes para valorar el porcentaje de población que aún no tiene acceso a ellas. Otros indicadores adecuados para valorar estos aspectos (como los ingresos per cápita o la energía alimentaria per cápita) resultan inútiles, así expresados, para un país como España, ya que los valores medios nacionales son siempre muy superiores a lo que se podría considerar una necesidad básica; aportando información más bien del nivel de vida de sus habitantes. En todo caso sí que podrían utilizarse indicadores que, bajo estos mismos aspectos, midiesen el rango menos pudiente de la población, como por ejemplo el porcentaje de la población que vive con menos de una cantidad determinada de euros al mes o el porcentaje de la población que consume menos de una cierta cantidad de kilocalorías diarias. En esta línea, y dada la disponibilidad de datos existentes en este sentido para España, EME ha evaluado esta dimensión del bienestar humano a través los siguientes indicadores: el Porcentaje de hogares con dificultad para llegar a fin de mes, el Porcentaje de hogares sin capacidad para afrontar gastos imprevistos y la Tasa de riesgo de pobreza (que mide el porcentaje de personas que están por debajo del umbral nacional de pobreza) (Tabla 28.1). 1 Siempre que se dispuso de datos para cada uno de los indicadores utilizados se contabilizaron rangos temporales desde 1961 hasta 2010 (utilizando así el mismo rango que el llevado a cabo para la evaluación de los servicios de los ecosistemas a nivel nacional). En numerosos casos, sin embargo, y dada la naturaleza de muchos indicadores, EME se vio obligado a reducir este rango a series temporales más cortas. 1516

19 Tabla Indicadores utilizados para la evaluación del bienestar humano en España en sus diferentes dimensiones y sub-dimensiones. Se indica la fuente de los datos y el rango temporal al que se ha logrado tener acceso. * Datos para Andalucía. A pesar de no haber encontrado la fuente a escala nacional, se considera que la tendencia debe ser la misma. DIMENSIONES SUB-DIMENSIONES INDICADORES TIEMPO FUENTE I. MATERIALES BÁSICOS PARA UNA VIDA BUENA II. LIBERTAD DE ACCIÓN Y ELECCIÓN III. SALUD Igualdad Libertades civiles Libertad ciudadana Educación Paridad Nacional Internacional Libertad respecto al tiempo Física Psicológica Porcentaje de hogares con dificultad para llegar a fin de mes INE Porcentaje de hogares sin capacidad para afrontar gastos imprevistos INE Tasa de riesgo de pobreza INE Índice de libertades civiles Freedom House Índice de derechos políticos Freedom House Índice de percepción de corrupción Transparency International Nivel de democracia Polity IV Project 2005 Interrupción voluntaria del embarazo Ministerio de Sanidad y Consumo e Instituto de la mujer Inscripción de parejas de hecho* IEA Tasa de analfabetismo INE Tasa de escolaridad Ministerio de Educación Tasa de finalización estudios obligatorios Ministerio de Educación Tasa de finalización de estudios universitarios Ministerio de Educación Empleo femenino Millennium Development Goals Paridad salarial Instituto de la mujer Porcentaje de mujeres en Congreso y senado Instituto de la mujer Mujeres en poder judicial (%) Instituto de la mujer Porcentaje de mujeres que trabajan como profesionales sanitarios Instituto de la mujer Paridad en el profesoradoa universitario INE y Ministerio de Educación Brecha de tiempo trabajo total Instituto de la mujer e INE Brecha de tiempo trabajo doméstico Instituto de la mujer e INE Índice de Gini INE Coeficiente de renta 80/ INE Brecha salarial racial INE Ingresos per cápita Banco Mundial: World Development Indicators Consumo de electricidad per cápita International Energy Agency Horas de trabajo remunerado semanales Gapminder Horas de trabajo doméstico semanales Instituto d ela mujer % Horas de vacaciones SIMA Horas de tiempo libre semanales Instituto d ela mujer Horas de ocio semanales Instituto d ela mujer Horas en relaciones sociales semanales Instituto d ela mujer Horas en cuidado familiar semanales Instituto d ela mujer Esperanza de vida Gapminder Tasa de mortalidad infantil Gapminder Años de vida perdidos I.E.A. Consejería de Salud. Unidad de Estadisticas Vitales Mortalidad evitable INE Casos de gripe Instituto de investigación Carlos III Tasa de SIDA INE y Consejería de Salud de Andalucía Número de tratamientos por abuso o dependencia de hipnosedantes Plan Nacional sobre Drogas. MSPS Nº de suicidios INE 1517

20 EVALUACIÓN DE LOS ECOSISTEMAS DEL MILENIO DE ESPAÑA DIMENSIONES SUB-DIMENSIONES INDICADORES TIEMPO FUENTE IV. BUENAS RELACIONES SOCIALES V. SEGURIDAD Mínima material Sanitaria Ciudadana Vial Laboral Familiar Existencial Frente al Cambio Global Nº de suicidios INE Divorcios y separaciones Consejo General del Poder Judicial Denuncias por malos tratos Ministerio del Interior Número de tratamientos por abuso o dependencia de drogas Plan Nacional sobre Drogas. MSPS Altas por síndrome de dependencia del alcohol INE Ludopatía INE y Consejería de Gobernación y Justicia Consumo diario de TV Anuario de Audiencias de TV. SOFRES Horas de relaciones sociales Instituto d ela mujer Horas de vida social y diversión INE Horas de trabajo en cooperativas INE Porcentaje de personas que viven solas INE Porcentaje de hogares con dificultad para llegar a fin de mes INE Porcentaje de hogares sin capacidad para afrontar gastos imprevistos INE Tasa de riesgo de pobreza INE Casos de gripe Instituto de investigación Carlos III Tasa de SIDA INE y Consejería de Salud de Andalucía Población reclusa por cada habitantes Ministerio del Interior e Instituto de la mujer Número de delitos por cada mil habitantes INE Número de muertes por homicidios y lesiones por cada habitantes IEA Número de ingresos en urgencias INE Nº conflictos armados en el mundo Gleditsch et al Número de muertes de tráfico Dirección General de Tráfico Número de heridos de tráfico Dirección General de Tráfico Número de accidentes laborales por cada millón de horas trabajadas Ministerio de Trabajo e Inmigración Porcentaje de población afiliada a la Seguridad Social Ministerio de Trabajo y Asuntos sociales Porcentaje de la población con prestaciones por desempleo Ministerio de Trabajo y Asuntos sociales Porcentaje de personas mayores de 65 años con una pensión Ministerio de Trabajo y Asuntos sociales y Economía y Hacienda Denuncias por malos tratos Ministerio del Interior Edad media de maternidad INE Edad media de emancipación Melo & Miret, 2010 Tasa de paro INE Emisiones de CO Earth Trends Emisiones de metano y óxidos de nitrógeno EarthTrends Enfermedades atribuibles a la contaminación atmosférica INE Producción de residuos peligrosos* Condejeria de Medio Ambiente de Andalucía Número de desastres naturales hidrometeorológicos a escala mundial International Disaster Database Nivel de vida Ingresos per cápita Gapminder Consumo de energía per cápita BP Huella Ecológica Global Footprint Network Consumo diario de kilocalorias per cápita FAO Consumo de carne per cápita FAO Consumo de café per cápita International Coffee Organization Consumo de papel y cartón per cápita FAO 1518