Los devoradores de la infancia, de Mirta Gloria Fernández por Flavia Krause

Tamaño: px

Comenzar la demostración a partir de la página:

Download "Los devoradores de la infancia, de Mirta Gloria Fernández por Flavia Krause"

María Victoria Vega Juárez
hace 8 años
Vistas:

1 Los devoradores de la infancia, de Mirta Gloria Fernández por Flavia Krause Recuerdo 1. Hace 11 años, a propósito del día del niño, en el Colón darían la ópera Hansel y Gretel para niños. Sin hijos aún, decidí invitar al niño de una amiga que recién había sido madre por segunda vez. Muy contenta ella, por un lado, pero preocupada por el otro, me consultó qué haríamos con la escena de la bruja Cómo qué acemos? Sí, distraelo me dijo. Intenté distraer al niño en esa secuencia magnífica con un horno gigante y efectos de fuegos infernales, pero, claro, el niño estaba muy interesado especialmente en ese episodio. Recuerdo 2. Hace 4 años, en una clase de Lengua y Literatura de un secundario privado, para distraerlos y motivar a mis alumnos de tercer año, los invité a traer cuentos que quisieran para leer al final de las clases. Uno de ellos trajo una versión de Barbazul. Lo leí. Nadie lo conocía, ni siquiera la alumna que lo había leído. Luego de escuchar el cuento, me preguntaron: Esto es para chicos? De qué edad? Recuerdo reciente. Un grupo de niñas de mi taller literario me pide que les lea Barbazul porque vieron la imagen en los Cuentos Silenciosos de Edelvives. Tampoco lo conocen y yo dudaba de leérselos a pesar de que me piden insistentemente cuentos de terror. Les leí la nueva versión del FCE. Una de las niñas, de 9 años, me pidió el libro cuando terminé para ver las imágenes que yo intentaba ocultar. No me sorprende que le llame la atención la escena cuando la mujer abre el cuarto prohibido, y recuerdo el texto: Al principio no vio nada porque las ventanas estaban cerradas; al cabo de un momento, empezó a ver que el piso se hallaba todo cubierto de sangre coagulada, y que en esta sangre se reflejaban los cuerpos de varias mujeres muertas y atadas a las murallas (eran todas las mujeres que habían sido las esposas de Barba Azul y que él había degollado una tras otra).

Muy contenta ella, por un lado, pero preocupada por el otro, me consultó qué haríamos con la escena de la bruja Cómo qué acemos? Sí, distraelo me dijo.

2 La nena le mostraba a otra el dibujo central con las mujeres degolladas y se reían ocultándolo de mí como si estuvieran viendo algo prohibido. No se reían nerviosas de la escena sangrienta con las mujeres colgadas y degolladas, sino del desnudo que mostraba unos pechos de mujer no tan realistas como podríamos creer. Estos son algunos de los recuerdos que se me fueron presentando mientras leía el libro y recordaba distintas escenas y clases de Gloria. Los devoradores de la infancia nos invita a leer los libros para chicos en clave detectivesca, sospechosa, con una lupa CRONOTÓPICA. Gloria elige tomar de Bajtín el Cronotopo, la manera en que se estilizan un tiempo y un espacio en la literatura. El cronotopo funciona como una maquinaria capaz de analizar, al mejor estilo de Sherlock Holmes, las pistas de todo aquello que nos lleva a encontrar a los ogros, brujas, gigantes, malvadas y comeniños de todos los tiempos. Las escenas recorridas son múltiples: los cuentos maravillosos como: Sol, Luna y Talía; Caperucita roja, Hansel y Gretel, Blancanieves, Baba-yaga, Luego de recorrer estos ámbitos medievales, ya tan caminados, pisoteados, contaminados, la investigadora afirma que: Las sucesivas ediciones escapan de los signos medievales y abuenan la adultez. Sin embargo, siempre hay algo que perdura y que podemos detectar semióticamente pues el contexto social es parte del enunciado. Si bien en el cuento las leyes del mundo real se suspenden, ningún universo narrativo puede ser autónomo del mundo real De tal manera que, en sus ansias detectivescas, persiste en su búsqueda del comeniños en otros cuentos más modernos que se van vinculando en esa red polifónica, al modo de Bajtín también, que encuentra las huellas de las distintas voces que dejan sus marcas aún cuando el hablante las ignore, voces que denotan los intereses de clase, las características étnicas, la intención

Estos son algunos de los recuerdos que se me fueron presentando mientras leía el libro y recordaba distintas escenas y clases de Gloria.

3 voluntaria pero también los factores inconscientes, las marcas de la cultura y de la historia. En este recorrido, también va eligiendo de forma muy escrupulosa algunos cuentos particulares como como Tío Lobo, Ahora no, Fernando o The Wuggly Ump de Gorey. Sigue adelante y al mejor estilo de Chandler, se interna en dos libros que le permiten descubrir qué niño está detrás de esta puesta en escena: Irulana y el ogronte, de Graciela Montes, publicado en 1995; y El globo, de Isol, en Es ahí donde declara que: Ambas producciones testimonian la construcción de destinatarios reflexivos, capaces de inferir procedimientos retóricos intrincados y de apropiarse de una compleja semiosis a partir de los juegos discursivos y plásticos propuestos por la ficción. El niño/víctima ha empezado a reaccionar, a vengarse. Las conclusiones de Gloria son contundentes cuando afirma que por un lado esta: la representación de una infancia militante, como la de Irulana y el ogronte, de Graciela Montes, publicado en 1991, cuya frágil protagonista, superando al Pulgarcito de Perrault, mata al devorador militarizado que se tragó literalmente a los habitantes de su pueblo. (y) Once años más tarde, a través de una niña que escapa de añejo control y de un narrador que especula con el irónico choque entre texto e imagen, El globo, de Isol (2002), (que) nos ubica críticamente frente a la institución familiar. Pero más adelante, el camino indagador implica investigar también a los actores que cuentan relatos en distintas escenas de lectura para no quedarse como observadora sino para abrir el juego a la escucha de nuevas lecturas inesperadas del conocido Piel de asno. Los niños de hoy leen de manera inesperada los relatos que parecían claro en cuanto a quién era el malo y quién no. Por otro lado, también elige denunciar las arbitrariedades en las instituciones escolares que ponen en cuestión la elección de textos canónicos que algunos consideramos ineludibles en nuestra biblioteca como La gallina degollada, El

Sigue adelante y al mejor estilo de Chandler, se interna en dos libros que le permiten descubrir qué niño está detrás de esta puesta en escena: Irulana y el ogronte, de Graciela Montes, publicado en

4 gato negro o el corazón delator por miedo a que suceda como en las profesías que toman la ficción en forma literal y temen que el niño se lance con la capa de Batman por una ventana. Porque así como cuando la humanidad se acercaba al Oráculo para escuchar un mensaje de difícil interpretación, nos acercamos a la literatura para niños, con su mensaje poético y algunos quedan hipnotizados, otros festejan una buena ficción y a otros se les presenta el conflicto de matar o no al hijo. Más tarde, el circuito de exploración se interna en nuestro país. Un lugar lleno de sitios para investigar y para seguir leyendo. El exceso de fantasía o la incitación a... quién sabe qué acciones ilegales de algunos escritores parece ser el delito cometido en los 70 y muchas letras, escrituras y cuerpos tienen que ser recortados, quemados y hasta desaparecidos como El elefante porque ocupa mucho espacio o el pueblo porque se niega a ser gris. La investigación en este campo, la literatura para niños, implica pensar en la literatura que los adultos creamos, leemos, versionamos, adaptamos, repetimos a los niños, y es indispensable explicitar si a esos niños receptores de los cuentos los creemos desprotegidos, menos capaces, de nuestra propiedad, sensibles hasta el extremo, capaces de concretar los hechos fantásticos o bien, insensibles, salvajes, inteligentes, maduros y hasta crueles. Hay entonces un cronotopo que atraviesa este libro crítico sobre la literatura para niños que resultó en un eje como los devoradores o los comeniños y que condicionaron la elección particular de cuentos maravillosos y modernos, la clave de lectura de esos textos, la decisión importante por centrarse en los años 60 y 70 de nuestro país, el despliegue de un abanico de representantes que se ocuparon de mirar, leer y criticar la Literatura Infantil fundamentalmente en nuestro país. Para mí, Los devoradores de la infancia funciona como el relato del Cuentista de Saki dentro del tren. Así como el príncipe que elige cerdos en lugar de flores para su jardín, yo elijo estar atenta a los comeniños que abundan fuera y dentro

hipnotizados, otros festejan una buena ficción y a otros se les presenta el conflicto de matar o no al hijo. Más tarde, el circuito de exploración se interna en nuestro país.

5 de los libros. Y espero que las medallas por buena conducta no me delaten para ser comida por los ogros, las brujas o algún lobo que ande merodeando.

Documentos relacionados

Leemos y aprendemos adivinanzas

Leemos y aprendemos adivinanzas Para qué usamos el lenguaje escrito cuando leemos textos lúdicos? En esta sesión, los niños y las niñas leerán textos lúdicos para expresarse en situaciones relacionadas