POR LA ECONOMÍA COOPERATIVA Y LA SOBERANÍA ALIMENTARIA: PLATAFORMA RURAL

Transcripción

1 Daniel Jover reflexiona sobre economía cooperativa y mundo rural a propósito del VII Fórum por un Mundo Rural Vivo que la Plataforma Rural organizó en octubre pasado y que culminó en la aprobación del manifiesto "Agricultura y pueblos para alimentar el mundo y enfríar el planeta", que reproducimos. La Plataforma rural aglutina las fuerzas progresistas que trabajan en los pueblos y ha conseguido representar socialmente una alternativa política al declive del medio rural en el Estado español. El objetivo principal del nuevo capitalismo es esconder su propia naturaleza ideológica y cultural que nos va deshumanizando y degradando la vida. Coloniza valores tradicionales y manipula conciencias para ser aceptado y normalizado. Busca la hegemonía cultural y el dominio de todas las instituciones para lograr la máxima influencia. Pretende hacernos creer que la globalización económica es natural y apenas si logra encubrir unas desigualdades e injusticias sociales y ambientales cada vez más insostenibles. Su voracidad no tiene límites. El virus de la especulación ha penetrado en el cuerpo social manipulando las conciencias y también idiotizando nuestros comportamientos y hábitos de consumo en una absurda carrera competitiva. Refuerzan la correlación instintiva entre deseos y pulsión de compra. Al igual que la "imagen" suple la antigua "fama", ahora las "marcas" comerciales han fagocitado las "causas" éticas: la alquimia perfecta para incrementar las ventas de las empresas y la seducción del consumo gracias al culto a la emoción que impera. Interioriza una visión del mundo reduccionista y unidimensional. A medida que avanzan las desigualdades económicas, se destruye la cohesión social y la solidaridad. Pretenden asociar el modelo de economía "con mercado" a la "sociedad de mercado", con un proyecto cultural caracterizado por la inseguridad y el riesgo permanente para generar la sensación de vivir tiempos inmediático e hipermodernos. No sólo imponen el dogma de que ha caducado la dimensión comunitaria, la historia y sus enseñanzas, sino que niegan valor a toda ética que propugne la equidad o el bien común, apropiándose de la dimensión simbólica mediante la imposición total del individualismo posesivo como referencia axiológica. Pero el sistema actual está originando unos efectos que pueden llegar a ser irreparables: se intensifican las desigualdades y la sustitución del trabajo por las máquinas y las tecnologías en lugar de beneficiar al conjunto de los seres humanos, lo que provoca mayor precariedad laboral, empobrecimiento y exclusión social, marginación, una brecha cada vez mayor entre países ricos y pobres, entre el norte y el sur, nuevas enfermedades y trastornos psiquiátricos, la degradación del medio ambiente y la multiplicación de las catástrofes naturales provocadas por el calentamiento del planeta. A la amenaza del cambio climático que incide en el medio ambiente se añade el cambio de mentalidad y un sistema de creencias que impacta en el clima social. 1 / 5

2 Esta misma idolatría a las riquezas materiales ha sustanciado en un sistema de economía mundo que pretende dominar el mundo de la vida. Todo se subordina a las leyes del Mercado y a la obtención de rentabilidad a cualquier precio. La vida mismo se ha convertido en una simple mercancía. Y los seres humanos, en su afán de poseer y acumular, bajo el pretexto de la felicidad, se hacen desgraciados. La vieja moral del capitalismo tradicional, propia de la pequeña empresa o del pequeño agricultor en el medio rural, que estaba basada en el trabajo constante, el ahorro, la austeridad, el riesgo asociado al esfuerzo, la innovación y la economía productiva, ha sido pulverizada por la inmoralidad del nuevo capitalismo internacionalizado. Que no sólo es rechazable por sus excesos sino por su lógica irracional que va contra la vida, la naturaleza y la humanidad. Ahora se impone la financiarización de toda economía especulativa rompiendo los límites éticos, ecológicos o sociales. La "nueva moral" del capitalismo globalizador y permanentemente insatisfecho se refleja en la ideología del Mercado-dios, la consagración del dinero como meta suprema, el triunfo personal y profesional como máximo reconocimiento y la idea de éxito social como únicos criterios válidos de aceptación e integración. Dónde quedan los valores humanistas fundados en la dimensión cooperativa y el valor de la comunidad y el bien común? Si al final todo es reducido a "riqueza monetaritzable", si las necesidades y los alimentos básicos o los derechos son convertidos en mercancía para privilegiados que lo puedan pagar... Interconexiones entre economía cooperativa y mundo rural vivo Necesitamos recuperar y reinventar los símbolos comunitarios y los valores éticos que configuran el mundo de la vida y que se expresa en una espiritualidad compartida a través de los bienes comunes esenciales que son patrimonio de la humanidad: la naturaleza, el agua, el paisaje, la tierra, el aire, la educación, la salud, los cuidados, así como los derechos humanos que no pueden reducirse a mercancía sin socavar sus fundamentos antropológicos. El modelo dominante tiene una obsesión que es monetarizable y mercantilizar todas las actividades humanas hasta el punto que el mundo de la vida queda subordinado a la esfera económica y financiera. Todo se reduce al esquema "comprar-vender" mercancías estandarizadas en el mercado globalizado, arrasando las bases culturales de los mercados locales que proporcionan saberes populares, soberanía alimentaria y autosuficiencia en muchos ámbitos. Hoy casi todo lo que se compra está desprovisto de alma y sentido: productos anónimos producidos por grandes empresas transnacionales movidas por una voracidad lucrativa insaciable, y realizados en lugares lejanos por gente anónima. Un modelo unidimensional, reduccionista y despilfarrador de energías y transporte. Así es imposible comprender la íntima conexión que vincula de manera holística y misteriosa todas las cosas y que había configurado los microcosmos de sabia tradición agrícola y cultura rural. En el mundo rural vivo se percibe claramente la unión emocional entre la naturaleza y las actividades humanas que hacen sostenible el modelo y hay que reinventar. 2 / 5

3 La Plataforma Rural como red y alianzas para un mundo rural vivo La Plataforma Rural se ha convertido en uno de los movimientos sociales más representativos del Estado español, que aglutina numerosos grupos, experiencias locales, personas militantes del medio rural, etc. Más allá de las organizaciones que formalmente la componen, la Plataforma Rural ha logrado representar socialmente una alternativa política al declive del medio rural del Estado español. La Plataforma ha configurado como un movimiento social que aglutina las fuerzas progresistas que trabajan en los pueblos, y es el único movimiento que procede de un ámbito rural en un contexto en el que dominan las organizaciones y los movimientos urbanos. Desde sus inicios ha sabido introducir temas que eran exclusivamente rurales o agrarios. Comenzó reivindicando el mantenimiento de las escuelas rurales, prosiguió con la necesidad de cambiar la PAC, haciendo ver a la sociedad que el problema de la agricultura y de la alimentación no es meramente sectorial, sino un problema que afecta a todos los ciudadanos y que, por tanto, somos todos y todas las que hemos de opinar. El avance de la industrialización de la agricultura ha supuesto introducir en el debate nuevas problemáticas, a las que se ha ido respondiendo, como son la imposición tecnológica, la biotecnología, o el nuevo uso y gestión del recurso agua, entre otros. En esta línea de trabajo cabe destacar la reivindicación y la extensión del concepto de soberanía alimentaria entre las organizaciones sociales, lo que ha supuesto para la Plataforma Rural enfrentarse a otras fuerzas sociales que defendían otros posicionamientos. Del mismo modo la Plataforma ha sabido globalizar y transmitir a la sociedad española que esta lucha es internacional y que el reclamo es mundial. El eslogan "Por un mundo rural vivo" que fue acuñado en el primer simposio celebrado en El Escorial el año 1992, ha sido asumido socialmente. En este momento existen aspectos de la lucha por este medio rural vivo para los que sigue siendo necesario batallar de forma aliada y solidaria con el conjunto de las fuerzas sociales que reclaman ese cambio en el medio rural. Entre estos cabe destacar: 3 / 5

4 La lucha en contra de la OMC y de la liberalización comercial y a favor de la soberanía alimentaria. - La necesidad de seguir reclamando una Política Agraria Pública para la agricultura, pero también para el conjunto de la sociedad, y que esté basada en la soberanía alimentaria. - La oposición rotunda a la extensión de la biotecnología, los agrocombustibles y los transgénicos en la agricultura. - La necesidad de profundizar y ofrecer alternativas reales para un nuevo modelo de agricultura campesina. - La urgencia de poner sobre la mesa la reforma agraria en nuestro contexto, como requisito imprescindible para la supervivencia de esta agricultura familiar y campesina. - La extensión de las experiencias de mercado directo como alternativa a la mundialización y la industrialización de la agricultura. - La defensa del mantenimiento de los servicios públicos (escuela, transporte, sanidad, etc.) en las pequeñas comunidades rurales. - Seguir profundizando y divulgando el análisis en contra de la liberalización mundial del comercio y los impactos en las economías campesinas. - Reclamar una nueva política agraria común en la Unión Europea que contribuya a la soberanía alimentaria. Al mismo tiempo que se ha desarrollado y posibilitado un debate social sobre los problemas y las oportunidades que ofrecen los pueblos, la Plataforma Rural juega un cierto papel en la articulación de este debate a escala europea e internacional, apoyando en la medida de sus posibilidades la estructuración del movimiento de la Vía Campesina. Tras doce años de trabajo, en la Plataforma hemos aprendido del trabajo colectivo y en red, hemos disfrutado trabajando desde la diversidad de las organizaciones que componen la Plataforma y hemos entendido que la diferencia no es un problema, sino un valor que debemos rentabilizar socialmente. Sin lugar a dudas hemos construido una buena herramienta para hacer posible un mundo rural vivo. Manifiesto: "Agricultura y pueblos para alimentar el mundo y enfriar el planeta" Del 8 al 10 de octubre de 2010 se ha desarrollado en Cortes de la Frontera (Málaga) el VII Foro para un mundo rural vivo, organizado por Plataforma Rural y con el apoyo de la Universidad Rural Paulo Freire Serranía de Ronda y el Ayuntamiento de Cortes de la Frontera. Un total de 245 participantes pertenecientes a diferentes organizaciones sociales del medio rural español han debatido sobre políticas globales y locales que afectan a este ámbito bajo el lema: "Agricultura y pueblos para alimentar el mundo y enfriar el Planeta". Con él se pretende llamar la atención sobre la importancia de poner en prácticas políticas de desarrollo rural que estén basadas en la agroecología y la agricultura familiar como claros exponentes de prácticas agrarias que reducen la emisión de CO2 a la atmósfera, ante del modelo agroindustrial de alto perjuicio para el planeta. Entre otras cuestiones abordadas ha insistido en la necesidad de: 4 / 5

5 - Un cambio de las Políticas Agrarias Comunitarias (PAC) que están basadas en un sistema agroalimentario globalizado, con vinculaciones a un comercio viciado hacia la gran distribución, el acaparamiento de tierras y un gran volumen de emisiones de CO2 a la atmósfera. - Un medio rural dedicado a la producción de alimentos y la gestión ecológica de los recursos naturales y del territorio, requiere un cambio en los modelos productivos y en las políticas públicas que privilegian un sistema agroalimentario globalizado insostenible, que especula con la tierra y los alimentos, con el derecho a la soberanía alimentaria, es decir, a producir y a consumir alimentos sanos de manera justa. Se registra un cambio en las políticas públicas basadas en el desmantelamiento y la privatización de los servicios públicos. Las bases para mantener un mundo rural vivo pasan por denunciar cómo estas agudizan los problemas demográficos y sociales del medio rural, afectando especialmente a las mujeres rurales que se ven sobrecargadas al tener que cubrir los déficits de servicios sociales. De hecho, la perspectiva de género se considera como un enfoque imprescindible para mejorar la calidad de vida de las propias mujeres y para la salud democrática de la sociedad: la participación y la horizontalidad debe estar incluida en cualquier propuesta de cambio social. Una puesta en valor de la identidad y la cultura rural como un espacio privilegiado para promocionar unas referencias éticas que apuesten por otro modelo de sociedad local y global, en que la agricultura, la naturaleza y la alimentación estén íntimamente ligadas a la búsqueda de la sostenibilidad. En este sentido, se considera que la educación es un ámbito imprescindible desde donde reivindicar el valor de lo rural, al igual que en la imagen que del mundo rural se ofrece en los medios de comunicación, una imagen que debe ser construida desde el propio contexto rural y no por los parámetros del progreso y la modernidad de las ciudades. El objetivo es poner fin al enfrentamiento y la distancia social entre el medio rural y el urbano. La participación y la implicación de los habitantes del medio rural es básica para construir la nueva ruralidad, y hay que sumar también los planteamientos de los movimientos sociales urbanos, y de cualquiera que busque otro modelo de desarrollo rural y global. Las conexiones entre economía cooperativa y solidaria con la soberanía alimentaria que preconiza la Plataforma Rural son importantes. Más información sobre el VII Foro por un Mundo Rural Vivo: {jcomments on} 5 / 5