El cine como herramienta de la diplomacia pública

Transcripción

1 El cine como herramienta de la diplomacia pública Autora: Mtra. Amanda Rodríguez Espínola Eje Temático 14: Política Exterior, Globalización y Relaciones internacionales Trabajo preparado para ser presentado en el 2do Congreso Internacional de la Asociación Mexicana de Ciencia Política (AMECIP), organizado en colaboración con la Universidad Autónoma del Estado de México, en la ciudad de Toluca el 11, 12 y 13 de septiembre de Palabras clave: diplomacia pública, poder blando, cine, actores sociales

2 El cine no sirve para cambiar al mundo, sino a los que cambian el mundo. Lema del boletín Cinesecuencias de IMCINE (MacLaird, 2013, p. 7) Desde principios del siglo pasado, la diplomacia pública ha sido una herramienta de la política exterior de países como Estados Unidos, Inglaterra y Francia. Como lo expone Joseph Nye (2008), la diplomacia pública es un instrumento que los gobiernos utilizan para comunicarse con y atraer a audiencias de otros países. Esto se logra a través del correcto uso de los recursos de poder blando que un país tiene. Dichos recursos provienen de la cultura, los valores y las políticas propias de cualquier país. Este poder blando, que se traduce en la capacidad de obtener los resultados deseados por medio de cooptar a una audiencia en lugar de ejercer coerción sobre ella (Nye, 2008, p. 95), permite moldear las preferencias de cierta opinión pública. Cuando un Estado hace uso de la diplomacia pública, busca movilizar los recursos del poder blando para llamar la atención de la audiencia extranjera deseada. Esto lo logra, entre otras estrategias, por medio de subsidios a exportaciones culturales, intercambios educativos y el uso de medios de comunicación. Con el desarrollo tecnológico al servicio de los medios de comunicación en la era de la información, las formas de relación entre los sujetos y las instituciones han cambiado considerablemente y con ello la forma de ejercer el poder blando. Con un mayor número de países que operan con sistemas democráticos, la influencia sobre la opinión pública adquiere mayor importancia. Ésta es quien puede ejercer presión sobre su gobierno para que un país tome cierta postura ante algún tema. Bajo este panorama, la diplomacia dirigida a la opinión pública se vuelve tan importante como la diplomacia tradicional a puertas cerradas. Cabe recordar que la información es poder y actualmente una mayor parte de la población tiene acceso a ese poder (Nye, 2008, p. 99). En la diplomacia pública, el rol que ocupa la cultura popular en la manera en la que un país, nación o tema es percibido por la audiencia foránea es muy importante. Por lo anterior, el cine desde su invención ha sido una herramienta muy 2

3 importante en la construcción de la cultura. En primer lugar por su papel en la representación de ideas o acontecimientos que transforman el conocimiento y la relación de la sociedad con su entorno; y luego por su carácter masivo que, en ocasiones, representa el único bien cultural a que diversos sectores de la sociedad tienen acceso. Conforme el desarrollo del cine a lo largo del siglo XX, su influencia creció hacia públicos más amplios y diversos, sus temáticas y objetivos fueron más claros y su poder como instrumento en la configuración de la cultura contemporánea también. Públicos jóvenes, de diversos niveles sociales o con diferentes grados de educación se vuelven receptores del mensaje, que en muchas ocasiones se encuentra implícito. Así, más allá de su carácter estrictamente recreativo, el cine puede fomentar el empoderamiento de la sociedad civil, la cooperación y crear puentes de entendimiento entre comunidades y círculos de opinión pública. Francisco Peredo ha traducido el término Film Diplomacy como diplomacia del celuloide y se refiere a ella como determinadas acciones desarrolladas en el ámbito de la diplomacia oficial y fuera de ella, cuyo objetivo es plantear un punto de vista de un país hacia la sociedad de otro, por medio de documentos fílmicos (Peredo Castro, 2008, p. 93). Durante la implementación de la política de el buen vecino por parte de Estados Unidos hacia países latinoamericanos, el apoyo al desarrollo de la industria cinematográfica mexicana fue parte de una estrategia de diplomacia pública para influir en la percepción de la audiencia latinoamericana sobre la sociedad estadounidense y viceversa. Esto impulsó el crecimiento de la industria nacional durante la década de 1940 conocida como la época de oro. Actualmente, con la revitalización de la industria cinematográfica en México, actores, directores y diversos personajes del medio del entretenimiento, se han convertido en embajadores de diplomacia pública. Sus acciones están incidiendo en la conformación de una agenda social sobre temas relevantes de la actualidad mexicana, mismos que buscan generar un cambio en el desarrollo de la política nacional. 3

4 La presente ponencia se propone analizar el uso del cine como parte de una estrategia de diplomacia pública. Se compara su uso como herramienta del poder blando por parte de un estado-nación y por parte de la sociedad civil. En ambos casos, la estrategia de diplomacia pública se propone cambiar la percepción acerca de la realidad mexicana y su sociedad por parte de las audiencias extranjeras. Época de Oro del cine mexicano: Estados Unidos y la diplomacia del celuloide Durante la Segunda Guerra Mundial, América Latina fue considerada un área geopolítica estratégica. Por un lado, Alemania mostraba renovado interés por varios países de la región, especialmente México, Argentina y Brasil, debido a su producción de materias primas. Hitler veía en México una de las naciones con mayor riqueza, pero sin un gobierno apropiado para administrarla (Peredo Castro, 2004, p. 77). El acercamiento que tuvo hacia el país fue por medio de reforzar los lazos comerciales y las relaciones diplomáticas, así como el uso de propaganda. Para 1935, las delegaciones alemanas fueron promovidas a embajadas y oficiales nazis llevaron a cabo actividades de inteligencia en el país. Por el otro lado, debido al contexto político de la época en México, la relación diplomática con algunos de los países aliados era tensa y en algunos casos fue suspendida. Un ejemplo de esta crisis es la ruptura de relaciones diplomáticas entre México y Gran Bretaña de 1938 a 1941 como resultado de la privatización de la industria petrolera. Ante este escenario, los países aliados tuvieron que modificar su acercamiento a la región para evitar que los países del eje, y con ellos su ideología, permearan el gobierno y la sociedad Latinoamericana poniendo en riesgo sus esfuerzos de guerra. Desde 1933, bajo la presidencia de Franklin Roosevelt, el gobierno estadounidense enfocó esfuerzos para mejorar la relación con Latinoamérica a través de la política del buen vecino; cuyo objetivo era mejorar la confianza de la región hacia Estados Unidos por medio de entendimiento mutuo y cooperación (Espinosa, 1976). Al inicio de la Segunda Guerra Mundial, esta política tomó más 4

5 relevancia y fue durante la década de 1940 cuando se vio un incremento en los esfuerzos de diplomacia cultural entre Estados Unidos y México. Durante esta década las políticas internas de México coinciden con la política exterior estadounidense y determinaron la fisionomía de la industria fílmica nacional que se diseñó para hacer proselitismo en la región Latinoamericana en principio con la idea de fortalecer la unidad continental pero también con el propósito de que sirviera a los fines de los aliados, particularmente de Estados Unidos (Peredo Castro, 2004, p. 26). Con los acuerdos establecidos bajo la política del buen vecino, los estudios de Hollywood y la industria cinematográfica mexicana impulsaron el crecimiento y consolidación del cine en México, así como su expansión y eventual domino en el mercado hispanoparlante (Irwin et al., 2013). Por medio del desarrollo de la industria local, la política del buen vecino se fortalecía y México tenía un papel muy importante en el desarrollo de la zona. Esto se debía entre otros factores a que la influencia del cine mexicano sobre las repúblicas latinoamericanas sería era más efectivo comparado con el de los estudios de cine estadounidenses porque, como señala Peredo los filmes mexicanos se plantearían en contextos locales y serían más aceptables y comprensibles para las audiencias latinoamericanas ya que además se hablaban en el mismo lenguaje (Peredo Castro, 2004, p. 143). En 1941, el presidente Roosevelt creó la Oficina del Coordinador de Asuntos Interamericanos (OCAIA), con Nelson Rockefeller a la cabeza. Esta oficina tenía el propósito fundamental de contrarrestar las actividades de propaganda de los países del eje en Latinoamérica. El objetivo de la oficina era servir como el centro para la coordinación de las relaciones culturales y comerciales de la nación que afectaban la defensa del hemisferio (Espinosa, 1976). El común denominador de los esfuerzos de dicha oficina era la esperanza de que cada actividad influenciara a la población latinoamericana y sus gobiernos a alinearse con Estados Unidos y no con los países del eje. La OCAIA creó la Motion Picture Society for the Americas con el objetivo de suprimir la posible infiltración franquista y de los nazis en las cinematografías latinoamericanas (Peredo Castro, 2004, p. 33) y coordinar los esfuerzos de colaboración del cine estadounidense. Como parte del proyecto se le dio apoyo a 5

6 tres áreas estratégicas de la industria cinematográfica mexicana. En primer lugar, se proveyó a los estudios de filmación con instrumentos de mayor tecnología y refacciones para los equipos existentes. En segundo lugar se le dieron incentivos económicos a los productores mexicanos para que continuaran realizando filmes. Finalmente, los empleados de los estudios mexicanos recibieron asesoría de sus contrapartes estadounidenses (Vega, 2007). Por otro lado, Estados Unidos proveyó a México con la materia prima para la realización de películas: el celuloide. A diferencia de Argentina que no contaba con distribución de este material por parte de países como Alemania o Italia, México recibía de Estados Unidos material que ellos no estaban utilizando debido a la guerra. En la siguiente tabla (Tabla 1) se aprecia el cambio en la producción cinematográfica en México, Argentina y España. Tabla 1. Producción cinematográfica México, Argentina, España Películas México Argentina España Fuente: (Vega, 2007, p. 26) Finalmente, se estableció el Plan para la estimulación de películas por la industria mexicana en apoyo a la guerra. Esta estrategia de la OCAIA se creó para reforzar las actividades anteriores de contra-inteligencia y propaganda ante la amenaza del eje. Como resultado de este plan, el gobierno mexicano aprobó un decreto en el que censuraba la proyección de películas producidas por Alemania, Japón e Italia en todo el país (Peredo Castro, 2004). México se desarrollaba de manera intensa en la esfera económica y esto, al 6

7 igual que la estabilidad política se reflejaba en la industria fílmica. La época de oro del cine mexicano comienza a finales de la década de 1930 y se consolida en la década de La industria no sólo llegó a representar la tercera actividad económica del país, sino que fungió como herramienta para la construcción de una identidad y comportamiento social cambiante postrevolucionario. Como resultado, la industria cinematográfica de México exportó producciones al resto de América Latina apoyada por el gobierno estadounidense, quien necesitaba un proveedor aliado que suministrara el mercado fílmico durante la guerra. El consumo del cine mexicano fuera de México significó un intercambio cultural transnacional que tomó diferentes formas según la región geográfica. En países de habla hispana, se convirtió en el producto fílmico con el que las audiencias más se identificaban y veían reflejados algunos de sus propios valores sociales. En países con idioma diferente al español, sobre todo anglo parlantes y específicamente en Estados Unidos, el cine mexicano promovió un cambio en la perspectiva que se tenía no sólo sobre México, sino también sobre Latinoamérica en general. Las películas mexicanas fueron la experiencia cultural más auténtica a la que tuvieron acceso en muchos casos las audiencias estadounidenses. Por otro lado, las comunidades de migrantes en Estados Unidos, veían en estas películas un acercamiento de su país y sus costumbres, permitiéndoles una conexión con sus raíces mexicanas (Irwin et al., 2013). La industria cinematográfica mexicana fue una máquina de producción cultural poderosa que influyó sobre diversas audiencias extranjeras, desempeñando un rol clave en la educación de las masas a lo largo del hemisferio (Irwin et al., 2013, p. 25) con respecto a la imagen México y su sociedad. A pesar de que no fue el único recurso de poder blando del que hizo uso México, ciertamente fue uno de los más significativos durante ese periodo. Renacimiento del cine mexicano: Sociedad civil y la diplomacia de las celebridades Con la llegada del siglo XXI, México atravesó por muchos cambios significativos a partir de la transición política y la industria cinematográfica no fue la 7

8 excepción. La atención que capturó el país en ese momento también se vio reflejada en el éxito de varios filmes de principios de siglo como Amores Perros (2000) e Y Tú Mamá También (2002), atrayendo el interés de inversores extranjeros y nacionales. A diferencia de la década de 1940, cuando el cine era financiado prácticamente en su totalidad por el gobierno mexicano, durante la primera década del nuevo milenio se fundaron diversas casas productoras de alto nivel como Lemon Films y Canana Films. Ambas mantuvieron una estructura de inversión privada y fueron ideadas por una nueva generación de productores y agentes de la industria cinematográfica con una visión clara sobre la contribución que buscan dejar a la cultura audiovisual mexicana (MacLaird, 2013). Por otro lado, la atención mediática que adquirieron los directores Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro y Alejandro González Iñárritu, también conocidos como los Tres Amigos, dieron al cine mexicano prestigio y presencia internacional. Un elemento importante en la transformación de la industria cinematográfica mexicana es la coproducción con otros países. Contrario a la situación financiera de la época de oro donde el gobierno mexicano financiaba la mayor parte de la producción fílmica, durante el nuevo milenio el gobierno tomó un rol pasivo ante la industria. Son justamente los Tres Amigos quienes llegan a definir el cine mexicano de forma comercial sin apoyo del Estado y por medio de Hollywood, ya que los tres dividen sus carreras entre Hollywood y México (Sisk, 2011, p. 167). En ocasiones, las producciones realizadas bajo el sello de coproducción internacional tienden a mantener una narrativa en la que los imaginarios nacionales, raza, etnicidad y ciudadanía son representados por medio de estereotipos. En el caso mexicano, varias películas de la década de 1990 tomaron como temática central la americanización de los valores mexicanos y durante el nuevo milenio se ha manejado la temática de la identidad mexicana en una sociedad culturalmente transnacional (MacLaird, 2013, p. 165). El trío de directores mexicanos, por ejemplo, habita un espacio ente lo nacional y lo global en la producción de sus filmes, pero también en la temática de las historias que crean (Sisk, 2011, p. 169). Las relaciones entre ricos y pobres en una sociedad joven en Y Tu Mamá También 8

9 o la representación de la pobreza y su relación con la violencia en Amores Perros son temáticas que muestran un México contemporáneo que aún mantiene fuertes tradiciones y esquemas sociales. Sin embargo, la visibilidad que ganó el cine mexicano gracias al trabajo de González Iñárritu, del Toro y Cuarón es innegable. Sobre todo después de sus nominaciones en los Academy Awards de 2007, donde las tres películas en las que participaron el año anterior fueron nominadas: Babel, El laberinto del fauno y Children of Men, respectivamente. A pesar de que dichas producciones no hayan ganado todos los premios a los que estaban nominadas, entre ellos el de mejor película del año y mejor película extranjera, los directores tienen la posibilidad de hacer filmes que se muestran globalmente y consecuentemente pueden influir en la producción fílmica de su país (Sisk, 2011, p. 170). Un ejemplo de la interacción entre lo local y lo global es cómo a partir del éxito de estos directores en producciones a gran escala en el extranjero ellos se han convertido en portavoces de la industria nacional y han expresado sus ideas en cuanto al proteccionismo cultural en el país (MacLaird, 2013) y otros temas políticos de interés para los mexicanos. La fama internacional no ha sido exclusiva para los directores mexicanos. Actores como Diego Luna y Gael García, también saltaron a la escena internacional gracias a este renovado interés por el cine mexicano. Ambos fueron conocidos como la mancuerna de una nueva generación de actores mexicanos con fama internacional, en ocasiones siendo comparados como una versión contemporánea de Pedro Infante y Jorge Negrete. Sin embargo, ellos han dado el paso a la producción y dirección fílmica, tanto en México como en el extranjero. La compañía productora, Canana Films, de estos actores directores, desempeña un rol de productora local y socialmente responsable que trabaja de manera independiente al apoyo del estado mientras participa en colaboraciones internacionales. La productora mantiene el objetivo de descentralizar y diversificar la narrativa fílmica de México a través de la producción y distribución de sus materiales. Estos productores han tomado el rol de promover contenidos culturalmente relevantes a la vez que reinterpretan intencionalmente los parámetros de definición de la cultura nacional (MacLaird, 2013, p. 167). En términos de poder blando, la exportación de una identidad mexicana contemporánea y una 9

10 cultura nacional que tiene cabida en la comunidad internacional, significa para México una revalorización de sus recursos culturales, poniéndolos a la par de metrópolis modernas, pero manteniendo los recursos culturales que caracterizan al país. Más recientemente, la participación de Diego Luna como director de la película César Chávez (2014), bajo la producción de su empresa Canana Films, pone el nombre de directores y productores mexicanos nuevamente en el interés internacional. La película, como el mismo Luna lo dice en varias entrevistas (HuffPost Voces, 2013), busca no solamente entretener, sino participar en la generación de un cambio social en cuanto al tema migratorio en Estados Unidos. Es importante en este momento hacer énfasis en el rol que tiene Diego Luna como representante de la cultura popular mexicana y el peso que tienen sus acciones sobre la visión que se tiene del país. Es justamente bajo narrativas de este tipo en las que el cine funciona como herramienta de diplomacia pública para México. A diferencia de la producción fílmica de Cuarón, del Toro y González Iñárritu a partir de la cual estos directores se convierten en portavoces de la cultura contemporánea mexicana y resultando ellos mismos en activos de la exportación cultural, en el caso de la película de César Chávez se busca fomentar el interés sobre el tema migratorio en Estados Unidos para crear un cambio social a partir de la acción de la sociedad civil. Un ejemplo del impacto de la película César Chávez en la agenda política estadounidense, es la proyección de ésta en la Casa Blanca el 19 de marzo de 2014 (Obama, 2014). Con un discurso de presentación por parte del Presidente Barack Obama, la proyección significó el reconocimiento por parte de la más alta figura de poder en Estados Unidos, de que el papel de César Chávez, plasmado en la película, tiene validez actual y que necesita atención política. Diego Luna, al ser mexicano, le da fuerza al mensaje que desea transmitir con respecto a la situación actual de las políticas migratorias entre Estados Unidos y México. En este sentido, vemos dos representaciones de diplomacia pública. En primer lugar, la diplomacia del celuloide, que es ejercida por la película en sí como una herramienta para el cambio social; y en segundo lugar, la diplomacia de 10

11 celebridades, llevada a cabo por Diego Luna que como director de la película funge también como vocero de dicho cambio social en diferentes partes del mundo, entre ellas México y Estados Unidos. Durante la segunda década del siglo XXI, México ha experimentado lo que muchos llaman un renacimiento del cine mexicano (Grant, 2013) dando continuidad a los éxitos fílmicos que se dieron a partir de Amores Perros en el año Películas de comedia como Nosotros los Nobles (2013) y No se aceptan devoluciones (2013) han roto records de distribución y asistencia tanto en México como en Estados Unidos (Gutiérrez, 2014). Más directores mexicanos siguen participando en festivales internacionales de renombre y sus películas son bien recibidas por la crítica internacional, como fue el caso de Heli (2013) que ganó el premio a mejor director (Amat Escalante) en Cannes en En la entrega de los Academy Awards de 2014, Alfonso Cuarón se convirtió en el primer mexicano y el primer latinoamericano en recibir un Oscar como mejor director por Gravity (2013). Este tipo de reconocimientos le dan a México una imagen positiva en términos culturales. Tienen la capacidad de influir en la percepción de la opinión pública internacional y le dan la posibilidad a los representantes del cine mexicano como Diego Luna o Alfonso Cuarón de poner temas de importancia en la agenda política de México o Estados Unidos. Conclusiones Al hablar del cine como herramienta de diplomacia pública no se debe olvidar la función primaria como medio de entretenimiento pero bajo cualquier perspectiva de análisis debe ser visto como un producto cultural de vital importancia a nivel global. No se debe poner exclusivamente en este medio la pesada tarea de promover una imagen nacional positiva. Sin embargo, como herramienta de apoyo, puede ser muy efectiva. El cine permite a los espectadores crear imágenes mentales que moldean identidades y definen relaciones culturales ( Experts Answer: Film and Public Diplomacy, 2012). 11

12 El éxito de la estrategia de diplomacia pública durante la década de 1940 se debió en gran medida a la situación política internacional. Como se mencionó con anterioridad, la coincidencia de la política internacional estadounidense de fortalecer relaciones con América Latina a través de la política del buen vecino, así como la política interna mexicana de fomento al cine para la creación de una identidad nacional homogénea postrevolucionaria, abrió camino a una industria cinematográfica creciente. La proyección de estas películas mexicanas en Estados Unidos fue una forma de ingreso económico para el país y un punto de encuentro entre la diáspora mexicana sus valores que han sido fundamentales para el desarrollo de ambas naciones. Para los estadounidenses significó una introducción a o un cambio en la percepción de México y su cultura, su idioma y sociedad. La época de oro fue financiada por los gobiernos mexicano y estadounidense y formó parte de una política estatal establecida cuyo objetivo era la producción de cine en México para hacer uso de los recursos culturales que conforman el poder blando del país. Por el contrario, el resurgimiento del cine mexicano en el siglo XXI no se debe fundamentalmente a una política gubernamental. En este caso, fueron los directores, productores y actores mexicanos, miembros de la sociedad civil, quienes separándose del gobierno se dedicaron a hacer cine. En este caso en particular el lector debe ser cuidadoso en no confundir una estrategia de diplomacia pública ejecutada por un gobierno y aquella que es llevada a cabo por la sociedad civil. Debido a que la diplomacia pública es un campo de estudio nuevo y en constante expansión, académicos en diversas instituciones han ofrecido una noción más amplia del concepto. En ésta se reconoce la importancia de los actores no estatales en el proceso de toma de decisiones en la comunidad internacional. La nueva diplomacia pública incluye a organizaciones supranacionales, actores subnacionales, organizaciones no gubernamentales, sociedad civil y corporaciones internacionales como actores que se comunican y participan activamente con públicos extranjeros y por ende desarrollan y promueven estrategias de diplomacia pública propias ( What Is Public Diplomacy?, n.d.). 12

13 Los miembros de la industria cinematográfica mexicana se convierten en portavoces de la identidad contemporánea de México y proponen una visión moderna del país que surge de la diversidad social y la interacción intercultural en el contexto de la globalización. Su exposición internacional les permite presentar a públicos extranjeros los problemas sociales que afectan a México al igual que los aspectos positivos del país, teniendo impacto en la percepción de estas audiencias sobre la realidad mexicana. Utilizan el cine y la proyección internacional que este medio les da como personas públicas para atraer atención internacional a eventos políticos y poder fomentar un cambio social o al menos, abrir espacios de discusión sobre dichos temas. De esta forma, se convierten, voluntaria o involuntariamente, en parte de los recursos de poder suave mexicano. La diplomacia del celuloide tiene la ventaja de tener facilidad de movimiento. Se pueden hacer proyecciones simultáneas en diversas partes del mundo, desde los festivales de cine internacional más reconocidos como Cannes, a ciclos cinematográficos como el que se llevará a cabo en septiembre de 2014 en el Festival de Cine de Milwaukee, donde se presentarán ocho películas mexicanas, todas del año 2013, bajo su programa Pasaporte que busca resaltar la política, cultura y sociedad de un país diferente cada año (Dudek, 2014). Una película puede entretener, educar y empoderar. Puede generar un cambio de proporciones personales o épicas. Fuentes Libros Espinosa, J. M. (1976). Inter-American beginnings of U.S. cultural diplomacy, Washington: Bureau of Educational and Cultural Affairs. Irwin, R. M., Castro, M., Szurmuk, M., Gordillo Alvarez, I., Suznjevic, D., & British Film Institute. (2013). Global Mexican cinema: its golden age: el cine mexicano se impone. London: A BFI Book published by Palgrave Macmillan. 13

14 MacLaird, M. (2013). Aesthetics and politics in the Mexican film industry (First edition.). New York: Palgrave Macmillan. Peredo Castro, F. (2004). Cine y propaganda para Latinoamérica: México y Estados Unidos en la encrucijada de los años cuarenta (1. ed.). México, D.F.: Universidad Nacional Autónoma de México. Vega, S. (2007). Historia de un gran amor: relaciones cinematográficas entre Cuba y México Guadalajara, Jal.: Universidad de Guadalajara. Artículos académicos Nye, J. S., Jr. (2008). Public Diplomacy and Soft Power. Annals of the American Academy of Political and Social Science, 616, Peredo Castro, F. (2008). La diplomacia del celuloide entre México y Estados Unidos: medios masivos, paranoias y la construcción de imágenes nacionales ( ). Revista Mexicana de Política Exterior, (85), Sisk, C. L. (2011). Entre el Cha Cha Chá y el Estado: El cine nacional mexicano y sus arquetipos. A Contracorriente, 8(3), Fuentes Electrónicas Dudek, D. (2014, August 5) Milwaukee Film Festival will include focus on Mexico. Journal Sentinel. Retrieved August 14, 2014, from Espinosa, J. M. (1976). Inter-American beginnings of U.S. cultural diplomacy, Washington: Bureau of Educational and Cultural Affairs. 14

15 Experts Answer: Film and Public Diplomacy. (2012, March). Experts Answer: Film and Public Diplomacy. USC Center on Public Diplomacy. Retrieved from c_diplomacy Grant, W. (2013, November 4). Fearless Mexican cinema rides wave of success. BBC News. News. Retrieved August 9, 2014, from Gutiérrez, V. (2014, enero). Un gran año para el cine mexicano? El Economista. El Economista. News. Retrieved August 9, 2014, from HuffPost Voces. (2013, July 8). VIDEO: Diego Luna habla sobre su nueva cinta Chávez. HuffPost Voces. Retrieved July 25, 2014, from Irwin, R. M., Castro, M., Szurmuk, M., Gordillo Alvarez, I., Suznjevic, D., & British Film Institute. (2013). Global Mexican cinema: its golden age: el cine mexicano se impone. London: A BFI Book published by Palgrave Macmillan. MacLaird, M. (2013). Aesthetics and politics in the Mexican film industry (First edition.). New York: Palgrave Macmillan. Nye, J. S., Jr. (2008). Public Diplomacy and Soft Power. Annals of the American Academy of Political and Social Science, 616, Obama, B. (2014, March 19). Remarks by the President at Screening of Cesar Chavez: An American Hero The White House. White House website. Retrieved August 9, 15

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