TEMA 2: EL ANÁLISIS DE LA DISCRIMINACIÓN POR GÉNERO CONTRA LAS MUJERES EN LAS ORGANIZACIONES LABORALES

Transcripción

1 Este universo de significaciones que legitima las desigualdades entre los géneros ha comenzado a entrar en crisis. Como todo cambio social, es relativamente independiente de la voluntad de sus actores. Todo hace pensar que se abre el desafío de hallar nuevas formas contractuales que redefinan las relaciones entre mujeres y hombres desde una perspectiva más igualitaria, es decir, orientados por un criterio de justicia distributiva de bienes económicos, simbólicos y eróticos entre ambos géneros. Ana María Fernández, La mujer de la ilusión, p. 18. TEMA 2: EL ANÁLISIS DE LA DISCRIMINACIÓN POR GÉNERO CONTRA LAS MUJERES EN LAS ORGANIZACIONES LABORALES En este tema estudiaremos algunos conceptos importantes que nos ayudarán a comprender las formas cómo opera la discriminación por género específicamente contra las mujeres en las organizaciones laborales. También revisaremos algunos obstáculos que enfrentan las mujeres y que afectan sus derechos en el trabajo. 2.1 Conceptos fundamentales para comprender cómo opera la discriminación por género en las organizaciones laborales Como vimos en el tema anterior, la discriminación no afecta a todas las personas por igual, sino que existen grupos de personas en situaciones de vulnerabilidad, quienes ven limitados y lesionados sus derechos y libertades. Por ejemplo, en México, las mujeres quienes a pesar de representar más de la mitad de la población (51.2%) 1, siguen viviendo situaciones de desigualdad e incluso de violencia por su condición de género. La desigualdad que viven las mujeres en las organizaciones laborales ha dado como resultado la afectación de sus derechos al recibir salarios menores en comparación con los hombres aunque realicen el mismo trabajo, al tener acceso limitado a puestos de trabajo con poder de mando o ser empleadas en actividades consideradas como femeninas que son menos pagadas. Además siguen asumiendo la responsabilidad de las tareas domésticas y el cuidado de los integrantes de las familias. La discriminación contra las mujeres se ha justificado a partir de concepciones y discursos deterministas sobre su naturaleza biológica. Pero son las sociedades, la cultura, la historia y no los genes ni la herencia, los que fomentan la discriminación sistemática afectando su derecho y limitando sus oportunidades de acceso y permanencia -por ejemplo, en el trabajo remunerado. Un aporte fundamental en este sentido es la perspectiva de género, la cual ayuda a comprender cómo mujeres y hombres se construyen y organizan a partir de los mandatos sociales y culturales, identificando vías para lograr el libre desarrollo de todas las personas y relaciones de género igualitarias, sin discriminación y violencia. Video (videos/unidad1/discriminacion_genero_trabajo.flv)

2 2.1.1 La perspectiva de género Una perspectiva o enfoque refiere a un punto de vista a partir del cual se analizan e interpretan los hechos. Utilicemos una analogía para comprender lo anterior, si eres una persona con lentes, te percatarás que sin ellos miras tu entorno de forma diferente, incluso puedes ver de manera borrosa pues no alcanzarás a observar las particularidades de los objetos o simplemente no podrás verlos. Al contrario, cuando portas los lentes distinguirás claramente rasgos, características y detalles que antes no lograbas identificar con claridad. De la misma manera, la perspectiva de género posibilita mirar la realidad desde otro lugar, proporciona herramientas (teóricas y metodológicas) para cuestionar lo aprendido a través del tiempo y que hemos llegado a asumir como natural, por ejemplo, la forma en que se relacionan mujeres y hombres en diversos espacios. En este curso te invitamos a reaprender a mirar el mundo con los lentes del género para identificar las desigualdades que afectan específicamente a las mujeres en las organizaciones laborales. En dicho aprendizaje, la perspectiva de género es de gran utilidad porque se trata de una herramienta para la interpretación crítica, relacional e histórica sobre la construcción social de la experiencia de ser mujeres y hombres y de las relaciones de poder asimétricas de género en los diferentes contextos o culturas de la vida humana. 2 Esta herramienta nos permite analizar relaciones entre mujeres y hombres y las que existen entre las propias mujeres y los propios hombres, y su articulación con otras variantes de la realidad social como la condición económica, la etnia, la edad o la orientación sexual. Si bien existen condicionamientos de género para todas las mujeres (y hombres), no todas los viven, los asumen o disponen de las mismas vías para su transformación. Esta consideración permite distinguir la discriminación que sufren por ejemplo las mujeres indígenas, las universitarias, las empresarias, las mujeres adultas mayores o las jóvenes. De igual manera, podemos analizar las diferencias o semejanzas de la condición de género existentes entre los hombres por ejemplo los políticos, los ejecutivos de alto nivel de las empresas privadas, los vendedores ambulantes, los indígenas o con alguna discapacidad. En síntesis, el uso de la perspectiva de género permite: Desnaturalizar las explicaciones sobre las diferencias entre mujeres y hombres, basadas en la idealización de los aspectos biológicos y la negación de la influencia social. Comprender los procesos a través de los cuales las diferencias biológicas entre los sexos se convierten en desigualdades sociales, que limitan el acceso igualitario de mujeres y hombres a los recursos económicos, políticos y culturales. Visibilizar la experiencia de los hombres en su condición de género, contribuyendo a una mirada más integral e histórica de sus necesidades, intereses y contribuciones al cambio. Esto desplaza la idea del Hombre (hombres) como representantes de toda la especie humana, para considerarlos en su

3 diversidad y especificidad histórica. Identificar cómo opera la discriminación, pues aborda todos aquellos aspectos de la condición social y económica de las mujeres y los hombres con el fin de favorecer la igualdad oportunidades y el acceso de recursos, servicios y derechos. Construir vías y alternativas para eliminar la desigualdad y discriminación contra las mujeres y promover la igualdad de género. Los instrumentos jurídicos nacionales en materia de protección a los derechos humanos conciben la perspectiva de género como una visión científica, analítica y política sobre las mujeres y los hombres, que se propone eliminar la desigualdad, la injusticia y la jerarquización de las personas basada en el género. Esta perspectiva contribuye a construir sociedades en donde las mujeres y los hombres tengan el mismo valor, la igualdad de derechos y oportunidades para acceder a los recursos (económicos, políticos, sociales, culturales, etc.) 3 Esta perspectiva o visión ha sido resultado de diversas elaboraciones teóricas y políticas que tanto el feminismo como la academia (estudiosas y estudiosos de las condiciones de las mujeres) han realizado sobre las diferencias y desigualdades entre mujeres y hombres. Uno de los postulados de esta perspectiva, es la distinción entre sexo y género, aspecto que explicaremos en el siguiente apartado La diferencia entre sexo y género El sexo refiere al conjunto de características biológicas propias de un ser humano como mujer u hombre. Hasta hace pocos años se pensaba que estas características no podían cambiar y determinaban las cualidades y conducta de mujeres y de hombres. Es decir, se pensaba que la feminidad y la masculinidad eran realidades esenciales e inmutables determinadas por la biología. No obstante, las ciencias biomédicas han confirmado: lo único que no se puede modificar en un cuerpo humano es el la naturaleza cromosómica, todo los demás es transformable mediante intervenciones quirúrgicas y tratamientos hormonales. Asimismo, los aportes de las ciencias sociales enfatizan la influencia de la educación y la cultura en la construcción de la subjetividad y la conducta de las personas. Entonces, la distinción entre sexo y género es necesaria para reconocer la indiscutible existencia de diferencias anatómicas y sexuales entre mujeres y hombres, y los roles, atributos y relaciones que construye y determina la cultura. Casi en la segunda mitad del siglo XX, la filósofa existencialista Simone de Beauvoir afirmó: No se nace mujer, se llega a serlo, 4 revelando que son las civilizaciones (y no la naturaleza), las que elaboran el papel y la posición que tienen las mujeres (o los hombres) en las sociedades. El género es un concepto que explica cómo se construyen las experiencias de las mujeres respecto a la de los hombres y por qué éstas se caracterizan por establecer opuestos (femenino/masculino, lo racional/intuitivo, lo político/doméstico, lo público/privado) y una distribución desigual de bienes, recursos, derechos y del poder. Los supuestos de género guardan una compleja interacción con la organización económica y política de una sociedad, y por lo tanto cambian a través del tiempo. Si bien la asignación de género trasciende países, culturas y sistemas económicos, cabe subrayar que la adquisición de estos aprendizajes y significados es un proceso complejo donde las personas tenemos la oportunidad de re-construir y re-significar de acuerdo a nuestros deseos y transformaciones contextuales.

4 En síntesis, la distinción entre sexo y género ha evidenciado que -en diversas sociedades y culturas, las diferencias anatómicas de los seres humanos han sido utilizadas para justificar y fomentar situaciones de desigualdad social y política entre mujeres y hombres. Recuadro 1 Si te interesa conocer más sobre quién fue Simone de Beauvoir así como sus grandes aportaciones en la reivindicación de los derechos humanos de las mujeres, te sugerimos dar clic en el siguiente link: ( Los estereotipos de género y la discriminación laboral Los estereotipos de género se basan en ideas preconcebidas sobre la apariencia, conductas o habilidades propias de uno u otro sexo a través de los cuales se busca la permanencia del rol de cada uno y de las relaciones entre mujeres y hombres en una determinada organización social. Es decir, funcionan como los guardianes del orden de género y limitan las aspiraciones, capacidades y anhelos profesionales de unas y otros puedan desarrollar. Veamos cómo se ilustra lo dicho en este video. Video (videos/unidad1/vid_billie_1.flv) En las organizaciones laborales, los estereotipos de género tienen una influencia determinante en la distribución de tareas y beneficios. Según estos estereotipos, los hombres serán más aptos para realizar trabajo físico pesado o para asumir funciones de mando y responsabilidad; las mujeres tendrán una propensión natural a ocuparse y cuidar de los demás. Así, ciertas destrezas o competencias como la habilidad manual y la capacidad de comunicación y empatía, no son adquiridas por medio de la formación y de la experiencia, sino se conciben como atributos femeninos transmitidos genéticamente.

5 Asimismo, se genera una doble forma de valorar a las mujeres y a los hombres ante una misma situación en los espacios laborales. Por ejemplo, en el caso de los hombres, el éxito profesional suele atribuirse a sus habilidades y competencias, mientras que en el caso de las mujeres son el esfuerzo, demostrar que sí es capaz, su apariencia y su compromiso incondicional. También suele ocurrir que una misma actitud o conducta mostrada tanto en las mujeres como en los hombres es abordada desde apreciaciones distintas. Así por ejemplo, cuando las mujeres son competitivas frecuentemente se les otorga la connotación de agresividad y para los hombres, se consideran características muy valiosas que reflejan ambición y voluntad de ascender en el trabajo. Existen dos formas de naturalizar la discriminación contra las mujeres: primero, manifestando como un hecho natural que las mujeres ocupen un lugar subordinado porque son naturalmente inferiores. Y segundo, se alude a discursos que manifiestan abiertamente que la discriminación ya no existe. 5 En esta lógica, los estereotipos reproducen esquemas de desigualdad y discriminación en detrimento de las mujeres pues aunque siguen nutriendo las filas de la fuerza laboral, realizan el mismo trabajo que los hombres por menos ingresos y reciben un trato diferenciado no por sus capacidades, sino en función de su sexo La división sexual del trabajo Cualquiera podría creer que la elección del trabajo es neutral, sin embargo, no es así. Un concepto fundamental para entender la discriminación en los ambientes laborales, es el de la división sexual del trabajo porque expresa que el trabajo se ha organizado a partir del criterio de la pertenencia a uno u otro sexo y al tipo de rol de las mujeres y los hombres en las familias y en el mercado laboral. Es decir, alude a una división en torno a dos tipos de trabajo: El trabajo productivo: definido como un trabajo con valor y con capacidad de transformar los recursos socialmente disponibles en productos, bienes y valores necesarios para el desarrollo de la vida social. El trabajo reproductivo: consiste en las tareas orientadas a garantizar la sobrevivencia de la fuerza de trabajo y ha sido asimilado con el trabajo doméstico y de cuidado de las familias, por lo cualsus aportes a la economía han sido invisibles, poco reconocidos y subvalorados. Esta división sexual del trabajo ha determinado la existencia de dos espacios interrelacionados como la familia (ámbito privado) y el mercado laboral (ámbito público), a cada uno se atribuye una esencia masculina y femenina y por ende un papel diferenciado para mujeres y hombres. Cabe destacar que en el caso de las mujeres, su papel en el ámbito de la reproducción condiciona, limita y afecta su inserción en el mercado laboral. Esta división conlleva un reconocimiento y valoración desigual que se expresa a través del trabajo remunerado y no remunerado que ya vimos en la unidad pasada. Video

6 (videos/unidad1/trabajo_domestico.flv) El estudio de lo público y privado ha permitido dar cuenta de dos espacios físicos, sociales y de significación distintos, con racionalidades y normatividades diferentes. El espacio público se identifica como el lugar de trabajo que genera ingresos, la acción colectiva, el poder, es decir, el lugar donde se produce y transcurre la Historia (comprendida desde el punto de vista masculino); mientras que el privado se relaciona con el trabajo no remunerado, de las relaciones familiares y parentales, los afectos, la vida cotidiana. El primero, masculino; el segundo, femenino. 6 Las estudiosas de las condiciones de las mujeres han advertido que esta representación de la sociedad dividida en estas dos esferas se ha traducido en una organización dicotómica de las sociedades contemporáneas, que no permite dar cuenta de la complejidad de espacios sociales y físicos en que transcurren la vida humana y el quehacer de los actores sociales, pues las personas no están confinadas en un solo espacio sino que se relacionan desde ambos espacios además interdependientes. Por ejemplo, las mujeres que trabajan en las organizaciones laborales pero también se encargan del trabajo doméstico en sus hogares transitan en ambos espacios generando expectativas y cambios en los mismos. 7 Lo que es una realidad es que en todo el mundo las ocupaciones en las que predominan los hombres son mejor remuneradas a las de las mujeres que además se concentran en actividades relacionadas a la llamada economía del cuidado, es decir aquellas ligadas a la educación, la salud y los servicios personales. Debido a que estas cualidades no han sido percibidas como un tiempo y trabajo que implica esfuerzos y capacidades individuales, sino como resultado de una condición natural a lo largo de procesos históricos, de ahí su baja valoración económica. 8 Recuadro 2 Las ocupaciones donde predomina uno de los sexos son aquellas donde las personas trabajadoras de un sexo constituyen más del 80% de la fuerza de trabajo. 9 Recuadro 3 Si te interesa profundizar sobre la valoración del trabajo que realizan las mujeres, así como las diferencias existentes en relación con los hombres y las consecuencias de las confusiones entre el valor y el precio del trabajo reproductivo, te recomendamos abrir y revisar la lectura: La valoración del trabajo de la mujer: aspectos económicos y sociales cuyo link es: uuid=08a305bc-5f09-4c73-91d1-d1bbbbee0d22&groupid=41671 ( d1bbbbee0d22&groupid=41671) Un hecho innegable por ejemplo, es la creciente participación de las mujeres en el mercado laboral. Según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE, 2012), a fines de los años setenta, la tasa de participación de las mujeres era de 17.6%; para 1996, en la etapa posterior a la crisis experimentada por el país, esta participación ascendía a 36.5%, y desde entonces ha continuado incrementándose en forma sostenida, situándose para 2012, en 43.48% y en 2013 en 43.34%. 10

7 Este incremento de las mujeres en el mercado laboral ha traído consigo una serie de cambios tanto al interior de las familias como en el propio mercado laboral. Es por esto que la OIT considera que las sociedades enfrentan un gran desafío en generar trabajo decente e igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres. Ello implica abordar la relación entre trabajo remunerado y no remunerado y la desigual repartición del trabajo doméstico Obstáculos que enfrentan las mujeres en las organizaciones laborales El papel de las mujeres en el cuidado de las familias y en el trabajo doméstico es determinante para su ingreso y permanencia en un trabajo remunerado. Es decir, entre más carga en actividades domésticas, menos tiempo y recursos para su desarrollo en el mercado laboral. A ello se suma la existencia de una cultura laboral desentendida de las responsabilidades que conlleva el espacio privado. De ambos factores derivan una serie de obstáculos para las mujeres en las organizaciones laborales entre las que podemos mencionar: la segregación ocupacional, las diferencias salariales, la falta de medidas de conciliación, el techo de cristal, inaccesibilidad para ocupar puestos con poder de decisión y el hostigamiento y acoso sexual. Ahora daremos paso a explicar en qué consiste cada uno de éstos obstáculos que enfrentan las mujeres en la vida laboral La segregación ocupacional La segregación ocupacional se refiere a la división sexual del trabajo que como ya vimos utiliza el sexo como criterio de organización social del trabajo, es decir mujeres y hombres concentrados respectivamente en actividades que se consideran femeninas o masculinas. El carácter segregado de una estructura laboral da cuenta de la medida en que las ocupaciones que la integran se escinden en masculinas y femeninas. Dicha separación no es neutra sino que trae consigo consecuencias dispares en cuanto a la calidad del empleo, los ingresos y las posibilidades de movilidad social. 12 Estas consecuencias colocan a las mujeres en situación de desventaja respecto de los hombres. En las organizaciones laborales, la segregación ocupacional se puede manifestar de forma vertical y horizontal: La segregación vertical: consiste en la distribución desigual de mujeres y hombres en la jerarquía ocupacional, en donde las mujeres ocupan los lugares de menor jerarquía con menor salario. La segregación horizontal: Se presenta cuando mujeres y hombres se distribuyen de manera diferente entre los tipos de ocupaciones del mismo nivel El techo de cristal Este concepto hace referencia a una superficie superior invisible en la carrera laboral de las mujeres. Se trata de un techo que limita sus carreras profesionales, difícil de traspasar y que les impide seguir avanzando. Es invisible porque no existen leyes o dispositivos sociales establecidos y oficiales que impongan una limitación explícita en la carrera laboral a las mujeres. 13 Es decir, el techo de cristal alude a una serie de condicionamientos o barreras invisibles que dificultan o impiden a las mujeres con probadas capacidades y méritos, alcanzar niveles jerárquicos altos en las organizaciones laborales. El carácter invisible de estas barreras está dado porque si bien no existen leyes, dispositivos sociales establecidos, o códigos explícitos que impongan a las mujeres semejante limitación, estas funcionan a través de dinámicas no formales como por ejemplo: la dedicación de tiempo de los puestos más altos están diseñados dentro de un universo de trabajo en horarios que habitualmente están disponibles para los hombres, pero no así para las mujereshorarios vespertinos o nocturnos- quienes asumen la responsabilidad del cuidado

8 constituyen una doble y/o triple jornada de trabajo. de las familias, del trabajo doméstico y de gestionar la solución de problemas o prestación de servicios públicos en sus colonias y comunidades. El conjunto de esas tareas realizadas por las mujeres Si bien no existe una prohibición explícita contra la aspiración de las mujeres a un puesto de mayor nivel, tampoco se dan las condiciones para incentivarlas o apoyarlas porque por ejemplo ingresan al mundo del trabajo remunerado y son calificadas desde una serie de prejuicios sobre sus capacidades y desempeños y cuando logran ocupar puestos de decisión y poder, su liderazgo es evaluado y cuestionado con criterios estereotipados y de mayor exigencia respecto al protagonizado por los hombres. Adicionalmente, ellos tienen más experiencia en ejercer el poder, en el caso de las mujeres no es así, pues la falta de modelos alternativos de autoridad con los cuales identificarse las puede llevar a sentir inseguridad y temor, o a reproducir esquemas masculinos, más aún si se trata de acceder a cargos o puestos de trabajo tradicionalmente ocupados por hombres Discriminación salarial y diferencias salariales La discriminación salarial ocurre cuando la principal base para la determinación de las remuneraciones no es la competencia o calidad de un trabajo, sino el sexo. Refiere a las situaciones de retribución desigual de las mujeres respecto de los hombres, en iguales condiciones de calificación laboral que ellos. 14 Las mujeres reciben salarios inferiores por la misma actividad realizada por los hombres, y ello responde a la creencia de que ellas no requieren un ingreso mayor porque los hombres son quienes se encargan de proveer a las familias. Aunado a ello, se considera poseen una capacidad o necesidad menor ya que su sueldo sólo es un apoyo para el sostén de las familias. Sin embargo, existen datos que muestran otras realidades, por ejemplo el Censo de Población y Vivienda 2010 informó que en México 25 de cada 100 hogares están a cargo o son sostenidos por una mujer Protección a la maternidad y extensión de la seguridad social Otro obstáculo que enfrentan las mujeres en las organizaciones laborales es la baja protección a la maternidad y a la extensión de la seguridad social, aun cuando ambos son derechos reconocidos en la 16 legislación.

9 En las organizaciones laborales prevalecen prácticas que violentan o restringen los derechos a través de solicitudes de exámenes de no gravidez para obtener un empleo, el incumplimiento de lo estipulado en la Ley Federal del Trabajo para las madres trabajadoras o el despido cuando las mujeres se embarazan. Ello, da cuenta de la falta de aplicación de la ley y el desinterés por desarrollar acciones y políticas acordes con la realidad de quienes participan en las filas de la fuerza productiva. Al interior de la PEA es posible identificar a la población que estuvo participando en la generación de algún bien económico o en la prestación de un servicio (población ocupada), la cual en el trimestre octubre- diciembre de 2013 alcanzó 50.2 millones de personas (31 millones son hombres y 19.2 millones son mujeres), cantidad mayor en 1.2 millones de personas a la del mismo lapso de un año antes De acuerdo a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, en el segundo semestre de 2012, la tasa de participación económica de las mujeres de 14 años y más con al menos un hijo/a nacido/a vivo/a es de 44.1%, de ellas 97.9% combina actividades en el mercado laboral con trabajo doméstico. Un dato por demás significativo es que la tasa de participación económica más alta se da entre las madres solteras (71.85), divorciadas (71.7%) y separadas (68.3%). La composición de la población económica activa de las mujeres con hijos/as indica que la mayoría (96.3%) participa en la producción de bienes y servicios. 17 De acuerdo a lo anterior, la maternidad es una realidad de la mayoría de las mujeres que participan en las organizaciones laborales. Sin embargo, lejos de contar con una efectiva protección, en nuestro país la condición de madre sigue siendo motivo de discriminación y desigualdad para desarrollarse en el trabajo. Y es un motivo de discriminación sustentado en la idea de que son muy altos los costos que implica para las empresas el apoyo a la maternidad y a los cuidados infantiles. A través de una investigación realizada por la OIT en cinco países, ahora sabemos que estos costos representan menos del 2% de la remuneración bruta mensual de las mujeres, es decir: el costo adicional para los empleadores es nulo. 18 Sin duda, la maternidad y su protección son una asignatura ignorada desde las políticas públicas orientadoras del desarrollo del país y en ello está la definición de nuevas medidas para garantizar la seguridad de las madres trabajadoras en el empleo, la viabilidad de la seguridad social, la aplicación de mecanismos (sistemas mixtos entre empleadoras y fondos públicos) para la financiación de la seguridad social, la corresponsabilidad (hombres, empresas y Estado) en el cuidado de las familias y en el trabajo doméstico, la adopción de licencias de paternidad o de parentesco (la pareja decide quién toma la licencia para el cuidado de las/os hijas/as), o la educación para el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos. Finalmente, la extensión de la seguridad social es un desafío ineludible pues además de los ciclos de vida y contingencias comunes para unas y otros (vejez, invalidez, salud, desempleo, enfermedades y accidentes laborales), las mujeres requieren además de la protección a la maternidad, mecanismos para acceder a servicios esenciales de salud y bienestar social durante su retiro.

10 2.2.5 El hostigamiento y el acoso sexual El acoso y hostigamiento sexual es una problemática más común de lo que se cree en las organizaciones laborales públicas o privadas. Ambos son expresiones de violencia contra de las mujeres, pero existe una diferencia sutil entre uno y otro: el acoso se suscita en diferentes espacios, sea en escuelas, las familias, en el transporte público o en el trabajo y opera de manera horizontal entre personas de jerarquías homólogas o de parte de alguien que ocupa una posición menor a la de la persona acosada. El hostigamiento sexual opera de manera vertical y se ejerce de parte de un superior jerárquico que utiliza su posición o cargo para obtener alguna satisfacción a través de ofrecimientos o amenazas relacionadas con la situación laboral de la persona subalterna. Tanto el acoso como el hostigamiento, son delitos tipificados en los ordenamientos jurídicos de nuestro país y por lo tanto son conductas que acreditan diferentes sanciones pocas veces efectivamente aplicadas. Por ello, es importante insistir en la prevención y la cero tolerancia de estas conductas, y evitar así las consecuencias del acoso y hostigamiento sexual en las organizaciones laborales ya que afecta sus niveles de productividad, su imagen y fomenta un clima negativo; para la sociedad en su conjunto, este tipo de prácticas constituyen un severo obstáculo para lograr la igualdad de género. Para las mujeres, quienes son las principales afectadas por estas conductas, sin duda representa un grave obstáculo causante de estrés, frustración, pérdida de autoestima, desinterés, ausentismo, y tiene efectos que se prolongan en el tiempo, incluso a lo largo de su vida, afectando el pleno ejercicio de sus derechos y libertades, su salud, su estabilidad económica y su desempeño laboral, así como sus relaciones familiares y su calidad de vida. 2.3 Las afectaciones en el derecho al trabajo de las mujeres Como hemos mencionado, la discriminación contra las mujeres en las organizaciones laborales se traduce en la afectación de su derecho para acceder al trabajo decente y gozar de oportunidades de desarrollo. La siguiente tabla ilustra y sintetiza algunos aspectos del derecho al trabajo que se ve afectado por las situaciones de discriminación que las mujeres enfrentan en el ámbito laboral: Acceso ASPECTO DEL DERECHO AL TRABAJO QUE AFECTA Selección y reclutamiento de personal Perfiles de puestos con requisitos, cualidades y funciones a desempeñar no por competencias, sino por la pertenencia a un determinado sexo. Solicitudes de empleo con datos como estado civil, número de hijas/os, fotografía o prueba de no gravidez, como si estos elementos fueran determinantes para la realización del empleo. A ningún hombre se le pregunta si su esposa está embarazada para determinar si se le da o no el puesto, por ejemplo. Las practicas de no contratación o despido de mujeres embarazadas o con hijas o hijos Condiciones

11 Capacitación Horarios de capacitación fuera de las horas laborales, y si las mujeres generalmente se siguen encargando de las tareas domésticas y del cuidado de las familias, su posibilidad de aprovechar las oportunidades formativas se limita e incluso en ocasiones se anula. Ofrecer opciones de capacitación que refuerzan los roles y estereotipos de género y/o de empleos tradicionalmente asignados a su sexo; limitando el acceso a otro tipo de opciones formativas o trayectorias laborales. Desarrollo profesional Realizar las promociones bajo criterios parciales o sin considerar los resultados de la función, sino a partir de creencias sobre hombres como capaces de hacer el trabajo o tener un puesto de mando por su naturaleza de líderes y porque ellos si pueden dedicarle todo el tiempo a su trabajo ya que no necesitan involucrase con el ámbito doméstico ni con el cuidado de las familias. Igualdad de oportunidades y compensaciones El otorgamiento de estímulos y apoyos basado en la antigüedad-continuidad, donde las ausencias por maternidad se penalizan. También existen espacios laborales donde no se miran las diversas formas de ser mujeres, y se le sigue relacionando principalmente con el papel de ser madres. Por lo que, se niegan otras necesidades que estén fuera de la concepción de maternidad como el tiempo libre propio, la asistencia al servicio público por algún malestar, la independencia y autonomía, el pago de servicios, etc. El limitado acceso a puestos con seguridad social o bien desconocimiento de sus necesidades específicas de salud al brindar los mismos apoyos que a los hombres. Vida familiar y laboral Organización del trabajo que privilegia el cumplimiento de horarios y no el de objetivos y resultados; por ello, cuando una pareja debe decidir cuál de los dos se mantiene en un espacio laboral formal o tener un trabajo fijo se opta por sacrificar el desarrollo profesional de la mujer en el entendido de que ella es la responsable de lo doméstico y del cuidado de las familias. Hostigamiento y acoso sexual Ambientes laborales en donde se permite a las personas en puestos de decisión o mando, generalmente hombres, aprovecharse de su posición para obtener acercamientos de índole sexual a cambio de mantener el empleo u obtener derechos, beneficios o prestaciones. El Estado tiene el reto de construir desde los procesos educativos, las condiciones que propicien la participación de las mujeres (con sus diversidades y necesidades específicas) en carreras no tradicionales, así como proveer las políticas públicas necesarias para incrementar su liderazgo político, social, económico y empresarial. Conforme se logren condiciones de igualdad en el trabajo, será posible un mejor acceso y goce de la seguridad social y de sus beneficios a corto y largo plazo. Aunadas a estas medidas, resulta primordial seguir construyendo el cambio cultural y a niveles estructurales para lograr una participación de los hombres, el sector privado y el Estado en el cuidado de las familias y el trabajo doméstico no remunerado.

12 Resulta pues fundamental combatir todas las formas de discriminación y promover la igualdad de oportunidades y de trato, y construir condiciones que den por resultado el desarrollo de todas las personas a través de su trabajo y así puedan ejercer su derecho al trabajo digno y decente. En especial de aquellos grupos que se encuentran en condiciones de vulnerabilidad como lo son las mujeres. NOTAS 1. Sistema de indicadores de género del INMUJERES. Estructura de la Población. Consultada el 12 de marzo de 2014 en ( 2. García Prince, Evangelina. Hacia la institucionalización del enfoque de género en políticas públicas, FUNDACIÓN FRIEDRICH EBERT. Caracas, enero 2003, p Ver Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Consultada el 19 de marzo de 2014 en: ( p De Beauvoir, Simone. El segundo sexo, Consultado el 24 de junio de 2013 en p Fernández, Ana María. La mujer de la ilusión, Ed. Paidós, Argentina, 1994, p De Barbiere,Teresita. Los ámbitos de acción de las mujeres en Repercusiones de la crisis, actores y problemas urbanos en torno a la democracia, Revista de Sociología, UNAM- Instituto de Investigaciones Sociales, México, 1991, p Ibidem. 8. Abramo, Laís. Trabajo decente y equidad de género en América Latina. Oficina Internacional del Trabajo. Santiago, 2006, Consultada el 11 de marzo de 2013 en ( p Íbidem. 10. Sistema de indicadores de género del INMUJERES. Tasa de participación económica de la población de 14 años y más por sexo. Consultada el 20 de marzo de 2014 en cve_indicador=489&switch=1&descripcion2= Tasa&indicador2=465&original=1&fuente=465.pdf&IDNivel1=4 ( Tasa&indicador2=465&original=1&fuente=465.pdf&IDNivel1=4) 11. PNUD, OIT e INMUJERES. Trabajo y familia: hacia nuevas formas de conciliación con corresponsabilidad social, México, Consultada el 15 de febrero de 2013 en ( p Ariza. Marina y Orlandina Oliveira, Cambios y continuidades en el trabajo, la familia y la condición de las mujeres en Estudios sobre las mujeres y las relaciones de género en México: aportes desde diversas disciplinas, El Colegio de México, México, 2002, p Burín, Mabel. Las fronteras de cristal en la carrera laboral de las mujeres. Género, subjetividad y globalización. Anuario de Psicología. Vol. 39, no 1, Facultad de Psicología- Universidad de Barcelona, 2008, p Consultado el 14 de febrero de 2013 en ( 14. Ariza. Marina y Orlandina Oliveira, Cambios y continuidades en..., p INEGI. Cuéntame. Consultada el 15 de febrero de 2013 en (

13 16. OIT. Alerta laboral, nuevas publicaciones. Consultado el 24 de junio de 2013 en [la].pdf ( [la].pdf), p. 16 y NMUJERES. Maternidad y paternidad responsable: el reto. Comunicado de prensa no de mayo de Consultado el 24 de junio de 2013 en maternidad-y-paternidad-responsable-elreto ( maternidad-y-paternidad-responsable-el-reto). En la actualidad, 43.3% de mujeres participan en actividades económicas de mercado frente a un 76.9% de hombres. Esto nos indica que más de la mitad de las mujeres no ejerce una actividad pagada. Para mayor información ver: 1 día de reflexión x 364 de trabajo. Consultada el 20 de marzo de 2014 en: ( 18. Abramo, Laís. Trabajo decente y equidad de género en América Latina. Oficina Internacional del Trabajo. Santiago, 2006, Consultada el 11 de marzo de 2013 en ( p. 2