Colegio Santo Ángel de la Guarda San José de Cúcuta Reconocimiento Oficial 1156 del 5 de junio de 2014

Transcripción

1 ASIGNATURA: FILOSOFIA DOCENTE: Esp. ELGAR JAVIER GALVIS PEÑA PERIODO: PRIMERO CALIFICACI ÓN G T G C TA E TITULO: Antropología FECHA: ESTUDIANTE: GRADO: DECIMO Cuerpo y alma Existe una tradición filosófica de gran recorrido que intenta comprender al ser humano a partir de dos dimensiones: la que denominamos cuerpo y otra que ha sido nombrada con términos como alma, espíritu o mente. La relación entre alma y cuerpo ha sido, y aún sigue siendo, una de las cuestiones más debatidas a lo largo de la historia de la filosofía. Por un lado, el término cerebro se refiere a un órgano principal del sistema nervioso, por lo que su última referencia es la dimensión corporal humana. Por otro, con la palabra mente se pretende nombrar esa otra dimensión intelectual, afectiva, volitiva, psíquica y espiritual que también tenemos las personas. La concepción del alma ha sido sumamente problemática porque, en gran medida, de ahí deviene toda una concepción metafísica del mundo. Es decir, concebir el alma como material o inmaterial tiene consecuencias sobre el tipo de existencia y el tipo de realidad que una teoría admite. Veamos algunas concepciones en torno a la relación entre cuerpo y alma. Teorías dualistas Según las teorías dualistas, el ser humano no puede reducirse ni a un espíritu solo ni a una sola materia sino que está compuesto por esos dos elementos. Dualismo platónico Para Platón, el verdadero ser humano es el alma. Sin embargo, en el mundo material, el alma está unida accidentalmente a un cuerpo material. Según los planteamientos platónicos, el alma del ser humano, caracterizada como una entidad inmortal e inmaterial, existe antes de unirse al cuerpo y es el principio vital que mantiene al cuerpo vivo y en constante movimiento. El cuerpo, en cambio, es completamente material y mortal, y Platón lo describe como una prisión en la que el alma está encerrada durante la vida terrenal. Así, aunque el hombre tenga una serie de deseos y necesidades materiales, lo propio del hombre está en un mundo inteligible e intangible. Hilemorfismo Según afirma Aristóteles en De anima, el alma y el cuerpo son dos elementos complementarios e inseparables de una única realidad o sustancia: la del ser humano. Esta teoría se denomina hilemorfismo y postula que toda entidad se entiende como una composición de una materia con una forma particular, en donde el alma de un ser vivo se concibe como la forma de su cuerpo, mientras que el cuerpo es su base material. Esta teoría es un dualismo bastante particular porque, aunque distingue entre dos principios sustanciales, subraya que estos solo se pueden separar en nuestra imaginación, mientras que en la realidad siempre van unidos. Precisamente como Aristóteles afirma que el alma no puede existir sin el cuerpo, resulta sumamente complicado mantener, en esa teoría, que el alma sea inmortal. Dualismo cartesiano Como oposición a la visión aristotélica del hombre, puede encontrarse el dualismo cartesiano. René Descartes ( ) se basó en las concepciones científicas de autores del Renacimiento y en la razón humana para desarrollar su teoría, cuya intención era la de estar ceñida a las leyes y principios de las ciencias naturales. Mediante un complejo razonamiento, Descartes afirma que el ser humano se halla compuesto por la unión de dos sustancias completamente distintas: el cuerpo, sustancia extensa, y la mente, sustancia pensante.

2 Descartes fue el primero en construir una teoría unificada del alma que respondiera al desafío de la modernidad de elaborar una visión no aristotélica del mundo. Uno de sus grandes cambios, si bien puede parecer nimio pero que en realidad encierra un gran potencial de cambio, es de naturaleza terminológica: Descartes prefiere utilizar la palabra mente en lugar de la palabra alma, ya que la segunda contiene una serie de prejuicios aristotélicos que suponen que el alma es la vida o la fuerza vital de los organismos, visión que Descartes no comparte. El dualismo cartesiano afirma que entre la mente y la materia existe una total independencia ontológica, conceptual y explicativa. Descartes une esta tesis con una psicología materialista y mecanicista que afirma que muchas funciones que llamamos psicológicas, como la percepción de sensaciones o las emociones, pueden ser explicadas en virtud de puras relaciones causales que se dan en el cerebro y en el sistema nervioso. El dualismo y la psicología mecanicista permiten articular una visión de lo mental que no supone, del todo, una amenaza para la concepción moderna de la naturaleza como algo puramente material y causal. Por un lado está la mente propiamente dicha, para la que se reservan las funciones cognitivas más elevadas, como la consciencia, el pensamiento lógico y el uso significativo del lenguaje. En cambio, las funciones más básicas, como el movimiento en el ambiente, son explicadas usando todo un arsenal de conceptos fisiológicos dentro de un modelo mecanicista de relaciones causales. Así se logra una visión de muchas funciones mentales dentro de un modelo puramente material, es decir, que se explican desde el puro funcionamiento del cerebro y del sistema nervioso. Sin embargo, algunas funciones no pueden explicarse mediante la psicología materialista de Descartes y, por ende, es necesario reservar un espacio para una visión de la mente inmaterial. El problema central de la visión cartesiana de la mente fue evidente aun para el mismo Descartes: la interacción entre la mente, algo inmaterial, y el cuerpo, o el cerebro, algo puramente material. Tal interacción es necesaria para explicar la experiencia perceptual y la acción intencional. Percibir es en parte ser afectado por el mundo material y, por ende, tiene que activarse algo material, como el cuerpo o el cerebro, pero también es en parte algo que se da en la mente. La actuación también es algo que se desarrolla en el mundo material, pero que se origina en la mente. La solución cartesiana al problema de la interacción fue postular que hay una conexión entre ambas realidades en la glándula pineal, situada bajo el cerebro. Sin embargo, esta solución ha sido fuertemente criticada por diversos filósofos porque resulta bastante simplista. Teorías monistas Una posible reacción al dualismo cartesiano puede ser afirmar que realmente el concepto de mente es insostenible y que, por lo tanto, hay que optar por una explicación de los fenómenos mentales o cognitivos en términos materiales. Ya que la relación entre cuerpo y mente es sumamente difícil de explicar, los procesos mentales se pueden entender a partir de puras interacciones de elementos del mundo material y que son empíricamente observables: interacciones del cerebro, del sistema nervioso, del cuerpo y del ambiente. Esta propuesta lleva el nombre de monismo. Materialismo fisicalista El materialismo fisicalista o fisicalismo, defendido por autores como Paul Feyerabend ( ), busca reducir la cognición a procesos fisicoquímicos o neurofisiológicos. Por ejemplo, ante un estado mental como la creencia de que va a llover, el materialismo diría que esa creencia puede ser explicada por un patrón de activación de las neuronas en el cerebro del sujeto. Conductismo El conductismo, defendido por autores como B. F. Skinner ( ), postula que los fenómenos mentales pueden ser explicados desde la conducta. Retomando el ejemplo anterior, un conductista diría que la creencia de una persona de que va a llover no es diferente de unas disposiciones a comportarse de cierta manera: tomar un paraguas, vestirse abrigadamente, etc Materialismo emergentista El materialismo emergentista o emergentismo, defendido por investigadores como Mario Bunge (1919), no considera que lo mental se reduce a lo físico pero sí que emerge evolutivamente de lo físico. Según Bunge, solo existe una sustancia, que es material, con muchas y diferentes propiedades. De esta manera, la materia es algo dinámico que llega a articularse en diversos niveles: el fisicoquímico, el biológico y el mental.

3 Simbolismo computacional El simbolismo computacional propone que la mente se debe entender como una serie de procesos de naturaleza computacional, es decir, como los algoritmos de los computadores. Esta teoría comprende los fenómenos cognitivos como procesos computacionales y explica la percepción como la captura de información del ambiente y la actividad humana como un sistema de ejecución de planes. La idea de unos procesos computables implementados por un sistema físico, como se da en los computadores, sirve como modelo explicativo de los procesos cognitivos del cerebro. Esto permite entender la mente como algo diferente de los procesos del cerebro, pero sin necesidad de postularla como una entidad inmaterial: la relación entre la mente y el cerebro es la misma que hay entre los programas y los computadores. La inteligencia Naturaleza de la inteligencia El introspeccionismo fue la teoría de la mente dominante del siglo XIX. Según ella, la inteligencia es una propiedad de la mente: ser inteligente es tener una cierta manera de representar, almacenar y procesar la información. Sin embargo, autores de corte conductista, como Skinner ( ), han considerado que la inteligencia es mejor entendida como una propiedad de la conducta. Desde esta perspectiva, un ser inteligente lo es cuando se comporta de una manera que describimos como inteligente. Las razones para considerar la inteligencia como una propiedad de la conducta son completamente pragmáticas y radican en que, si la inteligencia es una propiedad de la mente, no podemos estudiarla puesto que los procesos mentales solo parecen ser accesibles al sujeto mismo. En cambio, si pertenece a la conducta, tenemos un proceso público que puede ser evaluado y analizado. No obstante, ambas posturas parecen ser inadecuadas. Por una parte, el introspeccionismo tiene un problema señalado por el conductismo. Por otra, el conductismo reduce la inteligencia a la conducta, lo que tampoco parece ser adecuado. Por ejemplo, supongamos un robot que exteriormente es idéntico a un ser humano pero cuyos movimientos están controlados por un computador interno. Supongamos, además, que ese computador genera por azar las órdenes que hacen que el robot se mueva. Aun cuando ese robot se comportara de una manera que consideremos inteligente, el hecho de que esa acción se genere por azar invalida la supuesta inteligencia. La ciencia cognitiva, en un intento por conciliar las dos posiciones, ha entendido la inteligencia como algo que se manifiesta en la conducta pero que involucra no solo a la conducta misma sino también a los procesos mentales que la generan. Partiendo de la concepción cognitiva de la inteligencia, es necesario explicar cómo se atribuye la inteligencia y cómo se genera una conducta inteligente. Una postura que existe en la ciencia cognitiva, defendida por autores como George Miller (1920), afirma que una persona es inteligente en la medida en que su comportamiento está encaminado hacia la solución exitosa de problemas. Miller entiende la noción de problema no como una dificultad o como algo negativo, sino simplemente como un estado del mundo, por lo que la solución de un problema se entiende como el proceso para encontrar una manera de cambiar el estado actual del mundo por otro mayormente deseable. Sin embargo, eso no es suficiente para entender la inteligencia. Es necesario, además, tener una explicación de cómo se origina esa conducta. La explicación del origen de tal conducta se ofrece utilizando la noción central de plan: los seres cognitivos reconocen una situación no presente como deseable, utilizan sus conocimientos, su memoria, su creatividad y sus habilidades para evaluar las diferentes opciones que se presentan y finalmente transformar el estado actual del mundo en ese estado deseable. Luego de esa planeación, escogen la mejor opción e intentan ejecutar una serie de movimientos para llevarla a cabo Otra perspectiva cognitiva concibe la conducta inteligente no en virtud de la solución de problemas, sino en relación con las nociones de flexibilidad y adaptación: ser inteligente es comportarse de una manera que se adapte a los cambios que hay en el ambiente. Por ejemplo, los planes se construyen en virtud de cómo es el ambiente en un momento determinado para analizar cómo transformar ese estado en otro pero los teóricos de los planes no advierten que el mundo cambia constantemente y, por ende, que se deben adaptar a ellos. Por eso autores como Rodney Brooks (1954) consideran que la inteligencia es mejor entendida como un comportamiento que se adapte todo el tiempo a los cambios del ambiente, perdiendo la rigidez de la noción de plan. Las explicaciones de este tipo de conducta siguen principios como los siguientes: para construir un plan es necesario representar el ambiente, operar sobre esas representaciones, crear opciones, analizarlas y evaluarlas, para poderlas ejecutar. Sin embargo, para adaptarse dinámicamente al ambiente, es necesario concebir que la mente tiene una relación más directa con él. Por ende, es importante, en el plano de la percepción, tener en cuenta que tenemos una relación con el ambiente mismo y que ese ambiente se nos presenta como algo sobre lo que podemos actuar y no solamente como un método de evaluación. Así, ser inteligente sería relacionarse con el ambiente mismo y percibirlo como un plano sobre el que podemos influir.

4 Inteligencia artificial Colegio Santo Ángel de la Guarda La inteligencia artificial es una disciplina que nace en el seno de la ciencia cognitiva. Su objetivo es construir sistemas artificiales que se comporten inteligentemente de una manera robusta, es decir, de una forma en que el origen de esa conducta pueda explicarse en términos cognitivos. Desde su nacimiento, la computación ha sido la herramienta por excelencia de la inteligencia artificial. Comúnmente, en inteligencia artificial se parte de una concepción de inteligencia y de una explicación de su origen. Luego se construyen programas de computador que tengan la estructura de la explicación escogida y que generen instrucciones para comportarse de una u otra manera. En años recientes, a la computación se ha sumado la robótica como otra herramienta para el desarrollo de la inteligencia artificial: dado un programa que genera unas ciertas instrucciones de comportamiento, tales instrucciones se transmiten a un robot, un dispositivo electro-mecánico, que las ejecuta. Sin embargo, nunca se debe olvidar que no es la máquina la que piensa sino que simplemente ejecuta el programa que le ha proporcionado un ser humano. John Searle (1932), por ejemplo, postuló que la inteligencia artificial no puede crear sistemas artificiales inteligentes y que, si ese era su objetivo, la inteligencia artificial era un rotundo fracaso por definición. Para Searle, la inteligencia artificial puede crear un sistema que simule, tal vez con total éxito, la inteligencia. Una perfecta simulación de inteligencia, pero no una inteligencia real, es la máxima aspiración de un robot. Esto es así porque la inteligencia real necesita de la manipulación de propiedades semánticas, como significados, y los programas de computadora solo operan sobre propiedades sintácticas. ACTIVIDADES Descartes y el alma ( ) no hay hombre, por estúpido y embobado que esté, sin exceptuar los locos, que no sea capaz de arreglar un conjunto de varias palabras y componer un discurso que dé a entender sus pensamientos: y, por el contrario, no hay animal, por perfecto y felizmente dotado que sea, que pueda hacer otro tanto. Lo cual no sucede porque a los animales les falten órganos, pues vemos que las urracas y los loros pueden proferir, como nosotros, palabras, y, sin embargo, no pueden, como nosotros, hablar, es decir, dar fe de que piensan lo que dicen; en cambio los hombres que, habiendo nacido sordos y mudos, están privados de los órganos, que a los otros sirven para hablar, suelen inventar por sí mismos unos signos, por donde se declaran a los que, viviendo con ellos, han conseguido aprender su lengua. Y esto no solo prueba que las bestias tienen menos razón que los hombres, sino que no tienen ninguna: pues ya se ve que basta muy poca para saber hablar. René Descartes, Discurso del método. Cómo argumenta Descartes que el alma de los animales es de una naturaleza diferente a la de los hombres? Según Descartes, por qué el lenguaje humano es tan especial? Crees que Descartes supone que el hombre es superior a los animales? Justifica tu respuesta con ejemplos del texto.

5 !! Colegio Santo Ángel de la Guarda Tal vez la mayor dificultad con la que se encontró Descartes al desarrollar su teoría dualista fue la de explicar cuál es la conexión que se da entre la mente, entidad inmaterial, y el cuerpo, entidad material. Consideras que la explicación que da Descartes para solucionar este problema es satisfactoria? Justifica tu respuesta. Responde las siguientes preguntas.

6 Consideras que los robots SWORDS pueden considerarse sistemas de inteligencia artificial? Justifica tu respuesta. Consideras adecuado que las teorías sobre la mente se utilicen para construir armas o crees que esos conocimientos se deberían desarrollar en otras áreas?