UNIVERSIDAD HISPANOAMERICANA MAESTRÍA EN ADMINISTRACIÓN EDUCATIVA ETICA PROFESIONAL DOCENTE PROF. M.SC. RODOLFO SÁNCHEZ ALVARADO

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1 UNIVERSIDAD HISPANOAMERICANA MAESTRÍA EN ADMINISTRACIÓN EDUCATIVA ETICA PROFESIONAL DOCENTE TEMA: EL CONTEXTO ETICO MORAL DE LAS RELACIONES EDUCADOR EDUCANDO PROF. M.SC. RODOLFO SÁNCHEZ ALVARADO ESTUDIANTE: GISELLE FALLAS HIDALGO 2 016

2 INTRODUCCION La vida escolar requiere un trabajo permanente alrededor de un proyecto ético, que haga conscientes a todos los participantes de la necesidad de criterios, normas, actitudes que favorezcan la convivencia en el aula con el educador y permitan el desarrollo de los educandos. Valores como el respeto mutuo, la cooperación, la reciprocidad, la equidad, la libertad, la solidaridad, la democracia, el sentido de la responsabilidad y cuidado de uno mismo, de los otros, de la naturaleza son indispensables para el desarrollo de la autonomía en los alumnos. Estamos capacitados los docentes para acercarnos de forma asertiva a los alumnos? O preferimos dar clases de forma magistral y ver a todos por igual sin tomar en cuenta sus diferencias individuales, a pesar de que vivimos en una sociedad en constante cambio. Formar personas capaces de pensar por sí mismas, de actuar por convicción personal, de tener un sentido crítico, de asumir responsabilidades, requiere reconocer sus capacidades para asumir los valores, actitudes, normas que le trasmiten los diferentes ámbitos de socialización, al tiempo que se reconoce su capacidad de apropiarse activamente de estos contenidos culturales y recrearlos y construir nuevos valores.

3 EL CONTEXTO ETICO MORAL DE LAS RELACIONES EDUCADOR EDUCANDO Si bien es cierto el sistema educativo y, por tanto, las instituciones escolares son una construcción social e histórica. La sociedad actual reclama una educación de calidad en todos los aspectos, aunque por desgracia en la mayoría de los casos se desconoce quiénes son los responsables de brindar la educación de calidad en nuestras escuelas. Aún los que nos encontramos inmersos en la labor educativa en muchas ocasiones desconocemos cuáles son los factores que debemos vigilar para estar en condiciones y considerar como un trabajo de calidad la labor que se realiza día con día en las aulas y no prestamos atención a los perfiles que debemos conseguir en la labor docente con nuestros educandos. Las clases no son para alumnos abstractos; son para alumnos concretos y específicos. Por ello y en nuestra opinión, la enseñanza no es una técnica sino una relación. El aprendizaje ocurre en una relación del alumno con el docente. Jacques Delors (1996: 166) indica que «la fuerte relación que se establece entre el docente y el alumno es la esencia del proceso pedagógico», opinión que bien resume la importancia de las relaciones entre el alumno y el profesor, quienes de acuerdo a sus expectativas hacia el aprendizaje desarrollarán una buena o mala relación. A través de los tiempos el maestro es visto como un modelo de la sociedad en el que los padres confían y ponen a disposición a sus hijos para que les enseñen normas, valores, cultura, a leer y escribir entre otros. En las años anteriores la figura del docente era vista como autoridad, de respeto, modelo de integridad y valores éticos y morales de gran importancia, encargado de trasmitir cultura, reconocidos por la familia y los estudiantes, la autoridad que significaba el maestro en el aula hacía que los alumnos lo respetaran por encima de todo, esto además, se veía fortalecido paralelamente por la labor que se desarrollaba en la familia del alumno, ya que dentro de ella los padres inculcaban a sus hijos la idea de obediencia al maestro, hasta el punto que depositaban en él confianza para que ejecutara los correctivos que, a su juicio, sus hijos merecieran, imponiendo una rígida disciplina basada en el castigo, en el temor o en el maltrato físico o psicológico, el lema era la letra con sangre entra Una idea de respeto hacia el maestro que, además, se veía fortalecida paralelamente por la labor que se desarrollaba en el seno de las propias familias de los alumnos, en el sentido que dentro de ellas los padres inculcaban a sus hijos la idea de obediencia al

4 maestro, hasta el punto que depositaban en él su total confianza para que ejecutara las reprimendas que, a su juicio, sus hijos merecieran. Cuando algún alumno se quejaba en la casa de la severidad del maestro, la respuesta que se utilizaba en tales ocasiones por parte de sus padres era: algo habrás hecho. Es decir, era la familia del alumno la que afianzaba la autoridad del maestro, así como el respeto que se le debía guardar en el aula. Actualmente nos enfrentamos algunos estudiantes indisciplinados con familias ausentes que ven la escuela como una guardería donde el maestro cada día debe enfrentarse a diferentes situaciones por problemas de conducta, generando más deberes y menos derechos. El padre exige educación de calidad pero sin compromiso de velar por la disciplina del hijo. En los primeros años de la escuela, había una división del trabajo entre la escuela y la familia. Hoy, la escuela tiene que responder a una demanda de sociabilización del alumno, tiene que enseñarle cómo comportarse, el respeto a las reglas, a no agredir, no pegar, no escupir en el suelo entre otras conductas más. Todas cuestiones que en el modelo tradicional correspondía a las familias. Eso se llamaba educación. Esos valores antes correspondían inculcarlos a la familia y el maestro daba por un hecho que cuando el alumno ingresaba al sistema escolar llegaba con esa base a la escuela. Hoy en día no es así sino que se le agrega esta tarea al docente. Por ello, cuando se habla del docente, se entenderá que se busca en él una enseñanza con calidad educativa, sobrentendida como la concepción de su labor profesional; al compromiso asumido ante la institución en la cual brinda sus servicios; es decir, se entiende que ha asumido un compromiso profesional. Educar, sin duda alguna, es humanizar. ( ) es creer y confiar en el ser humano y estar dispuestos, permanentemente, a engrandecer en todos, y en cada uno de nuestros alumnos, la globalidad de sus posibilidades, es decir, a engrandecer en ellos el potencial de inteligencia, de sensibilidad y solidaridad ( ) que late en su humanidad. ( ) si educar es humanizar, ( ) los educadores somos, en realidad creadores de humanidad ( ) (Bazarra, Casanova, García,2005:13) (1) También, nos parece importante reconocer que en el proceso de enseñanza aprendizaje no solo entran en juego los conocimientos pedagógicos del profesor, sino también, el vínculo emocional que se establece entre docentes-dicentes y que permite al mismo tiempo establecer una relación humana sincera y transparente entre ellos.

5 De manera que el sistema educativo se encuentra en una sociedad cambiante que le exige un proceso de reforma continuo con la finalidad de buscar los mejores resultados. Para los estudiantes de escuela primaria el maestro inspira confianza al cual los niños tienden a imitar. Es un modelo dentro del proceso de enseñanza y aprendizaje de los estudiantes. Esto significa que el maestro en el escenario educativo tendrá que modelar conductas dignas, pertinentes, valiosas y apropiadas de un individuo debidamente educado. Por ésta razón el maestro debe reflexionar sobre sus debilidades y fortalezas con el propósito de mejorar su auto-desarrollo como un profesional educado y altamente cualificado. Es un deber del profesional en docencia como formador de personas y no sólo de profesionales en un área particular. Toda persona que inicia una carrera toma una decisión, establece un compromiso consigo mismo y con el grupo social, un compromiso que implica la búsqueda constante de superación y excelencia en la labor por realizar; una constante actualización de los conocimientos y una dignificación permanente de su práctica. El compromiso profesional incluye la calidad de la enseñanza y lo que esta implica como; la creatividad, el amor a la profesión y la franca oposición a la desidia mental y la mediocridad. El humanismo transforma en un servidor público a quien lo profesa; en una persona consciente de sus derechos pero también de sus deberes para con el todo social. Porque se debe tener presente y no dejar de lado que la maestra o el maestro, encontrarán en el aula la más diversa variedad: unos alumnos tímidos, otros extrovertidos, unos líderes, otros sumisos, unos ávidos de conocimiento, otros apáticos, unos agresivos, otros condescendientes, unos colaboradores, otros independientes. Es así que el ambiente en el que nos desarrollamos es también el principal responsable de nuestras conductas, por eso nuestra educación dependerá mucho de las condiciones ambientales, familiares y contexto natural en el que crecemos y nos desarrollamos. Estará el que no quiere a la profesora, la que llega forzada a la escuela, el que llega feliz, el que no se expresa, la que quiere ser modelo, el que se opone a todo, la sociable, el

6 que se apega a la profesora, el que impone el desorden, los que forman pandilla, en fin una especie de microcosmos rico y complejo. Es de suma importancia darnos cuenta que como docente no se tiene la misma posición que el alumno en el aula. En muchas ocasiones tendemos a distanciarnos mucho de nuestros estudiantes y ello conlleva un cierto peligro. A mayor distanciamiento con tus alumnos, más difícil se hace ganarse su respeto, ya que te ven más como una autoridad que como un docente con ganas de transmitir valores y conocimientos. La escuela logra en sus alumnos ciertos aprendizajes y comportamientos planificados y no planificados, currículo oculto que es el telón de fondo en el que se van configurando unos significados y valores de los cuales el grupo de profesores y alumnos no son plenamente conscientes. Relaciones del docente con los alumnos: Otra cuestión de suma importancia para la educación es que del comportamiento del profesor dependerán las buenas relaciones entre ambos. La comprensión del alumno es fundamental para que se establezcan lazos de simpatía y de amistad con el profesor, para que sean alcanzados los objetivos de la educación: El profesor debe cultivar una actitud de justicia y trato igualitario para con sus alumnos, con relación a la atención y consideración, independientemente de las condiciones sociales y económicas de los mismos. Para ser verdaderamente equitativo, debe tratarlos conforme a sus diferencias individuales, tomando en consideración la inteligencia, la timidez, el temperamento, la formación, las aspiraciones, etc. Nada desalienta más a los alumnos que la comprobación de que el profesor tiene preferencias por uno u otro compañero. Si la escuela en su conjunto educa, el maestro con sus actuaciones también lo hace. Muchos de ellos se convierten en modelos para los estudiantes, otros al contrario despiertan un claro rechazo. Esta selección que hacen los alumnos de sus profesores es una de las razones que debe llevar a reflexionar al docente sobre su papel como educador. Se educa no solo con el discurso, también con la forma en que este se exprese, de ahí la importancia del tono de voz, la actitud, el respeto, la vitalidad o el desgano y con los ademanes y gestos, en fin con todo lo que se hace y se deja de hacer.

7 El tono de voz es un aspecto determinante para ganarse el respeto de tus alumnos. En muchas ocasiones nuestro tono de voz determina el quehacer de una sesión lectiva. Hay que evitar un tono monótono y cansino porque provoca que el alumno deje de escucharnos. En muchas ocasiones nuestro tono de voz no es el adecuado y refleja con demasiada claridad nuestro estado de ánimo. Es importante que nuestra voz refleje decisión y pasión, que nos creamos aquello que estamos transmitiendo, que seamos verosímiles en nuestras explicaciones, porque no es mejor profesor el que tiene mayor tono de voz. Además del tono de voz hay muchos factores que se deben desarrollar en el aula para ganarse el respeto de los alumnos, también es la actitud corporal con la que afrontamos una clase. Es fundamental que noten nuestra presencia en el aula en todo momento. Nuestra actitud corporal debe ser decidida y enérgica porque en muchas ocasiones transmite mucho más que nuestra voz. Debemos ser capaces de utilizar todo nuestro cuerpo para captar la atención de nuestros alumnos. Es de gran importancia el lenguaje no verbal es un tipo de lenguaje que complementa nuestras enseñanzas y es una herramienta muy útil para reforzar los contenidos. Para ello es recomendable algunas prácticas necesarias en el aula. Gesticular con las manos cuando pretendamos destacar un aspecto que nos parece importante. Movernos continuamente por toda la clase. No gritar Ser expresivos con nuestro rostro a la hora de manifestar sentimientos, deseos, órdenes Caminar erguidos y con paso decidido y firme. Mirar al alumno que nos está hablando en ese momento.

8 Estar callados y utilizar nuestro cuerpo cuando en el aula se producen conductas disruptivas. Hay veces que un gesto es mucho más eficaz que dar una orden de forma oral. El profesor debe aprovechar cada oportunidad para aproximarse individualmente a sus alumnos, con el objeto de interpretarlo mejor en sus realidades existenciales, en sus estudios y aspiraciones. Es muy importante que no vacilemos durante la clase sobre lo que se va a trabajar. Es el docente el que decide en todo momento qué hacer en el aula. De no ser así el respeto de vuestros alumnos se verá afectado porque perderéis capacidad de decisión y de control del aula. Nosotros somos los encargados de los contenidos de la programación y de llevarlos a la práctica. La importancia de la empatía como un factor clave en la relación entre alumno y docente. Escuchar con atención a nuestros alumnos y asentir la cabeza ayuda ganarnos su respeto, los estudiantes valoran enormemente que conectemos con ellos, que nos hagamos partícipes tanto de sus logros como de sus fracasos, tanto de sus alegrías como de sus preocupaciones. Ser docente y no darle la importancia y la dedicación a los alumnos es algo que no concibo en la educación. Aquellos docentes que carecen de empatía son, por lo general, aquellos que tienen más problemas de relación con un grupo. Los estudiantes se convierten así en los primeros jueces de sus profesores, cuestionando su coherencia entre la teoría y la práctica y entre sus diferentes formas de expresión. Se debe practicar con el ejemplo pues un profesor que hable de compromiso pero nunca dedica tiempo para sus alumnos, o que constantemente llame la atención sobre la importancia de obrar con criterio propio pero no cumple, pondrá a tambalear cualquier propuesta de educación moral por más cuidado que se haya tenido en su elaboración. Esta realidad deberá llevar al docente a reflexionar sobre su propia formación moral, sobre sus actitudes, comportamientos y prácticas que afectan directamente la labor educativa, participando de ese modo en el mismo proceso de formación moral de los

9 alumnos, haciéndose consciente de la necesidad de ser cada día una mejor persona, digna de credibilidad y en quien sus alumnos puedan depositar su confianza. El filósofo español Ibáñez Martín, en su obra Hacia una formación humanística, señala -asimilando el concepto de formación al de educación- que ella significa: La transmisión o adquisición de conocimientos enlazados con las dimensiones de la vida propiamente humana y provistos de una jerarquía interna que se realiza con el esfuerzo que sea necesario, de modo tal que incite no a un compromiso automático, sino a una posición personal libre, que pueda ser principio, sin violencia, de algo original, de modo que se consiga la plenitud humana.[6] El deber del profesional en docencia como formador de personas y no sólo de profesionales en un área particular, toda persona que inicia una carrera toma una decisión, establece un compromiso consigo mismo y con el grupo social, un compromiso que implica la búsqueda constante de superación y excelencia en la labor por realizar; una constante actualización de los conocimientos y una dignificación permanente de su práctica. El compromiso profesional incluye la calidad de la enseñanza y lo que esta implica como; la creatividad, el amor a la profesión y la franca oposición a la desidia mental y la mediocridad. El humanismo transforma en un servidor público a quien lo profesa; en una persona consciente de sus derechos pero también de sus deberes para con el todo social. La verdadera educación, al mismo tiempo que estimula el aprendizaje de una técnica, debe realizar algo de mayor importancia, debe ayudar al hombre a experimentar, a sentir el proceso integral de la vida. (Krishnamurti, s.f.: 15-19) (2) Si bien es cierto la educación nos prepara para la vida, un maestro es el responsable de estimular el conocimiento y la sabiduría en los alumnos, debemos ser conscientes que hay que enseñar de corazón a corazón y recordar que un día estuvimos en las aulas como alumnos también.

10 CONCLUSION Una educación de buena calidad debe formar en los alumnos el interés y la disposición a continuar aprendiendo a lo largo de su vida de manera autónoma y auto dirigida; a transformar toda experiencia en una ocasión para el aprendizaje, propiciar la capacidad de los alumnos de reconocer, plantear y resolver problemas; de predecir y generar resultados; de desarrollar el pensamiento crítico; brindándoles a los alumnos los elementos necesarios para conocer el mundo social y natural en el que viven Por otra parte, la moral de un docente debe ser práctica constante dado que cada uno de ellos evalúa los fines de la vida humana de sus educandos enseñándoles las reglas y normas de conducta adicionales al conocimiento que impera en los contenidos de sus programas educativos de cada una de las instituciones de enseñanza La finalidad de la educación ( ) no es la de una salvación ultraterrenal. Se trata de una finalidad inmanente e histórica: formar el hombre para él mismo y para la sociedad (Citado en Bernardini y Soto, 1998:32) (17) El respeto de un profesor viene determinado por sus actuaciones en el aula. No tiene nada que ver con el hecho de ser hombre o mujer, de ser un profesor recién llegado o un veterano. Ganarse el respeto de los alumnos viene determinado por nuestro trabajo, por nuestra profesionalidad, por nuestra dedicación y preparación y por la pasión con que llevemos a cabo nuestras sesiones lectivas. La actividad educativa no es solo un acto unilateral de transmisión o de incorporación pasiva de saberes y conocimientos. La educación es también un proceso mediante el cual el propio sujeto crea y recrea los sentidos del conocimiento.

11 BIBLIOGRAFIA El docente la enseñanza y su formación ética ( página 4 ) Rescatado de internet el día 26 de abril de Etica Hernández G. (Agosto 2010) Vol 2, Nº 18. Formación docente y desarrollo ético Universidad el Valle de México Marlasca, A. (2001). Introducción a la ética. Costa Rica: EUNED. Ortega, P., Mínguez, R. (2001). La educación moral del ciudadano de hoy. Barcelona: Paidós. Revista número 13 de Diciembre de 2004 REVISTA digital Investigación y Educación. Rescatado de internet el día 25 de abril de2016