Dossier de Prensa EXPOSICIÓN. Un Museo mucho más que centenario

Transcripción

1 Dossier de Prensa EXPOSICIÓN Un Museo mucho más que centenario

2 Ámbito I. Una mirada al pasado Los orígenes del Museo de Mérida se remontan al año 1838, fecha de su creación oficial. Hasta entonces, las antigüedades emeritenses estaban dispersas por la ciudad o habían sido expoliadas. Desde el Renacimiento, se difunde un coleccionismo nobiliario e ilustrado que, para exorno de los palacios o como ornato ciudadano, salva las piezas arqueológicas de su pérdida o total destrucción. Mención especial merece el esfuerzo del ayuntamiento del siglo XVII, erigiendo monumentos de nuevo cuño en honor de la Patrona de la ciudad, en los que se insertará una espléndida representación del mejor arte romano. Escultura de personaje masculino vistiendo la toga. Siglo I d.c. Hallado en el Foro de la Colonia, fue retallado en el siglo XVII para convertirlo en efigie de Santa Eulalia, patrona de Mérida. A la pieza original se le añadieron la cabeza y los brazos. En las manos sostiene el horno, instrumento de su pasión, y la palma del martirio. En la zona inferior son visibles los restos de los plieges de la toga. Esta estatua, junto con otras piezas de época romana, formó parte del llamado Obelisco de Santa Eulalia. Desmontado porque amenazaba ruina, sus piezas están depositadas en el Museo. La creación de la Subcomisión de Monumentos de Mérida, a finales del siglo XIX, supondrá la institucionalización de la Arqueología. Los prohombres de la cultura emeritense iniciarán una recogida sistemática de piezas arqueológicas embrión del futuro Museo, y habilitarán para su custodia la antigua iglesia desamortizada de Santa Clara, donde hoy la Colección Visigoda del Museo.

3 Mortero de solero plano y asideros, ejemplo genuino del mobiliario doméstico de Augusta Emerita. El carácter excepcional de la pieza radica en el material en que fue realizado: pórfido egipcio. Inscripción funeraria del siglo I d.c. perteneciente a la familia Helvia - una de las de mayor prosapia de la colonia-, que detentó importantes cargos públicos civiles y religiosos. Perteneció la colección epigráfica del historiador emeritense y Cronista del siglo XVII Bernabé Moreno de Vargas. Durante siglos estuvo embutida en la fachada de su casa solariega hasta que, demolida ésta, pasó al Museo. Será a partir de 1910, fecha del inicio de las excavaciones sistemáticas, cuando las colecciones se incrementen considerablemente. Piezas arqueológicas del antiguo teatro, del mitreo o de las áreas funerarias determinarán la necesidad de contar con una instalación museológica acorde a los tiempos, jugando un destacado papel el benemérito Maximiliano Macías, padre de la moderna arqueología emeritense. Durante décadas, el Museo será el único garante de la arqueología, rescatando, custodiando, investigando y difundiendo las colecciones.

4 La colección de escultura del Museo es de las más importantes de la Península Ibérica. En ella destacan piezas singulares como este togado de pequeñas proporciones, el único de su clase conservado en Mérida. En la categoría de escultura animalística de época romana del Museo sobresale esta pieza que, a pesar del maltrato del tiempo, encierra gran interés. Debió proteger simbólicamente un mausoleo, como era la norma en este tipo de leones funerarios.

5 El Museo, desde su creación, no ha dejado de crecer, de proyectarse al exterior, y se ha convertido en un auténtico referente de las investigaciones del mundo romano. En la actualidad se trabaja en la ampliación de la sede y un nuevo edificio que albergará las ricas series visigodas, las más importantes de la Península Ibérica, de la que presentamos esta ilustrativa muestra compuesta por un cancel y una ventana. Con ocasión de la celebración del Bimilenario de la ciudad en 1975, el Museo Arqueológico de Mérida pasa a ostentar la denominación y categoría de Museo Nacional de Arte Romano. Se inician también las gestiones para la construcción de una nueva sede, cuya obra arquitectónica un hito en la arquitectura y la museología modernas, será encomendada al prestigioso arquitecto Rafael Moneo. El edificio será inaugurado en 1986.

6 Ámbito II. 175 años a través de las colecciones del Museo La exposición continúa en la Sala IX de la Planta Segunda del Museo, donde se pretende ofrecer una visión del mismo en el que los protagonistas sean toda una serie de piezas de la institución. No se trata de objetos tan vistosos o trascendentales como los exhibidos en la exposición permanente, pero sí de elementos que, de algún modo, nos narran calladamente la historia del Museo desde sus orígenes más remotos hasta hoy. Para ello se han escogido fundamentalmente piezas de los almacenes del Museo que no han sido exhibidas en los últimos años, la mayoría custodiadas en los almacenes. Consisten en ejemplares curiosos, más por su historia que por sí mismos, y entre los que podemos encontrar desde un ara conocida desde siglos antes de la creación de la institución; la pieza número 1 de nuestros inventarios; una muestra de un lote de terracotas procedentes de Italia y depositadas por el Museo Arqueológico Nacional en Mérida en los años 60; o la lápida de un individuo de Bilbilis (actual Calatayud) que ilustra la nueva fase de entendimiento con el Consorcio de la Ciudad Monumental. Ara de la médico Iulia Saturnina. La pieza la menciona por vez primera Moreno de Vargas a comienzos del Siglo XVII. Guarda el interés de ser relacionada desde el momento de su hallazgo con la figura de una mujer médico como las que sabemos por Marcial que existían en Roma, aunque especializadas en asuntos ginecológicos y atenciones a los partos. Quizá en relación con esta última cuestión se nos muestre al dorso del ara expuesta la representación de un niño en pañales. La muestra atenderá a un orden cronológico en el que se ilustren las tres grandes fases de la institución: la prehistoria del Museo, su fundación y su devenir en el Siglo XIX; la trayectoria del Museo desde el inicio de las grandes excavaciones en 1910 hasta su redenominación como Museo Nacional de Arte Romano en 1975; y el devenir del MNAR desde su constitución y su instalación en la nueva sede hasta el momento actual. En la primera parte destacaremos la ilustración de cómo muchas piezas salían de la ciudad y su entorno rumbo a otras ciudades del país o incluso del extranjero, como es el caso del Disco de Teodosio, del que el Museo conserva sólo una réplica. También se presentan algunas de las piezas que sí fueron manteniéndose en la ciudad desde antes de la creación del Museo, caso del ara de la médico Iulia Saturnina, o ya en los primeros años de su andadura, caso de un escudo ingresado tras el derribo del palacio del duque de la Roca o de una esfinge donada en 1910.

7 Escultura de esfinge alada. La pieza, hallada en la Rambla de Santa Eulalia, fue donada al Museo por Julián Lergo en el momento de su hallazgo. De este modo nos ilustra la forma en la que solían ingresar las piezas en la institución con anterioridad al inicio de las excavaciones oficiales aquel mismo año. La esfinge expuesta es posible que, tanto por el motivo representado (un conocido animal mitológico de la Antigüedad) como por el contexto de hallazgo, esté relacionado con la decoración de Lucerna con representación de máscara teatral. Esta pieza fue hallada en el recinto de Los Columbarios en las excavaciones que en el solar practicó Rafael Serra Rafols en la Posguerra, e ilustra en este caso el modo en que las piezas comienzan a ingresar sistemáticamente en el Museo a partir de este momento. La selección de material se va haciendo extensiva paulatinamente a piezas no tan vistosas como las recogidas antes pero que constituyen igualmente importantísimos testimonios históricos y culturales. La segunda parte recoge ya la andadura del Museo a partir de ese gran hito que supusieron las excavaciones de Mélida y Macías en el Teatro romano. El mismo Macías elaboró el primer inventario de piezas de la institución. Pero no es hasta la Posguerra cuando realmente nos encontramos a un conservador al frente de la institución, así como con un ordenado ingreso de los materiales hallados en el solar de la ciudad, sea desde las excavaciones practicadas antes de la Guerra Civil, muchas de cuyas piezas fueron almacenadas previamente en el recinto del Teatro romano, o desde las nuevas excavaciones, realizadas entre otros arqueólogos por el director mismo del Museo. Estela de mármol del augustobrigense Iulius Nectar. Paralelamente a los ingresos desde las excavaciones sistemáticas, continúan las donaciones y entregas de particulares al Museo. Una habitual fuente de entregas fue la figura de Ángel Vivas, persona que solía recorrer los vertederos de la ciudad en busca de piezas que, a resultas de las obras practicadas en la misma sin control arqueológico, pudieran haber sido arrojadas en los mismos. En este caso nos encontramos con la estela de un augustobrigense, esto es, alguien oriundo de la antigua ciudad de Augustobriga, situada en las proximidades de la actual Navalmoral de la Mata.

8 La tercera y última parte culmina nuestro recorrido con una panorámica de la institución desde su nombramiento como Museo Nacional en 1975 hasta la actualidad. Aparte de su instalación en la nueva sede de Moneo, desde el punto de vista de las piezas destaca el paulatino fin de la llegada de piezas desde las excavaciones arqueológicas, tras la transferencia de las competencias en materia de arqueología a las Comunidades Autónomas. Tras ello el Museo se centra en las compras y donaciones como única fuente de ingresos hasta el año 2011 en el que se reabre el diálogo con la arqueología en la ciudad, cristalizado al año siguiente en la exposición El Consorcio y la Arqueología emeritense. De la Excavación al Museo. Busto de Procula. Tras el traslado de las competencias en materia de arqueología a las Comunidades Autónomas, el Museo va dejando de recibir ingresos desde las excavaciones hasta prácticamente la actualidad. Por ende, aumentan las donaciones y compras. Esta interesante pieza, que representa el busto de una niña, fue ingresada como donación de la Asociación de Amigos del Museo previa compra de la misma por esta última a un particular. Busto de varón. Una labor inexcusable del Museo es la de excavar en sus propios almacenes y reordenar sus fondos, dando solución a los problemas percibidos o difusión a las novedades. En este caso nos hallamos ante el busto de un varón que, aunque conocido y publicado desde 1918, por diversas circunstancias no ha recibido número de inventario hasta prácticamente el día de hoy.

9 Ámbito III. Las otras colecciones del Museo La vetusta Augusta Emerita suscitó ya desde la Antigüedad el interés de viajeros, eruditos y estudiosos. Plano topográfico de Mérida (Emérita Augusta) que contiene todos los monumentos fenicios, romanos y arabes. Por D. Ivo de la Cortina. Madrid, La descripción de Mérida en Las Vidas de los Padres Emeritenses en época visigoda, la obra de Al-Idrisi en el siglo XII, la de D. Moreno de Vargas a comienzos del Siglo XVII, y las descripciones decimonónicas de Laborde, son un reflejo intemporal de la admiración que provocaron sus milagros arquitectónicos. Las Vidas de los Padres Emeritenses, Amberes, Voyage Pittoresque et Historique de l Espagne, París, A finales del siglo XIX aparece la publicación de estudios con mayor rigor científico influidos por las corrientes de la escuela francesa. Estos fondos forman a día de hoy parte del Patrimonio Bibliográfico Español.

10 Museo. Centro de investigación y documentación El inicio de las excavaciones del teatro romano en 1910 marca el cambio de era en la arqueología emeritense. José Ramón Mélida y Maximiliano Macías, verdaderos artífices del proyecto, comienzan la serie de publicaciones modernas sobre el yacimiento. Al mismo tiempo, la necesidad de documentar el proceso de excavación provoca la introducción de la fotografía como herramienta imprescindible en la arqueología. El Museo Nacional de Arte Romano lidera la actividad investigadora y difusora del patrimonio emeritense. Las actas de congresos y catálogos de exposiciones informan de primera mano sobre las novedades arqueológicas. El estudio del Foro de la colonia, liderado por el personal del Museo, sentó las bases de una nueva visión de la ciudad que se puede ver en la exposición permanente. El Museo colabora con otras instituciones afines para difundir estudios acerca de Augusta Emerita y de la provincia de Lusitania. Su participación es definitiva a la hora de conseguir que Mérida sea uno de los conjuntos arqueológicos mejor estudiados y conocidos del mundo. Estas y otras labores lo confirman como un Centro de Investigación y Documentación de la Romanidad en la Península Ibérica Comisario: Dr. José María Álvarez Martínez, Director. Coordinadores: Dr. José Luís de la Barrera Antón, Conservador. Dña. Ana I. Muñoz Rosado, Administradora. Discurso expositivo: D. Rafael Sabio González, Conservador. Dpto. de Difusión. Dra. Pilar Caldera de Castro, Conservadora. Dña. Nova Barrero Martín, Conservadora. Dpto. de Investigación. D.Agustín Velázquez Jiménez. Conservador. Dpto. de Documentación D. F.Javier Alonso López, Bibliotecario. Dpto. de Documentación. Diseño Museográfico: D. Juan Altieri Sánchez, Restaurador. Diseño Gráfico: D. Ceferino López. Colaboraciones: D.Fernando Garrido Hernández y D. Miguel A. Díaz Rodríguez, Mantenimiento; D. José Mª Murciano Calles, Ayudante de Museos, Dña. Mª José Ferreira López; Dña. Mª Jesús Castellanos Gallo, restauradora, y Centro de Estudios Agrarios del Gobierno de Extremadura.